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Idempotente por BackAck

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Jeff estaba tomándose el día, no tenía que ir al trabajo ni a la universidad y estaba realmente relajado sin hacer nada aquella calurosa tarde de julio. Posó sus brazos sobre su cabeza mientras escuchaba a un pájaro trinar del otro lado de la ventana que iluminaba a su habitación. El joven suspiró y se dispuso a dormir un momento. Il dolce far niente, dijo a la nada mientras dejaba una sonrisa salir de sus labios, desde hace más de dos semanas no estaba en tal paz, pues su madre no dejaba de repetirle todo aquello sobre Jack y Natanael no dejaba de llamarlo "cuñado" con aquel entusiasmo que solo un embarazado poseía. Además, Jeff no dejaba de pelearse consigo mismo con respecto a la existencia del alfa. Bajó sus manos a su vientre ¿realmente quisiera pasar solo toda la vida? Se sorprendió al obtener una respuesta negativa de su subconsciente y simplemente intentó alejar a aquellos pensamientos mientras que se disponía a dormir. Sin embargo, un estruendo lo alertó.


Este provenía el departamento vecino y se trataba de un sonido estrepitoso, como platos rompiéndose. Jeff rápidamente se paró de la cama, preocupado por su "amigo" quien parecía ser el causante de todo aquel barullo que quitó al omega de su ensoñación. Se dirigió al vecino y se paró frente a la puerta, no estaba seguro de aquello pues el aroma del alfa estaba rodeando cada parte de aquel pasillo y había un ambiente tan denso que podías cortar el aire con tijeras. Jeff solo se aventuró a abrir la puerta del contrario, ingresando al departamento ajeno y llegando a la cocina, observó a Jack y este observó a Jeff.


El tiempo se detuvo.


El alfa se encontraba con una mano ensangrentada mientras que con otra intentaba recoger algunos trozos de porcelana rota. Jeff salió de su ensimismamiento y se acercó a ayudarlo.


—¡No! ¡Aléjate Jeff! —dijo Jack mientras levantaba la mano hacia el omega—. Es peligroso que estés aquí, mejor ve a tu casa.


Claro, Jeff no pudo evitar saber que el alfa se encontraba en celo. Pero eso no le importó demasiado, quería ayudarlo a tratar aquella herida que, por suerte, estaba pasando de sangrar. Jeff se acercó en contra de la orden dada por el alfa, él podía doblegar su espíritu e irse, pero no lo haría, Jack le preocupaba.


—Te ayudaré quieras o no —dijo el omega, Jack se sorprendió pues era la primera vez que le dirigía la palabra para una cosa totalmente opuesta a evitarlo y, por supuesto, no evitó sonreír.


—Gracias —dijo el alfa mientras que se acercaba al fregadero para poner la herida bajo el chorro de agua mientras que Jeff se dedicó a recoger aquel plato que había caído.


—¿Fue el celo? —dijo el omega, quería hacer conversación pues el ambiente estaba demasiado callado y aquel alfa en celo estaba liberando el aroma que volvía loco al cuerpo del omega.


—Sí, es odioso —masculló, Jeff se sintió feliz por un momento, porque escuchó aquel tono del alfa. El mayor solo suspiró cuando quitó su mano del agua y tomó una toalla para apretar la cortada, era profunda y dolorosa, pero más doloroso le era olfatear a aquel omega quien se encontraba deliciosamente arrodillado sobre el piso de madera, solo el sonido que hacían los trozos de porcelana recogida por el omega vaciaba el ambiente, pero a la vez se sentía tan lleno, con sus aromas mezclándose y la extraña necesidad de ambos de entregarse al otro.


Pero ninguno diría eso, Jeff por orgulloso y Jack por respeto al omega. Aunque los omegas sean los más despreciados de aquella enferma sociedad no significaba que Jack, como persona, no desee entregar respeto a otra y menos siendo esta un omega. Después de todo el estar adaptado a una sociedad profundamente enferma es un indicio de demencia.


—Déjame ver tu herida —pidió el omega acercándose al contrario, quien mostró su mano que ya había parado el sangrado—. No es tan profunda, estarás bien —Jeff suspiró aliviado mientras que se permitía una sonrisa de lado. Jack aprovechó la cercanía del contrario para abrazarlo y hundir su cabeza entre los cabellos del contrario, justo como lo había hecho hace unas semanas.


