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El Violento por isaya

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Notas del capitulo:

Bueno, que puedo decir, tarde bastante con esta actualizacions xD lo siento. 

Por si fuera poco este capitulo salio mucho más largo de lo que esperaba, xD cosas de la vida.

 

Bueno de nuevo la cuestion, ¿Cual quieren MidoTaka / ImaiSaku? 

*Una semana después*

 

— ¿Cómo esta Hanamiya? — pregunto Momoi preocupada. Kiyoshi suspiro cansando del trabajo del día.

 

— Honestamente, no podría decirlo con seguridad— paso su mano por su cabello— no habla mucho, solo se queda mirando a lo lejos, aun cuando intento hablarle— cuando llegaba al apartamento se tragaba todas sus inseguridades; no era buena idea demostrar sus problemas frente al muchacho.

 

— Sigue insistiendo Kiyoshi— dijo Kuroko apareciendo a su lado, tanto Momoi como el saltaron por la sorpresa— lo siento—

 

— Casi me matas de un susto Tetsu-kun — se quejó la mujer. — aunque es un buen consejo, solo sigue insistiendo. — Momoi lo miro y sonrió animándolo.

 

— Bueno, es lo único que puedo hacer— suspiro de nuevo marcando su salida— nos vemos mañana— se despidió.

 

 

**

 

Cuando llego al apartamento vio a Makoto mirando algo.

 

— ¿Pasa algo? — Se acercó notando que tenía una foto en sus manos— ¡Ey! — se la arrebato. Ambos quedaron en silencio, mientras Kiyoshi se maldecía internamente su estupidez. — Lo siento— susurro, el joven se giró a mirarlo sorprendido.

 

— No te disculpes, fui entrometido— murmuro en respuesta. Makoto no había hablado mucho en el transcurso de la semana, era bueno que lo hiciera un poco, aunque fuera esa la situación.

 

— Exagere, lo siento— se disculpó de nuevo. Puso el retrato donde estaba, lo había puesto allí para recordar, y como vivía solo no había ningún problema.

 

— puedo preguntar ¿Quién es? — susurro por lo bajo Makoto, Kiyoshi sonrió un poco, en parte feliz de que hablara y en parte triste por el tema.

 

— Hyuuga Junpei— dijo en nombre con un nudo en la garganta— era mi pareja— aclaro— murió hace 6 años— se alejó de la fotografía— Es el motivo por el que soy psiquiatra en este tipo de casos— inicio, Makoto lo miro con atención, sus ojos parecían ir perdiendo de a poco el aspecto distraído— cuando nos conocimos yo era estudiante de preparatoria y él pasaba los días fumando; cuando lo vi solo pensé “será mío” — se rio ante el recuerdo— no estaba muy de acuerdo, pero soy bastante insistente. Entonces antes de aceptarme me dijo que era VIH positivo. —

 

— ¿Qué hiciste? — pregunto interesado el muchacho.

 

— Bueno, claramente eso no estaba en mis planes; y estoy seguro que lo dijo para espantarme — hizo un puchero; recordaba la expresión de Hyuuga en el momento, retadora y a la vez temerosa, había puesto su corazón en bandeja de plata ante él. —  pero para esas alturas ya era más que solo una capricho, realmente me había enamorado de él. —  Levantó los hombros sonriendo, pero esta vez con algo de amor — tuvimos precauciones y estuvimos juntos hasta su muerte— alejo el recuerdo de ese momento.

 

— Lo siento — repitió el menor. Asintió en reconocimiento.

 

— No deja de ser doloroso, pero fueron los mejores años de mi vida — admitió al chico — son parte de lo que me hacen lo que soy ahora — dijo viendo la imagen de ambos sonriendo.

 

Makoto lo miro como si estuviera pensándolo seriamente.

 

— Eres muy fuerte — susurro, Kiyoshi reprimió la sonrisa.

 

— Soy fabuloso — corrigió, el otro lo miro mosqueado.

 

— Arrogante — bufo rodando los ojos.

 

— Un poco — acepto, una pequeña sonrisa fue su regalo por su osadía. 

 

— Debo ir a casa — murmuro Makoto — tengo que organizar todo — Kiyoshi lo miro un momento. El chico necesitaba tiempo a solas. Con reticencia acepto.

