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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje sensualidad con su dosis de drama~


Como siempre, vivo en una montaña rusa de emociones o en un programa de supervivencia extrema, creo que esa queda mejor. Además, debo decir que solo me queda una semana de vacaciones por lo que a partir de la otra semana no podré actualizar tan regularmente :c


Igual haré mi esfuerzo por actualizar.


¿Alguien vio el comeback de B.A.P? ¿Verdad que fue hermoso? ¡ELLOS ME MATAN CON TODO LO QUE HACEN!


¿Vieron los fotos de BTS? ¡Yo las amé! Muero por el comeback. Siento que van a desgarrar mi cerebro otra vez y más cuando salgan las teorías (que ya están empezando pero intento que no me vuelvan tan loca)


Ahora si, disfruten del fic~

N y Leo entraron al estudio de este último entre besos y caricias demandantes, apenas pudieron cerrar correctamente la puerta. Las manos de N acariciaban los cabellos de Leo tirando de ellos de vez en cuando, el beso se hacía cada vez más desesperado.


 


—Espera —dijo Leo en medio del beso intentando separarse a duras penas del moreno—. N...


 


El nombrado lo miró como si hubiese despertado de un sueño, sus ojos brillantes y sus labios sonrosados con su boquita entreabierta, lo hacían ver tan adorable y deseable. Se fue alejando lentamente poniendo una mano sobre su boca y yendo a parar al sofá porque no podía mantener la estabilidad de sus piernas.


 


—Lo siento —dijo para luego ocultar su rostro entre sus brazos.


 


—¿Por qué? ¿Por estar celoso y querer marcarme? ¿O por casi comerme con un beso? —lo escuchó resoplar y pudo vislumbrar un color rojizo en sus orejas—. N–ah, me gustas cuando te pones nervioso o avergonzado. Me gustas en todas tus formas, mi amor.


 


—Ya, Leo. Siento que el rostro se me va a derretir de lo caliente que está, me estás torturando —dijo aun con el rostro oculto.


 


—Mi amor, hermoso, mírame. Quiero besarte —N negó con su cabeza—. Por favor, N–ah.


 


—Leo, está mal. No puedo desearte así —por fin lo encaró, tenía las mejillas sonrosadas y los ojos acuosos—. Cada vez que te veo quiero besarte hasta quedar sin aliento, tocarte y marcarte como mío... pero no eres mío...


 


—Lo soy —lo corrigió—. Soy completamente tuyo. Si quieres marcarme, hazlo. No me resistiré, yo también te deseo con locura —posó sus labios sobre los de N, fue un beso tímido.


 


Los labios de N hicieron su camino hasta llegar al cuello de Taekwoon, su lengua saboreó la textura de la piel y sus dientes hicieron el resto clavándose en la piel del pelinegro. Leo disfrutó de ello, de la forma en como esos perlados dientes ruyían su piel siendo incapaz de sentir dolor en ello.


 


N se separó del cuello de Leo lentamente, no creyéndose capaz de haber hecho algo así. Él no era así.


 


Asustado de lo que podía ser capaz intentó huir como un cobarde, fallando en el intento. Leo lo apresó entre sus brazos impidiéndole escapar y volviendo a colocarlo de nuevo contra el sofá, fue soltándolo poco a poco bajando hasta reposar su cabeza en el regazo del moreno. Sentía las manos de N acariciar su cabello y él no pudo evitar acariciar sus muslos, la atmósfera entre ellos estaba llena de una sensación muy familiar. Era miedo.


 


—Está bien... sé que te hice una promesa, Yeon–ah —dijo con la voz en un hilo pero eso no evitó que N entendiera.


 


—¿A quién llamas Yeon–ah? ¿Otra vez piensas en alguien más? —se quejó molesto de que Leo pensara en otro hombre y también le molestaba ese nombre por alguna extraña razón ajena a sus celos.


 


—No, no, te hablo a ti —aclaró separándose de sus piernas y colocándose erguido.


 


—No, me llamaste por otro nombre.


 


—No lo hice —Taekwoon negó con la cabeza. Extrajo de su bolsillo su teléfono celular y desbloqueó la pantalla mostrando su fondo, mismo que le enseñó a N. El moreno se quedó congelado, su rostro mostraba signos de no entender nada en absoluto.


 


Leo sostuvo las rodillas de N y las acarició con su pulgar, esperó pacientemente a una respuesta por parte del moreno. Observó una pequeña reacción cuando parpadeó y pasó saliva por su garganta, luego cerró sus ojos y apartó el aparato.


 


—Entiendo, me parezco a él —dijo con voz temblorosa— pero no tanto... quiero decir, no somos tan parecidos...


 


Se puso de pie y empezó a caminar como león enjaulado por todo el estudio, llevó una mano a su boca comenzando a comerse las uñas.


 


—Yeon–ah...


 


—¡No me llames así! ¡No soy él! —exclamó llevándose las manos a la cabeza—. No lo soy... no lo soy... —repitió cayendo de rodillas al suelo.


 


Leo comprendió aquella reacción, Minhyuk se lo había advertido. Caminó lentamente hasta su ordenador, colocó un vídeo que atesoraba con toda su alma y que Hakyeon necesitaba ver para recordar.


