Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No puedo dormir por SweetCupcake

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

Pov. Allen.

 

¡No había llorado tanto para que se me irritaran los ojos de esa manera! Sin embargo quedaron de tal forma así, dos bultos palpitantes atrapados en mis cuencas con los cuales solo podía entre abrir lo suficiente para asomar a ver la sonrisa complacida de mi compañero de cuarto, entre eso nada prefería ocultar el rostro tras mis palmas abiertas, fingir jaqueca era suficiente escusa para para poder evadirme.

No sé porqué me sentía así, no era como si las cosas hubieran resultado en una catástrofe - pudo haber pasado - pero ahí estaba rogando lastimeramente que dejara de hacer aquello.

De sonreír como si realmente nada importara.

Puesto estamos, mi aspecto y el resultado de haber llorando aun si me prometí miles de veces no volver a hacerlo no me dejaban opción de volver a la cafetería puesto que allí habían muchas probabilidades de encontrarme con Lenalee. Sería atacado por todos por preguntas como "¿Qué pasó?", no era esa lo que verdaderamente me preocupaba, siempre fui capaz de imitar una sonrisa y fingir tranquilidad en la situaciones más adversas, esta vez desde lo más hondo de mi corazón algo me decía que era totalmente incapaz de hacer tal normalizado número para mí, es decir, no podría mentirle a nadie... ni estaba preparado mentalmente para responder cada pequeña incógnita de los demás ¿Cómo podía explicarlo, sin que se malentendiera?

Levantaría las manos en lato y diría - "No estamos peleados, no nos hemos peleado, Lavi y yo estamos bien... lo juro" - Esa sería la versión corta, la versión segura, quitando cualquier detalle vergonzoso y nadie más diría nada... de no ser por Lenalee, a ella sí que le debía una explicación conjunto con una gran disculpa por haberla evitado toda la mañana porque no quería que sacara ninguna conclusión equivocada, seguramente con el labio torcido hacia bajo y los brazos en jarra me miraría duramente. - "No te creo nada, Allen, eso mismo me has dicho todo este tiempo ¡es que acaso no somos amigos! ¿No confías en nosotros?"

De tan solo imaginármelo me puse pálido, ella tenía razón, era mi culpa por haber usado hasta el cansancio esa misma escusa ¡solo que ahora era verdad! De verdad, nunca pensé que llegaría el día donde mis palabras se hagan realidad. Hasta mi me era difícil de creer que mi relación con Lavi nunca volvería a ser la misma... por todo eso, y por mi aspecto de haber estado llorando durante horas concluí que debería de esconderme para el resto del día, o al menos... no presentarme de regreso con Lavi, lo más seguro es que soltaría algo estúpido sobre lo que acaba de pasar generando aún más confusión, tenía ese talento natural de irritar a las personas y sacar las cosas de contexto...

Lenalee está un poco loca, como su hermano aunque lo niegue, se le pueden cruzar los cables e intentar tomar la justicia por su mano con su propio lema "nadie hace daño a mis amigos, ni si quiera a lo amigos de mis amigos." Ya había visto un par de veces como le había asestado una buena patada a Lavi cuando se lo merecía, no importaba cuan cercanos sean ambos. Otra veces siento lástima por él.

Me reí al darme cuenta que de alguna forma u otra Lavi siempre acaba golpeado.  ¿De qué te ries solo, Moyashi?  Levanté mi rostro el cual aun escondía del exterior para percatarme que Lavi me tendía la mano para levantarme del suelo.

 Ah... de nada.  Respondo algo tímido, me incorporé por mi propia antes de volver a llegar a un nuevo contacto con él... entonces antes de advertirle que no le diga a nadie lo que acababa de ocurrir por decimocuarta vez me pregunto ¿De verdad iban a estar bien las cosas a partir de ahora con mi compañero de cuarto? Personalmente, ni yo me lo creo.

Gracias a que mi mente aún estaba asimilándolo todo las tortuosas clases de la tarde se fueron en un suspiro. Mi estómago estaba tan cerrado que ni una pequeña ingesta de azúcar era suficiente para calmarme, dolía. Ese extraño cosquilleo se quedó atascado ahí por días y días, hasta el punto de preguntarme si acaso estaba enfermo. 

