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Ángel Maligno por HarukaChan

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Cecil había sido la primera en levantarse esa mañana, había tenido un sueño muy extraño en el que el bosque era consumido por unas llamas azules. Y en medio de la destrucción dormía placenteramente su pequeño joven de cabellos platinados y orbes violáceos. Las señales eran algo que ella no solía ignorar, pero incluso si se trataba de una premonición nada podría hacer. Era el pequeño que había criado, y por ello incluso si su existencia representaba la destrucción del mundo, nada haría.

“Pareces preocupada, joven Cecil ¿Tuviste una pesadilla?” escuchó preguntar al anciano protector del bosque que parecía tan calmado como siempre.

—Sí, un sueño en donde todo nuestro hogar era consumido por llamas azules… Por alguna razón no estaba triste, al contrario. Creo que nunca había visto un paisaje tan hermoso —cerró lentamente sus ojos, recordando las llamas que danzaban con el viento, que aumentaba su ferocidad.

“El hecho de ser inmortales no nos asegura existir por siempre. Así como los Dioses mueren al ser olvidados, las deidades también desaparecemos.”

—Los Dioses no desaparecen, caen. Se convierten en demonios llenos de rencor o se convierten en simples espectadores que anhelan el final del mundo actual. Así como el Dios de la iglesia católica, por su culpa el Dios antiguo terminó volviéndose regente del infierno mientras él conseguía plegarias a base de la sangre que sus seguidores le daban —sus orbes se negaban a abrirse, segura de que en su mirada habría una pizca de odio.

“Es así la manera en la que el mundo ha sido decidido. Nosotros no debemos interferir con el orden natural de las cosas. No debemos apoyar ninguno de los dos lados. Ten cuidado con ese remolino de inquietudes, joven árbol. Debes crecer con un tronco firme para que me dejes caer cuando llegue el momento.”

Abrió lentamente los orbes, suspirando —. Lo haré. Debo despejar mi corazón de toda niebla para poder continuar por el camino que me corresponde —sonrió con tranquilidad, antes de empezar a caminar hacia fuera de la cabaña. No tenía ninguna intención de molestar al albino que seguramente dormiría hasta tarde.

Siempre que volvía la hacía preocupar. ¿Estaría comiendo apropiadamente? ¿Tendría una cama cálida a la cual volver? ¿Estaría siendo muy difícil su trabajo? Un sinfín de preguntas siempre la atormentaba.  Y sin embargo, no podía hacer nada para cambiarlo. Ella nunca le pediría que se quedara, y él sabía perfectamente que no podría.

 

La naturaleza es algo que corre paralelamente al avance de la tecnología, por lo tanto sus caminos no deberían cruzarse. Pero es inevitable cuando una necesita de la destrucción de la otra para surgir —la joven Cecil, suspiró. Aquel bosque había escapado de la mano del hombre gracias a la energía espiritual de la deidad. Todo aquel que entraba era espantado por los espíritus o empujado por el fuerte viento que soplaba desde el interior. Mientras ellos vivieran ese bosque no sería destruido.

— ¿Por qué, Cecil? —preguntó un pequeño niño de orbes castaños; sus cabellos de igual color llegaban hasta el inicio de su espalda, por lo que los llevaba atados en una pequeña coleta.

—Porque la naturaleza no es más que un estorbo para el avance de las civilizaciones, pequeño Than —le dedicó una pequeña sonrisa al familiar y revolvió el cabello como muestra de cariño y confianza.

—No lo entiendo. ¿No pueden vivir ambos sin lastimarse? —preguntó con inocencia el niño. Por mucho que su amo se lo hubiese explicado, él quería seguir pensando que había esperanza.

—Ese futuro no es algo imposible, pero se requeriría de un milagro. Los humanos no conocen la importancia de la naturaleza… No… Ellos definitivamente la conocen, pero son incapaces de pensar que hay algo más importante que ellos mismos —declaró, antes de tomar con suavidad al contrario entre sus brazos —. Te mostrare algo muy bonito —aseguró mientras se elevaba sobre los árboles en un remolino.

— ¡¿Eh?! —no pudo contener su sorpresa al ser arrastrado por la deidad, y al llegar a la cima no pudo evitar sonreír ampliamente. Los frondosos pinos se veían hermosos siendo iluminados por los rayos del sol. Y más allá del bosque, los restos de un olvidado pueblo descansaban —. Es una vista hermosa, Cecil.

