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A SHORT LOVE por Taoris4ever

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Notas del capitulo:

¡Hola!, antes de que lean, les quiero aclarar que aquí se narra la historia desde dos perspectivas, desde tercera persona y cambia a primera cuando vemos el punto de vista de Suho. ¡Buena lectura! :)

 

El sábado y domingo JunMyeon pasó al lado de Lay como había dicho, aunque este pasaba dormido la mayoría del día, solo se despertaba exactamente a las doce del mediodía, hasta las dos y de ahí se despertaba en la noche, pero él ya no estaba para verlo a esas horas, solo podían llamarse.

Principalmente Suho no se quedaba en la noche por sus padres, porque a pesar que ellos habían entendido su decisión de mantenerse junto a Lay hasta que lo inevitable pasara, también se preocupaban por la salud de su hijo, tanto física como emocional, y sabían que era mejor separarlos por las noches.

El lunes llegó más rápido de lo que le hubiera gustado, cuando fue a su instituto, pensaba que estaría enojado con sus amigos por haberle ocultado algo de gran magnitud para su vida, pero contrario a lo que creyó, no lo estuvo; no después de ver las ojeras en los ojos de ambos y la preocupación sincera en los mismos, ellos realmente estaban afligidos por lo que estaba pasando.

Al acercarse ambos amigos al muchacho, se esperaron todo, que les gritara, hiciera rabieta, incluso que llorara de tristeza, pero Suho solo les brindo una media sonrisa, por el dolor que aún sentía, por todo lo que estaba por suceder con Lay, y después se abrazó a Chanyeol y Baek pidiendo consuelo, y ellos se lo dieron.  

Sus amigos ese día lo acompañaron a ver a Lay, y él esperaba encontrarse con la misma escena que estuvo viendo el sábado y domingo, pero apenas se paró en el umbral de la puerta del cuarto de su novio un escalofrió recorrió su columna. Él no esperaba ver a un grupo médico alrededor de Lay, las piernas le temblaron, y solo avanzó a sostenerse del brazo de Chanyeol para no caer, no, no podía ser, no quería pensar en esa posibilidad, aun no podía dejarle, no. 

Chen quien se encontraba a un lado del cuarto, al ver su rostro pálido corrió hasta Suho y puso sus manos en ambos hombros.

—Él está bien, no pienses en lo que aún no ha pasado. —dijo con voz calma.

—¿Por qué hay tantos médicos aquí? —preguntó sin aire. 

Chen bajó la cabeza por un momento y regresó a ver a la cama de su hermano. —Él no ha despertado al mediodía como debía, y nadie tiene explicación del porqué es así, el otro paciente despertó a la hora que debía, la hora cotidiana de él, pero Lay no.

Suho con esa información solo logró preocuparse aún más, sintió las lágrimas queriendo salir de sus ojos, respiro dos o tres veces y asintió, convenciéndose de que Lay debía estar bien, seguía respirando y eso era lo que importaba, seguía con vida a su lado.

—Despertó —Fue lo que oyó decir a uno de los médicos, y una sonrisa de alivio se plasmó en sus labios.

Un suspiro se escuchó por parte de Chen, Baek y Chanyeol, los cuatro amigos se adentraron al cuarto y permanecieron en silencio en una esquina, mientras los médicos hacían más revisiones a Lay.

—¿Qué hora es? —preguntó a uno de los doctores el chino.   

—Son las cinco de la tarde, has dormido mucho pequeño —respondió Minseok, mientras entraba a la habitación con las manos metidas en los bolsillos de su blanca y reluciente bata—. Bien, creo que ya hemos revisado que todo está bien con él, pueden salir. —Ordenó a los demás galenos, quienes asintieron e inmediatamente desaparecieron por la puerta del lugar.  

Minseok le brindo una cálida sonrisa. —Revisé los exámenes de laboratorio que me llegaron hace unos minutos y el estado de Lay es el mismo que de los pasados días, por ahora ya no hay de qué preocuparse, solo es algo raro que no haya despertado a su hora común. 

El mayor se acercó hasta Lay y le acaricio el cabello. —¿Cómo está mi paciente favorito?

—Muy bien hyung. —dijo con una linda sonrisa el menor, en la cual se pudo ver su lindo hoyuelo.

