Era una mañana otoñal como cualquier otra, las hojas se desprendían de los arboles con aquel tono marrón que reflejaba muerte inminente, cuando una noticia abrumó la oficina principal de Sion.
-Asami Ryuichi prepárate porque te arrebatare aquello que más amas- decía con letras de todos tamaños extraídas de diversas revistas y libros, una carta macabra que hizo de manera automática encender en el empresario enojo, por el atrevimiento de amenaza a la vez que preocupación por el inquieto fotógrafo que podía ser su punto débil.
Kirishima como amigo y empleado le dijo que no debía preocuparse, que el escrito se había sometido a un análisis de huellas digitales, en espera de los resultados, prueba de eso la hoja tenía un forro de plástico como protección.
Asami repasó en su mente algún rostro o persona que posiblemente pudiese ser el autor, desafortunadamente eran demasiados grupos y personas los candidatos, además cuando le llagaba un nombre a continuación otra voz le decía- claro que no, no es tan estúpido.
Se recargó en la silla de su escritorio y miró por el ventanal de su oficina el atardecer que mostraba Tokio.
-¿en dónde está Takaba?-preguntó con seriedad cogiendo un cigarrillo de la caja para después regresarla a uno de los cajones del escritorio.
-Takaba-kun está en el departamento oeste, jefe.-respondió Kirishima con el mismo pensamiento de que podía ser él a quien buscaran lastimar.
El ojidorado continuo reflexionando mientras el humo y aroma de tabaco quemándose se esparcía dentro del cuarto, no podía ignorar la existencia de su castaño, Akihito significaba un mar de inexplicables deseos y problemas, no sabía por qué pero de solo pensar que su vida corría peligro algo en su pecho le pesaba.
No permitiría que aquello que vivió con Fei Long se repitiera, nunca.
No llevaba ni medio cigarro cuando lo retiró de sus labios para apagarlo en el cenicero, se puso de pie y con una mirada le dejo claro a Kirishima que no volvería a la oficina.
……………………………………………
En el departamento Akihito se alistaba para un evento que aunque extranjero era popular por la fiesta que se organizaba año con año y su relación con lo sobrenatural, algo que llamaba la atención de Takaba amante del horror.
Las puertas del apartamento se abrieron dando entrada al pelinegro que se introdujo al lujoso cuarto de alfombra roja y paredes blancas.
No dijo ni una sola palabra pero con la vista ya buscaba desesperadamente la figura de su amante. Aún no tenía ni la más mínima idea de cómo hacer para retenerlo a él, que era como un gato furioso cuando se trataba de salir por la noche y recibir un no como respuesta, ya lo había intentado, por supuesto que el menor había resultado más listo y Asami no supo ni cómo pero el ojiceleste se dio a la huida, acción que resolvió con vigilancia externa, pero de igual modo le molestó.
Podía optar por invitarlo a ver un DVD gore, sabia de sobra que era el género preferido de Akihito, por las escenas sanguinarias y sentimiento de miedo que causaban, sin embargo al pelinegro no le agradaban, como decirlo era demasiada sangre para alguien que veía la vida carmesí.
Takaba no se distinguía por ningún lado, así que le llamó- …Takaba…- vociferó en voz ronca, tomado rumbo al último sitio por investigar, el cuarto que le había determinado, en donde de vez en cuando se quedaba el castaño o usaba para revelar fotos.
Cuando se topó con una imagen bastante extraña, Asami quedó completamente estático, con los ojos bien abiertos y una expresión de no creer lo que veía.
-bienvenido Asami.- decía una tarjeta que sostenía el castaño con elegancia y simpatía haciendo visible el uso de unos finos guantes blancos.
Akihito calzaba un par de zapatos obscuros de agujeta, pantalón de cuero entallado en color negro, una camisa de manga larga rayada en blanca y negro, complementada por unos tirantes azules que combinaban perfectamente con sus ojos celestes, opacados por una capa de maquillaje blanquecino que evitaba identificar el color único de su piel, a pesar de eso la parte baja de sus ojos tenían detalles con pintura negra que también adornaban sus labios marcando a la perfección cada curva y línea de su sensual boca.
Después bajó la tarjeta y volteó para escribir detrás.
-qué bueno que estas de vuelta, hay comida en la nevera, solo tienes que calentarla, volveré a las tres.
Noticia que rompió el encanto recordándole al mayor su objetivo principal, entre otras dudas.