—Algún día, puede que esta vista desaparezca. Es algo de lo que todos debemos ser conscientes. Sin embargo, eso no quiere decir que los seres que protegemos el bosque nos vamos a rendir con facilidad. Le daremos pelea a la humanidad, porque si la naturaleza es destruida. No nos quedara más remedio que desaparecer junto a ella —comentó con voz suave y una pequeña sonrisa.

—No quiero que esta vista desaparezca… ¿Kalen también protege el bosque? —al ver que negaba, ladeó el rostro confundido —. ¿Por qué no?

—No es su deber. Kalen quiere mucho este lugar, pero es incapaz de protegerlo —pudo ver que su pequeño amigo estaba mucho más confundido —. Sería un insulto que fuese él quien protegiera nuestro bosque en vez de nosotros. Él tiene su propia misión en el mundo, y no está precisamente aquí.

—De esa manera soy capaz de comprenderlo. Porque mi deber en este mundo es proteger a Kalen… —sonriendo con  ternura y suavemente abrazándose al cuello de la rubia —. Por eso está bien que esté a su lado mientras lo requiera.

—No tienes que dudarlo nunca, solo tú puedes apoyarlo cuando se sienta solo. Quién sabe cuántos años pasen antes de que vuelvan por aquí —ella era consciente de que no podía pedirle al albino visitas más regulares, por eso se resignaba a esperarlo.

—Eso hago —anunció orgullosamente con una sonrisa mientras bajaban, siendo mecidos por el viento. Le gustaba ir allí, siempre eran bien recibidos.

—Es bueno, cuento contigo —soltó una suave risa, y su mirada no pudo evitar dirigirse hacia una figura que caminaba hacia la entrada del bosque —. Parece que tiene algo que hacer. ¿Vas a ir con él? —preguntó con voz suave y al recibir un asentimiento, simplemente le besó la frente.

El pequeño niño pronto se convirtió en una ardilla —. Para nací. Hasta que él muera o yo sea destruido…

—Ese es el destino de nosotros, quienes nacimos únicamente para dedicar nuestra existencia a alguien más —con suavidad lo tomó y sin consideración alguna lo lanzó hacia aquella silueta que se alejaba una vez más, sin decirle adiós.

 

La capucha iba abajo, dejando ver su rostro. Como siempre iba  de visita por un día, y luego desaparecía sin ni siquiera despedirse. No era necesario, no importaba si pasaban 10, 20 o un siglo completo, el tiempo era diferente para aquellos que no temían a la muerte. Tarde o temprano volverían a encontrarse.

—Llegas tarde, Than —comentó con voz suave mientras elevaba su mano para capturar a su familiar, que pronto se acomodó en su bolsillo después de trepar por su brazo.

—Estaba hablando con Cecil. ¿Está bien que te vayas sin despedirte de ella? —preguntó con voz suave. “Ella ya sabe que nos veremos después. Nada de lo que pudiese decir es algo desconocido para ella” fue todo lo que recibió.

—Además, alguien no está esperando. Es de mala educación llegar tarde cuando se han tomado la molestia de invitarnos a merendar —dirigió una mirada hacia atrás, dedicándole una sonrisa a la rubia que se despedía con la mano. Había visto aquella mirada demasiada veces, y siempre lo hacía sentir como el malo de la historia.

— ¿Nos han invitado? ¿Quién?

—Recuerdas que nos estaban siguiendo ¿Verdad? Pues parece que la persona que nos estaba viendo tiene algo que decir. Por el aspecto de su familiar, puedo deducir que se trata de un demonio. Y uno muy poderoso… —comentó con serenidad para cubrir su cabeza con la capucha. El mundo fuera del bosque parecía tan radiante como siempre.

— ¿Y por qué vamos? ¿No es peligroso? —el pequeño niño no comprendía del todo la actitud de su maestro.

—Porque nos ha invitado. Si quisiera matarme, lo podría haber intentado o hecho sin muchos problemas. Sin embargo, quiere dialogar y eso me da curiosidad. Así que voy a hacer lo que me dicta mi instinto —así de fácil tomaba sus decisiones.

