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Hadas negras por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno me pidieron continuación y decidí alargarlo, no tanto y serán historias cortas sobre ésta familia. No tengo un objetivo preciso con esta historia, así que espero que disfruten de todos modos

 

En este capi, veremos un día normal de Deidara~

 

La mente de Deidi

 

 

Las cosas empezaron a empeorar o a mejorar, depende de cada punto de vista. Para Fugaku y Minato su familia era feliz, era plena y estable, tenían hijos sobresalientes en su campo. Un rubiecito que crecía cada día lleno de vida, con amigos hasta en los barrios más alejados y hablaba hasta por los codos en ocasiones. Un Deidara que luchaba cada día por mejorar en todo para, según él, superar a su hermano mayor, pero seguía siendo dulce a pesar de los arrebatos de furia que tenía. Sasuke e Itachi seguían siendo perfeccionistas en todo lo que tenían en frente, y este último cursaba su carrera en administración de empresas en la universidad. Normal

Se reunían en las horas del desayuno y cena, allí estaban todos sin excepción. Naruto con sus ocho añitos era como un loro, hablando de todo un poco, preguntando un tanto más, reprochando su suerte porque no le gustaba levantarse temprano, preguntando a su padre si no puede hacerse millonario vendiendo colchones y juzgando su calidad. Ocurrencias que hacían estallar las risas de los rubios, parecía como un limitante. Los rubios eran los alegres, ocurridos y los azabaches los protectores, serios, cómplices silenciosos. Se complementaban y nadie se quejaba por eso, pues era su familia de ensueño. Los mayores se amaban, cada mañana se brindaban un beso, se hacían mimos, platicaban de algunas cosas, coqueteaban de vez en vez y Minato no podía estar más feliz por eso. Sus hijos eran tratados con amor, su marido le demostraba que era único, se sentía lleno, pleno.

 

 

—Vamos, Naruto… llegaremos tarde si no te apresuras – Minato apresuraba a su hijo menor que aún estaba desayunando mientras los demás terminaron ya

—Pero quiero terminar mi fruta-ttebayo

—Vamos, dobe – le apresuraba Sasuke golpeándole la cabeza levemente – come más rápido

—No me digas dobe… ¡teme! – le respondía de inmediato haciendo un mohín mientras se metía a la boca trocitos de fresa y corría a tomar su mochila en el segundo piso –

—¿Quieres que te lleve en mi auto, Deidi? – Itachi con calma tomaba sus cosas y como veía al rubio de cabello largo, con sus tiernos catorce años, pasar cerca le lanzó ese comentario

—No gracias, prefiero ir caminando, hum – hablaba con calma mientras tecleaba algo en su celular y sonreía

—¿Qué haces? – obviamente el mayor odiaba ser ignorado, así que con agilidad lo abrazaba por la espalda y espiaba en la pantalla – ¿con quién me traicionas, Deidi?

—¡Idiota! ¡Suéltame! ¡¿Qué te pasa?! – en seguida su rebeldía salía a flote, se removía como gusano impidiendo que el otro le quitara el celular y soltaba insultos bajitos para no ser regañado – Itachi maldita sea, son cosas mías… ¡déjame en paz!

—Si te enfadas en la mañana te dará una úlcera – sonreía divertido besándole la mejilla al rubio y soltándolo pues ya consiguió lo que quería

—Eres un fastidio, hum – pero cuando se iba a ir a la planta baja se dio cuenta – ¡DEVUÉLVEME MI CELULAR!

—Sólo quiero ver porqué sonríes – decía con una sonrisa, pero por dentro le carcomían los celos, mucho más ahora que estaba en la universidad. Eso le gastaba la mayor parte del tiempo, de tal forma que no podía vigilar a su pequeño rubio, el dueño de sus sueños más… eso no venía al caso

—¡Maldita sea! ¡Devuélvemelo! ¡Itachi!

—Claro que no – y el lio empezaba a pesar de que estaban con el tiempo justo e incluso Naruto se quedó allí a ver

—Vamos Dei-nii tu puedes, ¡quítaselo! – obviamente era más entretenido apostar por alguien que ir a la escuela, así que Naruto apoyaba a su hermano en esa disputa matutina – ¡quítaselo! … ¡UNA TACLEADA-TTEBAYO!

