En el capítulo anterior
Por otro lado, Shion, dejo sus pensamientos sin concluir a un lado y luego de un segundo correspondió el abrazo, rodeo la espalda de su amado y apretó con tanta fuerza, y cerro finalmente sus ojos, agradeciendo al cielo y a Tsukuyomi el Dios de la luna quien sabía que todas las noches había llorado y sufrido por el regreso de su amado.
Te amo Shion, te amo, no te vayas nunca más de mi lado… por favor esta vez quédate conmigo…—Susurro al oído Nezumi al peliblanco.
Nuevo capítulo: Cap 13
—Nezumi…—dijo Shion mientras sollozaba y con su mano izquierda se tallaba los ojos.
—¿Si? — contesto la peli azul dedicándole una pequeña sonrisa ladina, al contrario.
—Deberíamos ir a mi casa, ahí podríamos hablar mejor… aun me parece increíble todo esto…— Dijo recuperando la sensatez y el equilibrio de su cuerpo el peliblanco.
—Mmm… no lo sé… tengo cosas que pensar por mí mismo. —expreso Nezumi con cierta inquietud, también significaba un gran vuelco para toda su vida, el hecho de que Shion apareciera.
—Comprendo, yo me siento igual—Dijo con temor el peliblanco. —Pero, no quiero que te vayas, tengo… mie-e miedo… a volver a perderte—expreso entre bacilos y tintes de nerviosismo.
—Yo, te entiendo Shion… yo también tengo miedo y debes entender que como para ti fue una gran sorpresa todo esto…, has de suponer que para mí también lo fue, ¿entiendes? — Dijo el peli azul mostrando un semblante levemente serio.
—Sí, pero por ahora te lo pido, ¿podrías venir conmigo? —Dijo Shion en su último intento por retener esa noche a Nezumi.
Nezumi dio un gran suspiro— Esta bien, Shion…—Expreso dedicándole una leve sonrisa mientras se levantaba del piso y estiraba su diestra en dirección al contrario para que este pudiese levantarse.
—Perdón por ser insistente… solo no quiero perderte—Pensó el peliblanco mientras aceptaba la ayuda de la mano contraria para ponerse en pie.
Nezumi y Shion, se bajaron del escenario y continuaron su caminata por la ciudad, tomados de la mano compartiendo gran calidez, el silencio se apoderaba de ambos seres, se sentía diminutos ante la gran inmensidad que comprendía el universo, pero a la vez la atención que el uno al otro se dedicaban era tal que ambos sentían ser los únicos dos seres humanos en aquel gran y basto mundo.
-----------------------------------------------En otra parte de No.6--------------------------------------------------
Una vez terminadas las clases y luego de la gran regañada por parte de Shion hacia sus hijos, estos se dirigieron directamente a la casa, sin cruzarse media palabra en el camino hasta que lograron llegar y ya que compartían cuartos cada uno se acostó en su litera correspondiente.
—Ciel…—Dijo Sebastián que se encontraba en la litera de arriba.
—mmm…—Susurro el chico peli azul.
—Me siento mal por habernos escapado y causarle tantos problemas a Shion…—Dijo frunciendo el ceño mientras observaba el techo del cuarto.
—¿Otra vez con eso? — Dijo Ciel en un tono molesto, ya que odiaba que Sebastián solo tuviera en su boca la palabra “SHION”. —Shion aquí, Shion allá… SHION, SHION… ¿Solo eso sabes decir? — Exclamo involuntariamente ya que una vez dicho esto, se llevó rápidamente las manos a la boca y sus ojos se volvieron llenos de sorpresa. —¿Porque me comporto así?, estoy hablando como si mi padre fuese mi enemigo, pero enemigo ¿de qué? —Pensó Ciel un poco frustrado, se giró un poco y acostado de lado comenzó a seguir cuestionándose. —Sera… que involuntariamente… no, no puede ser… estoy enfermo, pensar que mi papa es mi enemigo en el… ¿Amor? Amor… no eso no puede ser, en verdad estoy sintiendo cosas por… ¿Sebastián? —Pensó para luego girar la cabeza varias veces en forma de negación. —No, no, no, no…—Exclamo.
—Ciel? — pregunto Sebastián quien se había bajado de la litera sigilosamente.
—Mmm— Musito desinteresado, saliéndose a la vez de sus pensamientos, como si estuviese soñando despierto, mas este desinterés duro muy poco debido a la conmoción que recibió debido a la repentina silueta de Sebastián que yacía enfrente suyo. —Ehhh... en qué momento, bajaste? — Dijo sorprendido mientras sus mejillas se tornaban de un color carmesí rápidamente.
