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Orfanato Thousand Sunny por Eyaoi

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Notas del capitulo:

Deben ilustrar bien de que se trata la degunta parte del titulo. Bien: 

¡Feliz navidad! atrasado.... ok este capitulo no se trata de Navidad pero hare un capitulo sobre Navidad, cuando pueda por que quiero cuando los enanos sean un poco mas grandes. Bueno, que les guste este capitulo deeeee.....

Conversacion del pasado. 

Vergonzosamente desconcertante.

Sip. El sábado de la reunión con Crocodile ha llegado. A Paulie se estaba arreglando el cuello de la camisa, la única elegante y nueva que tenía. El restaurant Baratie era muy lujoso y extremadamente estricto con la vestimenta. Según Crocodile le dijo, tenía que ir tremendamente de incognito. Los chismes era casi el viento, así que su salida tendría que ser más que un secreto.

-¡mierda!- se agarró la cabeza -¡¿Cómo he llegado hasta esto?!- se quejaba – ¡qué miedo! ¡Qué miedo!- chillo.

Se encogió. Estaba aterrado. Aterradisimo. Tenía tanto miedo, pensaba que en el restaurant se desmayaría. Solo imaginando sentado frente a Crocodile, un hombre de mirada que daba miedo. En la época que empezó como carpintero a los veinte años, los rumores de que tenía trabajos ilegales y que enviaba matones a las casas de la gente que él debía dinero. Con suerte no le toco nunca al rubio, porque era terrible lo que hacían con ellos. Ironías de la vida. Ahora este pelafustán, necesitaba su ayuda. En toda su vida creyó pedirle ayuda a un tipo tan siniestro como el, pero era el único que estaba en la misma situación, no parecida pero casi la misma. Tampoco tenía mucha opción, no conocía otro que tuviera novio.

-vamos, Paulie. Tu puedes, vamos ve y pregúntale sobre…- se enrojecía cada vez que lo recodaba chillaba del nervio.

Solo se fue de su departamento en las calles cercano al puerto y su trabajo. Se colocó un sombrero y lentes, para pasar por el mercado e ir directamente donde tenían acordado con Crocodile. El cartel de Baroque Work era más grande que el de Water 7, luminoso.

-no digas nada del cartel- escucho la voz profunda de Crocodile que le asusto –Doffy lo pidió, no lo puedo devolver-

-Doffy es muy dominante- dijo el rubio sin querer. Crocodile le corto la mirada –perdón- Crocodile le bufo el humo en la cara

-¿querías hablar de eso?- dijo tajante -¿de la dominación en pareja?- Paulie se enrojeció bajo su sombrero

-vamos al restaurant ¿quieres?- dijo y se fue derecho al Baratie que quedaba a la otra punta del puerto.

El lugar se alzaba como un gran pez, si un pez construido a propósito sobre un acantilado. Que daba bellamente al mar de frente y de los costados, la playa. A esa hora en particular empezaron a llega gente de alta alcurnia a comer sus cenas resplandecientes de oro y quítales. O más bien, para regocijarse de lujos.

-Bienvenido Sir Crocodile- dijo el garzón que atendía en la entrada de boca de pescado

-muchas gracias- dijo el hombre

-¿mesa para uno o dos?-

-dos, uno en los lugares privados. Tengo una reservación hombre –pero no quiero que nadie sepa que estuve aquí ¿entendido?- el garzón asintió y guio ambos hacia el restaurant.

Lo primero que hicieron es caminar aun pasillo más oscuro, que daba al paisaje y era lo único que iluminaba el pasillo. El garzón los llevo llegando una puerta, abriéndola dándole el permiso de entrar a Crocodile y el atónito Paulie.

-¡WOW!- grito sin querer el rubio. Crocodile gruño –lo siento-

-me alegro. Pero no seas como Doffy ¿quiere?- Paulie asintió con pena.

Entraron a un cuarto con paredes marfiladas y puntas en cada esquina dorada. Hay un ventanal gigante que marcaba toda la pared y dejaba un gran paisaje de la playa. En medio de las decoración como floreros, cuadros y una puerta que daba al baño. Una mesa para dos personas, bastante de la realeza.

-siéntate menso- dijo Crocodile ya sentado. Paulie seguía parado en la puerta. Se percató y se fue a sentar.

-¿Qué se servirán?- pregunto el garzón aun en el cuarto

-El especial del Chef y dos botellas de vino- dijo Crocodile indiferente sacando un puro –estaremos aquí mucho tiempo, si pido otro me lo traerán ¿entendido?- el garzón reverencio impasible y salió del cuarto.

-¿Por qué no eres más mable con el camarero?- pregunto Paulie enojado. En ello Crocodile le tiro un puro frente a sus ojos y este lo recibió. Ambos lo encendieron al mismo tiempo, mientras esperaban la comida. Crocodile se recostó en la silla mirando hacia el techo.

-¿quieres oírlo o no?- pregunto Crocodile austero, Paulie se estremeció. El sonido del mar se escuchaba a lo lejos. Fuerte, como las manos de Paulie agarrando la silla del nervio.

-por favor-

Crocodile soplo. El humo se desintegro en el aire. Solo para comenzar el relato.

-Contare desde el principio de esa tarde, fue una semana después de que Doflamingo se recuperar de esa fiebre que duro varios días. Si, días una semana después de que llego a Water 7….

 

Hace tres años. Un alto Doflamingo estaba pendiente de cada movimiento del reptil del que estaba loco por agarrar de hace una semana, antes de que cayera enfermo en cama por tres días. En el puerto, el caminaba detrás suyo, con la mirada de todos pendiente de que el jefazo de todo el puerto. Era acosado por un sujeto vestido de rosa.

-¡¿te puedes ir?!- grito Crocodile mientras caminaba

-no-

-¡por lo menos se menos deja de caminar como un acosador!-

-no-

-¡entonces vete a casa!-

-ya te dije que no- dijo riendo Doflamingo

-¡¿Qué hago para que te vayas?!- le grito Crocodile deteniéndose. Doflamingo pensó un rato, e inesperadamente, no tanto. Con su velocidad increbrantable, le agarro de la barbilla a Crocodile y en frente de todo el puerto…. No alcanzo a besarlo por que Crocodile le agarro de la ropa y lo lanzo al mar.

-¡Hey!- grito Doflamingo desde el agua sujeto a un palafito

-¡muy cerca!- chillo en susurro Crocodile y se fue corriendo del puerto a su oficina.

