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A SHORT LOVE por Taoris4ever

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Notas del capitulo:

Hoy me he declarado oficialmente cruel, no me odien :'(

 

El lunes llegó y yo no tenías ganas de nada, levantarme para ir al colegio fue una tortura, pasar algún alimento por mi garganta un calvario, no podía ingerir absolutamente nada, el nudo en mi garganta que me acompañaba desde ayer me estaba asfixiando.

Camine sin nada en mi estómago hasta mi instituto, al llegar como en los últimos días mis mejores amigos ya me estaban esperando en la puerta, yo intenté darles una sonrisa y un saludo lo más normal que pude, pero fracasé patéticamente en el intento.

—Suho… —Me dice Chan preocupado.

—Tenías razón —susurro quedamente—, no puedo con esto.

Él me abrazó sin decir nada más y empezó a darme leves palmaditas en la espalda en forma de consuelo, yo suspiré, cansado anímica y físicamente.

—No debí enamorarme, esto jamás debió pasarme a mí.

Baek quien se había mantenido al margen es el que habla esta vez, y acaricia mi cabeza mientras su novio aún me abraza.  —No pienses de esa manera, amigo. Las cosas pasan por alguna razón, aunque a veces nosotros no las entendamos. Y el conocer a Lay, te ha dejado muchos recuerdos hermosos.

—Pero ahora esos recuerdos duelen, duelen mucho. —Yo me zafo de los brazos de Chan, para esta vez refugiarme en los de Baek, el silencio nos invade por unos segundos, hasta que yo lo vuelvo a romper—. Por favor, cuando todo esto termine sean mi pilar, porque juró que solo no podré con todo esto.

—Siempre estaremos para ti, Suho. —Me dijo Baek mientras depositaba un suave beso en mi mejilla.

Chan hizo lo mismo pero en mi cabeza. —Nunca dudes que estaremos para ti, cuando más nos necesites.

Esta vez la sonrisa que les brindo es más sincera, porque realmente agradezco su compañía en estos momentos.

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Como todos los días al terminar las clases me dirigí al hospital, a pesar que siento que esto me está superando, no quiero dejar de lado a Lay, quiero estar con él hasta el último momento.

Al llegar no me esperé encontrar ahí al doctor Minseok, así como tampoco me esperé ver a sus padres con una gran sonrisa, y Chen con el ceño ligeramente fruncido, salude amablemente a todos mientras Lay me brindaba una tierna sonrisa.

—¿Qué sucede? —pregunté desconcertado por la rara atmósfera que hay en el lugar.

—Lay ha aceptado intentar una última vez con la quimioterapia —dice el doctor Minseok, con un tono que no logré identificar, regresa nuevamente su vista hacia mi novio—. Sabes que no hay ninguna garantía de que siquiera funcione para alargar tu vida.

—Lo sé, solo quiero intentarlo todo… —responde tranquilamente mi novio, el doctor parece estar en desacuerdo con la decisión, y se muerde los labios, como si ocultara algo, no, mejor dicho como si supiera algo que no dirá a nadie.

A la final solo suspiró y asintió quedamente. —Está bien, mañana mismos iniciaremos con la quimioterapia. —Esta vez se regresó a ver a los padres de Lay—. Acompáñenme por favor para firmar los respectivos papeles.

Ambos adultos salieron tras el doctor, que antes de irse por completo de la habitación me dio una mirada fugaz, pero algo en esta me hizo sentir incómodo. Al quedarnos los tres solos, yo estuve dispuesto a acercarme a Lay, pero Chen se puso en frente de mí, dándole la espalda a su hermano.

—Más te vale que todo el sufrimiento que ahora mi hermano tendrá que pasar, no sea en vano. —Sus palabras fueron pronunciadas tan bajo que apenas las alcance a escuchar, y mi novio de seguro no fue capaz de oírlas.

Sin dejarme siquiera contestar, él se fue de la habitación. Yo decidí no darle mayor importancia, a pesar de que un escalofrió recorrió mi cuerpo por las palabras de Chen. Le sonreí a mi novio y corrí a sus brazos extendidos, lo abracé fuertemente.

—Gracias amor, gracias por aceptar.

—Lo pensé mucho mientras regresábamos ayer, y realmente lo acepté solo porque quiero demostrarte que estoy dispuesto a agotar mis recursos con tal de permanecer a tu lado.

Yo emocionado por sus palabras me lancé a sus labios, robándole el aliento con cada beso que le daba.

