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La maldición de los D por Vamp

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Portgas D. Ace se sentó en el sillón y abrió las piernas para que Akagami se acomodara entre ellas. Todavía no lo había desamarrado y verlo tan indefenso despertó su estado vampírico, sonrió al ser víctima de la necesidad insufrible del pelirrojo; le levantó el rostro y se acercó hasta llegar al cuello, lamió la piel por encima de la cicatriz y clavó los colmillos. Shanks gimió fuerte ante el doloroso placer, se encontraba muy débil para reclamar, una punzada de miedo se abrió paso en él, si seguía perdiendo sangre posiblemente moriría, sin embargo sentir el placer que el pecoso le transmitía lo ponía en un estado de sumisión que solo un vampiro original podía crear; Akagami no supo cuanto tiempo pasó mientras se alimentaban de él, tiempo y espacio desaparecieron en medio de las oleadas de escalofríos; cuando al fin lo soltaron se dejó caer encima de las piernas del pecoso, jadeaba aún dentro del estupor del placer.

Ace le acercó la muñeca de la mano izquierda y sin pensarlo Akagami la mordió alimentándose con efusividad. El pelinegro siguió sonriendo, le debía un enorme favor a Shanks por haber escondido la naturaleza de su hermanito así que no iba a permitir que muriera así tuviera que darle toda la sangre necesaria; algo contraproducente ya que sin conocer el paradero de Sabo, se encontraba sin su sclav y si los cazadores estaban detrás de ellos requería de toda la fuerza necesaria.

Ace giró un poco la cabeza al escuchar que la puerta se abría y entraba su hermanito corriendo, al verlos Luffy se quedó inmóvil, el aroma de la sangre, la atmósfera cargada de excitación y el porte sumiso de Akagami fueron suficientes para que el pequeño sintiera la insana necesidad de alimentarse bajo todos los medios existentes.

 

 

Trafalgar se metió a su coche y estuvo tentado a salir de ahí, darle la espalda a Luffy y aceptar la invitación de Killer y Kid; estaba seguro que si se apresuraba todavía podía alcanzar al rubio; he inclusive sacó su celular para marcar el número de Eustass. No lo hizo nada más porque le pareció muy extraño que Luffy no lo siguiera, ni siquiera había salido de la habitación. ¿Le estaba dando el espacio que necesitaba para acostumbrarse a esos cambios tan radicales? Trafalgar se recargó en el asiento y echó la cabeza para atrás; si Luffy hacía el esfuerzo de no dejarse llevar por sus instintos, él también podía hacerlo.

Durante todo el tiempo el cosquilleo que tuvo en el bajo vientre no disminuyó, necesitaba calmarse en ese aspecto también; por inercia llevó la mano hacia su entrepierna y tan solo de sentir el cambio de presión un fuerte espasmo le recorrió la espalda. «¡Mierda!».

Se acomodó lo mejor que pudo y trató de pensar en todo menos en su pareja acercándosele de manera tan sugestiva y hablando de forma sucia.

 

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Si algo representaba a Donquixote Doflamingo aparte de ser un sádico sanguinario, era su paciencia; aun cuando la situación ameritaba una acción drástica, Joker era lo suficientemente inteligente para no caer en la desesperación, y tomaba las decisiones con la cabeza fría. Y una de esas decisiones fue: no perder de vista a Eustass Kid, cazador del cual no sabía nada.

Con toda la tranquilidad del mundo dejó que Eustass se adelantara lo suficiente para darle la confianza necesaria y él poder seguirlo hasta donde se encontraba los vampiros originales y muy posiblemente Law. Tras un considerable lapso, en el cual se entretuvo en la habitación del ojigris, Joker salió en busca de su presa. Por el cielo, atravesando las nubes dio alcance al coche que el pelirrojo había robado; podía sentir claramente su presencia dentro. Sonrió al saber la dirección que estaba tomando, a un lugar cada vez menos poblado con muy poco tránsito; casi podía asegurar que sentía la presencia de Law cerca.

Sus deseos fueron interrumpidos cuando sintió un cambio repentino dentro del coche; bajó la vista y observó que el auto frenaba con tal fuerza que viró. Eustass bajó del coche mirando hacia el cielo, más específicamente al hombre que volaba por encima de las nubes; sujetó el coche por la orilla de la puerta y usando haki logró lanzarlo en dirección a Joker.

