SE DICE
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Sasuke suspiro hondamente.
En ese momento se encontraba en los límites del bosque, en el lugar que siempre tomaba para ir a casa de Naruto.
Sonrió al saber que al fin podría pasar tiempo con él, sin que nadie los interrumpiera, al menos contaba con ello. Aun así no esperaba mucho de Kurama, ese zorro rastrero disfrutaba el fastidiarle. Pero ojala y no lo hiciera ese día, pues ya había tenido suficiente con Sai. El solo recordar por lo que había tenido que pasar esa misma mañana, lo fatigaba.
Su primo era enserio especial.
Se acaricio la mejilla derecha, la cual estaba rojita y adolorida.
¡Estúpido Sai!
Esa mañana cuando se despertó de improvisto, se llevo la sorpresa de encontrarse con el rostro de su primo a centímetros de distancia del suyo, observándolo; y como era de esperarse, Sasuke dio un brinco por el susto y se incorporo con rapidez, lo cual provoco que su sien y la de Sai chocaran con violencia. Y eso fue el principio de todo.
Luego de las quejas y acariciarse la parte afectada, Sasuke había preguntado:
—¿¡Que carajos se supone que estabas haciendo!?
A lo que su primo respondió.
—¡Maldito infeliz! ¿¡Que mierda te pasa!?
—¿¡Ah!?
—¿¡Porque me golpeaste, idiota!?
—¿¡Aahh!? — a Sasuke las venas de la sien se le hincharon —. ¡Para empezar, fue sin querer! ¡Fue tu culpa por asustarme! ¿¡Que rayos tenias que hacer en mi habitación viéndome de esa forma!?
A Sai le dio un tic en el ojo.
—¡Haciéndote un favor, imbécil!... ¡Pero te atreviste a golpearme, y me la vas a pagar!
Lo que sucedió después de ello, fue demasiado rápido para Sasuke, pues la furia se había apoderado del escuálido cuerpo de su primo piel de leche, y este había saltado sobre su persona, intentando propinarle golpes que, Sasuke estaba seguro, iban a dolerle en demasía si alcanzaban su cuerpo. Cuando Sai estaba así de furioso, parecía poseído por un demonio. Era más rápido y sus golpes más pesados, y atacaba a diestra y siniestra.
Era un vergüenza para Sasuke admitirlo, pero en ese momento lo único que pudo hacer fue defenderse con las almohadas, hasta que Itachi llego y los separo, cabe decir que el mayor no se salvo de un derechazo por parte de Sai.
Luego de ello, Fugaku les había dado tremendo sermón, cuando subía a ver que sucedía, de relaciones familiares, y ¡Dios! Ese hombre daba miedo cuando estaba molesto. Molesto enserio. Incluso Sai se había quedado quietecito mientras hablaba. Hasta Itachi pago por lo ocurrido, y él nada tenía que ver.
—¡Se supone que son jóvenes con educación! — Les había gritado — ¿¡Que se puede esperar de ustedes al ver la forma en la que se comportan!?... ¡Sasuke! — había llamado a su hijo, este había dado un brinco en su sitio, el cual era el suelo de su habitación, lugar en el que estaban tanto él como, Sai e Itachi, pues Fugaku los había obligado a sentarse y escucharlo —. ¡Tanto Obito como Rin, confiaron en ti para que ayudaras a Sai mejorar su temperamento, porque se supone que, tú, eres un chico tranquilo y educado, respetuoso! ¿¡Y así demuestras esa tranquilidad, educación y respeto!? ¡Entiende esto, no solo estas haciéndote quedar mal tu mismo, sino que a mí también, y a tu madre! ¿Es esa la educación que nosotros te dimos?... ¡Responde!
Sasuke había negado repetidamente con la cabeza.
—¡Por supuesto que no, padre! ¡Perdóname! ¡Te prometo que esto no volverá a suceder!
Fugaku se cruzo de brazos, su entrecejo estaba tan fruncido, que sus cejas casi se volvían una sola.
—Eso espero. No me decepciones más — su voz era dura, severa —. ¡En cuanto a ti, Sai! — el chico también había dado un brinco en su lugar —. ¿Es así como pagas la confianza que tus padres te tuvieron al permitir que vivieras con nosotros durante este mes?