 


Yeon–ah, no lo estás haciendo bien —se escuchó la voz de Leo, un poco más aguda, provenir de las bocinas.


 


—¡Claro que sí! ¡Así es el paso! —su voz, su propia voz se hizo oír helándole la sangre.


 


N lentamente fue girando su cuerpo hasta la pantalla que transmitía un vídeo casero que lo mostraba a él bailando, se veía mucho más joven y delgado con su cabello un poco más largo.


 


Hazlo, otra vez. Quiero ver —Leo era quien grababa—. Yeon-ah, no me ignores.


 


Tú siempre me ignoras y no me quejo —respondió su yo joven, observando a la cámara con un puchero—. ¿Me dirás lo que te pasa?


 


No, es secreto.


 


—¿Desde cuándo los amigos se guardan secretos?


 


—Tú no me contaste que te ibas a China —reprochó Leo.


 


Fue imprevisto. Además será por poco tiempo, ya me verás de vuelta en un parpadeo —respondió con una radiante sonrisa—. Así que dime que te traes.


 


Mmmm... Si bailas y te sale bien, te lo diré.


 


Hakyeon volvió a colocarse en su posición para intentar bailar la coreografía que, según Taekwoon, no se sabía.


 


Otro vídeo se reprodujo, estaba vez se podía observar que ambos lucían un poco más mayores que el vídeo anterior.


 


—¡Taekwoon, abrázame! ¡Abrázame que tengo frío! —exclamó persiguiendo al pelinegro.


 


—¡No te acerques! —Leo parecía huir de su abrazo.


 


—¡Corre, hyung! ¡Huye del monstruo abrazador! —grito otro chico que pudo reconocer como el rapero Ravi—. Oh~ pobre hyung —dijo cuando logró atraparlo—. Dime que lo grabaste, Honbinnie.


 


¿Hongbin? ¿Él también lo conocía? ¿Quién más? ¿Por qué su cabeza dolía tanto?


 


El video se detuvo, N se quedó mirando a la nada sin saber qué hacer. Su cabeza no estaba pensando correctamente, solo quería huir y esconderse del mundo pero su cuerpo no respondía.


 


Leo se colocó de cuclillas frente a él, únicamente observándolo. N, o Hakyeon, parecía confundido, perdido, completamente extraviado en su propia cabeza. Apenas y pudo reparar en su presencia, lo examinó con sus temblorosas manos tocando su rostro como un ciego que necesita tocar para ver. Los brazos del moreno pasaron por detrás de su cabeza y se anclaron a su cuello, sus rostros estaban a escasos milímetros de distancia tocando la punta de la nariz contraria.


 


—¿Quién soy? No entiendo nada, siento que he estado atrapado en una jaula pero... pero esto es irreal. Yo... no sé quién soy, Leo. Dímelo... dime quien soy... —N, con sus ojos rojos por el llanto contenido, parecía delirar por todo lo acontecido en pocos minutos.


 


—Eres Cha Hakyeon, Yeon–ah, Yeonnie. Simplemente Hakyeon, el hombre que he amado desde los 12 años —le dijo acariciando su rostro—. El hombre que me atraía con una fuerza magnética increíble, como si mi mundo girara en torno a ti.


 


Pequeños espasmos se apoderaron del cuerpo de N haciendo que rompiera en llanto, estaba triste y frustrado por no entender qué clase de vida había vivido. Taekwoon acarició su rostro y besó sus mejillas, dejó que el moreno buscara refugio en su hombro. Acompañó a N en su llanto pero, a diferencia del mayor, él estaba feliz y enojado. Feliz porque sabía que su instinto no le falla y se trataba de Hakyeon, y enojado porque sabía quién era el responsable de que su amado ahora sufriera.


 


La mañana los atrapó enredados en sus cuerpos, cubiertos con una fina sábana y sobre un futon que guardaba por si no le daba tiempo volver a casa. N reposaba su cabeza sobre su brazo, se veía sereno dormido con su boca entre abierta emitiendo leves ronquidos. Aun habían rastros de lágrimas surcando sus bonitas mejillas, Taekwoon las acarició y depositó un beso en ellas.


 


N emitió un pequeño quejido despertando lentamente, parpadeó analizando su entorno hasta reparar en Leo. Ambos se miraron a los ojos por largos segundo sin decir nada, simplemente se miraban. El moreno acarició el rostro de Leo, lentamente pasaba sus pulgares por los pómulos hasta bajar a la mandíbula y de nuevo subir.


 


—Tuve un sueño —dijo N con la voz ronca—. Estaba frente a un gran espejo, mi reflejo era el de un joven Enseung con una bata de hospital, con yesos, vendas, moretones y una bandeja en sus manos —respiró profundamente para continuar su relato—. Él me mostró lo que llevaba en esa bandeja.


 


—¿Qué había allí? —preguntó Leo curioso.


 


Riñones —respondió haciendo que el pelinegro contuviera el aliento—. Estaban ennegrecidos, enfermos. Él los tiró a un tacho de basura, dijo que ya era libre de ellos. Luego, el sonido del tic–tac de un reloj se hizo escuchar. Fue espantoso.


