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La maldición de los D por Vamp

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Notas del capitulo:

Hasta aquí por el día de hoy, esperen a la próxima semana n.n

—II—

 

—Luffy es un vampiro. —Trafalgar Law puso los codos en la mesa y cruzó los brazos esperando una reacción de burla de parte de Killer quien lo veía (eso suponemos) detenidamente debajo de los espesos mechones de cabello rubio.

—. . .

—¿No vas a decir nada? —entrecerró los ojos, la actitud de Killer era bastante sospechosa.

—¿Si te digo que ya lo sabía, me vas a matar?

—Sí.

—Gracias al cielo no te lo he dicho.

—¿Cóm…?

—Ayer en la noche —interrumpió—, Kid y yo salimos de un bar; hicieron enojar a Kid y comenzó a destrozarlo todo, más que irnos nos corrieron…

—¡No me interesa eso! ¿Cómo te enteraste que Luffy es un vampiro?

—Eso fue porque anoche mordió a Kid.

—¡¿Qué?! —exclamó levantándose y dando un golpe en la mesa; los pequeños vasos vibraron así como el ambarino líquido que aún quedaba en la botella semi vacía de whiskey; los escasos clientes que habían en el bar los miraron despreocupadamente. Law no estaba enojado, sólo un poquitín colérico por enterarse que Killer ya sabía del asunto y sobre todo que Luffy se hubiera atrevido a morder a Kid… ¡a Kid!

—No te alteres, Trafalgar —dijo con toda la seriedad que no había utilizado en la conversación. Law al verlo volvió a sentarse, un Killer serio significaba problemas—. A decir verdad, si no hubiese sido detenido yo lo hubiera atacado ya que… «eso» no era Luffy…

Law no dijo palabra alguna; recordó el momento en que el pequeño salió del elevador con la mirada escarlata, el gesto amenazante y la presencia de algo que no era humano.

—¿Qué pasó? —murmuró el ojigris, no se atrevía a hablar más alto, hacerlo sería una especie de aceptación a todo lo que estaba pasando y él no lo aceptaba. Luffy era su Luffy: humano, infantil, travieso, libre.

—Encontramos a Luffy a unas cuadras del bar. La tormenta ya había pasado, pero aún lloviznaba así que yo intentaba convencer a Kid para que se apresurase, iba más lento que nada y rezongando por la pelea en el bar. Cuando nos topamos con Luffy estaba parado a mitad de calle, sin moverse; se nos hizo muy raro, digo ¿Luffy sin moverse? Sólo enfermo. Creo que Kid presintió algo porque no quiso acercarse a él; yo lo llamé, pero ni siquiera nos veía, ¿extraño, no crees? Fue ahí que nos dimos cuenta que tenía sangre en la boca, pensé que se había peleado con alguien —sonrió lastimero—, todavía tuve tiempo de sentir lástima por el pobre diablo que se le encaró… era lo más normal ver eso, Luffy se pelea con todo el mundo, siempre anda lastimado…

Law era testigo de cómo su amigo divagaba en su relato, movía las manos nervioso y evitaba mirarlo posiblemente para no demostrar el miedo que sentía al recordar lo que sucedido.

—¿Qué pasó después? —preguntó para tratar de retomar el hilo de la conversación. Killer se quedó quieto, dio un largo suspiro y se recargó en la silla. Law supo que bajo los mechones de cabello rubio lo estaba viendo detenidamente.

—Le dije que lo iba a llevar contigo, pero al mencionar tu nombre… todo pasó tan rápido. Saltó hacia mí; no sé que pensó Kid, tal vez intuyó lo que iba a pasar que logró hacerme a un lado antes de que… «eso»… me agarrara; pero Kid no corrió con la misma suerte ya que lo golpeó directo en el pecho. Trafalgar, tú sabes que en fuerza bruta Kid es más fuerte que Luffy; en un ataque directo Kid puede detener el golpe, sin embargo Luffy lo aventó como si fuera un palillo de dientes. No supe cuantos metros fue a dar hasta que cayó al suelo. Yo estaba a un lado y «eso» me miró…

Killer guardó silencio mientras que Law esperaba para que retomara la conversación. Varios minutos pasaron en los cuales ambos vasos fueron llenados con whiskey y vaciados varias veces.

