Anteriormente (RESUMEN):
Ciel y Sebastián habían tenido una interesante y tensa pelea la cual casi logra que Sebastián se fuera y dejara a Ciel solo en la habitación sin embargo, Ciel tomo coraje y afronto sus sentimientos paso a paso claramente.
Cap 14: Lover Boy.
Ciel estaba lleno de sentimientos habían transcurrido algunas horas 2 o 3 máximo, pero las cuales habían parecían haber sido de 2 a 3 míseros segundos, el momento cuando agarro la mano de Sebastián y la coloco sobre su mejilla, se repetía una y otra vez en su mente como si fuese una película el único problema es que no paraba de darle regresar al control de su mente. Por otro lado Sebastián se había ido a la cocina a tomar agua, miraba el techo de la cocina íngrimamente, lo pasado le había confundido, se sentía de verdad bien confundido.
— ¿Que habrá sido eso?, Ciel haciendo eso, en el poco tiempo que llevo de conocerlo esa acción no es algo que podría proveer de él. — Pensó Sebastián en su mente, mientras observaba el vaso de agua que estaba casi vacío.
— Hola…— Susurro Ciel a espaldas de Sebas.
— Heee…—Dijo Sebastián quien casi botaba al piso el vaso de vidrio por la sorpresa. —no te escuche venir…— Dijo sosteniendo el vaso sin voltear a ver a Ciel.
— Oh entiendo, jmmm— Dijo un poco incómodo Ciel.
— Mmmm… ¿Quieres algo de tomar?— Pregunto el de ojos color carmín quien se levantó estrepitosamente debido a el leve nerviosismo que cada vez iba invadiendo su estabilidad emocional que hasta hace poco era impenetrable, intocable e indomable.
— Claro está bien, quiero un vaso de agua… en realidad estoy algo sediento y por eso vine a la cocina— Dijo Ciel quien uso de excusa rápidamente la sed nocturna, cuando lo que realmente quería era otra cosa.
— Oh… ya no será que comer tantos dulces comenzó a realizar efecto y estas comenzando a presentar polidipsia—Dijo un poco más bromista Sebastián, se empezaba sentir como siempre.
— Po-Poliquexia? Polique mierdas es eso…—Dijo levemente enojado Ciel, ya que no sabía a qué se refería el otro y no quería quedar como inculto.
— Oh Poliquexia? No JAJAJA Polidipsia, si no lo sabes lo entiendo, Polidipsia es la necesidad exagerada y urgente de beber agua… Por lo general es un signo importante junto la Poliuria y la poliuria, polifagia y pérdida de peso… —Dijo Sebastián mientras habría el refrigerador y sacaba una jarra de agua fría.
— Aja y como mierdas sabes tú eso…—Dijo Ciel quien jalo la silla para sentarse.
— Pues cuando estaba en el orfanato había una especie de biblioteca, que en realidad eran unos libros empolvados y apilados en una habitación sobre medicina, y como no tenía amigos o algún pasatiempo en especial, volví ese mi pasatiempo. — Rio levemente, más que una risa de felicidad era una para disimular la situación.
— Mierda yo lo hice pensar eso, recordar algo tan triste… me siento… mal, creo. — Pensó Ciel luego de escuchar aquella breve historia. —Tú sabes tanto de mí y yo no sé nada de ti Sebastián…—Dijo Ciel quien no trato si quiera de esconder ni por un segundo las ansias por conocer a Sebastián más.
— Bueno…—Dijo Sebastián callado y girando sus ojos hacia el piso. —No creo que mi vida sea tan interesante en realidad…—Musito el pelo negro quien le entregaba el vaso con agua al peli azul.
— … Claro por supuesto…—Pensó Ciel al ver la expresión de Sebastián como si aquello lo hubiese hecho regresar a sus cabales. — Sebastián no ha tenido una vida sencilla y yo… yo estoy jodiendo con tantas preguntas, ¿qué mierdas me pasa?— pensó Ciel quien se tambaleaba un poco, y comenzaba a sudar frio poniéndose su diestra sobre su cara. —Soy un imbécil…—Susurro para luego dejar caer el vaso con agua el cual no pudo recibir ni sostener.
Sebastián al ver caer el vaso al piso como si pudiese percibir aquella escena en cámara lenta o “slow motion” Se lanzó al piso, estiro su brazo para lograr alcanzar aquel vaso de vidrio el cual logro alcanzar sin esfuerzo, era raro…, como él podría hacer eso, y en ese momento no solo él había presenciado aquella acción si no también el chico que estaba a su lado que hasta hace un momento estaba vacilando ahora se encontraba shockeado.
— Lo atrape. — Susurro sebastian, sonriendo levemente casi imperceptible, voltio a ver el rostro del chico que estaba a su lado sentado, sin embargo la expresión contraria lo hacía preguntarse ¿Qué paso?.