Doflamingo maldijo; jamás hubiera creído que ese pelirrojo también pudiera sentirlo y más al creer que en el apartamento lo había agarrado por sorpresa, pero al parecer Kid lo había engañado. Utilizó su propio haki para partir el coche a mitad de vuelo; justo lo que Eustass deseaba, ya que el auto explotó. Doflamingo cayó al suelo donde se impulsó y arremetió contra Kid; los trozos de metal ardiendo se unieron entre sí bajo el haki de Eustass hasta formar una mano de metal retorcido y ardiente que utilizó para tratar de golpear a Joker quien logró inmovilizar la mano de metal con sus múltiples hilos invisibles. Llegó de un salto hacia Kid dando una fuerte patada en el pecho; el pelirrojo retrocedió varios pasos y, a una orden, los trozos de metal se separaron impactando en un sorprendido Doflamingo.

Joker salió de en medio del metal y regresó al cielo; arriba tenía más ventaja para matar de una vez por todas a ese pelirrojo. Preparó su ataque mientras que Kid hacía lo mismo, pero ambos fueron interrumpidos por las sirenas de las patrullas que se acercaban y que muy posiblemente habían escuchado la explosión. Los dos sabían que era una sentencia de muerte de parte de la Marina y de los vampiros si alguien los descubría.

—Es una verdadera lástima que nos hayan interrumpido —habló el rubio, su sonrisa solo exasperó más a Kid—. Fufufufufu, pero hay que estar consciente de las ventajas: cuando llegues, ya lo tendré en mis manos.

No le dio tiempo a Eustass de contestar, continuó con su camino por el cielo en la misma dirección de minutos antes. Kid maldijo enfurecido, nunca imaginó que Joker prefiriera irse; su plan era matarlo ahí mismo antes que se acercara aún más a Trafalgar Law. Estaba seguro que Doflamingo no iba detrás de los vampiros, de no ser así en vez de ir al apartamento de Law hubiera ido a la casa de Luffy o buscado a Akagami quien fue el que encubrió a un D. Sin embargo se había concentrado en Trafalgar.

Por el momento Kid debía de esconderse de la policía y encontrar un medio de transporte para llegar a donde Killer y Law. Sonrió al pensar en la cara que su amigo seguro le iba a poner cuando le dijera que tardaría en llegar más de la hora que le había dicho.

 

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Law dio un respingo al escuchar el golpeteo en el vidrió, giró la cabeza y se encontró con Ace que le sonreía despreocupado. Se había quedado dormido en un intento de calmar los nervios; restregó sus ojos y miró su celular para saber la hora antes de bajar el vidrio, apenas había pasado una hora.

—Espero que estés más calmado, no era intención de Luffy espantarte así, discúlpalo, por favor —le dijo el pecoso apenas y Law bajó la ventanilla. El ojigris asintió sin pronunciar palabra alguna, por alguna razón prefería mantenerse hermético frente a Ace—. Shanks ya está mucho mejor, el vampiro que trajo tu amigo —aclaró al ver la confusión en el moreno—. Es un amigo y preferiría que lo conocieras.

Law entendió la indirecta y bajó del coche, continuó en silencio y se dirigió a la habitación seguido de Ace. Al abrir la puerta, el sitio parecía completamente diferente: con las cortinas y ventanas abiertas dejando que entrara la luz del sol, un Luffy de lo más tranquilo viendo la televisión y el vampiro pelirrojo haciéndole compañía riendo más fuerte que el mismo Luffy.

—Trafalgar Law —habló Akagami levantándose del sillón y se acercó sonriente; ya no se encontraba atado ni traía puesta la misma ropa; Law se quedó con la duda de cómo habían conseguido prendas nuevas—. Nuestro primer encuentro fue de lo más atropellado, no deseo que te lleves una mal impresión de mí, si hay algo en lo que pueda ayudarles, cuenten conmigo. Me llamo Shanks, pero suelen decirme Akagami, soy un vampiro de segunda clase, aunque creo que eso ya lo sabes –-concluyó dando una refrescante risa.

