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Entrelazamiento por TAKUYA_GAZEGIRL

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Dmitri



Odiaba los hospitales, jamás le había gustado el olor a desinfectante, odiaba el monótono color blanco que lo cubría absolutamente todo, estaba harto de la comida que la enfermera -que en un principio creyó hombre- le obligaba a comer y odiaba los baños de esponja, no los necesitaba, le habían disparado, en el pecho no en sus piernas, muchas gracias. Bien, estaba siendo infantil y lo sabía, pero llevaba mucho tiempo en el hospital, estaba aburrido de ver el mismo canal de ventas y las sabanas le picaban, quería ir a su casa y comer tantas comidas saturadas en grasas que fuera un coma diabético seguro



Paso su mano por sobre la venda en su pecho mientras suspiraba. La venda estaba firmemente cubriendo su piel, cerró los ojos mientras se concentraba en ese trozo de tela, había tenido suerte, mucha según su doctor, la bala había perforado un pulmón y por poco se ahogaba en su propia sangre, pero le habían atendido rápidamente, incluso si había estado inconsciente dos días, no había nada de qué preocuparse, solo quedaría una pequeña cicatriz no más grande que su pulgar. Al despertar su primer pensamiento fue el de que la muerte no se sentía diferente a la vida. Había estado drogado los primeros días, también tuvo la visita de sus compañeros, había supuesto que luego de algo así lo darían de baja, no se sorprendió mucho cuando le dijeron



Luego de superar el sopor de las drogas se centró en solo una cosa. Deseaba sentir la sensación en su pecho, se preocupó al no sentirla, no estaba ese cálido cosquilleo en su pecho, temió haberla perdido, sintió más miedo que en el tiroteo, se concentró, intentando evocar todas las sensaciones que podía al mismo tiempo, creyendo que quizá eso provocaría que su invisible presencia respondiera, jamás se había sentido tan preocupado. Y un suave y tímido cosquilleo, como si algo le intentara alcanzar, se removió en su pecho, fue como si hubiesen cubierto un bache en el pecho que no sabía que tenía, casi lloro de felicidad, agradeció a cada deidad que conocía por eso. Seguía ahí, parecía temerosa y asustada, como si también acabara de despertar, dejo que cada sentimiento se entrelazara e inundara cada partícula de su ser, no importaba que la sensación pareciera confundida, solo quería sentir el cálido aleteo que se sentían como latidos acompasados con los propios. Deseo correr y buscar algo, lo que fuera, sentía la picazón bajo su piel, enfocándose más en la presencia que se dejaba envolver ante sus sentimientos, como si estuviera en algún lugar, y tenía la necesidad de encontrar algo de lo que no podía ni poner nombre, era tan exasperante. El sentimiento de impotencia lo hacía desesperar más, y el cosquilleo en su pecho se removía intentando confortarlo. Egoísta, extraño y quizá algo demente, era su alocada fantasía de tomar cada pequeña parte de su invisible acompañante y resguardarla, protegerla y amarla, era tan jodidamente trillado y aun así no le importaba





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Jamás había tenido muchos amigos, conocidos tal vez, pero personas a las que pudiera preocuparles no eran muchas. La mayoría se encontraban en el ejército, y había uno o dos amigos de su infancia con los que mantenía cierto contacto, pero no existía la amistad ni confianza suficiente como para llamarles y decirles que estaba en el hospital, al menos no sentía que fuera esa clase de amistad; así que el horario de visitas no era su tiempo más popular, los primeros días lo visitaron algunos compañeros de su batallón, tuvo una visita de recursos humanos y a una anciana que lo confundía con su nieto que aparentemente estaba en la habitación frente a la suya. Si era algo deprimente, pero Antón fue el único que se presentó una semana después con una tarjeta de broma que decía “la próxima será la vencida”. Si a alguien podía llamar amigo, era a Antón, era el tipo de persona desconsiderada, que usaba su cepillo de dientes y no le decía, el mejor amigo que pudiera tener



-Traes pañales para adulto?-rodo los ojos al escuchar a Antón



-Púdrete imbécil-siguió jugando con el cubo de rubick que le llevo para pasar el rato, le sacaba de quicio más que divertirlo, escucho el suspiro exagerado del otro