 

— Si necesitas algo, no dudes en tocar mi puerta —

 

 

**

 

— Makoto — llamo nervioso a la puerta ajena, habían pasado 4 días y el chico no había dado señales de vida. Estaba preocupado. En 2 días era la primera sesión con el chico. Toco de nuevo y nada. — Demonios— miro a los lados disimuladamente y al no ver a nadie, embistió contra la puerta. Esta cedió.

 

Cuando entro el olor a yerba lo golpeo. Sin embargo, era un olor viejo.

 

—  Rayos ¡Makono! —  gruño molesto, lo busco por el pequeño apartamento pero no lo halló—  ¡Maldición! — 

 

 

**

 

—  No sé dónde está —  Kiyoshi tenía su cabeza entre sus manos es gesto cansino. Momoi lo miraba con pena.

 

—  Ya aparecerá—  la chica apoyo su mano en el brazo de el —  ya lo… —  Kiyoshi la miro ante su silencio.

 

—  ¿Qué pasa? —   siguió su mirada hasta ver a un chico se cabezo rubio oscuro que miraba nervioso a los lados — ¿Quieres unirte? — pregunto pasando a modo profesional. El chico negó con la cabeza, dirigió su mirada a la placa con su apellido.

 

— Así que es usted — susurro, ¿uh? — Kiyoshi Teppei —dijo, el aludido enarco la ceja, confundido.

 

— Si, lo soy— el rubio se acercó, su mirada ansiosa.

 

— Tiene que ayudarlo —  susurro, como si fuera un secreto —  desde que su madre murió, se perdió—  dijo lo último negando con la cabeza. La preocupación teñía sus rasgos — ni siquiera me reconoce ya —

 

— Makoto — interrumpió exaltado —  ¿Dónde está? —  el chico lo miro y asintió.

 

— Sígueme —

 

**

 

— ¡Makoto! — Hanamiya frunció el ceño ante el grito, abrió un poco los ojos hasta ver a un hombre de cabello castaño oscuro.

 

— ¿mm? — no pudo abrir su boca, el gesto de molestia del hombre hizo más profundo.

 

— Me las pagarás— lo oyó susurrar, ¿Por qué tenía que pagar algo? ¿Qué tenía que pagar?

 

— Cuidate Hanamiya — el chico de cabello rubio lo miró sonriendo, una sonrisa pesarosa y cansada. El chico necesitaba ayuda sin duda.

 

Fue llevado a la clínica, o eso esperaba.

 

Entonces empezó la pesadilla.

 

—  Dame otra, solo la última—  rogo por enésima vez a Kiyoshi, pero el hombre estaba reacio a siquiera mirarlo— por favor—

 

— No — fue toda la respuesta que recibió — me engañaste una vez, no caeré de nuevo — el hombre tenía un gesto severo. Makoto probablemente habría refutado si no le temblara todo el cuerpo y le doliera horrores el estómago.

 

Maldición, iba a vomitar.

 

Una caneca fue colocada frente a él antes de que soltara la bilis.

 

Iba a morir.

 

— No, no lo harás— frunció el ceño, ¿había hablado en voz alta? — Tienes que pasar esto, entonces me las pagaras — la amenaza envió un escalofrió por su cuerpo.

 

— Ni lo sueñes — fue su respuesta instintiva.

 

**

 

— Bien aquí estamos de nuevo — dijo el más alto mientras entraban a su apartamento.

 

— Tengo mi propio lugar — refuto molesto. El otro lo miro como si hubiera enloquecido. Desde que había escapado el hombre no bromeaba con él, solo hablaba sobre temas puntuales.

 

— Dado que no estás en capacidad de cuidarte a ti mismo, yo lo hare — su tono acido crispo al menor.

 

— ¿Quién dijo que podías decidir sobre mí? — gruño parándose frente a él, sin amedrentarse por su altura.

 

— Porque solo yo me quiero hacer cargo de ti o ¡oh claro! — Se inclinó hasta que sus narices rozaron — yo pague tu cuenta médica, pero si tienes con que pagarme eres hombre libre — su sonrisa le demostró que sabía que no tenía un solo yen en el bolsillo.

