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El rey que obligaron a convertirse en tirano por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, aqui vengo con un nuevo fic. Lleno de dramatismo como me gusta y con mucho lemon.

KKM no me pertenece le pertenece a su creador, yo solo gozo de hace sufrir a sus personajes <3

Reino Demonio. Muchos años antes.


Una hermosa de mujer de cabello rubio caminaba por los pasillos del castillo con su típico traje despampanante que acostumbraba llevar todo el tiempo. Seguido de ella había unos hombres quienes llevaban una enorme cantidad de paquetes de diferentes tamaños. La mujer caminaba por los pasillos con elegancia hasta llegar a una puerta donde toco dos veces antes de tener una respuesta. Abrió la puerta con soltura indicando a los hombres que dejaran los paquetes y se marcharan, estos obedecieron dejando a la mujer en la entrada de la habitación cuando se marcharon.


La mujer se giró para cerrar la puerta tras de si. Al hacerlo su mirada se fijo en su pequeño hijo quien miraba por la ventana de manera distraída, con elegancia dio unos pequeños brincos hasta donde se encontraba su hijo y lo abrazo por la espalda sorprendiendo al pequeño quien le miró con sorpresa antes de dejar salir un corto suspiro.


-Hahaume. –Comento un pequeño Wolfram de unos diez años.


-Honey, ¿A qué no adivinas que he traído? –Soltó con travesura la mujer –Te he traído nueva ropa. –Canturreo con alegría.


-¿¡Más!? ¡Ya no entrara en el closet! –Soltó nuevamente suspirando. La mujer solo río ante la respuesta de su hijo.


-Vamos, vamos, quiero que te pongas todo lo que he comprado, seguro te quedara hermoso, lo he comprado pensando en que lo usaras. –Dijo con una risa comenzando a abrir los paquetes.


-Siempre me compras muchas cosas… -Susurro Wolfram yendo a donde su madre quien le indico que se acercara con un gesto.


-¿No es lindo? –Comento luego de colocarle un prendedor en el cabello a Wolfram.


-¡¿Eh?! ¡Esto es de chica! –Soltó con evidente vergüenza -¡¿Por qué sigues comprándome cosas de niña?!


-¡Porque a Honey le quedan fabulosos! –Soltó como respuesta teniendo una mala mirada como respuesta.


-Yo no soy ninguna niña. –Refunfuño inflando sus mejillas. La mujer llevo sus manos a las mejillas ajenas para acariciarlas con ternura.

-Por supuesto que lo se Honey. –Comento con una sonrisa –Pero para mi eres mi pequeño tesoro, por eso quiero que siempre tengas lo mejor, siempre buscaré darte lo mejor.


-Pero sigue siendo de niña. –Volvió a refunfuñar viendo fijamente a su madre.


-No es así Honey, no importa si es de niña o niño, a ti te queda increíble y eso es lo importante, no importa que te coloque te vez hermoso. Eres el pequeño tesoro de mamá.


-¿De verdad? –Pregunto teniendo una risa como respuesta.


-¡Sí!


-Entonces… supongo que esta bien probarme un poco…


-¡¡Honey!! –Soltó la mujer antes de abrazar con fuerza a su pequeño hijo.


A pesar de ser la soberana de ese reino no podía ir en contra de las leyes de su reino. Por esa misma razón no había podido hacer nada ante el encierro de su hijo, desde que lo vio nacer sabía de la vida que le esperaba por esa razón en todo rato que tenía libre siempre iba a verlo dándole una cantidad exuberante de regalos. Cherry, soberana del reino demonio nunca dejo de lado a su pequeño hijo, ella siempre buscaba lo mejor para él, por eso se había negado rotundamente a comprometerlo desde tan pequeño, rechazando proposiciones que podían alterar el orden en su reino. Cherry cuidaba mucho a su hijo y quería lo mejor para él, quería que fuera feliz a pesar de la posición que tenía en el reino.


Una vez, cuando comenzó la idea del tratado de paz, Cherry visito el reino humano. Fue el acuerdo que ella misma propuso cuando se estaba dando la idea del tratado, Cherry entendía que su reino era peligroso y era mejor hacerlo en el humano. Como se había acordado fue hasta el reino humano para proponer la idea del tratado de paz, no muchos estaban de acuerdo así que fue en contra de la voluntad de muchos para realizar esa tarea. En su día de partida al reino humano antes de irse se encontró con Gwendal, su primer hijo.