Me había vuelto algo paranoico ¿Y si era todo un engaño? De tan solo imaginarme que a la mañana siguiente amanecería - eso, si lograba dormir - con medio mundo riendo y señalándome con el dedo por ser marica, mis días a partir de ahí estarían contados. Tal vez Cross quiera volver a enviarme a otro colegio... La verdad nada de eso me preocupaba tanto como volver a decepcionar a Mana. Sería incapaz de volver a mirar a mi padre sin que se me caiga la cara de vergüenza.

Me miré a espejo del baño por un largo rato preguntándome como Lavi había logrado penetrar tras esta máscara hasta el punto de saber que también me atraen otros chicos... Si era cierto que hacía rato se había dado cuenta, entonces también sería estúpido el no haber hablado a estas alturas... con esa gran fama de bocasas que se había generado. Tenía que dejar de atormentarme con ello... lo hecho, hecho está y en el peor de los casos, evitaría a toda costa contacto conmigo -no era como si antes lo hubiera, pero recuerdo que una vez me tocó el pelo inesperadamente por detrás alegando que nunca antes había visto un albino, que el creía que eran personas creepy que ni les podía la luz de sol o si no se quemaban. Yo estaba recogiendo algunas hojas para mi trabajo de biología.

– Los albinos no somos vampiros. – Le dije algo apartando con educación su mano. Lavi me ignoró volviendo otra vez a la carga para enterrar sus manos en mi pelo. 

– También pensé que sería como el pelo de un viejo, cubierto de canas y áspero... Pero tu pelo increíblemente suave. 

– Eh, gracias... por favor. Deja mi pelo. – Estaba comenzando a ponerme nervioso. Estaba muy cerca, pasando los dedos por las hebras de mi cabello, incluso probando diferentes peinado, y comentado cual me quedaría mejor... mientras yo estaba EXTRAÑAMENTE ATERRADO, porque pensaba que a Lavi yo le caía muy mal y de la nada salía  toquetearme la cabeza. – ¿Por qué eres albino?

– Eso es... información confidencial. – Desvié la mirada para el otro lado sudando frío.

– Jum... – Entrecerró los ojos para anda complacido con mi contestación. Soltó al fin mi pelo y me amenazó señalándome con el dedo...– ¡No proboques la curiosidad de un Bookman, tarde o temprano me enteraré! 

¿Cómo se atreve...? Parpadeé, la situación era hilarante... – ¿Qué le pasa a ese tio? La próxima vez le pediré a Tim que le muerda el dedo. – Dije con una sonrisa sádica.

Cualquiera al lado de él, sabría que desconoce la "palabra espacio personal" y muchas situaciones así de raras y porque sí se dieron en todo este tiempo, quizás ni siquiera debería de estar sorprendido con todo lo que está pasando ahora... Si ahora que estaba al tanto de mi homosexualidad, se controlaría un poco ¿no? Sería un alivio... 

 

No sabía cuan equivocado estaba en realidad.

 

 

-I-cant-sleep-

 

 

Cuando me dijo que hagamos "Borrón y cuenta nueva" con gran soltura nunca pensé que llegaría a referirse a "otra cosa" con solucionar los problemas. Tomó de improvisto esa misma noche cuando regresé al cuarto después de una buena ducha. 

Pestañeé repetidas veces mientras me secaba el pelo con una toalla y esperé aproximadamente un minuto a que me dijera que era broma. No lo era. – ¿Qué...? – Bueno, se trataba de una invitación simple pero dada la situación, realmente era un mal momento... definitivamente NO era una buena idea.

Lavi también parpadeó ESA sonrisita, sospechosamente "amistoso". – ¿Por favor?

– ¡No! - Grité al fin, aterrado.

– ¿Por qué no? – Se vio infantilmente dolido.

– ¡Porque no! – Reiteré. Aun si él era "así" por naturaleza, aun si él era de tomárselo todo a la ligera... su propuesta era incoherentemente estúpida, para el caso. – ¡Simplemente no, no voy a dormir contigo, en la misma cama, simplemente no, Lavi, no!

– ¡No le encuentro lo malo! Además, no quiero que Timcanpy me odie...

