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Ayúdame a olvidar… por cielhius

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Notas del capitulo:

Dedicado a juana reyna, esto es un agradecimiento para ti por tu apoyo disfrutalo….XD

 

Para que no digan que no tomo en cuenta sus Reviews…

Recompensa… 

Ya era de noche y todavía no entraba a la habitación que compartía con Seshomaru desde hace meses, la razón,  Seguir entrenando… se había vuelto muy fuerte, no podía dejarse vencer tan fácilmente, su corazón estaba en rehabilitación... haciendo caso a su amante decidió regresar a la habitación.

La habitación estaba sola, así que sin más decidió acercarse a la enorme ventana que había en el cuarto, necesitaba pensar muchas cosas, necesitaba despejar su mente. Los sucesos recientes lo estaban volviendo loco, ahora que era amante de Seshomaru, el mayor era por demás sobre protector, ni siquiera había podido salir del castillo sin su compañía, lo perseguías como una sombra y eso aunque no lo aceptara le gustabas…

 

 --------Seshomaru------

 

Al entrar sigilosamente a la habitación, lo vio sentada en el suelo cerca de la ventana.  Embelesado mirando el horizonte, como si estuviera en un tipo de trance o algo por el estilo. La menor  no se percató de la presencia del mayor dentro del lugar. El mayor se movió hacia la mesita que había en la habitación la cual tenía una jarra de agua, tomar un vaso de la misma, estaba tan absorto mirando al menor que, inconscientemente el vaso resbalara de sus manos.

 

  El sonido del vidrio romperse en el suelo lo hizo volver a la realidad y un respingo fue respuesta al ver a Seshomaru en la habitación.

 

-          ¡Seshomaru me asustaste!...- le replicó un tanto alterado. Se levantó del suelo y caminó donde el mayor.

 

-          Seshomaru- el susurró sutil y dulce de su voz sonó tan tentador, que sintió como su cuerpo temblaba al escucharlo hablar de esa manera. Sintió las tersas y finas manos del joven envolverse en sus musculosos brazos.

 

 

La voz se le quebraba al tenerlo tan cerca suyo, el era la droga más mortal a la cual nadie, ni el mismo podía consumir. Tan cálido como siempre lo sujetó del brazo y lo giró frente a él, y lo  arrastró hacia la cama y lo sentó Inuyasha se apoyó con una de sus manos en el colchón mientras lo miraba a los ojos.

 

-          ¡Inuyasha!- exclamó,  envolvió sus brazos en la cintura del menor y cuidadosamente lo recostó en su pecho, podía sentir su agitada respiración, una de las manos de Inuyasha se apoyó en su torso, sus dedos empezaron a bajar traviesamente en un acto de inocencia de parte del menor.

 

 

-          Inuyasha… ¿q-que haces?- rápidamente sujetó su mano con fuerza.

 

Sutilmente empezó a subir su rostro al mismo tiempo que sus labios fueron rozando el inicio de su cuello, el dulce placer de saborear la piel de su cuello lo incitó a continuar.

 

Los ojos de Seshomaru se cerraron automáticamente al sentir la lengua del menor pasearse por su blanquecina piel.

 

-          Inuyasha… para…-

 

-          shh….- lo calló. La mano que era estrujada por la mano de Seshomaru se soltó y se escondió detrás de las hebras platinadas, apretando su cabello con fuerza y recibiendo la impactante y aturdida mirada de él, subía lentamente sus labios hasta llegar a rozar los de él. El aliento que salía de sus labios chocaban contra los suyos, la mirada de Seshomaru solo se enfocaba en esos labios  que deseaba absorber con pasión, en cambio Inuyasha miraba la lujuriosa mirada de Seshomaru en sus labios.

 

 

-           no lo hagas, Inuyasha…- le susurró antes de que el silenciara su boca con uno de sus dedos.

 

 

-          cállate, te quiero recompensar…- le murmuró dulcemente.

 

 Fue ahí cuando con sus labios empezaron a rozar los de él, jugando e incitando el fuego entre ellos,  sacó a relucir su lengua y empezó a juguetear con los labios de él, por alguna razón tenía ganas de tomar el control esta vez de las cosas.

 

Seshomaru  no se contuvo un segundo más atrapando los labios de Inuyasha, el cual se fue acomodando alrededor de las piernas de él, enredándolas en su cintura y sentándose en su regazo.

 

Las manos del Seshomaru no se hicieron tampoco esperar al meterse debajo de la tela de ropa que el traía, recorriendo la tersa piel de su espalda.

 

Los besos de ambos eran apasionantes y llenos de lujuria. Los brazos de Inuyasha se envolvieron en el cuello del mayor.

 

Las manos de Seshomaru recorrían de arriba abajo la piel tan suave de su amante que se encontraba sentada en sus piernas, las manos de Inuyasha se perdían en la cabellera del mayor en un inútil intento de acercarlo más para poder sentir su boca en el.