Por un largo rato el doctor Minseok se quedó con todos ahí hablando y riendo de cualquier cosa, y era un ambiente agradable, ambiente que detrás tenia escondido un atisbo de pena, porque de ahora en adelante serán menos las veces que puedan compartir esos momentos con Lay.

Al llegar las seis de la tarde con doce minutos el sol empezó a esconderse, y Lay por primera vez desde que fue internado definitivamente en ese cuarto, fue capaz de ver un atardecer desde su ventana.    

—Saben —dijo el chino con su mirada brillante e inocente en el sol cayente—, ojala siga despertando a esta hora. 

—¿Por qué cariño? —preguntó su novio sentado en una silla a su lado mientras tomaba su mano. 

—Porque amo ver el atardecer —Apartando su vista de la ventana y la fijo en la persona a su lado, acariciando su mejilla—, y porque de esta manera puedo verte cuando salgas del colegio, y no solo me encontraras dormido, de esta manera podre besarte, acariciarte, y decirte lo mucho que te amo. 

—Yo… —Suho intento decir lo que él también sentía pero no pudo, sus ojos se humedecieron por las lindas palabras de su novio y prefirió demostrar con acciones lo que no podía con palabras, le dio un beso, ligero y lleno de sentimiento, que fue inmediatamente correspondido.

Los demás presentes en la sala solo apartaron la mirada de esa bella escena, y no solo para darles privacidad, sino también porque era estúpidamente doloroso de ver, todos sabían que muy pronto no iban a poder ver nunca más el amor que esos dos se tenían entre sí.

En los siguientes días Lay siguió despertando a la misma hora del lunes, exactamente a las cinco de la tarde, y a él le encantaba esa hora para despertar, e interiormente agradecía a quien fuera que le hubiera concedido su deseo. Esa hora para él era perfecta, lástima que ahora no despertaba cuatro horas al día, a penas lo hacía dos horas y media y cuando conciliaba el sueño, era imposible que algo lo despertara.

El caso de Lay era particular, incluso más que de los otros dos pacientes, el que ya murió y el que aún vivía, los doctores se extrañaban por su caso y en algunos momentos se permitían tener esperanzas de que en él el tratamiento podría funcionar, inclusive en el otro que quedaba vivo, pero toda ilusión se desvanecía cuando los análisis llegaban, la leucemia estaba avanzando, dañando varios órganos a su paso.

Tener esperanzas en esos momentos era casi imposible ya, ellos creían que tal vez con la quimioterapia, alargarían la vida de los dos un poco más, pero ambos pacientes se negaban a recibirla, alegando de que ni siquiera era seguro su efectividad.

Solo dos doctores sabían que era inútil en ese punto una quimio, el doctor Kim y Huang, los demás galenos en cierta medida solo trataban de esperanzar a los chicos y de darse esperanzas a ellos mismos, porque a pesar de lo que todos creyeran, los médicos y enfermeras también tenían corazón y perder a un paciente siempre era difícil y lastimaba el alma, pero con el tiempo se aprende a sobrellevar el sentimiento, lográndolo ocultar por fuera, pero sintiéndolo muy fuerte por dentro.  

Los que más difícil la tenían en esa situación eran obviamente los familiares de cada uno de los pacientes, un pequeño castaño, novio de uno de ellos, y sus amigos más allegados, entre los cuales figuraban el doctor Huang y Kim.

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Una semana es lo que llevo enterado de la enfermedad de Lay, y en ese tiempo lo he seguido visitando cuando las clases terminaban, incluso me he estado quedando una hora después de que él durmiera, simplemente observándolo, acostumbrándome a verlo cerrado los ojos, preparándome para que un día ya no los volviera a abrir. Mis padres se turnaban para recogerme de la habitación de Lay, exactamente a las ocho y media de la noche, ellos estaban siendo un gran apoyo para mí. A pesar de que ahora sabían que el tiempo que lo llevo conociendo, y siendo su novio es corto, no han dicho nada sobre ser racional o solo estar confundiendo el sentimiento de amor.

Y yo lo agradezco infinitamente, porque si alguien me llegara a cuestionar sobre lo que siento por Lay, no sé cómo actuaría, él me ama y yo también, nuestros sentimientos son verdaderos, aunque hasta el momento no lo he podido expresar en palabras, y en cierta medida eso se debe al terror que siento de que una vez las diga, él se vaya.