Sin duda Ciel no dejaba de ver al chico, ¿sería porque logro sostener el vaso?, porque talvez su ser lo dejaba tan anonadado y no trataba de esconderlo… No Ciel no era tan romántico, entonces que pasaría por la cabeza de este… Sin duda había sido aquello, los ojos de Sebastián habían cambiado por unos segundos, si habían cambiado a un rosado intenso y fugaz como si se tratase dos estrellas… pero porque, humanamente eso no era posible.
— ¿Ciel que pasa? Puedes decir por favor…—Dijo Sebastián quien había regresado a tener los ojos de color carmesí
— Mmm… no es nada, perdón no me siento bien, gracias por agarrar el vaso a tiempo, no es justo para mi padre estar comprando para que estemos bien y yo los dañe.— Dijo Ciel un poco más relajado pero aún seguía levemente pálido
— ¡Oh!, está bien tienes razón, por cierto, Shion no ha regresado aun, habrá pasado algo.
Terminando aquella frase y la puerta se abría, era Shion entrando con su característico abrigo sin embargo este se encontraba todo mojado, lo que dejaba consternados a los dos niños, pero a medida que entraba y se quitaba sus zapatos, otra figura esperaba detrás de él, ¿otra persona? Si era Nezumi su amado quien hasta hace unas horas había vuelto a ver después de más de una década, Sin embargo la existencia de este tipo protagonista, los chicos solo la reconocían como el tipo que los llevo aquel día a la escuela luego de que los encontrara en el bosque o eso se creía.
— ¿Padre?— Pregunto Ciel.
— ¿Sr… mm Padre? Esta todo mojado— Dijo Sebastián quien corrió por un par de toallas limpias.
— ¿Y este? Que hace aquí Padre. — Exclamo el menor de pelo azul para luego dirigirse a Nezumi, quien reconocía de aquella vez. —Y tú qué haces aquí, ¿se conocen? O simplemente viniste a quemarnos con mi padre.
— Disculpa llegar tan noche y de paso con alguien que no conoces… Ciel, él es Nezumi…— Dijo Señalándolo sonriendo amablemente y radiante como siempre… o tal vez no era como siempre si no con alguna chispa diferente.
— Nezumi…—Repitió muy bajo el menor. En aquel momento un Flash back vino a su mente, aquel momento que se encontraba escondido escuchando la conversación que tenía Shion con su abuela, y mencionaba que amaba y jamás había olvidado a un tal Nezumi que posiblemente se trataba de su padre. —Tu… tu eres Nezumi— volvió a susurrar.
— Si soy Nezumi, Mucho gusto Ciel.— Dijo el mayor de cabello azul quien se echaba el cabello hacia atrás y observaba al menor, mientras pensaba ’’ así que él es mi hijo… si es que aun puedo llamarle así’’
— Tengan— Llego Sebastián con un par de toallas para cada uno entregándosela a Shion y posteriormente a Nezumi.
— Muchas gracias mi pequeño hijo.— Dijo Shion quien abrazo a su pequeño y le dio un beso en la cabeza
— ¿Hijo? ¿Tienes otro hijo? — Pregunto confundido Nezumi a Shion, ’’ Bueno es cierto han pasado muchísimos años, entiendo que pueden pasar muchas cosas en ese tiempo’’ pensó Nezumi.
— Jejeje Sí que puedo decir— Sonrió amablemente mientras se acerba abrazar a su otro hijo. —Discúlpame por mojarte— Dijo para luego besar en la frente a su pequeño Ciel.
— Ya veo, ambos son muy guapos pero pensé que eran amigos— Dijo levemente sonrojado ya que sin mal no recordaba había visto en ambos una chispa en el bosque y no necesariamente de hermandad.
— ¿Los conoces? Pregunto porque hablas como si ya los hubieses visto. — Pregunto el peli blanco quien se secaba su cuerpo con la toalla.
— He… podría decirse que sí. — Dijo quien había prometido no delatar a los chicos. —Pero fue por casualidad. —
— Ohh.. ya veo, bueno ¿tienen hambre?, compre algunas cosas, voy a prepararlas y luego podemos sentarnos a comer juntos.
— Vale Padre…—Dijo Sebastián.
— Por mi está bien— Dijo Nezumi quien se rascaba la cabeza y la vergüenza invadía un poco su rostro.
— Lo mismo digo—Dijo Ciel quien dio la vuelta y camino hasta su cuarto.
Ciel siguió caminando hasta llegar a su cuarto, seguido de Sebastián, sin embargo al Ciel llegar cayo de rodillas al piso y las lágrimas comenzaron a caer por sus ojos, voltio a ver a Sebastián que estaba detrás de él, Siendo este el que se sorprendiera ahora por Ciel, verlo llorar tan desconsoladamente pero a la vez silenciosamente le partía el alma. ¿Le partía el alma? Un sentimiento así era doloroso, ahora se preguntaba si realmente quería tener estos sentimientos un poco sofocantes.