-Estas estúpidas sillas me aplanan el trasero-vio cómo se removía incomodo en la pequeña silla que estaba junto a su cama



-Puedes pedirle un pañal para adulto a la enfermera-se encogió de hombros disimulando una sonrisa



-Enfermara?-asintió sin prestarle atención-es mujer?-Si, podía pasar ratos agradables con ese idiota



Lo dieron de alta casi tres semanas después de haber despertado, su herida era una línea vertical de tres centímetros en su pecho, y pensar que esa pequeña incisión casi lo mata -mejor no pensar en ello- se apresuró en vestirse, estaba harto del olor a desinfectante y de la mala comida, rasco distraídamente su barba, y necesitaba un baño decente



Rechazo la silla de ruedas que le ofrecieron, no quería sentirse inútil, salió de pie y con su invisible sensación compartiendo su felicidad, incluso estaba feliz de escuchar los malos chistes de Antón, no le importó el hecho de que no tenía empleo, que aun debía pagar la renta y que empezaba a llover y su idiota amigo no había llevado coche, estaba feliz, había salido del hospital y la sensación en su pecho le abrazaba con la misma felicidad que el sentía





*



Akira



Desde la noche en la que había despertado por un inexplicable miedo, después de haber experimentado el pánico y el shock de algo que no podía ver, y durante los dos días que le siguieron donde la cálida sensación en su pecho había dejado de provocarle cosquillas, sintió que su vida estaba incompleta, dos días en los que vivió en un ensordecedor silencio y que respiraba por inercia, había estado atrapado en su propia mente intentando ignorar el dolor que surgió luego de que los cálidos sentimientos desaparecieron



Y luego un fuerte sentimiento tiro de él, como si cadenas que estaban rotas se entrelazaban de nuevo, sintió miedo de que solo fuera una mala pasada de su mente, que intentaba evocar lo que alguna vez había sentido, pero era real y genuino. La añoranza y felicidad estaban ahí, como si nunca se hubieran ido. Dejo que todo lo que había estado guardando surgiera y se dejó envolver por la invisible y cálida presencia. Deseo desesperadamente que fuera tangible, sentía la necesidad de tocar algo que sabía no estaba ahí



Pasaron días en los que paso de estar en piloto automático a dejar que la sensación en su pecho le diera tantas emociones como fueran posibles, desde el aburrimiento a la felicidad, saboreaba cada una con la mayor concentración posible. Aun temía que desapareciera, entraba en pánico cada vez que pensaba en eso, pero la sensación se reafirmaba, como diciendo que no se iría y el confiaba, como confiaba en la firme existencia de esa presencia que no podía ver ni sentir más que por medio de emociones y sensaciones



-Debe ser alguna crisis, no debes tomarlo como algo drástico-escuchaba las notas sueltas de la guitarra de Yuu que provenían del otro lado de la línea



-No se siente como una crisis…-había esperado una opinión objetiva desde el punto de vista de alguien más, Yuu solía ser muy racional, creyó que le daría un buen consejo



-Quizá se deba al estrés, cambia un poco el panorama, pasas demasiado tiempo en el trabajo



-Se ha vuelto tedioso si…-se pasó los dedos entre su cabello, ya estaba largo, pensó-pero se siente como algo más, no estoy seguro…-las suaves notas que llegaban por la bocina le ayudaron a relajarse, Yuu siempre había sido un buen músico-siento que algo me llama, que debo hacer algo, buscar…-la música había parado con un rasgueo-siento que debo hacerlo…-lo dijo más para sí que para su amigo



-Debo estar preocupado?-escucho el choque de madera contra madera-no es algún brote psicótico o sí? No quiero ver en las noticias algo sangriento…



-Por supuesto que no!-dijo indignado, estaba bien que jamás había sido del todo normal pero tampoco era un asesino en potencia



-Lo siento-casi podía ver la sonrisa del idiota-debes admitir que lo que dijiste suena bastante extraño…



-Dime algo útil, quieres?!-presiono las palmas delas manos en sus ojos hasta que vio puntos blancos, escucho la risa de Yuu, maldito bastardo