-… ¿de qué hablas? ¿O por qué no hablas? y ¿A dónde piensas ir vestido así?- alegó metiéndose al cuarto del castaño que cerraba una mochila negra de tirantes para enseguida colgársela y coger una boina negra, último fragmento faltante para componer ese lindo cuadro de Akihito disfrazado de mimo.
-pues si me prestaras atención lo sabrías- decía en la tarjeta que con enemistad le lanzó el castaño molesto con Asami por obstruirle el paso.
-Takaba, corta con eso, ¿te quedaste mudo o qué?- volvió a preguntar con mayor dominancia. Pero el sexy mimo simuló un cierre en su boca y continuo silenciado.
-… - Akihito lo vio cuidadosamente para luego escribir en otra tarjeta- es que, eres un idiota hasta la coronilla ¿cierto?- esbozó un puchero y cruzó los brazos, pero notó que verdaderamente Asami no sabía de qué escribía, por lo que prosiguió redactando - ayer te lo dije, sí, te hablé del festival en Xantolo, de los disfraces y de la casa embrujada, tu dijiste que me acompañarías. Pero ya lo olvidaste, de cualquier modo tendrás quien te pida pero no quien te ruegue yo solo te invite una vez, así que no tienes que acompañarme.
-¿En Xantolo? Estás loco, no recuerdo cuando fue eso, y no te preocupes porque tú tampoco iras- de igual manera Asami se cruzó de brazos y arrugó el ceño. Le irritaba que Akihito ni se dignara a contestar sus preguntas en cambio le daba esas estúpidas notas infantiles.
-já, habla por ti sí, yo si iré, además tu no eres mi madre para detenerme o impedirme el permiso- resaltaba con letras de fuego por lo rápido que representaba su sentir.
-no pero soy tu amante y si digo que no, es no.
Akihito bajó la mirada a tan fría contemplación que Asami le daba, descruzo sus manos y cerró las palmas.
Que coraje que lo trataran como a un niño, no era justo, se decía a sí mismo.
Entonces de manera repentina Akihito se movió con sorpresa a señalando su closet con miedo y asombro haciendo que el pelinegro dirigiera su mirada al mencionado lugar.
-ja,ja nos vemos cuando regrese -dejó caer un último escrito echándose a correr con tal rapidez que a pesar de que Asami intentó alcanzarle apenas pudo verlo cruzar la puerta fura del departamento dejando caer su boina que por las prisas no echó de menos.
-demonios Akihito ¿qué carajo haré contigo?- susurró Asami consiente de que el otro ya estaba muy lejos- al menos esta disfrazado, no creo que lo pillen tan fácilmente- continuaba alentándose recordando lo bien que lucían las piernas del ojiceleste en el pantalón de cuero al coger el gorro-…Xantolo…- intentó ir más allá en su subconsciente buscado dar con esa ocasión en que el menor le mencionó e invitó al festejo.
Flashback
El cuerpo de Akihito se estremecía con cada caricia que recibía por parte de Asami quien lo tenía sometido con su fuerte y pesado cuerpo bien colocado sobre el del castaño en cuatro.
-…Aki…-susurraba Asami en el oído del menor mientras lamia su cuello ascendiendo a la nuca tomándolo por el miembro erecto y mojado, masajeándolo suavemente provocando que las manos del ojiceleste retemblaran.
-…a..Asami, ah, mgh – gemía el castaño por el placer que sentía su parte baja, moviendo las caderas en espera de ser llenado.
Tenía rato de no disfrutar del calor de Asami, aun así su mente se mantenía ocupada pensando en el festival al que sus amigos asistirían, un evento abierto a todo público al cual ansiaba presentarse en compañía de Asami, pero no era iluso, consciente de que su deseo era casi imposible.
De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por el miembro de Asami, al sentirlo frotándose en su entrada con lujuria y deseos por introducirse.
-tengo que pedírselo-se dijo Akihito seguro de conseguir lo que se propusiera, si bien Asami era más flexible en cuestión de permisos durante el sexo.
Entonces Akihito cambió posiciones girándose para abrazarse al fornido cuerpo del yakuza. Asami no comprendió bien porqué pero tan poco necesitaba explicaciones y sosteniéndolo de la cintura lo recostó otra vez sobre la cama aprovechando la cercanía con su coqueto rostro para arrebatarle un beso y morder ligeramente esa boca traviesa. Mientras que abajo guiaba su pene al enrojecido agujero del ojiceleste.
