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Idempotente por BackAck

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Jeff suspiró, tenía media hora y en serio no queria salir de aquella tina de agua caliente. Su amigo le ofreció algunas sales hechas especialmente para evitar el aroma del celo y él se lo agradeció, luego el omega rubio regresó a su propia habitación en la cual se preparaba antes de la boda. Jeff se preguntaba si aquella mansión era del alfa que iba a contraer nupcias o era de Jack y su familia.


Sacudió la cabeza, no quería tener pensamientos interesados. Además, él no era así, no conseguiría un alfa solo por su dinero, no conseguiría un alfa jamás. Se quitó aquellas ideas y salió de la tina, envolviendo su cuerpo desnudo con una mullida toalla color marfil y caminando lento sobre aquel piso de marmol blanco que parecía ser bastante peligroso al ser resbaladizo.


Llegó hasta el espejo de aquel baño y observó lo que era: un omega amargado que no podía aceptar a algún alfa en su vida por orgulloso y ambicioso. Sonrió, en cierta forma eso le encantaba. Caminó hacia la habitación contigua al baño más hermoso que había visto en su vida, esta no quedaba atrás, con una tenue iluminación y alfombras mullidas que daban espacio a una cama king size de almohadas blancas y sábanas marrones, los muebles de madera oscura no estaban de más y volvió a decir que todo aquello era horriblemente caro.


Se acercó a la ropa que había dejado sobre la cama y tomó sus bóxers negros poniéndoselos casi al instante de dejar la toalla de lado, se sentía cohibido en aquel lugar, más al saber que el alfa podría estar cerca. Su corazón latía con fuerza y su cuerpo hacía lo que le plazca, calentándose al recordar Jack, con sus ojos azules y aquella mirada despreocupada que hacía a Jeff molestar de sobremanera.


Cerró los ojos. Contrólate, contrólate, contrólate. Y luego de un suspiro volvió la vista a su traje que estaba extendido sobre aquellas sábanas marrones. Maldito celo. Cuando tomó su camisa, un aroma llegó a sus narices, golpeando aquella parte razonable que estaba luchando en contra del celo y haciendo que desee solamente desaparecer del planeta. La puerta de la habitación se abría, Jeff sabía de quién se trataba.


—¿Necesitas algo? —decía Jack abriendo la puerta, no evitó ver aquel delgado y pálido cuerpo que solo vestía unos bóxers, el chico le daba la espalda pero no respondía. Además, aquella imagen fue suficiente para que el alfa empiece a sentir fuertes golpes en su pecho.


—No, gracias —el omega no quería reventar en aquel momento, solo suspiró tomando ambas manos y evitando la filosa mirada del alfa en su espalda. Le costaba aceptar que aquella mirada en realidad no lo incomodaba y sabrá Dios por qué el omega solamente deseaba que aquel alfa se quede en la habitación.


—Bueno, entonces me voy a-


—¡No! —Jeff no se reconoció y solamente bajó los hombros, aún dando la espalda al chico con aroma a frutos secos, ¿en serio lo iba a hacer? ¿qué demonios estaba pasando por su cabeza si a penas hace un momento decía que odiaba a aquel hombre?—. Q-quédate —susurró y giró sobre sus talones observando al alfa con los ojos abiertos como platos. Adiós pudor, adiós razonamiento y, quizás, adiós virginidad, pensó en el momento en el que se acercaba al alfa como acto reflejo, su aroma era demasiado molesto, lo odiaba porque este se calaba hasta sus huesos y hacían que aquel calor fluya incansable.


—Eres un verdadero idiota —dijo el omega mientras se acercaba al alfa y ponía una de sus manos en la nuca de este, mirando aquellos ojos azules como el cielo en aquel día y tocando con sus dedos el cuello de la camisa blanca que llevaba. Jack hizo pasar saliva.


—Jeff, ¿te sientes bien? —ignoró la pequeña ofensa de aquel omega que, lejos de parecer violento, lo observaba con aquella lasciva facción que ni el mismo dueño conocía. Jeff tomó las riendas del asunto y sostuvo al alfa de la camisa, empujándolo hacia la cama y haciendo que este se sentara sobre aquella mullida cama con sábanas marrones.