-Quieres un consejo de un adulto responsable a otro? Toma terapia, conoce a más gente busca un hobby, quieres un consejo de un amigo a otro?-hubo una pausa breve, abrazo sus piernas apoyando su barbilla en las rodillas-sigue tus impulsos Akira, crees que debes hacer algo muy estúpido por que una voz en tu cabeza te lo dice, adelante hazlo, las malas ideas suelen ser las mejores-sonrió mientras las notas de las cuerdas volvían a hacerse presentes. La sensación en su pecho pareció apoyar esa moción al removerse con entusiasmo







*



Dmitri



Tenía algunas cosas en mente como plan previsor al terminar su carrera militar, trabajar como policía, mecánico, incluso ser repartidor estaba entre sus posibilidades, pero cada una de esas ideas estaban contempladas años en el futuro, uno donde si no podía llegar a un puesto más alto en el ejército, continuaría en una vida civil. Todas y cada una de esas posibilidades se habían esfumado cuando una bala perforo su pulmón. Una baja del ejército ruso, aunque fuera honorable, seguía siendo una baja, sin contar que nadie quería algo defectuoso y dañado



Antón había insistido en que fuera positivo, con el tiempo encontraría algo, además tenía su pensión, su muy minúscula pensión, dado que no había llegado a cumplir el mínimo requerido para obtener una pensión completa, le otorgaron una por riesgo de trabajo. Era un eufemismo para decir que por lastima le darían una tercera parte de lo que era una pensión de jubilación mínima. Su orgullo le gritaba que lo rechazara, pero sabía que era poco probable que encontrara empleo rápido, y aun tenia gastos, y por mínimos que fueran, seguía necesitando el dinero



Fue como termino en el agujero que Antón llamaba hogar. El idiota había insistido en que podían compartir el departamento, dividir la renta y los gastos, se negó al principio, no quería que lo viera como si fuera un necesitado, pero su amigo lo termino convenciendo haciéndolo sentir como si estuviera haciendo un favor a Antón, después de todo el seguía estando en la milicia, así que no estaría con frecuencia con él, en ese tiempo Dmitri pagaría los gastos, y cuando Antón regresara él se haría cargo, después de todo no era caro



La invisible presencia se removió emocionada, al menos era algo bueno de todo eso, su sensación se hacía notar más seguido, como si estuviera en constante cambio y hubiera sorpresas, no quería arruinar eso, después del drama, se concentró más en las cosas buenas, le dedicaba más tiempo a dejarse abrazar por las emociones de su sensación y compartía cada sentimiento como si fuera lo más especial que había en el mundo. No podía quejarse, aunque el edificio probablemente fuera lugar de venta de narcóticos, no estaba del todo mal, la calefacción servía, y no debía preocuparse por que su compañero fuera un asesino en potencia, Antón era un completo idiota cuando se lo proponía pero era un tipo de ley. Incluso terminar sirviendo tragos de mala calidad en un bar de una fama aun peor no todo era tan malo, podría ser peor, podría ser el tipo que bebía esos tragos





*



Akira





Había escuchado alguna vez que todo estaba conectado, que de alguna forma compleja las consecuencias de algo que sucedía al otro lado del mundo se reflejaban en situaciones que no parecían tener relación alguna, al otro extremo del planeta, como una especie de efecto domino. Y lo mejor de todo era que jamás se podría saber cuándo es que alguien se veía afectado o implicado en esta cadena de situaciones sutilmente entrelazadas. Akira no solía complicarse mucho, no creía que por elegir helado de chocolate en lugar de vainilla fuera a provocar algún accidente automovilístico en Londres o algo así, pero le resultaba extrañamente fascinante pensar en esas cosas, como saber que cualquier cosa podía ser el centro del universo, podría ser la punta de su nariz o alguna lejana estrella que moría en alguna parte del frio y oscuro espacio, era extrañamente maravilloso y aterrador, porque el universo era enorme y muy complejo, y el solo estaba ahí en pijama, en medio de constantes cambios de todo tipo en todo el universo. Fascinante y muy aterrador





