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Cercana Aflicción. por Naeh

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Notas del capitulo:

:3

Cuando cayó en cuenta que estaba comenzando a tener sentimientos más allá que de amistad por su amigo se quería morir. Por Dios, Jongdae tenía una prometida, iban a casarse en algún momento de sus vidas y él estaba estúpidamente confundido. 

No podía dejar de pensar en él, en su mirada, en sus acciones, en la manera en como llegaba a su lado con una sonrisa inmensa sólo para él... como siempre le decía, aunque Jongdae era tan idiota que a veces se sentía mal al emocionarse por ello cuando podría sólo estar bromeando. 

Con un simple abrazo de su parte su corazón latía rápidamente, la respiración que comúnmente era tranquila comenzaba a cortarse cada vez que el de sonrisa gatuna se le acercaba demás para susurrarle cosas al oído, y sus piernas fallaban tontamente cuando lo veía desde lejos en una pose notablemente superior al resto.

Además, las demandas de pan estaban aumentando y se estaba matando por hornear junto a Yixing y Tao.

Iba a explotar.

No quería aceptar sus sentimientos propiamente como tal y Yixing era la persona más adecuada para hablar de temas tan delicados como esos, en especial porque siempre que debía guardarse un secreto callaba como una tumba.

A Minseok le costó comenzar a hablar, pero no iba a perder la oportunidad, en especial cuando el chico había estado medio desaparecido esos días, apenas terminaba su jornada de trabajo salía casi corriendo, Minseok siempre se preguntó qué estaba haciendo o algo, pero no se metería en ello.

- Eres como... una aguja fea en la cama de los enamorados.

- ¡No lo digas así!

Minseok se lanzó sobre el cuerpo del divertido chico quien se dejó medio golpear sobre la cama, se habían asegurado que nadie, ni la madre del panadero ni el asistente de la panadería - porque Zitao realmente era muy chismoso - estuvieran en casa cuando se sentaran a conversar. 

Yixing se había quedado en silencio escuchando todo el relato explicatorio de su amigo con la mirada algo perdida porque desde su punto de vista no había nada malo en tener sentimientos por otra persona... a pesar de que sea un hombre, lo que creía que estaba mal era que esa persona estuviese comprometida desde el principio. A su parecer Minseok de verdad no tenía suerte.

- ... Él no la quiere a ella, me lo dijo. 

Bien, eso cambia las cosas.

- ¿Entonces cuál es el problema? Minseok hyung, usted es mayor pero bastante tonto. 

Yixing sólo pudo soltar un leve quejido cuando sintió el golpe en su cabeza, tenía la mano pesada. 

- ¿Dices que simplemente tengo que seguir así como si nada? - el despistado chico negó - 

- Digo que deberías dejar que las cosas fluyan por su cuenta, si el señor Jongdae tiene sentimientos por usted creo que se lo diría, es muy directo. Eso sí, - hizo una pequeña pausa mientras pensaba mejor las cosas, Minseok comenzó a morderse las uñas - si la "prometida" no está de acuerdo con tu presencia deberías alejarte un poco, las mujeres son raras, tienen como un sexto sentido o algo.

La conversación terminó con otro golpe en la cabeza de parte del panadero a Yixing, quien en múltiples ocasiones se disculpaba porque "está bien, la señorita no es rara, es muy normal y buena, pero me duele hyung" y, además, debía salir a otra de esas huidas diarias que tenía. 

Minseok le dio las gracias y lo observó irse, se quedó pensando unos minutos más mientras se recostaba un poco. Tenía la panadería cerrada ese día y no había visto a Jongdae. Tal vez era mejor así, pero lo extrañaba. Estúpidos sentimientos que no debían aparecer. 

~

Si había alguna singularidad denominada "normal" que describiera perfectamente a Jongdae y todos conocieran era "orgulloso". Y por ser así le estaba irritando la "fabulosa vida" que estaba comenzando a tener Junmyeon y no él. Porque... demonios, no era justo que su torpe medio hermano estuviese viéndose con alguien que le gusta y él no podía simplemente confesarse con Kim Minseok. 

En uno de sus paseos con su prometida logró ver como él y el otro trabajador de la panadería, el amigo de Minseok, Yixing, se habían encontrado para pasar la tarde juntos en las praderas alejadas del pueblo. Ya era diario, podía jurar que esos dos estaban relacionándose más que como amigos, y él seguía rompiéndose la cabeza por no poder siquiera dar el primer paso. 

