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It's not crazy por RoronoaD-Grace

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Notas del capitulo:

Holi...

¿Cómo les va, pastelitos de limón? Yo espero de todo corazón que muy bien... Nzkwkzkdkekd ya lo sé, les vale madres lo que vaya a decirles, ya me tarde tanto que seguro quieren darme un tiro o hasta se olvidaron de mi ;(. Y, de paso, ni siquiera les traigo el cap completo. Pero en serio lo siento. Los bloqueos siempre son más fuertes en los capítulos finales jdnekfmeknxfmek 

Me dije que les actualizaría con el cap completo, pero ya me tarde demasiado y siento que aún me falta mucho por escribir, así que pensé que, incluso si no estaba completo, querrían leer como esta el cap. Yo sufro con esto, aunque no me crean. Sé como de feo se siente esperar y esperar una actualización, y hacerlos yo esperar es triple feo, el bloqueo es feo, yo soy fea ;( 

A quienes leyeron el cap anterior, y quienes me dejaron su sensualon comentario, los cuales no he respondido y lo siento mucho, pero ya leí y los ame: Narusing, Camiluz17, Misaluna, SotenSama, sasu-naru, Neji_hyuga y viridiana, los amo muchooooooo, y de verdad espero que ustedes no me odien tanto por hacerles esto. 

Los personjes le pertenecen al increible Masashi Kishimoto-sama. Por los posibles horrores ortográficos, dos mil disculpas. Ya saben que soy medio ciega y pendeja, y resulta que deje olvidados mis lentes en la casa de una tía de la capital de mi país, tres horas de distancia de mi jsjsksksmde.

Sin más que decir que, esperó por el ángel que la primera parte del cal final sea de su agrado, los dejo leer.

 

NO LO HAGAS

xxxxxxxxxxxxxxxxxx

 

 

Caminar de la mano con el chico que se había adueñado por completo de su corazón, era simplemente indescriptible. Ni Sasuke ni Naruto podían ponerlo en palabras, pues estas se quedarían muy cortas de hacerlo, pero al menos podían intentar expresarlo con sus sonrisas.

Preciosas sorisas que les iluminaban en el rostro y calentaban su pecho. De esas que hacían que se marcaran arruguitas en el rabillo de los ojos y mostrarán hasta las encías.

Para tanto Ino como Sakura, e incluso Deidara, resultaba alucinante ver esa faceta del azabache: tan alegre y con ese brillo tan singular en sus ojos de obsidiana... pero era un vista sin duda muy preciosa. Era el verdadero Sasuke, el que siempre estuvo oculto en su interior a causa de su padre y por esa estaca incrustada en su corazón con la palabra «culpa» escrita en ella. Pero ahora, gracias a Naruto, podía ser quien en verdad era.

Y su verdadero «yo» era hermoso.

Los cinco Amigos se encontraban caminando hacia la salida del cine, entre risa y risa, puesto que hasta hacía no mucho estaban viendo una película.

Las parejitas no podían estar más felices, mientras que Deidara les hacía muecas de vez en vez. En momentos como esos extrañaba mucho a Itachi, y envidiaba demasiado a sus amigos, púes ellos estaban con sus parejas mientras que él parecía un cero a la izquierda.

Las últimas semanas había sido así, citas dobles y Dei quejándose de sus amigos mientras estos se besuqueaban frente a él. Una vez se les unió Sai, pero salió por patas al ver el comportamiento de las parejitas. Solo Naruto y Sasuke sabían que rumbo tomó ese día. Así que, normalmente, era Deidara quién siempre tenía ganas de estrangularlos por comer frente a alguien que tenía hambre. ¿Cómo podían ser tan crueles y desconsiderados? Él, de ninguna forma, les haría una cosa similar… bueno, tal vez… okay, sí. Pero si le preguntaban diría que no. Aunque, por supuesto, no todo era así; también habían bromas, risas y mucho, mucho cariño entre ellos.

Salieron del cine y caminaron por las calles entre pláticas triviales y bromistas, además de besos y golpes suaves, ganándose miradas de personas curiosas. Las cuáles todas eran ignoradas. El día había estado especialmente hermoso, en ese momento eran casi las cinco de la tarde, y el cielo comenzaba a degradarse en tonos azul, rojo y naranja, y el viento soplaba fresco y delicioso contra sus rostros meciendo sus cabellos en el proceso.

Pero entonces, en medio de la caminata, el celular de Deidara sonó, y no hubo necesidad de que informara de quien se trataba, puesto que el brillo que adquirieron sus ojos y la sonrisa deslumbrante en sus labios, hablaron por él. Sus amigos, al menos las chicas, bromearon al escuchar que Itachi le cuestionó donde se encontraba. Gemidos fingidos, frases obsenas y sonidos de besos escuchó el ojeroso, lo que le provocó risas, puesto que no eran insinuaciones de que podía estarlo engañando, más bien eran lo que, estaban seguras, Deidara quería que él le hiciera.

—¡Ya callense! —Dei estaba con las mejillas rojas. Una cosa era hacer muchas «cosas» con su novio sin vergüenza alguna en la intimidad, y otra que ellas lo insinuaran a viva voz.

Sus amigos se carcajearon al ver su expresión.

Lo escucharan decir el lugar en el que se encontraban mientras una risita se le dibujaba en el rostro. No mucho tiempo después de que colgara, apareció el automóvil de Shisui el cual se estacionó en la acera junto a los amigos, aunque, por supuesto, era Itachi quien conducía. El hermano de Sai era un amor.

—Hola, chicas —El mayor de los hermanos Uchiha sonrió encantador—, hermanito —dijo juguetón—, cuñado —le guiñó un ojo al susodicho.

Ino y Sakura respondieron un: «Hola, Itachi», al unísono. Sasuke le mostró el dedo medio y Naruto sonrió un poquito sonrojado.

—Adios, mal amigos —dijo el rubio de media coleta mientras corría a tomar asiento en el lado del copiloto. Les sacó la lengua y rió al ver sus expresiones de fingida indignación. Una vez dentro, besó a su novio, quien gustoso le succionó y saboreó sus deliciosos labios, además de comenzar una danza erótica y humeda entre sus lenguas.

Con horror repentino, Sasuke desvió la vista creyendo que esos dos lo harían allí mismo. Púes Deidara casi estaba sobre su hermano mientras se besaban, acariciando y tirando de sus negros cabellos. Los sonidos humedos y suaves gemidos que soltaban resultaban muy eróticos. Seguramente esos dos eran demasiado salvajes a la hora de intimar… ¡Agh! Se dio un zape mental ante lo que estaba pensando y sacudio la cabeza para borrar las imágenes que golpearon su cabeza. Lo último que quería era tener rodando en su mente una visión de su hermano copulando con Deidara.

Naruto sonrió divertido ante los gestos que hacía su novio. Estaba seguro de saber en lo que estaba pensando. Era tan adorable. Y claro que él también estaba sonrojado, su cuñado era igual de pervertido que Sasuke.

Después, luego de la escena casi XXX que Itachi y Deidara protagonizaron frente a los amigos, el auto finalmente se puso en marcha, no sin antes el ojeroso despedirse de los chicos.

Las dos parejitas observaron como el automóvil se alejaba.

—Uf, que apasionados son —comento Ino. Sasuke pensaba mas bien que eran unos lujuriosos calenturientos. Un pensamiento irónico por su parte—. Bueno… nosotras también nos vamos —informó unos segundos despues—. Hay algunas cosas que tenemos que hacer.

—¿Cosas? —Sasuke rió divertido. El sonrojo había abandonado la piel de sus mejillas—. ¿Por qué no solo dices que irán a meterse los dedos a la casa de alguna de las dos? Como sí no lo supiéramos —Se encogió de hombros.

Ino enrojeció.

—¡Sasuke, por favor, no digas esas cosas! —La peli-rosa dijo con fingida indignación—. Naruto podría creercelo —le guiñó un ojo a los dos. Su novia enrojeció aun más, y Naruto también un poco.

—Solo ya vayanse —el azabache las echó.