—Tranquilo, no haré nada malo y en serio lo disfrutarás —el omega cerró los ojos al encontrar al alfa sentado sobre la cama, una lucha interna sentía y la cabeza le daba vueltas. Deseaba hacerlo pero no quería hacerlo, era algo tan complicado pero simple a la vez.


Ya no entendía lo que sucedía, sus piernas se volvieron débiles y sintió las rodillas sobre la peluda alfombra, la vista borrosa le ofrecía la imagen de la entrepierna del alfa, llevaba unos pantalones negros que estaban molestando a Jeff, quería quitárselos. Y, sin pensarlo demasiado, atacó la hebilla del cinturón que el alfa llevaba.


—Oye, oye, Jeff... detente —le decía Jack mientras intentaba alejarlo empujando, pero el omega regresaba con rapidez hacia aquel premio que lo esperaba bajo los bóxers. Jeff perdió la rienda de sus actos en ese momento y simplemente debesaba aquel dulce sabor a almendras que lo tentaba, estaba embriagado de excitación y una erección fue la testigo de aquello. El alfa intentaba quitárselo, pero no podía porque Jeff estaba en modo automático por el celo, se culpó un momento por no poder detenerse, estaba reprendiendo a su subconsciente por ello, aunque eso solo duró hasta que escuchó cómo el cierre de su pantalón era bajado, revelando aquellos bóxers blancos que llevaba.


—Jeff, será mejor que te detengas —el corazón del alfa latía muy rápidamente, no deseaba que el castaño se detenga, pero tampoco quería que su extraña relación se vaya a la mierda.


—¿Acaso esto no te gusta? —dijo un Jeff más lascivo que nunca, posando su mano sobre el miembro del alfa y frotándolo con parsimonía, solo la delgada tela de algodón separaba ambas pieles—. Oh, mira cómo te gusta, apuesto a que cuando se haga más grande será sensacional sentirla —Jeff suspiró con relajo mientras observaba cómo el miembro ajeno se iba poniendo duro. El alfa no podía despegar la mirada de aquel chico que estaba por violarlo.


Las manos ajenas fueron bajo aquella tela y el omega provocó al alfa con un gemido bajo al tocar la semierección ajena, diciendo lo genial que se sentía, aquel miembro ancho y caliente que representaba a todo alfa, con sus dedos lo acariciaba bajo la tela y se aventuró a bajarla levemente, relevando una sonrisa de lado a lado cuando se encontró con aquella erección en todo su esplendor.


—Se ve tan... deliciosa —susurró, llevando por acto reflejo sus labios para besar aquel falo que tenía un rico aroma a frutos secos.


—Ngh... —el alfa cerró los ojos al sentir aquellos suaves labios y por inercia tomó los cabellos de aquel chico, solo para acariciar su suavidad.


Justo en ese momento, Jeff empezó movimientos con las manos de arriba a abajo sobre aquella erección, aquellas semanas en las que se pasaba con el celo lo habían convertido en un experto cuando se trataba de la masturbación, aunque jamás había hecho esto con alguien más.


—Oohh, Jeff —el alfa observó aquellos ojos brillantes y aquel cuerpo pálido que estaba arrodillado frente suyo, con aquel falo en sus manos y masrtubándolo con profesionalismo. Quién habría pensado que el celo podía hacer todo aquello.


Jeff no lo premeditó demasiado, su mente estaba embotada y ya ni siquiera podía pensar claro desde que aquel aroma hizo un tampón en su subconsciente. Tomó el falo y empezó a lamerlo, disfrutando aquel dulce sabor a almendras que parecía tener, de la base a la punta pasaba su húmeda lengua haciendo que el alfa soltara gemidos de placer. Le encantaba escucharlo y le fascinaba que aquella gloriosa verga esté de esa forma por su culpa.