Solía ver por la su ventana hasta quedarse dormido, le gustaba ver las estrellas e imaginar todo tipo de cosas, le agradaba la sensación de cosquilleo en su vientre que eso provocaba, eran mariposas que revoloteaban de emoción, como los nervios antes de que algo muy importante. Era extraño y se sentía algo loco al ponerlo en perspectiva, pero era agradable. Suponía que mientras no se volviera un pirómano asesino, todo estaría bien. Así que disfrutaba de las cosas pequeñas, era agradable, y le gustaba compartir las emociones de calma y felicidad con la sensación en su pecho, como una extraña añoranza, un cálido y profundo sentimiento. Si cerraba los ojos, era como si lo abrazaran, y se sentía seguro, como una promesa de todo estaría bien, y lo creía así





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De sus amigos, Nao era en quien más confiaba, Yuu era su punto de partida para todo lo lógico y racional, pero Nao era con quien más se sentía identificado, era como si el supiera el momento exacto en que debía hablar y de que, era el más paciente y modesto de los cuatro, quizá por eso se le daba tan bien la fotografía. Desde que lo conocía, Nao tenía la afición de tomar fotografías a todo lo que viera, paisajes, multitudes, edificios, lo que fuera, Nao podía convertirlo en arte, incluso a él, extraño y sin gracia como lo era Akira, pudo capturarlo en un momento que parecía ser una de esas sesiones de fotografía profesional, se sintió alagado y sorprendido, lo primero porque su amigo lo había considerado un buen modelo, lo segundo porque incluso viéndose a sí mismo en la imagen, le era difícil creer que era el, en calma, como si disfrutara de todo y nada, se preguntó si así era como se veía cuando sentía a su sensación removerse en su pecho. La felicidad y cierta pena la invadió, algo intangible y que no sabía que era, le hacía feliz



Sonrió al ver la ver la foto que Nao aún mantenía, ahora en un bonito marco de madera color negro, visitarlo siempre le traía buenos recuerdos





-Entonces…-comenzó el más bajo-hable con Yuu hace algunas días…-rodo los ojos, dejo la taza de té sobre la mesa





-En serio?-el más bajo se encogió de hombros, con esa expresión de complacencia en su rostro-Supongo que crees que enloquecí





-Me preocupa que pases tanto tiempo solo-corrigió mientras le servía más té. Akira suspiro mentalmente, quizá Yuu era el más maduro, pero no podía mantener cerrado el pico si algo le molestaba demasiado





-Al menos sé que si muero, ustedes encontraran mi cuerpo en una semana…- murmuro provocando que el más bajo frunciera un poco el ceño





-Akira, hablo en serio, nos preocupas, no queremos que te sientas solo, y lamento que no quieras ser más abierto con nosotros, sé que hay cosas que no nos dices, y está bien que tengas secretos, pero podemos apoyarte con eso, no tienes que decirnos si no quieres, pero podemos ayudarte, no quiero que sientas que no puedes confiar en nosotros, somos tus amigos, te apoyaremos y ayudaremos en lo que sea que te pase- la firme expresión en el rostro de Nao le hizo estremecer





Si alguien sabia de tener secretos y sentir el peso de ellos, ese era Nao. Recordaba lo que eso provoco, por muchos años Nao sufrió en silencio, sin que ninguno de ellos lograra ver a través de ese gesto gentil que siempre tenía en su rostro, sin siquiera sospechar que su amigo sufría por dentro, por temor a lo que pudiera pasar si lo descubrían. Sintió tanto remordimiento cuando todo llego a un punto de quiebre, donde Nao se vio acorralado y ninguno de ellos lo supo sino hasta cuando fue demasiado tarde. Aun le revolvía el estómago recordar a Nao en esa cama de hospital, con el rostro lleno de hematomas y la venda manchada de sangre en el estómago. Aun sentía que no se había disculpado lo suficiente, y le avergonzaba recordar el cómo lloro como un bebé, siendo el mismo Nao quien le consoló, disculpándose por hacerlo llorar, Nao fue el atento y amable chico de siempre, aun siendo ellos quienes debieron haberse disculpado por no darse cuenta que su amigo sufría, y ellos no hicieron nada por evitarlo



Sintió un repentino nudo en la garganta, Nao era la persona más valiente que había conocido, superando sus miedos, siendo quien realmente era sin temor a lo que pensaran los demás, y aun antes de eso, siempre estuvo ahí para apoyarlo, ayudándole y poniendo su hombro cuando lo necesitara. Akira sentía que era un mal amigo, y Nao seguía preocupándose por él. El cosquilleo en su pecho intento calmarlo, pero ni eso evito que los ojos se le humedecieran





