Los pasos resonaban por ese lúgubre lugar, Konan caminaba con seguridad hacia la puerta donde sabía encontraría a Neji, detrás de ella venían Hidan e Itachi.
Su labio estaba roto gracias a la golpiza que Itachi les dio, si bien no había sido tan fuerte, Hidan se había llevado la peor parte, tener un brazo dislocado y un ojo morado era suficiente.
Konan abrió la puerta y los Betas que estaban dentro se levantaron asustados al verla.
—¡Comienza a explicarte!
—Perdimos a tres Omegas pero no sabemos cómo escapó el tercero —dijo Neji, aun recordaba que en la mañana siguiente al rapto de los otros dos Omegas, se había follado bien bonito al Omega pelirrojo—. Simplemente desapareció, no se activó ninguna alarma.
—Mierda —dijo enojada.
—El Alfa —dijo rápido Itachi—. ¿Dónde está? —dijo refiriéndose a Sasuke.
—Se largó con los Omegas, no hemos podido localizarlos pero mis hombres ya están infiltrados en los hospitales, uno de ellos iba herido.
—Bien —dijo Konan—, no quiero perder a esos cachorros…
—K-Konan —tartamudeó Neji.
—¿¡Ahora que mierda!? —dijo ella.
—¿Cachorros? —preguntó Itachi a Konan pero esta lo ignoró.
—¡¡Los hayamos!! —gritó un Beta distrayendo toda la atención.
—Bien, búsquenlos y tráiganmelos…
—Konan —volvió a llamar Neji—, necesito hablar contigo…
Itachi arrugó el ceño, todavía no se le borraba la palabra “cachorros” de la mente, ¿quién demonios había tenido cachorros? Cuando vio a Konan y Neji alejarse quiso ir tras ellos pero la mirada matadora que Konan le dio lo dejó quieto por un rato.
—A ti te interesa tu hermano, ve con los demás. Hidan acompáñalos.
—Como quieras.
Hidan comenzó a jalarlo pero su Alfa gruñó ¿qué demonios estaba pasando que él no sabía?
Sin embargo era verdad, le importaba más Sasuke… bueno no tan así, le importaba más lo que Sasuke se había llevado y ese era Naruto…
Tenía que hallarlo a como diera lugar.
Sacó una pequeña foto ya muy vieja y gastada, en la que se miraba a un rubio amordazado y llorando.
—Minato —dijo recordando su pasado y acariciándola suavemente.
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—Esos cachorros nunca vieron la luz Konan, pensé que la doctora te lo había notificado.
—…
—Por eso no te dije nada, pero él perdió a los cachorros.
—Maldita mujer —rabió.
—¿Qué vas a hacer?
—Llévame a su maldita casa.
Neji asintió y salieron del zoo para ir a la casa de la doctora, él sabía que Konan iba a armar un gran escándalo y pobre del que se cruzara en su camino. Cuando llegaron Konan agarró sus pistolas y les puso silenciador.
El también salió y estuvo guardando la espalda de Konan, cuando entraron a la casa fue cuestión de minutos para hallar a la doctora y esta al verlos gritó asustada.
Iba a agarrar el teléfono para llamar a emergencias pero Konan le disparó en la mano y la mujer gritó con dolor.
—Agárrala —le dijo a Neji.
Este se acercó y la agarró poniéndola en el suelo, la mujer trataba de zafarse, estaba desesperada y su mano sangraba.
—Te lo dije… Te dije que te mataría si esos cachorros morían.
—F-fue inevitable —gritó la mujer.
—¡Cállate! —le dio un golpe en la cara.
—P-por favor…
—Soy mujer de palabra.
Neji se apartó un poco, no quería llenarse de la sangre de la mujer cuando Konan le disparara, cosa que pasó rápidamente, a Neji siempre le sorprendía cómo alguien podía quitar la vida de otro tan fácilmente.
Si bien él era malo… nunca había matado a alguien, quizás herido…
Los ojos llenos de frialdad de Konan le ponían los pelos de punta, dejó caer a la mujer y esta comenzó a desangrarse en el suelo pero el permaneció serio, nunca en la vida había permitido dejar ver sus sentimientos.
—Bien, vamos al hospital a recuperar lo que es mío.
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—¡Sasuke hay que irnos! —gritó Shino—. Están aquí. ¡Los muy malditos están aquí!
Sasuke se levantó de la camilla y su Alfa rugió al ver a su rubio ahí, tenía que protegerlo, proteger y proteger.
—Naruto, levántate —lo movió un poco y el rubio abrió sus ojitos sonriendo al ver a Sasuke. ¿Por qué era tan guapo?
—¿Qué pasa?…
—Tenemos que irnos, vamos bonito agárrate de mí.
No faltó mucho para que Naruto se asustara, olió la preocupación de su Alfa y eso lo puso inquieto. Dejó que Sasuke lo cargara y se agarró firmemente de él, salieron del cuarto y vio como Kiba iba corriendo tras Shino.
