Parte 2
No somos uno, somos dos
Desde que tenía memoria habían estado juntos, unos junto al otro… Nacidos para apoyarse desde la cuna, con errores y defectos de por medio pero ese era su destino, porque aunque cada uno tuviera sus gustos y su forma de ver la vida, al final eran uno… Eso lo entendía desde pequeño, lo entendía desde antes de poder siquiera razonarlo… Por qué lo que le causaba dolor a Alexy lo lastimaba a él también, si su gemelo lloraba, él mismo no podía evitar un nudo en la garganta… Por qué lo que hacía feliz al ahora peliazul le provocaba euforia… Dos mitades de una sola alma.
A pesar de ello, a pesar de no ser más que un complemento el uno del otro, ambos tenían su individualidad… Alex tenía la moda y él tenía los juegos, mundos maravillosos que se abrían ante él en cada nuevo juego, secretos y misteriosos pasajes esperando a ser descubiertos, un mundo que él no podría haber imaginado nunca… Mundos que integraba en el propio… Se privaba mientras jugaba, era consciente de ellos, era como si su mente creará una barrera contra la realidad… Sinceramente ni él entendía el por qué… Pero era una barrera que nadie podía atravesar con facilidad, una barrera que mantenía a todos alejados… A todos menos a Alexy, el contrario podía invadir su mundo con solo una palabra, ni siquiera tenía que esforzarse en ello…
Alexy… Su gemelo, el reflejo de sí mismo… Lo adoraba, pero por alguna extraña razón sentía la imperiosa necesidad de poner una distancia entre ambos, como sí algo en su interior le gritará que a pesar de haber nacido juntos no era sano estar tan unidos, como si su subconsciente le pidiera esconder el amor que sentía por el otro… Amor que palabra tan complicada era esa… Sabía que amaba a sus juegos y que amaba a Alexy, también amaba a sus padres ¿pero era lo mismo? Sabía que no había punto de comparación en cuanto lo que sentía respecto a sus juegos y lo que sentía por su familia.
Su familia era lo que más amaba, a sus padres, a su gemelo… Alexy… Por alguna razón sentía que el amor que sentía por su reflejo era distinto… Una clase de amor que era avasallador, que le nublaba los sentidos, que lo abstraía aún más que sus videojuegos… Era un sentimiento extraño que no comprendía del todo, sabía que era amor, su instinto se lo decía pero no era del mismo tipo que el que sentía por sus padres, ambos eran profundos pero eran esencialmente distintos… Distintos en lo más profundo… ¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser tan confuso todo?
Así que había decidido tratar de pintar una línea muchos años atrás, una distancia entre él y su hermano, o al menos eso pretendía puesto que realmente no llegaba a nada, Alexy era más de lo que podía controlar, con él no funcionaba lo que planeaba, era como si la propia energía del contrario perturbara la suya, el peliazul era divertido, extrovertido… Era como su enlace con el exterior, el enlace que tenía con todos los que estaban fuera de su pequeño núcleo familiar, razón por la cual esos intentos de “distancia” de poco le habían valido.
Estaban en la mesa desayunando… Pero realmente no prestaba atención, escuchaba a su madre y Alexy parlotear sobre alguna tontería, su padre leía el periódico y él… Él estaba abstraído en sus pensamientos, a nadie le parecía extraño y nadie se metía con él por ello… Suspiró un poco y le dio un sorbo a su vaso de jugo y de inmediato sintió la mirada ajena sobre sí, era tan extraño… Era un sentimiento tan extraño… Comió un poco más haciendo caso omiso de su hermano, de todas formas seguro lo interrogaría exhaustivamente por ese minúsculo suspiro.
¿Qué pensaba Alexy? Ellos eran un reflejo… ¿Eso significaba que sentían exactamente lo mismo? ¿Él entendería lo que sentía? ¿Él podría explicárselo? Alexy siempre estaba tan confiado, siempre tan divertido, tan libre… Siempre tan enterado de lo que pasaba… ¿Realmente eran un reflejo? Esa era una pregunta que lo rondaba de cuando en cuando… Ellos mismos se consideraban reflejo el uno del otro pero ¿realmente lo eran?, siempre se habían considerado parte de uno solo pero ¿era eso siquiera posible? ¿Sentían igual? ¿Pensaban igual? No entendía por qué de pronto esas dudas lo atacaban de ese modo, no eran dudas nuevas, pero era la primera vez que eran tan insistentes.