—Cállate, dobe – Sasuke parecía ser el mayor de ellos y con fastidio apretaba la cabeza de Naruto para callarlo, con agilidad le quitaba el celular de la mano levantada de Itachi, jalaba a un molesto Deidara y le devolvía el aparato –. Vamos, se nos hace tarde – ya estaba acostumbrado a eso, así que parar esas peleas mañaneras entre hermanos, se volvió sencillo de cierta forma

—Me has quitado mi diversión – bufaba Itachi, quien resignado suspiraba al ver como Deidara le sacaba la lengua y salía corriendo junto a Naruto. Ambos rubios saltando las escaleras de dos en dos hasta llegar a la planta baja, eran el alma de esa mansión

—Te lo mereces – bufó Sasuke, quien en su último año de preparatoria estaba más concentrado en esas malditas tarjetas de vocabulario en inglés –, podrías dejar de molestarlo

—No puedo – decía Itachi en su plática mientras se iban de esa casa enorme

 

 

Se despedían todos. Fugaku, Minato y los dos hijos rubios tomaban un auto del mayor y Sasuke se montaba en el auto de Itachi pues quería cambiar de rutina, además de que parecía que Itachi quería platicar un rato en el camino. Ya lo habían hecho en otra ocasión, es más, desde que Sasuke se dio cuenta del extraño interés de Itachi por Deidara platicaban ocasionalmente sobre el tema. Sasuke era como el confesionario de su hermano mayor, la verdad no tenía problema alguno. Deidara e Itachi no compartían sangre, aunque el único lío que veía era que Minato era celoso, además de eso Fugaku quería nietos y Deidara era un chico… un varón en todo sentido

 

 

—¿Cuándo lo dejarás en paz?

—Jamás – sonreía Itachi mientras ponía atención en el camino – es un encanto cuando se enfada

—Te odiará con el tiempo – Sasuke ni siquiera miraba a su hermano, conocía esa sonrisa boba y sutil del mayor

—O me pondrá toda su atención, ¿no eras tú el que me dijo que a veces veía mi habitación cuando pasaba a la suya?

—Es porque le extraña no pelear contigo. Desde que pasas menos tiempo en la mansión las peleas son menores y es extraño – hablaba Sasuke mientras revisaba que tuviera los libros necesarios para leer en el descanso, sus pruebas para entrar a la universidad eran esenciales

—Me preocupa con quien mensajea tanto – dijo frunciendo su ceño – quitaré del camino a todo el que se acerque a Deidara

—Te va a odiar… No sé por qué te gusta tanto Deidi – se burlaba con ese diminutivo que el rubio odiaba

—Por lo mismo que adoras a Naru

—Es mi hermanito – hablaba con calma mientras memorizaba su vocabulario – lo vi crecer y creo que es tierno. No me digas que sólo eres un hermano con complejos

—Obvio no – Itachi se reía al escuchar a Sasuke – admítelo, te gusta Naru

—A ti te gusta Naru también

—A mí me gusta Deidi, con esos ojos azules y esas rabietas, pero sobre todo esas sonrisas que iluminan las habitaciones

—Estás obsesionado – se le escapó una leve risita, le divertía escuchar a su hermano mayor

—Estoy enamorado – Itachi nunca lo negó

—Oto-san te matará, oto-chan te estrangulará cuando se entere – miraba a Itachi, pero no veía duda – estás demente, Itachi

—Me lo voy a llevar lejos

—Deidara te acusará de secuestro, nuestros padres te darán caza por cielo y tierra… y al final irás preso

—No si Deidi me corresponde

—En tus sueños – y así terminaban sus pláticas cortas, aunque las largas generalmente terminaban con los cuestionamientos de enamorarse de un varón y no de un doncel. Típico

 

 

Deidara estaba pasando por la etapa rebelde, más de lo que ya era. Se metía en problemas con sus compañeros, solía saltarse clases de vez en vez, pero eso sólo le duró hasta que Minato lo descubrió. El rubio mayor de la mansión daba miedo cuando se enfadaba. Después de una plática, amenazas, un par de castigos y una plática con Fugaku le bastó. Ahora volvía a sus andanzas de aplicado y con ello a ponerle atención a las odiosas clases de literatura y al maestro nuevo que le daba desconfianza. El puto maestro que una vez le guiñó el ojo, y eso le recordaba la razón por la que su oto-san se enteró de sus andanzas, porque lo llamaron por un problema. En realidad, fue porque golpeó al maestro en medio de un pasillo porque el hijo de puta le había intentado tocar donde no debía. Gracias al cielo que alguien filmó todo y se decidió que el golpe fue en defensa propia. ¿Por qué el hijo de puta seguía ahí? Porque la fachada de la institución necesitaba mantenerse. Así que Deidara hizo un trato con el director para no contar nada y mandar al carajo todo, porque una persona con dinero podía hacer una tormenta en un vaso de agua. ¿Qué ganó? Permiso para cambiarse de salón, ¿por qué? Tenía sus razones

Pero aun así seguía viendo a ese estúpido profesor, que estaba bien vigilado por algunos alumnos y por los demás profesores, porque estaba en advertencia. Una excusa y lo echarían como a un perro. Deidara sólo miraba su libro, perdido en sus pensamientos porque tenía el teléfono debajo y tecleaba algo sin siquiera ver, se volvió profesional en eso. Estaba planeando una salida en grupo, le encantaba hacerlo, amigos, irse al karaoke, disfrutar.