 

— No te pedí que lo hicieras— devolvió algo herido — no me culpes de tus decisiones. —

 

Kiyoshi estaba enojado; no, eso era poco. Estaba furioso.

 

Pero no con el chico, sino con él.

 

Después de lo ocurrido, era lógico que buscaría confort en lo que conocía, y eso no era él. Pero en el momento no se le ocurrió pensar como un profesional, y eso era una falla terrible.

 

Reparo en el rostro contrario, había recuperado algo el color, un escalofrió lo recorrió al recordar como lo había encontrado, a ese paso habría muerto, y eso solo empeoraba su humor.

 

— Eso no deshace que estas en deuda conmigo — se burló, Makoto paso de molesto a iracundo.

 

— Bien, ¡¿qué debo hacer para pagarte y que me dejes libre?! — le grito soltando su bolso.

 

— ¡Límpiate! — grito de vuelta. Makoto lo miraba fijamente. Pero entonces pudo ver algo que su rabia le había hecho ignorar.

 

La angustia que había en los ojos contrarios.

 

— No puedo — esta vez el tono fue de derrota — no puedo — repitió. Kiyoshi cerró los ojos rendido.

 

— Le pediré a uno de mis compañeros que te guie — Makoto frunció el ceño ante sus palabras.

 

— ¿No me trataras tú? — Negó con la cabeza como respuesta — supongo que estás muy enojado — susurro. El otro le sonrió y volvió a negar — ¿Entonces? —

 

— Estoy demasiado involucrado Makoto— dijo ahora acariciando el cabello ajeno — no puedo tomar decisiones objetivas — acepto — te acompañare en cada paso, pero no puedo guiarte—

 

— ¿Involucrado? — frunció el ceño, este enarco la ceja antes de sonreír, se inclinó y le robo un suave beso para su sorpresa.

 

— Involucrado — repitió.

 

— Qué beso mas torpe— el castaño levanto ambas cejas en esta ocasión, antes de que una sonrisa maliciosa se formara en sus labios.

 

— ¿Eso crees? — el menor fue levantado en vilo y casi montado sobre la mesa, antes de recibir un beso que parecía dispuesto a robarle el alma.

 

Hanamiya sintió como los labios ajenos devoraban los suyos con experiencia y sensualidad, entonces cuando la lengua se adentró en su boca, todo el multiplico; un gemido salió de su boca cuando su labio fue mordido con picares. Cuando se alejó por aire lo miro molesto.

 

— Deja es… — un beso le sobrevino de nuevo. Y otro, y otro y otro. Para el final, un agitado, jadeante y sudoroso Hanamiya apoyaba su frente en el hombro ajeno. — Hiciste tu punto — se rindió — Hiciste tu punto — repitió.

 

— Eso creí — el castaño veía el estado del más joven con una clara satisfacción masculina. —  Cuando quieras retarme de nuevo aquí estaré —  recibiendo una mirada tajante, se rio. — Vamos la habitación— pero el chico no se movió. — ¿Makoto? —

 

— No… — susurro algo más, pero el tono fue muy bajo.

 

— ¿Ah? No escucho —

 

— No puedo pararme— susurro esta vez más duro. Kiyoshi lo miro por un momento sin comprender. Entonces…

 

— ¿Un beso te dejo los pies así? — sus rostro estaba francamente sorprendido.

 

— Realmente no fue solo uno — refuto avergonzado, pero no podía pararse por ahora, así que igual lo notaria. Al no recibir respuesta lo miro, su rostro sorprendido seguía fijo en él— ¿Qué? — pregunto molesto.

 

— Bueno — el aire que rodeaba a Kiyoshi de repente cambio y se hizo más espeso — ¡Dios! —  Exclamo con voz ronca —  ahora realmente quiere verte durante el sexo —  un gesto de espanto se extendió por el rostro del menor.

 

— ¡Cállate! —

 

**

 

— ¿Hanamiya? — Imayoshi lo miro con seriedad, la mueca burlona perpetua en el rostro del doctor le ponía los nervios de punta. — Estas distraído — regaño, sintió el ligero impulso de mostrarle el dedo medio; pero sabía por experiencia que solo acarrearía una burla.