– ¡Está todo mal! Y que Tim te odie es tu culpa. – Tim se giró molesto, aún guardándole recelo por lo de esta tarde. Respiré analizándolo bien, no parecía querer entrar en razón, es más, daba la sensación de haber perdido un tornillo, e intenté calmarme también. Lo miré, él estaba sentado en mi cama tal y como la noche anterior, y eso no me traía un decente recuerdo a la cabeza, lo cual reafirmaba porque Lavi estaba tan mal. – Lavi, ponte un poco en serio, aunque sea solo por una vez. – Se cruzó de brazos con la mirada en el limbo.

– ¿Te puedo...?

– No.

– ¿Y si..?

– No.

– Jmh... – Entrecerró los ojos, siempre hacía eso cuando maquinaba cosas extrañas en su cabeza a las cual era mejor no preguntar. Si dijera que lo peor de todo esto es que su manera de discutir conmigo me parecía tan tierna que llevaba las de perder... como cuando una animalito te pide con sus ojos un trozo de tu comida... Y ya saben que para mi la comida es sagrada. – Está bien, no tienes porqué estar asustado... no es como si tuviera alguna intención secreta o algo así, seguramente te has dado cuenta que a mi no me atraen las bananas. – Y comenzó a reírse como un idiota sintiéndose el tipo "más graciosillo del mundo"

Mantuve un pequeño tic en el ojo. – Otra vez... ¡No estoy asustado! – De verdad que ahora entiendo a la perfección por qué muchos sienten frustración con Lavi a tal grado de querer golpearlo. Me sentí un poco vacilado, así que le contesté siguiéndole la corriente a ver si se asustaba un poco. – Muy bien, tú no ¿pero y qué tal si soy yo el que te hace algo a ti en la noche?

Se llevó la mano a la boca en una reacción exagerada. – ¡Oh...! ¿en serio? ¿Y qué me haría usted, señor Walker? - Me sonrojé entre avergonzado y enfadado porque no esperaba esa reacción aun si era evidente, soy un idiota.

– ¡Qué te importa!

– Me importa, obvio, se trata de mi castidad. – Bien, lo único que acabo de hacer es alimentar su ego narcisista que florece cada vez que está cerca de cualquier chica.

– ¡O-olvida lo que acabo de decir! No pienso dormir contigo. – Tomé mi almohada dispuesto a emigrar a un lugar muy lejos de aquí.

– ¡Moyashi espera! – Me tomó de la ropa jalándome hacia atrás, tuve que trastabillar para no perder el equilibrio, lo miré de soslayo en la postura comprometida que había tomado para poder retenerme a tiempo, en cuatro al borde de la cama. Me maldije por el acelerón que tomó mi corazón otra vez, llenándome de insanos pensamientos dudando un poco de mi propia estabilidad, menos aún si la ropa que suele usar Lavi, con esos cuellos tan abiertos - incluso en pleno invierno - que dejaban poco a la imaginación se veían el doble de provocadores desde esta perspectiva, y luego estaba aun ese mordisco mío. – No fue tan malo ¿verdad? Quiero decir... ambos pudimos dormir bien ¿verdad? – Definitivamente no podía aclararle que la erección que tuve en la mañana no fue la única. Tragué saliva, porque él continuaba hablando lindo. – Ya sé que es una locura, pero no es como si vayamos a dormir abrazaditos el uno al lado de otro... solo sé que ¡funcionó! ¿no? En todo caso... quién me va a asegurar que no te levantarás a horas intempestivas de la noche para arrasar con la comida escondida cutremente bajo el concepto colchón, o que no te agitaras en la cama hasta el punto que la misma niña del exorcista podría envidiar...

– ¡Vale ya lo entendí!

Lavo se rió con suavidad ante mi cara de circunstancias. – Hacer que duermas bien es lo único que ahora importa. No me arrepiento de haberte tomado por banda... de hecho, creo podría volver ha hacerlo, una y otra vez. – Sonaba tan sensato... esbozando una una sonrisa tan sensual. – Yo confío en ti ¿tú confías en mí?

– Lavi... – Cada palabra, cada gesto... a diferencia del estado desesperante de antes, al borde de querer tirarlo por la ventana ahora solo me robaba el aliento.

Lavi es increíble... eso pensé.

- Esta bien si me dices que no. - Me soltó sentándose correctamente en la cama, bajando la cabeza apenado. - Lo entenderé...