—Jeff, por favor, vete de aquí —susurró el alfa contra su piel, casi muriendo internamente en una batalla contra su instinto, instinto que por primera vez florece sobre su piel y lo embriaga.


Pero Jeff no hacía tal cosa, solo se quedó observando a la nada mientras sentía las manos del contrario en su espalda baja, aquellas inhaladas profundas buscado aroma y el calor ajeno quemar su cuerpo descaradamente el cual, sin pedirlo, aceptó a aquel alfa en celo mientras que sentía su pecho golpearse con fuerza, estaba asustado, demasiado asustado pues su instinto estaba ganando aquella batalla contra su razón.


El omega en un suspiro dejó que el aroma del alfa se calara hasta sus huesos y los derretiera como si fuese mantequilla, todo su cuerpo se sentía así, débil, flácido, casi perdiendo la razón al sentir los labios contrarios en su cuello, aquellos suaves labios que besaron la tersa piel y una caliente y húmeda lengua se hizo paso para poder lamer el sitio, preparándolo instintivamente para ofrecer aquella marca que tanto deseaba dar al omega, pero cuando este sintió los dientes del contrario rozar su carne, tomó al alfa de la barbilla y sin pena ni gloria juntó sus labios en un profundo beso que hizo alfa distraerse de su trabajo, la lengua del mayor se coló en la boca del contrario, Jeff sentía que moriría en cualquier momento, quizás lo haría pues, mientras sus labios se movían en el mismo y desconocido son para ambos, había olvidado respirar


—No lo hagas —dijo el menor cuando se separaron en busca de aire—. Por favor, eso no lo hagas —Jack lo entendía, no marcaría al omega pues aquel aroma a miedo que empezaba a desprender le hacía tener lástima de lo que había intentado hacer.


—Tranquilo —susurró Jack mientras abrazaba con fuerza el cuerpo contrario—. Me resistiré, pero no creo resistir lo demás.


La vergüenza se dibujó en su rostro y Jeff se sonrojó al sentir lo mismo, las manos del omega tomaron el rostro del alfa y lo enmarcaron.


Había perdido.


—Pues yo tampoco —susurró contra los labios del contrario, su instinto había ganado aquella batalla. El alfa fue quien inició el beso y bajó sus manos hacia los muslos del contrario para levantarlo, Jeff por comodidad separó ambas piernas y se sostuvo por las caderas del alfa quien lo llevaba a ciegas a su habitación mientras sus labios no se podían separar, parecían imanes que regresaban juntos tarde o temprano.


Jeff sintió su cuerpo chocar contra el colchón de la cama y las manos contrarias soltar sus muslos y, mientras los besos no dejaban de embriagarlo, aquellas grandes manos ajenas iban subiendo sobre el pecho del omega, llevándose consigo a aquella camiseta, una prenda menos, el alfa se sintió ligeramente orgulloso, pero no deseaba apurar las cosas pues esa sería su primera vez y estaba seguro de que también la sería para Jeff.


Sus labios fueron a aquellos botones rosas que adornaban el pecho del contrario, Jack se tomó la libertad de imaginar al omega alimentando a un hijo suyo, la idea le hacía muy feliz aunque fuera muy lejana. Jeff cerró los ojos sintiendo los labios ajenos cerrarse sobre sus pezones mientras el otro era sometido por unos dedos no muy experimentados, Jeff sabía que también esa era la primera vez para su ahora... ¿amante?


¿Eran amantes? Teóricamente sí, pero Jeff no lo pensó demasiado, quería quitarse esas ideas de la cabeza y solamente disfrutar aquel íntimo momento que tenía con su vecino, el alfa quien lo volvía loco acosándolo y alteraba a sus hormonas, justo como en ese momento cuando sintió a su cuerpo calentarse más de lo normal, el celo había vuelto gracias a la cercanía de aquel alfa, había pasado apenas un mes desde la última vez de ese episodio en el que debía autocomplacerse, pero ahora no estaba solo, tenía junto a él a un alfa, un alfa virgen y sin experiencia alguna, pero un alfa después de todo. Jeff bufó mentalmente, él se encontraba en la misma situación y quizás masturbarse con sus dedos no cuente como "desvirgación".