 

— ¿En serio? — Devolvió con mordacidad — ¿Cómo llegaste a esa conclusión? —

 

— Bueno — inicio el hombre con una sonrisa más pronunciada — tienes un chupetón en tu cuello, dudo seriamente que Kiyoshi te esté lastimando, así estoy seguro de que es algo más que suficiente para distraerte — Hanamiya reprimió el instinto de taparse, mataría al gigantón ¿Qué era tan interesante con su maldito cuello?

 

— Terminemos con esto — gruño dejando de lado la rabia. Sin embargo su sorpresa fue mayor cuando vio por primera vez seriedad en el rostro ajeno — ¿Qué pasa? —

 

— Te lo digo directamente chico — su tono serio — no eres bueno para Kiyoshi — Hanamiya contuvo el impacto que sintió ante esas palabras — Terminaras lastimándolo — Imayoshi se sentó erguido para luego acercar sus rostros — así que lo mejor es que desaparezcas —

 

Con unas enormes ganas de vomitar Hanamiya se levantó apresurado, sintió su respiración agitarse. Con una personalidad antes agresiva y arrogante, era un poco patético que hubiera caído a ese punto; pero, para él era casi imposible volver a eso, se sentía cansado, culpable, aun en ese momento seguía una pregunta martillando su cabeza ¿Por qué? ¿Qué había pensado su madre?

 

— Tengo que… — sintiendo la bilis subir se acercó a la puerta —… irme— sostuvo la mirada ajena un momento antes de salir casi corriendo. Se movió por los pasillo a paso rápido, tanto médicos, como enfermeros, psicólogos y psiquiatras lo miraron con gesto preocupado.

 

— ¿Makoto? — el aludido se giró hasta detectar el cabello castaño oscuro que había aprendido a reconocer. — No te ves bien, ¿Qué pasa? —

 

— Lo siento — susurro, el gesto ajeno se agravo — lo siento — repitió antes de salir corriendo.

 

— ¡Makoto! —

 

*

 

— ¿Qué hiciste? — un furioso Kiyoshi había estampado a Imayoshi contra la pared —  ¡Responde! —  Sin amedrentarse ni un poco, el de cabello moreno levanto los hombros.

 

— Le advertí que lo mejor era que se fuera — contesto con sinceridad — eso fue todo —

 

— ¿”Eso fue todo”? — En medio de un gruñido lo estampo de nuevo haciendo que los dientes del otro castañearan — si recae, te juro que destrozare tanto tu maldita cara, que ni tu madre te reconocerá — su voz era ronca y no parecía suya.

 

— Teniendo en cuenta que mi madre está muerta, es difícil que me reconozca incluso ahora — ignorando las ganas de cumplir su amenaza inmediatamente, se conformó con estamparlo de nuevo y salir hecho una furia.

 

— ¿Qué estabas pensando? — regaño Kise, que había ido tras el castaño para evitar un asesinato. Kuroko tras de él asintió de acuerdo con la pregunta.

 

— Bueno tenía que hacer algo, si sentía más tensión sexual de ellos se caería mi maldito pene — bufo organizado su maltratada camisa — tal vez si joden hasta la mañana, bajen ese ambiente cargado que mantienen — Kise sintió su vena hincharse.

 

— Tus métodos, no son muy… Burdos — el rubio apretó los dientes ante el deseo de golpearlo el mismo.

 

— Tal vez — acepto desvergonzado — pero resultan — levanto lo hombros indiferente saliendo de la habitación.

 

— No siempre — escucho susurrar a Kuroko.

 

Y la preocupación lo embargo.

 

 

**

 

— Lo siento — dijo apresuradamente Hanamiya a un iracundo castaño, había intentado sacar sus cosas lo más rápido posible, pero el otro había llegado rápido y ruidosamente. — ¿Kiyoshi? —

 

— ¿A dónde ibas a ir? — La voz del hombre era grave, probablemente por la rabia — ¿Y bien? —

 

— N-No lo sé — en un gesto nervioso miro a los lado — lo que dice tu amigo es cierto, debería irme, soy solo un drogadicto más — cerro los ojos cuando el otro cargo contra él, espero el golpe, pero nada paso.

