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13. El infierno de Byung por dayanstyle

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Notas del capitulo:

si bebesss se lo ganaron.. otro cap

Byung parpadeó, entreabriendo los ojos. Su cabeza le mataba, y su boca se sentía tan seca como la arena. Se frotó los ojos sintiendo cómo su mente atravesaba por entre una niebla.

— Ah, estás despierto.

Parpadeó rápidamente hasta que pudo enfocar. La primera cosa que notó fueron las brillantes barras que lo rodeaban. La segunda fue un horrible dolor en su abdomen. Byung se llevó la mano a su abdomen. Sintió los puntos que lo recorrían desde su ombligo hasta su hueso púbico.

— No necesitas preocuparte. En realidad el procedimiento salió muy bien. Muy bien. —El hombre parado frente a Byung sonreía cínicamente mientras escribía en un cuadro de gráficos. Byung llevó sus manos hacia las barras y se dio cuenta de que estaba en una jaula. Revisó en su memoria pero no podía recordar cómo había llegado aquí.

— ¿Dónde estoy? —Byung preguntó a través de las barras.

— Eso no importa. —El hombre con una bata blanca de laboratorio se giró hacia alguien más que parecía un guardia— Mantenlo vigilado. No quiero que nada malo le suceda.

— Sí, señor. —El corpulento guardia asintió hacia el hombre con la bata blanca de laboratorio que veía a Byung de arriba abajo con una cínica sonrisa en sus labios.

Byung se estremeció, moviéndose hacia la parte de atrás de la jaula y notando al mismo tiempo que estaba completamente desnudo. Se acurrucó subiendo las piernas hacia su pecho para esconder lo que de seguro le había mostrado a todos en el cuarto.

Sus ojos revisaron el lugar. Había tres hombres más en el cuarto aparte del hombre de la bata blanca de laboratorio y del guardia. Los otros tres usaban trajes de cirugía. ¿Estaría en un hospital? No podía ser, si así fuera no estaría en una jaula.

— ¿Por qué estoy aquí? —Byung intentó una vez más que alguien le respondiera.

— Doctor Han San Tae, por favor dele algo al sujeto de prueba para mantenerlo callado —dijo el hombre con la bata blanca de laboratorio y cruzó el cuarto. Los ojos de Byung se movían hacia todos lados, notando los tubos y pipetas de laboratorio y una, al parecer, fría mesa de acero y muchas máquinas.

Estaba en un laboratorio, la peor pesadilla de los shifters. ¿Quiénes eran ellos y cómo había llegado hasta aquí? Pero la pregunta más importante era, ¿qué le estaban haciendo?

De nuevo buscó en sus recuerdos pero estaban en blanco. Cubrió su boca con su mano para ahogar el llanto que pudiera salir mientras se daba cuenta que no podía recordar muchas cosas. Sabía que su nombre era Byung Hun. Y también sabía que era un lobo shifter. Más allá de eso su memoria era borrosa.

Una cosa si sabía con certeza y era que él tenía que salir de aquí. Una abrumadora sensación de pérdida lo recorría, pero no sabía por qué. Algo quería llegar con fuerza hasta su memoria pero se alejaba cada vez que Byung se acercaba.

Su pecho se oprimía con la sensación de perder algo importante para él. ¿Pero qué?

Mirando el frente de la jaula, vio lo que asumió era una cerradura eléctrica. Está bien, quebrar eso no iba a funcionar. Tendrían que dejarlo salir, si no ¿cómo iría al cuarto de baño? Por los puntos él asumió que lo habían examinado.

Byung tragó saliva ante las ramificaciones de lo que ese lugar significaba. Los humanos sabían acerca de los shifters. Sus ojos se atrevieron a mirar al hombre al que le decían doctor Han San Tae que se aproximaba a la jaula con una jeringa en la mano.

— Ábrela —el doctor Han San Tae le ordenó al guardia. Byung trató de apartarse todo lo que pudo, pero el guardia lo alcanzó y lo jaló hacia la parte frontal de la jaula.

— ¡No! —Byung gritó, pero eso no funcionó. Lo pincharon en el cuello. Se llevó la mano a su cuello y pateó y mordió al gran guardia.

— Con espíritu, ¿no es así? —el guardia gruñó y golpeó la cara de Byung.

— Sé cuidadoso con él, maldición. No necesito que años de experimentos se vayan a la basura porque no controlas tu carácter —el hombre con la bata blanca de laboratorio le gritó al guardia.

— El jodido me mordió. —El guardia empujó a Byung devuelta a la jaula. Sus ojos amenazaban con vengarse de él ante la primera posibilidad disponible. Byung se deslizó más hacia el fondo, envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas. Su cabeza empezaba a sentirse aletargada. Cuando levantó el brazo, notó que se movía lentamente.

— Veo que funciona. Bien. Él necesita mucho descanso. No necesito que los puntos se desgarren o que tenga algún sangrado interno —el hombre con la bata blanca de laboratorio dijo y siguió escribiendo en la gráfica.