Mientras tanto, el alfa quien quería tener un poco de autocontrol en aquel momento, no lo logró, pues el omega empezó a destilar un aroma excesivamente extraño, las manos del alfa se movían inquietas en busca de aquel aroma, llegaron a los pantalones ajenos y, sin pensarlo por un segundo, se deshizo de ellos y de la ropa interior del contrario. El corazón de Jeff palpitó con fuerza pues era la primera vez que alguien lo veía desnudo y se sentía cohibido, en su mente recorría la pregunta del quizás mientras que solo apartó la mirada de aquellos azules y profundos ojos que lo observaban con un deseo incontenible.


—Realmente eres hermoso, Jeff —el alfa se recostó sobre el cuerpo desnudo del omega, el miembro erecto del menor lo detalaba, no podía negarse en aquel momento, menos cuando su primer encuentro con un alfa estaba siendo, hasta el momento, muy tranquilo. Por ahí había escuchado de violaciones y maltratos a omegas quienes ven eso como algo natural por parte de los alfas. Eso nunca parecería natural a Jeff, a pesar de ser un hueso duro de roer, en el fondo de su alma solo quería amor.


Y con aquel comentario logró sonrojarse, sin poder dejar la vergüenza de estar desnudo a un lado. Acercó las manos hacia el alfa y lo ayudó a quitarse la camisa en medio de risas, como un juego, como niños sin preocupaciones, como si fueran amigos.


El pecho del alfa quedó descubierto y Jeff se aventuró a pasar sus dedos sobre aquellos músculos levemente marcados, Jack volvió a hacerse dueño de la boca del omega, este en ese momento encontraba erotismo en todo, en los movimientos, en aquella necesitada respiración suya, en esas manos intranquilas, en esa lengua húmeda que se atrevía a tocar sus pezones, pero, especialmente, en aquella erección que se clavaba sobre la piel de su trasero y la sentía a través de la ropa del contrario.


—Aahh —Jeff no pudo aguantar un gemido al sentir los dientes del contrario incarse sobre la piel de sus pezones, Jack levantó la cabeza con una gran sonrisa, orgulloso de su trabajo mientras que Jeff solo cerró los ojos de la vergüenza y levantó sus brazos para cubrirse la ya sonrojada cara.


—Realmente eres precioso —Jack se encontraba ebrio por las feromonas del omega, con necesidad se separó de él y empezó a bajarse los pantalones, Jeff se aventuró a descubrir sus ojos con curiosidad y observar aquella ya conocida erección que saltó contenta al ser liberada de aquella opresora tela llamada ropa interior. Jeff abrió los ojos como platos mientras que Jack se posicionaba nuevamente sobre su cuerpo.


—No creas que todo eso entrará de una sola vez —Jeff se asustó demasiado pues tenía miedo de que aquello ingrese en su interior y causara un daño irreparable a su cuerpo. Era una idea tonta porque sabía lo que sucedería después de que aquel acto se consumara.


El alfa negó con la cabeza y dedicó una sonrisa al omega, quien dejó de fruncir el ceño para pasar a una expresión neutra mientras que sentía los dedos del contrario acercarse a su entrada. El celo del alfa se hizo notar, liberando una gran cantidad de hormonas que llegaron al omega y golpearon su espíritu, dejándolo casi inconsciente mientras que curvaba su espalda en un intento de contener el placer que el alfa le causaba solo con su aroma, el omega no quedó atrás, el aroma del mismo estaba ya en todas partes del alfa, el alfa deseaba poseer al omega aunque fuese una sola vez. Sus dedos sintieron aquella cálida humedad que su cuerpo había producido, esperando a que el alfa ingrese en él, pero Jack no haría eso pues no deseaba lastimar a Jeff o ser brusco en cuanto a sensaciones.


Un par de dedos se deslizaron con facilidad en la cavidad anal del omega, el alfa sintió aquella humedad, Jeff arqueó la espalda, liberando un grito de placer que ahogó los sentidos del alfa, estaba demasiado excitado y aquella erección en su entrepierna lo delataba. Jeff suspiró, necesitaba algo más. Bajó sus manos a su vientre y apretó este con una abrupta fuerza.


—Jack, por favor, entra en mí —en medio de suspiros dijo aquellas palabras que hicieron al alfa casi desmayar, pero no lo hizo, estaba demasiado feliz para ello, dejó de lado la "preparación" que intentaba ofrecer al omega y pasar directo a complacer a su amante.


