Se habían reunido las parejas, y la última era la de Acuario y Piscis, Camus seguía al lado de Afrodita sin dirigirle la palabra, mirando hacía el frente como si estuviera en su propio mundo, de pronto Shion habló a todos interrumpiendo así sus pensamientos.
-Caballeros dorados, diríjanse al lugar que les corresponde para comenzar con la reconstrucción del coliseo y las demás partes afectadas. Templos, pilares, escalones o lo que sea necesario.
Camus reaccionó, ¿En qué momento les habían asignado un lugar para trabajar? ¿Acaso por estar tan metido en sus pensamientos no escuchó cuando Shion se los asignó?
-Maldición, ¿Nunca me había pasado esto. Y ¿Ahora qué hago? -Camus observó por primera vez al azulino chico flor, y lo unico que se le ocurrió era esperar a que Afrodita se dirigiera al. lugar asignado sin necesidad de preguntarle. Pero para su mala suerte Afrodita pareció inmóvil, de brazos cruzados, y no parecía que fuese a cambiar de postura, Camus comenzó a irritarse después de un rato, vio cómo los demás empezaban a marcharse a sus lugares asignados, así que no le quedó de otra más que hablarle al chico pez.
-vamos Afrodita. -Comentó tratando de disimular su dificultad para mencionar su nombre, cosa que a duras penas pudo lograr.
-Está bien. -Contestó cambiando de postura, y comenzando a caminar, Camus lo siguió a quizá un metro de distancia (XD más o menos un metro, es que aveces uno no se acuerda exactamente de las distancias) Camus lo miraba mientras lo seguía, ciertamente lo hacía con reproche, pero también era evidente que no podía dejar de observarlo, tal vez para seguir "criticándolo" pero en el fondo inconscientemente tenía algunas curiosidades sobre Afrodita.
-Odio esta situación, esto es incómodo, no puedo tolerarlo más, espero que el tiempo se pase rápido. -pensó el francés, Pero en ése momento Afrodita se detuvo, Camus apenas pudo detenerse antes de chocar con su espalda.
-Bueno ¿que hacemos? -Preguntó el doceavo guardián.
-Levantar escombros. -Respondió Camus intentando sonar normal.
-Está bien. -Fue lo único que Afrodita dijo, caminando hacía una esquina, empezó a levantar algunos bloques y piedras, Camus de igual manera, aunque Camus quisiera negarlo le llamaba la atención por qué Afrodita no se negó a ayudar, pero pronto dejó de tomarle importancia y se concentró en lo suyo, pasaron los minutos y horas y cuando menos se lo imaginó ya había oscurecido,
-¿Qué? Ya es de noche. Afrodita ya vamo... -Camus se quedó con las palabras en la boca, Afrodita ya se había marchado, ni siquiera le había avisado, Camus se sintió estúpido e ignorado una vez más.
-Por eso no lo soporto, ¿se cree tan importante para ignorar a los demás?
-Camus abandonó el lugar molesto, aun no podía creer cómo es que no detectó cuando Afrodita se marchó, aunque pensándolo bien, ya no había nadie más, ¿será que Camus había estado tan concentrado en ignorar a Afrodita que terminó ignorándo todo lo demás? ¿Incluyendo el tiempo?.
Subió por Aries y Mu lo observó confundido.
-¿Camus? ¿Por qué regresaste tan tarde? -Camus se detuvo en cuanto escuchó la pregunta.
-Hace ya mucho tiempo que no hacía ninguna actividad física, por alguna razón me sentí bien, así que decidí trabajar más. -el discurso sonaba convincente, Camus sabía mentir
¿Debía estar orgulloso de eso?
-Oh, entiendo. -Mu se lo creyó sin más.
-Bueno, hasta luego Mu. -
Camus llegó a la casa de Acuario, estaba agotado, pues el calor había sido infernal, y para alguien de frío como él, era insoportable.
Se tumbó sobre su cama, y mientras se relajaba se puso a pensar en el doceavo guardián.
-Ese tipo. -bufó recordándole-. no entiendo cómo es que se convirtió en Caballero dorado con esa forma de ser, tan indisciplinada tan rebelde e impropia de un Caballero.
¿Cómo es que conseguiria la armadura dorada?
aunque pensándolo bien, tal vez se marchó antes porque acabó rápido su labor. tal vez se dio cuenta que yo estaba pensando en otras cosas, y para ni molestarme debo admitir que esta vez parecía trabajar en serio... No! No voy a empezar a justificar sus acciones, que claramente siempre han sido así, por lo narcisista que es.
En fin. Me iré a dar una ducha. Y luego a dormir, este sudor es molesto.
Camus continuaba molesto, mientras se encontraba empapado por el agua, seguía pensando que Afrodita había sido muy imbécil al no avisarle que ya se marchaba.
Salió y está vez se tumbó sobre su cama, con los brazos extendidos, en verdad se había cansado mucho.
esta vez quedó dormido.
-Te destesto, santo de Piscis. -balbuceo entre dormido.
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