—Entonces solo debo confiar en tu instinto, Psyche —aseguró el pequeño familiar, que se hacía bolita en el bolsillo de su portador.  

—Exactamente. No tienes nada de qué preocuparte. Si la situación llegase a ponerse difícil, encontraría la manera de salir de ella. Eso es lo que hacen los magos ¿No? —ante la risa de su pequeño acompañante no pudo evitar sonreír. Si tan solo el mundo real fuese tan sencillo como era el mundo dentro del bosque podría vivir sin ninguna máscara.

 

 

Ignorante de todo lo que ocurría con el portador del poder que había dejado su amada bruja, el poderoso demonio se encontraba sentado frente a una de las mesas de su local favorito. Bebía una taza de café negro junto a su cuervo que fielmente se mantenía en su hombro —. Has estado muy callado hoy, Raven.

—No es mi culpa que cierto ser no quiera comentarme absolutamente nada sobre la razón que te llevó a citar a ese joven hoy. Siempre haces todo a tu ritmo, me molesta —señaló el animal con un graznido de desaprobación.

—Te has vuelto un familiar muy posesivo ¿no? Bueno, es mi culpa por malcriarte, pero debes ser consciente de que todas mis acciones siempre tienen una razón interesante. Sin embargo, por ahora solo busco conocer a la persona que ha captado mi atención.

—Eres tan extraño, además lo has citado a un lugar en el que podría ser visto por cualquiera. ¿Crees que venga? Hasta ahora no ha mostrado su rostro en ninguno de los escenarios que has armado —el cuervo ladeó suavemente el rostro, intrigado por la mirada de Samael, que parecía extrañamente divertido.

—Vendrá, sin duda alguna él va a aparecer frente a mí. Porque sigue siendo un habitante de esta ciudad, obviamente no querrá ser reconocido como un monstruo por lo humanos —él tampoco querría que su verdadera naturaleza fuese revelada a los humanas. Si algo así ocurriera no podría disfrutar de los atardeceres que le permitía observar la terraza de esa cafetería.

—Eso quiere decir que él también es consciente de la situación en la que se encuentra. Estoy sinceramente interesado en ver qué clase de persona es el heredero de esa preciosa mujer —cerró sus orbes con calma. Y al sentir una presencia los abrió —. Llegó.

—Efectivamente —no volteó ante la presencia de alguien a sus espaldas, y no fue capaz de verlo hasta que se posó frente a él —. ¿Qué? —no pudo contener su sorpresa. Después de todo el joven frente a él no parecía tener más de 16 años. Sus cabellos albinos iban atados con un listón negro en una coleta alta. Prestó atención en los rasgos de su rostro, más precisamente en las largas y blanquecinas pestañas que cubrían sus orbes violáceos. Iba vestido con una camisa blanca de botones y un suéter de color rojo abierto que resaltaba en comparación con el pantalón negro que llevaba. No le sorprendió encontrarse con varios piercing en las orejas de este, aunque su atención se fue hacia uno alargado que recubría 2 centímetros del cartílago de su oído derecho. Podía sentir una extraña energía brotar de él.

El albino simplemente no podía quitarle la mirada de encima al hombre frente a él. Sus orejas eran un tanto puntiagudas, y esos orbes verde brillante habían capturado instantáneamente su atención. Ese demonio era poderoso, podía sentirlo. El trepador en su oído izquierdo era dorado, seguramente del más puro oro. Pero no se dejaría intimidar —. Voy a sentarme —comentó, antes de hacerlo, dejando a la pequeña ardilla sobre la mesa.

— ¿Podrías no ponerme en una situación en la que sienta que van a matarme? —el pequeño Than pronto se posó sobre el hombro de su amo. Le temía a la intensa mirada del cuervo que parecía reír ante su actitud. “No como familiares tan débiles” aquel comentario lo hizo fruncir el ceño —. No soy débil.

—Pero te estás ocultando. ¿No es ese un signo de debilidad? —Raven solamente estaba buscando molestarlo, y parecía que ese pequeño bebé era bastante delicado. “Basta” le escuchó decir a su maestro, provocando que un suspiro escapara de su pico —. Lo siento.