La peli-rosa atrajo a su novia pasándole un brazo por los hombros, y luego la besó en los labios. Entonces hizo girar a ambas sobre sus tobillos y comenzó a marcharse. Unos metros alejadas de los chicos, y sabiendo que estos aun continuaban observandolas, bajo la mano de los hombros de Ino hasta uno de sus glúteos, y lo agarró y apretujo rico, después lo liberó e hizo el signo de «amor y paz». Y no pudieron verle la expresión, pero seguramente estaba sonriendo engreída.

—¡Oh, gracias, Sakura! ¡Entre Itachi, Deidara y ustedes dos van a traumarme! —Le grito Sasuke. En la distancia se escucharon las risitas de sus amigas—. ¡Esta noche tendré pesadillas por sus culpa!

Entonces Sakura giró y, mostrando el dedo medio de su mano derecha, gritó:

—¡Como si ustedes no copularan salvajemente o se enrollar sin importar quien este a su alrededor!
La sonrisa que se le dibujo en los labios a Sasuke fue enorme.

—¡Desde luego que sí! ¡Pero, a diferencia de ustedes, eso es un espectáculo digno de admirar y guardar para la posteridad! —Su mueca engreída volvía su rostro aun más atractivo, pensó un sonrojado Naruto. Quien con horror se dijo que debería buscar en el celular de Sasuke algún vídeo de ellos dos intimando, y borrarlo. Por las palabras de su novio, seguro encontraría algo.

Sakura soltó una carcajada.

—¡Jodete! —Volvió a mostrarle el dedo medio. 

—¡Jodete tú! —El azabache imitó el gesto.

Soltando otra risotada, ella continuó la caminata mientras volvía a abrazar a su novia por los hombros.
Naruto mostró una sonrisita observando en dirección hacia las chicas, era tan divertida la conversacion a gritos que acababan de tener. Pero ésta cambió un poco al girar la vista y sus ojos de cielo toparse con el rostro de perfil de su novio.

Ah, rayos, se veía tan guapo. Y el aura deslumbrante a su alrededor, así como los destellos y luces solo ayudaban a embellecerlo aun más. Era tan atractivo que su pecho dolía con solo observarlo.

Su nariz era hermosa y perfecta, y sus labios, sonriendo en ese momento, finos y tan apetecibles; sus pestañas eran largas y le acariciaban la blanca piel de sus pómulos al parpadear; sus ojos negros eran bellísimos, y en ese momento emitían un brillo hermoso y singular mientras veía a sus amigas alejarse cada vez más. Él era guapísimo, y su sonrisa era preciosa y llenaba de calidez el pecho de Naruto. Naruto podía notar cuanto él las quería, y a Itachi y a Deidara también. Podía mostrarse un poco desinteresado y no tan afectuoso con ellos, pero los quería muchísimo. No había duda de ello.

Una sonrisilla tierna formaron sus labios.

¿Cuánto valor necesitaría para hacer lo que debía?

—Ah, me excita que me veas de esa forma —Sasuke dijo, con la vista aun clavada en el frente—. Deberías parar, o no respondo por mis acciones en plena acera.

El rubio le dio con el puño en el brazo, sus mejillas levemente sonrosada. Sasuke sonrió mientras se acariciaba la extremidad magullada y giraba por completo hacia él.

—Y luego haces un gran drama, cuando el más lujurioso eres tú —Naruto se veía irónicamente divertido.

Sasuke se llevo una mano al pecho y abrió la boca formando una «O», en fingida indignación. Luego sonrió travieso antes de tomar a Naruto por la cintura y abrazarlo, solo para luego agarrarlo de los glúteos y alzarlo del suelo y dar vueltas y vueltas con él. Naruto se reía sin para mientras esto sucedía, al mismo tiempo que sus posaderas eran apretujadas sin descaro por su novio azabache.

Esa sonrisa era tan bella y esos ojos azules, que brillaban hermosamente, lo eran aun más. El sonido de su risa era como música celestial entrando en los canales auditivos del Uchiha. Era tan hermoso, demasiado hermoso.

«Como un ángel —Sasuke pensaba—. No, no como uno. Un ángel. Él es un ángel».

—¡Ya bajame, tonto! —Naruto exigió entre risas—. Las personas se nos quedan viendo raro.

Y era cierto. Las miradas curiosas de las personas que yacían cerca o cruzaban en un momento dado junto a ellos, los observaban quizá con cierta molestia y desapruebo. Tal vez indignación e incluso con asco. Aunque, desde luego, no todas eran miradas de ese tipo. Algunas personas los veían con un sonrisa tierna y otros divertidos por lo que hacían, había quienes tan sólo los ignoraban.

Pero a Sasuke no le importaba ninguno de ellos, y a Naruto tampoco, tan solo lo decía para que ese tonto lo bajara de una vez. Su novio le sonrió y guiñó un ojo antes de bajarlo suavemente. Luego lo tomó de las mejillas y lo besó en los labios de forma dulce y un poquito, solo un poquito, pasional.

—Sube a mi espalda —le dijo Sasuke luego de que el contacto finalizara, mientras se giraba e inclinaba un poco hacia el frente para que Naruto hiciera lo dicho.

—¿Estas loco? —el rubio cuestionó entre risas incomodas.

—Puede ser. Ahora sube.

Hubo algo en la mirada de Naruto… cierta vacilación. Se le quedó observando por unos segundos a Sasuke, y este reconoció esa mirada. Ya la había visto antes esas ultimas semanas, incluso más veces de las que le gustaría admintir. Se puso de pie, recto, y se volvió hacia su novio. Naruto desvió la vista y suspiró, luego abrió los labios y habló:

«Detente». La voz de Kurama resonó en su mente antes de que pudiera formular una palabra.

El corazón de Naruto dio un brinco.

«Ya hablamos de esto, Kurama. No puedo». Respondió

«Te arrepentirás».

«Debo hacerlo… siempre supe que este momento tenía que llegar».

La respuesta del Zorro mágico no llego de inmediato, por lo que el rubio esperó, espera que resultó inquietante para Sasuke, púes todo ese tiempo Naruto había vuelto la vista hacia él y lo observaba en silencio, y en sus ojos notó algo. Algo que hizo que el pecho se le estrujara y doliera.

«Tú lo pediste». Dijo Kurama y su voz pareció desvanecerse de la mente del rubio. Fue extraño, algo así nunca había ocurrido. Antes, cuando dejaba de hablar con el Zorro, parecía escucharse un suave chasquido y la comunicación se detenía, pero continuaba sintiendo la presencia de Kurama. En ese momento fue como sí una parte de él hubiera sido arrancada, una parte esencial, dejando un vacío que dolía.

Ah, así que esa era la forma de Kurama de decirle cuan en desacuerdo estaba con él. No importaba. Naruto sabía lo que debía hacer y porque lo hacía.

—Sasuke… hay algo de lo que quiero hablar —su expresión era muy seria.

Sus palabras fueron como un puñetazo a la cara para Sasuke. Pasó saliva.

—Sí… —nervioso, desvió la mira hacía un lado y luego hacia otro, después tomó de la mano a su novio y juntos atravesaron la calle de un extremo a otro, caminaron unos minutos y pronto se encontraron en un pequeño parque que contaba con algunas bancas y arboles y flores. Caminaron hasta el lugar más apartado.

Se detuvieron detrás de un árbol de tronco grueso, que los apartaba bien de las demás personas en el lugar. El viento soplaba fresco contra sus rostros y el canto dulce de algunas avecillas inundaba sus canales auditivos. Ellos quedaron frente a frente.

—Bueno… ¿D-De que querías hablar?

Naruto miró a Sasuke, observó el movimiento de su nuez, el como tragó con fuerza y como su respiración se volvió un tanto pesada. También notó como tenía las manos en puños fuertemente cerrados, y como su postura estaba completamente rígida.

No quería hacerlo… de ninguna forma quería hacer lo estaba por hacer, pero debía. Desde que le dijera que sí estudiaría Medicina, supo que así era como debían suceder las cosas. Lo amaba, que quedara claro que lo amaba tanto que era doloroso. Siempre lo había hecho. Y porque lo amaba era que quería verlo cumplir sus sueños, porque lo amaba era que deseaba un maravilloso futuro para él. Su tiempo junto a él siempre fue limitado, por ello quiso disfrutar de cada segundo, y lo había hecho. Jamás se había sentido tan feliz en su vida; Sasuke lo había hecho recostarse en el séptimo cielo. Y era doloroso estar con alguien sabiendo que habría un momento en el que todo debía acabar, pero estaba muy agradecido por haber tenido la oportunidad de estar junto a él. Se sentía tan afortunado.