—Él se encargó de esconder a Luffy para que ningún cazador lo encontrara —aclaró el pecoso.

—¿Cómo lo escondió? —habló, por fin, el ojigris. Luffy tenía una vida echa y derecha: iba a la universidad, tenía infinidad de amigos e inclusive una pequeña casa y, aunque no tenía un trabajo fijo, hacía pequeños deberes en lo que sea que pudiera hacer y así costeaba sus gastos (sin contar el hecho de muchas veces vivir a expensas de sus amigos).

—No fue tan difícil, solo bloqueé el flujo de información que había respecto a él; antes de despertar, Luffy era un humano común y corriente, solo impedí que la gente indebida conociera la D en su nombre.

—Algo de lo cual siempre estaremos agradecidos —afirmó el pecoso palmeando su hombro.

—Entonces… Fue un gusto conocerte Trafalgar —comentó el pelirrojo—, pero tengo que retirarme. Ese joven, Eustass, me causó un gran daño, terminé confiándome demasiado al pensar que no podía haber cazadores tan cerca. La ayuda de Ace me permitió seguir viviendo, sin embargo necesito recuperar toda mi fuerza.

—¿Qué va a pasar con Eustass? —Law preguntó un tanto desesperado. Si Kid corría peligro eso incluía también a Killer, y el moreno no quería que ninguno de los dos fuera lastimado. Ambos vampiros se miraron, acción que Law interpretó como una mala señal.

—Por el momento nada —Ace fue quien respondió—. Tenemos cosas más importantes de las cuales ocuparnos, mientras ese cazador se mantenga al margen. —Law lo miró incrédulo.

—Nosotros siempre estamos bajo la mira de un cazador —explicó el pelirrojo al ver la confusión en el ojigris—, estamos acostumbrados a sus intentos de… suprimirnos. Por eso es normal que ignoremos sus ataques.

Interiormente Trafalgar maldijo todo lo maldecible, bajo esa perspectiva tenía que acostumbrarse a los constantes intentos de asesinato que iba a haber en su contra.

—Me gustaría quedarme más tiempo —dijo Akagami— , pero se hace tarde. Muchas gracias por la ayuda Ace. Un gusto Trafalgar.

—Te acompaño Akagami —se ofreció el pecoso—. De paso traeré algo de… comer —dijo, la última parte prácticamente la susurró a sabiendas que si Luffy escuchaba iba a empezar a pegar de gritos.

Ambos vampiros salieron de la habitación dejando a Law parado a mitad del cuarto y a tan solo dos metros de Luffy. Se giró para verlo; el pequeño le correspondió la mirada y sonrió de forma tan sencilla que Law relajó los hombros, estaba a salvo.

 

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Después de separarse de Ace, Akagami llegó a una estación de gasolina, se dirigió a un teléfono público e hizo una llamada esperando que no lo rechazaran. Habló con la persona al otro lado de la línea durante escasos minutos, le explicó su condición y luego de recibir una respuesta afirmativa colgó suspirando con tranquilidad. Necesitaba esa ayuda urgentemente. Bien podía usar a cualquier persona que tuviera cerca, pero con la perdida de sangre masiva que tuvo además de la decapitación, necesitaba lo mejor; en ese aspecto agradecía a Portgas, su sangre de original lo había dotado de suficientes recursos para poder saciar su sed durante todo ese tiempo.

Después de veinte minutos un automóvil se estacionó frente a él, sonrió y se subió sin mediar palabra; el coche se puso en marcha y recorrió alrededor de un kilómetro antes de meterse en un camino de terraceria con un acceso cada vez más difícil para asegurarse que no hubiera tránsito en ese lugar. Al estacionarse y apagar el motor Shanks giró la cabeza para ver a su acompañante; los ojos escarlata y los colmillos completamente extendidos supondrían una alarma, pero al sujeto solo le provocaron una sonrisa cómplice.

En un rápido movimiento Akagami se acomodó sobre las piernas de su acompañante, aunque tenía poco espacio no era nada que le impidiera seguir, le levantó la cabeza y dio un lengüetazo a todo lo largo del cuello al momento que las habilidosas manos del hombre debajo desabrochaban ambos pantalones. Shanks arañó con los colmillos la piel que había humedecido con su saliva con lo cual se detuvieron las manos que se encargaban de desvestirlos.