Sai sintió como la furia crecía en su interior, «¡Yo no les dije que quiera quedarme! — pensó —. ¡Todo lo contrario, les suplique porque me llevaron con ellos a casa!». Quiso gritarle a Fugaku, pero incluso él sabía que no era nada sensato el hacerlo.
—Es cierto que somos familia, pero no por ello voy a permitir que tires por la ventaba la hospitalidad de mi hogar. Ten respeto. No sé como serás en tu casa, pero en la mía, tienes que acatar mis reglas.
Y entonces procedió a enlistar dichas reglas, las cuales incluían: el no llegar tan tarde a casa, respetar la privacidad de los demás, cero discusiones, cero vocabulario obsceno, entre otras. Cavia decir que la de no llegar tarde a casa solo era de palabra, pues como Fugaku salía muy de noche del trabajo, los hermanos llegaban a la hora que les daba la gana.
Con respecto a Itachi, le había dicho que en él había caído la obligación de no permitir que volvieran a agredirse físicamente, y que si eso sucedía, sería su completa responsabilidad y tendría que aceptar las consecuencias, las cuales serien igual de duras que las de los chicos.
—Cuando las adversidades llegan, recuerden que la familia es lo único que se tiene en esta vida. Piensen en ello y recapaciten en su comportamiento. No quiero que esto vuelva a suceder. Le informare de esto a tus padres, Sai. Sasuke, espero un comportamiento intachable de ahora en adelante. Itachi, infórmame si están agrediéndose verbalmente o no están tratando de llevarse bien.
Luego de ello se había marchado hacia su trabajo, dejando su desayuno a medias.
Los chicos habían bajado a desayunar, y en ese tiempo, tanto Sai como Sasuke no habían dejado de lanzarse miradas de odio y gruñidos. Itachi incluso había pensado que parecían dos cachorritos endiablados a punto de destrozarse. Los había fulminado con la mirada a ambos para que se quedaran quietos.
El resto de la mañana había sido larga para Itachi, pues los chicos no habían parado de tirarse indirectas. Y Sai estaba tan furioso, que no había aguatado más y le había dado un derechazo a Sasuke, y entonces Sasuke había respondido de la misma forma, lo que termino con ambos en el suelo redando de un lado a otro intentando golpearse. Era gracioso en cierta forma, verlos gruñir como dos perritos e ir de allá para acá por el suelo. Pero también era la mar de irritante. Itachi, con todas las venas de la sien hinchadas, los había levantado por el cuello de las playeras y los había tirado en sus habitaciones. La de Sai era la de invitados.
Itachi había suspirado y pensado que tendría que buscar una excusa para cuando su padre llegara y los viera a ambos con el ojo amoratado. No se le ocurrió nada mejor que decir que era por la pelea de la mañana, y que el efecto de los golpes había comenzado a aparecer luego de que él se marchara.
Sai daba gritos en su habitación y golpeaba la almohada sin contemplación alguna. Mientras que, Sasuke, comenzó a entrar en pánico. Itachi sin duda alguna lo había encerrado en su habitación, y la ventana estaba demasiado alta como para lanzarse por ella. Jamás iba a admitirlo en voz alta, pero la altura le daba un poquito de vértigo, por no decir que le aterraba. Pensar en que no podría ver a Naruto ese día, hizo que se pusiera pálido.
Pero llegada casi la hora del encuentro, Itachi había abierto la puerta y había tomado asiento en la cama, lugar en el que Sasuke estaba acostado boca abajo.
—Papá estaba muy furioso — le dijo su hermano.
—No fue mi culpa — su voz sonó amortiguada.
—Lo sé. Fue papá quien le dijo a Sai que fuera a despertarte, lo escuche cuando estaba saliendo de tomar una ducha. Lo sé, tengo buen oído — dijo ante la ceja alzada por parte de su hermano —. Y supuse que no acabaría bien, ya que él no toco la puerta y solo entro. Él en verdad tiene un carácter muy fuerte — ambos se sobaron la mejilla en donde los golpes del menor les habían dado —. Pero no es su culpa.