Se reía pues planeaba algunas cosas en aquella tarde. Empezaron a reírse y allí puso atención, el profesor decía algo y con nervios uno de sus compañeros trataba de responder. Al parecer respondió algo errado y el profesor lo reprendía. Ese puto sensei solía ensañarse con aquellos que no cumplían con sus expectativas y Deidara buscaba alguna forma de que lo despidieran, era la oportunidad perfecta, sólo debía pensar como su hermano mayor. Y le jodía la existencia pensar en Itachi… pero bueno, sólo por esta ocasión y nadie se iba a enterar

 

 

—Responde Akimichi

—Sensei, yo le puedo responder – un azabache levantaba la mano, pero el sensei se negaba y no dejaba en paz a ese castaño de cabello rebelde

—Que lo haga Akimichi-kun, no quiero holgazanes en mi clase

—Es que no recuerdo – hablaba el muchacho castaño y apretaba el pantalón de uniforme

—Lo vimos la clase anterior, debes saberlo – el profesor tenía el libro agarrado con su mano izquierda, levantado y abierto como si fuera el más sabio del mundo. Una pose retadora, acomodándose los lentes y Deidara sonrió. Era perfecto

—Sensei – dijo en tono calmado mientras se levantaba y pensaba, ¿qué haría Itachi para aprovechar la situación? ¡Maldito Itachi! Pero servía por ahora

—Vamos, Akimichi, responde – cada vez alzaba más la voz y sólo se concentraba en quien intimidaba

—Sensei – Deidara repitió eso un poco más bajo mientras hacía una seña a un cómplice que filmaba desde un buen ángulo – sensei, no debe tratarlo así

—Soy su maestro, puedo tratarlo como quiera. Debo ser exigente

—Sensei, eso es intimidación – Deidara levantó su voz de forma brusca colocándose en el lugar preciso, justo en el ángulo perfecto

—¡Claro que no! Sólo estoy enseñando – se giró con fuerza para enfrentar al alumno que osaba levantarle la voz. Cerró su libro, giró su cuerpo, su brazo estirado se mantenía erguido y sin pensarlo… sintió el golpe y cuando se dio cuenta

—¡Es intimidación! – Deidara se agarraba la parte de su rostro que no era cubierta por el mechón de su cabello – y esto… es agresión

—¡Está sangrando! –

—¡¿Qué hizo, sensei?!

—Alguien llame a la enfermera

—Que… pero yo no – el maestro estaba en pánico

—¡El sensei golpeó a Deidara-kun!

 

 

Deidara había calculado bien la distancia, porque conocía las mañas de su sensei. El maldito que siempre giraba estirando su brazo con el libro cerrado. El movimiento era brusco siempre, jactándose del poderío de ser maestro. En ese giro, Deidara se colocó muy bien, de tal forma que la punta del libro le rozó de forma dura, rasgándole la piel encima de la ceja. El rubio le dio el toque final fingiendo que el golpe fue más duro de lo que en realidad fue. La zona de la cabeza sangraba mucho y aprovecho la situación, se apretó la zona haciendo que las gotitas se acumularan y pareciera un hilillo de sangre. Dios, seguir los consejos de Itachi de analizar, calcular, aprovechar la situación, actuar y fingir, funcionaron de maravilla. Con su uña trató de abrir el corte y lo logró, salió más sangre y el pánico en esa clase empezó

El profesor vio todo, soltó el libro y alguien más lo recogió, eran cómplices de Deidara. El sensei ayudó al rubio, se disculpó, los alumnos armaron escándalo y no se callaron hasta que los profesores adjuntos llegaron al rescate. Deidara se negó a ir a la enfermería, fue directamente a la oficina del director, señaló su herida y la sangre que caía. Acusó al profesor, tenía testigos, tenía un libro ensangrentado, tenía un video, tenía a los alumnos quienes valientes con aquel accidente acusaron al profesor de ser egocéntrico y demás. Al final, Deidara fingió un par de lágrimas recordando cuando fue acosado.

Alguien fue despedido y alguien más fue enviado a casa con quien menos esperó

 

 

—¿Por qué no me dijiste que esas cosas pasaron? – Itachi veía incrédulo a Deidara que venía con una gasa encima de su ceja

—Basta, Itachi. Son cosas mías, hum

—Pero el maldito te acosó, y ahora te golpeó – hablaba con rabia cerrando la puerta con fuerza – soy tu hermano mayor, ¡debiste confiar en mí!