– Lavi... yo... – ¿Qué hago? mi corazón está latiendo tan acelerado, me ganas de decirle que sí, es más, tenía ganas de mimarlo como un cachorrito. Me quedé en silencio aun si me miraba esperando alguna respuesta.

– Pero si me dices que no, no me quedará más remedio que volver a atarte. – Se levantó de golpe con una sombra cubriendo su rostro y una mirada siniestra mientras sostenía entre sus manos la susodicha corbata con la cual antes me había maniatado.

– ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡ALÉJATE DE MI PSICÓPATA! – Le arrogué al pobre Tim y la toalla que le dieron de lleno en la cara. Se lo quitó con una venita en la frente, iba REALMENTE en serio con eso de dormir juntos. Socorro.

– ¡MOYASHI, NO HUYAS!

– ¡NO! – Todo fue tan rápido después, tropecé con uno de esos tanto libros desparramado por el suelo y pensé que él se lanzaría encima de mi cual luchador libre, así que ya que ni Timcampy ni la triste toalla fueron afectivos, tomé el mismo libro que me lanzó al suelo y se lo aventé también, a ver si de una vez comprendía que yo también iba muy en serio con de no querer estar demasiado cerca de él, estaba vez lo esquivó pero con ese poco de tiempo que conseguí ganar volví a levantarme, ni loco quería perder lo que me quedaba de dignidad ahí mismo, suficiente había sido hasta ahora. Cuando estaba a punto de tocar el pomo, la puerta se abrió sola -bendita puerta adivina - solo que la persona que se asomo a ella no era de muy grata bienvenida. 

– ¿¡POR QUÉ COÑO GRITAIS!? - Era Kanda, por supuesto, con un cabreo monumental -como siempre- pero esta vez multiplicado por dos, lo cual podía llegar a ser peligroso... , y no me extraña que con todo el jaleo que habíamos armado haya salido de ese agujero negro que tiene por habitación llena de intimidantes Katanas en la pared, hasta aquí uno se pregunta cuan legal era la política de Black Order para dejar a sus alumnos portar armas perfectas para el homicidio, desde luego el dinero debía mover montañas.  A mi cuerpo y cerebro no se le había ocurrido momento más oportuno de paralizarse, aunque solo sea por un segundo que duró replantearme como de dura sería mi vida si esa estúpida conversación, compuesta de revelaciones no gratas como mi identidad sexual y un largo de etcétera, había atravesado esas paredes de papel, convirtiéndose en información pública. Todo eso, repito, pensé en ese aquel segundo que pareció un minuto en mis recuerdos, todo ocurrió muy rápido mientras intentaba cruzar la puerta con Lavi detrás de mi, avisándole apresurado a Kanda que me retuviera mientras escapaba. Kanda Yu con cara de tener un palo metido por el... levantó su puño en dirección a mi cara y todo se volvió oscuro.

.

.

.

Estaba demasiado adolorido y mareado por el fuerte olor a hierro para ser consciente de lo patético que era la situación. Poco a poco fui percibiendo unas voces, era tan molesto como la sensación de que me habían desplazado el tabique nasal hacia un lado de forma poco decorosa, mientras un sabor metálico se había instalado en mi boca escurriéndose por mi garganta, me obligó a despertarme, muy encontrar de mi voluntad.

– ¡Pero Yu... No tenías porqué golpearlo en la cara!

– Ch. Tú me dijiste que lo detenga y eso hice conejo estúpido.

– Podrías haber utilizado un método más ortodoxo..

– ¿Qué mierda es "ortodoxo"? ¡A mi no me hables con raras! – Lavi suspiró. Cierto, la inteligencia en Kanda no era su fuerte, aunque tampoco, lo que más me chirriaba era el mismo hecho de que Lavi fuera capaz de emplear la palabra "ortodoxo" cuando él mismo hablaba sobre "atar" a las personas como si fuera pan de cada día. Con este lúcido pensamiento en mente y el terrible olor a hierro atorándose por toda mis cosas nasales preferí dormir para siempre. En cambio, parpadeé un par de veces asimilando la luz de la lámpara, dislumbrado el escenario en el cual estaba presente.