En ello, se sentó en su escritorio para ver algunas cuentas de transportes. En Water 7 no había maderas originarias de ahí. Así que pedían de otros lados. Aburrido, se golpeó el rostro contra la mesa.

-ese maldito. Aparece y me deja en vergüenza en frente de todos. Me da tanta rabia….-

-¿Qué pasa Croco?- dijo una voz que lo asusto cayéndose de la silla de ruedas.

-¡Belle!- grito enojado -¡¿Qué mierda haces aquí?!- la mujer de cabello burdeo sonreía divertida.

-nada, buscando a Nami. La traje a verte, pero se me perdió- dijo riéndose –tan revoltosa-

-¿tiene dos años y se te pierde?-

-no, porque la seguí aquí- dijo la mujer apuntando al escritorio. Crocodile bajo la mirada, encontrándose con un bulto naranja. Era una niña y esa niña, era Nami de dos años con una bolsa en sus manos. Crocodile la saco de la ropa y ella riendo tenía en sus manitas agarrando la bolsa.

-dámelo- dijo Crocodile

-¡no!- chillo alegre

-dámelo o te tiro por la ventana- le advirtió Crocodile a la niña.

-¡no!- dijo riendo

-te me haces recordar a alguien...- dijo Crocodile sin pensar. La niña se soltó de sus manos y desde el escritorio se lanzó a los brazos de su madre.

-¡tonto, tonto Crocodile!- dijo Nami sacando la lengua -¿eh?-

-¿buscas esto?- el reptil alzo la mano y tenía la bolsita de joyas en su mano.

-¡¿eh?! ¡Mami! ¡Croco tiene la bolsa!-

-esa bolsa se la quitaste tú, así que no habrá dulces para ti- dijo Bellmere, haciendo que la niña llorara

-¡pero! ¡Mami!- chillo rascándose los ojos, en ello la mujer dejo a Nami en el suelo, se dirigió a la puerta y la abrió dejando entrar a otra niña de cabello morado mayor que la otra.

-Nojiko, cuida a tu hermana un momento, tengo que hablar con este idiota- dijo Bellmere y desde lejos:

-¡oye!- chillo Crocodile. La niña mayor asintió y salió con su hermana –ya ¿Qué haces aquí? Vienes a molestar o que sea niñera-

-ni una de las dos- la mujer se acercó y se sentó en la silla frente al escritorio. Bellmere era bellísima, así que aunque Crocodile nunca había sentido nada más que una amistad de la infancia y casi un hermana que por obligación tuvo que crecer con el junto a más niños, le temía y a la vez que le tenía respeto –escuche que tienes novio- dijo por fin crispando a Crocodile 

-¡¿Quién te dijo eso?!-

-¡ah es verdad!- dijo alegre Bellmere -¡al fin saliste del capullo asexual! ¡Te felicito!-

-¡¿Cómo capullo asexual?! ¡He estado con mujeres imbécil!-

-tu y yo sabemos que es tan mentira como que Shirohige alguna vez tuvo esposa, y esa cosas lo comprobamos a la mala- dijo pensante Bellmere en el pasado era igual de revoltosa que la Nami del presente –bueno da lo mismo. Dime quien es ¿Cómo se llama? ¿Es de Water 7? ¿Es extranjero? ¿Es el hermano de ese rubio alto con cara de amable y que tiene un niño cargando en sus brazos?- Crocodile le miro  abriendo los ojos como platos. Ella se reía de su cara

-¿es obvio? Digo, el no es mi novio-

-pero si le besaste- dijo Bellmere –se te nota en la cara. No chilles ¿quieres?- Crocodile se miró la mano nervioso –al final, te gustan los chicos ¿no?-

-¡no!- grito golpeando la mesa -¡nada de eso! Solo nos dejamos llevar nada mas- no era lo que quería decir, se le había salido -¡o dije nada!-

-¡oh! ¡Es verdad! ¡Es verdad!- dijo riendo la mujer –solo vine a hostigarte a que me lo dijeras y se te salió solo- se rio con los gritos de Crocodile.

Entre los reclamos de Crocodile y las risas de Bellmere, se pausaron hasta llegar a un silencio. Dejando a Bellmere mirando a Crocodile sonriendo, al mismo tiempo que el miraba las ojos llenas de garabatos que dibujo. Pensando en el rubio.

-ya no somos niños- dijo Bellmere

-al fin tienes razón- dijo Crocodile dibujando de nuevo garabatos

-siempre tengo la razón- le corrigió Bellmere -¿te gusta el rubio? El rubio mayor-

-¿Qué te importa?- dijo Crocodile austero

-si me importa y me importa tu felicidad- dijo Bellmere –y le interesa principalmente a Shirohige- se sentó mejor de lo que estaba y se le acercó a encararlo -¿sí o no?-

-Ni puta idea- dijo Crocodile dejando de dibujar –no se y no quiero saberlo. Nunca jamás sentí nada y se quedara así-

-no debes hacer eso- dijo Bellmere –si te presionas más, no aguantaras y perderás-

-prefiero asa. No quiero volver a ver lo mismo ¿entendiste?- dijo Crocodile –tu tuviste la suerte de encontrarte esposo poco después de que salimos de la casa de Shirohige-

-mi esposo está muerto ¿recuerdas?-

-perdón- se disculpó a lo estúpido que dijo, pero ella seguía sonriendo 

-no importa- dijo encendiendo un cigarro –tengo una idea- le apunto con el cigarro –ve a la mansión de Iceburg, se alojan todavía ahí porque el viejo le dio permiso y le pagan. El menor, Rocinante, me dijo que trabaja vendiendo cosas para Iceburg y así le paga su alojamiento. Ve esta tarde y pídele una cita al mayo ¿ok? Así te aseguras-

-¿asegurar que?- pregunto Crocodile confuso

-asegurar que sientes- le afirmo –esta noche, si no. Quedaras como un gallina-

 

¿Ir esa noche? Acepto, no tenía otra cosa o le dirían Shirohige y el reptil estaba harto de que se entrometiera en todo. Se distancio de la casa que vivían todos juntos por ello. Aunque, ese es otra historia. En la noche estaba parado en la puerta de Iceburg, decidiendo mentalmente en tocar  o no. Al final, llamo a la puerta.

-¡ah! Hola Crocodile- dijo Iceburg en la puerta –espera ¡oye Doflamingo! ¡Te viene a buscar!-

-¡¿Quién dijo que le vine a buscar?!- grito el reptil enojado

-se nota imbécil- dijo el hombre. En ese momento, una ráfaga rosada, se lanzó hacia Crocodile botándolo al suelo.