— ¿Qué me están haciendo? —Byung gritó, sus dedos envolvieron las frías barras.

— Apártate, deja que el sedante haga efecto. Él se calmará en un momento —el hombre de la bata blanca de laboratorio le dijo al guardia.

El dolor en su abdomen se estaba calmando. Eso debía ser por el efecto de las drogas. Él no se durmió, solo estaba un poco atontado. ¿Qué en el nombre de Dios le habían hecho? Byung Hun también se preguntaba por qué las drogas humanas estaban funcionando en él. Los shifters son inmunes a las drogas humanas. ¿Quiénes eran esas personas?

— Ya lo descubrirás. —El guardia se carcajeó diabólicamente golpeando la jaula de Byung, el sonido resonó en sus oídos y hasta en su propia alma. Byung comenzó a temblar, el miedo recorría fuertemente su espalda ante el millón de posibilidades de lo que le estaban haciendo.

— ¿Se calmó?

— Parece un poco aletargado —el guardia le dijo al hombre de la bata blanca de laboratorio.

— Entonces tráelo aquí.

El corazón de Byung se aceleró fuera de control cuando el guardia tecleó la clave para que se abriera la puerta. — Si me muerdes te patearé hasta sacarte la mierda sin importarme lo que diga el doctor.

Byung se apartó golpeando las barras detrás de él, pero aun así no era lo suficientemente lejos. El guardia tomó su brazo y lo jaló hasta que quedó libre de la jaula. Quería huir pero por lo que le habían dado se sentía sin fuerza, y todo lo que podía hacer era obedecer.

El guardia lo levantó como si fuera un muñeco de trapo y lo dejó sobre la fría mesa de acero.

— Te dije que fueras cuidadoso con él —el hombre de la bata blanca de laboratorio regañó, quien solo se encogió de hombros y de nuevo sonrió cínicamente hacia Byung.

— Amárralo —el doctor Rawling ordenó.

Byung vio cómo el guardia jalaba unas tiras de cuero de debajo de la mesa y fijó su brazo derecho, asegurándolo. Él fue incluso menos gentil con sus otras tres extremidades.

Byung jalaba pero descubrió que el guardia había hecho un buen trabajo. No dejó ningún espacio extra para que él pudiera salirse. Estaba acostado y expuesto para todo el mundo. Una interna necesidad de cubrirse la ingle lo hacía jalar más duro el cuero, pero no cedía. Todo lo que podía hacer en este momento era cerrar los ojos y rezar para que lo que le hicieran fuera sin dolor y no sexual.

El hombre de la bata blanca de laboratorio comenzó a revisar y tocar su abdomen, Byung gimió ante el dolor que la acción le producía. Su abdomen se sentía de nuevo como en fuego. Abrió los ojos y vio al hombre revisar la herida.

— El sujeto tiene dolor, pero es lo esperado después de una cirugía mayor. —El hombre de la bata de laboratorio encendió una grabadora y comenzó a hablar mientras hacía el examen. Byung mantenía los ojos cerrados mientras las frías manos lo recorrían, revisando sus signos vitales y tocando varias áreas de su cuerpo.

Se estremeció cuando el hombre tocó su pene, moviéndolo a un lado y palpando sus testículos. Sabía que era un examen no sexual, pero eso a su piel no le importaba. La bilis subió a su garganta ante la no querida invasión.

Byung se quebró y cerró los ojos más duro cuando el hombre comenzó a tocar alrededor de su recto. Podía sentir las lágrimas deslizarse por los lados de su cara, no había nada que pudiera hacer mientras estuviera atado.

Era humillante estar acostado ahí y ser manoseado donde todos pudieran ver. Trató de que su mente se escapara hacia otro lugar, cualquiera menos aquí, pero las frías manos evitaban eso. Le recordaban dónde estaba y lo que estaban haciéndole.

— Necesita alimentación, pronto. Prepara su comida.

Byung no podía ver a quién el hombre de la bata blanca de laboratorio le hablaba, pero rezaba porque no fuera al guardia. Algo le decía a Byung que si él preparaba sus alimentos, pondría algo extra en eso. ¿Qué había hecho para tener al hombre como enemigo y que se ensañara con él?

Byung se estremeció cuando una aguja fue insertada en su brazo. Supuso que su nutrición vendría de una bolsa de intravenosa. Aunque primero ellos llenaron unos tubos con su sangre.

— Déjalo aquí hasta que la bolsa esté vacía —el doctor San Tae le advirtió al guardia.

¿Qué tipo de sádico guardia era el guardia?

Byung comenzó a temblar a causa del frío metal y el miedo a lo desconocido. Su lobo luchaba por salir, pero Byung luchaba por detenerlo. Sus instintos le decían que si cambiaba frente a esos hombres, sería un mayor desastre que su situación actual.

— Sus signos vitales están subiendo —el doctor Han San Tae informó al cuarto.

— ¿Podría ocurrir el cambio? —uno de los otros humanos preguntó.