 – ¿Pero qué ha...? – La pregunta quedó medias, flotando en aire mientras asimilaba un par ideas más como el hecho estar con mi cabeza en el regazo de Lavi, mientras sujetaba el hielo contra mi cara. ¿Cuánto rato llevaba así? Con más razón intenté incorporarme, llamando la atención de todos los presentes.

– ¡Allen! – Exclamó Alma preocupado quién se hallaba a mi lado, poniendo ambas contra mis hombro para que volviera a tumbarme. En cambio no pude desviar la mirada llena de odio sobre ese infeliz de Kanda que posaba contra el marco de la puerta tan tranquilo e indiferente.

–Ch, menudo debilucho, caer por un simple golpecito. – Murmuró mirándome por encima del hombro.

– ¡Bakanda, desgraciado... Te voy a partir las piernas! – Mientras mi paciencia rebosaba su límite, formé una de mis sonrisas más macabras para nada dispuesto a que entre todo los idiotas que tuve el honor de conocer a lo largo de mi vida, sea Kanda quien me pisoteé. Por el rabillo de ojo me pareció percibir a Lavi y Alma pálidos, uniéndose en abrazo mientras murmuraban "que miedo".

– Inténtalo si puedes, Moyashi. – El estúpido Golem de Kanda comenzó a pegarle empujar a Tim en busca de pelea. Tan provocativo como el ridículo de su dueño.

– ¡Es Allen! – Se puso en postura defensiva cuando dejé el suelo directo a golpearlo hasta desfigurarle esa "bonita" cara y de paso dejarlo calvo y vender a las peluquerías su pelo negro por un buen dinero. Todo esto sin importarme que unos goterones de sangre me bañarse la boca y parte del mentón.

– ¡Allen para, te sangra la nariz... ! – Exclamó Lavi interponiéndose entre nosotros, puso una mano contra mi pecho y me suplicó con su mirada verde, por alguna extraña razón no pude contradecirle, por muchas ganas que tuviera de masacrar a Kanda finalmente le eché que para... luego se dirigió a Kanda. – Yu de verdad te has pasado, no te pido que te disculpes solo déjalo por hoy...

Kanda lo miró vacilante por un momento, parecía con ganas de más guerra pero solo volvió a chistar molestamente como siempre. – Paso de perder el tiempo con vosotros... –Probablemente haya desistido a meterse en problemas debido al riesgo que podría correr su título como capitán de Kendo, o alguna otra cosa por el estilo que implique salir perjudicado, de lo contrario tranquilamente podríamos habernos aniquilado allí mismo. Lo mismo iba para mí.

Alma suspiró aliviado. – Pensé que iba romperte también a ti la nariz, Lavi...

– Ganas no le faltaron. – Se rió como si no pasara nada, cuando era él quien más aletargado estaba por la pelea. Invitó amablemente a Alma - lo regañaba por haberme molestado y me decía que cualquier cosas era todo oído desde la otra habitación - literal - mientras tanto me limpié la nariz como pude sintiéndome ridículo por perder nuevamente ante las provocaciones de Kanda.

No quería que las cosas acabarán de esa manera, me sentía demasiado incómodo ante la presencia de Lavi, pero si había algo que había aprendido durante todo ese tiempo de convivencia con él, era que lo mejor era simplemente dejarse llevar por lo que ocurriera. Y no pensar demasiado, no buscar un porqué... Al fin al cabo, era como si Lavi estuviera dispuesto a aceptarme mejor de lo que yo pudiera tomarme a mi mismo. Esa forma de tomarlo todo con humor para apaciguar la tensión en el ambiente era en cierta forma admirable. No entendía porque, a pesar de todo, a pesar de estar aún nervioso podía respirar tranquilidad y comodidad por su parte.

Estaba claro, Lavi había bajado sus barreras, el problema era si yo estaba dispuesto a dejarlo cruzar esa línea, la única persona en ese puesto había sido Mana y ni él había sido tan bueno a la hora de intentar cavar en mi interior.

Sí, Lavi parecía tener una hazaña magnífica.