De otro cuarto salió Sai con solo los pantalones puestos, dejando ver la venda que cubría su herida, agarró su pistola y Naruto se asustó más.
—Les dije que nos fuéramos —rugió Sai.
—¡No me rugas! —demandó Sasuke y ambos se miraron casi con odio.
Sai retiró la mirada, no quería pelear con Sasuke, por muy idiota que fuera. Cargó su pistola y vio hacia todos lados.
—Vámonos…
Se puso su camisa pero no la abotonó simplemente la dejo ahí, siguió viendo para todas lados hasta que vio a dos tipos entrar rápido, aunque estaban vestidos de enfermeros pudo divisar las armas.
Sasuke también los vio y odió no estar a su máxima capacidad, tener a Naruto ahí lo limitaba tanto, no quería dejarlo solo para pelear porque podría distraerse y sin que él se diera cuenta atacarían a su rubio y ese no era el plan.
—No creo que sean los únicos… Tenemos que irnos rápido.
Cuando los enfermeros los vieron y se acercaron a ellos, Sai levantó su arma y Sasuke enseñó su colmillos pero no fue necesario hacer nada, ya que Shino apareció atrás de ellos y le dio un golpe a uno, dejándolo inconsciente mientras que el pequeño Omega de Shino agarró un florero y golpeó la cabeza del otro con fuerza.
Sai pudo haberse reído al ver la reacción del Omega, quien había pegado un chillido diciendo:
—¡Lo maté! ¡¡Ahhh!! ¡¡¡Lo maté!!!
—Mírame —dijo Shino agarrando suavemente su cara—, no lo mataste.
Naruto se despegó de Sasuke y vio a su amigo.
—¡Eres tan fuerte! —dijo Caruto impresionado y Sasuke sonrió enternecido.
—Bien… perdón por interrumpir esta adorable escena pero hay que irnos, ¡ya!
Sai tomó la delantera y no vio nada fuera de lo normal pero Sasuke divisó a Hidan y recordó todo lo que ese Alfa le había hecho, quiso ir hasta él y reventarle la cara para demostrarle quién era más Alfa pero Sai salió rápido del lugar y él tuvo que contenerse al tener a su rubio en brazos.
Salió siguiendo a Sai y vio que todos se habían subido en una ambulancia. Tuvo que subir atrás y dejar a Naruto ahí, para luego ir al asiento del copiloto.
—¿En qué demonios piensas? —preguntó Sasuke.
—Quiero pasar desapercibido —dijo Sai con una mueca de “Daaah” en la cara—. ¡Es una ambulancia carajo! ¿Quién buscaría o pensaría que vamos en una ambulancia?
Sai no esperó una respuesta y comenzó a manejar, encendió la sirena y los carros comenzaron a apartarse dejándoles la vía libre para así escapar más rápido de ahí.
Sasuke tuvo que morderse la lengua.
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—Bien, ya pueden respirar con calma —mencionó Sai divertido, respirando como loco.
Todos estaban de la misma manera, habían tenido que pegar la carrera por todo el aeropuerto para irse de ahí de una vez por todas, dejando la ambulancia aventada por ahí.
Todos estaban en sus asientos y respiraban agitados, Sasuke se carcajeó seguido de Shino y Sai, ambos chocaron los puños felices.
A veces en su trabajo se corrían riesgos, pero eso no evitaba que estuvieran felices por salir libres de una mafia.
Los Omegas los vieron extrañados pero también sonrieron y se abrazaron delicadamente, nada que ver con la forma brusca que los Alfas tenían.
Se acomodaron mejor y trataron de tranquilizarse pero la adrenalina los tenía acelerados.
Cuando la noche cayó, todos se dispusieron a dormir, sin llamar mucho la atención Sasuke agarró suavemente a Naruto, sacándolo de su asiento y poniéndolo encima de él, le mataba no sentirlo cerca. Naruto se sonrojó al verse en el regazo de Sasuke.
Sasuke acarició suavemente su mejilla roja y caliente mientras que el rubio no pudo evitar buscar más contacto con el suave toque.
Sasuke lo acomodó mejor en su pecho y pudo oler el aroma de su Omega, se acomodó para dormir y Naruto igual, cerró los ojos agarrando la camisa de Sasuke entre sus manos.
Los brazos de Sasuke lo rodearon confortándolo y sus suaves latidos fueron su nana para poder dormir.
Sai miró todo desde lejos, sintió un poco de rabia pero se calmó, agarró su celular y siguió viendo información de Akatsuki, si bien había dado un poco de información a la policía, él tenía mucha más información que no iba a compartir con ellos.
Oh, claro que no…
Sonrió de lado al ver la cara de Orochimaru en las fotos, esa maldita serpiente tenía los días contados y Sai estaba orgulloso de ello, se había infiltrado en la base de datos de Akatsuki y poco a poco supo sus bajas.
Ya había sido suficiente de actuar como el bueno, ya era hora de regresar a ser el de siempre.
Oh si... una persona mala.