—Luffy es un vampiro —prosiguió el rubio—. Puede sonar a película, puede parecer cool, pero ser testigo de ello es otra cosa… sus ojos estaban vacíos… ojos de cadáver, la frialdad de un muerto y la mirada teñida de rojo. Era un maldito cadáver que se movía y que te gritaba por cada poro de su jodido cuerpo «te voy a destrozar y me alimentaré de ti»… Ser un jodido y suculento alimento frente a un depredador… ¿sabes lo que se siente, Trafalgar?

—Terror.

—Sí. No grité ni corrí nada más porque mi cerebro no alcanzó a pensar en ello, y no me avergüenza decirlo; cualquiera que hubiera visto lo que yo vi me entendería. Lo que sí pensé o más bien sentí por puro instinto fue mi muerte en ese lugar. Iba a ser asesinado por un muerto, vaya ironía. Pero… tal vez Kid hizo algo, dijo algo, no lo sé; Luffy se volteó a verlo y ya cuando supe que había pasado estaba encima de Kid mordiéndole el cuello…

«Lo que te voy a decir, Trafalgar, que quede entre nosotros… por un momento pensé en huir… —Killer se carcajeó sin gracia alguna— Qué traicionero soy… vi la oportunidad de escapar utilizando la vida de mi mejor amigo y estaba dispuesto a usarla…

Law retuvo el aire por un momento; no tenía intención de consolar a Killer ya que él también había hecho de cierta manera lo mismo: había «amenazado» a Luffy cuando salió del ascensor; si fue útil o no, estaba completamente seguro que se hubiera defendido si Luffy lo llegase a atacar, estaba dispuesto a lastimar a su pareja con tal de protegerse. Por lo tanto sabía que no existían palabras para ayudar al rubio, sólo empatía y tampoco estaba dispuesto a demostrarla.

—Kid intentó quietárselo de encima —continuó—, por ello decidí quedarme y ayudarlo, había decidido no abandonarlo. Sólo que cuando te enfrentas a algo que no conoces no tienes la menor idea de cómo hacerlo —habló en casi un suspiro ya mucho más calmado—; así que corrí hacia él con toda la intención de improvisar… Y alguien detuvo a Luffy, más bien él se detuvo al escuchar su nombre.

—¿Alguien?

—No sé quién era, se me olvidó preguntarle su nombre. Sólo llegó, apareció, dijo «Luffy, basta» y Luffy se detuvo, se alejó de Kid, se acercó al desconocido y los dos se fueron campantemente como quien no mordió el cuello de alguien.

—Espera, ¿viste quién le habló a Mugiwara?

—Hombre de veintitantos, rubio, con una cicatriz en el lado izquierdo de la cara y sombrero de copa… ni siquiera volteó a verme, se limitó a llevarse a Luffy. Yo me llevé a Kid a mi casa; por cierto, está bien, más que la herida fue la conmoción lo que lo dejó tan aturdido; anímico y débil, pero bien.

Law se llevó la mano al mentón, aunque había ciertas incongruencias en el relato de Killer prefirió no decir nada, al fin el verlo tan nervioso y asustado sí fue real; suspiró y volvió a vaciar el vaso de golpe.

—Es un vampiro —habló el rubio de manera tan neutral que Law por un momento pensó que no se dirigía a él.

—Sí, lo sé.

—Un chupa sangre —insistió.

—. . .

—Un muerto viviente… ¡Un zombie con conciencia que en vez de comerse los cerebros se toma la sangre!... Trafalgar, es un monstruo.

El ojigris resopló al escuchar esas palabras que sonaron tan infantiles, una ofensa que sólo alguien inmaduro era capaz de decir, pero después cayó en cuenta que literalmente Luffy era un monstruo, un ser que solo debía de existir en mitos, libros y películas, un personaje de ficción creado para atemorizar. Se pasó la mano por el cabello.

—¿Y qué puedo hacer? —preguntó. Killer apretó los labios al ser testigo de cómo el ojigris hacia un esfuerzo sobrehumano para parecer controlado—. Sigue siendo Luffy… —susurró recordando el momento en que lo vio en la cocina esa misma mañana, cantando de manera tan desafinada mientras le preparaba el desayuno.

—No te puedo decir qué hacer porque no tengo la menor idea. Solo sé que «eso» que vimos Kid y yo no era humano y mucho menos era Luffy.