—¿Insinúas que si fue mi culpa? — Sasuke se incorporo quedando cara a cara con Itachi
—No he dicho eso. Solo digo que, si sabemos como es, deberíamos tenerle paciencia.
—¡Ha! Mira quien lo dice — se cruzo de brazos —. Eres tu quien disfruta el provocarlo.
Itachi se rasco el cuello.
—Lo sé. Pero créeme, después de hoy, eso quedo en el pasado.
—Solo para que quede claro, yo si tenía razón de estar enojado, él entro a mi habitación y me pego un susto de muerte.
—Entiendo, pero si vuelve a suceder, no te molestes, esa es su forma de ser. Él es así. Es nuestro primo, debemos tenerle paciencia. Papá tiene razón, es nuestra familia, y la familia lo es todo.
Sasuke asintió con una sutil sonrisa en los labios. Tuvo ese pensamiento de que su hermano no hablaba precisamente de Sai, si no de él. Esa sensación de que estaba pidiéndole disculpas, una vez más, por el comportamiento que había tenido antes hacia él. Sasuke lo había perdonado hacia mucho.
—Quede de verme hoy con Naruto — dijo, esperando que su hermano lo dejara salir.
—Entonces toma un baño y corre al encuentro de tu princesa, oh, buen caballero — había dramatizado, pero quien salió corriendo fue él, pues Sasuke lo acribillo con la almohada que tenía a mano.
Salió de su hogar luego de que Itachi le dijera que él se encargaría de Sai por ese día, pero que recordara que era su responsabilidad, y tenía que afrontarlo.
Y luego Sasuke había corrido y corrido hasta llegar al límite del bosque.
Sasuke se adentro en el bosque. Con cada paso que daba sentía que su corazón subía un poco más por su garganta. Era increíble la forma en la que ese órgano vital se comportaba, latiendo desenfrenado y amenazando con salir de la caja torácica.
Mientras se acercaba a su destino, a los oídos de Sasuke llegaron susurros y sonrisitas; le pareció ver unas cuantas siluetas por el rabillo del ojo. Las ramas y hojas crujían a sus costados y con forme avanzaba, le parecía escuchar que los susurros se intensificaban creando un bullicio a su alrededor.
No pudo evitar preguntarse, ¿Qué estaba sucediendo?
Cuando finalmente llego al frente del hogar de Naruto, sentía que una multitud estaba detrás de él, una multitud de criaturas mágicas casi completamente invisibles para él, casi, porque era capaz de distinguir algunas siluetas. El bullicio estaba comenzando a desesperarlo, hacia un rato había llegado a la conclusión de que lo seguían a él por un motivo importante. Pues llevaba unas cuantas semanas yendo al bosque y nunca había sucedido algo similar.
Antes de siquiera acercarse y tocar la puerta de la pequeña casa de Naruto, esta se abrió y dicho rubio cruzo por el marco y corrió en dirección hacia Sasuke; una gran sonrisa era apreciable en sus labios, sus ojos parecían brillar. No le dio tiempo ni de saludar, pues Naruto se lanzo a su cuello y lo rodeo con los brazos. Pasada al fin la sorpresa, Sasuke se permitió dejar de lado el pensamiento de porque las criaturas del bosque lo seguían, y correspondió tan grato gesto, y estrecho la cintura del rubio y aspiro de su aroma.
Al fin, después de un par de minutos, se separaron del abrazo. Pero solo lo suficiente como para observarse a los ojos.
—Que increíble bienvenida.
Naruto sonrió, sus mejillas estaban suavemente sonrojadas.
—Lo siento... me emocione — no parecía lamentarlo en absoluto —. Es solo que te extrañaba mucho —y era cierto. Kurama podía dar fe de ello. Tuvo que mandarlo a callar varias veces porque no soportaba su retahíla de Sasuke esto y Sasuke lo otro de la noche anterior.
Sasuke también lo había extrañado tanto como el rubio lo había extrañado. Y si Naruto no hubiera salido corriendo a su encuentro, Sasuke estaba seguro de que al momento de abrirle la puerta su chico de ojos azules, lo hubiera estampado contra el suelo y no lo hubiera soltado durante un buen tiempo.