En esa semana, él y yo conversábamos de nuestros recuerdos, de las cosas que nos faltaron hacer y de las que nos hubiera gustado al menos experimentar una sola vez, por eso me enteré que él, antes de darse cuenta de que todo iba mal con el tratamiento experimental, me quiso llevar a un faro que él visito una vez con su hermano Chen, y me contó que los atardeceres de ahí son mágicos, a mi realmente me hubiera gustado hacer eso con él.

Cuando le conté a mi madre sobre el anhelo que sentía de poder visitar aunque sea un lugar más fuera de ese hospital junto a Lay, ella se limitó a escucharme en silencio, asintiendo, yo creí en ese momento que mi mamá lo veía como algo ilógico, pero no fue así, al día siguiente ella me sorprendió como nunca lo había hecho.

Mi mamá consiguió permiso del hospital y de los padres de Lay para sacarlo solo por un día fuera de ahí, claro que no todos estuvieron de acuerdo, del cuerpo médico hubo quienes se opusieron, pero tener al doctor Kim y Huang de nuestro lado ayudo mucho.

Ellos incluso consiguieron un trasporte donde llevarlo a él, a mis padres (quienes serían los responsables de cuidar de la salud de Lay), a Chen (quien sabia el camino), y a mis entrometidos amigos que no quisieron quedarse fuera, y por supuesto a mí.

Todo fue planeado en secreto para sorprender a Lay, y el plan se llevaría a cabo el domingo, que sería más fácil sacarlo del hospital sin llamar la atención de los otros pacientes, prácticamente nos tocaba sacarlo a escondidas, porque todo lo haríamos cuando él dormía, para así cuando despertará se llevará una muy linda sorpresa.

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El domingo finalmente llegó y como estuvo planeado logramos sacar a Lay sin contratiempos. Mientras íbamos en una camioneta muy espaciosa y equipada, yo lo observaba dormir, con su cabeza en mi regazo, mientras acariciaba sus cabellos.

Él en verdad parecía un ángel con sus ojos cerrados, lástima que tuviera que estar con oxígeno suplementario mientras dormía, por alguna razón los dos pacientes empezaron a presentar bajas de saturación de O2 en la sangre en su estado de letargo.

Mis padres al ser responsables del bienestar de Lay, prepararon cosas necesarias para el viaje como algunas medicinas, e implementos básicos que les podían ayudar en caso de emergencia y que no estaban ya en esta camioneta especial.

Al llevar más o menos una hora viajando, Lay empezó a despertar.

—Hola mi vida —salude cariñosamente mientras sus ojos se fijaban en mí, él me sonrío levemente hasta que notó que el lugar que lo rodeaba era diferente. Él se retiró la mascarilla y me pidió ayuda para poder sentarse.

—¿Dónde estamos? —preguntó mirando fijamente por la ventana, admirando la hermosa vegetación que aún nos rodeaba.      

—Es una sorpresa que quise darte —dije mientras acariciaba su mejilla y me apegaba más a él, para poder apoyar mi cabeza en su hombro—, quise hacer algo especial para ti. Mis padres, Min y Tao nos ayudaron a hacer esto posible, aún nos queda camino por recorrer, disfruta del paisaje XingXing —Me acerque a sus labios y dejé un leve beso—. Lamento sí estabas incómodo, tratamos de hacer que tu cuerpo fuera lo mejor acomodado posible.

Él me sonrió, y negó. —Sabes que no siento nada mientras duermo, cariño. —Yo asentí, ya lo sabía, pero igual me preocupaba por su bienestar.

—¿Reconoces este paisaje?    

—Ha pasado un tiempo, pero sí, lo reconozco —Él recargó su cabeza en la mía, mientras juntaba nuestras manos en una unión firme—. Gracias por esto cariño.

—De nada. —El ambiente se llenó de un silencio acogedor, hasta mágico se podría decir, donde ambos mirábamos el paisaje pasar a través de la ventana, era realmente bonito de ver, al mismo tiempo sentí las miradas de los demás sobre nosotros, quienes se encontraban en los asientos de adelante, no me era necesario regresar a verlos para saber lo que pensaban al vernos así, tan unidos y amorosos entre nosotros.

Pasó media hora antes de arribar a nuestro destino, y al llegar ahí, la sonrisa en la cara de Lay pareció iluminar el ambiente. Como estábamos en el último asiento, mi novio tuvo que pararse un poco para poder salir, pero sus piernas estaban evidentemente débiles, así que yo lo ayude a salir hasta la puerta de la camioneta y posteriormente mi padre lo ayudó a colocarse en la silla de ruedas.

