En el presente los recuerdos de la inquisición no eran más que leyendas olvidadas por todos, y enterradas por los actuales líderes de la iglesia católica. La gente vivía en ignorancia, siguiendo ciegamente unos “mandamientos” divinos que no hacían más que fomentar el odio y el racismo entre los hijos de Adán. Sin embargo, incluso si la humanidad había olvidado los pecados cometidos, la tierra no lo haría. Los demonios, los ángeles, los vampiros, los dioses, el diablo y en especial las brujas, no lo olvidarían.
Aquellos seres que tuvieron que escapar de las garras de una malvada humanidad tiempo atrás, seguían manteniendo el recuerdo tan fresco como si hubiese sido ayer y no hacía siglos. Algunos se habían dedicado a continuar con sus pacíficas vidas mientras que otros había decidido cobrar venganza con sus propias manos.
Ahora que Dios había abandonado a la humanidad, no habría fuerza capaz de detener el deseo de venganza… El mundo estaba por presenciar el despertar de una nueva realidad.
Inglaterra era una enorme ciudad, llena de grandes e imponentes edificios que generaban sombras en los callejones sin salida que abundaban. Era sin lugar a duda un gran laberinto en el que los turistas podían perderse y sin querer… Pisar una sombra. El territorio prohibido para aquellos que carecían de la inmortalidad. La entrada a un mundo de penumbras y sufrimiento. Las sombras de ese mundo eran las puertas a la muerte.
Esa noche, ignorante de lo que ocurría en el exterior un padre acostaba a su hija.
“Los sueños son solamente eso, sueños. No van a salir y a comerte. No tienes que temer, solo cierra los ojos y duerme” le susurró un padre a su hija, sin saber que a la mañana siguiente su princesa sería otra víctima del mal.
Las pesadillas se convertían en realidad cada vez con más frecuencia. Extrañamente ningún caso era revelado a las masas.
A la mañana siguiente la policía recibiría miles de llamadas: “Mi hija fue asesinada, ¡Ayúdenme!” “Hay un cadáver en la plaza” “Encontré a una persona fallecida” “Mi madre desapareció” y así se irían llenando los escritorios con casos que nunca podrían resolverse. Más precisamente que ni siquiera iban a investigar.
El rumor de un extraño protector estaba circulando por los rincones del infierno, al parecer no parecía un enviado de la iglesia y mucho menos un ángel de Dios. Había aparecido un brujo que parecía mantener en su presencia a un fantasma del pasado. Algunos negaban cualquier hecho parecido, y otros simplemente se habían resignado a creerlo, abandonando sus deseos de venganza.
Una suave brisa susurraba sobre una esperanza entre tan profunda oscuridad, y para los cuervos del vaticano aquello no había pasado desapercibido. Los líderes de la iglesia católica querían respuestas, y las aves habían sido puestas en el tablero para buscar la pieza que representaba la “reina”. Eran peones, ignorantes de que los capullos de la maldad estaban empezando a florecer y que en su búsqueda se encontrarían con todos aquellos que buscaban lo mismo: El poder que representaba la destrucción o la salvación de la humanidad.
¿Será que lo que busca el mundo es algo tangible?
¿La flor será la luz de la esperanza o la oscuridad que trae la caja de pandora?
No es algo que pueda definirse, no es algo que se pueda prever.
Todo depende de la forma en la que el agricultor cuide su cultivo.
La flor creció bañada en sangre, una planta carnívora brotó del capullo.
La flor creció bañada en cuidados, la más bella rosa se convirtió en esperanza.