 


—Antes... —su voz salió en un hilillo débil, temeroso— antes de que desaparecieras, te habían diagnosticado una falla renal crónica. Necesitabas operarte e ibas a hacerlo después de nuestra graduación.


 


Las caricias que N le propiciaba cesaron, su mirada se encontraba perdida nuevamente. N se apartó de él sentándose en el futon.


 


—No soy... yo no soy ese hombre, Leo...


 


—Lo eres —reafirmó el pelinegro.


 


—No, no lo soy. Me niego a aceptar que mi vida está hecha a base de mentiras —exclamó poniéndose de pie, sus piernas aún se encontraban inestables pero no podía seguir allí y aceptar que con facilidad que era un hombre diferente al que su padre cuidó por años—. Debo irme.


 


—N–ah —lo llamó con suavidad imitando al moreno colocándose de pie y sujetando su mano, fue un pequeño apretón—, sé que estás confundido y te es complicado procesar todo lo que te he mostrado. Ven —lo haló contra su cuerpo y lo apresó entre sus brazos, N también lo abrazó pero su agarre era débil—. Descansa. Piénsalo. Yo estaré siempre para ti cuando quieras saber más.


 


—Leo...


 


—No digas nada, solo piénsalo —se separó para poder contemplar el rostro triste del moreno—. Sea cual sea tu decisión, yo voy a apoyarte. ¿Recuerdas que soy tuyo?


 


—¿Eres mío? —preguntó como si aquello no estuviera lo suficientemente claro para él.


 


—Lo soy —afirmó para luego besarlo en sus labios.


 


—Mío, mío, mío... —repitió como una oración que debía tatuarse en su mente.


 


—Tuyo. Es lo más real, lo más verdadero que tendrás en tu vida.


 


Leo se ofreció a llevar a N hasta su departamento, el moreno aceptó solo que no se quedó en su departamento sino en su empresa. N le dijo que debía hacer algo allí pese a que casi todo su personal se encontraba libre, no podía irse a su departamento porque sabía que enloquecería allí encerrado con las cosas de Eunyoung rodeándolo y acusándolo como el más vil de los traidores.


 


Necesitaba pensar, analizar y llegar a una conclusión de todo lo que Leo le había mostrado.


 


 


******


 


 


Hongbin se encontraba en una situación que podría considerarse incomoda, incluso chistosa, pero era más bien terrorífica. Su cuerpo estaba contra la pared siendo bloqueado por el de su mejor amigo quien lo veía con furia en su mirada, era la escena perfecta para cometer un crimen.


 


—Wonsik... podemos hablar esto como personas civilizadas. Baja eso —recitó al verse amenazado por un lapicero que sostenía el mayor.


 


—No voy a ser civilizado, ni siquiera medianamente decente. Quiero una puta explicación y la quiero ya —exigió entre dientes acercando más el lapicero.


 


—E–Es una historia graciosas...


 


—No me estoy riendo —sentenció el mayor.


 


—Está bien... fue una sorpresa para mí cuando lo vi. Esa chica, Hwasa, pensé que era una modelo pero resultó ser una idol, ella trabaja para N y por ella lo conocí. Pensé que deliraba pero mientras pasaba más tiempo con él me di cuenta que se parecía demasiado a Hakyeon–hyung y no solo en apariencia, algunos ademanes son similares —tragó grueso pues la expresión de furia en su amigo no parecía cambiar—. Luego, él me contó que tuvo un accidente de auto y que no recordaba mucho de ello, eso me convenció.


 


—¿Convencerte?


 


—S–Sí. Cuando hablé con Taekwoon–hyung, me dijo que también lo conoció porque estaba produciéndole un disco a su grupo de chicas. Él también creía que podía ser Hakyeon–hyung y Xiumin–ssi, el Co–Ceo, sospechaba lo mismo. Minhyuk–hyung cree que puede estar bajo hipnosis, así que hemos estado pensando en alternativas para hacerlo recordar...


 


—Todo parece tan malditamente fantasioso —dijo Ravi para luego alejarse y dejar a su amigo en libertad—. Es como una jodida historia de horror. ¿Hipnotizado? ¿Es eso posible?


 


—Lo es porque existe alguien que puede llevarlo a ese extremo —Hongbin tomó asiento viendo cada acción de Ravi.


 


—¿Quién?


 


—Cha Dongmin, el padre de hyung.


 


Vio a Ravi respirar pesadamente, parecía a punto de explotar. Pateó una de sus sillas hasta hacerla caer, eso asustó a Hongbin.


 


—¡Jodido viejo desquiciado! ¿Cómo puedo ser tan... tan basura para hacerle algo así a su hijo? ¡Su hijo, Hongbin!


 


—Yo tampoco puedo entenderlo pero si fue capaz de golpear a hyung, desconectarlo del mundo y mandarnos a golpear casi matar, puede hacer lo que sea —Hongbin se acercó lentamente a su amigo y lo abrazó, Ravi estaba llorando.