-A..ASSA-MI, tu- intentaba pedirle, sin embargo no sabía cómo solicitar su asistencia a la fiesta, al momento que el apasionado pelinegro desesperaba por la calentura y sin más tomó del brazo al menor para levantarlo y sentarlo en su firme erección casi al mismo tiempo que Akihito formulaba -Asami ¿tu quisieras acompañarme a Xantolo?-admitió entre sollozos evitando los fervientes besos de lengua que Asami reclamaba a su boca.
-…si akihito, si,uhh- gruñó Asami apretando el cuerpo transpirado de Takaba mordiéndole el hombro al sentir como su hombría era succionado por la parte trasera del castaño que goloso lo envolvía con fuerza calentándolo más de lo que ya estaba.
-¿enserio?- preguntó nuevamente Akihito feliz de escuchar que Asami aceptaba la cita. Moviendo su cadera con frenesí, levantándose del regazo casi sacando por completo el miembro para volver a introducirlo dejándose caer lentamente dilatando su interior continuando un círculo de repeticiones al mismo tiempo que besaba el mentón del yakuza y todo lo que tenía a su alcance.
-así Akihito si – escapó de la boca de Asami presa del éxtasis en él se sumergía, sin poder contener por más tiempo su gozo, acomodándose para proseguir las estocadas al cuerpo que tanto le gustaba.
-ahhhh,ah ASAMIII- gritó fuertemente Takaba tensando sus músculos llegando al clímax en que Asami le regalaba tanto placer que no podía contener desbordándolo por los glúteos y parte delantera.
…
Fin de flashback
-así que fue en la cama- comprendió el pelinegro con una mano sobre su barbilla cubriendo parte de sus labios- la próxima vez que te coja te pondré una mordaza para que no hables de más ni me hagas prometer cosas innecesarias- admitió aflojando su corbata con la mirada fija a la puerta.
…………………………
Akihito por su lado recorría una de las calles de Tokio entre triste, enojado y feliz.
Enojado con el tonto de Asami por olvidar la promesa que le había hecho, triste por haber perdido el autobús que seguía la ruta que se suponía lo llevaría a la fiesta y feliz de haber visto que su juego de hacerse el mudo realmente hizo enfurecer al pelinegro.
-bien merecido se lo tiene por…-dijo hablando para si interrumpiendo su frase al escuchar una melodía de llamada que provenía del interior de su mochila.
-ah, hola Takato, ¿ya estás en Xantolo?- interrogó decepcionado por el retraso que tenía.
Su amigo le confirmó su asistencia y también le dijo que no se preocupara, que lo esperarían para la entrada a la casa de los espantos, pero que tenía que darse prisa.
-vale, vale, iré lo más rápido que pueda-admitió percibiendo el ambiente tan solitario que andaba, no transitaba ni un auto en la carretera y tampoco se veía persona alguna que compartiera la acera con él.
Cuando escuchó de uno de los callejones el sonido de aluminios cayendo, podía tratarse de algún bote de basura que felinos callejeros tiraron al juguetear, pero una sensación de ser vigilado le punzó en la espalda.
#-¿Takaba? –llamó la voz por medio del celular.
-si Takato, aquí sigo, es que…no es nada, solo podrías seguir en la línea otro rato en lo que consigo un taxi.
-claro Aki, no te preocupes, aunque suenas raro, ¿tienes miedo de algo?
-…no-mintió intentando encubrir su presentimiento de ser acechado.
-Akihito contéstame algo, ¿estas cerca de las vías del tren?-dijo seriamente su compañero.
-eh, pues no lo sé, quizás. ¿Por qué quieres saberlo?- seguía hablando un poco más tranquilo de no ver a nadie rondar.
-bueno, es que no quisiera asustarte, pero ¿has escuchado hablar de Teke-Teke?
-¿EHH? –se cuestionó el menor detenido el paso.
-… se trataba de una joven estudiante que sufrió un terrible accidente al caer en las vías del tren que la partió a la mitad , dando pie a la leyenda de Take Take, que se supone es el ruido que hace el fantasma al arrastrarse moviendo los hombros y las manos tek..tek..tek..tek. Dicen que es extremadamente rápida y al encontrar presa la persigue hasta alcanzarla y la parte a la mitad, para no sentirse sola y saber que hay más como ella.
