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13. El infierno de Byung por dayanstyle

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Saltó de la cama y salió al pasillo hacia la puerta del frente cuando su papá lo alcanzó.

— Regresa a tu recámara.

— No, quiero oír lo que él tenga que decir.

— ¿Por qué? —Su padre gruñó.

Byung Hun no iba a entrar en un debate ahora. Su padre bufó y abrió la puerta del frente. — ¿Qué infiernos estás haciendo aquí? Debería matarte yo mismo.

— Jong In, como mi ejecutor nombrado, me ha garantizado dos semanas con mi pareja. Si él me lo permite —Chan Hee declaró firmemente, no cedería ante el padre de Byung.

El corazón de Byung latió más rápido. ¿Estaba Chan Hee aquí para verlo o para salvar su culo?

Claro que quería salvarse de la muerte. ¿Pero quería a Byung? No importaba lo mucho que quisiera darle la espalda, él no podía dársela. La atracción era muy fuerte, haciendo que pasara por un lado de su padre y saliera al porche.

— Byung Hun, regresa aquí. —Su padre trató de tomar su brazo, pero él se apartó.

— Padre sabes tan bien como yo que las leyes garantizan lo que sea que el ejecutor le permita. —Byung nunca había estado en contra de su padre antes. Lo amaba y respetaba, pero él era su pareja.

— No lastimes a mi hijo, u olvidaré la demanda y te mataré yo mismo. —Seung Gi cerró la puerta.

— Hola —Chan Hee dijo con esa sexy y suave voz.

Byung veía sus zapatos incapaz de levantar la mirada.

— ¿Hay algún otro lugar en donde podamos hablar o prefieres hablar aquí en el porche? Haré lo que desees.

Byung levantó la cabeza y miró a Chan Hee. — ¿Por qué? ¿Esto es porque no quieres morir?

Chan Hee negó con la cabeza su expresión seguía controlada. -No, si he de morir, entonces que así sea. Solo quiero la oportunidad de conocerte mejor. De disculparme.

— ¿Disculparte? —Byung no pudo evitarlo, su labio se elevó en una cínica sonrisa. Eso estaba tan fuera de su personalidad— ¿Cómo te puedes disculpar por algo como eso?

Chan Hee tomó una profunda y estabilizadora respiración, entonces miró a Byung a los ojos. — No sabía que estarías ahí. De haberlo sabido, eso nunca hubiera sucedido.

— ¿Y esa es tu disculpa? —La imagen regresó de nuevo a la mente de Byung.

— No, no hay excusa. Solo es una razón.

Byun Hyun quería zapatear, enojado de no poder contener las lágrimas. —No puedo sacarlo de mi cabeza —gritó.

Chan Hee dio un paso más cerca, vacilando, y se apartó de nuevo. — Desearía poder quitar eso. El dolor en tus ojos está grabado en mi mente. Es algo con lo que tendré que vivir durante mucho tiempo, tal vez.

— ¿Tú…tú lo amas? —Byung preguntó vacilante.

— Dios, no. Mi amor es solo para ti.

Byung sonrió a través de sus lágrimas. — Te oyes como si escribieras canciones de amor o algo de esa mierda.

Chan Hee sonrió. — A pesar de todo es cierto.

Byung metió sus manos en los bolsillos traseros. Quizás debería perdonarlo. No es como si el lobo supiera que estaba ahí, y el señor sabe que su karma estaba burlándose de él. Byung no sabía que su pareja estaría en el mismo club. Aunque le iba a tomar mucho tiempo para que esa imagen dejara su cerebro.

— ¿Podemos ir a caminar? Tu padre está viéndome a través de la ventana.

Byung se giró y le frunció el ceño a su padre. Su padre se encogió de hombros antes de soltar la cortina.

— Está bien.

Chan Hee le ofreció la mano y Byung la tomó, permitiendo que Chan Hee lo guiara por las escaleras y caminaran dentro de las tierras de la manada.

El corazón de Chan Hee se aceleró cuando Byung tomó su mano. Su pareja señalaba diferentes puntos de interés alrededor de las tierras, hablando acerca de su Alfa y de todo lo que le llegaba a la mente.

Byung lo tenía hechizado.

Él fue honesto cuando dijo que si tenía que morir por él que así fuera. La única cosa que tenía en su mente era conocer a esta hermosa criatura.

— Entonces, ¿todos los soldados viven bajo un mismo techo con el Alfa? —Chan Hee preguntó mientras evitaba que su pareja tropezara.

Byung asintió. — Sí. Nosotros los lobos Grises vivimos de forma diferente a los lobos Timber. La mayoría de nosotros. Los lobos de la manada que no son soldados viven en sus propias casas, tienen trabajos normales y crían a sus cachorros. Aunque me gustó donde vives. Por lo que sentí, son una apegada familia.