 


Abatido, desolado, triste, así se sentían ambos amigos ante la cruda realidad a la que enfrentaban.


 


—Estoy perdiendo a Ken... y luego me salen con esto, con hyung... extraviado en su propio cuerpo.


 


—Lo sé, es difícil.


 


—¿Hyuk lo sabe? —inquirió aunque podía intuir que el menor no lo sabía.


 


—No, no puedo decirle algo que lo lastimará de sobremanera —Hongbin confirmó sus sospechas—. Por ahora y hasta asegurarnos de que Hakyeon–hyung vuelva plenamente, no digas nada a Hyuk. Promételo, Wonsik.


 


—Ok, lo prometo —contestó desganado, si podían cuidar a Hyuk de algo como eso, lo haría.


 


—Siéntate —le dijo casi como una orden, Ravi obedeció—. No me has dicho lo que pasó a Ken, ¿por qué lo estás perdiendo? —intentó desviar el tema pues le preocupaba el estado de su amigo. Se veía más delgado, ojeroso y pálido.


 


—Es por su deseo de ser padre. Ya te he dicho que no estoy de acuerdo con eso, no me siento capacitado para tener niños y que estos vayan a sufrir... pero tengo miedo de que Ken se aleje por no apoyarlo —confesó angustiado.


 


—Nadie puede decir si van a sufrir o no. Míranos, hemos vivido un calvario y no por causa de nuestros propios padres sino por un demente —expresó Hongbin—. Ve a ellos, conócelos. Intenta comprender a Ken y su deseo de adoptar a esos niños.


 


—No es sencillo...


 


—No lo es, claro que no, pero debes intentarlo. ¿Dejarás ir a Ken por algo que claramente tiene una solución o lo intentarás? Te lo dejo de tarea y preferiría que lo solventaras a tiempo, necesitamos apoyo con Hakyeon–hyung.


 


Hongbin se marchó dejando a Ravi cavilando sus ideas, ordenando el desastre en que se había convertido su vida. ¿Debía hacerle caso a Hongbin? ¿Podía combatir con sus miedos? ¿Haría lo correcto si dejaba ir a Ken? Recordar todo lo que hizo su hyung por él, todo lo que sufrió por él cuando estuvo tras Taemin como un idiota. Sin Jaehwan no sabría cómo sería su vida, tal vez sería una versión más lamentable que Taekwoon ya que estaría tras un imposible que le gritaba a la cara que no lo amaba.


 


Una hora más tarde, J–Hope llegó a su estudio con su acostumbrada sonrisa resplandeciente.


 


—Chico, te vez terrible —dijo Hope al verlo con su cabeza recostada del tablero.


 


—Estoy en una situación terrible —dijo sin ánimo alguno.


 


—A ver, dile a tu rayito de esperanza lo que te sucede —J–Hope con su cálida sonrisa parecía aplacar todas sus turbaciones.


 


—Sabes que estoy en una relación con Jaehwan desde hace mucho tiempo y nuestra relación iba bien hasta que... él quiso ser padre...


 


—¿Eso es malo? —preguntó Hope no entendiendo el problema.


 


—Bueno, no, pero yo no creo que ellos me acepten... nos acepten...tal vez cuando sepan que Ken es gay, lo rechacen o la gente los señale por ser hijos de una pareja gay. Esos niños, ni ningún otro, merece algo así —finalizó Ravi aun con el peso de sus palabras presionando su pecho.


 


—Entiendo —dijo J–Hope—. ¿Sabes algo? El mundo está cambiando, es cierto que siempre habrá alguien en desacuerdo contigo y no lo exprese correctamente pero eso no tiene que ser un gran muro que detenga tu camino. ¿Cuantas veces te han dicho que no lo haces bien y deberías detenerte?


 


—Mucho —contestó sincero.


 


—¿Y lo has hecho? —Ravi negó—. ¿Ves? Esos niños van a crecer y van a tener consciencia del mundo, ellos decidirán si las críticas los afectan o no, y tú deberías apoyarlos para que eso solo los fortalezca. ¿No ves que inconscientemente los has hecho parte de ti al preocuparte por ellos? Yo creo que ya los quieres, mi amigo —concluyó J–Hope.


 


Wonsik se quedó mudo y pensativo, J-Hope tenía razón. Muchas veces sintió un atisbo de emoción al escuchar a Ken hablar de los niños, emoción que él se encargaba de suprimir porque no sentía que fuese correcto encariñarse con ellos. Ahora se daba cuenta de que lo había hecho, hizo que su preocupación se direccionara a esos niños y su bienestar.


 


—Hobi, perdona, ¿podríamos posponer nuestra reunión de hoy? Necesito hacer algo.


 


—No sabes lo bien que me caen esas palabras —dijo soltando un suspiro de alivio—. He estado posponiendo mi cita con Sungwoon y siento que me va a matar si la sigo alargando.


 


—Pues no la alargues más.


 


Ravi y J–Hope abandonaron el estudio con destinos diferentes pero con una sonrisa igual de radiante en sus rostros.