-¡Takato no digas estupideces!-reclamó pálido de miedo, en realidad la historia no tenía teoría alguna, pero escucharla solo por la calle, cerca de las vías del tren bala, le ponía la piel de gallina.
-la leyenda es verdadera, ten cuidado-afirmó el otro.
-sabes Takato lo último que necesito son relatos de miedo, te llamo después-regañó cortando la llamada.
Continuo su camino con las piernas fallándole, ¿enserio podía ser verdad esa historia de una chica que vaga mutilando gente?
-no, no, claro que NO- se reconfortaba con ganas de volver al departamento, además la temperatura bajaba y la brisa helada soplando le recordaba que por las prisas había olvidado su chamara.
-de seguro que si no consigo taxi, un resfriado si me llaga-se lamentó recargándose en una pared fría , cuando de la nada distinguió unos faros acercándose-ya encontré ray-sonrió el chico complacido-pero nuevamente unos sonidos enigmáticos se hicieron presentes detrás de él, de inmediato pensó en Teke-Teke .
-¡no quiero morir partido a la mitad!-reflexionó antes de disponer el maratón, pero para su infortunio alguien lo tomó por la espalda colocándole un paño en la nariz quedando inconsciente a causa del aroma que la tela emanaba.
-¡No!, alguien, ayuda, ASAMI!-gritó Takaba en un pensamiento fugaz antes de quedar tumbado.
…………………………..
El frio que antes había sentido se intensificó y calándole en los huesos como cuchillas afiladas provocó que su letargo en el que había sucumbido terminara.
-¿en dónde estoy? – interrogó Akihito viendo más que negro a causa de sus ojos cubiertos por un trapo bien sujetó a su cabeza.
También sus manos estaban atadas juntas detrás de su espalda. Además de ello por el frio culminante supo que había sido despojado de su disfraz.
-Takato me dijo que me matarías, pero no que fueras una pervertida Teke-Teke- gritó Akihito enfurecido comparando a quien sabia no podía ser la muerta.
No recibió respuesta alguna, en cambio unos cálidos labios rozaron su estómago mientras que la presencia de manos desconocidas apretujaba su trasero.
Akihito sintió miedo y asco, sabía lo que era ser violado brotando desde su corazón un inevitable terror acompañado por desesperación al ser incapaz de huir.
Estaba acomodado sobre una especie de sofá, pero el piso se sentía caliente, más bien podía tratarse de un carro.
Luchó moviéndose, despreciando los toques que constantes proseguían intentando estimularlo. Su objetivo era caer al suelo para comprobar si se trataba del piso de un auto el que habitaba, por lo que haciendo uso de sus piernas desatadas tiró algunas patadas al azar esperando darle al maldito.
En cambio sintió un fuerte agarre en ambas pantorrillas separándolas dejándolo vulnerable sus órganos sexuales.
-¡Maldito infeliz!-por la fuerza ejercida tenía que ser hombre, un enfermo perverso, seguramente.
Un inmutable desagrado se apodero de él al momento que el calor de una lengua se deslizo por uno de sus testículo probándolo con deseo introduciéndolo a una boca desconocida y sucia.
-¡DETENTE, YA BASTA!, AUXILIO! … ¡ASAMI!– llamó el castaño con todas sus fuerzas sintiendo desquebrajar la i en su aullido por una intervención de ayuda mientras que lagrimas se desbordaban de sus ojos cubiertos humedeciendo la prenda que los ocultaba, aunque asustado él seguía forcejando, no podía soportar ser tocado por otro que no fuera su yakuza, lamentando haberle dejado en el departamento, ¿cómo un sueño se transformaba en pesadilla?, verdaderamente horrorosa.
-…parece que ya recuperaste la voz por completo ¿eh? – se dio a oídos una promulgación por un timbre conocida acompañada de una risa.
Akihito se quedó tieso de la sorpresa que sintió recorrer en las venas.
Asami continuo quitándole la venda de los ojos humedecidos con las pupilas dilatas y respiración agitada.
-tu, tu… -intentaba componer con la voz entre cortada corriendo el maquillaje de su cara enrojecida.
Asami se dio cuenta de que quizás había exagerado en su castigo, pero no se arrepentía, porque de no haber sido él el secuestrador quizás hubiera sido el tipo del anónimo.
-¿tanto te molestó que saliera sin tu permiso?-gritó con fastidio intentando liberar sus manos-carajo desátame, quiero irme, no quiero verte-dijo sacudiendo la cara desasiéndose de las lágrimas.