—No voy a aceptar que me muerdas —dijo en advertencia.

—Entonces apúrate a follarme —contestó y fue él mismo quien terminó la faena de desnudar solo lo necesario. Se lamió los labios al percatarse que el hombre estaba listo para penetrarlo y sin esperar más se dejó caer sobre ese rebosante miembro. Escuchó un siseo de su acompañante que se abría paso entre sus propios jadeos, se deleitó con ello y comenzó a moverse.

No pasó mucho tiempo para que el otro hombre acomodara el asiento del copiloto en posición horizontal y acomodara ahí al pelirrojo; en ese ángulo podía asestar las embestidas a mayor velocidad.

—Joder, Mihawk… ¡más rápido!

 

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Ace llegó con una enorme bolsa repleta de comida. Al verlo, Luffy corrió hacia él y saltó encima de la comida. Trafalgar, sentado en uno de los sillones apagó uno de los cigarros que compró en la recepción y también se acercó.

—¡Luffy, vas a romper las cosas! ¡Quítate! —El pecoso trataba en vano de alejar a su hermanito así que al final optó por soltar la bolsa y dejar a Luffy tirado en medio de la entrada mientras se zampaba la comida—. Esto es para ti —dijo dándole otra bolsa, más pequeña, al ojigris.

Law la tomó. Dentro había un almuerzo mucho más nutritivo y pequeños frascos; al leer las etiquetas supo que se trataban de vitaminas, suplementos alimenticios y complementos de hierro. Law no dijo nada, regresó al lugar donde estaba sentando segundos antes y comenzó a comer.

—Ya está anocheciendo —habló el pecoso al dejarse caer en el otro sillón enfrente del ojigris—. Puedo moverme mejor en la oscuridad así que saldré a buscar a Sabo. Aquí estarán bien; de cualquier forma le diré a Luffy que esté atento a cualquier movimiento sospechoso, si llegasen a ver algo no duden en irse, a donde sea, lejos de aquí, yo los encontraré… Necesito que descanses todo lo que puedas…

—No necesito que me cuiden —interrumpió un molesto Law, ser considerado alguien tan débil no le agradaba nada.

—Luffy depende de ello —aclaró a sabiendas que el ojigris no se negaría si Luffy estaba de por medio—. Cuando un vampiro adquiere una fuerte conexión con su sclav, depende completamente de este, eso incluye su propia vida.

Law resopló al escuchar la forma tan sencilla en la que el pecoso hablaba sobre la vida cuando, técnicamente, estaban muertos. La ironía pasó a segundo plano al sentir que Ace quería decirle algo más conteniéndose a hacerlo. «Malditos vampiros que dicen las cosas a medias» pensó y siguió comiendo, él no iba a preguntar nada, posiblemente solo eran suposiciones.

Al terminar de cenar Ace habló un rato con su hermano mientras que Law tomaba el fresco sentado en el pequeño escalón de la entrada. Observó como un coche llegaba y se estacionaba a dos lugares de su automóvil. El hombre que conducía se bajó irguiéndose en toda su amplia estatura, llevaba unos extraños lentes con forma puntiaguda y una gran gabardina llena de plumas rosas.

—Buenas noches —saludó sonriente a Law quien correspondió con un movimiento de cabeza. El hombre se dirigió a la recepción.

Trafalgar se levantó al escuchar que los hermanos se despedían.

—Te encargo a mi hermanito —le dijo el pecoso a Law cuando salió y se alejó caminando reparando unos cuantos segundos en el coche nuevo.

El ojigris entró y cerró la puerta con seguro. Se dirigió a las ventanas pasando de largo a Luffy que veía la televisión, revisó que todo estuviera cerrado, aunque bien sabía que un delgado cristal no serviría mucho para defenderlos, y puso las cortinas. Su intención era leer uno de los pocos libros que había empacado mientras el sueño le vencía y no seguir pensando en lo que perdió o en lo que les esperaba.

—Torao —Luffy lo llamó apagando la televisión. Law sujetó con fuerza las cortinas y se giró, apostaba que otra vez iba a estar en una situación peligrosa—, hay que tener sexo…

Notas finales:

Gracias por leer.


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