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Como el doctor Minseok dijo, el martes empezaron las quimioterapias, y pensé que todo mejoraría de ahí en adelante, es decir, al menos yo podría estar un poco más tranquilo al saber que no solo estaban esperando que la muerte llegara tan pasivamente, sino que ahora estaban haciendo algo por conservar la vida de Lay.

Sin embargo me equivoqué, en el transcurso de los días yo solo pude ver a Lay deteriorarse más rápido que antes, solo que ahora sentía mucho dolor, porque como una vez me explicaron lo único que lo mantenía en un buen estado era el tratamiento alternativo, el cual tuvieron que suspender para poder darle la quimioterapia.

Su enfermedad solo empeoró, y mi relación con Chen también, ya ni siquiera me hablaba, y en parte lo entendía porque prácticamente por mí, su hermano estaba pasando por un torturante dolor debido a la leucemia y por los vómitos, nauseas, y perdida del gusto y olfato de las quimio, todo por mi culpa, en vez de irse sin ningún dolor.

Hoy se cumplían cinco días desde que Lay está en quimioterapia, y por ser sábado planeaba pasar con él todo el día, ya que no lo pude hacer anteriormente, debido a que mi madre no me permitía pasar a su lado más horas de las “necesarias”, según ella.

Mientras recorría el área de oncología, mis pensamientos me empezaron a atormentar, porque probablemente todo lo que le estoy haciendo pasar a Lay, al final sea para nada.

Mi corazón y mi mente eran un revoltijo de emociones en ese instante, y sin querer me detuve a mitad de ese pasillo, donde por casualidad justo a un lado mío estaba una puerta semi-abierta, por la cual pude ver a un anciano agarrando la mano de una enfermera demasiado joven.

—A veces estoy tan adolorido y cansado que solo quisiera darme un tiro en la cabeza. —dijo con voz quebrada el anciano, las lágrimas descendían por sus mejillas mientras apretaba fuertemente la mano de la joven—. Mi consuelo aquí, es que al menos tengo unos lindos ángeles que tratan de aliviar mi dolor, aunque no puedan hacerlo del todo.

—Estamos para servirle… —La enfermera carraspeó, seguramente las palabras del hombre la afectaron—. Y no hable así, que sus hijos todavía lo quieren ver vivo.

—Pero yo ya no lo quiero estar cariño, si yo tuviera una pistola en mis manos, no dudaría ni un instante en dispararme —El viejito miró directo a los ojos de la enfermera, mientras sonreía y lloraba a la vez—. El dolor que recorre mis venas no me da tregua cariño, y ya no puedo más. Hay muchas veces, que me pregunto: ¿Qué hice para que Dios me castigara de esta manera?

La enfermera le acarició la cabeza para después dar palmaditas en su mano, yo no pude seguir viendo la escena, porque algo dentro de mí se estrujó fuertemente. Lo último que escuché de esa habitación fue un susurro por parte de la joven enfermera.

Mis pasos se apresuraron hasta la habitación de Lay, tratando de escapar del suceso que antes vi. Pero en el trascurso del día las palabras del anciano no salían de mi cabeza, y se hicieron más fuertes cuando vi por primera vez el estado en el que quedaba mi novio después de recibir la quimioterapia. 

No lo había visto en todos estos días, porque yo llegaba en las tardes, cuando él ya estaba recuperado de todos los efectos de la quimioterapia, ya que está la recibía en la mañana.

Y sinceramente ahora pude entender porque Chen parecía tan enojado conmigo, porque a diferencia de mí, él era el que veía a su hermano en lastimosas condiciones todos los días.

Yo realmente no quería que muriera Lay, pero verlo así me demostró que tal vez fui muy estúpido y egoísta al pedirle que aceptara algo que solo parecía empeorar su condición. Pude haberlo dejado marchar en paz, sin dolor, como lo había hecho ya el segundo de sus compañeros de tratamiento, pero mi necedad hizo que ahora él esté sufriendo.

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El domingo nuevamente los novios pasaron juntos, pero esta vez el mayor pudo notar a Suho muy pensativo, y a pesar que este le preguntó varias veces que le pasaba, el otro solo le contestaba con “nada”, le decepcionó un poco que su novio no confiará en él para decirle sus problemas.