-¡Me vino a buscar! ¡Reptil de mi vida!- chillaba feliz Doflamingo

-¡cállate enfermo! ¡Suéltame!- le bramaba Crocodile, pero el otro no cedía. En tanto Iceburg no podía tapar su risa.

Crocodile le miraba y le paro el dedo de en medio para insultarlo. Se levantaron y salieron del lugar. Crocodile, enojado caminaba mientras que el otro tenía una emoción formada en un aura de emoción.

-¿Dónde vamos hoy? ¿Esposo mio?- dijo Doflamingo emocionado

-donde sea que no sea cerca del puerto-

-¿para qué?- pregunto Doflamingo

-¿para que quieres saber?- dijo Crocodile enojándose de verdad.

-para esto- objetivo logrado, Crocodile dio la vuelta para golpearle, pero Doflamingo era más rápido esta vez. Esquivo el garfio, y de lleno le tomo la cara. Besándolo a la fuerza. En medio de las calle, con los faroles resplandecientes por la noche y el mar a su lado.

Se besaban. El que le robó el beso, lo disfrutaba. No se resistió. Cada segundo, dejándose llevar por la boca del otro. Doflamingo le sujeto el rostro, acariciando su mandíbula. Dejaba que su experta caricia, la disfrutara como pudiera. Para su lujo, Doflamingo, con los ojos abiertos. Planeo en… darle una zancadilla en el pie.

Antes de caer, Crocodile fue tomado y colocado como saco de papas en el hombro del rubio.

-¡¿Qué mierda?!-

-vamos a la playa- dijo, corriendo por la orilla del puerto.

Con algunos transeúntes caminando por la noche que los vieron. Riéndose por lo bajo o mirándolos raros. A Doflamingo se le ocurrió correr por una feria navideña, si, quedaban tres días para navidad y algunos seguían la tradición colocando adornos y vendiendo cosas para regalo. La pareja recorrió por todo la feria. Con la mirada de la gente, reconociendo a Crocodile. Ya fuera de la feria, Doflamingo se detuvo. Dando un silbido grande, pidiendo un taxi. El rubio abrió la puerta, lanzo al otro al auto y cerró la puerta, mirando al conductor. Un viejo cobre parecido al quijote.

-¿Dónde?-

-A la playa del oeste- mando Doflamingo.

-mande- dijo el conductor y acelero.

-¡¿qué pretendes t…?!- grito Crocodile, interrumpido por Doflamingo con un beso.

Dentro del taxi, sin importar del conductor. Doflamingo agarro a Crocodile de una manera para que no se escapara abriendo la puerta, o que lo pateara. Comenzó a jugar con los sabios del reptil, moviéndose y relamiendo de manera brusca. Contra la puerta, lo contraía sintiendo su ropa, queriéndola rasgar, tener su cuerpo musculoso para morderlo. Comérselo. Agarrando su rostro para enterrar sus uñas, agarrarle la cabeza y tocar su cabello lacio. Negro y engominado. Bien peinado. En tanto aquel reptil ya no aguantaba, no luchaba como siempre. Mandaba todo a la mierda, dejando su cuerpo para otro. Hasta que recordó que estaba en un taxi.

-¡Flamenco hijo de Puta! ¡Estamos en un taxi!- le grito agarrándole su cara para separarlo.

-¿Cuánto falta?- pregunto Doflamingo al conductor con la cara apretada

-ya estamos llegando- dijo el hombre nada de molesto –sigan no más, no es primera vez que me pasa esto-

-usted me agrada- dijo el rubio, con Crocodile mirando atónito. Pero el emplumado le agarro de la cara y siguió comiéndoselo.

 

El taxi tardo un poco más en llegar a la playa. Había un tráfico horrible, pero al llegar y pagar al hombre que ni pudor mostraba su rostro. Doflamingo le agarro del garfio a Crocodile para ir a la playa corriendo. En ella, con el frio que hacía, Doflamingo cruzo su brazo por las caderas de su acompañante y de la mano que si tenía.

-¿Qué mierda haces?- dijo brusco Crocodile.

-bailar ¿Qué más? ¿O quieres algo más?- en la arena empezó a girar tontamente como si bailara, girando de un lado a otro hasta llegar al mar. Tocando el agua fría, arruinando los zapatos del reptil –Tarara, rara, tarara-

-¿Por qué lo haces? ¿Eh?- le dijo amenazante -¡¿pretendes hacer algo?!- Doflamingo sonrió. Sarcástico.

-¡oh! ¿No sabía que eras pervertido?- se acercó a la cara fuerte

-¡nada de eso!- grito Crocodile

-¡claro, claro! Oh esposo ¿Qué piensas que hare ahora?- trago aire en su rostro, el aliento de Doflamingo provocaba que quien lo olía, en este caso el reptil, se le vinieran los colores a rojo en toda la cara. Comenzándole a temblar las piernas, perdiendo el equilibrio de sostenerse ante la tentación de no agarrarle la ropa. Rajarla era un pensamiento prontino que le vino. Queriéndolo sacar agitando su cabeza.

-eres una maldita mierda…- dijo entre diente, para luego besarlo

 

Las olas golpeaban, el viento congelaba. A lo lejos se oiga un sonido de gaviotas con insomnio y murmullos de caballos. Galopando por la vereda. Junto a sus dueños que hablaban tranquilamente los unos a los otros. Mientras que a sus pies, no notaban como un par de locos musculosos se quitaban a golpes la ropa. Rajandosela, con desesperación. Sin poder separarse el uno al otro de sus bocas. Bajo un palafito como la vez que se besaron intensamente a no llegar a mayores, estaban en la misma posición. Sin embargo, esa noche, ni uno de los va a detenerse.

Con los dorsos desnudos, se lanzaron a la arena para revolcarse. Sentir el cuerpo del otro con un frio que ellos, ni uno sentía. El ardor de su deseo era más fuerte. Era más tangible que cualquier pensamiento, ellos estaban en cero, blancos. Desapercibidos del alrededor para solo meterse en ellos mismo esa noche. Para evolucionar en uno solo, compartirse. Tocándose los cuerpos con locura. En un momento, Doflamingo aprovecho de que su hermoso nuevo conocido se agarraba de su cabello puntiagudo para correr su mano larga y morena. Por debajo del pantalon de trabajo.