-¿Qué dices? Hace un momento estabas llamándome y ahora quieres que me vaya ¿Quién te entiende? Creo que me agradabas más antes con tu faceta de mimo.
-…tu grandísimo idiota insensible- ofendió Akihito que tenía su vista apartada del pelinegro quien le posó una mano sobre su pintada mejilla alineando sus rostros.
-¿Por qué me haces prometer cosas mientras tenesmos sexo?-interrogó repentinamente viendo en Akihito culpa.
-…es que no sabía cómo pedirte un favor, y pensé que si lo decía mientras estabas feliz dirías que sí, que bueno, fue lo que dijiste aunque luego lo olvidaste.
-ah ¿entonces crees que tú me haces feliz?- rió besando su frente pintando sus labios y parte de su cara del blanco que llevaba Takaba.
-no, bueno no lo sé…- indicó apartando al mayor viendo su cara manchada, dirigiendo sus dedo a los labios de Asami que por culpa suya estaban blanquecinos-¿te hago feliz?-preguntó directamente.
-…tal vez si, tal vez no…-se acercó al menor-por ahora solo no me pidas nada mientras este dentro de ti-ordenó besándolo buscando en el interior de su boca la lengua juguetona de Takaba que se batía con la suya peleando por dominar, causando que un poco de saliva resbalara por la comisura del labio de Akihito.
-Asami…-sollozó el castaño con su miembro despierto. A lo que Asami esbozó una amplia sonrisa, porque al principio su niño se había comportado como todo un fiero tigre y ahora que sabía que era él, no era más que un tierno gatito. En el fondo Akihito reconocía su dueño y le permitía repartir esos dulces besos por todo su cuerpo, como droga para un adicto.
-ah,asami desátame -pidió Akihito con las hormonas al cien.
-ya te dije que no me pidas cosas cuando te disfruto-negó lamiendo el rastro de lágrimas que le había causado a su amante despintándolo poco a poco, bajando su lengua por el suave cuello que mordía y marcaba deteniéndose en puntos clave, si, como sus lindas y endurecidas tetillas, que raspaba con su lengua moviendo el pezón de lado a lado mordisqueándolo haciendo gemir al ojiceleste mientras que con su mano cogía su pene jalándolo de la base.
Aunque inconscientemente ya su otra mano estaba detrás de Akihito buscando desatarlos nudos hechos por él, ignorando el poder que Akihito ejercía sobre su persona.
Y al mover sus ya liberadas manos por accidente tiró al suelo su mochila negra antes ignorada de la cual cayeron varios dulces que había empacado para los niños, que durante la fiesta se acercaban a los mayores con ese pretexto. Asami recogió y destapó una paleta para introducirla obligatoriamente a la boca de Akihito, sonriendo de ver que su castaño no protestaba.
-muy bien-felicitó abriendo las piernas de Takaba para levantarlas y colocarlas de manera adecuada sobre sus hombros para inclinarse a realizar un oral.
Y volviendo al escroto Asami saboreo el contenedor de espermas palpitante entre sus manos, que no resistía entre estrujarlos-no muerdas la paleta-ordenó al ver las expresiones de Akihito.
Lambió la base ya húmeda para luego apretarla con su mano e introducir el cálido pene de Akihito dentro de su boca, presionando la punta con su lengua.
-Ahh- gimió Aki sacándose el dulce, que tomado por Asami a pesar de no ser de su gusto lamió sensualmente. El castaño no podía dejar de pensar cosas obscenas avergonzándose de ello pero no podía apartar la mirada de él, su hermoso y pervertido Yakuza.
- ¿Cuánta hambre crees que tengas aquí abajo? -preguntó insertando un dedo en su entrada entre salivada del contorno, a lo que Akihito intentó cerrar las piernas pero no pudo-calma-rió el azabache con una sonrisa peligrosa para sacarse la paleta y dirigirla al hoyo de Takaba.
-no, Asami, no ahh, no hagas eso-intentó decir el menor pero era tarde Asami ya la había introducido y empujado al fondo ese caramelo sabor fresa al obscuro interior de Akito que lo tragó con hambre.
Envidioso por eso acto Asami lo retiró y lamió bruscamente la entrada de Akihito levantado su cadera penetrándolo con la lengua sintiendo en su boca el sabor dulce de su amante y la golosina mezclados.