 


Ravi condujo hasta la casa–hogar, la emoción que había estado suprimiendo floreció en su pecho. Dejó que sus pies lo guiaran hasta la puerta principal, una amable señora lo atendió y lo condujo dentro. Vio una gran cantidad de niños de edades variadas y se maldijo por ni siquiera haber pedido una foto de Myungjun y Jinwoo.


 


Fue caminando entre los niños para ir en busca de la señora Park y preguntarle por el paradero de los dos niños, se detuvo abruptamente al ver a un niño bloquearle el camino.


 


Wow —exclamó el pequeño asombrado. Otro niño, un poco más pequeño, lo haló escaleras arriba para esconderse del extraño—. ¡Espera, Myungjun!


 


Aquel nombre activó las alertas en la cabeza del rapero, fue tras los niños antes de perderlos de vista.


 


—¿Ustedes son Myungjun y Jinwoo? —preguntó haciendo que los pequeños se detuvieran.


 


—¿N–Nos conoce? —preguntó Myungjun temeroso.


 


—¡Ravi–hyung me conoce! —exclamó Jinwoo emocionado. Ravi no puedo evitar sonreír, sus latidos estaban descontrolados por las pequeñas acciones de esos niños quienes se acercaron a él—. ¿Cómo me conoce, Ravi–hyung? —el pequeño se encontraba feliz de que su ídolo conociera su existencia.


 


—Digamos que un ángel me guió a ustedes.


 


—Nosotros ya tenemos un appa —dijo Myungjun rápidamente.


 


—Es cierto. Por mucho que lo quiera, Ravi–hyung, yo ya tengo un appa —dijo Jinwoo determinado.


 


—Lo sé, yo conozco a su appa. Ken y yo somos... cercanos —recordó que Ken había decidido terminar con su relación y que él tenía la misión de recuperar.


 


—Oh —el pequeño Jinwoo golpeó su cabeza con su palma—. Cierto que Ken–appa tiene sus canciones.


 


Ravi dejó escapar una pequeña risa, el niño de su Ken era su fan y eso lo hacía feliz de sobremanera. Esa tarde se dedicó a conocer más a fondo a sus futuros hijos.


 


 


******


 


 


N intentaba centrar su completa atención en los documentos frente a él, documentos que ya había revisado unas veinte veces. No tenía mucho trabajo que hacer, se había encargado de dejar todo listo con Xiumin y el manager de las chicas antes del debut e inicio de promociones.


 


Se dejó caer contra el espaldar de la silla, su cerebro estaba agotado. Todo lo ocurrido la noche anterior hacia mella en él, ¿cómo podía afrontar algo tan perturbador como lo que vio? ¿Cómo podía aceptarlo tan fácil? Quizás no lo vio bien, quizás solo se parecían. Había leído que existían 7 personas iguales en el mundo, si, solo era alguien muy parecido. Solo debía ignorar todo, seguir con su vida como si esos vídeos no existieran.


 


Debía alejarse de Taekwoon... pero no quería.


 


Imaginar una vida sin Taekwoon le hacía sentir desdichado, infeliz, incompleto. Taekwoon lo complementaba, lo hacía sentir eufórico en el buen sentido. Taekwoon era como una luz en medio de las tinieblas de su memoria.


 


Decidió que ya era suficiente. Abandonó el edificio dispuesto a caminar para encontrar algo de calma, quizás pasar por el río Han lo ayudaría como la última vez.


 


—¡Cha Hakyeon! —una voz, que no sabía cómo su cabeza asoció a algo conocido, lo detuvo.


 


Él se giró lentamente para mirar a la persona que lo había llamado. Era más bajo que él, traía ropa casual y tenía una sonrisa encantadora. Su cabeza palpitó extrañamente.


 


—Disculpe, creo que se equivocó de persona —dijo no muy seguro de sus palabras.


 


—Oh, lo siento. ¿Choi Enseung? —asintió—. Soy Lee Minhyuk, ¿tienes un momento para hablar?


 


—No soy la persona que estás buscando —intentó excusarse, huir, pero aquel chico no se lo permitió.


 


—5 minutos. Si quieres, después, puedes mandarme por un tubo, ya estoy acostumbrado.


 


Algo en él le hizo aceptar su invitación, tal vez podía confirmarle que estaba equivocado. Fueron a un café y pidieron dos mocaccinos, el estómago de N crujía pero no se sentía capaz de digerir algo que no fuera café.


 


—Lee Minhyuk, dices... ¿cómo el jugador de fútbol? —inquirió tratando de romper el hielo.


 


—Soy ese jugador de fútbol —afirmó.


 


—Oh... —N lo miró sorprendido y apenado—. Disculpa por no reconocerte.


 


—No te disculpes, aun no hago que mi rostro se haga tan reconocido —le explicó—. Pero no vengo por mi si no por ti, mi amigo.


 


—Creo que aún no nos conocemos tan bien como para llamarnos amigos —dijo N.


 


—Te conozco desde los 7 años, así que si puedo llamarte "amigo" —le informó Minhyuk.


 


—Tú eres amigo de Cha Hakyeon...