Pero la verdad era otra, ese no era el motivo por el que JunMyeon no decía nada, el pequeño estaba confundido sobre lo que pensaba y sentía, así que prefirió callar. En la noche Suho tuvo que marcharse, una vez más arrastrado por sus padres, los cuales lo vinieron a sacar a las nueve de la noche del cuarto de hospital.

Pasaron solo unos minutos desde que el más bajo se había ido, y Lay se quedó completamente solo en su cuarto con sus pensamientos y preocupaciones, hasta que una visita inesperada asomó su cabeza en su habitación.

—Hola pequeño —Saludó el doctor Huang, mientras se sentaba al borde de su cama y empezaba acariciar su cabello—. ¿Cómo te sientes?

—Más débil que nunca —Pronunció el más joven con una sonrisa en sus labios—. Tan solo quisiera que todo esto terminara.

—Probablemente lo hubiera hecho ya, sin tan solo hubieras seguido con el tratamiento anterior.

—Probablemente.

—Aún nadie entiende por qué estás pasando voluntariamente por todo esto.

—Por Suho, no quiero que piense que no hice todo para quedarme con él más tiempo, de esta manera le estoy concediendo su deseo.  

—Pero nada se está consiguiendo con esto, Lay —dijo débilmente el doctor—. Tus análisis siguen arrojando cantidades altas de células malignas, y lo que es peor parecen multiplicarse a pasos agigantados, lo único que está haciendo la quimioterapia es causarte malestares y probablemente darte unos segundos más de vida.

—¿Ni siquiera horas me está dando esto? —pregunta decepcionado el chico.

—No cariño —Acarició las mejillas del contrario—. Tus análisis están siendo iguales a los de tus compañeros que ya fallecieron, y tú estás yendo por el mismo camino, solo que con más amargura que ellos.

—¿Cuánto me queda?

—Probablemente menos de una semana. Minseok y yo creemos que sería mejor si retomaras el otro tratamiento, al menos así te irías en paz.

—No puedo hacer eso… —refuta el más joven con una sonrisa—. Por Suho llegaré hasta el final de esto. Al menos así entenderá que mi muerte era algo que debía pasar, ni por más que traté de aferrarme a su última esperanza funcionó. Así podrá cerrar por completo este capítulo, sin remordimientos, logrando avanzar sin ese dilema de “¿qué hubiese sido si mi novio hubiera intentado esto?”.

Tao asintió comprendiendo al pequeño y le regaló una sonrisa sincera. La valentía y la fuerza que tenía ese chiquillo para hacer eso por su pareja eran admirables. Incluso en los peores momentos, él estaba pensando en otro antes que en sí mismo.

El médico logró detectar una sombra fuera de la puerta del cuarto del chico, la misma que permanecía inmóvil, él sospechaba quien era, el mayor temía que el espía hubiera escuchado toda la conversación con el chico de orígenes chinos.

Disculpándose y asegurándole a Lay que pasaría más tarde de nuevo por su habitación, se dirigió hacia la puerta del cuarto. La sombra se movió rápidamente de detrás de esta cuando hizo el amago de abrirla, ocultándose tras una de las paredes.

Al salir por completo se topó con un muy reconocido rostro, sus ojos llenos de lágrimas. —Necesito hablar contigo y Minseok.

Él solo asintió comprendiendo de lo que quería hablar, ya se lo imaginaba, después de todo el muchacho había escuchado cada palabra que se dijo en el cuarto de Lay. El menor empezó a liderar la marcha hacia un destino conocido, mientras el doctor lo seguía en silencio, no desaparecieron del lugar sin antes darle un último vistazo a la única habitación que quedaba ocupada.

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Las dos de la tarde de un día lunes llegaron, las paredes del hospital estaban blancas y frías como siempre, pero estaban a punto de presenciar un suceso amargo, como nunca antes lo habían hecho.

Lay estaba sumergido en un sueño profundo debido al cansancio que sentía por la quimioterapia, fue un verdadero milagro que pudiera dormir en paz unos cuantos segundos, porque al dejar el otro tratamiento sus relajantes sueños habían desaparecido.

Al despertar, sus ojos captaron la cara llorosa de su hermano, al principio él no entendía porque su chiquillo estaba así, hasta que captó lo que había en sus manos. Yixing solo recostó bien la cabeza, mientras una dulce sonrisa se instalaba en sus labios.

—Ya no puedo seguir viendo como sufres, hermanito —habló el menor con la voz ronca.