Todos juntos avanzamos por el camino liso de cemento, hasta el pie de esa gran estructura pintada de rojo y blanco. 

—¡Wow!, en verdad es hermoso. —dijo Baek, al ver el gran faro, y después el paisaje que lo rodeaba—. Si desde el suelo es divino el lugar, no me imagino como será desde allá arriba.

Yo asentí, nos quedamos un rato ahí admirando los alrededores, hasta que finalmente decidimos que había que subir, si no queríamos que la puesta de sol nos cogiera en tierra, yo quería que Lay la pudiera ver desde lo alto.

Como todos sabíamos perfectamente que Lay ha pasado las últimas dos semanas y media solo en cama, estábamos conscientes de que él no podría subir todo ese tramo solo, y lo que pasó recientemente en la camioneta nos lo reafirmo. Así que desde antes nos habíamos turnado para llevarlo cargado.

Se supone que primero lo llevaría mi padre, pero Lay dijo algo como: “Me da vergüenza que el padre de mi novio me cargue”, él había inflado las mejillas en protesta y mi papá solo había reído.

Mi amado progenitor le respondió con algo que hasta a mí me avergonzó: “Niño, eres mi casi yerno, y me agrada ver a alguien tan lindo como tú con mi JunMyeon, así que eres como de la familia, entre familia no hay vergüenza. Vengase para acá querido hijo”. Y a continuación lo abrazó fuertemente, casi lo deja sin aire al pobre, sé que mi padre solo lo hizo para molestar, pero me entristeció y agrado en igual medida que le haya llamado “hijo”.

Al final mi padre y madre terminaron cediendo, dejándonos subir solo a los más jóvenes hasta el balcón del faro, con la condición de que yo les avisara rápidamente si veía algo raro en la condición de Lay.

Obviamente yo acepté la condición, y dejamos a mis progenitores atrás mientras nos adentrábamos en el faro.

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._.

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La madre de JunMyeon se abrazó a su querido esposo, ocultando su rostro en el pecho de este mientras sollozaba, las primeras lágrimas de la mujer salieron cuando ambos adultos se quedaron completamente solos. 

—No sé qué hicimos mal cariño. Lo educamos de una forma racional, sin dejarle creer en los cuentos de hadas, tratando de protegerlo de un dolor como el que tú y yo pasamos alguna vez, pero aun así él está pasando por esto —Su esposo, solo la abrazó fuertemente mientras suspiraba—. De que sirvió incluso cambiar nuestra historia, sí todo terminaría así.  

—Yo tampoco lo entiendo querida —dijo el hombre con la voz débil—, no me gusta toda esta situación, pero ambos acordamos mantenernos fuertes para él, cuando lo peor venga. Ahora tenemos que apoyarlo en sus decisiones y no ser solo una carga más para él.  

—Hubieran sido una linda pareja —dice su esposa mientras se gira en su brazos, ahora ambos viendo el horizonte, él abrazándola protectoramente—. Me duele ver a ambos así… —Un suspiro largo salió de su boca—, ese niño me cae muy bien, hubiera sido un gran yerno. 

Una traviesa lágrima cayó por la mejilla de la mujer, su esposo le dio un pequeño beso en la cabeza tratando de consolarla, y hacerle saber que él estaba con ella, así como lo estaría en un futuro para su hijo.

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Cuando fue mi turno de cargar a Lay, él sujeto suavemente mi cuello, mientras yo agarraba con fuerza sus muslos, por miedo a que se cayera de mi espalda.

—Me gusta tu espalda —dijo de repente mi novio, mientras besaba uno de mis hombros.

Yo sin poder evitarlo me reí fuertemente. —Es lo más raro que me ha dicho alguien en mi corta vida.

Él suspiro, y se rió levemente muy cerca de mi oreja. —Es raro, pero es la verdad —Protestó mi amado.

—¿Por qué te gusta mi espalda?

—Porque es cálida, y siento paz, no sé es algo inexplicable.

Yo sonreí bobamente por su respuesta.

—¿Sabes lo que de verdad es cálido y da paz? —Añadí con voz suave.

—¿Qué? —pregunto curioso. 