 


—Sí, Cha Hakyeon era mi mejor amigo —reafirmó interrumpiéndolo—. Hijo menor de Cha Dongmin y Hyeyeon, y hermano de Cha Minsu, Cha Gayoon y Cha Jiyeon. Actualmente tiene tres sobrinos y uno por nacer. Era un buen hijo, un buen estudiante y un buen bailarín. Sufrió de una falla crónica en los riñones y tuvo un accidente de auto tres días antes de desaparecer. Extrañamente, nunca tuvimos una tumba a la cual llorar —Minhyuk contemplaba como N intentaba encontrar palabras para refutarle o acusarle de demencia pero él se adelantó—. Ahórrate en decirme que estoy loco, Yeonnie. Si bien recuerdo algo que tú me dijiste hace mucho, Yeon en japonés se pronuncia "En". La primera silaba de tu nuevo nombre.


 


—Eso... no tiene n–nada que ver...


 


—Y sigues con eso —Minhyuk sacó del bolsillo de su chaqueta un juego de fotos de diferentes etapas en su vida—. ¿Puedes decir que él hombre que está aquí no eres tú?


 


N observó las fotografías, diferentes versiones de él mismo junto apersonas conocidas y desconocidas. Tomó una entre sus manos temblorosas, una en la que aparecía junto a muchas personas.


 


—¿Quienes... son?


 


Minhyuk observó que se trataba de la foto de su viaje a Jeju.


 


—Ellos... son Namjoon, lo conociste cuando te internaron por la detección de la falla renal —explicó mientras continuaba señalando a sus amigos en la foto—. Aquí está Seokjin, el novio de Namjoon... Yoongi, Jimin, a Taekwoon ya lo conoces, Jaehwan, Wonsik, Taehyung, Jungkook, Sungjae, Hongbin, Sanghyuk y yo —finalizó—. Debo decir como datos extras que ellos son como tus bebés, aunque Taekwoon me dijo que yo era el tío solterón.


 


N dejó escapar un pequeña risa en medio de sus silenciosas lágrimas las cuales descendían por sus mejillas.


 


—Taekwoonnie... ha cambiado un poco, su cabello está más largo y se ve más feliz —dijo mientras tocaba su rostro en la foto pero su mirada se desvió a otro chico cerca de él—. Sanghyuk...


 


—De cariño le decimos "Hyuk", tú... le tenías mucho cariño. Uno tremendo, si me permites decirlo —Minhyuk no sabía si era prudente informarle sobre la relación que mantenía con el menor, prefirió callar por el bien de Taekwoon—. Ya te dije que eras la omma del grupo.


 


—Yo... anoche vi a Jaehwannie, a Jinnie, a Wonsikkie y otro chico que también me resultó familiar...


 


—Seguro era Sandeul, ellos tres siempre están juntos —le informó Minhyuk.


 


N se dedicó a revisar las demás fotografías, se detuvo en una que supuso era de su familia ya que su padre aparecía allí. Se llevó una mano a la boca para acallar sus sollozos.


 


—No recordaba el rostro de mi madre —su voz temblaba, su cabeza dolía—. Estaba tan difusa en mi cabeza pero es ella, está al lado de mi padre... y mis hermanos... pensé que... estábamos distanciados por la separación d–de nuestros padres.


 


—Entiendo que las cosas para ti parezcan tan fuera de lugar, absurdas si quieres llamarlas así, pero todo debe ser procesado primero y las memorias aparecerán periódicamente —empezó a explicar su amigo—. Yeonnie, no sé lo que te hicieron para que ya no nos recuerdes pero puedo intuirlo. Si esto funciona minímamente, lo seguiremos haciendo hasta que tus memorias regresen completamente.


 


—He... He vivido una mentira... una absurda mentira todos estos años... —replicó entre dientes, su respiración se hizo forzada. Se llevó las manos a la cabeza sosteniéndola—. Voy a... volverme loco...


 


Salió rápidamente de la cafetería sintiendo unas enormes ganas de vomitar, todo le daba vueltas. Definitivamente caería en la locura y más cuando flashes llegaron a su cabeza de manera desordenada. Un reloj, una luz, una carta, gritos, el sonido de unos neumáticos deslizarse contra el pavimento, anillos, dolor, la voz de su padre, una voz desconocida acompañada de un chirrido molesto.


 


"Lo siento, Hakyeon. Es por tu bien"


 


Abrió los ojos y vio un mundo diferente, más colorido, como si estuvo atrapado en un sueño que aún no era muy claro. Unas manos se posaron en sus hombros, Minhyuk lo sostenía como un apoyo.


 


—En vez de un café, ¿prefieres una cerveza? Yo invito, así podemos recuperar el tiempo perdido.


 


 


 


 


 


Leo se encontraba en su estudio trabajando en una canción, la melodía era muy melancólica. El piano predominaba y las frases que volaban en su cabeza solo relataban una historia de amor imposible, como la que alguna vez vivió.


 


Un estrépito se hizo oír y la puerta fue pateada con ferocidad, un iracundo Jaehwan entraba a su estudio seguido de una muy asustada Hani.


 


—¡Tu! ¡¿Cómo te atreviste?! ¡¿Cómo ocultaste algo así?! —lo acusó casi acorralándolo contra la ventana contraria—. ¡Quiero verlo! ¡Quiero ver a mi hyung! ¡No tienes derecho a negármelo!