 

— ¿Crees que ando por ahí, besando y marcando a cuanto joven se me atraviese? — pregunto frente a él, mirándolo con fijeza, invadiendo su espacio personal.

 

— Espero que no — respondió antes de pensarlo detenidamente.

 

— Exacto, no lo hago. — El mayor se inclinó sobre el chico — mírame — recibió una mirada temerosa, sin embargo logro ver allí una chispa, muy parecida a quien era en realidad, rebeldía, picares, arrogancia. Tenía que pelar todas esas capas, hasta llegar a su centro.

 

— ¿Qué pasa? — Hanamiya fruncio el ceño ante la evaluación — no me mires tanto, es espantoso — la sonrisa del otro lo calló.

 

— ¿Me vas a dejar? — Pregunto de repente — dime — ambos se miraron por unos momentos, el menor estaba dispuesto a hacerlo, pero con una pregunta tan directa tuvo que considerarlo a quemarropa y se dio cuenta que no le gustaba la idea.

 

— No puedo — dijo asustado y preocupado — ¿Por qué no puedo? — Su mirada se hizo frenética — ¿Qué me pasa? —

 

— Shhh — la mano más grande se posó en su nuca pasa acercar su cabeza hasta el pecho del más alto — todo estará bien —

 

Sin embargo no lo sentía así, estaba cansado, dormía poco y si seguía de ese modo iba a colapsar. De nuevo volvía a lo mismo, una y otra vez.

 

— ¿Por qué? — hizo la pregunta que le había carcomido desde el inicio sin dejarlo avanzar. Kiyoshi, como si hubiera esperado todo el tiempo esa pregunta respondió con tranquilidad.

 

— Te lo iba a decir cuando salieras de la sesión — dijo sacando un papel de su bata — es de la aseguradora — cuando el menor la abrió y lo leyó no termino de comprender.

 

— ¿Qué es? —

 

— Un seguro, tu madre lo tenía y pagaba con lo poco que podía conseguir de más — explico — al morir tu recibirías el dinero —

 

— No creo que eso cubra un suicidio — dijo con un nudo en la garganta.

 

— Bueno, la causa de muerte fue definida como accidente, tu madre estaba ebria — Hanamiya pareció sorprendido, siendo honesto no podía recordad muy bien el día del entierro, más allá de un Kiyoshi cuidándolo y algunas personas presentando sus respetos.

 

— Entonces… — el mayor asintió.

 

— No puedo decir que esté de acuerdo con el método, pero tu madre hizo lo único que creyó posible y necesario para asegurarte una mejor vida— el menor cayó de rodillas sintiendo un peso desvanecerse de sus hombros, aunque seguía siendo su culpa, su madre no lo había hecho para huir de él, era otra de las muestras del inmenso amor que siempre le había profesado. — Está bien — fue abrazado de nuevo.

 

Entonces el teléfono sonó espantándolos.

 

— Oh, creo que hui de mi trabajo — se rio nervioso Kiyoshi hasta que sonó el buzón.

 

Kiyo-cchi— Kise hablo dejando el mensaje — si encuentras al niño háznoslo saber, o si necesitas ayuda también ¿Ok? — entonces la voz de Imayoshi asusto a ambos.

 

Y jodan maldición, como un favor por sus compañeros — gruño el de gafas cuando probablemente recibió un golpe — ¡Jodan! — grito con voz lejana.

 

— ¿Ese hombre esta loco? — murmuro Hanamiya suspirando, al no recibir respuesta miro al mayor, encontrando un brillo peculiar en sus ojos — espera — dijo nervioso — No lo estas considerando ¿cierto? —

 

— ¿Por qué no? — Dijo con voz sensual — Kami-sama sabe, que he aguantado — dijo haciendo un puchero y quedando sobre el menor en el suelo — voy a reclamar lo que es mío — levanto los hombros con desinterés fingido — Y te va a gustar — aseguro con petulancia.

 

— Jódete — se burló el menor con el insulto, pero solo recibió una sonrisa socarrona.