-Sea lo que sea, Aki-kun, nosotros siempre estaremos para ti- Nao sabía lo que estaba provocándole, lo conocía demasiado bien. Akira se mordió el labio inferior intentando suprimir el llanto, estúpido enano, el siempre sabia tocar su punto sensible





-Y-yo…- intento hablar, carraspeo al notar que le temblaba la voz-… juro que… jum… yo, te diré, si es como…- dijo despacio, pero no pudo terminar





-Como yo?- completo suavemente el más bajo





-N-no me refería… no quise…





-Se a lo que te refieres- le dijo con una amable sonrisa- Sé que no puede ser tan grave como para terminar en el hospital, pero sé que puede ser lo bastante malo como para que cargues tu solo el peso- le dijo con calma, como si hablara con un niño





Akira sabía que Nao tenía razón, pero no sabía si era lo mejor, porque eran cosas muy diferentes, Nao había admitido su orientación sexual, pero él no podía simplemente salir y decirle ‘Hey, tienes razón, la sensación en mi pecho está de acuerdo, porque tengo esta extraña idea de que nunca estoy solo y que hay algo que comparte todos mis sentimientos, no se siente genial decir la verdad?’ no quería terminar en una habitación blanca y acolchada, muchas gracias. Pero podía decirle la verdad a Nao, al menos parte de ella, sin quedar como un completo chiflado. Cuando estuvo seguro de que todo su voz no se rompería y que no terminaría llorando como un bebé, suspiro y asintió como una señal a que estaba listo para hacerlo





-Gracias por preocuparte Nao, no lo merezco, no de ti, no después de… - se reservó eso último, después de todo Nao ya lo sabía, el más bajo lo veía con calma, con esa expresión serena que le decía que todo estaría bien- te lo juro, estoy bien, no es nada malo, creo que incluso podría ser bueno, pero no es algo que pueda explicar, no lo entiendo ni yo, pero sé que es bueno…- se sorprendió un poco al escucharse a sí mismo, no era un tono muy firme, pero era convincente, porque así se sentía, sabía que esa sensación en su pecho era algo bueno, lo que sea que fuera, y una repentina oleada de calidez lo envolvió, porque era cierto, esa cosa, era buena, sintió suaves aleteos, casi como el latir de un corazón acompasado al suyo- créeme, es confuso, no sé explicarlo, no hay palabras para eso, pero sé que es bueno, y te prometo, que en cuanto descubra lo que es, serás el primero en saberlo, te lo prometo, por favor, no te preocupes por mí, si algo va mal, lo diré, no te preocupes- le dijo con toda la convicción que sentía, porque era cierto y la cálida sensación en su pecho parecía reafirmar eso, con suaves oleadas de calidez, como agradeciendo el hecho de que lo considerara algo bueno





Nao estuvo a punto de hablar, pero fue interrumpido la llegada de Shinji, el pelinegro no pareció sorprendido por encontrar a Akira ahí, por supuesto, Nao debió haberle enviado un mensaje mientras preparaba el té





-Hey, Akira-saludo dejando sus cosas junto a la puerta, Akira devolvió el gesto con un simple asentimiento, bebió el resto de su té para evitar tener que hablar, no porque le cayera mal. Vio como Nao se ponía de pie para saludarlo con un abrazo y un beso. Bien, quizá le desagradaba un poco, el tipo había tomado a su mejor amigo, pero tampoco lo odiaba, Amano había apoyado a Nao como ninguno de ellos lo había hecho, tal vez simplemente eran los celos de que Shinji había sido de más apoyo en unos cuantos años, que Akira en casi media vida de conocerse



Estaba feliz por Nao, honestamente lo estaba, después de todo por lo que paso, se merecía un poco de felicidad, y Akira lo mínimo que podía hacer era alegrarse por él, de que tenía un trabajo que amaba y una persona que lo amaba de una forma que ninguno de sus amigos podía hacerlo, y estaba seguro que Nao estaba feliz por todo e incluso infinitamente agradecido, porque Nao era así