Después de disculparse una y otra vez en nombre de ese idiota del flequillo recto, Alma se despidió. Y el silencio envolvió el cuarto. Me senté en la cama, haciendo un bollo con todas las mantas y las sábanas para evitar cualquier tipo de contacto visual incómodo, de paso también encontré a Tim enredado entre la mismas... tampoco parecía ser su día, secuestrado y arrojado como arma defensiva. Me puse ansioso al no escuchar ni un sonido, no había ni un solo movimiento de su parte lo cual me extrañó de sobre manera, incluso me vi tentado de asomar la cabeza para espiarlo un poco cuando apagó las luces, hasta que al fin habló tomándome de desprovisto. – Moyashi ¿estas bien?

– Es A-

Otra vez, me interrumpí al sentir las palmaditas de su mano sobre mi cabeza. Fue un tonto sobresalto. – Hablamos mañana, si quieres. – Eso fue muy... empático ¿desde cuando respetaba la privacidad de los demás? Ahí estaba de nuevo, esa contradicción en su forma de ser, no tenía porque preocuparse por mi, ni hablar de forma suave, tan amablemente...

Podría traer nefastas consecuencias para mi corazón, soy tan débil ante las personas que se comportan dulcemente conmigo... Como Mana, o como Tiky Mikk.

– ¡Lavi... ! – Me destapé la cabeza, para encontrarlo hundiéndose en su propia cama, dándome la espalda. Él giró su cabeza a la espera de lo que tenga que decir. – Tú... – Otra vez, no me salía exactamente las palabras, no quería sonar tímido ni asustado, era mucho más que eso. – ¿Hablabas en serio?

Lavi mantuvo su rostro serio, sin interrupciones, sin risitas burlescas, solo pendiente a mí y lo que tenía que decir ¿sería muy tarde volver a ello, una vez más? – Sobre lo de dormir... juntos. ¿Hablabas en serio?

– Si te dijera que sí ¿Que harías? - Fruncí mi labios hacia abajo, por el inevitable sonrojo en mis mejillas e intentando mandar a callar mi corazón traicionero. Espero haber girado a tiempo la cabeza para que Lavi no se diera cuenta otra vez... De todas está debilidad de mi persona. – Cuando es obvio que lo detestas... No debí haber insistido tanto, lo siento.

- ¡No lo detesto! – Le interrumpí, no pude regular mi voz que impactó a Lavi. – No lo detesto... solo... no entiendo porque precisamente tú llegaría tan lejos como para dormir en la misma cama conmigo. Eso es tan idiota.

– ¡Jajajaja...!

– ¡No te rías, estoy hablando en serio!

– Panda siempre me ha dicho que no soy racional, que actuó antes de pensar... Supongo que tiene razón. - Mientras hablaba, posó la cabeza sobre su mano y me dedicó una muy dulce sonrisa la cual no pude dejar de admirar por buen largo rato perdiendo toda noción del tiempo. – Si me preguntas... No lo sé, pero me gustaría volver reír contigo, sin preocupaciones.

– ... – Eso último no lo esperaba... Un cálido calor invadió todo mi pecho, poco a poco fui aterrizando mi cabeza sobre la almohada cerrando con fuerza los ojos intentando calmar mi sentir aún con las rodillas hincadas en el colchón. Pensando por ejemplo, cada vez que Cross me quemaba con su cigarrillo como si fuera otra gracia cualquiera, el mismo disgusto me ayudó a recuperar la compostura... Aunque los efectos no durarían mucho gracias a que Lavi era muy ocurrente todo lo que hacía, sus efectos volvería a enardecerme. – Qué raro eres... 

– ¿Tan raro soy?

– El chico más raro y tonto que jamás haya conocido... 

– Gracias.

– No era un cumplido. – Cerré los ojos mientras hablaba con voz tranquila, se sentía bien escuchar su voz tan alegra y calmada también. No sé en qué momento tomó la libre invitación, pero cuando sentí un tirón de mis mantas un pequeño aire que entraba por atrás me di cuenta que Lavi había irrumpido bajo las mantas. – ¿Qué es esto, una cueva?

– ¡N-nadie te dijo que podías entrar! – Me giré tan pronto como pude para encontrarlo, mirando el lugar con un brillo muy característico en sus ojos, con la misma ilusión que tienen los niños al jugar. Una curiosidad de querer explorar terrenos nuevos.

– ¿A no...? ¿Acaso es tu fortaleza...?

–... – Le miré con cara de circustancias.