-oye…- murmuro Crocodile

-¿a que no quieres?- adentro su mano más encontrándose con el trasero del reptil –mira, que se adentran como si le pertenecieran ¿o no?- en vendad, aquellos dedos rasposos de Doflamingo se adentraron rápidamente a su trasero. Dejando toda libertad de moverlos como quería, adentro sus dedos más dejando que la sobreexcitación se revelara de una manera que a Crocodile no se le fue evitable, que le saliera un gemido entre los dientes.

-oh… ¡que hermoso!- grito Doflamingo, Crocodile le golpeo con el garfio.

-¡cállate! ¡Pueden oír!- dijo, queriendo volver a darle otro. Con Doflamingo deteniéndolo de golpe

-no. Quítate eso o te daré más fuerte que no te podrás ni parar ni sentar ¿eh?- le sonreía, convirtiendo a Crocodile en un maldito monigote que podía manipular por la noche ¿Por qué lo relato? Porque, después de diez años y de negarlo durante todos esos años. Crocodile dejo su garfio que lo acompaño desde niño en un accidente. Para abrir la bragueta de Doflamingo, el otro lo hizo de inercia.

Doflamingo usaba ambas manos, para mover sus dedos dentro del trasero de quien tenía arriba suyo y con la otra trababa que se corriera pronto. Su acompañante solo disfrutaba tocar su cuerpo, sea el pecho, el rostro o incluso el abdomen. Fornido y asquerosamente, sexy.

En un momento, Doflamingo se dio la vuelta. Tumbo al otro en la arena, saltando la tierra en su cabello. Recorriéndolo por su cuerpo sudado. Pavoneando su pecho por la respiración, mirando con enojo a Doflamingo.

-¿asustadito?- dijo entre risas

-cállate- le dio una patada, pero no le dolió. Bajo los pantalones de Crocodile, hasta las rodillas y este mismo los dejo caer hasta los tobillos. Quedando totalmente como llego al mundo frente al rubio. El mismo, se agacho a su musculoso cuerpo, sacando su larga lengua y recorrerlo desde las clavículas. Por el pecho, el estómago, llegando a un solo centímetro de lo que vendría a dar un mordisco.

Provocando efectivamente, una mancha blanca en toda la cara. Riendo de lo rápido que fue, Doflamingo se alzó hacia Crocodile para mirarle a la cara. Sin quitase los característicos lentes.

-con la luz del farol- dijo Doflamingo con Crocodile muerto de la vergüenza –y ese sudor…- se acercó más, oliendo su cabeza hasta su cabello –me dan ganas de comerte, pieza por pieza- le mordió el cuello. No con suavidad, sino un buen mordisco medio caníbal que le apretó el cuello al reptil haciéndole gritar de dolor, mientras que a la vez, los dedos del otro. Comenzaron de nuevo su juego, para remontarlo. Digo, mejor. Montarlo.

Lo vuelta, agarrando sus caderas y girarlo con la cara a la arena y saben que significa eso. Abrió la boca, saco la lengua. Con el descontento del otro en un quejido de disgusto, Doflamingo introdujo su lengua dentro de su trasero para mojarlo. Lamerlo como un perro, que al mismo momento apretaba su trasero para separarlo. Crocodile se quejaba de lo más incómodo que estaba y de lo vergonzoso que le formaba. Sentía que se le iban las piernas al suelo. Caer y dejarse llevar, ya estaba perdido. Lo único que le quedaba para conservar su dignidad era su boca, porque lo demás de su cuerpo. Era del moreno.

-¿vas bien?- pregunto en el momento que se detuvo y acomodo su cabeza en su espalda sudada y fría

-¿Cómo mierda voy a estar bien? ¿Eh?- dijo Crocodile respirando entrecortado. Oculto su rostro en la arena –rápido ¿quieres?- murmuro, Doflamingo se le vinieron los colores de rosa a rojo.

-me alegra- dijo sonriendo.

No se dijo más. Solo era el mar lo que irrumpía el dolor que sentía Crocodile, al momento que Doflamingo entraba a su cuerpo de manera brusca. No fue suave como se piensa, fue brusca ay dolorosamente apasionante. Ante la fuerza que oponía Doflamingo en su acompañante, este comenzó a contraerse y arrepentirse, tratando de escapar arrastrándose por la arena. Pero este le agarro, le tomo de la mano y el muñón. Atrayéndolo forzosamente a él. Crocodile no aguanto y grito de dolor, el dolor era fuerte. Como si le estuvieran desgarrando la piel. No como le habían platicado, era doloroso y horrible. Pero el otro, disfrutaba tanto tenerlo que con las manos sujetas. Comenzó a moverse una y otra y otra y otra vez, besándole la espalda. Dejando un camino de saliva y sudor.

-duele….-murmuro Crocodile cuando Doflamingo se detuvo –sácalo, ahora…-

-no- dijo tajante Doflamingo agarrando más sus caderas –intenta adorarlo ¿quieres? O será mucho…- se acercó a su oreja –mucho más fuerte ¿quieres eso?- se rio.

-eres un bastardo-

-me lo dicen mucho- le contradijo riéndose.

Regreso a sus movimientos bruscos, a su aguante de no venirse dentro. A agarrar las manos  de Crocodile para que no escapara o sujetarlas cuando este le dio vuelta y con el rostro pegado en el del reptil, para ver sus expresiones. Una combinación digan de placer y dolor, volvía loco a Doflamingo. A tal punto que no se detuvo a pesar de las suplicas y las lágrimas que corrían por el rostro de Crocodile. No importo. La noche siguió y ellos no se detuvieron hasta que el sol se asomó.

Y Crocodile estaba desmayado.

-¡¿te desmayaste?!- chillo Paulie en el presente, con la cara roja

-¿Qué te sorprende?- le dijo bruscamente fumando su puro, con una copa vacía en la mesa –ese maldito Doflamingo fue muy brusco-

-entonces…- dijo Paulie seco -¿te gusto?- Crocodile maduramente, escupió otro poco de humo al techo. Quedando en ese recuerdo, del cómo se sintió del como odio, amo y desesperadamente quiso matar a ese emplumado. Fue hace tres años. El tiempo, era más rápido que la misma existencia. Con el plato medio vacío de carne fileteada y algo que quedaba de puré con picante con verduras a los costados y tomatitos partidos.