—Yo también te he extrañado mucho.
Ambos sonrieron.
Una ola de suspiros inundo la mente de Sasuke. ¿Qué rayos?
El azabache observo a su alrededor, de repente, había destellos y brillos rodeándolos tanto a él como a Naruto. Con ello, el de ojos negros supo quienes eran las de los suspiros sin necesidad de que ellas se mostraran ante él con sus formas humanas. Sasuke pensaba que eran tiernas, pero a la vez escalofriantes.
Pero, también pensó en que las cinco hadas que se habían vuelto sus amigas, no eran suficientes como ser solo ellas las dueñas de los suspiros que habían llegado a su mente, por lo que, solo podía pensar en que las demás criaturas estaban comenzando a aceptarlo, y eso lo hacía bastante feliz. Incluso si su rostro no lo demostraba en ese momento. Aun así, era extraño que todas estuvieran siguiéndolo, cuando antes no lo habían hecho. Bueno, no que él supiera, eran invisibles a su vista después de todo.
—Puedes sentirlas, ¿Cierto? — cuestiono Naruto.
Sasuke asintió.
—¿Sabes porque me seguían?
Naruto sonrió y afirmo.
—No es por algo malo, ¿Cierto?
—Créeme, si fuera por algo malo, no estarías ni hablando conmigo — dichas palabras provocaron un repentino escalofrió que le recorrió todo el cuerpo a Sasuke. Al ver su rostro de espanto, Naruto rio —. No seas baboso. Solo bromeo… pero no, Sasuke, no es nada mala. Al contrario.
El azabache se mostro aliviado.
—Y entonces, ¿qué es? — quiso saber, su curiosidad era grande.
El rubio observo a ambos lados, luego clavo sus ojos en los negros de Sasuke y le hizo un gesto para que se acercara más a él, entonces el de ojos azules le susurro al oído.
—Ha estado circulando un rumor en todo el bosque — informo. Sasuke permaneció en silencio, esperando porque Naruto continuara —. Se dice… que eres una persona en la que se puede confiar, Sasuke.
Sasuke se alejo del rubio y lo observo. En los labios del azabache afloraba una sonrisa entre extrañada y feliz.
—¿En…serio?
—¡Sí! Y lo mejor de todo - su emoción era palpable. Le hizo un nuevo gesto a Sasuke para se acercara. Otra vez le susurro al oído —. Esto llego a los odios del guardián del bosque. Y ahora quiere comprobar con sus propios ojos, si eres merecedor de su confianza, y por ende, merecedor de dispersar el encantamiento en tus ojos.
El de ojos negros se alejo del rubio, notablemente confundido.
—Espera, ¿Estás diciendo que Kurama no es el guardián del bosque?
—¡Pufts! ¡Hahaha! ¿¡Kurama, guardián del bosque!?... ¡Qué buen chiste, Sasuke! — Repentinamente, algo pareció golpear a Naruto en la cabeza, por lo cual el chico se inclino hacia el frente — ¡Kurama! ¡Eso dolido! – reprocho, sobándose la parte afectada.
«Mocoso insolente»
Escucho gruñir a Kurama. Sasuke rio.
—¡Esto solo prueba que es un completo chiste el pensar en ti como el guardián del bosque! — el rubio hizo un puchero. Un segundo después se encontraba con la espalda contra el suelo, quejándose.
«Tengo más de donde salió ese. Puedo seguir todo el día»
—¿¡Ah sí, pues yo también!? — Naruto se levanto rápidamente y encaro al zorro. O eso pensó Sasuke, ya que él continuaba sin ser capaz de ver a Kurama, aunque sí que era capaz de escucharlo en su mente.
El de ojos negros no puedo ser capaz se reprimir la gran carcajada que escapo de sus labios e inundo el lugar. Naruto le dirigió una mirada extrañada por lo repentino de tanta diversión en la expresión del azabache. Pronto, al ver el rostro de Sasuke, quien parecía la mar de feliz, sus labios también formaron una sonrisa y un segundo después él también se había unido a las risas.