Él, mejor que nadie, conocía a Sasuke. Entendía lo que significaba su sueño y la magnitud de este, el cúanto deseaba cumplir su objetivo. Y, joder, Naruto deseaba de todo corazón que fuera por él, que luchará por él y que lo tomara y nunca lo soltara. Que sus sueños se hicieran realidad. Su sueño era maravilloso, era hermoso, y su conviccion, su motivación también lo era…

¿Cómo podía él interponerse? ¿Cómo podía Naruto ser un obstáculo en su camino? No podía, no debía. Lo amaba… y era porque lo amaba demasiado que estaba dispuesto a renunciar a él para que pudiera cumplir su deseo.

Cuando habló de nuevo, lo hizo sin vacilación y sin rodeos.

—Debemos terminar.

La expresión de Sasuke se deformó por completo y de su garganta brotó un sonido que pareció el gemido de una bestia herida, moribundan. El oxígeno escapo súbitamente de sus pulmones.

—N-No, no puedes hablar en serio.

El semblante de Naruto no cambió. Era todo seriedad. Pero eso no significaba que no estuviera sufriendo con la mueca de dolor en el rostro de Sasuke. Su pecho se estrujaba un poco más con cada segundo que transcurría y veía el dolor en la mirada del azabache, sabiendo que era él el causante.

Pero lo tranquilizaba un poco el saber que pasaría. Dolía, dolía mucho, pero Sasuke era fuerte. Lo superaría. No estaba seguro de sí mismo, pero Sasuke podría.

—Debemos terminar, Sasuke.

Sasuke inhaló con fuerza, el aire entrando en sus orificios nasales y travesando su pecho, de alguna forma quemaba.

—¿Por qué? Dame una razón coherente… —sus ojos estaban brillozos, y sus manos temblaban.

Naruto lo miró a los ojos, quería llorar, se dio cuenta. Él también quería hacerlo. Dejarlo ir no era fácil, pero no podía ser tan egoísta. Nunca se perdonaría el retenerlo.

—Porque te amo —dijo, y luego sonrió con tristeza.

Sasuke apretó los labios con fuerza y cerró los ojos un momento. Se mantuvo callado unos segundos, tranquilizandose. Las palabras de Naruto lo habían sorprendido en exceso, y su corazón parecía querer subirle por la garganta y saltar fuera de su cuerpo, solo para aferrarse a Naruto y nunca soltarlo. No dejarlo ir por más que quisiera o se lo suplicara. Pero esto era porque se sentía alterado, y en ese estado no lograría hablar con claridad. Debía serenarse.

—Sé porque quieres hacerlo —dijo, cuando estuvo más calmado—. Desde ese día en mi casa, para la primera cena —porque habían habido otras—, pienso mucho más en ello. Recuerdo lo que digiste en el bosque, cuando te dije que estudiaría Medicina. Lo recuerdo perfectamente.

El rubio emitió un ruidito, sus ojos ardían gracias a las lágrimas que trataba de contener.

—Quise creer que me habías creído —continuó Sasuke—, y traté de no darle muchas vueltas. Pero la expresión que pusiste por un segundo en la cena, me hizo darme cuenta que no fue así. Al principio pensaba que lo había imaginado. Medité un poco en ello y luego quise olvidarlo. Pero volviste a poner esa expresión… esa mirada de triste resignación —susurro lo último, mientras apretaba los puños con más fuerza, tanta, que sintió las uñas rasgar su carne.

Naruto había comenzado a temblar levemente, y su rostro mostraba una expresión de dolor contenido, sus ojos brillozos.

—¿Por qué no puedes creer que nunca te dejare? —Cuestionó Sasuke con dolor.

De la garganta del rubio brotó un débil sollozo.

—Creó en ti… —susurro—. Es por eso que… es por eso que yo debo terminar cont…

—¡No lo acepto! ¡Me niego rotundamente! —Naruto se sobresalto al no esperarse que Sasuke se alterara de esa forma. Su pecho dolió y las lágrimas ardieron aun más detrás de sus ojos—. ¡No hay forma de que este de acuerdo con esta tontería!

—¡No hace falta que estés de acuerdo! ¡Si yo no quiero estar contigo, no puedes obligarme a estarlo!

Sasuke soltó una carcajada, pero no había ninguna pizca de diversión en ella.

—¿¡No quieres estar conmigo!? —Repitió a gritos—. ¡Eso ni tú te lo creés!

Naruto abrió la boca para debatir, pero Sasuke tenía razón. Lo que más quería en la vida era permanecer a su lado. Una fuerte punzada le atravesó el pecho, llevó una mano hacia éste. Su lucha contra las ganas de llorar la estaba perdiendo.

—Terminamos, Sasuke —dijo con voz baja, pero con firmeza en ella.

—No —Sasuke también era firme—. Tus motivos son estúpidos, y no los aceptó.

—¡Estoy terminando contigo porque te amo! ¡Quiero lo mejor para ti, entiendelo!

—¡Por eso digo que son estúpidos!... No se supone que termines con la persona que amas, la cual también te ama a ti. Se supone que debes permanecer a su lado, sin importar qué.

El de ojos azules soltó un suave sollozo, y este comenzó a incrementar de intensidad poco a poco, mientras su cuerpo temblaba y las lágrimas al fin ganaban la batalla.

—Te amo —dijo Sasuke, su voz sonó sumamente tierna y dulce—. Te amo y quiero estar siempre contigo. Te amo, Naruto.

—Ya vasta —Naruto sollozó débilmente. Sasuke quiso ir hacia él y abrazarlo, estrecharlo entre sus brazos y nunca soltarlo. Pero Naruto notó sus intensiones y se alejó, abrazandose a sí mismo como una especie de protección contra Sasuke—. Entiende por que lo hago —suplicó.

—No hay manera de que lo entienda —dijo él, herido por el rechazo del rubio—. No puedo entenderlo, no hay forma de que lo haga. ¡Te amo y me amas! ¿¡Por qué tenemos que terminar!?

—Quiero lo mejor para ti. Quiero que seas feliz. Quiero que alcances tu sueño. No lo ves ahora pero si me quedo junto a ti, tan solo seré un obstáculo entre tú y tu objetivo. Y no puedes dividirte entre tu objetivo y yo, el camino no sera nada fácil, no quiero ser un obstáculo. Quiero que te centres en tu sueño y vayas por el. Que lo alcances.

—¿Quieres que sea feliz? —Repitió el azabache y Naruto, sin verlo a los ojos, asintió—. Entonces… ¿Por qué estás lastimandome de esta forma?

Con las lágrimas desbordando de sus ojos, Naruto volteó a ver a Sasuke, y la imagen que vio le destrozo el alma.

Sasuke estaba llorando, sus lágrimas eran cual carcajadas cayendo de sus ojos. Sus mejillas sonrojadas por el llanto y su cuerpo temblaba. Su mano izquierda era un puño fuertemente apretado en un costado y su mano derecha se cerraba con fuerza sobre la tela de su playera, justo sobre su corazón. En sus ojos había tanta tristeza, tanto dolor.

—El dolor es pasajero —dijo Naruto, y no supo si se lo decía a Sasuke o a sí mismo—. Ahora duele pero con el tiempo lo supe…

El azabache lo interrumpió.

—Podía darme cuenta que estabas pensando tonterías estas últimas semanas —confesó él, a media voz. Las lágrimas aun acariciándole la piel de sus mejillas—. Podía darme cuenta perfectamente. Y me dolía. Pero no dije nada porque estaba seguro que podía hacerte cambiar de opinión. Tan sólo quería demostrarte cuanto te amo una y otra vez. Pensé que mi amor era suficiente para hacerte cambiar de opinión. Pero tú… tú no has meditado, ni una sola vez, en dar marcha atrás. Y Me duele, ¿sabes? Me duele darme cuenta de que jamás pensansate en serio en quedarte por siempre junto a mí. Más que dolerme, me destroza… Estas destrozandome, Naruto.