 

Las traviesas manos de Seshomaru se dirigieron a los pezones del menor, atrapándolos y acariciándolos delicadamente, Inuyasha soltó un gemido en los labios de Seshomaru pero este los atrapó rápidamente sin dejarle espacio para respirar.

 

Los acariciaba lentamente, degustando con sus dedos cada parte de su pecho,  el mayor se levantó con el encima, y giro al menor para depositarlo en  el lecho el cual  había sido testigo de el inicio de todo,  y se sentó, manteniéndola al  menor en la misma posición.

 

Quitó el estorboso yukata que no le permita  admirar su cuerpo desnudo, lo sujetó ferozmente de los muslos y lo atrajo más hacia él, haciéndole saber el ardiente deseo crecer entre sus pantalones.

 

Nuevamente un gemido salió de sus labios, ya rojos de la acción ejercida por los intensos besos. Después de un rato de manosear los delicados pezones  dejándolos enrojecidos y erguidos, bajó rozando con sus dedos la piel de su abdomen hasta llegar a su ropa interior (Fundoshi). Paso  un dedo por encima de la frágil tela acarició su miembro erguido por la excitación, provocando que Inuyasha arqueara su espala y rozara con el erecto miembro del mayor,  que al sentir chocar ambas erecciones, soltó un leve gemido ronco, Inuyasha rió divertido, como en un principio, el sintió la necesidad de tomar el control de las cosas, que mejor que empezar ahora…

 

Sus manos desaparecieron del cabello de él, Inuyasha bajó sus manos delicadamente por los pectorales del mayor, tanteándolos para poder bajar hasta los músculos de su abdomen,  Poco a poco fue deshaciéndose de la estorbosa ropa del mayor quedando en igualdad de condiciones.

 

 Seshomaru solo se limitaba a mirarlo,  y observar cada movimiento que hacían sus manos.

 

En ese momento Inuyasha se levantó quedando de pie alrededor de las piernas de Seshomaru y enfrente de él, permitiéndole a Seshomaru una mejor vista de su cuerpo desnudo.

 

Seshomaru alargo Su mano Y alcanzó el ombligo de Inuyasha, acarició toda la piel de su abdomen, su mano siguió bajando hasta llega a su sexo y rozarlo con la punta de sus dedos.

 

Inuyasha solo cerró sus ojos sintiendo el casi placer erótico que Seshomaru le brindaba. El agarró una de sus manos y lo jaló cuidadosamente hacia abajo, haciendo que nuevamente se sentara encima de él.

 

El calor que despedían sus cuerpo era tan grande, que el sudor en ambos se hiso presente y ayudara a la fricción,  no se besaban solo se miraban… miradas de amor, de ternura, de sublime sensualidad, del calor humano de esa persona que tanto les hacía falta.

 

Con suaves movimientos encima de él, el sudor se presentaba en la piel de su rostro. El solo miraba recorrer las gotas de agua y su cabello pegarse a su cara. Los agitados gemidos de Inuyasha salir de sus semi-abiertos labios rosados y la mirada perdida del menor en los ojos de él.

 

Inuyasha veía algunos cabellos de Seshomaru pegados en el rostro, obstruyendo la apuesta belleza de su rostro. Alzó uno de sus dedos para removerlos pero el agarró su dedo y lo metió dentro de su boca, chupándolo y deleitándolo eróticamente.

 

El cuerpo de Inuyasha pedía más, quería que lo penetrara una y otra vez, que no se cansara de él y que gritara en su carne el ardor que sentía por él.

 

Los labios de Seshomaru  se acercaron a sus pezones y los atraparon uno a otro seguidamente, succionándolos y saboreándolos con extrema intensidad.

 

Sosteniéndole la espalda con sus fuertes manos lo fue agachando hasta recostarlo en las acolchadas sabanas, con sus manos se hizo espacio entre sus piernas para más tarde introducirse en el. Besó sus labios con tanto amor que Inuyasha pudo sentir lo que sus labios transmitían.  Jugó con ellos, los lamió sutilmente dejándolos marcados de su sabor y lentamente fue separándose de ellos, bajando y rozando con ellos la piel de su cuello, llegando hasta su pecho y en un ligero movimiento lamiendo sus pezones, para luego bajar hasta el abdomen.

 

Al llegar ahí se detuvo y marcó toda esa área con suaves besos y con su rostro acariciando la tersa piel, restregaba su cara en su abdomen, saco su aterciopelada lengua y la introdujo en su pequeño ombligo, lo asía de un modo lento y sensual.

 

No quería que todo lo que estaba sucediendo en estos momentos fuese mentira… por primera vez en su vida sabía lo que el alguna vez sintió… el derecho a ser correspondido.

 

Su boca se fue perdiendo en la parte baja de su vientre, Inuyasha no hacía más que permanecer con los ojos cerrados y apretar con pasión las sabanas al saber el placer que lo envolvía.

