Kaiser.
En algún lugar al norte de América una persona miraba desde el asiento de su escritorio hacia la puerta, esperando que entrasen y le dijeran la buena noticia, sin embargo lo que obtuvo fue todo lo contrario.
— Señor tenemos el reporte de Japón. Un hombre de mediana edad, saludo cortésmente a su ahora jefe.
— Habla Monti, estoy ansioso por saber como les fue por allá.
— Mi señor, nos informan que el objetivo fue alcanzado pero desafortunadamente no viajaba solo en el auto, la futura reina estaba con él sujeto cuando el proyectil impacto su ... No termino de hablar pues su jefe le lanzó la estatuilla de bronce que decoraba su escritorio, rozándole la sien izquierda.
—Son unos inútiles y no pueden hacer nada bien. Alzando la voz hablo con evidente furia en los ojos — Traigan a mi hermano, debemos tratar asuntos importantes. Todos sabían que durante las charlas entre hermanos nada ni nadie debia interrumpir, llevaron al joven ante su jefe, dandoles la privacidad que necesitaban. — Hola hermano mayor, hace un tiempo que no nos veíamos.
— Así es jefe, dígame ¿ Para que solicita mi presencia ? Quedándose de pie a unos cuantos pasos del escritorio.
— Sabes bien hermanito que cuando estamos solos puedes tratarme como si no fuera tu jefe. Acercándose a su oído susurrando algunas palabras.
— Después de todo soy más que eso. Haciendo fuerza con sus puños escupió la frase con odió y asco.
— Si, mi amo que desea. A pesar de ser el hijo mayor y legítimo, se vió sometido por el hijo bastardo de su padre.
— Así está mejor hermanito, como mi juguete personal debes obedecer en todo lo que te pida, ya que gracias a mi sigues con vida y ese bello rostro sin cicatrices. Años atrás cuando ambos adultos eran apenas unos niños, un accidente los marcó para siempre, una tarde los pequeños jugaban en el patio trasero de su casa ubicada al norte de Alemania, mientras ellos reían inocentemente, alguien dejo caer de forma " accidental " un balde de agua hirviendo, el menor cubrió a su hermano mayor con el cuerpo recibiendo todo el daño, desde entonces sus vidas cambiaron drásticamente.
— Mi querido Alger nuestro padre te favoreció en todo y a mí me relegó al olvido, escondido en un cuarto oscuro, tratado como una bestia, yo soy más listo que tú, más fuerte y el más capacitado para tomar las riendas del negocio familiar, pero ese sujeto no lo vió así el me menosprecio a ti te dió una bella esposa, una enorme casa además del trabajo perfecto. Tomandole por el cabello de una patada lo obligó a arrodillarse. — Este es tu lugar, a mis pies mirando mi rostro desde abajo, cuéntame te da miedo mirarme.
— Bergén por favor, bien sabes que eso no fue mi culpa, deja ya de atormentarme con ello.
— Tu cabello suave y brillante, esos ojos azules, la piel perfecta sin ni una sola marca, todos decían que eras un hermoso jovencito, las chicas hacían fila para poder salir contigo, en cambio yo era el mounstro que nunca debió nacer, fue tu padre quien abuso de mi madre y por ello nací, en aquella casa donde solíamos vivir me miraban con despreció y luego del incidente fue más evidente su repudió, por ello mientras tú eras mimado yo me enfoque en desarrollar mi intelecto superando al restó, gracias a eso logre vengarme. Desabrochando su pantalón dejándole caer hasta los tobillos junto al boxer liberando su hombría.
— Ahora hermano mayor sabes que hacer y más te vale no morderme. Tirandole del cabello lo obligó a chupársela hasta casi correrse, liberandole la cabeza lo dejo pararse del suelo — La práctica hace al maestro y tú te has vuelto muy bueno en esto, ahora volteate y pon tus manos sobre la mesa servirás como mi desestresante.
— No, no por favor, ya te dije que no fue mi culpa yo ...