Abrió la boca e ingresó el miembro ajeno a ella, cerró los ojos, era molesto porque jamás lo había hecho y era descaradamente excitante. Cuando escuchó un suspiro del alfa empezó a mover la cabeza simulando embestidas. El alfa tomó esta vez de los cabellos del omega y con vehemencia empezó a embestir en la pequeña boca de Jeff, follándose a su pequeña cavidad.


—Aah... ahg... Aahh —el alfa no sostenía sus gemidos de placer, era la primera vez que una persona le hacía aquello y sabía que era la primera vez de Jeff también. También sabía que el único con consciencia propia en ese momento era él, pero no podía ignorar aquella excitación que el castaño provocaba al hacerle aquel fabuloso oral que estaba volviéndole loco.


Jeff cerró los ojos al sentir las embestidas del alfa, sentía su glande tocar descaradamente su laringe y su lengua se resbalaba sobre la superficie carnosa de aquel miembro, le encantaba demasiado y deseaba que el alfa siga follándose a su boca hasta que el omega no pueda más.


Hasta el momento, las manos del omega se mantenían en los muslos ajenos, mientras que el dueño del increíble falo que se estaba engullendo embestía con rapidez en su cabeza. El omega bajó una de sus manos y la metió en su propio bóxer justo en donde la espalda deja de tener ese nombre y con sus expertos dedos sintió el calor y la humedad de las paredes de su entrada. Estaba tan bien lubricado que tres de sus dedos ingresaron con facilidad de una sola vez, se sorprendió por un momento, pero luego continuó simulando embestidas al son de las embestidas que su boca sufría, imaginando que era aquel miembro el que se incrustaba en su cuerpo y le invitaba a moverse.


Jeffrey estimuló solo por unos segundos su próstata, por culpa de la excitación se había corrido demasiado rápido y el placer de la estimulación contenida explotó en su entrepierna, ensuciado aquella alfombra peluda que estaba bajo sus rodillas, todo eso sintió cuando la base del miembro del alfa empezaba a crecer en su boca ¡Estaba anudando en su jodida boca! Con la casi nula consciencia que le quedaba,  Jeff intentó hacerse a un lado, pues si eso pasaba podría ahogarse en segundos.


Pero el alfa no lo permitía, tenía bien sujeto al muchacho de sus cabellos y lo sostenía con fuerza. Justo cuando Jeff sintió que aquella hinchazón llegó a su máximo, inhaló aire profundamente para luego sentir como la caliente semilla del alfa era derramada en su istmo bucal, ya sin otra salida, el líquido espeso y blanquecino pasó por la garganta del chico y él no hizo más que tragarla al instante, aún conteniendo el aire.


El alfa observaba la mirada que Jeff le ofrecía desde abajo. Odio. Sus ojos estaban dirigidos hacia la persona que odiaba con el alma mientras que de su boca no podía apartar aquel miembro que había quedado atascado luego de anudar.


Jeff había recobrado su consciencia segundos después se haberse corrido, pero no pensó encontrarse en aquella situación, aunque recordaba todo muy bien y con detalle. Ahora solamente quería asesinar a aquel alfa aunque haya sido su culpa terminar así.


Un suspiro se escuchó.


—Lo lamento —fue lo que el alfa dijo, Jeff no podía decir nada por obvias razones aunque podría morder a aquel alfa y dejarlo sin pene, pero no lo hizo.


Unos minutos después, el miembro del alfa bajó levemente la hinchazón, lo suficientemente para que el omega logre quitarlo de su boca. Esa fue una suerte de principiante, porque durante sus clases el profesor de fisiología llegó a decirles que el nudo de un alfa puede durar horas dentro de la cavidad anal del omega.


Quizás eso fue porque había sido sexo oral. Jeff tomó su traje tirado en la cama y Jack salió corriendo de la habitación, el omega entró a aquel baño y se dedicó a lavar nuevamente su cuerpo, para luego ponerse el traje y jurar que nada había sucedido.


Mientras, el alfa solamente jadeaba en aquella esquina del pasillo al salir de la habitación en donde se encontraba el omega. Estar con el chico fue sensacional y deseaba volver a hacerlo.


Pero era obvio que ambos estaban traumatizados luego de aquello.


 

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