—Lo sé —Fue lo único que le contestó el que estaba en la cama—, sabes creí estar haciendo lo correcto al aceptar la quimioterapia. Pensé solo en Suho cuando lo hice, más no pensé en el dolor que te causaba, al verme padecer nuevamente por algo así.

Chen guardó en su mochila lo que tenía en las manos, la puso al pie de la cama, y abrazó a Lay fuertemente.

—Te amo hermano, enserio, y si tan solo yo pudiera cambiar mi vida por la tuya, lo haría. —Lay acarició los cabellos de su menor, cuando escuchó estas palabras.

—Eso también lo sé…, de pequeños siempre dijiste que si pudieras tú soportarías el dolor en mi lugar —Lay rió levemente—. Incluso recuerdo que ofreciste tu brazo una vez para que te pincharan a ti en lugar de a mí…

—Sí —sonrió débilmente Chen, mientras lágrimas caían de sus ojos—, y por eso mismo he hecho esto, perdóname hermano.

Lay negó otra vez. —No hay nada que perdonar, yo también ya estoy cansado, me estás dando paz hermano. Solo… —Su voz titubeo por un momento—, solo me hubiera gustado ver una vez más a JunMyeon.

—Yo lo lamento…, yo creo… —Las palabras en la boca de Chen se atoraban, mientras balbuceaba una que otra incoherencia.

—Está bien —Trató de calmarlo Lay—, hazme solo un favor. —Su hermano asintió rápidamente—. El regalo que te encargué que le dieras en su cumpleaños, dáselo antes, sé que eso lo ayudará de alguna manera a superar esto. También necesito que escribas una carta por mí.

—Lo que tú quieras, Xing. —dijo tristemente Chen.

Después de unos minutos Lay ya había dictado a su hermano cada palabra que quería decirle a su amor. Un silencio se instaló entre ellos, Lay abrió sus brazos para recibirlo en un reconfortante abrazo nuevamente.

—Ahora sal de aquí, estoy cansado, así que solo dormiré un poco —dijo el chino, mientras cerraba los ojos—. Mantén eso siempre en tu cabeza hermano, solo voy a dormir, y en otra vida no muy lejana nos encontraremos de nuevo pequeño. 

Chen sin poder dejar de llorar se agachó a depositarle un beso en la mejilla a Lay. —Eres el mejor hermano que la vida me pudo dar. Te amo.

—Y yo a ti, pequeño. Eres maravilloso Chen.

Sin decir más el menor salió de la habitación y apenas la puerta se cerró detrás de sí, se lanzó a los brazos de su madre, quien lo recibió con lágrimas en los ojos, su padre también se unió al abrazo.

Solo fueron suficientes unos pocos minutos para que un pitido se escuchara dentro de la habitación, y todos supieron que ya todo acabó, el corazón de Lay dejó de latir. Él estaba muerto.

—Entraré a verificar la hora de deceso. —dijo el doctor Minseok, mientras acariciaba la cabeza de su amigo. Nadie dijo nada, todos guardaron silencio.

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Suho corría con todas sus energías hasta el hospital, por fin tenía la respuesta a las dudas que lo atormentaban, necesitaba decírselo a Lay ya, por ese mismo motivo por primera vez en su vida se escapó del colegio.

Llegó con su último aliento a las puertas del hospital, exactamente a las 3:13 pm, y mientras corría hacia la habitación de Lay, pensaba en todo lo que le diría.

Primeramente se disculparía por ser tan cabezota, por haberlo hecho pasar por un sufrimiento innecesario, y luego le pediría, no, más bien le suplicaría que regresara a su tratamiento alternativo, incluso le suplicaría al doctor Minseok si fuera necesario.

Él ya no quería seguir viendo a Lay sufrir, y prefería que se fuera sin dolor de este mundo, al menos así podría pasar sus últimos días junto a un fuerte y sano Lay. También le diría a su novio que lo amaba mucho y que ahora estaba dispuesto a aceptar el tiempo que les quedara, y ya no renegaría, aunque ese tiempo fuera poco.

Cuando llegó al cuarto abrió la puerta con su más grande sonrisa, pero la misma se le borró cuando no vio a Yixing en la cama, el cuarto estaba completamente arreglado, y sin ninguna de las cosas de su amado.

Su corazón empezó a latir más rápido y esta vez no era por la carrera que se dio hasta el lugar, era una sensación desagradable que le recorría cada centímetro de su cuerpo, advirtiéndole de lo que probablemente pasó.