—No jodas, Itachi – bufó molesto – sólo conduce, quiero ir a casa

—De eso nada… iremos al hospital para que vean eso – apuntaba a la herida cubierta de Deidara

—No exageres, la enfermera dijo que solo era superficial

—Nada, no quiero reproches. No confío en ninguna persona de esta institución. Iremos a un buen hospital

—Itachi, ¡harás que nuestros padres se preocupen en vano! ¡Maldición! ¡Sólo vamos a casa!

—Deidara – cuando se alejó lo suficiente de aquel lugar, se parqueó y vio a Deidara, agarrándole del hombro y haciendo contacto visual – te quiero seguro… en buenas manos. Me muero si te pasa algo

—Ya… Eres exagerado, hum – suspiró el rubio, acomodándose el mechón que ahora le estorbaba – te contaré… quise que despidieran al hijo de puta. Seguí tus consejos y paf… ahora está fuera de mi vida

—Eso no justifica nada. Deidi

—Oye… así como tú despides a las empleadas, aunque no sé porque te caen mal si son buenas muchachas…, yo quise despedir a un maestro y lo hice – dijo apartándose y sentándose con comodidad, dejando su cuerpo desparramarse en el asiento – gracias

—Así que si me escuchas – sonrió con sutileza

—¿Cómo no hacerlo? eres como una plaga, hum

—Bien – Itachi sonrió feliz, al menos sabía que Deidara le ponía atención – pero de todas formas le contaré a oto-san que es más calmado, y al hospital vamos porque vamos. Gracias al cielo llegué temprano a casa

—Maldición, ¡ITACHI SÓLO VAMOS A CASA! – decía, pero fue ignorado

 

 

Y al final del día, Fugaku armaba un juicio contra el sensei en secreto de Minato. El rubio mayor curaba a Deidara de su accidente deportivo. Sasuke se enteraba de todo por boca de Itachi y analizaba las evidencias que les proporcionaron. Y Naruto junto a su hermano rubio veía a Minato hablarles de curaciones básicas y como tratarse heridas menores. En esa casa, fue un día normal y en la noche…

 

 

—¿Itachi? ¿Qué demonios haces en mi cuarto? – criticaba Deidara pues cuando se iba a acostar halló al mayor sentado en la misma

—Vengo a velar tus sueños, Deidi

—Idiota, lárgate. Hum

—Claro que no, podemos dormir juntos como cuando niños – Itachi veía el peluche de un ave que Deidara tenía

—¿Quieres dormir en mi cama pequeñita? – sonreía Deidara

—Claro

—Genial, yo me voy a tu cama enorme – sonreía Deidara y se fue corriendo, antes de que Itachi se arrepintiera

 

 

El rubio se escapó al cuarto del mayor y cerró la puerta con seguro. Adoraba esa cama amplia y de paso, para fastidiar a Itachi, desordenó algunas cosas y rodó por las cobijas. Aunque Itachi no se enfadaba, pues tener el aroma de Deidara en su cuarto no estaba mal y dormir en la cama del menor fue agradable

 

 

—Naru, ¿no estas grande como para colarte en mi cama? – Sasuke se extrañó al ver al rubio menor allí, en su puerta cuando ya estaba oscuro

—Pesadillas – dijo con tranquilidad mientras se trepaba a la cama de su hermano. Ahora eran raras las veces en que hacía eso, pero cuando tenía pesadillas era inevitable

—¿Qué fue ahora? ¿Cenaste demasiado?

—Cállate y duerme

—Antes eras más lindo – soltaba, estaba medio dormido

—Y tu menos preguntón-dattebayo

—Duerme, dobe

—Te quiero, teme

—Yo igual – sonreía para acomodarse y dormir con ese cuerpo cálido a su lado

 

 

Esa familia seguía así de rara

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

¿review?

Bien, bien, a qué Naru es lindo jajajaja

Señores, si quieren darme ideas, pues venga muajajja las combino y las hago champus, me encanta hacer eso

Bueno como no tengo trama concreta para esto, tardaré en actualizar, en concreto depende de las ideas que me lleguen a mi mente maliciosa muajajaja

Casi em olvido de comentar. Me inhabilitaron la cuenta anterior de facebook, y como no hay esperanzas de recuperarla me tuve que crear otra, para mayor información, o algún comentario que quieran dar por interno, me pueden encontrar como Krat Fics

Creo que no me olvido de nada. Por cierto, sus reviews les respondo mañana o cuando tenga tiempito, porque... bueno dejé mis tareas de lado para hacer este capítulo XD (no me arrepiento de nada, las ideas llegan~)

Espero que amor yaoi no vuelva a caer en manos de hackers~

Nos veremos~

Besos~


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