— Lo somos. No quiero presionar. Sé que no me has perdonado, pero si lo haces, me gustaría que viviéramos ahí. ¿Te gustaría eso, o preferirás quedarte aquí? —Chan Hee amaba la voz de su pareja. Era tan suave, sus maneras eran femeninas y su apariencia era impactante. Le concedería a Byung el deseo de dónde quisiera residir, aunque realmente esperaba que su pareja eligiera la manada Kim.

—Te avisaré. —Byung bajó la mirada, viendo sus entrelazadas manos.

Bueno, eso era un inicio. Le dio a Chan Hee algo de esperanza. -Muy justo.-

— Entonces, ¿tienes ciento cincuenta y cinco años? —Byung preguntó mientras caminaban hacia la parte de las tierras de la manada del este en donde las montañas majestuosamente se elevaban contra el hermoso cielo azul.

— Los tendré este año. ¿Tú?

Byung Hun se ruborizó y miró hacia sus tenis.

— Puedes decírmelo. —Incluso con el oído superior de Chan Hee, no entendió el murmullo— ¿Byung?

— Bien. Tengo cincuenta —dijo firmemente.

Chan Hee se controló antes de malditamente gritar “santa mierda” su pareja era joven. Aunque técnicamente los shifters maduran y están listos para dejar el hogar alrededor de los treinta años, sentía como si él debería volver en cincuenta años más. Mierda.

— ¿Es demasiado joven para ti? —Byung preguntó con una mezcla de aprehensión y sarcasmo.

— No. —Solo significaba que Chan Hee tendría que tenerlo presente cuando su pareja actuara de acuerdo a su edad. Eso explicaba mucho. Un lobo más maduro hubiera intentado desgarrarle la garganta al twink y luchar contra Chan Hee por su derecho a ser reclamado. Su pareja en cambio huyó llorando.

— ¿Te gustaría ir a la ciudad y comer algo? Hay un lugar llamado Restaurant Bar Theo’s. Tienen realmente buena comida. —Byung se oía esperanzado. Chan Hee no podía negarle nada a su pareja.

— ¿Hay una ciudad?

— Es como la de ustedes, solo que un poco más metropolitana. Es más grande pero no lo suficientemente grande como para ser realmente considerada una ciudad, y la manada la maneja, dado que nosotros somos muchos.

Chan Hee seguía olvidándosele que su pareja era un lobo gris y no uno Timber. — Yo conduciré.

Chan Hee ayudó a Byung a entrar a su camioneta, le colocó el cinturón de seguridad y cerró la puerta. De camino a su lado de la camioneta inclinó la cabeza y le sonrió al enojado padre de Byung, quien seguía en la ventana y entonces subió a la camioneta. Gracias a Dios su pareja era lo suficientemente adulto para dejar la casa. Tratar con su padre todo el tiempo sería brutal.

— Solo dime cuál es el camino. —Una vez en el camino, Chan Hee deslizó su mano hacia la mano de Byung anhelando el contactor -¿Hay un motel en el que pueda quedarme?-

— ¿Por qué? ¿No quieres quedarte en mi casa? —Byung se oía suspicaz, y Chan Hee no podía tener eso.

Resopló. — ¿Tu padre intentaría cortarme las bolas mientras duermo?

Byung negó con la cabeza. — No va a hacer nada contra el decreto del ejecutor.

— ¿Podrías llamarle Jong In? Ejecutor suena horrible.

— Pero lo es.

— ¿Por favor? —Ahora que Chan Hee conocía la edad de su pareja, Byung se oía así.

Byung soltó una respiración. — Bien.

— ¿No es tan difícil, verdad? —Chan Hee apretó su mano dándole una sonrisa.

La sonrisa de Byung era tímida. Chan Hee tenía una abrumadora urgencia por besarlo. Su pene finalmente regresó a la vida, pulsando con ritmo para reclamar a su pareja.

— No.

 

 

 

Había pasado una semana y al parecer Chan Hee estaba logrando algo con Byung, pero su padre seguía frío y distante. Seung Gi fue el que pidió la restitución así que tenía que ser él quien la retirara. Chan Hee no era un adulador pero el hombre podría darle un respiro.

Byung y él habían cambiado y corrían por el bosque de propiedad de la manada. Se sentía bien correr libre con la tierra bajo sus pies y su pareja a su lado. Byung era un testarudo, aun ni siquiera le había permitido a Chan Hee un beso. Dijo que si su padre no cambiaba de opinión era mejor no anhelar lo que nunca podría tener.

Eso tenía sentido, pero no evitaba que la sangre le hirviera cada vez que se acercaba a Byung.