Naruto, por más que deseaba decir algo, simplemente no pudo. Las palabras se atoraron en su garganta, y estas se sintieron como ácido derritiendo su interior. Naruto lo miró, la expresión de Sasuke había cambiado. Ya no lloraba, pero en su rostro aun permanecía la prueba de que hacía no mucho lo había hecho. Había dejado de temblar, pero su postura era extraña. Y sus ojos, de sus ojos había desparecido ese brillo singular que estaba allí cuando lo veía a él. En sus ojos ya no estaba el amor con el que lo veía y que siempre calentaba su pecho y lo hacía sentir que todo era perfecto. Esos hermosos ojos negros se veían tristes, vacíos.

—Yo siempre fui serio contigo, pero tú, en cambio, jamás lo fuiste conmigo. ¿Realmtente me amas? ¿Sientes al menos un poco de cariño hacía mí?

Los azules ojos de Naruto se abrieron de par en par, sorprendido. No, no, no, no, no, Sasuke no podía pensar eso. ¡No podía dudar de su amor! ¡No podía permitirlo!

—¡Te amo, Sasuke! ¡De verdad te amo!

Sasuke soltó una risita seca, carente de alguna emoción.

—Tú no me amas —afirmó con desprecio—. Si en verdad me amaras, no estarías haciéndome esto.

—Sasuke… —Naruto dejó de abrazarse a sí mismo y extendió una mano hacia el azabache, intentando tocarlo, pero esta vez fue Sasuke quién retrocedió, alejándose de él y de su contacto. La punzada de dolor que atravesó a Naruto se sintió como una aplanadora destrozándole los huesos, uno a uno.

—Terminamos, Naruto —dijo Sasuke y para Naruto fue como si le atravesaran el corazón con una estaca llena de clavos. El aliento huyó de sus pulmones—. ¿Estas feliz ahora? Es eso lo que querías, ¿no? Bien, deseo concedido.

Sin mostrar ninguna emoción, se dio la vuelta, y antes de avanzar y alejarse para siempre del rubio, dijo:

—Adios, Naruto. Espero no volterte a ver en lo que me resta de vida.

Entonces dio un paso y luego otro, y se marchó sin mirar atrás en ningún momento, hasta que ya no estuvo más a la vista.

Naruto se dejo caer de rodillas y observó su espalda mientras se desvanecía en la distancia. Deseó de todo corazón, con toda su alma ahora destrozada, que se girara, que volteara a verlo una vez más, que lo observará con ese infinito amor con el que siempre lo veía. Su interior grito: «¡Por favor! ¡Por favor, Sasuke!». Pero Sasuke no se giró, solo siguió avanzándo, alejándose de él.

—¿Por qué? —Susurró a la nada—. ¿Por qué las cosas terminaron así? Esto no era lo que yo quería… —nego con la cabeza una y otra vez—. ¡Esto no quiera lo que yo quería!

Se llevó las manos al pecho y estrujó la tela de su playera con toda su fuerza. Las lágrimas desbordaron de sus ojos y le acariaron la piel, quemandole como si fueran ácido. Cerro sus ojos y gritó.

Al principio era un grito silencioso que se hacía más y más fuerte; un grito que le rasgó la garganta y le inundó la boca con el sabor metálico de la sangre. Era un grito de dolor y pérdida tan inmensa, que no había palabras para expresarla. Era el grito desgarrador de sentir el peso del cielo sobre los hombros; el aire en sus pulmones, escapando para no volver jamás. Gritó y gritó de nuevo, tiró de sus cabellos con las manos hasta que se arranco algunos mechones. Y siguió gritando, destrozándose aun más la garganta, y sus lágrimas continuaron brotando, ardiendo, quemando allí donde tocaban.

Naruto sintió que le rasgaron la piel del pecho con las manos desnudas, le desquebrajaron las costillas y le arrancaron el corazón. Se abrazo a sí mismo y continuó llorando y gritando, liberando todo ese dolor que estaba destrozándolo desde dentro.

«Naruto».

Escuchó que alguien decía su nombre en la distancia, resonó como un suave eco un tanto difuminado.

«Naruto».

Le llamaron una vez más, pero él ignoro el llamado. Estaba tan inmerso en su dolor, en su sufrimiento, que nada más importaba. Tan solo el agujero que había quedado en su pecho, allí donde alguna vez había estado su corazón y el cual se había llevado Sasuke con él al marcharse.

«Naruto».

«Naruto».

«Naruto».

—¡Naruto!

Naruto dio un brinco en su lugar con la respiración agitada y el corazón martilleandole los oídos, lo sentía latir en la garganta, y esto lo sobresalto en demasía, puesto que hasta hacía tan solo un segundo, creía que se lo habían arrancado sin piedad, y que en su pecho tan solo yacía un enorme agujero donde una vez estuvo. Observó de un lado hacia otro, desorientado. Se encontraba sobre la acera, en ese mismo lugar en el que estaban él y Sasuke cuando Ino y Sakura se marcharon.

—¡Naruto!

El rubio dirigió la mirada hacia el frente, hacia el dueño de la voz que lo llamaba con tanta desesperación. Al instante, sus azules irises se toparon con un par de hermosas obsidianas circulares. No, eran los ojos de Sasuke. Sasuke que estaba allí, sujetándolo de los hombros y observándolo con preocupación. Sus cejas estaban alzadas por el medio y sus ojos lo escrutaban buscando algo. Cualquier cosa. Una pequeña pista de lo que le ocurría.

Naruto abrió los párpados de par en par. Y antes de que Sasuke pudiera cuestionarle que le sucedía, el rubio ya se había abrazado a su cuello y se pegaba a él con fuerza y alivio. Sasuke no comprendío que ocurría, pero Naruto estaba temblando terriblemente, así que correspondió el abrazo y le dio unas palmaditas reconfortantes en la espalda.

—Todo esta bien, todo esta bien —le susurró con dulzura contra su oído.

El rubio asintió sin despegarse de él. Sus ojos fuertemente cerrados y sus labios formando una fina línea. Las lágrimas quemaban detrás de sus ojos.

«No fue una simple ilusión», dijo Kurama en su mente. «Eso es lo que en verdad ocurrirá si continuas con tus planes».

«No, no, no, no, no». Naruto negó una y otra vez.

«Espero hayas aprendido la lección. Odiaría tener que volver a hacer esto». Confesó el peluche esponjoso, y en su voz había tristeza. No le hacía nada feliz lo que le había hecho a Naruto.

«Jamás volveré a pensar estupideces». Respondió Naruto de inmediato. «Gracias, Kurama. Gracias».

«Solo se y hazlo feliz». Su voz se escucho sumamente tierna y amorosa en la mente del de ojos azules.

«Sí».

—¿Qué sucedió? —Cuestionó Sasuke cúando sintió que su novio estaba más calmado.

Naruto se alejó de él, solo lo suficiente para observarlo a los ojos. El azabache notó que los de su novio así como sus mejillas, estaban rojitas.

—No fue nada —afirmó.

Sasuke lo observó con los parpados entrecerrados, sin creerle.

—Te desconectaste por varios minutos. Parecías observar el lugar más apartado del infinito y por más que te llamaba, no respondías. Así que no me digas que no fue nada.

Naruto soltó una suave carcajada antes de tomar las mejillas de su novio y plantarle un piquito en los labios.

—No fue nada importante —aseguró con una sonrisa. Y Sasuke le creyó porque esa sonrisa fue tan hermosa y sincera, que solo se comparaba a la que formaban sus labios al momento en el que le decía que lo amaba. Le sonrió en respuesta.

—Bueno, te creeré por ahora. Pero te estaré observando —hizo un gesto con los dedos para demostrar que hablaba en serio.

El rubio le sonrió nuevamente.

—Bien, date la vuelta. Me subire a tu espalda tal como querías —la mirada de Sasuke brilló.

Rápidamente hizo lo que le pidió su novio. Se giró y se acuclilló un poco para que su rubio pudiera subirse. Naruto no perdió tiempo y se lanzó hacia la espalda del azabache y se acomodo en esta. Sus brazos se aferraron a su cuello cuándo Sasuke lo tomó de los muslos y se puso de pie muy recto.

—¿Qué harás? —Cuestinó el de ojos azules contra la oreja del azabache, a quién le recorrió un rico escalofrío por la espalda.

—Nada, en realidad.

—¿Seguro?

—Seguro.