Para Naruto era hermoso ver la sonrisa de Sasuke, era tan genuina y embriagadora. Por su parte, Sasuke se encontraba muy feliz. La sensación confortante en su pecho era lo mejor.
—Te quiero tanto — dijo el azabache repentinamente, lo que provoco que las risas de Naruto se detuvieran y sus mejillas se colorearan violetamente.
—Yo también te quiero, Sasuke.
Sasuke observo sus ojos azules, sus mejillas sonrojadas, y luego observo sus labios que lo llamaban a gritos. ¿Quién era él para negarse a tan desesperado llamado?
Sus labios se encontraron de una forma un tanto desesperada y todo a su alrededor desapareció. En ese momento solo existían ellos, solo ellos y nadie más. Los brazos de Naruto se aferraron al cuello de Sasuke y las manos de este a la cintura de Naruto. Un suspiro se le escapo de los labios al rubio cuando las manos del azabache le subieron por la espalda y le acaricio los omoplatos. Segundos después, los movimientos desesperados comenzaron a menguar, y la fricción entre sus labios se volvió dulce y suave. Sasuke le mordió el labio no muy fuerte y Naruto volvió a suspirar y enredo sus dedos en los azabaches cabellos. En ese momento, Sasuke descubrió que amaba que Naruto jugueteara con su cabello.
El beso duro minutos, ¿cuántos? Ninguno sabía la respuesta a dicha interrogante. Kurama, harto del espectáculo, interpuso su pata entre el rostro de los chicos y los obligo a separarse. Por supuesto, lo único que Sasuke sintió fue algo peludo y suave empujando su rostro hacia atrás.
Se separaron jadeando, tuvieron que pasar unos segundos para que sus respiraciones se normalizaran. Luego, Naruto había vuelto a enrojecer.
—Lo siento — dijo, observando a su alrededor. Sasuke supuso que las disculpas iban dirigidas hacia las criaturas que los rodeaban.
—Yo también me disculparía — hablo el azabache —. Pero lo cierto es que no lamento haberlo besado enfrente de ustedes.
Las mejillas de Naruto habían enrojecido aun más.
«Ah, ¿No es romántico?». Alguien suspiro en la mente de Sasuke.
«Es mucho más que romántico. Son simplemente perfectos». Alguien opino.
«Quiero estar presente para ver el rostro de Aqua cuando se entere». Alguien comento.
«Lamento decepcionarte, otra vez, pero ya se entero». Alguien aseguro.
«Ah, me voy a volver a desmayar». Alguien casi se estrella contra el suelo, de no ser por sus amigas.
Sasuke estaba seguro de la escena con la que se encontraría al girar el rostro. Sonrió al ver a las hadas, tan pequeñas y bonitas. Naruto le había explicado que ese no era su verdadero aspecto, que usaban magia para verse de esa forma humana. Sasuke había deseado que le mostraran su verdadera forma. Pero cuando ellas cambian, solo veían destellos y brillos multicolores.
Recordó entonces.
—Mencionaste algo acerca de un encantamiento en mis ojos — dijo hablándole a Naruto —. ¿Qué significa?
Naruto estaba riéndose de sus amigas hadas, cuando la voz de Sasuke le cuestiono, inmediatamente volteo a verlo.
—Vamos, te lo explicare en el camino — extendió su mano con un sonrojo en sus mejillas. Sasuke no lo pensó, entrelazo sus dedos con los de su rubio.
«Es agradable – pensó -. ¡Demonios, es más que agradable!». Descubrió algo nuevo. Que también amaba tomar de la mano a Naruto.
El rubio comenzó a caminar, y Sasuke junto a él.
—¿a dónde vamos? — quiso saber.
—Te lo dije, ¿no? — el guardián del bosque quiere verte. Sasuke sonrió sutilmente.
—Él me vera pero, ¿yo podre verlo a él?
Naruto volteo a verlo, en sus labios habían un hermosa sonrisa dibujada. Sasuke pensó que se veía muy lindo.
—Eso espero.
—Dime la verdad — pidió el de cabello de cacatúa —, ¿Qué es lo peor que puede pasarme si él decide que no soy de confianza?
