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Es fácil escribir un final, lo difícil es actuarlo por Adri6

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Más allá de las pesadillas, detrás de las nubes… hay un sol brillando cálidamente como todos los días. Nuestro trabajo, aparte de estudiar, trabajar, sociabilizar y adquirir bienes, es encontrar aquel resplandor el cual nos entregue la paz que tanto necesitamos.

En mi caso, puede que sol no esté en lo alto del cielo sino más bien, este justo frente a mí.

Supongo que ver caer la nieve a través de la ventana no es tan malo cuando el interior del departamento es muy cálido. Supongo que los cristales de nieves se burlan de nosotros ya que logran esconder su belleza a simple vista, esconden un secreto tan perfecto que se necesita algo más que una simple mirada para apreciarlo.

“Ten” –Sendoh me ofrece una taza de chocolate caliente

El silencio que a veces existe entre los dos no es para nada incomodo cuando tenemos tanto de que hablar con la mirada. El tiene la ventaja de conocerme desde ya hace mucho y por eso, se antepone a lo que yo, recién estoy descubriendo que necesito.

“Pruébalo… y dime por favor que el cacao es de buena calidad. El vendedor me juro que era el mejor por eso me aventure en comprarlo a pesar de lo costoso” –hizo una mueca graciosa

Ambos estábamos sentados junto a la ventana, ambos estábamos bajo el mismo techo y creo, que en el mismo sueño. Regrese mi vista al mundo exterior y si pudiese estrenar estar alas que él me ha obsequiado, seguramente podría volar por todos los lugares que he querido viajar. Estas son las cosas que he pensado desde que somos compañeros de piso desde ya hace unas semanas, estas son las cosas que pienso pero que aun no me atrevo a decirle.

Alivie su miedo de que le hubiesen estafado, la verdad estaba delicioso y se lo hice saber con una mirada que seguramente fue cálida porque Sendoh sonrió encantado. Así, nuevamente compartimos cada detalle de un invierno que se jactaba de cruel pero que visto desde otro punto de vista, podía ser el más cálido de todos.


Quiero intentarlo, eso me digo a diario pero suppongo que lo mejor que puedo hacer es no compartir mi vida como él espera que lo haga. Dormimos en cuartos separados porque no quiero que vea, cuanto me cuesta dejar toda una historia atrás. No quiero mentirle, no quiero fingir que no anhelo lo que está prohibido y por sobre todo, no quiero que lidie con fantasmas que son más reales que lo real.

Cada noche me acuesto pensando en que tanto estoy perdido. Tal vez sería fácil entrar en su cama y dejar que me toque, pero si lo hago, seguramente susurrare el nombre de quien aun amo. Esa es mi verdad… aun le amo. Me llevo las manos al rostro y tengo que soportar la estúpida verdad. “No puede ser… ¿hasta cuándo?” –susurro con el desamparo que me significa el cargo de conciencia de ilusionar a alguien




Retomando algunos hábitos, le he pedido que me deje solo, eso implica que no me llame aun cuando tarde en llegar a casa. l

Cuando se está solo, realmente solo, es cuando uno comienza a extrañar a las personas… por eso busco aquel momento de claridad, tengo que saber a quién necesito mas. No alcanzo a beber mi café y este se enfría sin remedio entre mis manos, el cielo amenaza con una tormenta pero no tengo miedo. Perdí el miedo hace mucho.

Veo como las jóvenes parejas se ríen al contrario de los mayores, que en su preocupación porque su amor no enferme, procuran acomodar sus bufandas de forma estratégica. Aquella versión del amor tan opuesta me dice que la juventud tan solo disfruta del momento, pero llegada a una edad, se piensa en el futuro.

Cuando un copo de nieve desciende frente a mí, es cuando me percato de las horas que he estado fuera de casa. “Es tarde” – susurro mientras me levanto de la banca y camino en busca de un basurero. Antes de arrojar mi café a medio terminar, es cuando recuerdo el día en que lo conocí. Ahí estaba Sendoh fingiendo en que era la primera vez que me veía pero lo único que no pudo mentir fue en su sonrisa.

De una forma poco ortodoxa ha encontrado la forma de hacerme reír, me ha devuelto partes de mi que he perdido por mi camino en el exilio. Debo agradecerle que en su infinita paciencia, haga las cosas que le pido aun cuando son absurdas para cualquiera pero no para mi, todo tiene un propósito.

Al abrir la puerta, lo veo venir de forma rápida y preocupada hacia mí, sus manos hacen el primer contacto en mis mejillas y después, lo hacen sus labios sobre los míos. Aquel tímido beso es mi bienvenida a casa.

“Estas helado, quítate el abrigo y los zapatos, preparare el baño para ti y después, comeremos algo” –se va de la misma forma en que llego



Secándome el cabello con la toalla, de pronto él se sienta detrás de mí, le miro algo asombrado pero él se limita a sonreír. Ahora son sus manos las cuales masajean mis cabellos rojos con el fin de quitarles la humedad.

“… ¿Cómo me conociste?” –le pregunte mientras mis brazos descansaban sobre mis piernas cruzadas

“Déjame ver…” –dijo de forma pensativa— “estaba repasando la materia cuando de pronto escuche una risa muy particular, al levantar la vista… mis ojos no pudieron admirar nada que no fueras tú. En aquella época… eras…. un chico feliz…” –susurro las últimas palabras al tiempo que sus manos dejaron de moverse sobre mi cabello.

Agache la mirada al también recordar el motivo de aquella alegría. Kaede Rukawa y yo… éramos novios, después de tanto nos habíamos atrevido a expresar lo que estaba sucediendo conllevando que aceptáramos que nos queríamos. La pregunta del millón es… ¿por qué luche tanto y después me di por vencido?