—Debes estar preguntándote qué razón tuve para citarte aquí. Pero primeramente, ¿cómo debería llamarte? —observó la manera de tensarse del contrario e inevitablemente sonriendo —. No te estoy pidiendo tu nombre real. Sería estúpido de mi parte darte una herramienta que podría darte control sobre mi alma.

—Psyche, y en efecto, he tenido la duda desde que me hizo llegar su carta. No esperaba tampoco que escogiera un lugar tan lleno de humanos.

—Eso es un capricho mío, está bien si me llamas Venom. No tengo intención de que alguien más robe mi nombre para ponerme a su servicio.

—Oh. Así que eres uno de los 72 pilares del rey Salomon. Debes ser extremadamente poderoso. Eso no hace más que aumentar mis dudas. ¿Por qué un demonio de tu nivel estaría interesado en un simple brujo? —ante la risa que el contrario soltó, frunció el ceño. Él lo sabía.

— ¿En serio vas a intentar engañarme a mí? Siento arruinar tus esperanzas pero yo fui un fiel amante de Elsabet. Estaba interesado en ver porque su poder seguía en este mundo —. Samael sonrió con serenidad al ver el terror en los orbes de aquel chico que aparentaba tener un frío corazón —. Ella era una mujer preciosa. Cuando quería llorar lo hacía. Si se enojaba, gritaba. Si era feliz, reía. Era tan sincera que no parecía humana. Incluso al final, ella seguía sonriendo…

—Estás tras el poder que ella dejó. ¿Qué quieres de mí? No lo entiendo —las palabras del contrario no hacían más que parecerle estupideces. Él no era Elsabet, no tenía recuerdos de ella —. Yo simplemente fui rescatado por ella. No tengo ninguna clase de lazo con esa mujer.

—Quiero ver qué clase de ser eres. ¿Qué hay detrás de esa máscara que parece impenetrable? Tienes miedo ¿no? —una sonrisa ladina se formó en sus labios —. Pero si sigues ocultándote del mundo, vas a caer más rápido que cualquier otro.

— ¿Caer? ¿A qué te refieres con eso? Solo debo convertirme en la voz que juzgue el mundo —sentenció e joven con el ceño fruncido. La mirada de ese demonio estaba atravesando su alma. Era aterrador

—Eres solo un niño. Definitivamente a este paso vas a echar a la basura todo el esfuerzo de mi preciosa bruja —un suspiro de exasperación escapó de sus labios —. Lo que dices es demasiado sencillo. No es tu deseo lo que cambiara el mundo, es el deseo de la persona que ames. Mientras no ames a nadie el poder en tu interior no servirá de nada. No te hará más fuerte ni más débil, simplemente te mantendrá vivo.

 — ¿Qué? Tienes que estar bromeando —al no ver rastro de burla en el rostro ajeno, desvió la mirada. Claro que era ignorante con respecto a su poder. La única persona que habría podido guiarlo, había muerto en una hoguera —. No entiendo el principio de este poder.

—No tienes que entenderlo. Has estado viviendo de la manera equivocada hasta ahora. Aislarte del mundo no es la solución —estiró su mano para dejar ver un pequeño capullo —para que un capullo se convierta en una flor deben cumplirse ciertas condiciones, es lo mismo para los renacuajos e incluso para las orugas. Sin embargo, al no cumplirse los requerimientos, queda la muerte para el individuo.

—Ustedes los demonios no son fuentes confiables de información. ¿Por qué debería creerte? Además, ella no estaba enamorada de un ángel caído. ¿No estaba la condición perfecta para ejercer un juicio? —ahora las dudas que tenía sobre sí mismo aumentaban. ¿Para qué un ser como él había sido salvado?

Una sonrisa ladina se formó en los labios del demonio, le era entretenido ver como ese recién nacido pataleaba fuertemente para no ahogarse en su destino —. Por la misma razón que viniste aquí, aun sabiendo sobre mi naturaleza. Tu instinto te lo dijo ¿no? —al ver la sorpresa en el rostro del contrario, suspiró —. Eres muy fácil de leer ¿Sabías? Te lo diré aunque no debería. Ese ángel no sobrevivió mucho tiempo después de caer. Perdió cada una de sus negras plumas y falleció, en todo el tiempo que estuvieron juntos él nunca pidió nada. Un ser que había traicionado sus raíces no se sentía merecedor de un deseo. Era realmente estúpido.