-si no fuese así- dijo por fin luego de un silencio gigante –ahora será el aniversario de muerte de Doffy y no de nuestra relación- Paulie quedo impactado a lo dicho. Mirándolo por un buen momento, preguntándose: ¿Cómo es que no cambio? -¿Qué miras tan estúpidamente?- le gruño Crocodile

-sé que te enojaste luego de ello con Doffy- le dijo cortante –duro una maldita semana por que él te rogo…pero…pero…- el reptil se percató de las lágrimas que comenzaron a salir de Paulie. No eran lágrimas de tristeza, a su expresión y sus labios. Era dolor. Paulie se agarró la cara con desesperanza –son 5 meses o no sé cuánto son. Pero este estúpido no me ha dicho nada. Nada más que de trabajo, como si esa noche no hubiera pasado nada  y que se quedara en el vacío para siempre. Crocodile… eres un maldito suertudo- el reptil le miro sorprendido, porque sonreía con pena –Doffy te quiere más que nada en el mundo. Te quiere más que el orfanato o incluso su hermano o su propia vida. No lo desperdicies… por que al menos la persona que amas, te corresponde- a su dolor. Retumbo su cara contra la mesa, agarrándose el cabello con dolor. Llorando desgarradoramente, quebrando el semblante negro de Crocodile. Dándole pena. A la vez, dándose cuenta.

-¿estás enamorado de ese saca moco?- pregunto de improviso y Paulie levanto la mirada enojado.

-si no hubiera sido así, no le hubiera dejado hacer nada- dijo con rabia –estoy enamorado de el desde los trece cuando empecé de aprendiz en la compañía. Él tenía unos veinte seis años y no me importo que fuera mayor o mi capataz en ese tiempo. Por qué me enamore siendo un niño, pase años enamorado siendo un estúpido subordinado cagado, me enamore. Pero el no siente lo mismo. Para el, esa noche solo fue de consuelo. Una noche más de lo puto que es. Me da rabia Crocodile, tienes todo en la mano. Mientras que yo, me tengo que conformar con mis manos…- oculto su cara para seguir llorando, pero Crocodile seriamente. Golpeo la mesa.

-¡¿y se lo has dicho?!- grito. Paulie se asustó saltando de la silla -¡si no se lo has dicho! ¡Entonces sufres solo imbécil!- 

-¿a si? ¡¿Cómo mierda quieres que se lo diga?!- le grito sarcástico -¡él no me habla! Y cada vez que le quiero hablar, me saca de su oficina. Se lo pide a Franky para no hablarme- se rasco los ojos pro sus lágrimas –no le puedo decir nada… me… me da miedo…-

-¿Qué te puede dar miedo?-

-que me odie, que me despide y no me quiere ver nunca más… eso le tengo miedo- dijo Paulie apenado

-exageras- dijo Crocodile. Paulie negó

-no, paso una vez con un trabajador. Fue novio de Iceburg y lo despidió luego de terminar con el-explico el rubio secándose los ojos –por ello le tengo miedo-

-ambos son idiotas- le dijo brusco Crocodile –te hare una propuesta- Paulie lo miro –una semana, no un mes por tu cobardía. Si no le dices en un mes, se lo diré yo-

-¿eh?- era lo único que se le ocurrió decir. Por qué….

La puerta del salón se oyó. Crocodile grito que pasaran, sin embargo. No se esperaban que… un horda de seis niños entraran empujón do al garzón y a su paso, lanzarse a Paulie cayendo los siete de la silla.

-¡¿Qué carajo hacen aquí?!- grito Crocodile enojado -¡¿Cora saben que hacen aquí?!-

-¡venimos por Papa Paulie!- grito Lucci sentado en el pecho de Paulie atónito -¡escuche perfectamente que iba a venir aquí!- se dirigió a Paulie agarrándole la cara –no quiero que me deje por otro-

-¿de qué hablan?- pregunto enojado Crocodile. De esa misma forma, apareció Doflamingo en la puerta riendo.

-yo los traje y creo que se me soltó un que otra mentirilla- se rio, se acercó a Crocodile mientras que los niños saltaban encima de Paulie. El emplumado lo abrazo –no iba a dejar que mi esposo cenara con otro ¿no crees que me dejaría celoso?- rio de nuevo. Crocodile se agarró la cara.

-¡Crocodile! ¡Dijiste que no le dirías a nadie!- grito ¨Paulie pero Lucci se abalanzo a su car para abrazarlo

-se lo tuve que decir. Era eso o te mataba a ti. Créeme lo hace- confeso Crocodile -¿tenías que traer a los niños?- le regaño

-ellos me siguieron. En el orfanato dije: voy a ver a Paulie y estos corrieron a mi lado. Bueno… en realidad no me di cuenta de que me seguían hasta llegar al puerto-

-Cora debe estar hecho un volcán- dijo Crocodile.

Paulie logro levantarse con Lucci agarrado de su cuello y Kaku del brazo derecho. Sonriendo como siempre. Los demás niños le tomaban las piernas y Califa la cadera.

-llevémoslos donde Cora o nos matara- dijo Paulie con el peso de los niños en su cuerpo

-¡no!- gritaron todos

-¡no deben salir sin permiso de Cora! ¡Con esto estarán castigados hasta que sean adultos!- grito enojado Paulie.

-¡mejor no vamos!- chillo Jabra –así nos saltamos un castigo- todos asintieron

-¡si mejor!- chillo alegre Kaku

-¿Dónde pretenden quedarse si no es el orfanato?- dijo Paulie furioso

-¡en su casa!- chillo Fukuro de pronto. Todos chillaron contentos

-¡eso! ¡Como Franky y Robin!- chillo Califa

-¡será grandioso! ¡Diga que si Papa Paulie!- animo Kaku

-¿Qué? Mi departamento es enano, no va caber todos- se excusó como podía el rubio

-¡entonces solo lléveme a mí!- chillo Lucci con su mirada indiferente -¡tengo que ir! ¡Yo seré su esposo!-

-¡¿Qué?!- se enojó Jabra -¡dijimos que iremos todo! ¡No te hagas el favorito!-

-¡es verdad!- chillo Califa -¡no te hagas el jefecito!-

Paulie se estaba cayendo. Por la pelea que formaron los niños en su cuerpo, agitándose como lo locos. Casi botando a Paulie en el suelo. Por conciencia y por qué el garzón enojándose por la pelea. Sacaron a todos a patadas del restaurant. Fuera, Paulie aun tenia a todos los niños sujetos de su cuerpo.

-¿Qué harán con estos?- pregunto Paulie

-llévatelos, a Cora no le importara- dijo Doflamingo tranquilo

-¿Cómo me los llevare? No tengo ni auto- dijo Paulie –Croco ¿me ayudas?-

-no- dijo Crocodile tajante. Mirando hacia atrás de Paulie y luego a Doflamingo sonriente -¿planeaste esto no?-

-no había otra opción- dijo el emplumado alegre. Paulie se percató y giro, saltándole la agonía de su ser.