Naruto sonrió satisfecho. Y fue entonces que Sasuke también lo hizo. Y con ello, su rubio novio supo que, desde luego, iba a hacer algo. Antes de que Naruto tuviera tiempo a protestar, Sasuke salió corriendo con él en su espalda, en dirección hacia el bosque.

Corrieron por toda la acera, entre gritos y risas por parte de Naruto, exigiendo a su novio que lo bajara o alegando de que iban a caerse y quedarían esparcidos como mermelada sobre todo el suelo.

—¡Confia en mí! ¡Jamás haría algo que te lastimará!

Y, luego de sus palabras, dio un pequeño trastabillo que le saco un fuerte grito a Naruto y el cual casi los manda de cara al suelo. Afortunadamente, logró enderezarse y continuar corriendo. Una gran carcajada salió de la garganta del de ojos negros mientras continuaba su recorrído.

—¡De verdad estas loco! —El oji-azul sentía que el corazón iba a destrozarle las costillas.

—¡Por ti, amor! ¡Por ti! —La sonrisa era imborrable en los labios de Sasuke.

El pecho de Naruto se llenó de ternura y felicidad, y sonrió amplia y hermosamente; sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillantes de emoción. Luego ocultó su rostro en el cuello de su novio y le dijo al oído.

—Te amo, Sasuke —su aliento caliente y su voz sensual estremecieron todo el cuerpo del azabache. Naruto alzo la mirada una vez más, dibujando una nueva sonrisa en sus labios—. ¡Amo a Uchiha Sasuke! ¡Lo amo! —Gritó a todo pulmón y con el corazón en la mano.

Sus gritos atrajeron incluso más miradas, pero no importaba. Podían pensar y decir lo que quisieran, no importaba en lo absoluto. Ellos tenían la aprobación de las únicas personas que les interesaban. Y aun si no la tuviera, continuaba estando bien… por nada del mundo dejarían al amor de su vida.

Súbitamente, Sasuke se detuvo de su carrera. Quedó de pie en medio de la acera durante algunos segundos, luego Naruto lo escucho inhalar hondamente. Oh, seguro se había cansado, después de todo, su guapo novio tenía una terrible condición física. Naruto ni siquiera comprendía como era posible que hubiera durado tanto tiempo corriendo y con él a su espalda.

Pero, de repente, Sasuke grito:

—¡Y yo amo a Uzumaki Naruto! ¡Lo amo!

Naruto dio un brinquito en su espalda, e inmediatamente una sonrisota bella se le dibujo en el rostro, sus azules ojos brillaban y ardían gracias a las lágrimas que estaba conteniendo. Su pecho hinchado y desbordando de felicidad.

—Sasuke, bajame. ¡Bajame! —Se removió tanto, que el azabache no tuvo más opción que hacer lo que su novio le pedía.

Una vez en el suelo, el rubio se puso rápido frente al azabache y se lanzó a sus brazos, sus extremidades superiores se aferraron con fuerza a su cuello y pegó sus labios contra los de él. Sintió a Sasuke exhalar contra su boca, sorprendido, pero un segundo después estaban besándose, besándose en serio; de forma exquisitamente lenta, ardiente e intensa.

Las manos de Sasuke apretaban el cuerpo de Naruto contra el suyo, de manera posesiva pero con infinito cariño. Sus labios se movían en coordinación, chupando y succionando los labios de su novio y robándole suspiros y dejándolo sin aliento. A su alrededor, todo había desaparecido. Tan solo estaban ellos dos en medio de las calles desoladas de Konoha, amándose sin restricciones. Expresando su amor libremente sin ninguna atadura o duda.

Cuando se separaron, permanecieron con los ojos cerrados y sus frentes unidas. Sus pechos se expandían con violencia y sus respiraciones estaban agitadas. Sasuke podía escuchar como el corazón de Naruto revoloteaba como loco dentro de sus costillas, ¿o era el suyo? Él emitió una risita, aun con los ojos cerrados. Lo cierta era que su corazón y el de Naruto latian ambos desenfrenados y en coordinación, porque eran uno solo.

—Te amo tanto, Naruto —susurro el de cabello de cacatúa contra los labios de su novio.

—Y yo te amo a ti, Sasuke.

Volvieron a besarse una vez más, pero en esa ocasión fue de forma más suave, más dulce, y continuaron besándose por largo rato hasta que les faltó el aliento. Después se separaron, se sonrieron con cariño, se tomaron de las manos y continuaron caminando hacia los límites del bosque.

 

 

—Estoy en casa, Kurama —anunció Naruto nada más cruzar la puerta.

Ninguna respuesta le llegó, además de que la casa aparentemente se encontraba desolada. Pero el rubio sabía que el Zorro se encontraba, puesto que las criaturas del bosque se lo habían hecho saber. Y aun si no se lo hubieran dicho, Naruto no podía pensar en ningún otro lugar donde podría estar, además de ese, luego de lo que había sucedido. El de ojos azules bajo la mirada, entristecido y apenado. Luego la alzo con decisión. Terminó de ingresar y caminó hasta la puerta que daba a su habitación.

El lugar estaba oscurecido, ya que el sol ya se había ocultado y Kurama no se había molestado en iluminar. Naruto caminó a paso lento hacia su cama. En ésta, se podía ver un bulto oculto bajo las sabanas. Un bulto enrollado sobre sí, hecho bolita. Tomó asiento en un costado y allí se quedó por un par de minutos, en silencio.

—Soy muy tonto, Kurama. Lo sé —admitió Naruto al fin. El Zorro se removió un poco, pero no hubo respuesta de su parte.

Al estar con Kurama un corto periodo de tiempo, en su forma de Zorro, quizá podían pensar que era un adulto lleno de sabiduría, conocimientos, que había vivido mucho tiempo y visto cosas; un tanto gruñon pero sobreprotector. Como un padre. Pero Naruto, que lo conocía muy bien, sabía que eso no era cierto. Era un chico, tan solo era un chico al igual que él, y no mucho mayor en realidad, que lo concideraba su familia y lo adoraba. Un chico quizá un poquito inmaduro, muy bromista, pero que lo quería mucho. Kurama quería verlo feliz, verlo feliz a él y a Sasuke, juntos.

Sabía que estaba muy molesto por la estupidez que estuvo a punto de hacer, pero, más que eso, estaba triste. Triste consigo mismo por lo que había hecho, por como había usado su magia para hacerle ver lo que sucedería si continuaba con sus planes. Hace mucho tiempo atrás, Kurama le había hecho la promesa de que nunca usaría su magia para hacer algo que lo lastimará… pero lo había hecho. Habia roto esa promesa. Naruto estaba seguro que Kurama se estaba martirizando por ello. Pero, como el rubio lo veía, lo había salvado de cometer el peor error de su vida.

—Perdón, Kurama —Naruto giró hacia el bulto en su cama, y estiro una mano y acaricio sobre la tela que lo cubria—. Perdón por haberte obligado a usar tu magia de esa forma. Pero estoy feliz de que lo hayas hecho. Me salvaste de hacer una estupidez.

Esperó una respuesta, y esta se tardó minutos en llegar. Incluso creyó que no llegaría, pero llegó.

—Sí que te he salvado el trasero —susurro el bulto, en alguna especie de puchero. Su voz juvenil, no gruesa ni intimidante. Mas bien un tanto, poquito, aguda.

Naruto sonrió de una forma muy linda.

—… Perdón —dijo luego el bulto, aun bajo la sabana, después de un momento de vacilación—. Vi lo que viste y sentí lo que sentiste. Creí que iba volverme loco de dolor. Perdón por provocarte ese sufrimiento.

—Kurama… —Naruto, a pesar de que el dolor ya había pasado, lo continuaba sintiendo. Había sido horroroso, como Kurama había dicho, por un momento creyó que iba a volverse loco de dolor—. Esta bien. Esta bien. Si no lo hubieras hecho, ahora mismo estaría con el corazón destrozado, y no solo yo. Sasuke también. Lo que me mostraste, podemos decir ahora, que fue una ilusión. Una ilusión que gracias a ti no se volvió realidad. No tengo ningún derecho a molestarme contigo por no cumplir tu promesa, no tengo derecho a nada por mi estupidez. Solo puedo agradecerte. Así que gracias, Kurama, volviste a salvarme.