 

«»«»

 

Trafalgar detuvo el coche en un semáforo en rojo. Se había tomado varios whiskey y aun así apenas se sentía ligeramente mareado; parecía que el estrés, los nervios y el ligero murmullo de miedo que se había instalado en su interior le impedían al alcohol surtir efecto.

No sabía qué hacer. No tenía idea de qué hacer. Después de su plática con Killer la palabra «monstruo» revoloteaba por su mente sin cesar. Aun con todo lo visto le era imposible hacer una conexión entre algo inhumano con Luffy. Para él o para su obstinación, Luffy era Luffy, el mismo que siempre lo molestaba y fastidiaba, que le gritaba cuanto lo amaba y lo seducía con una ingenuidad que rayaba en lo infantil. Tal vez por ello era tan difícil de creer (a aparte que el hecho de conocer la existencia de algo que siempre fue considerado un mito), Luffy emanaba inocencia en partes iguales a la estupidez que podía alcanzar además de poseer un instinto nato de proteger a sus seres queridos y cuidarlos; sí, era un peleonero y a veces sacaba una presencia bastante fuerte, sin embargo nunca daba miedo, mucho menos pavor.

Law cerró los ojos unos momentos y respiró profundamente; se encontraba a unas cuantas cuadras de su casa, bien sabía que no era una buena idea ir hacia allá; su primer impulso fue dar marcha atrás, no obstante también sabía que necesitaba respuestas, su lado racional clamaba por ellas e inclusive los sentimientos que una vez tuvo (o tenía) por el pequeño lo obligaban a ir a su casa, encontrarse con Luffy, conocer las circunstancias y tal vez morir en el intento de comprender al que una vez le prometió lo que a nadie más le había prometido. Abrió los ojos y respiró profundo varias veces, su intención era despejar la cabeza y lo único que consiguió fue marearse un poco; aunque le daba igual, ya había tomado una decisión.

 

Law estacionó el coche en el lugar de siempre: a un costado y a tan solo dos lugares del ascensor. Por un par de minutos mantuvo la vista al frente perdiéndose en la pared del edificio. Aun después de ver, saber lo que Luffy era, de hablar con Killer y enterarse del pequeño percance con Kid, Law quería negar lo que estaba pasando o al menos tratar de evitar el asunto todo el tiempo posible. Estiró el cuello sintiendo el peso de lo desconocido en sus hombros. «Un monstruo», seguía escuchando la vocecilla en su interior que se negaba a callarse; el ojigris golpeó el volante enfadado consigo mismo.

—No es ningún monstruo —se dijo, trataba de convencerse y de alguna forma se daba ánimos para lo que sea que fuera a ocurrir.

Bajó del coche para dirigirse al elevador; como supuso una banda amarilla restringía el paso así que no le quedó otra alternativa que usar las escaleras. Una punzada de miedo le atravesó el cuerpo al volver a ver el metal retorcido, se dio unos golpecitos en la frente tratando de apaciguar esa sensación.

Contrario a lo que hubiera creído, el ojigris no se molestó por tener que subir quince pisos a pie, es más, lo sintió de alguna manera relajante y le ayudó a despejar la mente. Ya cuando llegó a su piso se encontraba mucho más calmado. Sacó las llaves de su apartamento conciente que Luffy se iba a aparecer; había decidido hablar con él y si con ello firmaba su sentencia de muerte y se convertía en la cena de un chupa sangre enfrentaría su destino. Law entró a su apartamento, cerró la puerta y se recargó en ella suspirando; pocas veces se encontraba en situaciones que rebasaban sus capacidades y encontrarse en una de ellas era sumamente exhausto.

—Torao ya se tardó.

Trafalgar escuchó la voz de Luffy. Se puso en alerta mirando hacia dentro de su hogar, todo estaba en penumbras, pero en definitiva había escuchado al pequeño; demasiado pronto para su gusto.

—Tal vez no regrese

—¡¿Qué?! ¡Eso no es posible! ¡Estoy seguro que regresará!