-hijos de perra- murmuro. El auto de Iceburg se estacionaba cerca del restaurant, con ese mismo dentro sin mirar más que el frente. Con la pena del mundo, camino con todos los niños al auto. La pareja miro a su amigo entrando al auto con todos los niños con dificultad y alegres a la vez.

-son unos imbéciles- comento Crocodile

-lo sé- dijo Doflamingo.

Entraron al auto y se estacionaron en la playa. Doflamingo, insiste mucho y más cuando escucho toda la conversación. Mientras tanto, en el auto de Iceburg.

-a mi casa- dijo Paulie triste con todos los niños con la cara en su cuerpo. Iceburg no se inmuto. Paulie triste miro a la ventana. Pero Lucci se dio cuenta de ello y grito:

-¡a su casa viejo de mierda!- Iceburg miro hacia atrás para encarar al niño

-¡si oí enano de mierda! ¡Tú no me mandas!- grito

-¡¿de verdad?! ¡Entonces respóndale a Papa Paulie!-

-¿y por qué tengo que hacerlo?- le pregunto sarcástico

-¡por qué Papa Paulie están genial que debe ser respetado como un rey!- el niño se lanzó a la cara de Paulie -¡también es mi esposo! ¡El merece que le respondan!- el auto se puso en silencio con todos los niños poniendo toda su concentración a Iceburg. Y Paulie mirando con ojos de esperanza al mayor. En un movimiento, Iceburg giro y tomo el volante.

-será- dijo Iceburg nervioso –te dejo en tu departamento-

Con esas palabras y luego de cinco meses. Paulie sonrió. Le había vuelto a hablar.

-así se hace- dijo Lucci con orgullo. Pero se cayó al acelerar el auto.

Todos incluyendo Paulie se rieron.

Kid estaba en la noche en el orfanato, caminando solo. En realidad, buscaba el baño y como luego de la restauración del orfanato, cambiaron de sitio el baño. Por qué Lucci y Kaku se quedaron atrapados en la tormenta. Siempre olvida donde se encontraba. Bostezando por el sueño, caminaba con la mente en tinieblas. Por qué dos razones que le hizo salir de la cama, y salir a altas horas de la  noche por los pasillos congelados. Una, se estaba meando luego de hacer una competencia de ¿Quién bebe más jugo? Con Luffy y Bonney. Luffy gano. La otra, que tuvo una pesadilla horrible y no podía conciliar el sueño de nuevo.

-Eusstass-ya- dijo la voz que menos quería escuchar a esa hora

-¿Qué mierda quieres Trafalgar?- dijo Kid girando y encontrándose con Law, con su peluche para dormir al fondo del pasillo. El no pudo contener partirse de las carcajadas -¡¿Llevas un osito para dormir?!- le grito riendo

-¡¿Qué te interesa?! ¡infame!- grito Law

-¿infame?- pregunto Kid confuso

-olvide que eres muy estúpido para comprender palabras complicadas- dijo con orgullo Law. Kid gruño de rabia –da lo mismo. Voy al baño ¿Dónde vas tú?-

-al baño- dijo Kid enojándose

-¿te perdiste?-

-no soy Zoro-

-pero si te perdiste- sonrió Law al darse cuenta que adivino. Kid le ignoro volviendo a irse por un pasillo –es por allá imbécil- dijo Law apuntando detrás suyo

-¡ya lo sé!- grito el otro devolviéndose. En tanto que se devolvía, diviso algo detrás de Law. Una pequeña figurita que se asomaba con miedo por la oscuridad. A Kid le sorprendía mucho de que Penguin no se quitara ese asqueroso gorrito ni para dormir.

-¿Capitán?- dijo con miedo Penguin

-¿eh? ¡Penguin! Ve a tu cama – le ordeno Law, pero Penguin estaba con miedo apretando las piernas.

-es que… tengo que ir…- dijo con nervio. Kid sonrió con malicia, recordando el accidente de Ace con Sanji hace unos días.

-de acuerdo, te acompaño- dijo Law tomándole la mano. Kid de ese momento que se dirigían al siguiente pasillo, camino detrás de ellos con sigilo. Queriendo asustar a Penguin.

Sin embargo, fue otro que se asustó. Una mano se asomó en la penumbra agarrándole del hombro.

-¡ah! ¡Hijo de puta!- grito a todo viento cayendo al suelo -¡Killer! ¡No me asustes así con una mierda!-

-Papa Cora-san te regañara por el lenguaje- dijo Killer solemne como siempre

-me vale una caca. No me asustes así, casi se me sale los riñones- dijo agarrando sus estomago del susto. Al mismo tiempo, Law y Penguin reían. Kid enojado se acercó para golpearles. Killer lo detuvo antes de.

-¿Qué hacen todos aquí? ¿No Papa Cora-san los mando a dormir?- dijo Killer serio, hasta que -¿duermes con un peluche?- pregunto de pronto mirando el peluche de oso polar que Law que tenía sus bracitos.

-yo voy al baño y Penguin también, como Kid al parecer ¿y tú?- dijo Law

-baño ¿Quién no bebió de más en la cena?- dijo Killer cruzando los brazos.

-Capitán…- murmuro Penguin apretando más sus piernecitas.

-¡oh cierto! El baño, vamos todos o no va ni unos ¿entienden?- dijo el ojeroso tomando la mano de Penguin de nuevo.

Fueron por el pasillo al fondo, doblando y encontrándose el baño nuevo, en el ala este del orfanato y derechamente al patio trasero. En la puerta tenían un huerto de verduras y plantas variadas. Algunas flores de Robin que plantaba con Nami y esperaban que Bonney no se las comiera como paso con Luffy. Los niños caminaron, Killer quien era el más alto abrió la puerta entrando todos. El baño se componía en cabinas separadas, eran varias. Como en un colegio por que los lavamanos estaban enfrente de ellos. Los cuatro niños se metieron en los baños meando tranquilamente. Law fue el primero en salir, esperando a Penguin en la puerta dando un golpecito para avisar.

-¡oye Penguin! ¿Vas bien?-

-¡si! ¡Me falta poco!- dijo Penguin riendo

-ni que fuera bebe ¿se sabe limpiar el trasero? ¿O lo tendrás que hacer tu Trafalgar?- dijo Kid dentro de su cabina riéndose. Law lo ignoro poniendo los ojos en blanco.

-déjenme mear tranquilo ¿bien?- reclamo Killer dentro de su baño.