El silencio reinó nuevamente, pero era diferente puesto que Kurama se removió bajo la sabana, enderezándose, luego se revolvió, quitándose la tela que lo cubría. Fuera ya estaba completamente oscurecido, así qué, cuando el Zorro se incorporó ya descubierto, quedando sentado en la cama, tan solo fue distinguible su silueta. La silueta de un chico delgado, desnudo y con el cabello completamente enmarañado, y con dos ¿mechones? muy gruesos inclinados, a ambos lados de su cabeza; también se veían ciertas formas que se movían de un lado a otro en su espalda baja.

—Bueno… —comenzo él—. Como he dicho antes, desde luego es cierto que te he salvado el trasero.

Naruto volvió a reír, risa que desapareció al instante y se convirtió en un chillido de sorpresa y un poquito de dolor. Kurama lo había golpeado en la cabeza con el puño. El rubio se sobo mientras respondía.

—Me lo merezco, lo sé.

—Oh, desde luego que te lo mereces. Pero no te mereces sólo eso. Te mereces más, ¡Mucho más! —Kurana estaba molesto, ah, claro que lo estaba—. No puedo creer que de verdad estuviste a punto de terminar con Sasuke. ¿¡Que rayos pasaba por tu cabeza, Naruto!?

—Tú sabes que, Kurama —susurró, viendo hacia otro lado.

Kurama lo observó. A pesar de que Naruto no podía ver más que su silueta, los ojos del Zorro eran diferentes, podía ver a Naruto perfectamente. Como tenía gacha la cabeza, como sus manos formaban puños.

—Ni Sasuke, que es el más implicado en todo, ha pensado ningún segundo en terminar contigo. ¿Por qué tú sí? Explicame porque no acabo de comprender.

Naruto inhaló hondamente, luego soltó todo el aire y alzo la mirada.

—Por que creí que era lo mejor para él. Su camino no es fácil. Los estudios absorberán todo su tiempo, necesitara de toda su concentración. Necesita estar al cien, metido de lleno en ello, sin nada que lo distraiga.

—Pero él no piensa que seas una distracción.

—Lo sé… lo sé… soy un idiota.

Volvió a bajar la mirada, pero antes de ello, Kurama pudo ver claramente como sus ojos brillaban debido a las lágrimas. El rubio se abrazo a sí mismo y sollozó, su cuerpo tembló. Kurama se deshizo de la sabana y se acerco a él, enrollando los brazos a su alrededor. Naruto, al sentirlo tan cerca, se aferro a su espalda desnuda buscando consuelo y cariño de su parte.

—Solo estaba pensando en lo mejor para él —lloró el de ojos azules contra la piel del cuello de Kurama—. No creía que las cosas podían terminar tan mal.

—Lo entiendo Naruto. Tenías buenas intensiones… es solo que, a veces, esta bien ser egoísta. O es que, ¿acaso tienes miedo de que, conforme el tiempo pase, al estar lejos, Sasuke deje de amarte y por ello era mejor terminar antes? —Sintió a Naruto estremecerse entre sus brazos. Lo que significaba que había acertado—. Su amor es lo suficientemente fuerte para resistir lo que sea. ¿No piensas eso?

Hubo silencio durante unos segundos. Tan solo se esuchaba el respirar de ambos chicos; y el aullar del viento en la lejanía, que mecía las ramas de los árboles de un lado a otro.

—Lo pensé —admitió el rubio en un susurró—. Pero sé que Sasuke me ama demasiado como para ello. Tengo un poco de miedo, pero confió en esa parte, que la distancia no eliminara nuestros sentimientos. Así que sí, se que nuestro amor es fuerte. Pero pensaba que sería muy difícil para él el dividirse entre su sueño y yo. No quería ponerle tanta presión.

—Y lo comprendo. Pero él sabe que sera difícil, y aun así no piensa en dejarte. Piensa en ir por su sueño y por ti, luchar por ambos. Así que no seas tú quien piense en estupideces, ¿okay?

Naruto asintió con la cabeza.

—Okay.

—¿Seguro?

—Seguro —dijo con una risita suave—. Nunca he querido separarme de él, pensé que debía hacerlo por su bien. Pero lo amo demasiado y no quiero perderlo. Tú hiciste que me diera cuenta de mi error, y te lo agradezco tanto. Fui un tonto al pensar que hacía lo correcto y que Sasuke lo entendería, que terminaríamos bien. ¡Que imbécil! De ninguna forma podían terminar las cosas bien. Pero al fin comprendo mi estupidez. Ahora más que nunca voy a aferrarme a él y no lo soltaré. Voy a ser tan egoísta como pueda.

Kurama rió, absolutamente complacido y satisfecho.

—Bien. Perfecto —deshizo el abrazo y se levantó de la cama. Se plantó frente a Naruto y lo señalo con el ¿dedo? indice de su mano izquierda, la otra reposaba en su cintura. El rubio, a pesar de no ver nada, rodó los ojos hacia un lado, divertido, puesto que Kurama estaba desnudo. Tan solo vislumbraba su silueta gracias a la luz de la luna que lograba filtrarse desde fuera, las formas extrañas, en la espalda baja de Kurama, se ondeaban de aquí para allá —. Solucionado eso, ve, enciende las velas, metete a la ducha y ponte guapo. Hay un festival al que tienes que ir con tu novio.

El rubio sonrió encantado y feliz.

 

 

Sasuke caminaba hacia el hogar de su novio, con una sonrisita en los labios. A su alrededor, escuchaba cuchicheos de las dríades y veía los capullos luminiscentes moverse de un lado hacia otro, iluminando ahí donde pasaban, así como los que permanecían fijos en las plantas en el suelo que también brillaban y liberaban esporas. La luz de luna se filtraba entre las ramas de los árboles y viento fresco mecía los copas de éstos; el aire aullaba en la distancia.

Él se había sentido un tanto angustiado en el momento que Naruto pareció desconectarse de la realidad, temió por él, pero cuando le sonrió y le mostró que todo estaba bien, ese temor se esfumo. Y, oh, lo que había sucedido después fue maravilloso. No iba a mentir, había estado nervioso esas últimas semanas. Podía notar que algo cruzaba por la mente de Naruto, lo distinguía en su azulada mirada cuando pensaba que nadie lo veía. Algo lo agobiaba, lo perturbaba… y creía saber que era ese algo. Y la angustia no lo dejaba dormir en las noches, pero no permitió que eso lo hiciera actuar diferente con Naruto. Con mucha mayor razón debía demostrarle cuanto lo amaba. Hacerle entender que, a pesar de la distancia que los separaría, su corazón estaba y estaría siempre con él. Que era solo suyo.

Sabía que seria difícil, pero no pensaba renunciar a él por cumplir su sueño. No pensaba renunciar a ninguno. Pelearía por ambos.

Ah, pero lo que había sucedido luego, hacia no mucho, fue magnífico. La forma en la que Naruto había gritado que lo amaba, sin reparo, sin temor y sin duda, le había hecho recostarse en los prados del séptimo cielo, y rodar sobre sí en nubes de suave y esponjosa textura. Lo vio en sus ojos cuando él lo miró, lo vislumbro en el hermoso brillo que desprendía su mirada.

Lo que lo agobiaba ya no estaba. Las dudas se habían esfumado.

Agh, había sido difícil el separarae luego de ello. Pero fue algo necesario, ya que el festival que se celebraba en en el centro ameritaba que se pusieran bien guapos y fueran a disfrutar de el. Por supuesto, tuvieron una buena sesión de besos en los límites del bosque antes de despedirse, y no sin la promesa de que Sasuke pasaría por él a las ocho.

Con una sonrisa imborrable, continuó su camino hasta llegar al hogar de su novio, no perdió tiempo en ir hasta la puerta, la cual estaba iluminada con una pequeña antorchita en un costado, y tocar ésta con los nudillos de la mano derecha. Escuchó fuertes pisadas desde dentro, que se acercaban de prisa, entonces el sonido de un golpe seco resonó, como algo pesado cayendo al suelo. Un risotada resonó un tanto lejana. Extrañado, Sasuke alzo una ceja, un segundo después, la puerta se abrió de golpe. En el marco, Naruto se mostró. Él tenía una sonrisa enorme en sus labios, su pecho subia y baja con rapidez. A Sasuke se le escapó el oxígeno de los pulmones al observarlo.

