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Eien ni Aishteru por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Buenas noches hermosas personas que siguen está historia 😘😘. Con ustedes un capítulo mas para disfrutar.

 

Los personajes de Viewfinder pertenecen a su creadora Yamane Ayano.

Mientras un chico rubio descansaba tranquilamente, un jefe de la mafia lidiaba con tres pequeños que lo tenían prisionero, bombardeandolo con preguntas acerca del comportamiento de su mami.

 

— Quizá yo puedo responder eso.

 

— Feilong, no traumes a los niños.

 

— Por supuesto que no lo haré, además yo también tengo pequeños que cuidar. Haciendose el ofendido con el mayor, explico a los niños porque de todo aquello. —Ustedes son lo más importante para Aki-chan por ello sólo quiere lo mejor y al saber que una mujer los trato mal le hizo enojar mucho.

 

— ¡Oh! Por eso mami se desquito con papi. Abriendo sus ojitos verdes al igual que su progenitor, Ashura analizaba las frases dichas por su tío.

 

— Nuestros padres no se van a separar, que va a ser de nosotros.

 

— Ryuhei tiene razón, si nuestros padres se separan ¿ Con quien vamos a vivir ?

 

— Escuchen bien pequeños, sus padres se aman muchísimo por lo tanto no se van a separar, así que quédense tranquilos y vayan a jugar.

 

Los tres niños no muy convencidos, hicieron caso aunque en sus mentes seguía la duda. Dentro de una habitación, el yakuza y el decorador resolvian sus diferencias.

 

— Debo disculparme por lo que pasó allá abajo, ni yo entiendo que pasó.

 

— Admito que me sorprendió, sin embargo estoy más preocupado por ti, con todo lo que has pasado, deberías tomarte un tiempo y relajarte.

 

— Ya tuve bastante de eso, un año en el hospital, otro en terapia psicológica y un año más en rehabilitación. Sentandose sobre el colchón, miraba fijamente el piso como si fuese lo más maravilloso del lugar. — En verdad, creo que lo mejor para mí es ocuparme del trabajo.

 

— Ni me lo recuerdes, fueron días muy estresantes, de insomnio y preocupaciones. Acomodándose cerca de su esposo.

 

— Lo se, me dijeron que te pusiste muy mal por mi culpa, que casi no comias, ni llegabas a casa para dormir, te hice pasar un mal rato, mejor dicho unos meses de infierno.

 

Mirándolo con asombro, lo rodeo con sus brazos quedando muy juntos. — Sabes bien que no fue tu culpa, es mía por no cuidarte.

 

— Los días en el hospital fueron muy...

 

— No tanto como crees, primero mis hijos curandose de sus raspones, mi hija al nacer antes de tiempo y con falta de nutrientes, no daban mucha esperanza que sobrevivirá pero lo hizo, en segundo lugar tú, me diste el mayor susto, por primera vez sentía la soledad y frialdad, todas mis exparejas me lo decían " No sabes lo que es amar, eres cruel, frío, un hombre sin corazón".

 

— Se supone que eso me haga sentir mejor. Sin así quererlo, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas, cayendo directo al pantalón.

 

— De hecho si, gracias a ti descubrí que todos están equivocados, al creerte muerto algo en mi pecho dolía como un millón de agujas clavadas en el mismo lugar, Kuroda me vio y lo primero que hizo fue asombrarse, después me dijo que eso que sentía se llama dolor por perder aún ser amado, reflexionando esas palabras, fuí capaz de comprender que no soy todopoderoso, hay cosas que si puedo controlar pero otras se me escapan, una de ellas y la más triste, tu mi querido Akihito.

 

— Por eso quiero, no mejor necesito disculparme y no me ...

 

Tomandole por la barbilla, lo pego a su rostro, robándole un profundo beso. — No debes hacerlo, yo debí informarme bien antes de salir del hospital, la enfermera salió con Ashura en un cunero, al preguntar por ti, sólo movió la cabeza continuando su camino, a su vez hice lo mismo, vine a casa a beber como nunca antes lo había hecho, mi amigo y abogado tuvo que golpearme para después decirme algo que ya sabía desde antes.

 

— Que tu y yo no debimos tener hijos o siquiera casarnos.

 

— Eso no, el punto aquí es que hablaron del hospital para decirme si te desconectaban o no, al ir y pedir información me dijeron que saliste bien de la operación luego de eso no lograron despertarte, pasaron unos meses justo cuando ya me había resignado a perderte, tu abriste estos hermosos ojos de alguna manera regresaste a mi.

 

— Apartir de ahí todo se complicó, mis reuniones con el psicólogo me llevaron a un estado depresivo que fue controlado con pastillas y cuando estás dejaron de surtir efecto, busque algo más fuerte mezclandolo con alcohol, no conforme gaste gran cantidad en drogas para escapar de la realidad, supongo que no te dijeron porque lo hice.

 

— Nadie me dijo de las drogas, sólo supe de los antidepresivos y el alcohol.

 

— Verás, al salir de urgencias llegue a casa y lo que encontré no me gustó, todo desarreglado, mis niños sucios y llorando, una bebita delicada de salud y la persona que debía ayudarme lo único que hacía era llegar de su trabajo beber algo para después ir directo a la cama a dormir por horas.

 

El mayor se levantó de la cama, caminando en círculos por la habitación, analizando lo que su pareja le contaba. — No te culpo por ello, mi debilidad me hizo caer en eso, Kuroda y Kirishima te mantuvieron ocupado para que no vieras como me destruía, cuando por fin toque fondo, me llevaron fuera del país a un centro de rehabilitación bajo un nombre falso, Yoh junto a Araki-san cubrieron mi ausencia durante todo el año que estuve en tratamiento.

 

Para el empresario fue toda una revelación, mientras el trabajaba por horas creyendo que su niño se encontraba bien, la realidad era otra. — Akihito yo no ... por que nadie me dijo.

 

— Yo los amenace, si te decían algo los eliminaría, Kuroda no me creyó, de hecho el me llevo a ese lugar, cuando terminó el tratamiento, regrese a casa lamentando mi falta de fortaleza, me perdí de los primeros pasos de mi niña. Llorando para desahogarse, por fin pudo sacar todo lo que le causaba dolor y sufrimiento, cubriéndose con una almohada, mitigando un poco los sollozos.

 

— Aki, tu... porque... esto no... Acercándose a el, acarició su espalda para darle consuelo. — Debi estar contigo, no todo volvió a la normalidad, si no que regresamos al principio de esto.

 

— Y ahora que hacemos. Hablando aún con pequeños gimoteos. — Yo no se si tu aún quieras.

 

— No quiero, ya no quiero seguir con todo esto. Colocándose encima del rubio, quitó la estorbosa almohada, limpiando gentilmente sus lágrimas. — Ambos cometimos errores, pero es momento de continuar, por el bien de nuestros hijos y el nuestro, recuperemos el tiempo perdido.

 

Unidos en un cálido abrazo, siguieron limando asperezas de su fracturada relación, hasta el anochecer.

Notas finales:

Muchas gracias por leer, sus comentarios son bien recibidos y serán respondidos a la brevedad posible.


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