– Tu fortaleza... Gay. – Se rió tan pronto como tomé una almohada e intenté asfixiarlo sin contemplaciones. Mierda, ni si quiera se como sigue vivo después de jugar tanto a su suerte como lo hacía con Kanda.

– ¡Deja de bromear con ello! – Y se reía soltando torpes y nada serias disculpas, como si pudiera salvarlo.

 ¡Moyashi! - Tomó de mis muñecas manteniéndolas en alto y la almohada cayó. Ahora, bajo estas sábanas y colchas, solo teunemente iluminados por la luna, intercambiando respiraciones tibias exaltadas por la boca debido a los bruscos movimientos de pelea pude entender al fin qué era aquello que exaltaba tanto de Lavi y no, no tenía nada que ver con lo impertinente era - aunque si influía un poco la gran mayoría de las partes - se trataba de su rostro...

Sí, su rostro me atraía exageradamente, y su cuerpo era... Sus pestañas, las pecas, su pelo rojizo, el tacto de su piel, su personalidad tan juguetona - y molesta, pero solo a un nivel infantil podría añadir- y... No sé, pensé que Lavi era un ser de otro mundo, puesto que no había vocablo humano para describir la inmensidad de su persona. Quería... besarlo.

¿Qué clase de ser, de destino cruel era capaz de introducir a dos chicos bajo las sábanas, y no esperar a que pase nada? Desde luego, era malvado, pero no podía culparlo en lo absoluto. Pensar en eso me mantenía cuerdo, me retenía de simplemente acercar mis labios para apoderarme de los de mi compañero de cuarto. No, no podía besar a Lavi Bookman.

Tampoco debía ser de este mundo la fuerza misteriosa que lo llevó a soltarme de forma suave, y lo atrajo a entrelazar sus dedos con los míos, seguramente ni él entendía la totalidad de ese acto, pero estaba ahí, sosteniéndome con firmeza.

 ¿Qué estás... – Susurré en voz baja, desviando los ojos hacia abajo allí donde acababa mi piel y comenzaba la suya. Definitivamente tenía que haberme matado a golpes con Kanda.  ...haciendo?

– No sé. – Contestó tan tranquilo, parecía estar pensando en otra cosa. – Tus manos están muy frías...

 Y las tuyas son cálidas... - Se me escapó decir. Por mucho que insistiera en decir que era inecesariamente "blanco", su piel también era pálida, suave, a diferencia de mi mano izquierda rojiza y áspera (1) era un contraste agradable de apreciar. No solo eran las sábanas envolviéndonos, había un pequeña burbuja que ninguno de los dos parecíamos dispuestos a romper. - No le dirás a nadie... ¿verdad?

– ¿El qué? - Preguntó desconcertado, se había entretenido demasiado en medir el largo de nuestros dedos. 

– Ya sabes a qué me refiero... Entonces, yo dormiré contigo ¿vale? – Sonreí tímido, pero esa clase de tratos algo infantiles parecían ilusionarle de más Lavi, que me miró con su ojo chispeante. Y yo que pensaba que le desagradaría por... ya sabes, Lavi luce como esa clase de persona. 

– ¿Y no te levantarás y no comerás en medio de la...?

– ¡Sí! – Le interrumpí, pensándolo bien, todo este tiempo Lavi estuvo tan al tanto de todo lo que hacía que me sentí expiado y también idiota por dejarme tan expuesto. En parte es mi culpa, así que cargaré con la responsabilidad. – ¡Todo eso, deja de decirlo en alto!

– Bien. – Sonrió picaresco.

– Bien... – Suspiré.

– Entonces, esto será nuestro secreto ¿verdad? – En algún momento había soltado mis manos, no me había dado cuenta puesto todavía tenía ese cosquilleo tibio.

– ¿Eh...?  Sí, técnicamente...  – Por supuesto omitía a mi familia, a todo mi antiguo colegio, a aquel escándalo que me perseguía. Todo eso. 

– ¡Eso es tan genial! – Apretó más mis manos ilusionado, y yo no para de sorprenderme cada vez con cada nueva expresión que él me mostraba, era obvia mi rostro de desconcierto y se apresuró a aclararlo. – Es que amo los secretos. 

– ¿Eres un crío...? – Arqueé una ceja.