Naruto tenía los cabellos húmedos, y revueltos como siempre, y vestía un yukata celeste con detalles de rosas amarillas. Lo que resaltaba sus cabellos, los cuales se veían de un dorado oscuro gracias a la poca iluminación, y desde luego también la hermosura de ojos que tenía. Éstos reflejaban en ellos el brillo el fuego de la pequeña antorcha, y se veían preciosos. Él se veía hermoso. ¡Ah, estaba bellísimo!

—Pero mira esta belleza —dijo el azabache, y al instante las mejillas de Naruto se sonrojaron. Lo que hizo que Sasuke sonriera travieso—. ¿Verdad que estoy guapísimo? —Se señalo a sí mismo de pies a cabeza.

El rubio lo observó con los ojos entrecerrados, luego, con la punta de los dedos de la mano derecha, le dio en las costillas. Sasuke soltó un chillido.

—Lo siento, lo siento… hablaba de ti. Claro que hablaba de ti.

Naruto soltó una risita.

—Lo sé —se mofó, e hizo una pose. Luego observó bien a su novio. Sasuke también llevaba un Yukata, solo que éste era de un azul oscuro con detalles de abanicos rojos con blanco, parte de su pecho quedaba al descubierto. Naruto no pudo evitar quedarsele viendo de más a la blanca piel de su cuello y clavícula. Le dieron muchas ganas de chuparla, mordela—. Estas muy guapo —dijo después de un ratito, luego de abofeterarse mentalmente—; seguro que sacaras suspiros a todas las que te vean.

—Sí, bueno... —Sasuke actuó sin mucho interés—, este papasito solo quiere los suspiros, y gemidos súper eróticos, de su increíblemente atractivo, sensual y sexy novio.

—Oh, comprendo —el rubio mostró una expresión solemne, aunque había un pequeñísimo subor en sus mejillas, haciéndolo ver encantador—. Y, ¿lo amas mucho?

—Mucho, mucho —aseguro el azabache.

Se acercó a Naruto, lo tomó de la cintura y pegó sus cuerpos. Una sonrisita se dibujo en sus labios, sus ojos brillaron traviesos.

—¿En serio? —El de mirada azulada le pasó los brazos por el cuello, a la vez que se mordía el labio inferior.

—Claro que sí.

Entonces ambos se sonrieron y se inclinaron para juntar sus labios en un beso que prometía durar una eternidad, y arrebatar el aliento de sus pulmones. Lastimosamente no sabrían si en verdad ocurríria, puesto que sientieron la pata de cierto peluche esponjoso posarse entre sus rostros antes de que ocurriera.

«Alto ahí, sinvergüenzas». Kurama dijo en la mente de ambos. Oh, rayos, los conocía tan bien como para saber que después de los besos llegarían las carias subidas de tono y después terminarían revolcandose allí mismo. No, gracias, no quiera volver a presenciar como cupulaban. «Ni se les ocurra ponerse en plan lujurioso. ¿No tienen un festival al que ir? ¡Larguence ya!».

Entre risas divertidas, ellos se marcharon. Por supuesto, pararon una vez estuvieron en los límites del bosque, para besuquearse cuanto quisieron en medio de la oscuridad. Después, prosiguieron con su camino.

 

 

En el centro de Konoha, el cual era un parque: Un cuadrado con un área verde considerable, con gramilla, kyoskos, algunos árboles y con una pequeña laguna en el centro, en la cual nadaban los patos, y que era bordeada por toda clase de hermosas flores y follaje; el ambiente estaba muy alegre.

Había puestos de venta de comida, cuyo aroma era una sugerente y agradable invitación para todos los que desearan probar un poco; juegos simples; adornos aquí y allá; luces, lamparas de papel con luces amarillentas; música con ritmos alegres y pegadizos; personas vistiendo yukatas muy coloridos y sonriendo felices; niños tomados de las manos de sus padres viendo hacia todos lados muy enérgicos; parejas con las falanges entrelazadas y miradas brillantes; grupos de amigos charlando alegres; había también quienes caminaban solos, disfrutando a su manera del festival, el ambiente y todo la alegría. Sobre todos ellos, la luna brillaba hermosa en el manto ennegrecido que era el cielo, el cual estaba preciosamente tapizado de estrellas relucientes, con tan solo unas pocas nubes dispersadas por aquí y por allá.

El murmurar de las personas y los gritos de todos los puestos de comida y juegos, ofreciendo su mercadería, así como la alegre música, inundaban los canales auditivos de Naruto que, con una enorme y hermosa sonrisa, observaba todo lo que lo rodeaba, maravillado en exceso. Sasuke, a su lado, lo contemplaba con ternura y cariño. Ellos caminaban fuertemente cojidos de la mano. A su alrededor, las personas parecían una fuerte marea que constantemente chocaba contra ellos, pero eso no parecía molestarle a Naruto. Él tan solo observaba de una lado hacia otro, fascinado y alegre. No quería perderse de nada.

«La última vez que estuve en un festival, fue cuando aun era un niño», le había dicho a su novio, y le había encantado todo el ambiente y la sensación de estar allí. había hablado con tanta pasión y nostalgia, con los ojo brillantes y una sonrisa en los labios, que Sasuke supo que, definitivamente y aunque a él no le gustara estar rodeado de tantas personas, debía llevarlo a uno nuevamente.

Y allí estaban. Disfrutando del lugar y de la compañía.

Allí, en medio de toda esa mar de personas, ellos parecían invisibles. Lo cual era muy bueno. Cierto era que las miradas de las personas, sus opiniones y lo que pensaran cuando caminaban por las calles de Konoha no les importaban, no podian negar que resultaba un tanto desagradable. Pero, en ese momento, nadie les prestaba atención. Todos estaban inmersos en su propia alegría e intereses. Nadie los veía raro, nadie se fijaba en ellos. Tan solo eran una pareja más, disfrutando del festival. Se sentía maravilloso.

Avanzaron haciéndose camino entre el gentío, Deleitándose con todo. Pararon varias veces en los puestos de comida, pues Naruto, muy emocionado, le decía a Sasuke que quería probar un poco. Por supuesto, su azabache novio lo complació en todo momento; y cuando el rubio quiso pagar, fue Sasuke quien lo hizo, a pesar del debate del de ojos azules.

—Amo lo independiente que eres —le dijo a su novio con una sonrisa dulce. La unica vez que Sasuke habia pagado algo que Naruto comió, fue esa vez, la primera vez que se reunieron después de tantos años. Luego, el rubio había sido muy terco. Alegaba que no le gustaba que Sasuke gastara su dinero, que cual era el punto de trabajar si no podía él pagar por sus cosas, su alimento. Asi que siempre contribuia con su parte, en cualquier cosa—. Pero hay veces en las que deseo consentirte más que nada —prosiguió el azabache—. Así que, al menos por hoy, deja que lo haga. Dejame consentirte, amor.

Eso derritió el corazón de Naruto que, con una sonrisa tierna, aceptó.

—Pero te lo advierto, Sasuke, tenía planeado gastar mucho hoy.

—No importa —Sasuke sonrió—. Puedes dejarme en banca rota si quieres.

A Naruto le ardieron las mejillas. Mariposas endemoniadas revolotearon en su estomago.

Fueron de puesto en puesto, probando todas las delicias que ofrecían; alimentando al otro y saboreando, sonriéndose con amor. Compraron algunos recuerdos y jugaron un poco. Naruto parecía un niño pequeño, y Sasuke se sentía satisfecho consigo mismo al ver lo mucho que su novio estaba disfrutando.

—¡Sasuke, Naruto! —Una voz conocida los llamo en la lejanía.

En la distancia, Sakura e Ino agitaban las manos llamando su atención. Daban pequeños saltitos para poder hacerse ver, puesto que todas las personas a su alrededor obstaculizaban. Los chicos sonrieron al verlas y ellas se apresuraron a llegar hasta ellos haciéndose camino entre la multitud, también con sonrisas en sus labios. Al estar frente a ellos, los saludaron con un abrazo a cada uno.