Su pareja se detuvo, con el hocico en alto, olfateando el aire. Los lobos grises tenían mejor sentido del olfato que los lobos Timber. Chan Hee se detuvo, inclinando la cabeza y escuchando para ver qué era lo que su pareja olía.

Byung gimió y se acercó a Chan Hee.

— Mira, el cachorro salió a jugar.

Chan Hee gruñó cuando un par de hombres salieron de entre los árboles. Uno sostenía un arma y el otro una soga en sus manos. Chan Hee podía decir que ellos eran humanos. Nunca antes se había encontrado con humanos que conocieran su existencia, excepto a Jae Suk, propietario de la mitad del restaurante, y esto no le gustaba ni un poco.

— Eres uno de los grandes, ¿no es así? —Uno de los humanos le dijo a Chan Hee— El más grande que he visto.

Chan Hee colocó las orejas hacia atrás y se puso frente a Byung mientras les gruñía en advertencia.

— Debe ser su pareja —el otro humano con dientes chuecos comentó.

El primer humano inclinó la cabeza. — Pero ambos son machos.

— Quizás es su cachorro.

— No importa. El Doc se encargará de ellos.

Chan Hee se movía rápidamente, chasqueando sus mandíbulas, empujando a Byung lejos del peligro. Su pareja gimió de nuevo y Chan Hee podía sentir que temblaba cuando Byung se presionaba contra su cuerpo.

— Ve por el pequeño. Dispárale al grande, pero por el amor de dios no lo mates.

Dispararon. Chan Hee aulló mientras empujaba a su pareja en dirección opuesta. Salieron corriendo tan rápido como pudieron.

Cambiaron tan pronto como llegaron a la camioneta de Chan Hee, Byung tomó sus ropas y las lanzó a la camioneta, pero no había tiempo para vestirse.

Sangre drenaba del muslo de Chan Hee. Sabía que debería haberse quedado en su forma cambiada para poder sanar apropiadamente, pero llevar a Byung hasta un sitio seguro era una prioridad por encima de sus propias necesidades. Él metió fuertemente el acelerador, mientras Byung utilizaba una camiseta para detener el sangrado.

Cuando finalmente llegaron a la casa, Byung saltó y corrió hacia su padre antes de que la camioneta se detuviera. — ¡Padre!

Seung Gi salió al porche y dejó que su hijo lo guiara a la camioneta. Maldijo cuando vio a Chan Hee desmayado detrás del volante. Muy cuidadosamente sacaron al lobo y lo llevaron al interior de la casa.

— Estábamos corriendo en nuestra forma de lobo en medio de nuestro territorio al oeste cuando dos humanos llegaron. Él me protegió, pero le dispararon, Padre. —Byung sollozaba mientras su padre trataba de hacer reaccionar a Chan Hee. Ellos tenían que lograr que cambiara.

— Por favor no te mueras, Chan Hee. Te perdono. Por favor-Byung lloraba.

Su padre gruñó, suavemente hizo a Byung a un lado para tratar de sacar la bala. Una vez que la retiró, Chan Hee cambió a su forma de lobo.

— Maldición. Esta cosa es de plata pura. —Seung Gi la levantó para que Byung la viera.

— ¿Entonces los humanos no nos confundieron con lobos comunes?

— Me temo que no. —Seung Gi siguió limpiando la herida entre el pelaje— Rescindo mi demanda de restitución.

Byung gimió. — Gracias. Realmente él es cariñoso y dulce.

— Eso espero. Si no le corto las bolas.

Byung se estremeció. — Le diré eso.

— Ve a empacar tus cosas. Le avisaré a Jong In para que vengan por él y luego iré a ver a nuestro Alfa para avisarle del par de humanos.

— Gracias, padre. —Byung besó la mejilla de su padre y corrió al pasillo para empacar sus artículos personales y tomar la bolsa de Chan Hee. Se rehusaba a pensar que esto era su culpa. ¿Nadie tenía tan mala suerte, verdad?

Seis horas después, Jong In cruzaba la puerta después de una larga reunión con el Alfa Chang Jo y sus soldados, yendo a cazar a los humanos que le dispararon al lobo Timber. Dos grandes hombres estaban con él.

— Minsoo llevará la camioneta de Chan Hee de regreso y Eli se llevará tu carro. Tú y Chan Hee irán en mi camioneta en donde él puede ir acostado cómodamente.

— Si, Alfa.

Byung siguió a los hombres que cargaron a Chan Hee y lo acomodaron en el asiento trasero. El asiento había sido movido para dar mayor espacio y un par de edredones fueron colocados. Byung besó a su padre y se despidió, prometiéndole regresar a visitarlo. Después abrazó a Yoona, la pareja de su tío Tae Sung, y madre de Donghae.