-¿Estas segura que esto es lo mejor? –Le pregunto el soldado de manera seria.


-Por supuesto. –Comento con seguridad.


-Te ganaras muchos enemigos de este lado. –Continuó el hombre insistente.


-Lo sé, pero se que me protegerás muy bien. Además, ellos no son diferentes de nosotros, tiene la misma apariencia, costumbres parecidas, ellos también son personas como nosotros. –Comento con tranquilidad –Y, la guerra no es algo que se deba desear. –Finalizo con una sonrisa.


-Ten cuidado. –Comento resignado de hacer cambiar de parecer a la mujer.


-Por favor cuida de Wolfram, a él es el que debes de cuidar con todo tu ser. –Dijo la mujer de manera animada.


Esa fue la conversación que tuvo antes de partir al reino humano donde lo esperaban los dos soberanos. Shoma y Miko, los dos reyes del reino humano la esperaban para comenzar con los planes del nuevo tratado de paz que se iba a comenzar. Ninguno de los actuales gobernantes quería una nueva guerra, ya habían perdido mucho con las antiguas que vivieron en sus años de juventud, ninguno deseaba más derramamiento de sangre.


La mujer llego siendo recibida por los soldados, en esos momentos ambos soberanos estaban ocupados con su pueblo así que no le quedo más a la mujer que esperar. Con unos soldados del reino humano camino con soltura por el pasillo hasta llegar al jardín donde decidió quedarse bajo la mirada de los soldados que la vigilaban. Se sentó en una banca mirando el hermoso jardín que tenían en el lugar. Hubiese continuado con su concentración en las flores si no fuera porque algo negro apareció entre ellas.


-¿Qué sucede aquí? –Canturreo de manera divertida para encontrarse con un pequeño niño de cabello negro.


-¡Ah! –Soltó cuando se vio descubierto -¡Usted no me vio aquí! –Comento de manera apresurada mirando a la mujer quien no pudo evitar reír.


-¿Acaso andas escapado pequeño? –Pregunto de manera divertida. Por la perspectiva que estaba los guardias no podían ver a aquel niño. El moreno negó rápidamente.


-No, no, yo solo tenía curiosidad, pero Shori se enojara conmigo si se entera que vine. –Dijo con un suspiro.


-¿Acaso no podías venir? –Volvió a preguntar con curiosidad de manera baja.


-Me dijo que era peligroso, pero… ¿Usted es una mala mujer? –Pregunto con inocencia.


-¿Una mala mujer? –Dijo con una pausa pensativa -¿Qué crees tú? ¿Cómo me vez? –Pregunto con una sonrisa. El moreno la miro unos minutos en silencio.


-Yo no la veo como una mala persona.


-¿De verdad?


-Sí. –Comento con seguridad el moreno –Soy muy bueno juzgando personas, mi padrino dice que soy excelente para saber cuando son buenas personas. –Dijo con orgullo el moreno.


-¿En serio? –Comento con una risa –Entonces… ¿Qué harías si te digo que soy en realidad una bruja que tiene a alguien encerrado? –Pregunto con curiosidad y travesura.


-¿Una bruja con una persona encerrada? –Comento procesando la información -¡Como en el cuento! –Dijo animadamente.


-¿Cuento? –Pregunto sin entender la mujer.


-Entonces… Si de verdad tiene a alguien encerrado, entonces… ¡Yo lo salvaré! Como el héroe del cuento, ¡Yo rescataré a la princesa encerrada!


-¿De verdad? –Pregunto con una risa.


-¡Sí! La rescataré y como en el cuento, ¡Se convertirá en mi esposa! –Dijo de manera animada el moreno.


-Entonces, ¿Es una promesa? –Comento la mujer llevando su dedo meñique en dirección del menor.


-¡Sí! –Comento uniendo su dedo meñique con la de la mujer.
-Bien, no se te olvide nuestra promesa, tienes que rescatar a la persona que tengo atrapada, así que esfuérzate para lograrlo. –Dijo de manera alegre la mujer.


-¡Sí! La salvaré, entonces nos casaremos y viviremos felices para siempre.


-¿También prometerás amarla para toda la vida?