El ojigris contuvo la respiración al escuchar que Luffy no estaba solo. «Hombre de veintitantos, rubio, con una cicatriz en el lado izquierdo de la cara y sombrero de copa», la voz de Killer dando la descripción de aquel desconocido  resonó en su mente. Aun de espaldas a la puerta Law tomó la perilla; no se sentía preparado para enfrentarse a Luffy y el desconocido juntos. Para su mala suerte, Law no solo no pudo abrir la puerta sino que sintió como alguien desde afuera abría. Se alejó sin saber qué hacer; estando en el pasillo sólo tenía dos opciones: quedarse ahí a la espera de ver quién abría o adentrarse en su casa para enfrentar a su novio/vampiro y a un desconocido. Trafalgar se decantó por la segunda opción, asustado o no, vampiro o no vampiro, Luffy seguía siendo Luffy, su pareja.

El ojigris, a paso rápido, llegó a la sala; en completa oscuridad distinguió la silueta de una persona sentada en el sillón de una plaza, no era Luffy, su constitución era más bien grande. Law no buscó al pequeño, estiró la mano y encendió la luz; el cuarto se iluminó mostrando a un joven que le sonreía despreocupadamente. Con el cabello ligeramente largo y desordenado, la piel canela, unas cuantas pecas bajo los ojos negros y una amplia sonrisa parecía un chico común y corriente, solo que al ojigris le llegó la misma sensación de angustia y miedo que tuvo momentos antes de conocer la condición de Luffy. Law trató de mantener una expresión indiferente, no obstante ni él mismo sabía si lo estaba logrando.

—¡Torao! —Luffy salió de la cocina, parecía el mismo de siempre. El ojigris lo observó con un tanto de incredulidad al no presenciar ni un cambio en él; por un momento tuvo la esperanza de creer que todo fue un sueño o una mala broma sin chiste, pero tanto el recuerdo de la plática con Killer, la condición de Kid y la puerta del ascensor lo trajeron a la realidad. Luffy se acercó a él levantando los brazos para darle un abrazo y el ojigris no pudo evitar alejarse. El pequeño se detuvo y la sonrisa pasó a ser una seriedad abrumadora. Law retuvo la respiración, el ambiente comenzaba a cargarse de tensión.

—Luffy, tranquilízate, lo estás incomodando —habló el joven que se encontraba sentado. Law intercalaba la mirada entre uno y otro—. Disculpa Trafalgar, pero aún no sabe bien como controlarse —siguió hablando al momento de levantarse y dirigirse hacia el pequeño—; es un hermanito muy problemático —dijo y puso la mano sobre el hombro de Luffy.

«¡¿Hermanito?!» pensó el ojigris. Estaba consciente que aun aterrado no debía bajar la guardia, necesitaba mantenerse concentrado sin perder ningún detalle.

Al sentir la mano del joven en su hombro, Luffy hizo un mohín y el ambiente tenso se disolvió casi en su totalidad.

—Portgas D. Ace. Mucho gusto —se presentó el joven—. Soy el hermano de Luffy y para aclarar las cosas también soy un vampiro.

Law lo miró incrédulo ¿estaban de moda los chupa sangre? Toda su vida creyó que eran un mito y ahora, literalmente, de la noche a la mañana conocía a dos.

—Veo que empezaron sin mí. —Una tercera voz se escuchó desde el pasillo apareciendo quien le había cerrado la salida al ojigris. Trafalgar supo enseguida que se trataba de la persona que Killer le había descrito— Un placer conocerlo, Trafalgar Law, mi nombre es Sabo y también soy hermano de Luffy.

El ojigris veía a los tres hermanos. «Puta suerte» pensó y lo peor era no saber si la suerte era buena o mala.

—¿Oferta del tres por uno? —comentó el ojigris con burla resignada a lo que tuviera que pasar.

—Vaya, tiene sentido del humor —dijo asombrado el pecoso.

—Nishishishi… se los dije.

—Lo que me sorprende es que pueda hacer chistes en un momento como este —acotó el rubio—, o ya se volvió loco.

—¡No te preocupes Torao, Sabo no es un vampiro!

—Ya, eso me tranquiliza —contestó el ojigris a punto de jalarse los cabellos, simplemente era irreal la situación y conversación que estaba teniendo—. ¿Y tus hermanos, que no sabía que tenías, están aquí por…?

—Vinimos a despertar a Luffy —respondió Sabo.

—Seh, cómo es bastante lento tuvimos que obligarlo a despertar.

—Nishishishishishi…

 

«Puta suerte…»

Notas finales:

Gracias por leer.


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