Caminaban entre el follaje, hojas y ramas caídas, serpenteando entre los arboles de gruesos y delgados troncos con altos picos y flores silvestres. Todo a su alrededor era verde, con manchas de colores por las florecillas de los árboles y las plantas salvajes. Sasuke escuchaba como todas las criaturas iban detrás de ellos así como a sus costados. Las voces de las cinco pequeñas hadas resonaban en su mente, ellas cuchichiaban y sonreían. Kurama gruñía de vez en cuando para que ellas se callaran. Y lo hacían, pero tan solo unos segundos, luego continuaban. También era capaz de ver siluetas y murmullos de las demás criaturas. Eso lo emocionaba aun más.
—¿Lo peor? — Naruto medito en ello —. Creo que sería, que no podrías ver a otras criaturas a parte de a quienes ya ves.
Sasuke observo los azules ojos de su rubio. Si eso sucedía, se sentiría muy triste. Él quería conocer más, ver más.
—Entiendo — dijo —. Si el guardián dice que no soy de confianza, nadie va a querer acercarse a mí.
Sintió como la mano de Naruto apretó con más fuerza la suya.
—Pero eres de confianza, Sasuke. Y el guardián se dará cuenta de ello en el momento en el que te vea.
Ambos se observaron a los ojos. Sasuke le agradeció con la mirada por sus palabras, y Naruto le sonrió.
«La verdad es que yo me fio de ti. Eres un mocoso engreído»
Naruto puso los ojos en blanco.
-¡Cállate, Kurama! – le grito a su amigo mágico. Sasuke escucho bufar al zorro.
El azabache sabía que no debía tomar en serio las palabras de Kurama. Por lo tanto, no pudo evitar sonreír, pues sabía que en palabras del Zorro, eso quería decir que lo apreciaba y si confiaba en su persona.
—Y respondiendo a tu pregunta respecto al encantamiento en tus ojos — la voz de Naruto se volvió a escuchar, Sasuke le dio toda su atención —. Es cierto que para poder ver a la mayoría de las criaturas mágicas que viven en el bosque, tienes que creer en ellas y ganarte su confianza. Pero esto es porque estas criaturas tienen magia promedio en su interior… pero no todas las criaturas son así.
Sasuke alzo las cejas, sorprendido. Guardo silencio permitiendo que Naruto continuara explicando.
—Existen criaturas que no pueden ocultarse y es posible verlas a simple vista, algunas porque no cuentan con la magia suficiente, y otras porque cuentan con mucha más, tanta, que les resulta imposible ocultarla ellas mismas. Y es ahí donde entra el guardián del bosque, y el encantamiento. El guardián es la criatura que cuenta con más magia en su interior, pero es tan majestuoso, que puede controlarla completamente, y el encantamiento es obra suya.
El azabache estaba comenzando a entender a que era lo que quería llegar el rubio.
—Como no pueden ocultar su presencia a los humanos, el encantamiento se encarga de nublar la vista de las personas, para que así no puedan verlos, ¿Cierto?
Naruto sonrió orgulloso de que Sasuke comprendiera su explicación.
—Exactamente. El encantamiento rodea el bosque por completo. Así que los humanos, desde fuera, no pueden ver a las criaturas y la infinidad de plantas y árboles nada comunes que hay aquí. Y cuando ingresan al bosque, en el momento en el que cruzan el límite de este, también cruzan en medio del encantamiento, y al hacerlo, este nubla su vista, para que así, tampoco puedan ver a estas criaturas y plantas, incluso si están dentro.
—Entiendo. Así que mis ojos están encantados — el de ojos azules asintió —. Entonces… si el guardián me quita el encantamiento, ¿podre ver el bosque y su magia?
—Toda su magia, y todas las criaturas que nos rodean mientras caminamos.
La emoción crecía en el interior de Sasuke como un globo llenándose de helio.
—No puedo esperar para que lo veas, Sasuke… todo es tan hermoso — el azabache observo su rostro, Naruto veía de un lado hacia otro, y parecía tan fascinado. Un fuerte anhelo por poder contemplar lo que Naruto admiraba se instalo en el pecho del de ojos negros.
Él tampoco podía esperar por ver el bosque en todo su esplendor.