—¿Dónde estaban? Llevamos rato buscándolos —Ino dijo, sus brazos en jarra. Ella vestia un Yukata de un celeste muy claro con detalles de rosas de colores. Sakura, a su lado, vestía uno similar, pero de un rosa muy bonito. Ambos llevaban el cabello recogido y decorado, con maquillaje muy natural y brillo en los labios. Se veían hermosas—. Bueno, no importa. ¡Vengan con nosotras! —En sus labios se dibujo una gran sonrisa.

Naruto y Sasuke se observaron de reojo, sonriero al otro y luego se encogieron de hombros. Ellas los guiaron entre el gentío, hacia la pequeña laguna, donde muchas personas yacían, puesto que habían colocado mantas y estaban reposando sobre ellas. Gracias al reflejo de la luna sobre la gente, el agua de la laguna obtenía cierto hermoso brillo plateado. Más allá, sobre sobre ésta, había una pequeña figura. Los chicos entrecerraron los ojos para poder observar mejor. Pronto, distinguieron un bote. No. No era un bote, era una plataforma flotante. Sasuke recordó, había escuchado que lanzarían fuegos artificiales, así que los lanzarían desde en medio de la laguna. Ahora tenía un poco más de sentido que hubieran tantas personas alrededor de ésta.

Volteó a ver a su novio, una ceja se alzó al momento de hacerlo. Naruto tenía una gran sonrisa en sus labios, y sus ojos estaban muy abiertos, pero brillantes. El tono de sus irises se había oscurecido y sus hebras doradas parecían bañadas en plata. Se veía muy eufórico. El azabache sonrió enternecido.

—¡Vamos, rápido! —Ino se puso en medio de ambos, tomándolos de un brazo a los dos, y los arrastro consigo. Serpentearon en medio de las personas con sus mantas sin que ellos supieran exactamente hasta donde se dirigían.

Pero, entonces, dos siluetas fueron reconocibles: una de coleta baja y otra de medía coleta, estaban sentadas sobre una manta, muy juntas, casi una sobre la otra; Oh, rayos, estaban besandose como si la vida se les fuera en ello. Era un tanto vergonzoso, de hecho, el tener que acercarse a esos descarados.

—Ustedes no tienen control, ¿cierto? —Sasuke los observo con ojos entrecerrados.

El primero en voltaer a verlo fue Deidara. Tenía una sonrisa nerviosa en los labios; con una mano trataba de acomodarse el yukara, de un color amarillo dorado y detalles de lunas azules, ya que se le vía una muy buena parte del pecho; sus cabellos, casi también del color de la plata, estaban enmarañados en medio de la media coleta. Itachi, por otro lado, usando un yukata gris con detalles de cuervos, pareció un tanto molesto, pero pronto una risita se le instaló en los labios.

Naruto, junto a Sasuke, soltó una suave carcajada.

—¿Tú, hablando de control? —Dijo el rubio, irónico—. Dile eso a Kurana. El pobre obtuvo un trauma con nosotros.

Las mejillas de Sasuke se encendieron. Gracias a la oscuridad y el reflejo plateado que no fuera visible. Aunque, para Naruto, fue obvio que se había sonrojado. Y para Itachi también, ya que tan rápido como Naruto término de hablar y Sasuke dio un pequeño respingo, el de ojeras soltó una carcajada.

—Apartamos sus lugares —Sakura informó, ignorando completamente la conversación.

Los chicos voltearon a verla y, luego de un instante, se encogieron de hombros dando por terminado esa plática. Cosa que Sasuke agradeció.

Tomaron asiento junto as las chicas, que estaban junto a Itachi y Deidara. Así, iniciaron una conversación tranquila hacerca del festival y lo que habían estado haciendo Naruto y Sasuke antes de que Ino y Sakura los encontrarán. También ellas hablaron de que lo que hacían y no hubo falta que Itachi y Deidara dijeran algo para saber en que ocupaban su tiempo.

—Sasuke —le susurro Naruto a su novio, luego de un buen rato de estar hablando. El azabache, que había estado conversando con Sakura entre risas, volteó la mira mirada hacia él. La felicidad desbordaba de su brillante y hermosa mirada. Ah, era tan guapo.

—¿Qué ocurre? —le cuestionó pegándolo a su cuerpo, susurrando en su oído. El rubio se estremeció.

—¿Qué hora tienes?

Sasuke metió la mano en su yukata y hurgo en una bolsita interior. Cuando sacó ésta, su teléfono era rodeado por sus falanges; lo encendió y luego giro la pantalla hacia su rubio novio. Eran casi las diez de la noche. Naruto sonrió, después se puso en pie ante la mirada confusa de su azabache.

—Ven conmigo —con ojos entrecerrados, Sasuke le cuestionó hacia dónde—. Vamos —rió—. Te gustara, te lo aseguro.

El de ojos negros le lanzó una mirada suspicaz, luego se encogió de hombros y se puso en pie. Se marcharon no sin antes decirle a los chicos que volverían pronto y que continuaran reservando sus lugares. Mientras avanzaban, Sasuke no dejaba de cuestionarle a Naruto a que lugar se dirigían, lo que provocó que el rubio le diera en las costillas con la punta de los dedos.

—Eres tan impaciente —le dijo con una sonrisa, mientras su novio se quejaba.

Se alejaron de la pequeña laguna y las personas que guardaban, reposando sobre sus mantas, a que comenzaran los fuegos artificiales, y avanzaron serpenteando entre la multitud que aún disfrutaba de los puestos varios. Caminaron varios minutos apartándose de todas las personas, a un lugar poco iluminado y privado del ojo humano.

Había un árbol con el tronco grueso rodeado por otros pocos más pequeños, detrás de éste, estaba una solitaria banca de hierro y madera. Se acercaron hasta ésta y Naruto hizo sentar a Sasuke.

—Aguarda aquí. Ahora vengo.

—Pero, ¿a dónde iras? —Sasuke hizo el intento de levantarse pero el rubio posó sus manos en los hombros de éste y lo hizo sentar de nuevo.

—Aguarda aquí —repitió—. Ahora vengo.

No muy convencido de lo que estaba sucediendo, pero Sasuke terminó por aceptar. Aguardó sentado hasta que su novio volviera. A lo lejos escuchaba, como suaves murmullos, el bullicio de las personas que disfrutaban del festival, y las luces que provenían de este eran tan solo unas manchas en la distancia, como cientas de luciérnagas estáticas en un solo punto. La luna parecía próxima a alcanzar su punto más alto, y su brillo iluminaba la gramilla y las hojas del árbol bajo el que Sasuke se encontraba. Los grillos cantaban y el viento mecía con suavidad los cabellos azabaches de Sasuke.

—¿Puedo sentarme? —Pregunta una voz entonces. Un tono juvenil y un poquito agudo, incluso un tanto sensual.

Sasuke ya había escuchado antes esa voz.

 

Notas finales:

Yyyyyyyyyyyyyy eso fue todo lo que tengo por ahora. Nah, tengo más, pero lo deje hasta por que los amo 3:)

¿Que tal?

¿Que les pareció?

¿Les gusto? 

¡¡¡Levanten la manitu los que quiera estrangularme!!! Jdjwiskwkdneidkwlwm

Demonios, soy tan abusiva con ustedes, los hago esperar un chingo y les salgo con esto. Pero, pastelitos de limón, tuvieron que haber esperado algo así. Ya había hecho la advertencia cuando Sasuke le dijo a Naruto  que sí estudiaría Medicina y éste se puso a chillar... Kwkdiekdkekdkdd ¡Lo siento! Jwjdkdmd 

Lo cierto es que les voy a confesar que en realidad si terminaban, en serio. Pero entonces releyendo como por veinteava vez lo escrito me dije: No, Jud, esto si ya es pasarse de verga.  Y entonces hice cambios, que no modifican nada el final, pero que eran necesarios para no ser tan culera. Kznskznskznd tengo mi corazoncito, pa' que vean... Hahahahshs okay no, bueno sí, pero ya olviden la estupidez que casi hice... :) los amo.

Yo espero y el cap les haya gustado, a pesar del mal rato, si asi fue, pueden hacérmelo saber por medio de un lindo y hermoso review, el cual responderé con mucho cariño (cuando pueda), y si no, igual pueden hacérmelo saber, solo no vayan a insultarme demasiado que me pongo a llorar porque soy una pinche chillona. 

Que el ángel me los cuide a todos. Besos y abrazos de oso. 

¡¡Nos leemos en la segunda parte del final!!


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