 


—Kenny, por favor —pidió la chica por temor a que alguien saliera lastimado.


 


—Ken–ah, cálmate...


 


—¡No me pidas que me calme, Jung Taekwoon! ¡¿Crees que esa fue la manera correcta de presentarlo para después llevártelo?! ¡Quiero ver a mi hyung! ¿Dónde está?


 


—Kenny, por favor, intenta tranquilizarte. Taekwoon–ssi puede explicártelo —Hani hizo una barrera entre ambos hombres impidiendo que Ken le saltara encima a su hyung.


 


—Ken, ella tiene razón, hay una explicación para ello —le pidió Taekwoon de la forma más calmada posible.


        


Ken parecía a punto de hacer un berrinche pero se sentó en el sofá siendo abrazado por Hani, habían lágrimas adornando su terso rostro.


        


—Quiero una explicación de absolutamente todo —exigió el menor abrazado a su amiga, necesitaba todo el apoyo moral posible.


 


Taekwoon comenzó a relatarle todo lo acontecido con N, el cómo o conoció y empezó a sospechar de su identidad, de su memoria ausente, del plan que él, Xiumin, Hongbin y Minhyuk elaboraron para hacerlo recordar. Ken parecía en shock con todo lo que su hyung decía.


 


La habitación se sumió en un silencio sepulcral. Hani estaba asustado con todo lo que les estaba pasando a sus amigos, miró a Ken preocupada pero el castaño parecía estar en blanco.


 


—8 años… —susurró Ken—. Durante 8 años he estado llorando y rezando por él, pidiendo porque su alma encontrara descanso, pero él siempre estuvo aquí… vivo… como… ¿Cómo puede existir alguien tan cruel como para asesinar a su propio hijo?


 


—Hakyeon está vivo y con nosotros.


 


—Él le quitó su vida, sus recuerdos, a su familia. No recuerda a su madre, piensa que sus hermanos no lo quieren, estuvo al otro lado del mundo en completa soledad… ¿Puedes imaginarte eso? —Jaehwan se llevó las manos al rostro con la intensión de suprimir su llanto.


 


—Puedo imaginarlo… todas las noches desde que lo encontré he pensado en ello, he delirado con ello.


 


—Leo–hyung, quiero verlo… por favor —pidió Ken.


 


—Lo verás, ahora no porque está pasando por un momento muy duro y tal vez Minhyuk ya fue a verlo pero te prometo que lo volverás a ver —le dijo Leo y se aseguraría de que así fuera.


 


Leo decidió acompañar a Ken y Hani al departamento de la chica, Ken estaba viviendo con ella desde que decidió terminar con Ravi. Fue un golpe duro para el menor pero no estaba dispuesto a renunciar a sus niño y si Ravi no hacía nada por dejar de lado sus miedos, no había nada más que pudiera hacer. A pesar de que no aprobaba es decisión, Leo solo pudo darle palabras de aliento y mostrarle su sincero apoyo.


 


El pelinegro se dirigió a su hogar aun con la interrogante de que estaría haciendo N en ese momento, si se habría encontrado con Minhyuk, si habrían hablado. Por un momento quiso hablarle a Minseok a su celular pero recordó que él estaba en un evento con su pareja, dudaba que se haya encontrado con N.


 


Cuando entró a su departamento las luces estaban apagadas, eso le indicaba que Minhyuk aún no había vuelto. La ansiedad empezó a carcomerlo por dentro. Cocinó, comió, ordenó su ropa y zapatos, limpió la casa de cabo a rabo y la ansiedad no se iba. Tomó el teléfono, marcó el número de Minhyuk pero luego lo borró. Repitió esa acción cinco veces más.


 


Dos horas más tarde, estaba echado sobre el piso de la sala dejándose llevar por sus cavilaciones paranoicas. Pensó que tal vez Minhyuk no lo había logrado, que tal vez lo odiaba o que lo había secuestrado, atado a una silla y "torturado" con vídeos y fotografías como hicieron con Alex en La Naranja Mecánica. Otra idea, mucho menos extrema, es que N recordó a Hyuk, su relación y fue a buscarlo o, tal vez, se enamoró de Minhyuk.


 


Taekwoon se levantó como propulsado por un resorte, su mirada era oscura y su cuerpo tenso.


 


—Voy a matar a Minhyuk —declaró.


 


La puerta fue abierta y Taekwoon estaba dispuesto a saltarle encima a su amigo pero grande fue su sorpresa al verlo sostener a Hakyeon, ambos reían a viva voz.


 


—¡Taekwoonnie! —gritó Hakyeon al verlo. El mayor fue hasta él y lo abrazó—. Aigoo~ mi Woonnie ha crecido mucho.


 


Leo lo miró con los ojos bien abiertos y luego a Minhyuk —¿De qué me perdí?


 


—Querido amigo roedor, te he traído a Hakyeon —le dijo con una sonrisa atolondrada—. No completamente, pero algo es algo.