De pronto, Law persirve algo extraño. Un ruido. Era fuera del baño, así que espero que Penguin saliera contengo del baño. Tiernamente alzando los brazos diciendo: listo, Capitán. Pero Law estaba más pendiente del ruido. Salieron Killer y Kid, escuchando otro estruendo fuera.

-Penguin no te alejes de mí- dijo Law en orden

-¿Qué es eso?- pregunto Kid

-cállate- le ordeno Killer –está en las verduras-

-¿un ladrón?- pregunto Kid y todos le callaron –ya ok, me callo- salieron del baño. Encontrándose con la oscuridad del orfanato. No mucho lo iluminaba, el cielo lo oscurecía todo y si no fuese por las luces del jardín de Brook, no se notaría nada. Con sigilo, se acercaron al huerto. Era lo bastante grande para esconder a una persona, Kid agarro una pequeña pala que usaban para quitar las hiervas muertas. Y Killer un masetero, no había mucho. En tanto Law estaba pendiente de que Penguin estuviera detrás suyo, protegiéndolo como un jaguar.

Kid, con la pala. Separo con cuidado, las hojas del arbusto y el lloriqueo que formo del miedo Penguin molestándolo, igual con su valentía. Todos se callaron, dentro del arbusto había algo. Algo que se movía de un lado a otro. Rompiendo las ramitas de la planta, comiéndose al parecer las verduras. Los niños estaban confundidos, la silueta que mostraba la criatura era redonda y con algo que sobresalía que se movía. De un lado a otro. Kid se acercó más, tocándolo con la pala.

En ese momento, la criatura se levantó y los miro. Los niños creyeron ver ojos rojos como la sangre, que resplandecían contra la noche. Era más grande de lo que se veía por qué, al parecer se levantó. Con un gruñido y un rugido entre dientes. Los niños, quedaron blancos. Con el miedo en sus pieles, salieron corriendo del patio. Gritando y llorando:

-¡Papa Cora-san! ¡Papa Cora-san! ¡Papa Cora-san! ¡Papa Cora-san!- chillaban en la puerta de la habitación.

De la puerta salió un cuidador hecho mierda, con cara de pocos amigos y enojado.

-¿Qué les pasa? Es más de media noche- dijo, pero los niños se agarraron a sus piernas. Penguin le miro con los ojos llorosos

-¡un mounstro! ¡Vimos un mounstro!- grito aterrado

-¿un qué?....- dijo Corazon mirando a los niños restregándose en su pijama

-¡un mounstro! ¡Lo vimos en el patio! ¡Era gigante! ¡Y tenía ojos rojos!- chillo increíblemente Kid, agarrado en la pierna de Corazon

-pero…pero… oigan dejen de llorar… ¿niño?- dijo Corazon acariciando sus cabezas. Justo a ello, apareció Doflamingo recién al Orfanato

-¿Qué les paso?- dijo suspendido

-¿Qué haces llegando a esta hora? ¿Eh?- le reprocho su hermano

-¿de verdad quieres que lo diga? ¿En frente de los enanos estos?- dijo Doflamingo sarcásticamente

-mejor cállate… veamos niños ¿Dónde fue que estaba en mounstro?- dijo Corazon. Kid se apartó rascándose los ojos de las lágrimas

-¿Qué no escucho? En los baños- le dijo –no sea sordo y vaya-

Detrás de ellos Doflamingo se reía y su hermano se enojó, agarro las manos de los niños y se dirigieron a los baños. Doflamingo por obligación fue tras ellos, encontrándose con todo el huerto de vegetales destruido.

-¡¿Qué mierda?! Robin se enojara- dijo agarrándose la cabeza de la sorpresa

-lo que sea destruyó todo el huerto- dijo Corazon tomando lo que quedaba de zanahoria –se lo comió todo-

-¿seguros que no fue Bonney? ¿No?- otra voz apareció sorprendiendo a todos, era Drake en pijama –para que no se enojen, escuche los gritos y vine- se explico

-¿otra vez con Bonney? Cambia tu chiste, Drake- dijo Corazon buscando un indicio de lo que se comió todo el huerto –aunque de verdad pareciera que se lo comió Luffy. Revisemos por el Orfanato, Drake ¿puedes despertar a Apoo? Así tenemos más manos- el niño de la cicatriz dio la vuelta y se fue a su habitación a buscar su compañero. A reclamos, el de los brazos amorfos accedió.

Mientras buscaban por todo el patio, Penguin seguía llorando. Era muy pequeño para buscar con los más grandes, así que se quedó en un costado del pasillo sentado entre sus rodillas para llorar. Pequeño se sentía e inútil, porque todos eran mayores y le molestaba que no pudiera ni ayudar a buscar la bestia que los asusto. Era pequeño, pero quería hacer más cosas quería ayudar sea a Papa Cora-san o Law. Que penita, quería ayudar. Ser valiente como en los cuentos. Un pirata valiente. Sin embargo, le da miedo hasta Kid y Killer era peor, le daba pánico cuando lo secuestraba y lo llevaba a cualquier lado. Aunque lo que piensa, Killer nunca le ha golpeado o le ha molestado como lo hace Kid. Es más, cuando se lo llevo en el zoológico al Reino de los Monos, no le hizo nada. Es más, le compro un helado y le gustó mucho. Sin embargo, esa aura de miedo que tiene, le da pánico.

-Hola- la voz del susto le gano. Salto cayendo de espalda por que el diablo se presentó. Era Killer sentado a su lado -¿te asuste?- pregunto

-¡si me asustaste! ¡Tonto!- chillo Penguin casi llorando. Pero miro a todos lados -¿y los demás?-

-se fueron a buscar al mounstro- dijo Killer sereno –a mí me mandaron a quedarme contigo, porque Papa Cora-san creyó que dormías- el más pequeño miro con susto ¡lo habían dejado solo con el amigo del que siempre lo molestaba! ¡Al diablo con lo que pensaba hace unos minutos! ¡Estaba más que asustado al tener a Killer frente suyo! Hubiera corrido y desaparecer, pero apareció otra figura frente suyo. Con un muñeco de trapo feo.

-¿Hawkins?- dijo Killer levantándose. El mayor de los dos miro con recelo, sin despegar alguna palabra. Mirando de un lado a otro –se fueron por allá- le indico Killer al otro, este asintió y se fue corriendo por detrás del patio.