Yo lo miré por el rabillo del ojo, y suspire al ver su hermosa cara muy cerca. —Tu sonrisa —Mi frase pareció impresionarlo, porque se quedó sin palabras—, en toda mi vida no he visto cosa más hermosa que tu sonrisa y ese hermoso hoyuelo que invade tu nívea mejilla. Tú solo con esa pequeña mueca, has logrado acelerar mi corazón como no tienes idea.

—Y tú con tu existencia has logrado que mi vida fuera más divertida, más feliz, eres todo para mí, conejito. —Mi corazón revoloteo exageradamente por el cariñoso apodo que me puso, y no pude evitar sonrojarme hasta las orejas, cosa que pareció causarle gracia a Lay, porque empezó a reír fuertemente.

Yo solo hice un puchero, que agradecí que Lay no viera, porque era realmente infantil. Al llegar arriba, todo era tan hermoso como él había dicho, por un momento olvide que lo traía cargado en mi espalda, pero un beso en mi mejilla me despertó de mi ensueño.

—Te dije que era asombroso —dijo Lay mientras lo veía por el rabillo del ojo. Asentí ante su afirmación.

Chen me señaló la única banca que había ahí, pegada al muro del faro, yo me aproxime a esta, Chanyeol juntó con su novio me ayudaron a sentar bien a Lay, él enseguida recargo su espalda en ese objeto mientras soltaba un suspiro de felicidad.

—A pasado tanto tiempo desde que estuve aquí —dijo emocionado, yo acaricie su cabello, y me senté a su lado, lamentablemente la banca era demasiado pequeña así que solo alcanzábamos los dos.

Pero eso no pareció importante para los otros chicos, quienes se pusieron a pasear por el lugar un rato, y se recargaron en la barandilla que había enfrente de nosotros, la cual estaba alejada un poco, como diez o quince pasos tal vez.

Todos estábamos maravillados por el lugar, y desde aquí incluso alcanzábamos a ver los arcos de piedra que se formaban a los costados lejanos de la playa, el mar nos ofrecía un espectáculo maravilloso al romper sus olas contra algunas rocas, y ni que hablar del cielo que empezaba a pintarse de tonos anaranjados.

Hubo entre todos un momento largo de silencio, solo dedicándonos a observar lo sublime que era la naturaleza de nuestro alrededor.

En un determinado momento Chen les hizo una seña a Chanyeol y BaekHyun, que no pasó desapercibida por ninguno de los dos, inmediatamente después los tres nos dejaron solos, alegando que iban por bebidas al carro, yo sabía que no regresarían. 

Cuando no hubo más rastro de ellos, yo reí y Lay me acompañó. —Son malos para disimular —dijo divertido.

—Sobre todo tu hermano —digo zarandeando la cabeza una y otra vez—, pero fue un lindo detalle que nos dejaran solos.

—Demasiado lindo.

Nos quedamos otro momento en silencio, solo recargando nuestras cabezas en la contraria, y con nuestras manos fuertemente entrelazadas, disfrutando de un momento íntimo como el que se formó entre los dos sin necesidad de palabras o más acciones específicas.

Mientras estaba ahí viendo al sol caer, mi corazón empezó a doler de manera intensa, porque los pensamientos y la realidad me atacaron cruelmente. “Este podría ser nuestro último recuerdo hermoso” es lo que pensé, mientras mis dedos se apretaban más en su mano.

Lay notó que algo me pasaba, así que tomó mi rostro entre sus manos y me obligó a mirarlo.

—¿Estas bien cariño?

—No —Fue apenas un susurro lo que salió de mi garganta—. No estoy bien, Lay. Mi corazón duele, no quiero que te vayas, y que lo que tenemos se quede en el olvido, no quiero que mueras. —dije lo último con la voz entrecortada.

—Sabes que no puedo decidir sobre eso.

—Claro que puedes. —Me levante alterado de su lado y me puse frente de él—. Si tan solo aceptaras la quimioterapia.

—Suho, no quiero volver a pasar por lo mismo. —Él suspiro—. Si acepto la quimioterapia, dejaran de darme el otro tratamiento, el dolor que me produce mi enfermedad atacará y los efectos secundarios junto a esto, no quiero eso nuevamente. 