“… Te vi… y pensé… es especial, tan especial que quiero admirarlo por siempre” –Sus brazos me rodearon y su rostro se acerco a mi mejilla, mantuvimos aquella postura por un largo rato hasta que le pregunte:

“… ¿Por qué?”

“Averigüe tu nombre, tu edad… que estudiabas… tenía que sentirme cerca de ti aun cuando en verdad no lo estaba. Si Rukawa era capaz de hacerte reír de esa forma… ¿quién era yo para causar problemas en aquella relación?... pero, cuando eso termino, me anime a buscarte para confesarte mis sentimientos pero habías desaparecido… te fuiste… ¿adónde te fuiste?” –ahora era el turno de él de preguntar

“... Es una larga historia… para resumirla, te diré que con aquel viaje me perdí… tal vez… sigo perdido” –susurre sin pensar

“Pero ahora te encontré” –busco mi mejilla y la beso




Con un Bonsái muerto al final del invierno, le comento a Sendoh que es mejor botarlo pero él me mira y me hace un gesto inequívoco de que guarde silencio.

“No digas eso… este pequeñín es un ser viviente y como tal, tiene sentimientos y alma. Puede que parezca que la vida lo abandono pero creo que no es así”

Con la llegada de la primavera, él se enfoco en podar y arreglar algo que estoy seguro que no tiene arreglo. Cada vez que le miro y noto como se esfuerza, pienso en que pierde su tiempo. No le ayudo así como tampoco dificulto su labor.

Con el pasar del tiempo, con la llegada de un mejor clima, un día cuando menos me lo espere, Sendoh tenía entre sus manos aquel árbol y sus pequeñas pero evidentes nuevos brotes.

Me acerque dudoso y al confirmar de que lo que parecía estar muerto estaba vivo, levante la mirada y enfrente un rostro llego de satisfacción por lograr en cierta parte, arreglar casi lo irreparable.

“… Si este pequeño pudo, entonces estoy seguro… que tu también florecerás esta primavera” –sonrió divertido por sus palabras





A veces, paseábamos por la cuidad de noche. Las luces del nuevo mundo y en especial de las estrellas me hacían recordar como solían ser las cosas.

“Look at the stars, look how they shine for you, and everything you do… they were all yellow. I came along, i wrote a song for you, and all the things you do, and it was called yellow…” –le escuche decir y le mire fijamente tratando de averiguar el porque estaba cantando aquella canción. Me tomo de la mano y sosteniéndola con fuerza continuo dedicándome con la mirada, toda clase de sentimientos— “… So then I took my turn, oh what a thing to have done, and it was all yellow… Your skin, oh yeah your skin and bones, turn into something beautiful… you know you know I love you so… you know I love you so!” –sin importarle que toda una sociedad nos mirase, me beso.

Ahora Sendoh tiene más virtudes de las que yo podre tener en una vida. No sé cómo, pero hace que su cabello se mantenga hacia arriba todo el día, sonríe a pesar de que por dentro no la debe estar pasando muy bien, sus manos hacen magia y encuentran la forma de solucionar el desperfecto de la vida misma. Esta noche que no es diferente de las demás, es cuando me pregunto “¿qué tanto merezco esta nueva oportunidad?”

Al apartar sus labios de los míos, termino cantando: “Look at the stars, look how they shine for you… and all the things that you do”


Extracto de la canción: Yellow de Coldplay.

Cuando regresamos a casa, cuando él se despidió de mi y se fue a su habitación. El sonido de su puerta que algo en mi se sintiera extraño. Retome mi camino y al llegar a mi cama, suspire mientras me desvestía. Cuando me acosté sentí miedo de mi mismo, de mis acciones… no hay nada que sea rescatable. Si en el pasado creí hacer lo mejor, ¿porque hoy dudo tanto?

Mire el techo y no pude apartar la vista ahí, a pesar de ver con claridad, sigo estando o siendo muy ciego.




Acariciando las ramas del Bonsái, le pido perdón mentalmente por creer que era un caso perdido-- “… De seguro… tú debes pensar eso de mi” –sonreí de forma divertida al imaginarme que me contestaba que sí.

Suspire y mire el reloj, aun era temprano y Sendoh debía estar dormido. Minutos era lo que tenía a mi favor para decidir qué hacer, minutos que esta vez… no desperdicie.

Cuando le vi abrir los ojos, note como su mirada se enfoco con asombro en mí, porque de seguro le era extraño que estuviese recostado junto a él en la cama.

“… ¿Pasa… algo malo?” –pregunto con algo de miedo

Le mire en silencio y tan solo le ofrecí el desayuno que había preparado para él y para mí. Nos sentamos en la cama y mientras el probaba el jugo, tímidamente comencé a relatarle que había sido de mi después de terminar mi relación con Rukawa. Me escuchaba atento y yo, perdido en mis recuerdos que para mi fortuna ya no eran tan dolorosos, cree una película en la cual todos los personajes importantes actuaban en una trama de tragedia griega. Los lugares por los cuales camine, las personas con que trate… mis trabajos lo cuales me dieron que comer… mis escasas amistades y mis ganas continuas de regresar para enmendar lo que había hecho, todo… le conté todo. Le confié mis dudas, mis miedos, mis pensamientos que pasan por mi cabeza cuando veo mi celular y quiero llamar a Kaede. El, en su sabiduría, sabía muy bien que no debía cuestionarme a pesar de lo equivocado que estuviese, simplemente dejaba que me desahogara.


“[…]… Después de todo… lo más importante que me ha pasado en este último tiempo, fue haber conocido a un lindo chico en un basurero” –le mire y el sonrió feliz

Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!


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