-¡Sí! Es el deber de quien la salvará amarla el resto de su vida. Así que le daré todo mi amor luego de salvarla, así tendremos nuestro final feliz.


-Es bueno saber que quedara en buenas manos. –Comento con una risa


-¡Yuuri! –La voz de un tercero hizo tensar los hombros del moreno.


-Lo siento mucho hermosa mujer, tengo que correr. –Dijo con una risa antes de despedirse de Cherry y salir corriendo.


A los minutos de la partida de aquel dulce niño con quien había conversado pudo ver a lo lejos a otro niño correr por el pasillo, un poco mayor que con el que había conversado. Río por la escena antes de poder suspirar levemente, antes de que pudiera hacer otra cosa el soldado se acercaba a ella para indicarle que podía reunirse con los reyes. Sin más, con elegancia se levanto sacudiendo un poco su vestido antes de comenzar a caminar al despacho del rey Shoma.


Después de aquello fue que Cherry tomo la decisión de que el tratado de paz vendría con la unión de los dos segundos hijos. A pesar de lo en contra que estaban en su reino ella tomo la decisión sin ninguna duda, para su mala suerte no se pudo aprobar sino hasta después de su muerte. La realidad era que fue gracias a su muerte que se dio la condición que había dado para el tratado. Gracias a su partida se tomo el tratado con más seriedad y la condición se cumplió sin ninguna duda.


-Hahaume. –Soltaba entre sollozos Wolfram sosteniendo la mano de la mujer.


-Honey… No llores. –Decía con dificultad.


-Hahaume… -Seguía insistente el menor mientras lloraba al borde de la cama de la mujer.


-Honey… ¿Haces una ultima promesa con tu madre? –Pregunto con debilidad.


-¿Promesa? –Soltó entre lágrimas el rubio.


-Sí… -Comento tosiendo un poco antes de continuar –Honey, hagamos una última promesa…


-¡No es la última! –Dijo interrumpiendo a la mujer –Tendremos muchas más, todo estará bien… -Insistió el otro.


-Bien, bien, será solo una promesa… -Comento no insistiendo en el asunto porque no tenía las fuerzas –Entonces… ¿La haremos?


-Sí. –Contesto sin ninguna duda mirando fijamente a su madre quien sonreía con dificultad.


-Honey, prométele a tu madre que cuidaras a todos. Tanto nuestro reino como el de humanos…


-¿Humanos? ¿Por qué?


-Ellos son también como nosotros, no los odies Wolfram, ellos también tienen sentimientos iguales que nosotros, puede ser que no fueron dotados con un don como nosotros, pero son iguales… Honey, ellos también merecen la felicidad.


-Pero…


-Honey, prométeme que siempre velaras por ambos bandos. Busca la paz para ambos reinos, piensa en ambos reinos como en uno solo…y… Cumple con tu deber correctamente…


-¡Hahaume! –Grito al ver como iba cerrando los ojos.


Y antes de que pudiera continuar con su promesa o decirle que la iba a cumplir la mujer termino partiendo. El débil agarre que tenía con Wolfram se perdió por completo dejándole en evidencia que la mujer se había marchado. Desde ese momento Wolfram prometió que cumpliría con su deber sin importar cual fuera, cumpliría con aquella ultima petición que le dio su madre antes de partir. Wolfram traería la paz para ambos reinos y lo haría aunque significaba sacrificar todo lo que conocía.


Años después cumplió con su deber de casarse con el segundo hijo del reino humano, que un año después de la partida de su madre se declaro al segundo hijo del reino humano el heredero al trono.


Cherry había buscado lo mejor para su hijo menor comprometiéndolo con el moreno. Sabía que este le iba a traer la mayor felicidad de todas, lo sabía como madre y mujer, lo que ella no pudo predecir fue el seguimiento de los sucesos. Cherry Spitzberg jamás se espero que las cosas se dieran de aquella manera. Ella había hecho el bien al unir a su hijo con el príncipe Yuuri, pero jamás se espero que eso también trajera la desgracia para ambas personas.


La tristeza viene ligada con la felicidad, pero eso también pasa a la inversa.


Y en esta historia tristemente primero vino la felicidad para luego ser cubiertos por la tristeza.

Notas finales:

Espero que les halla gustado el prologo. Pase al siguien cap a ver la historia original <3 


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