—No entiendo nada. Desearía haber muerto tranquilamente para ahorrarme todos estos problemas —con suavidad recargó su frente en la mesa, olvidando sus modales —. Entonces, sabelotodo… ¿Qué se supone que haga con esta existencia?

—Has lo que quieras, corre, salta, simplemente sé libre. La decisión a la que llegues al final podría desatar un milagro. El hecho de que todos los portadores hayan sido mujeres y tú seas el primer varón debe significar que algo puede cambiar. Estás siendo muy rígido contigo mismo, me aburres —comentó con calma el antiguo arcángel.

—Bueno, no creo que esta conversación vaya a cambiar algo. Disfruto la vida tranquila que he llevado hasta ahora, lejos de cualquier bando. Los humanos no son buenos, los demonios menos, y definitivamente el cielo no es mi tipo tampoco —con suavidad acarició la cabeza de su pequeño familiar que rodaba sobre la mesa, aparentemente aburrido.

—No te estoy diciendo que te unas a ninguno. La individualidad es lo que hace especial a los portadores, cada una de las anteriores ha sido única. No importa cuánto pasen o qué tan grande sea su sufrimiento, se mantienen firmes a sus ideales. Por otro lado, tú estás llamando la atención aun sin quererlo. En tu trabajo hay cierto hombre que trabaja para un organismo de seguridad, gracias a un rumor que llegó a oídos del vaticano, los cuervos empezaron a movilizarse.

Escuchó atentamente al demonio. No era algo que él no supiera, pero era increíble que un ser demoníaco estuviese tan al tanto de su vida en el mundo real —. ¿Eres alguna clase de acosador?

Una suave risa escapó de los labios del rubio, divertido ante esa reacción —. Me sentí con el deber de advertirte. Al principio pensé que podrías ser alguna especie de reencarnación, por eso actué sin pensarlo dos veces. No te acostumbres, no me interesan los hombres, por muy lindos que sean.

Aquel chico de cabellos platinados lanzó un leve gruñido —. No soy lindo. No quiero escuchar eso de alguien con rasgos tan femeninos como los míos —como si fuese el destino, su mente se puso en blanco por un momento y el murmullo del viento llevó a él un nombre —. El arcángel que representaba la fuerza, el veneno de Dios… Samael.

Inmediatamente la expresión del demonio cambió a una de molestia —. Parece que estoy en desventaja ahora. ¿Qué vas a hacer con mi nombre?

Sacudió levemente la cabeza, aquello había sido extremadamente extraño. Miró a ambos lados en busca de la fuente vocal, pero no había nadie. Cerró sus orbes, conocía esa voz demasiado bien: era Cecil —. Nada, no soy movido por la avaricia ni por un deseo humano. Además, tú me has aclarado muchas cosas sin yo pedirlo.

Por un momento el antiguo demonio se sintió atraído por esos orbes violáceos que parecían agradecerle —. Espero recuerdes lo que estás diciendo. Si llegases a traicionar tu palabra, me encargaría de que los 71 pilares restantes fueran detrás de ti.

—Como seguro, te daré mi nombre también. Kalen. Debiste amar mucho a esa mujer si te preocupas tanto por aquel que lo único que puede ofrecerte de ella, es su poder —con lentitud se levantó. No había razón para alargar más su charla.

—Claro que la amaba, pero tú no podrías entenderlo ahora. Estaré observando tu progreso, quiero ver qué clase de final va a tener esta obra —al ver cómo la pequeña ardilla se despedía, sonrió e hizo un gesto con su mano para despedirlos.

Raven fue el primero en hablar cuando el albino desapareció de su vista —. ¿Acaso te estás volviendo viejo? Porque no recordaba que fueses tan blando de corazón.

—Silencio. No tenía planeado decirle tanto, pero me fue imposible. Algo en él me recuerda demasiado a ella —declaró con rabia mientras le dirigía una mirada molesta a su familiar —Vuelve a decirme viejo y me aseguraré de convertirte en un maldito sapo.

El cuervo dejó escapar una escandalosa risa para después frotar el pico contra la mejilla de su maestro —. En su estado actual es la presa perfecta, me pregunto qué va a hacer cuando los sucios cuervos intenten capturarlo.