A pesar de que su tío había muerto hace veinte años, su padre había tomado la responsabilidad de encargarse de ella.

Dado que tanto Yoona como su padre habían perdido a sus parejas, Byung Hun notaba que ellos se necesitaban el uno al otro. Algo estaba sucediendo entre ellos, pero ese no era su asunto.

— Será un largo viaje, así que avísame si necesitas que me detenga. —Jong In cerró la puerta de atrás del vehículo y subió en el asiento del conductor.

Ellos salieron, iniciando el viaje a casa. Byung cuidaba a Chan Hee. Él aun no recuperaba la consciencia, pero el médico de los lobos limpió cualquier daño y les dijo que solo necesitaba descansar para sanar.

Byung se acostó al lado de él, acariciando su pelaje confortándolo. Si era para Chan Hee o para él mismo, no estaba seguro. Quizás un poco de ambos.

— Tu padre rescindió la demanda de restitución. —Jong In lo miraba por el espejo retrovisor.

— Si, Alfa, él me informó.

Jong In asintió y entonces preguntó. — ¿Lo perdonaste?

Byung pensó en eso. No era como que Chan Hee supiera que él estaba ahí. Y aún no había sido reclamado. Eso aun dolía como el infierno. Ese era el más grande obstáculo que tenía que superar.

Byung sabía que si su pareja hubiera sabido que él estaba ahí, esta situación nunca hubiera ocurrido. — Sí.

Jong In asintió de nuevo. Byung podía ver el alivio en su mirada. — Si lo perdonas, no podrás sacar a relucir eso de nuevo.

— Lo sé. —Byung luchaba sobre cuánto podría revelarle a su Alfa, Jong In sería su Alfa una vez que Chan Hee y él se emparejaran— Es solo que duele ver a mi pareja con otro.

— Lo imagino. ¿Sabes que él no tenía idea de que estabas ahí? —Jong In preguntó suavemente.

— Manejé todo esto mal, ¿verdad?

— No, lo manejaste de la única manera que sabías. No hay una manera correcta en lo que concierne al corazón. Solo me alegra que ustedes lo hayan solucionado. Realmente no quería ejecutarlo.

Byung miró al lobo dormido, pasando sus dedos por entre el pelaje, mientras pensaba en esa noche y la perturbada expresión de Chan Hee cuando se dio cuenta de que Byung era su pareja. -Te perdono pareja —Byung le murmuró y besó la cabeza peluda del lobo.

Chan Hee abrió los ojos. Se vieron durante un momento. Entonces Chan Hee lamió un lado de su cara. — Esto no cuenta como nuestro primer beso. —Le sonrió.

Byung podría jurar que el lobo le sonrió cuando bajó la cabeza y cerró los ojos.

Ellos llegaron al territorio de Kim en menos tiempo que lo normal. Al parecer Chan Hee había aprendido sus habilidades para manejar de su Alfa.

Más guerreros salieron, ayudando a Byung con sus pertenencias mientras otros llevaban a su pareja al interior de la casa. Él los seguía, inseguro de cuál era la habitación de Chan Hee. Una vez que la encontró, Byung bajó a la cocina para llevar algo para que su pareja bebiera. Estaría sediento cuando finalmente despertara.

— Entonces, ¿Jong In no va a matar a Chan Hee?

Byung sabía que era una de las parejas. Él había sido presentado con ellos, pero nunca sería capaz de recordar todos los nombres hasta que los conociera, pero este parecía especial. -¿Qué pareja eres? —bromeó.

— Adivina.

Byung sonrió y se acercó a la pequeña pareja y pasó sus dedos por los mechones castaños. — Podrías usar un buen acondicionador. Tu cabello es hermoso pero podrías ayudarlo.

— ¿Mi cabello necesita ayuda?

— Si, Baekhyun.

— Adivinaste.

Byung le sonrió. Recordó el nombre solo porque el chico era tan adorable. Los otros dos que eran adorables eran Ren y Niel. Tendría que trabajar con los nombres de los otros hombres. También recordaba a Nana. Siendo la única niña en la casa eso era fácil.

— No, Jong In no le va a hacer nada a Chan Hee, pero él está muy herido y necesito subir. — Tomando una botella de agua, Byung se dirigió a la puerta.

— Ven al estudio cuando Chan Hee se sienta mejor.

Byung sonrió. — Lo haré.

Dejó la botella de agua en la mesita de noche, se desnudó y subió a la cama con su pareja. —Despierta dormilón.

Chan Hee se movió ligeramente, pero no abrió los ojos. Suspirando, Byung se acurrucó al lado de él. Pasó la mano por el pelaje de Chan Hee, preguntándose si su suerte finalmente había cambiado.

 

 continuara...

 

 

Notas finales:

oh oh... humanos peligrosos


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