Una mano se posó en su hombro, y regresó su vista inmediatamente hacia esa persona. Tao le brindó una triste sonrisa.

—¿Lay? —preguntó con la voz quebrada, y lágrimas a punto de salir de  sus ojos.

El doctor Huang negó repetidas veces. —Lo siento, él… —dudó—, llegas tarde pequeño. Él murió hace aproximadamente media hora.

Las piernas de Suho le temblaron de tal manera, que tuvo que agarrarse del marco de la puerta para no caer.

—No —susurró, su corazón haciéndose pedazos. Sí, él había ido ahí para decirle a Lay que estaba dispuesto a aceptar el tiempo que le quedara de vida, pero en definitiva no estaba preparado para que en ese mismo instante le informaran que nunca más va a volver a verlo.

—Lay no aguanto más cariño, su enfermedad estaba demasiado avanzada. —El doctor Huang puso sus manos en los hombros del chico, quien ahora tenía la mirada perdida, e inyectada en colores vivos de rojo.

Y sí, para el hospital y el resto de personas esa sería la versión, su enfermedad lo mató. Después de todo no había nada que contradijera eso.

Suho regresó la mirada al doctor Huang, quien le acarició el cabello con cariño, tratando de darle consuelo. El contrario le iba a decir algo, pero por un momento corto vio detrás del galeno y solo eso bastó para que se separara bruscamente del mayor.

—Prometiste que me avisarías —dijo con cólera a esa persona con la que en su debido tiempo se llevó bien, dio grandes zancadas hasta estar enfrente de él—. Prometiste que me llamarías si esto pasaba, para que al menos pudiera despedirme de él. ¡No lo hiciste!

—Fue repentino —Se escuchó el débil susurro del contrario, quien tenía los ojos rojos de tanto haber llorado.

—Debiste llamarme, debiste hacerlo, mentiroso, mentiroso. —Suho empezó a golpear el pecho de Chen, mientras por sus mejillas se empezaba abrir camino su dolor en forma de agua salada.

Los sollozos de Suho empezaron a ser fuertes y su aspecto más deplorable a medida que seguía llorando. Y sin poder contenerse más, dejó salir su dolor a gritos, se derrumbó a los pies de Chen, quien apretó sus puños a un costado, y las lágrimas hicieron presencia en sus ojos.

—Te amo Lay —gritó Suho—, maldita sea te amo. ¿Por qué no esperaste por mí?..., yo…, yo nunca pedí esto. —Él llevó sus manos a su corazón y las apretó en el sitio—. Si ibas a irte, debías… debías llevarte mi amor por ti también.

Los hipidos empezaron a dificultar su hablar, así como su respiración. Con el dolor que sentía en su corazón, él no podía. En su arranque de furia, desesperación y anhelo por tener a Lay nuevamente, empezó a golpear con sus puños el piso donde estaba sentado.

Ambas personas que presenciaban la escena, les dolió verlo así, sabían que era su forma de desahogarse pero no podían permitir que se hiciera más daño. Tao se agachó hasta donde estaba Suho, lo tomó entre sus brazos, evitando que se siga lastimando.

El menor se aferró a él, y ocultó su cara en el pecho del contrario, quien empezó a darle palmaditas en la espalda.

—Yo lo amo, lo amo mucho. —dijo entrecortado, y con la voz ahogada.

—Lo sé pequeño, lo sé.

Ese pasillo se convirtió en el testigo del dolor de un joven, quien acababa de perder a quien él consideraba, el amor más grande que alguna vez tendría.

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Notas finales:

Perdón cualquier error que hayan visto por ahí, pero comprendan que corregir el capi con lágrimas en los ojos no es fácil. 


Creo que nadie se esperaba lo que hice con Chen, así que me disculpo mucho por este suceso, pero era algo que tenía planeado para la historia desde un principio, las quiero mucho, y gracias por leer :)


Como prometí estoy aquí de nuevo el viernes, y este es el último capi de este año, en el otro nos veremos ya con los finales de esta historia, así que podría decirse que son las últimas lágrimas que tal vez les saque en el 2016. Mis niñas hermosas, deseo que tengan un muy lindo año viejo y nuevo, disfrútenlo con su familia, y deseo de todo corazón que el nuevo año sea lleno de bendiciones, prospero y colmado de felicidad para todas, y que logren cumplir alguna de sus metas que sea importante para su vida, vivan intensamente el próximo año mis niñas. 


Bybye. Las quiero chocolatitos. <3


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