—Los va a matar, te lo puedo asegurar —“¿Quieres apostar?” como siempre su familiar no tenía pudor alguno —. Va  a matarlos, te lo aseguro.

—Pienso que es débil para eso. En caso de ganar quiero mucha carne —un leve graznido brotó de su pico mientras movía su cabeza.

—Muy bien, pero en caso de perder… Vas a tener que ir a comprarme dulces en Italia y volver. Los portales estarán prohibidos.

— ¡Demonio! —se quejó el cuervo, horrorizado ante la idea de volar esa distancia llevando una bolsa en su pico o patas.

Samael sencillamente sonrió, divertido por la palabra que usó su compañero para describirlo.

 

Lejos de aquel extraño lugar de reunión, el albino caminaba tranquilamente entre la población humana.  Los hijos de Adán sin duda alguna ignoraban lo que ocurría justo debajo de sus narices. Aunque, eso no duraría mucho tiempo más. Todo dependía de cuánto más pudiesen ocultar los incidentes los altos políticos y la iglesia.

— ¿Crees que deberíamos creer en lo que dijo ese demonio? Ya sabes… Después de todo fue un arcángel muy poderoso alguna vez,  pero cayó. Eso no lo hace de confiar.

— ¿Es eso lo que te dice tu instinto, Than? —al verlo negar, sonrió —. Cuéntame. ¿Qué te dice tu sentido animal?

—Que deberíamos creerle. Cuando hablaba lo único que pude sentir en sus palabras fue nostalgia. No había rastro de malicia, lo cual me pareció extraño ya que se trataba de un demonio.

—Pero ya viste, los demonios también se enamoran y sufren —sentenció el joven mientras dirigía la mirada hacia atrás —. ¿Nos siguen?

—Sí, el mismo detective de la otra vez. ¿No crees que está enamorado de ti?

Un muy leve sonrojo de indignación cubrió las mejillas del dhampyr —. ¡Vaya tontería! ¡Simplemente es otro estúpido que piensa que tengo la culpa de los asesinatos! Malditos humanos —murmuró mientras caminaba en dirección al centro.

—Es que Psyche es muy llamativo —soltó una suave risa mientras se acomodaba mejor entre las ropas de su maestro.

—Sostente, vamos a perderlo —sonriendo levemente y empezando a correr entre la gente. No tardó en girar hacia un callejón, y usó la pared para abrir un portal.

 

Al cruzar hacia el lugar donde su objetivo había ido, suspiró —. Volvió a hacerlo. Esta sí que es una misión difícil. Lástima que la paga sea demasiado buena como para dejarla —declaró cierto detective. Tratar con ese tipo de seres siempre era problemático, demasiado.

 

La fría brisa invernal le resultaba refrescante al joven de orbes violáceos que desde la cima de un edificio observaba a su perseguidor. Tal vez era el hecho de que por sí mismo ya tenía un corazón congelado, pero incluso el tacto con el hielo le resultaba tranquilizador. Al subir la mirada se encontró con densas nubes grises y en el horizonte el sin fin de edificios que llenaban la ciudad

— ¿Piensas que ellos pueden ganar? —preguntó a la pequeña ardilla sentada a su lado.

—No, creo que pueden postergar su final, pero no cambiarlo… ¿Estás pensando en cambiar de residencia?

—Creo que será lo mejor, por lo menos abandonar este lugar por un tiempo —sonrió con tranquilidad —. ¿No sería mejor ir a un lugar donde pueda ser un poco más social? Mientras más tiempo paso en un lugar menos debo ser visto. O empezarían a notar que no cambio a pesar de los años.

—Me parece perfecto~ De todas maneras no importa el lugar, este mundo empieza a pudrirse poco a poco —cerró sus ojos al escuchar el primer grito de la noche —. Empezaron.

—No somos héroes, no tenemos voz sobre el destino —con suavidad tomó a su familiar, para saltar del edificio. Desaparecer era simplemente un arte en el que era maestro.

 

La duda fue sembrada en el mundo, y la serpiente ríe de forma benevolente.

El veneno en la manzana puede que sea mejor que el beso del dulce príncipe.

 

 

Notas finales:

*Muchas gracias por leer hasta el final~ 

 

*Espero con ansias sus reviews~ 


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