—Pero… —Él negó, dándome a entender que nada de lo que dijera lo haría cambiar de opinión—Trate… —Una lágrima involuntaria salió de mis ojos—, trate de respetar tu decisión, de hacerme a la idea de que te iras para siempre, que no volvería nunca más a ver tus ojos, tu lindo hoyuelo del que me enamoré, o que nunca más oiría nuevamente tu risa, tu voz, pero no puedo, quería y quiero quedarme a tu lado hasta el último minuto, sin embargo…

Le di la espalda y empecé a caminar hacia las barandillas del lugar. —Pensé —digo lo suficientemente alto para que él me escuché, pero mi voz suena dolida e inestable—, no, mejor dicho, estaba seguro que podría con esto, y que al final podría dejarte marchar en paz, pero no puedo —Me recargué sobre las varillas y las apreté fuertemente entre mis manos—. Esto me está superando Lay, y me duele el corazón cada vez que pienso que el tiempo contigo se está acortando, el maldito tiempo se nos está acabando.   

Regresé mi vista hacia Lay, pero sus ojos se apartaron de los míos. Me acerco nuevamente y me arrodillo enfrente de él, obligándolo a mirarme. 

—Dime, ¿qué voy hacer cuando te vayas?, ¿a quién voy…? —Me detengo sin poder completar la última pregunta—. Lay te necesitó, por favor solo considera de nuevo tratar con la quimioterapia.

Él niega y deja un suave beso en mi frente. —No puedo hacer eso, cariño. Cuando sea tiempo de irme, tú solo debes continuar con tu vida, y si es tan doloroso para ti seguirme viendo así no te obligaré a quedarte a mi lado, puedes ir y hacer tu vida nuevamente sin mí en ella, estoy seguro que algún día conocerás a alguien más a quien…

Yo niego frenéticamente interrumpiéndolo, mientras mis ojos se vuelven cristalinos. —No quiero a nadie más en mi vida, te quiero a ti Lay, y solo a ti por el resto de mi existencia.

—Eso no puede ser así cariño, mi destino ya está trazado. —susurra levemente desgarrando mi corazón un poco más.

—¿Por qué?, ¿por qué? —digo aferrándome a su pierna, ya desesperado por todas sus negativas—. ¿Por qué nuestra historia no pudo ser como esas estúpidas películas de romance?, ¿por qué no te puedes quedar a mi lado?, ¿por qué no pueden encontrar una cura antes de que el film termine? —Sé que es absurdo en este punto estar haciendo tantas preguntas a las cuales ya se la respuesta, pero mi dolor ciega completamente mi razonamiento. Lay niega una y otra vez mientras me ve con una sonrisa triste.

—Dijiste que odiabas ese tipo de películas —Él acaricia mi cabello—. No quiero que nuestra historia sea parecida a algo que odias.

—No me importaría que se pareciera a esas cursilerías, sin con eso logró que vivas —Mi voz se entrecorta a mitad de la frase, nuevas lágrimas empiezan a brotar sin proponérmelo—. Te amo —digo finalmente lo que siento y no he podido decir a viva voz en todo este tiempo—. Te amo demasiado. 

—Cuando te conocí pensabas y creías fervientemente que nadie se podía enamorar en tan poco tiempo. —Su sonrisa es melancólica y me duele que justo ahora que tuve el valor de expresar mis sentimientos, él solo piense en lo que alguna vez dije.

—¡Me equivoque!  —grito con el corazón doliéndome horrores—. Quiero tenerte por más días, meses, años… esto… esto no es justo —Me levantó retrocediendo unos pocos pasos—, no es justo que te haya conocido por tan poco tiempo.

—Al menos nos conocimos —dijo bajando la cabeza, incapaz de verme directamente.

Caí de rodillas nuevamente a sus pies, encontrando sus ojos lagrimosos, siento que en cualquier momento se me parará el corazón por el sufrimiento que estoy atravesando. —Quiero que duré un poco más. —susurro.

Él parece no haberme escuchado porque ahora fija su mirada en el horizonte, así que permanecemos en silencio, un silencio punzante para ambos, él de repente toma uno de mis brazos y trata de levantarme con sus pocas fuerzas inútilmente.

Yo evitó que haga algo innecesario y me levantó por mí mismo, él me sonríe y palmea una de sus piernas.

—Tú estás muy débil, no puedo sentarme encima de ti. —La verdad que en este preciso momento no logro reconocer a mi propia voz, tan débil, tan asfixiada.

—Concédeme este capricho, por favor. —Me replicó. 