 


—¿Es eso verdad? —separó un poco a N de su cuerpo y tomó el rostro del moreno entre sus manos, su cabello desordenado le daba una apariencia más juvenil y tierna—. Yeon–ah...


 


—Woonnie...


 


—Amigos —Minhyuk se acercó a ellos y los abrazó—. Los dejaré solos, sé que tienen mucho que hacer. Este tío solterón se va con unos amigos del equipo de futbol, no se preocupen por mí —dijo para después alejarse de ellos.


 


—Pensé que irías a acosar a Sungjae —le recordó Leo.


 


—Gracias por la idea, ¿crees que una serenata este bien o es muy cliché? —inquirió el más bajo de los tres.


 


—Vale la pena intentarlo.


 


—Ok, una serenata entonces —iba a retomar su camino a la puerta pero se detuvo y regresó a ellos—. Tenga, productor Jung. Lo va a necesitar —le entregó una bolsa negra—. Ahora si, me voy. No les quito más tiempo.


 


Así, Minhyuk se fue rápidamente dejando solos a N y Leo. El mayor seguía abrazando por la cintura al pelinegro y Taekwoon no podía evitar sentirse feliz con eso.


 


—Yeon–ah, ¿bebiste? Hueles un poco a alcohol...


 


—Un poco... necesitaba relajarme, Woonnie... Woonnie... Woonnie... ¿desde cuándo te llamo así? —preguntó confundido de sus propias palabras.


 


—Siempre me has llamado así —le aclaró.


 


—No, no, apenas te conozco... ¿apenas te conozco? —volvió a preguntar y Taekwoon negó.


 


—Creo que aun sigues confundido —dijo acariciando los cabellos de Hakyeon.


 


—Woonnie, quiero ver a mis niños —esas palabras dieron un vuelco en el corazón de Taekwoon—. Quiero verlos a todos, apenas pude hablar con Jaehwannie cuando me secuestraste y debo saber si Wonsikie está bien. ¿Voy a ser abuelo, Woonnie? —dijo con un puchero.


 


Taekwoon tomó el rostro de Hakyeon en sus manos y lo besó profunda y pasionalmente, un beso cargado de mil emociones que logró transmitir a su moreno.


 


—Sí, voy a llevarte con ellos. Volverás a verlos, Yeon–ah —le dijo juntando sus frentes, las respiraciones se entremezclaron y Hakyeon solo pudo ensanchar sus labios en una sonrisa.


 


Volvieron a besarse, esta vez con más necesidad, más hambre del contrario. Las manos de Hakyeon se paseaban ansiosas por el cuerpo de Taekwoon, tomaba lo que podía en ellas. Las de Taekwoon tampoco se quedaron quietas y sujetaron fuertemente a Hakyeon llevándolo hasta su habitación, se necesitaban de una forma desesperada.


 


Cayeron a la cama estrepitosamente pero ese no era motivo para detenerse. Continuaron con el beso, la lucha de lenguas en busca del dominio y las caricias bruscas. Taekwoon se tomó un respiro, un pequeño momento para contemplar a su amado y lo que vio lo dejó maravillado. La boca de Hakyeon, rosada por el demandante beso, estaba entreabierta, sus mejillas sonrosadas, sus ojos brillantes y suplicantes, y su cabello desordenado hermosamente.


 


Los colores se le subieron al rostro cuando vio, un poco más allá, el contenido de la bolsa que Minhyuk le dio desparramada en la cama. Había condones, una botella de lubricante y otra cosa que no quería saber para que se utilizaba. No tuvo tiempo de procesarlo cuando Hakyeon lo tomó del cuello de su camisa y lo colocó contra la cama ahora era el moreno quien estaba arriba con las piernas a cada lado de su cadera.


 


—Woonnie, ¿puedo tomarte?


 


El cuerpo de Leo se estremeció ante sus palabras. Tomarlo, tomarlo... ¿en qué sentido? No pudo pensar correctamente porque los dedos hábiles de Hakyeon subieron por su abdomen enviando descargas eléctricas por todo su sistema.


 


—Y–Yeon–ah —gimió.


 


—Por favor, Woonnie, quiero hacerte mío en todo el sentido de la palabra —se inclinó sobre el rostro sonrojado de Taekwoon solo para susurrar su petición—. ¿Puedo hacerte mío, Woonnie?

Notas finales:

N al fin está recordando, es un gran paso. Pronto tendremos a nuestro Yeonnie de vuelta. Además... el Neo está intenso( v5;° v0;b2; v5;°)


En el próximo capitulo si hay limonada(?)


Lo prometo.


No me maten.


*Huye por su vida*


*Vuelve*


¡Ravi conoció a las estrellitas! ¡Gracias a J-Hope por eso! (Lo amo, basta) ¿Kenny perdonará a Ravi?  ¿Volverá el Raken?


¿Algún día Hongbin le dirá la verdad a Hyuk?


¿El acoso de Minhyuk seguirá? ¿Habrá reconciliación Minjae?


Nota: disculpen cualquier horror ortográfico ¡Y apoyen a LR!


Comenten que les pareció y denme amor para seguir escribiendo esta historia de horror(?). Nos leemos pronto o/


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