Jongdae sentía su orgullo herido por sus torpes acciones dignas de su medio hermano, no era justo. Él quería estar con Minseok, quería llevarlo a casa y presentarlo como su pareja, quería escuchar como sus padres se oponían totalmente porque "de donde va a sacar un hijo ese hombre", quería discutir contra ellos y quedarse con su chico aunque sea huyendo de la casa, quería mostrarle sus habilidades y que él se asustara tanto que corriera y luego regresara como ella lo había hecho, quería que sus vidas dependieran sólo de ellos dos... y de los panes de Minseok porque, Dios, eran deliciosos... quería tantas cosas que simplemente eran una fantasía porque él seguía imaginándose todo mientras estaba sentado en su escritorio, abajo, en su sótano privado. 

Se levantó del mismo, elegante, imponente, y caminó por el lugar tratando de ordenar sus ideas. 

Gloriosas pinturas mágicas se encontraban allí, con el espacio libre suficiente para poder atrapar algo en ellas. Jongdae recordaba que cuando había cumplido nueve años atrapó el alma de una ardilla en una de esas pinturas, un cuadro de un árbol con ramas y nueces que el alma de la ardilla agradecía a pesar de no tener apetito, porque por lo menos le recordaba a la vida real. Las almas que él atrapaba allí perdían por completo su cuerpo, jamás podrían volver a recuperarlo y por eso el hechizo era peligroso, pero como él era "Jongdae" el tonto hijo pródigo había inventado una manera de volver a regresarles sus cuerpos, así que practicaba mucho con ardillas y aves que veía por allí, aunque le costaba llevarlas hasta su sótano. 

Junmyeon se había sentido tan mal por esa ardilla que cuando intentó sacarla de allí el hechizo le rebotó y quedó calvo. 

Fue la burla de Jongdae y los abuelos durante semanas, en especial porque ninguno de ellos quería ayudarlo, por débil. Sus padres se rompieron la cabeza intentando regresarle el cabello. Al final lo consiguieron, por desgracia de Jongdae y los abuelos, esos tres eran cómplices en todo.

Jongdae siguió caminando hasta llegar a su librero donde tenía una serie de libros mágicos y algunos vacíos de repuesto, comenzó a leer algunos por si aparecía algo que pudiese despejarle la mente y terminó bufando solitario. Se sabía todos de memoria, todos, cada página, cada palabra estaba grabada en su memoria. Jongdae terminó por sentarse en el suelo observando el piano que tenía frente a él. Hace mucho tiempo que no lo tocaba y ahora en todo lo que podía pensar era en malditas canciones románticas. Dios.

- Dae... los abuelos llegaron de su viaje, quieren verte.

¿Cuándo había bajado ella allí? no importaba. Jongdae subió luego que ella lo hiciera y escuchó cada palabra que todos tenían que decirle, comunicados oficiales de parte de otras familias Seriums, tratados con otros pueblos sobre comercio, torpes charlas familiares y las cosas que ella siempre le decía diariamente sobre lo lindo que sería tener a Minseok hyung en casa esa tarde para tomar el té. Eso lo despertó un poco. 

Él se había fijado esos días, bueno, desde siempre pero ahora era mucho más obvio, que ella estaba preguntando mucho por Minseok. Al principio sinceramente se asustó porque pensó que había sido descubierto por su prometida y que ella se molestaría y les diría a sus padres, pero no fue así. Es como si ella estuviera en su mundo mientras habla de lo "maravilloso" que es Kim Minseok, y por supuesto que él está de acuerdo con ello, pero no podía evitar sentir algo de celos. 

¿Realmente su cabeza estaba bien?

~

- ¿Acaso no crees que... lo que estamos haciendo es raro?

Yixing pestañeó un par de veces desconcertado por el comentario como si fuera netamente un golpe en la cara. ¿Qué quería decir con "raro"? no podía evitar sentirse ofendido con todo eso. 

- Si crees que es raro... creo que esto no va a funcionar para mi...

No tardó en levantarse y dar media vuelta comenzando su caminata de regreso, claro, hasta que la mano que tanto había deseado que tomara la suya lo frenó y volteó, presentando un Kim Junmyeon con la mirada baja y el arrepentimiento marcado en el rostro. Yixing sonrió, estaba satisfecho con ello. 

Por obvias razones no se negó a recibir las disculpas que tanto necesitaba, y es que Junmyeon era orgulloso, sí, pero también torpe. Y él era muy despistado y relajado, pero eso no quería decir que aceptaría cualquier cosa. No, él era un adulto, y si quería estar con una persona iba a ser en serio, no un jueguito de niños.

 - No pensé nunca que me llegaría a gustar un hombre... ¡digo! - Yixing alzó una ceja actuando como si estuviese ofendido, cuando en realidad lo único que quería hacer era reír de lo torpe que se veía Junmyeon tratando de corregirse solo - La familia quiere herederos y tu sabes... lo normal es que sea "un hombre y una mujer" para tener hijos, siempre me mentalicé con encontrar una linda chica que mis padres aprobaran... pero...