— En cualquier momento —dijo el hombre de la bata blanca de laboratorio.

Byung se concentró en su lobo, rogando por mantenerlo inmóvil. Su lobo quería salir y protegerlo, pero Byung sabía que él no ganaría, no con el guardia en el cuarto y las drogas que le habían puesto. Era mejor permanecer en su forma humana aunque eso lo hacía más débil.

De algún modo Byung sabía que si cambiaba, le daría al guardia la perfecta excusa para usar la crueldad que podía ver en los ojos del humano. Podría sanar más rápido en su forma de lobo, pero ¿a qué precio?

Una máquina de rayos X fue puesta sobre la mitad de su cuerpo, y muchas radiografías fueron tomadas, los click y el ruido aumentaron su ansiedad. ¿Qué estarían mostrando esas radiografías? ¿Habría ellos colocado algo en él o le habrían quitado una parte?

Después el hombre con la bata blanca de laboratorio utilizó una máquina de ecografías, frío gel fue aplicado sobre su dolorido abdomen y entonces recorrió su bajo abdomen. El doctor presionó algunos botones, sus cejas se unieron con concentración mientras Byung se estiraba para ver lo que el doctor estaba viendo.

Eso no funcionó. Las restricciones evitaron que se moviera. El hombre de la bata blanca de laboratorio limpió el abdomen y alejó la máquina.

— Regrésalo a su jaula. —El hombre de la bata blanca de laboratorio le hizo señas al guardia. Byung se preparó para las crueles manos. Vio al guardia acercarse y a esos implacables dedos jalar los cinturones de cuero. El brazo de Byung se estremeció por la fuerza.

El guardia se rió cínicamente e hizo que la sangre a Byung se le helara. ¿Podrían dejarlo solo con el guardia en algún momento? Como si leyeran su mente, dos de los hombres salieron, dejándolo solo con el hombre de la bata blanca de laboratorio, el doctor Rawling, y el sádico guardia.

Byung estaba demasiado débil como para detener los dedos del guardia que se encajaban en su piel, levantándolo rudamente y lanzándolo al interior de la jaula.

— Maldito mutante. Dije que me las pagarías por matarlo —El guardia escupió y cerró la puerta. Byung se deslizó hacia atrás, lo más lejos posible de la puerta, finalmente fue capaz de cubrirse con algo parecido a la modestia. ¿A quién había matado?

Tragó el grueso nudo que se formó en su garganta. Lágrimas amenazaban con caer ante el predicamento de no recordar lo que lo había traído aquí. De nuevo empezó a dolerle su abdomen. Byung estaba aterrado de quedarse dormido pero lo deseaba para escapar del dolor.

Cerró los ojos y tomó una profunda respiración, rezando porque cediera el dolor que lo inundaba y que sentía como si lo estuvieran abriendo. Sin importar lo mal que se sintiera, él no iba a pedir medicamento contra el dolor. No es que ellos fueran a dárselo.

Era una escena tan surrealista ver trabajar la centrifuga con los frascos de su sangre dentro. Pero Byung la observaba con la esperanza de ocupar su mente y distraerla del agonizante dolor en su abdomen.

Vio cómo el doctor Han San Tae levantó una gota de algo claro y la dejó caer en un vidrio, colocándolo bajo el microscopio. ¿Estarían ellos tratando de descubrir su ADN de lobo? Eso podría ser una explicación lógica.

— Hey, ven a revisar esto. Creo que está funcionando —el doctor Rawling dijo emocionado.

Los ojos de Byung siguieron al hombre con la bata blanca de laboratorio que cruzó el cuarto y vio el microscopio. El guardia solo seguía de pie viéndose aburrido.

— Muy bien. Él vale todos los dolores de cabeza de su captura.

Byung no podía creer lo que el hombre de la bata blanca de laboratorio dijo. ¿Ellos lo tenían a él como el blanco? ¿Por qué?

— Si, lo vale. Ahora todo lo que necesitamos encontrar es a un donador. —El doctor Han San Tae cerró sus manos juntas con alegría.

¿Donador? si ellos estaban revisando su sangre en busca de componentes de lobo, ¿para qué necesitaban a un donador? ¿Un donador para qué? Byung maldijo su memoria en blanco para cualquier otra cosa que no fuera quién era y su composición genética. ¿Por qué no recordaba?

Cerró los ojos. Estaba fatigado por todos los eventos que habían tenido lugar y por su lucha interna para lograr encontrar algo en su mente que le ayudara a entender por qué le estaba pasando esto.

Byung se acurrucó en una bola, con su espalda contra el fondo de la jaula mientras escuchaba los ruidos que lo rodeaban. Podía sentir al guardia que lo vigilaba. Podía oír a los humanos que charlaban en voz baja y el zumbido de las máquinas. El dolor lentamente estaba desapareciendo y su cuerpo estaba tan débil. Rindiéndose, Byung se quedó dormido.

 

 

 continuara....

Notas finales:

el otro capitulo sera muy emocionante...

esperenlo... dejen rw


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