—Eso, respira profundo una nuevamente. —Kei había terminado de tomarle la presión al menor, ahora escuchaba su corazón. —Listo, no pasa nada, puedes ponerte la camiseta, al parecer solo se le subió un poco la presión, pero su corazón está bien, parece estar todo normal.
—¿Parece? —el pelinegro preguntó, llevándose la mano a la boca nuevamente, parecía que en cualquier minuto se quedaría sin dedos.
—Como le dije Tetsuro, se puede hacer un chequeo, pero si realmente quiere verificar algo, es necesario que realicemos exámenes más específicos.
—Eres el nuevo doctor, tú debes atenderlo. — Kei notó por primera vez que las manos del mayor temblaban y que estaba sudando de forma copiosa.
—Primero, va a sentarse Tetsuro, Kotaro está bien, solo debió exaltarse un poco, por eso el malestar. —Kei logró que Tetsuro se sentará, notando que su piel se había puesto fría.
Kotaro se puso su camiseta, avergonzado por toda la situación, realmente odiaba que Tetsuro fuera tan exagerado, realmente le costaba creer que por una simple incomodidad hubiesen terminado en la casa del vecino.
Entró a la cocina notando como Kotaro bebía un gran vaso de agua.
—Estoy en casa.
—Bienvenido. — El tono de su voz era extraño, pero no quiso alarmarse antes de tiempo, el menor se fue rápidamente, buscando alejarse de él.
Tetsuro sabía que algo había ocurrido, conocía a su hijo, pero no preguntó nada, dándole su espacio, tenían confianza y sabía que si Kotaro estaba metido en algún problema recurriría a él, caminó al cuarto del menor y lo encontró con la máquina que había comprado para tomar la presión arterial en su brazo.
—Te sientes mal. — No era una pregunta, eso quedó claro cuando el portafolio de Tetsuro había resbalado de sus manos, acercándose al otro, mirando como la maquina mostraba números y datos, las pulsaciones de Kotaro estaban bastante altas. — Vamos.
Lo tomó del brazo y lo llevó a la hacía la salida de la casa, el menor pensó que por un minuto terminarían en el hospital, de urgencia y con él internado a petición de su padre, pero peor fue su sorpresa al verlo ir a la puerta del vecino.
—¿Papá qué haces? —Pero la pregunta terminó muriendo en sus labios al ver a Keiji abriendo la puerta, su padre no tardó ni dos segundo y le suplicó que llamara a Kei, que algo malo pasaba con su corazón.
Kotaro se alejó un poco de su padre, para darle espacio, Kei había optado por revisar sus signos vitales, ya que parecía que él tendría un ataque de pánico en ese minuto.
—Tu padre se veía preocupado, ¿realmente estas bien?
—Papá es un poco difícil, a veces. —ambos jóvenes se encaminaron a la cocina. — mi padre tenía algunos problemas al corazón y bueno, en parte teme que pueda tener alguno y me pase algo, aunque suele ser un poco aprensivo, siempre está pendiente de mí.
—Debe ser lindo…— Keiji le tendió un poco de jugo y le hizo una señal para que lo esperara, mientras llevaba un par de cosas a la sala, donde Kei y Tetsuro se encontraban.
Por su parte Kotaro se quedó en la cocina, pensando en cómo era su padre, Tetsuro había cambiado su vida por él, había dejado muchas cosas y había rechazado muchas otras por estar a su lado, por poder cuidarlo y hacerse cargo de él, en realidad estaba siendo un poco egoísta.
Keiji entró nuevamente, sentándose frente a él. —¿Siempre es así?
—Cuando se trata de mi salud por lo menos, pero sabes, es un gran padre, siempre está para mí, cuando me enfermo o cuando pasa cualquier cosa, él se mantiene a mi lado y me apoya, aunque realmente no tiene ningún vínculo biológico que lo obligue.
—Eres afortunado…
—¿A qué te refieres?
—Kei, bueno no es así, ha estado conmigo desde que mis padres murieron y mi abuela no pudo hacerse cargo de mí, pero realmente no soy más que una carga para él.
Ambos se quedaron conversando, mientras en la puerta, el de lentes escuchaba como Keiji se quejaba de la pésima persona con la que le había tocado vivir.
—Lamento tuvieras que oír eso. — Kei estaba en la puerta, mientras Tetsuro, simplemente le apretaba el hombro en señal de apoyo.
—Sería bueno que Kotaro y yo nos marcháramos, ustedes deben conversar.
—No sé preocupe Tetsuro, la verdad es que no hay nada que conversar, si en 16 años no le he mostrado el cariño que le tengo, un par de palabras no mejoraran la situación.
Kei se dio vuelta, en dirección a la puerta que daba al jardín.
Kuroo por su parte miró preocupado al rubio, pero una idea loca llegó a su cabeza, cimplemente tomó la mano de rubio y lo llevó en diraccion a su hogar.
Ambos se sentaron en unas sillas de su jardín y con una par de cervezas en la mano, ambos se miraron y sonrieron.
—Tsuki, con esto podrás relajarte un poco, no creo que deje de doler, pero al menos algo podrá mejorar.
El de lentes acepto la bebida y se quedó mirando al mayor. —¿Cómo lo lograste? ¿Cómo llenaste un espacio que era de alguien más?
—No llené un lugar, solo creo que ame mucho a Keiji. — Tetsuro entendió que sus palabras no eran correcta cuando vio una sonrisa burlesca en sus labios. —no quiero decir que no lo ames, es solo que creo que no eres realmente honesto con él, que pones una barrera entre ustedes.
—Bueno no para todos es tan fácil, cuando mi hermano murió yo era joven.
—Pero Keiji era aún más joven, te necesitaba, alguien que lo amara.
—¿Qué te hace pensar que no amo a Keiji?
—Pues no lo veo, si te soy honesto, nos hemos visto un par de veces, Kotaro me ha dicho algunas cosas y en realidad parece que él siempre está bastante solo.
—Bueno, no tengo todo el tiempo del mundo para dedicarme a él.
—Te preguntaré algo Kei, ¿Cuándo fue la última vez que se sentó contigo a conversar? O mejor dime ¿Cuál es su canción favorita? ¿Qué estilo de música le gusta?
—No puedo estar pendiente él todo el tiempo.
—El problema es que no lo estás nunca. — por alguna razón ambos adultos se sentían un poco más molesto de lo que esperaban. — es un adolescente, te necesita.
Los jóvenes se alertaron ante los gritos que venían desde fuera.
—Que patético. — dio un largo trago de la cerveza, mientras la mirada del moreno sobre su rostro lo molestaba. — yo no estoy sobre él todo el tiempo, confió en que estará bien y que no morirá cuando cierro los ojos, esa es la diferencia entre tú y yo Tetsuro, yo no muero de miedo sabiendo que si muere me quedaré solo, no dependo de él para seguir viviendo.
Tetsuro se puso de pie, pero Kotaro evitó que terminaran enfrentándose de forma física.
Kei caminó a su casa, notando como Keiji lo miraba preocupado y lo seguía, pero al igual que siempre terminó encerrándose en su cuarto, dando la espalda al muchacho. El rubio tomó un libro y lo tiró contra la pared donde estaba el closet, haciéndole notar el escondite de aquella caja de recuerdos.
Por su parte Tetsuro había empezado a llorar, mientras un preocupado Kotaro trataba de calmarlo, fue un abrazo donde el búho se quedó, esperando calmar a su padre, quien simplemente lloraba por la desesperación, por las palabras que aunque le costara aceptar, no eran más que la verdad.