-a pesar de que no me gusta lo dulce, este sabor tuyo no me desagrada- dijo relamiéndose los labios buscando la boca de Akihito que desesperado bajó sus cuerpo a donde estaba Asami con la virilidad firme fuera de sus pantalones hundiendo la erección del ojidorado en su dilatado ano.
-…ahhh,mmng- sintió las piernas temblar y se abrazó al mayor aferrándose a él moviendo las caderas metiendo y sacando el pene de su interior que exigía mas duro.
-ohh, Akihito que pegajoso estas, habrá sido la paleta- dijo acariciando los glúteos de su amante que con respiración agitada no podía ni hablar por el pacer que vivía.
Era demasiado bueno, Asami llenaba por completo su cuerpo haciéndose más grande en su interior agitanase, desgarrándolo con cada estocada. Ya no aguantaba, tensó las paredes internas apretando por completo la hombría del mafioso que supo por las expresiones de Aki como alcanzaba el orgasmo anhelado.
A,asami,asami, mng, ahh-gritó emocionado por un ardor que se desprendía de su cuerpo explotando entre sus estómagos casi pegados separados únicamente por el pene del castaño que ya sin querer había marcado al pelinegro como suyo.
-…aki,mhg- Asami no tardo en de igual forma llenar de semen todo el conducto anal de Takaba abrazándolo violentamente por ese placer desmedido que lo golpeaba sin piedad.
Así se quedaron, pausados en espera de apaciguar las respiraciones que bruscamente sonaban tanto en Asami como en Akihito, cuando el ojidorado percibió en su cuerpo el latir del corazón de Takaba, un placentero sentimiento que no podía hacer a un lado, la existencia su amante. Interceptando su boca esos latidos no cesaron e incrementándose Asami sintió total control en Akihito, ese poder que le otorgaba el tocarlo y causar un efecto distinto.
Después de un pequeño lapso de descanso el pelinegro abandonó el cuerpo de Akihito y le pasó su ropa, aunque por los besos y sudor su rostro realmente lucia pésimo así que decidió terminar el maquillaje limpiándose por completo el rostro.
-eres un IDIOTA –regañó Akihito. Eso de retar a su amante o pedirle algo era lo peor. Aunque realmente estaba aliviado de que no fuera otro pervertido el que lo tocara.
De pronto la paz en la limosina terminó con el tiritar del teléfono que Asami portaba y enseguida contestó.
-señor acabamos de detectar un desfalco en una de sus cuentas por 120 millones de yenes, al parecer a eso se refería la amenaza que recibimos en la oficina, además el tipo dejó un pisa con la cual podemos rastrear su paradero, solo nos llevará un par de horas- avisaba Kirishima desde la oficina.
-de acuerdo-limitó el dialogo cortando la llamada, quedándose pensativo, preguntándose ¿Cómo había asumido tan rápidamente que Akihito podía ser el objetivo del anónimo? …arrebatar lo que más amas… decía el escrito, recordaba contemplando al menor poniéndose la camisa.
-genial, ahora no podré asistir a la fiesta, muchas gracias Asami-agregó Akihito cruzando los brazos.
-no te preocupes ya lo resuelvo-dijo confundiéndolo.
-¿eh?- expresó bajando de la limosina topándose con una enorme tienda de disfraces.
-waau-dejó sonar con emoción viendo la butic de cerca mientras de atrás Asami le colocaba su saco para abrigarlo.
-yo seré un médico y tu mi atractiva enfermera-informó el pelinegro.
-me niego a ir a la fiesta vestido así, ¿Qué diría la gente?-argumento Akihito imaginándose con una falda blanca, medias y termómetro en mano para medir la calentura de su superior.
-nada, porque no iremos, nuestra fiesta será privada- se agachó buscando el oído de su amante para susúrrale- vas a desfilar para mí hasta convencerme de asistir a ese evento el próximo año- avisó causándole un notorio rubor por toda la cara hasta las orejas.
-¡Asami!-reprochó pero el ojidorado lo tomó con fuerza encaminándolo dentro de la tienda de cospleys dispuesto a comprar el establecimiento entero. ¿Qué podía hacer si Akihito había descubierto la forma de obtener todo de él?, más que aprovecharlo al máximo. Explotándolo en el amor, y mucho cuidado con quien se atreviera a tocarlo. Porque sólo él podía castigarlo y hacerlo sufrir.
THE END.