-ese niño si da miedo- dijo Penguin. Killer lo miro

-a ti te da miedo todo- dijo el enmarañado. Penguin bufo molesto –deberías de dejar de tener miedo. Kid me dijo que Law te dice que no le debes temer, nada más. Y es verdad- Penguin lo miro sorprendido –mira, Kid es muy tonto y le molesta cuando desaparezco un rato de su lado. Luego va a tu lado y listo, lo único que debes hacer es no escucharlo ¿bueno?- el niño se confundió

-no entiendo ¿me estas ayudando?- Killer asintió sonriendo -¿Por qué?-

-porque es me enoja que Kid te moleste- dijo el mayor tomándole la cara. El menor no hizo nada, se quedó mirando una rendija de los ojos de Killer atreves de su cabello –como Kid es mi única familia o algo así, no es de sangre. No me gusta pelarme con él, pero escúchame, si vuelve a molestarme. Ve y en secreto te ayudo ¿Qué te parece?-

-¿de verdad?- murmuro Penguin atónito. Killer asintió, sin remordimiento o miedo. Penguin salto a sus hombros. Killer quedo paralizado -¡gracias!- chillo Penguin feliz. Sin embargo, con ese segundito de felicidad de ambos, se acomodó de nuevo en el suelo triste –no soy valiente- dijo

-¿Qué?- dijo Killer

-que soy cobarde, el Capitán dice que no lo soy. Que no soy una gallina, que soy un pingüino valiente. Pero no es verdad…- volvió a llorar –le tengo miedo a muchas cosas, como a Kid o como el mounstro. Pero….pero, no puedo hacer nada. Todos hacen todo por mi…no me gusta ¡soy un cobarde!- chillo como un bichito atrapado. Rascándose los ojos de lágrimas.

Killer no sabía si era descaradamente penoso o descaradamente tierno. Así que no se aguantó, se puso incómodamente con velocidad a su rostro. Penguin cabizbajo, levantó su cara, pero no logro a la boca. Dándole en la frente. Se dejó ahí, dando le un besito en la frente. Se separó mirándole por un rato.

-no eres cobarde- dijo Killer serio –y eso te hace genial, pero me debes prometer que cuando Kid te moleste. Me lo dirás en secreto ¿ya?-

Sin decir nada. Sin prometer porque Doflamingo grito de dolor. Se levantaron, Killer le tomo la mano para ir por el patio a buscar a los adultos. Encontrándose con… un Doflamingo gritando y luchando con una cosa más grande que su cabeza que lo arañaba. Si, arañaba. Porque gracias a la luz del pasillo que encendió Corazon llegando al punto del cobertizo  de los utilices del jardín. Se dieron cuenta de que… era aún gato.

-¡quítenme esta maldita cosa!- grito Doflamingo agarrando al gato del cuerpo para quitárselo. Corazon entre tanto, buscaba una pala para golpearlo. Los niños lo miraban como si vieran una película. Entretenidos sonriendo. Aunque Basil miraba algo extraño, sujeto a la manga de Apoo diviso bien cuando el cuidador le dio un palazo al gato para que cayera al suelo. Noqueado.

-¡¿esa cosa es un gato?!- grito Corazon temblando -¡es más grande que Chopper!-

-¡¿y eso me importa?! ¡Mátalo!- grito Doflamingo -¡me dejo la cara hecha mierda!-

-¡cállate! ¡Se está moviendo!- se detuvo un momento -¡deja de decir groserías! ¡Que los niños lo imitan!-

El gato se levantó mareado y luego volvió a caer con la lengua afuera. En ese momento, Hawkins abrió los ojos y dio una exclamación silenciosa de sorpresa. Tomando la manga de Apoo y susurrándole en el oído.

-¡¿Qué?! ¿Ese es el gato que te asusto la otra vez?- exclamo sorprendido Apoo

-¿eso no fue hace días? Ósea, ese gato ha estado aquí hace casi una semana- dijo el cuidador pensando –digo más, y yo culpando a Luffy que se comía las uvas del fondo-

-que las pague ¿no?- dijo Apoo idiotamente

-es un gato- le dijo Drake sarcástico

-saquémoslo de aquí, antes de que…- iba a decir que los mas pequeños aparecieran, y estos mismo. Eran lo que los interrumpieron.

-¡un gatito!- chillo Penguin mirando al gato y corriendo a su lado -¡qué lindo gatito!- agarro al gato para frotándolo contra su cara -¡Papa Cora-san quedémonoslo!- dijo feliz

-eh… Penguin…no podemos- y de pronto apareció otro niño saltando, abrazando el trasero del gato -¡Luffy! ¡¿Qué haces fuera de la cama?!-

-escuche un ruido y vine ¡mire un gatito!- dijo acariciando al gato -¿no los podemos quedar?- más niños de cinco llegaron. Exceptuando a los que se quedaron con Paulie, Corazon estaba informado de ello así que no se preocupaba. Acariciando al gato, por todas partes y este, no se molestaba. Sin embargo, el cuidador enojado porque todos estaban fuera de la cama. Como empre echando lava. No se aguantó:

-¡SI NO SE VAN A LA CAMA HECHARE AL GATO AL MAR!- grito y todos los niños salieron corriendo. Incluyendo a los mayores. Poco después de que todos se fueron, Corazon se percató de lo que dijo.

-ahora tenemos mascota- dijo Doflamingo riéndose detrás de su hermano. El cuidador solo se agotó y se fue a su habitación arrastrando los pies. Pensando: genial ahora tenemos gato.

Una, Crocodile y Paulie se pudieron despejar. Si porque Crocodile no tenía a nadie con quien hablar de esa noche y de cómo se sintió luego de que Doflamingo lo llevo a esa playa. En tanto Paulie, por fin pidió ayuda por algo que debe, si debe hacer. Cuando aman, no se callen, hablen. A uno o a otra persona que no necesariamente debe ser esa persona. Pero desahogarse. Te deja libre. Si. Hablar, es la mejor manera de ser libre. 

Notas finales:

OH! todos aman, pero muchos se calla. odian y se callan. 

¡griten! ¡griten! por si acaso no tengo mucho que decir, pero les quiero hacer una consulta. 

¿tienes alguna pregunta sobre este Fanfic? osea, se que muchas quedan desconcertadas por lo de Bellmere y que los niños no se besen o que se congenie sus reales relaciones. oigan, son niños. asi que hare lo posible para que crezcan un poco mas, por eso uso de mes en mes. Bueno, solo me lo pregunto. Cualquier cosa si los molesta o si AMAN como dije ¡gritenlo! ¡gritenlo! 

ATTE 

E.yaoi. la mas asqeurosamente infame de la locura. o eso creo, aun no me atrapa el psiquitrico y eso es genial :) :D


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