Las visitas que hacía a Nao solían de un par de días, dos o tres veces al año, durante los fines de semana, era una especie de rotación, en días vacacionales solían reunirse los cuatro en casa de Yuu, en Tokio, porque Takanori no toleraba que estuvieran por más de un par de horas en su casa y tocaran sus cosas (pequeño idiota obsesivo), intentaban verse entre sí por lo menos dos veces al año. Y esta vez simplemente decidió que tomar el tren y llegar sin avisar, no era exactamente la definición de aventura, pero la sensación en su pecho lo empujo de alguna forma a romper un poco la rutina, incluso si solo era para dormir en el sofá de Nao



El ambiente era relajante, en una sencilla y simple situación, podía sentir el ambiente hogareño que esos dos creaban. Quizá no le caía del todo bien Shinji, pero aparentemente Nao veía algo bueno en él, algo que lo hacía sentir seguro y querido. El cosquilleo en su pecho se removió, no pudo evitar pensar en eso que anhelaba, en lo que podía sentir, pero que no estaba ahí. Ver a Nao y Amano de esa forma… Se arrepintió un poco al haber ido. Pero ignoro el sentimiento, algo que era muy parecido a la envidia





*







Dmitri





Algunas veces en su vida se había cuestionado cosas importantes, había tenido que decidir entre la espada y la pared, o como bien lo diría Anton, entre depredador y alíen. No le gustaba mucho tener que complicarse las cosas, así que elegía la opción más común, obvia y gris del repertorio, era un hombre de principios, al menos así le gustaba considerarse, pero no le gustaban los problemas, ser uno más del montón iba bien con él, y no tenía ningún problema en vivir con eso, monótono y predecible, algo que en el ejército enseñaban bien. Pero aun después de una vida siendo gris, predecible y siguiendo las normas que la sociedad dictaba, tenía dudas. Tuvo dudas cuando le dijeron que debía torturar a un hombre que jamás en su vida había visto, dudo cuando su padre le dijo que lo natural era hombre y mujer. Recordaba esa conversación, algo en las noticias sobre tolerancia homosexual, su padre apago el televisor y comenzó con un monologo que su madre y el escucharon, afirmo a cada cosa que su padre dijo y le dio la razón, pero observo a su madre, tenía ese tic nervioso en los labios de cuando le llevaba la contraria a su padre. Y quizá no eran dudas, simplemente era cuestión de moral y ser fiel a sí mismo, como su madre le había dicho luego de haberle llamado después de haber torturado a ese hombre



Algunas cosas aun le remordían en la conciencia, otras simplemente las mantenía en lo más oscuro de su mente. Era más fácil seguir la corriente, hacer lo que la sociedad dictaba, había visto lo que ocurría con los que no lo hacían, aun después de años recordaba a ese chico, un novato que había sido asignado a su grupo, no le habría prestado atención, de no haber sido por los otros que si lo hicieron. Comenzó con cosas tontas, esconder sus cosas, tomar sus cartas personales, bromas pesadas, nada que no se hubieran hecho antes con los novatos, pero había algo diferente, sabía que entre las bromas, había algo de verdad, a los demás les molestaba que alguien diferente. Un desviado, como todos le llamaban mientras bebían y jugaban cartas. El chico no delataba nada a primera vista, pero era su timidez lo que lo condeno, al principio fueron solo bromas, y poco después, algún imbécil rego el rumor, no sabía con exactitud qué tan cierto era, pero si sabía que el chico había caído en un juego y había revelado la verdad lo que solo habían suposiciones, el no participo en el hostigamiento, pero no hizo nada para detenerlo. Tenía miedo, estaba avergonzado de admitirlo, pero tenía miedo que le pasara lo mismo. Así que desvió la mirada y fingió que nada pasaba, y un día, alguien fue demasiado lejos. Poco después encontraron un cuerpo, lo clasificaron como suicidio. Nadie menciono las marcas en el cuello y ni que tenía la ropa mal puesta y que había sangre en sus pantalones



Mantenía esos recuerdos en los más profundo de su mente, le avergonzaba no haber hecho nada. Pero temía de lo que los demás eran capaces de hacer con los que eran diferentes. Solo debía seguir la corriente

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