El mundo a su alrededor era extraño, fuera de los juegos… Fuera de los círculos en los que se movía le era difícil encontrar un lugar… Tal vez… Y solo tal vez… Alexy era su lugar, eran tan distintos que difícilmente podían ser uno, pero eran complementarios… Alexy era su lugar… Él tenía de lo que Alexy carecía… Ese amor que sentía tal vez solo era el resultado de la necesidad de estar unidos, de que su alma sabía bien que se necesitaban para sobrevivir…
El sonido de su tenedor al chocar con el plato lo saco de sus cavilaciones, había terminado de comer antes de darse cuenta, ni siquiera podía evocar el sabor pero poco importaba, Alexy también había terminado y ya se estaba poniendo de pie para marcharse, vivían relativamente cerca del instituto así que cada mañana iban a pie, se levantó de su lugar de forma simultánea a su hermano y recogieron las mochilas para marcharse, se despidieron y abandonaron la casa.
El sol matutino golpeó su rostro deslumbrándolo un segundo, esa era la peor parte del día… Definitivamente no le gustaban los exteriores, prefería mil veces quedarse en interiores, sintió el brazo ajeno alrededor de sus hombros y lo escuchó reír, esa ligereza que tanto caracterizaba a su contrario inundo momentáneamente el ambiente a su alrededor, por ese breve instante todos sus extraños pensamientos desaparecieron y lo embargo la calma y la certeza de que mientras estuvieran juntos todo saldría bien.
-Todas las mañanas es lo mismo… Pareces un vampiro…- canturreó el otro mientras empezaba a caminar arrastrándolo consigo –No es como si llevarás años sin salir… Sales cada mañana y pareciera que no…- ya estaba hablando sin sentidos pero lo hacía sonreír levemente, no sabía de donde sacaba temas de conversación tan variopintos como ese, solo sabía que ya había comenzado y solo bastaba con asentir o negar en los momentos correctos para no tener mayores problemas, su hermano era único… Lo amaba…
De nuevo esa palabra acompañada de una calidez en el pecho y el corazón ligeramente acelerado… ¿Cómo podía suceder algo así solo de pensarlo? La mitad del camino fue en relativa calma, el peliazul hablando de algo sobre vampiros y novelas adolescentes… Y alguna otra cosa que sonó a “no saben ni siquiera de vestuario” definitivamente no podía entender esa facilidad para divagar y cambiar el tema, y todo habría seguido de maravilla de no ser por qué por la mitad del camino el peliazul pareció recordar su pregunta inicial y lo miró.
-Te escuché suspirar… ¿Todo bien? ¿Perdiste alguna cosa importante en tus juegos esos?- siempre lo relacionaba con eso… Pero tal vez era mejor, se habían ido deteniendo hasta quedar parados a la mitad de la banqueta, no parecía haber ni un alma en la zona, giró el rostro para responder un vago “algo así” cuando se topó con aquellos ojos idénticos a los propios que lo miraban con un tinte de preocupación en ellos.
Las palabras se le agolparon en la garganta, se sintió incapaz de formular una sola oración completa, esos ojos… ¿Así miraba él también? Abrió la boca para responder pero la cerró de nuevo, fue como si mirarse en esos ojos le hubiera retirado la capacidad de mentir, se forzó a cabecear afirmativamente esperando que eso bastará aún a sabiendas de que probablemente no fuera de ese modo, carraspeó un poco y desvió la mirada.
-¿Estás seguro? Te noto algo raro…- susurró el otro, aún podía sentir esos ojos clavados en sí mismo
-Si… Solo me preguntaba algunas cosas…- admitió suave pero aun tratando de medirlas para no preocuparle con sus propias crisis
-Armin…- ese tono… sonaba a súplica… -Mírame… No me mientas…- no podía resistir ese tipo de peticiones del otro, le quería demasiado y no podía evitar desear complacerlo, volvió a mirarlo, un par de ojos idénticos a los propios le devolvieron la mirada, bajo un poco sus ojos y se topó con los labios de su hermano, sintió una especie de tirón en la boca de su estómago, quería besarlo…
La certeza con la que ese pensamiento lo golpeó le dio miedo… Quería besarlo… Subió rápidamente la mirada de nuevo a los ojos ajenos y para su sorpresa pudo percibir que el otro también había estado observando su boca ¿Qué estaba pasando? ¿Eran hermanos no? Sentirse de ese modo estaba prohibido ¿no es así? Y sin embargo ahí estaban, con sus respiraciones chocando y los rostros sonrojadas… ¿Dos mitades que quieren ser uno? O tal vez… ¿Solo dos personas que se aman?
Solo bastaba un movimiento, acercar un poco su rostro al ajeno y sus labios se encontrarían… ¿podría hacerlo? ¿Quería hacerlo? Una voz en su cabeza le gritaba… Pero no quería saber si lo estaba apoyando o le pedía que se alejará, solo un centímetro y finalmente los probó… Los labios que lo tentaban… No le importaba nada más… Reflejo o no… Le amaba…