- Encontraste un repartidor nada de lindo.

- ¡Yixing! - el mencionado no pudo evitar soltar la adorable risa que había estado aguantando desde hace mucho ya, se detuvo cuando los brazos del otro lo atraparon - Eres mucho más lindo que cualquier chica, créeme, he estado observando.

"¿Y se supone que eso es un halago?" Yixing terminó por simplemente aceptar a Junmyeon por cómo era, simplemente "Junmyeon", y se dejó querer un rato más entre esos brazos que lo apretujaban cada vez más. Porque Junmyeon era muy sobreprotector y a él le encantaba ser apretujado.

~

Cuando despertó ese día tenía las ideas claras, ya no iba a esperar más, ya no iba a escuchar como Junmyeon llegaba otro día más a contarle solamente a él - porque todavía no le confesaba a sus padres - que el repartidor era la mejor cosa que le había pasado en la vida, ya no iba a fingir frente a nadie que era feliz junto a su prometida de la manera equivocada, porque no iba a mentir, ella era su mejor amiga y la quería demasiado, pero en esos momentos no se veía pasando el resto de su vida junto a ella... Jongdae no la quería a ella, quería a Minseok.

Los Kim, a excepción de los hermanos y la prometida, habían viajado a encontrarse con otra rama de la raza Serium que estaba teniendo problemas, la casa le fue confiada a Jongdae y para su buena suerte, Junmyeon le dijo que estaría todo el día con Yixing para que él "pudiera estar cómodo con la chica", idiota. 

Ella dijo que aprovecharía de ir a visitar a sus padres, no podía ser un día más perfecto. 

Se levantó tranquilo y salió de su habitación con una sonrisa que nadie podría arrebatarle, le pidió a una de sus sirvientas que le llevara la invitación al panadero y esperó pacientemente a que la hora asignada llegara mientras le temblaban las manos y le preguntaba cada dos minutos a sus sirvientas si lucía bien o "si te pidiera salir conmigo, ¿aceptarías?"

Las sirvientas de una casa siempre debían guardarse los secretos de sus jefes, en especial cuando tenían habilidades mágicas y podrían desaparecerlas, ellas lo sabían, fueron criadas para estar en esa casa. 

Después de almorzar, cuando ya habían pasado un par de horas la puerta del hogar fue tocada y los nervios invadieron nuevamente al joven. 

Kim Minseok entraba por la misma con una sonrisa adorable en su rostro notando como nadie más que las jóvenes trabajadoras de la casa y Jongdae se encontraban allí, eso lo estaba comenzando a poner más nervioso. 

Jongdae lo recibió con un abrazo amable como siempre lo hacía, comunicándole lo que había sospechado e invitándolo a comer algo, el mayor negó, tenía el estómago algo revuelto. 

- E-Entonces ven, quiero mostrarte algo Minseok...

Una que otra sirvienta sonrió cómplice observando como ambos subían las escaleras y se adentraban en la habitación del anfitrión. Cerraron la puerta.

A Minseok le sudaban las manos porque estaba comenzando a tener pensamientos que no correspondían, Jongdae estaba frente a él observando cualquier cosa que no fuera su rostro, apretando sus manos y rascando su cabeza de vez en cuando mientras sonreía porque era obvio que ambos estaban algo incómodos, había una tensión palpable que ninguno podía ignorar.

- Quiero contarte un secreto... pero quiero que sepas antes que si lo hago es porque realmente confío en ti Minseok, en nadie más - ambos torpes corazones se movieron fuertemente, Minseok tuvo que tragar para no morirse - sé que no vas a traicionarme. 

En ese momento, Kim Jongdae levantó la secreta puerta que estaba en el piso de su habitación y le extendió la mano a un anonadado Minseok quien la aceptó sin dudarlo. Una larga escalera en forma de caracol era lo que contenía ese "pasaje secreto", seguida por otra escalera un poco más rústica y plana, que los llevaba directamente al secreto sótano del Serium.

Kim Minseok no podía evitar observar y grabar en su memoria todo el lugar, era amplio para ser un sótano, tenía muchas cosas, velas, libros, pinturas, pergaminos... era un escenario que solamente en las bibliotecas podía ver.

Minseok volteó a observar el rostro del otro, serio, algo perdido. Le mostró el lugar, le tocó una pieza de piano que había aprendido cuando era un niño, le presentó las pinturas sin terminar y le explicó lo importante que era para él su hermoso escritorio que su mismo padre había hecho especialmente para “su hijo favorito”. Todo era tan hermoso, glorioso.