— Cállate, harás lo que te ordené. Golpeándole el rostro, le acomodó a su gusto quitándole la ropa y penetrandole sin cuidado. — Gritas igual que la puta de tu madre cuando me la folle y luego de un fin de semana la muy zorra se suicidó, por el bien de tus hijos y esposa no sigas los pasos de esa mujer. Los gritos de dolor y las súplicas no le detuvieron al contrario le dieron ánimos para hacerlo más de una vez, con la sangre corriendo por sus piernas mezclado con el semen, de la nariz y boca del joven Alger también salía sangre fruto de los golpes dados durante el coito.
— Eres la mejor putita hermano, te agradezco mucho tus servicios, ya puedo ir a casa más tranquilo. Acomodando su ropa, tomo el portafolio de la silla caminando a la puerta. — Cuando te vayas cierras bien todo, que pases buena noche. Dejándole en el suelo semi-inconsciente, subió al elevador que lo llevo a la planta baja donde le esperaba su chofer para llevarle a donde quisiese.
— Buenas noches señor a donde desea ir. Abriendo la puerta del auto, esperando las instrucciones de su jefe.
— Llévame a esa casa, la perra se cansó muy rápido, debo estar relajado para mí siguiente movimiento. El hombre que hacía de conductor cerró la puerta, subiendo al vehículo tomando la ruta indicada al sitio que su señor le había dado, dicho hogar era el de su hermano mayor, bajo del auto sin despedirse del chófer, entrando directo al cuarto de huéspedes donde ya lo esperaba su cuñada en lencería fina.
— Arabelle ya sabes tu trabajo. Aproximandose a la bella dama recostada sobre la cama quien de inmediato se levantó para tomar ese trozo de carne que se asomaba por encima de la ropa, metiendolo con gusto a su boca. — Ara debes esforzarte más de lo contrario nuestro acuerdo terminará y tú marido se enterará.
Colocando el miembro entre sus pechos masajeandolo mientras chupaba la punta del glande, provocándole que eyaculase dentro de su boca. — Acuéstate y abre bien las piernas como la golfa que eres. Sin tacto se la metió hasta el fondo por la vagina sacándole un grito de dolor, conforme pasaba el tiempo los alaridos de placer se escuchaban por toda la casa. — Cuñadita te mueves y gritas igual que una puta perra en celo, con razón tienes tantos hijos y la mayoría son míos. Metiendole tres de sus dedos por el ano, denigrandola con palabras entre embestidas, dos horas después abandono el hogar satisfecho de pies a cabeza, la pareja de casados se reunieron en su habitación, el muy golpeado en el rostro y ella apenas podía caminar, ambos dieron excusas y aunque sabían que mentian preferían dejar pasar las cosas por el bien de sus pequeños niños.
Quien disfrutaba del espectáculo era el joven de cabello castaño y ojos negros que como todo un emperador obtenía siempre lo que quería y en esta ocasión no sería diferente, regreso a su mansión dispuesto a planear su siguiente táctica para hacerse con el cuerpo del joven rubio japonés.
— Mi querida joya fuiste el primero en aceptarme como era, además me prometieron ser la persona que te acompañase el resto de tu vida pero ciertas circunstancias nos separaron, por años perdí tu rastro y un buen día te ví por televisión felizmente casado con ese sujeto, yo se la verdad él te mantiene a su lado con amenazas y por la fortuna que posee un pajarito me lo dijo, verás que pronto romperé esas cadenas, serás libre volando por el cielo aquel que he de construir solo para ti. Hablando frente a la fotografía de un pequeño niño de ojos verdes, cabello rubio, un rostro perfecto de nombre Suzuki Akihito.
Durante seis años Bergén Von Fuerst amasó una gran fortuna destruyendo a sus adversarios, obteniendo sus empresas haciendose el dueño de las mismas, recuperó el negocio familiar que su hermano estaba por perder, desde entonces supo que tenía el poder y las herramientas necesarias construyendo así su imperio, en dos años su influencia creció hasta el otro lado del hemisferio, en la actualidad quiere derrotar a un yakuza demostrando su fuerza al mismo tiempo que libera a una reina de su cruel verdugo.