Lavi hizo un puchero con la boca por mi comentario y solté una risotada, también era posible molestarlo, y se veía adorable.

 Pero eso te gusta más ¿verdad? Lo noto. - La sonrisa que me dedicó y la dulzura de su mirada comenzaron a acelerar de nuevo mi corazón ¡Cómo podía decir esas cosas! quería llorar, quería tirarme encima de él y gritarle que para de ser de repente tan dulce conmigo, tan confidencial y amistoso. No estaba para nada acostumbrado, no quería acostumbrarme a eso... Es imposible compararlo con lo bien que me llevaba con Lenalee o las muestras de afecto de Alma. - Esta fortaleza es el caparazón de Allen, y solo yo he entrado en el. - Señaló las mantas y sábanas creando el espacio justo para los dos.

Nada podía igualar a como me encontraba con Lavi, si seguía así...Si seguí pronunciando mi nombre... acabaría perdida entre enamorado de él.

Eso no podía ser bueno.

Y ahora mismo estaba deseando que aquellas misma manos acariciaran mi cabello de la misma forma que había hecho la primera vez, cuando buscabas respuestas a sus escasos -y fantasiosos - conocimientos sobre la gente albina. – ¿Por qué estás tan sonrojado? Incluso hasta tus orejas. – Tuvo todo el descaro de decir aquello y aproveché para destapar nos desarmando ese pequeño refugio. El brusco movimiento despeinó nuestros cabellos.

– ¡Ha-hace calor!

– Yo diría que hace frío.

– ¡Vale, ya duérmete! - Puse de golpe la almohada en su sitio, todo sudado.

– Je, je... No hace falta que sientas vergüenza conmigo Moyashi, o me mal acostumbraré a molestarte. – Se acurrucó a mi lado, hundiendo la cabeza en la almohada compartida. - ¿Quieres que te de un besito de buenas noches?

- ¡Qué te duermas!

La cama parecía grande aún para los dos mientras nos separaba un espacio de un palmo entre los dos. Era irritante y correcto. En menos de un minuto Lavi se quedó frito, no sin antes asegurarse de que no me movería reteniendo con fuerza uno de mis brazos, suspiré y... Sonreí.

 

Notas finales:

 

 

(1) Seh, aquí Allen tiene su brazo rojo de inocencia, pero no pienso darle explicación -porque ya me gasté todas las ideas en un fic anterior mío :v - así que tomenlo como si fuera un lunar o algo así, lo mismo con el pentaculo en su cara. 

 

No sé qué decir, estoy tan contenta con los avances y lo cursi de este capítulo, no soy yo, el Lavi quien siempre me sale cursi, pero ya saben que él es multifacético XD además esto Laven, tiene que tener su lado empalagoso

Allen, deja de encontrarle sentido a Lavi y sus contradicciones, y mejor ahórrate esa energía para otra cosa ( v5;° v0;b2; v5;°)

 

.

 

.

 

.

 

Bonus chorra:

 

Cupcakesito: - Lavi ¿tú que haces con una corbata? Porque no te veo de la clase de persona que no la use para otra cosa que no sea...

 

Lavi: - No pienso responder a esa pregunta si no es en presencia de mi abogado :v

 

Cupcakesito: - Pero si tú no tienes abogado ¬¬

 

Lavi: - Mierda, me ha descubierto... Yu sabe la respuesta! ¿verdad que sí Yu?- Le toma del mentón y el otro le aparta con desagrado.

 

Kanda: - ¿Qué mierda insinuas conejo? Y como vuelvas a llamarme por-

 

Lavi: - "Y como vuelvas a llamarme por mi nombre te corto en dos con mi Mugen" - Repitió en tono burlón. - Sí, sí Yu, ya me sé esa respuesta de memoria, además que no te hagas el desentendido porque tú sabes bien lo que hemos hecho con esa corbata - Levanta las cejas repetidas veces y Kanda se levanta de la mesa deseinvanando a Mugen.

 

Kanda: - Vas a morir.

 

Mientras Kanda perseguía a un conejo Lavi especializado en esquivar su Katana al filo de su vida, la autora y Moyashi-chan habrían un paquete de papas contemplando entretenidos la escena.

 

.

 

.

 

.

 

¿Papitas?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).