 

— ¿Qué hay de divertido en eso? — Respondió acercando más su rostro — Mejor te jodo a ti —

 

*

 

Hanamiya logro dar la vuelta y levantarse antes de iniciar a correr, paso un segundo hasta que un brazo pasó por su cintura y lo levanto.

 

— Suéltame — a pesar de las palabras, su voz era una autentica risa.

 

— No huyas — la voz ronca en su oído también sonaba divertida. — te gustara —

 

— ¿Muy seguro? — reto con una sonrisa torcida; fue dejado en el suelo pero sus manos sujetas con firmeza.

 

— Más que solo seguro — los ojos de Kiyoshi brillaban.

 

— Sorpréndeme —

 

*

 

Quizá no debió haber retado al grandote, pensó quedamente el menor. Con el cuerpo sudoroso y desnudo, montado a horcadas sobre el otro, se sintió de repente expuesto. Normalmente cuando tenía sexo era rápido, sucio y casi siempre doloroso. Aunque por su personalidad lo pensaran, realmente no le gustaba el sexo rudo.

 

¿Lo creería Kiyoshi también? Se tensó ante el pensamiento, no lo había considerado. Bueno no podía hacer mucho, si era así tendría que aguantar.

 

— Estás pensativo — amonesto con tranquilidad el otro, tragándose el miedo lo miro con fijeza.

 

— Parece que no logras llamar mi atención — devolvió, la sonrisa ajena se hizo más pronunciada.

 

— ¿A si? — siendo estampado de espalda en la cama el castaño paso con suavidad su gran mano por la espalda más pequeña; un estremecimiento lo recorrió, mientras un sonido estrangulado salía de él. — ¿Cómo te gusta? — pregunto el mayor mirándolo con intensidad.

 

Tenía la oportunidad de decidir, supo con sorpresa, de expresarse. Observo con pasmo como el otro tomaba el tarro de lubricante y lo miraba esperando.

 

—  Bueno —  se lamio los labios, inseguro, ¿Se burlaría si le dijera? ¿Cómo le gustaba a Kiyoshi? ¿Se decepcionaría? — Rudo — susurro antes de arrepentirse, entonces cerro los ojos. Iba a doler y era enteramente su culpa.

 

— Está bien — oyó la respuesta. Tomo aire esperando una intromisión brusca. Pero su sorpresa fue mayúscula, cuando sintió un dedo entrando con suavidad.  

 

— ¿Qué? — un jadeo tenue salió de su boca, abrió los ojos encontrando una mirada inusitadamente tierna.

 

— No leo mentes — inicio el otro — pero tu expresión no decía para nada “rudo” — una sonrisa tiro de sus labios. Mientras el menor desviaba la mirada avergonzado. — Ey, mírame — sin embargo este se negó — tengo un orgulloso en manos ¿eh? — cuando lo fulmino con la mirada, sintió un beso suave.

 

— ¿Qué haces? — farfulló incómodo.

 

— Te estoy besando — respondió con simpleza — y lo volveré a hacer — cumpliendo su palabra empezó a besarlo. Entonces el dedo empezó a moverse, recordándole donde estaba, puso sus manos en los hombros ajenos cuando un segundo dedo entro.

 

— No me mires fijamente — se quejó cuando capto al otro con una mirada penetrante sobre él, lo hacía sentirse más expuesto.

 

— Tenía razón — susurro el otro.

 

— ¿Eh? —

 

— Te vez increíble en el sexo — debería haber imaginado que diría algo así.

 

—Solo call- Oh por…— se mordió al labio para acallar sus palabras — ¿Qué fue eso? — espero una risa del otro por su arranque pero solo se quedó mirándolo sorprendido. — ¿Qué? —

 

— ¿Con quién demonios haz hecho esto hasta ahora? — gruño el otro molesto.

 

— ¿Realmente quieres tener esta conversación ahora? —

 

— No — gruño de nuevo — me encargare de que olvides lo que sea que haya pasado, no parece haber sido muy bueno de todos modos —

 

— Me estoy haciendo viejo — reto de nuevo, la mirada intensa del otro lo bajo de su nube — esto…—

 

— Olvídalo — sintió un mordisco en su cuello mientras los dedos en su interior reanudaban la marcha. Tocando ese punto que lo había sobresaltado. Siempre con los ojos puestos en el.