Yo hice contacto con sus ojos por varios minutos hasta que me di por vencido, limpie los restos de mis lágrimas y despacio me senté en su regazó, posé mi cabeza en su hombro y vi hacia el frente, él inmediatamente enredó sus brazos por mi cintura y me acerco más a su cuerpo.

—Sabes hay una solo cosa que lamento de haberte conocido.  

—¿Qué? —pregunto quedamente, mientras mi vista seguía fija en el hermoso atardecer que hace su espectacular show, envolviendo a nuestro ojos en su atrayente belleza.

—Que tuvieras que decir que me amas solo cuando yo estoy a punto de irme. 

Cierro los ojos, el sufrimiento en mi corazón se hace más fuerte por la eminente separación. —Eres consciente de lo que pensaba del amor antes de conocerte, tú mismo me lo recordaste hace un momento. Además tenía miedo… —Mi voz sale quebrada, después de todo, él si se había dado cuenta que por primera vez le dije “te amo”, demostrándome que esas palabras son tan importantes para él como lo son para mí—. Tú cambiaste mi manera de ver este sentimiento y no sé si agradecerte o no por eso. 

—Me alegra ser quien abriera tus ojos a una nueva perspectiva de esa sublime emoción, me alegra que en tan poco tiempo lograras amarme. —Sus brazos se aprietan más a mi alrededor, ignorando intencionalmente parte de lo que dije.

—Sí, pero también eres mi más lacerante amor. —Unas pocas lágrimas vuelven a salir de mis ojos.

—No llores más, sabes que es algo que no podemos evitar. —Lay toma mi mentón y me hace verlo a los ojos, con su mano limpia mis lágrimas y acerca su cara para robarme un beso, yo gustoso oprimo sus labios con los míos en un lento compás.   

Cuando nos separamos el brillo del sol cayente casi ha desaparecido. —Sabes, ¿qué es lo peor de haberte conocido? —Él niega con un deje de desilusión en sus ojos—. Que no me arrepiento de haberlo hecho, eres la más grande contradicción de mi vida, y la más hermosa, te amo, y mandaría por toda la eternidad la lógica a la mierda si tan solo ocurriera un milagro que te mantuviera a mi lado.

Él me da un tierno beso en cada una de mis mejillas. —Te dije que no lloraras más. —Lay suspira—. Me deleita haber sido la contradicción que hizo que dejarás de ver todo por el lado de la razón, y me agrada mucho más que no te arrepientas de conocerme.

Yo me aferro a su cuello y lo abrazo fuertemente mientras oculto mi cara en su cuello, él acaricia mis cabellos delicadamente. —Espero que no estés llorando —dice quedamente, yo niego aún con la cara escondida, incapaz de hablar, porque realmente no puedo evitar llorar, no lo quiero perder—. Eres más hermoso cuando tienes una sonrisa en tu rostro. —Yo trato de ahogar un sollozo en una de mis manos.

—Mira la primera estrella ha salido —dice acariciando mi espalda.

Yo me giro hacia el frente evitando su mirada, y con lágrimas recorriendo mis mejillas furiosamente, veo la primera estrella de esa noche, brillante y hermosa.

—Sabes dicen que si ves la primera estrella salir puedes pedir un deseo y te lo concederá. —La voz de Lay es tan queda y tranquila, que me es tormentoso saber que pronto no la escucharé más.

Nunca fui de creer en lo que acaba de decir Lay, y todos lo saben, pero por primera vez en mi vida deseo que sea real, miró fijamente a la estrella y pido mi deseo. —¿Puedes dejarlo vivir a mi lado unos meses más?, por favor, solo unos meses más. —Las silenciosas lágrimas no dejan de caer mientras una y otra vez repito mi deseo, Lay pega su frente a mi espalda, porque sé que me ha escuchado. Él también llora.

El resto de la noche pasamos en completo silencio, yo sentado en sus piernas, con mi cabeza recargada en su hombro, ninguno de los dos nos vemos directamente, nuestra vista esta fija en el oscuro firmamento, que es testigo de nuestra deseo desesperado y silencio por aferrarnos a nuestro amor, por aferrarnos a eso que se está acabando con el paso de los segundos, a eso que no tiene un futuro.

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Notas finales:

Disculpen cualquier error que hayan visto por ahí, espero que les gustara el capi, dejen sus comentarios si es así.


Nos vemos el día viernes para despedir a este año, gracias por leer, las quiero a todas. Bybye

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