—¿Justo ahora— Respondió para luego notar el carmesí en la cara Ciel? — ¿estás bien Ciel?, ¿tienes fiebre?, tus mejillas se ven rojas rojas…—Pregunto Sebastián un poco preocupado ya que todos aquellos signos, señalaba que posiblemente podría estar presentando un cuadro de fiebre.
Sebastián Extendió su mano derecha para tocar la frente de Ciel y asegurarse de si lo que tenía era fiebre y si lo era que tanto, sin embargo, al ver aquel movimiento Ciel rápidamente de forma estrepitosa y ruda quito la mano de Sebastián, para luego este mismo sorprenderse de aquel acto.
—Lo siento, solo quería saber si tenía fiebre… —Dijo Sebastián un poco descompuesto.
“Yo no quería hacer eso, Sebastián discúlpame, es tu culpa por hacer cosas innecesarias…”— Pensó Ciel, nervioso y tenso.
— No le volveré a molestar, Disculpa fue mi error— Susurro seriamente el de pelo azabache, para luego darse la vuelta.
“Sebastián…” Pensó Ciel, quien se encontraba en una especie de transe o shock por lo que dijo Sebastián. “Yo no quería, no pienses eso por favor, no, no… eres una molestia… discúlpame” —Sebastián—Dijo Ciel la única palabra que logro soltar en aquel momento dentro de ese mar de pensamientos confusos y dolorosos.
—…—Se detuvo en silencio Sebastián quien se dirigía hacia la puerta para poder salir del cuarto.
—Sebas…tian—Volvió a repetir Ciel.
—Si no va decir nada, me permite. —Dijo abriendo la puerta para salir. “¿En realidad no sé qué siente Ciel, ¿acaso me odia?, esta sensación extraña como si mi garganta se inflamara y me doliera el pecho al recordar cómo me lanzo mi mano… no lo comprendo.” Pensaba el de ojos color carmesí.
“No, ya basta de huir, aunque sea algo incomprensible aun para mí y aunque no lo termino de entender, sé que algo si es seguro, que yo siento algo por ti Sebastián Michaellis” pensó Ciel quien se lanzó de la cama y detuvo Sebastián tomándolo del brazo. —Sebastián discúlpame. — Musito el pequeño quien se moría de nervios. —No creo tener fiebre, pero, aun así, me gustaría que te aseguraras—Susurro Ciel quien tomo la diestra del contrario colocándola sobre su propia mejilla.
Sebastián lleno de impacto, observo a Ciel casi boquiabierto. —¿Ciel? — Pregunto ya que esta acción se le hacía tan inusual. —Mmm ah mm—Aclaro la voz Sebastián. —Sí, no tienes fiebre eso es bueno—Dijo serio, sin embargo, algo había cambiado en aquel semblante frio y pálido como la nieve, sus mejillas se habían llenado de un tinte rojizo casi imperceptible, su garganta se había relajado pero sus músculos cedían un poco y su pecho comenzaba a transpirar y ahí dentro de ese tormento de sentimientos su pulso comenzaba a ir más rápido y su estómago comenzaba a revolverse “Extrañamente me siento mejor, no entiendo por qué, pero por otro lado me siento extraño, confundido y no logro entender esto que siento dentro de mí, tengo interés en descubrir que es esto que siento…” pensó Sebastián.
Mmm si, es bueno—Dijo Ciel un poco más aliviado. “Mmmm que he hecho agarre a Sebastián y de paso le puse su mano sobre mi frente, estoy delirando, ¿en verdad no tengo fiebre?” pensaba nervioso y asustado por sus anteriores acciones “mmm… no, debería dejar de hacerme el tonto… yo que sé, que hasta hace un momento me sentía como una mierda cuando Sebastián se alejó de mí, jajaja estoy imbécil” sonrió levemente al darse cuenta nuevamente que la calidez que se apoderaba de su cuerpo sin permiso era debido al sentimiento nuevo y puro que sentía por Sebastián, su hermano.
Sebastián se percató de la sonrisa de hace unos segundos de Ciel. “… La boca de Ciel se curvo hasta hace un momento, que es eso, una ¿sonrisa?, ¿Porque me reconforta? De alguna forma siento que esto que algunos llaman felicidad y empatía, ya lo había experimentado antes, como si ya hubiese visto feliz a Ciel en otro momento… pero es extraño, ya esta es la primera vez que le veo así.” se preguntaba internamente el de ojos color carmín.