Jeff sintió una de las manos del alfa subir sobre su muslo derecho, mientras que, levantando la cabeza hacia el mayor, obsevaba a la otra mano que estaba frotando con delicadeza el falo ajeno, cubriéndolo de los fluidos del omega, intentando de alguna forma lubricarse para que este evite sentir dolor. Jeff ya lo necesitaba, necesitaba aquel gordo falo que pertenecía al alfa, necesitaba que clavara en su interior, necesitaba que lo preñe.


Con fuerza empujó al contrario que cayó a su lado y Jeff se sentó en sus caderas, frotando aquel falo contra su piel, Jack lo observó y sabía que el celo lo volvía tan erótico, daba gracias a ello.


El omega tomó aquel falo con una de sus manos mientras que la otra se encontraba sobre el pecho del alfa sujetando su cuerpo, levantó sus caderas y rozó el glande del contrario en su entrada, la sensación le volvía loco, le aterraba, le encantaba. Cerró fuertemente los ojos para, cuando sintió aquel glande dentro suyo, sentarse de un solo golpe sobre el talento del alfa.


—¡Aaaahhhhh! —un fuerte grito salió de los labios del omega, grito de placer y dolor al mismo tiempo, el dolor que confirmaba su perdida virginidad. El alfa cerró los ojos cuando sintió todo su miembro ser tragado por aquella pequeña cavidad que lo acogía con calor, las paredes musculares del contrario se contraían por momentos, haciendo que las ganas del alfa de bombear con fuerza dentro del omega sean casi incontrolables. Sin embargo, esas ganas se esfumaron cuando sintió el pecho del contrario sobre el suyo, con la mirada del omega perdida a la nada y la respiración agitada.


—¿Estás bien? —preguntó el alfa, Jeff suspiró estando más tranquilo—. ¿Ya te acostumbraste? —preguntó, Jeff asintió y Jack sonrió—. Bien, ahí vamos.


Sabían que ese apenas era el comienzo, las manos de Jeff fueron a parar en los hombros del contrario mientras que las manos de Jack sujetaron las caderas de Jeff con fuerza, para comenzar con aquellas estocadas que hacían al cuerpo ajeno temblar de placer.


—¡Ah, ah! ¡Ja-ack! ¡Ahí, justo ahí! —casi lo grita para que todos los vecinos lo escuchen, pero Jack estaba contento, porque en tan poco tiempo logró encontrar la zona erógena del omega, ahí donde nacía su placer. Jack estaba muy feliz y Jeff, aunque no lo quería admitir, también lo estaba, y no se arrepentía de acabar junto con aquel alfa en aquella posición. La inexperiencia de Jack no se notaba en aquellas certeras estocadas que daba a la próstata del contrario, mientras que Jeff solo cerraba los ojos para disfrutar de aquella sensación de llenés dentro suyo, sensación que duró minutos en los que no pudieron dejar de besarse con cariño ni Jack pudo quitar de la mente aquel pálido cuello que quería reclamar como suyo.


Jeff estaba en la cima, tan cerca de su ansiado orgasmo, mientras que Jack lo tomaba de las caderas y, sin separar sus cuerpos, girarlo sobre la cama para ofrecerle estocadas aún más fuertes de las que ya recibía, haciendo al omega delirar de placer.


—Jack... creo que... Aaaahhh —no pudo decir más, se había corrido  manchando su pecho con semen inservible y gritando con fuerza el nombre del contrario, mientras sentía el falo ajeno crecer en su interior solo ahí Jeff abrió los ojos como platos—. Aahh, no... Ja-ack, no aah anudes —decía, pero era imposible, empujarlo con sus manos o sacudir su cuerpo con violencia, nada evitó que la base del pene del alfa se inflamara de tal forma que fue imposible para el omega escapar, estaba atorado como una sucia perra, una que ansiosa esperaba el esperma ajeno para que la llene, este no tardó y Jeff sintió la calidez del ajeno recorrer su organismo en medio de un orgasmo en el cual Jack hundía su cabeza en el hombro del omega y evitaba con toda su voluntad morder al contrario.


El omega gritó, agitó y sacudió su cuerpo con violencia mientras que era atacado por otro orgasmo, uno de mayor magnitud que hizo delirar de muerte a su mente ya cansada. Cerró los ojos y sintió los cálidos brazos de su amante rodeándolo, diciendo a su oído unas palabras de gracias mientras que Jeff dejaba de existir en el mundo lúcido para caer en un profundo sueño del cual no quería despertar por nada del mundo.


 

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