Jongdae tomó sus temblorosas manos y volvió a mirarlo directamente a los ojos esperando que las mismas orbes del mayor le dejaran continuar el momento que tanto había planeado toda la mañana, incluso lo había ensayado con una de las sirvientas y las otras le habían ayudado a no sonar como un loco.

- No soy una persona normal, sé que eso lo tienes claro desde que me conociste. - Soltó una pequeña risa que relajó al otro, pero a la vez lo ilusionó - ¿Conoces la magia, Minseok?

La pregunta fue tan repentina que Minseok estuvo a punto de soltar sus manos confundido hasta que los libros alrededor de ellos, las páginas sueltas, las plumas y sillas comenzaron a elevarse como si estuvieran amarradas a una cuerda que las subían. 

Pero no había ni una cuerda.

Minseok soltó un grito saltando inmediatamente contra el pecho de Jongdae intentando protegerse. Jongdae permanecía tranquilo observando sus reacciones y fue allí cuando cayó en cuenta que lo que estaba pasando no era por casualidad... Jongdae tenía que ver con ello. 

Las cosas cayeron al suelo despacio y él retrocedió nuevamente de un salto chocando contra el gran estante lleno de libros. Su respiración se estaba cortando y los mareos comenzaron a invadir su cuerpo, estaba aterrado, temblaba, sentía que en cualquier momento sería presa de su primer ataque de pánico y no estaba listo para eso, no, especialmente porque Jongdae seguía allí sin hacer nada, tan tranquilo, como si todo fuera tan estúpidamente normal.

- Minseok... tranquilo, no te pasará nada, jamás te haría algo a ti.

Lo estaba haciendo él.

Minseok se sentó en el suelo ya mareado sin dejar de mirar los ojos gatunos del chico en frente suyo. El terror lentamente desaparecía de su cuerpo para ser reemplazado por una admiración tan potente que calmó su fatigado corazón, no paraba de repetir la palabra “magia” como intentando que esta ya comenzara a sonar normal para él. Fue en ese momento cuando dijo la frase más vergonzosa de toda su vida.

- ¿Puedes ser aún más perfecto?... - Palideció - No, perdón, no quise decir eso.

Si antes sentía que iba a morirse ahora de verdad quería hacerlo. 

Lo había arruinado, vio como el rostro de Jongdae palideció al mismo tiempo que él, perdiendo todas las expresiones que había tenido antes y eso sólo significaba que todo se había echado a perder. Kim Jongdae había confiado en su persona y él simplemente había soltado lo primero que había pensado. Dios, por favor, sólo quería que se lo llevaran, que se lo tragara la tierra.

Kim Minseok en un movimiento bastante infantil ocultó su rostro entre sus rodillas y seguía pidiendo perdón sin ver como Jongdae sonreía como idiota mientras se sonrojaba a más no poder. 

Esto estaba saliendo malditamente bien.

¿Su orgullo? Dios, estaba de vuelta, Jongdae se sentía el mejor desgraciado de todo el mundo con el sólo hecho de ver a ese joven chico - que aun así era mayor que él - hecho una bolita todo avergonzado por su culpa. Jongdae lo llamó por su nombre un par de veces intentando ocultar la emoción en su voz, pero Minseok no quería verlo, se negaba. Era todo un niño.

Adorable.

- Hey, Minseok... - con sus manos obligó al mayor a volver a mirarlo al rostro, Minseok estaba sonrojado - ¿realmente soy tan perfecto?

Intentó negarse cortésmente a pesar de sentir como su rostro ardía cada vez más, se sentía humillado, Jongdae se estaba burlando de él, de sus sentimientos. Ya estaba comenzando a reclamarle y negarse en voz alta cuando fue interrumpido por los temblorosos labios del contrario que lentamente se posaron sobre los suyos en un beso casto.

Terminado dicho beso Minseok lo observó con los ojos abiertos y Jongdae comenzó a sonreír como el idiota que era. 

Volvieron a besarse una, dos, tres veces. 

Parecían dos adolescentes enamorados que no necesitaban palabras para confesar lo que sus corazones estaban sintiendo.

Jongdae le confesó que él realmente era un Serium, Minseok le confesó que cuando hacía sus panes siempre guardaba los mejores para él. 

Ninguno de los dos había pensado antes que el ser amantes sería la cosa más ridículamente posible que podía existir. Ninguno de los dos creyó que realmente podrían llegar tan lejos.

Las empleadas de la casa chocaban los cinco entre ellas cuando vieron al par de chicos con las mejillas coloradas bajar las escaleras con las manos entrelazadas. Jongdae les levantó el pulgar y ellas terminaron por celebrar lo que según sus perspectivas también habían cosechados.

De todas formas, Jongdae tenía una manera asquerosa de confesarse que si ellas no hubieran interferido tal vez no hubieran terminado juntos.


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