 

— No, ahí no — intento detenerlo, pero sus quejas fueron ignoradas, sentía corrientes pasar por su cuerpo directo a su centro —  Kiyoshi, para —  intento con un jadeo, de nuevo sin recibir respuesta —  escúchame, maldición — cuando sintió un tercer dedo introducirse, empezó a ver estrellas — por favor, se siente… — inspiro con brusquedad cuando los tres dedos se abrieron dentro de el — Kiyo… — un gemido grave salió de su boca.

 

— Vamos Makoto — la ronca voz en su oído lo sobresalto — vente, quiero ver tu cara cuando lo hagas — y como si su cuerpo hubiera esperado eso, su vista fallo mientras tenía el mejor maldito orgasmo de su vida. Quedo como un amasijo de nervios tembloroso y con respiración agitada. — Quiero verlo otra vez — dijo este sacando lo dedos e intercambiándolo por su erección — Aquí voy — dijo antes de iniciar una penetración lenta.

 

Hanamiya nunca había experimentado un trato lánguido, estaba un poco abrumado por las sensaciones, el mayor lo miraba evaluando todas sus expresiones, lo hacía demasiado consiente de lo que pasaba. Cuando el otro toco fondo, se dio cuenta finalmente de lo que estaba haciendo.

 

— ¿Qué estoy…?— Kiyoshi sonrió ante sus palabras — Estoy teniendo sexo… — sin embargo el otro negó con la cabeza antes de cernirse sobre él.

 

— Te estoy haciendo el amor, Makoto — susurro suave — y lo estas disfrutando — entonces inicio un vaivén que le hizo voltear los ojos; se sentía diferente que con los dedos. Mucho mejor. Y ni hablar de sus experiencias pasadas, rara vez encontraba satisfacción en esas ocasiones. Era tan diferente. —  ¿Cómo se siente? —  dada la sonrisa, era claro que lo sabía, pero sentía placer en irritarlo.

 

Por esta vez lo dejaría pasar, y le daría lo que quería. Puso sus manos en la espalda ajena enterrando un poco las uñas, recibiendo un gemido como respuesta,

 

— Se siente increíble — la sonrisa foránea flaqueo ante la sinceridad, evidentemente sorprendido.

 

— Bien — satisfacción masculina en su rostro, antes de empezar a embestir más rápido, y robar toda la cordura de ambos.

 

**

 

Hanamiya estaba encerrado en unos brazos cálidos, abrió los ojos adormilado para encontrarse unos ojos mirándolo.

 

— ¿Qué? — pregunto somnoliento.

 

— Solo te veía dormir —

 

— ¿Qué tiene eso de interesante? — murmuro acomodando de nuevo su cabeza en el pecho ajeno.

 

— Te sorprenderías — los brazos lo apretaron contra el — Hanamiya — el aludido abrió los ojos sorprendido por el uso de su apellido — ¿Te quedaras conmigo? —

 

— Crees que voy por ahí teniendo sexo con cuanto doctor me encuentre — devolvió las palabras del otro.

 

— Espero que no — respondió igual con una sonrisa.

 

— Eso pensé  — su intensión de dormir se perdió cuando fue empujado contra el colchón — acabamos de hacerlo — se quejó.

 

— No te quejes, eres joven — una mano acariciando con suavidad su rostro. Una ternura que aún lo sobrecogía — Te amo — se sacudió ante las palabras.

 

— También te amo — gruño haciéndose el indiferente —… tal vez — una carcajada lo sobresalto.

 

— Te cobrare ese “tal vez” —

 

 

Después de esa noche, considero pertinente NO añadir de nuevo esas palabras…

 

No siempre, al menos. 

Notas finales:

Solo quedan dos cosas 

1. Lamento haber matado a Hyuuga, no se ni como paso. Pero para el siempre eh tenido a Kiyoshi como pareja, así que tenerlo ahi pero solo, no me parecio. Aunque la solucion fue un poco drastica xD creoq ue tendre que hacer un one shot de ellos para compensar la culpa.

 

2. La pareja siguente, ¿ImaiSaku? ¿MidoTaka?

 

¿Comentarios? xD 

Nos leemos!!


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