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The Bloody Awesome ABC por xoxomcr

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Escocia – España – Estados Unidos

No se soportaban.

No. En realidad a ellos se les hacía sumamente indiferente la existencia del otro, no era demasiado difícil darse cuenta; es más, era tan evidente hasta el punto en que a Escocia le daba absolutamente igual si a España le azotara una sequía de grandes proporciones y dejara sus tierras infértiles haciendo que sea incapaz de producir sus adorados tomates. España dormiría tranquilo una siesta mientras Estados Unidos estuviera siendo afectado por alguna clase de epidemia o desastre natural, y éste degustaría placenteramente una gran hamburguesa mientras Escocia estuviera siendo atacado por el Monstruo del Lago Ness* o si un grupo de terroristas planeasen cometer genocidio.

Pero ésta vez tenían algo en común y debían aliarse si querían deshacerse del problema.

La relación de Prusia e Inglaterra.


Era algo ilógico e inverosímil el hecho de que esos dos estuvieran juntos. No es que a Escocia le importara con quién se junte o deje de juntar su estúpido hermano, pero si estaba casi todo el tiempo con ese irritante albino, ¿cómo iba hacer miserable la existencia de su rubio consanguíneo? Ahora que Arthur hacía muchos paseos por Alemania casi no se quedaba en su casa y él sólo podía desgraciarlo la mitad del tiempo. Bueno, tampoco es como si fuera que él tuviera mucho tiempo para molestarlo, tenía bastante trabajo por hacer pero siempre se hacía un espacio en su agenda para planear una nueva manera de molestar al menor, y de paso vigilar si el señor responsable no colapsaba después de tanto trabajo y estrés —aunque se cortaría la lengua antes de admitirlo—. Pero últimamente la desatención del menor ya lo estaba impacientando, porque no en vano vino hace un mes con su arco y nuevas flechas hechas de acero inoxidable con algunos toques de titanio para poder estrenarlo, ni la semana pasada con su gaita para presumirle su nueva sonata, ni hace tres días para decirle que si no ejercitaba y comía adecuadamente, jamás podría defenderse de sus golpes. En dos ocasiones se encontró con la ausencia del inglés y en otra con que éste estaba demasiado ocupado contemplando con una vena sobresaliente en la sien una capa ilustrada con el simbólico águila de Prusia encima de la bandera inglesa seguida de una frase parecida a "Awesome Territorio Prusiano" o algo así, seguramente había sido un regalo de ese insolente narcisista con complejos de megalomanía. Un día de estos le daría su merecido.


Para España, la relación entre esos dos era de lo más confusa. Solía ver como el inglés golpeaba a Gilbert hasta dejarlo en la inconciencia, era demasiado, aunque tenía que admitir que seguramente se lo tenía merecido, a veces su amigo llegaba a ser un poquitín insoportable o demasiado ególatra. En otras ocasiones yacían tranquilos, con un sonrojado Arthur contra la pared siendo atacado por los frenéticos labios del prusiano. Como sea, lo que realmente le llegaba a molestar es que ya no podía salir a por unas copas en cuanto se le diera la jodida gana. Ahora tenía que coger turno para obtener unas esporádicas citas al bar con su anteriormente inseparable camarada. Se preguntaba qué mierda tenía en la cabeza para estar con ese inglés, no es que le pareciera feo o algo por el estilo —es más, había comprobado lo sensual que podía llegar a ser en su época de pirata—, tampoco resultaba tan bárbaro como esos desgraciados hooligans* que habitaban en su país, y sinceramente, tampoco era ese espíritu de rockero empedernido que tenía. ¡Diablos, a quién rayos engañaba! Comprendía perfectamente la razón del por qué Gilbert salía con Inglaterra, pero lo que no comprendía era de quién mierda estaba celoso.

Tal vez de los dos, sin embargo era algo que no estaba dispuesto a aceptar, por supuesto. Pero para qué hundirse en la pena, si allí a su lado se encontraba un irritado italiano a punto de darle un golpe por prestar más atención a sus propios pensamientos que al monólogo consistente en puras maldiciones, tan lindo como siempre~.

Arthur. Lovino. Se parecían de alguna manera y al mismo tiempo eran la total antítesis del otro, pero los dos eran explosivos y algo violentos. Quizás Antonio Fernández Carriedo era un vil masoquista, pero a él le gustaba de esa manera.

No dejando de lado el tema principal, Gilbert se las pagaría por haberlo dejado en segundo plano. Que las fuerzas teutónicas le amparen, porque de ésta no se salva.


Iggy, Iggy, Iggy. ¿Cómo es que puede ser tan necio? Tantas veces le dijo que no se acercara a ese sujeto autoproclamado awesome, pero él no escuchó.

Descabellado. Sí, tal vez eso es lo primero que le viene a la cabeza a Estados Unidos cuando piensa en un posible —más que posible, real— amorío entre esas naciones europeas. No podía creer que Arthur se rebajara tanto como para estar con alguien que ya ni era considerado país. Alemania Oriental era el actual nombre formal de ese despreciable sujeto roba ex-tutores-molestables.

Rayos, y él que estaba construyendo un nuevo navío-volador a prueba de balas y evade-torpedos sólo para ver su sorprendida reacción. Sí, Alfred F. Jones revolucionó la tecnología creando un navío de guerra que además de volar, también funcionaba como submarino, pero por la culpa de Inglaterra y su tonta indiferencia, lo iba a tirar a la basura. Tanto trabajo para nada.

Aunque no es la culpa de Arthur ser tan distraído últimamente, era esa ex nación la que lo distraía, así que era la culpa de Gilbert Beilschmidt que su trabajo se fuera por el caño.

Suspiró un momento, ¿qué acaso Arthur no se daba cuenta de los macabros propósitos del ex prusiano? Estaba seguro que lo único que quería era invadir sus regiones vitales para después desaparecer y hacer como si no hubiese pasado nada. Él era un héroe e iba a rescatar al príncipe* en peligro. Por un momento eso le resultó extrañamente retorcido, como si fuese homose... como sea, sería una batalla apasionante: El Awesome vs. El Hero. Dos gigantes luchando por ver quién era más fuerte, igual que en un cómic —pensó emocionado—. Ese pedófilo fetichista que anda acosando a niños como Sealand o Letonia no tendría su perdón, además de ser un desgraciado que anda por la vida diciendo que las hamburguesas no son deliciosas.

O por lo menos eso fue lo que Francia le dijo una vez mientras jugaban Twister* en la casa de Canadá. ¿Y si Francia estaba bromeando? Bueno, no importa... igual iba a demostrar que era el magnífico héroe.


Escocia, España y Estados Unidos harían una conveniente alianza temporal dejando de lado sus diferencias —e indiferencias—.

Escocia para recuperar a su tonto hermano.

España para recuperar a su tonto amigo.

Estados Unidos para salvar a Inglaterra de las garras de Prusia y así convertirse en el héroe de turno por el que todos desean ser salvados.

Aunque en realidad no todos quieren ser salvados, ¿eh, Arthur?

Notas finales:

Aclaraciones:
*El monstruo del Lago Ness: esta querida y legendaria criatura yace en tierra —o agua— escocesa.
*Hooligans: es un término originado en Inglaterra que hace referencia a seguidores de equipos de fútbol que han producido actos vandálicos, van esparciendo violencia por doquier.


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