 

Seshomaru nunca sintió desde un principio el miedo al estar con alguien pero ahora que se había acostumbrado a su presencia, era él quien emanaba esa ola de placer que pedía a gritos que le hiciera el amor como un animal y la hiciera gritar su nombre a los cuatro vientos.

 

-¡AAHH!- un grito soltó de sus labios al sentir como Seshomaru mordisqueaba ligeramente la punta de su sexo.

 

Sus cabellos se perdían junto con sus dedos entre las sabanas y su cara acariciaba sus brazos con excitación al sentir los labios de el en su entrada, eso era nuevo pero el placer no lo dejaba pensar con claridad, el mayor luego de jugar con su lengua un rato se arrodilló e introdujo dos dedos en el interior de Inuyasha, provocando un ardor placentero en el hibrido  y que nuevamente los gemidos inaudibles salieran de su boca. Apoyándose con su otra mano y encima de él,  introducía ferozmente y con cierta suavidad sus dedos dentro esa pequeña cavidad que le otorgaba el más grande de los placeres. El sudor que resbala de su frente caía en el pecho del menor, que se tambaleaban ligeramente en el vaivén en el que Seshomaru lo tocaba.

 

Miraba su rostro… enardecido por el calor de ambos, sus labios medio abierto tratando de cobrar aire y sus ojos contrayéndose al sentir los movimientos del Seshomaru en su interior, Inuyasha estaba lo suficientemente preparado,  como para poder penetrarlo finalmente.

 

Los dedos de Seshomaru se retiraron y dándole pocos momentos a él para recibir aire Seshomaru se abrió paso entre sus piernas, agarró su miembro y delicadamente fue tanteando por encima de su sexo la abertura de su cavidad. Moviéndose en círculos para ir ingresando lentamente dentro de él. En una sola estocada entró e Inuyasha se arqueó al sentir el punzante dolor, solo gimió para demostrarlo.

 

Al estar dentro del menor, con la mano libre agarró el muslo de Inuyasha y lo acomodó detrás de su cintura, quería que, hiciera la presión necesaria para poder sentirse ambos.

 

A paso lento comenzó a moverse dentro de la estrecha cavidad de Inuyasha, el enorme placer que le brindaba era inalcanzable, cuanto extrañaba ese calor que lo envolvía, la humedad de su ser al estar en su interior y saber que era él, solamente él, el que le brindaba ese tipo de excitación lo volvía completamente loco y todo lo demás se volvía irreal.

 

Los gemidos no hicieron falta por parte de Seshomaru, el menor  lo escuchaba gemir gravemente a cada penetración que él hacía. Alzó su otra pierna y la envolvió alrededor de él, haciendo que la penetración fuese más profunda y el placer más intenso.

 

Seshomaru se apoyó con sus hombros y quedó a tan solo centímetros del rostro de Inuyasha, nuevamente atrapó sus labios y desesperadamente lo besó. El movimiento lento que empezaba a intensificarse dentro de Inuyasha y los arrebatadores besos que se brindaban el uno al otro, motivaban a permanecer en el absoluto silencio lujurioso y poder sentir a la perfección el deseo del otro.

 

Dentro de la habitación los dos cuerpos desnudos uno dentro del otro tratando de volverse uno solo, sudaban por la fricción a un lado de la enorme ventana que dejaba pasar el aire fresco de otoño.

 

El vaivén de las caderas de Seshomaru  se intensificaban y cada embestida permanecía un rato dentro para poder luego salir y continuar, Inuyasha no hacía más que gemir entre los besos de Seshomaru.

 

Los brazos de Inuyasha se envolvían alrededor del cuello de él y lo apretaba más hacia él, haciendo que sus pezones rozaran su pecho.

 

No quería que el acabara, quería mas de el… tenía la necesidad de terminar extasiado pero todavía faltaba mucho para ello.

 

El lamía sus labios e introducía su lengua dentro de su boca para jugar con la suya, las embestidas fueron más fuertes, los movimientos más ligeros y los gemidos mas audibles y apasionantes que nunca…

 

Las piernas de Inuyasha se  envolvían con más fuerza la cintura de Seshomaru, para profundizar las embestidas. Seshomaru sentía que ya era pronto, continuó embistiéndola con energía, hasta que al final, en la última penetración, la profundizo de tal manera que ambos gimieron al unísono en los labios del otro.

 

Derramándose entre sus cuerpos y el mayor  en el interior de Inuyasha, Seshomaru recostó su cabeza en su hombro. Estaba exhausto, pero sabía que esto recién era el comienzo, Inuyasha no tenía intenciones de terminar.

 

Hasta que percibió que los dos habían recobrado el aire en sus pulmones, Seshomaru levantó su rostro y lo besó tiernamente, Inuyasha acomodando sus piernas otra vez alrededor de su cintura y acariciando con ellas la piel de su cuerpo tonificado, le dio permiso para continuar con la odisea de sexo ardiente.

 

La noche fue testigo del amor que se profesaron los cuerpos de ambos hombres…

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado…

No olviden quejas y sugerencias…..


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