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Idempotente por BackAck

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Jack se frotó el puente de la nariz, estaba cansado de ir tras aquel omega mientras que este se encontraba así de hormonal. Sabía que más tarde podría solucionar las cosas con él y hablar seriamente sobre lo que había sucedido, mientras tanto su mente estaba concentrada solamente en otro omega igual o más importante que Jeff. Se dirigió a su habitación tomando la ropa que había quitado de la secadora y ahí encontró a ese chico castaño que observaba sus manos con detenimiento.


—Lamento lo sucedido —dijo con la mirada baja, el alfa sonrió ampliamente y tendió la ropa al niño.


—No te preocupes, Jeff siempre es violento y verte aquí seguro hizo que llegue a su límite —Jack se sentó en su cama, al lado del chico quien empezó a quitarse la bata ajena—. Yo debería disculparme, Noah.


—No, tú deberías ir con él, no es bueno que estés aquí mientras que él está en ese estado, Jeff... ese chico había mencionado que estaba esperando a un hijo tuyo —cuando Noah dijo aquello los ojos del alfa brillaron al recordar aquella realidad que lo ponía más que contento, estaba seguro de que luego iría con Jeff y lo llenaría de besos aunque este se oponga rotundamente.


—Es realmente hermoso solo pensarlo, pero tenemos cosas importantes que hacer ahora —Jack observó fijamente al contrario, quien se encontraba abotonando su camisa mientras que llevaba unos bóxers negros, el menor lo observó y se sonrieron con complicidad.


•§•


Jeff aún no podía creer que aquel asqueroso alfa lo hubiera engañado de tal manera, no podía creer que dejó que jugase con él, que entrara en su vida, en su piel y en su cuerpo, que dejara marcas en su alma y dolor en su corazón. Se acarició al vientre, quizás su madre se emocione al saber que será abuela, pero él no sentía ni la mínima emoción al saber que sería padre, solo sentía miedo.


Su miedo era tan fuerte que apenas su corazón luchó y tan profundo que no supo cuán hondo cayó. Se sentía debilitado solo por el miedo que todo le ocasionaba, al final estuvo como al principio: solo.


Al llegar la oscuridad de la noche, despertó, se alegraba de que las clases hayan acabado pues podía estar todo el día libre y solo debía estudiar. Jeff observó la hora y notó que era de madrugada. Observó su habitación a oscuras y el solitario y deprimente ambiente que ahí se vivía; el frío de otoño se colaba por su ventana y la brisa hacía mover las cortinas, las paredes de un blanco inmaculado sabían insípidas a la vista de Jeff y el poco mobiliario solo hacía que ese sentimiento de depresión empezaba a aumentar, se levantó y cerró los vidrios para luego ir somniolento a la cocina y encontrarse con su teléfono en el suelo, no entendía cómo llegó ahí y lo recogió. Revisó sus llamadas y mensajes con tranquilidad mientras que se acercaba al refrigerador y notó que tenía muchas llamadas del alfa idiota que era su vecino, recuerda cómo Jack estuvo molestándolo por un día entero para que le de su número de móvil y este no lo soportó más y le tiró a la cara un pedazo de papel con el preciado número. Desde ese momento Jack no dejó de molestarlo.


También tenía muchas llamadas de Natanael y pensaba que quizás Jack logró persuadirlo para que hable con él e intenten solucionar todo. Jeff cogió un tetra pack de jugo de naranja y falto de ganas lo servía en un vaso de vidrio. Se hizo una cena que le supo insípida y luego fue a vomitar todo lo que había consumido. Su móvil volvió a vibrar y notó que era Natanael quien llamaba, aunque lo quisiera el omega no podía negar atender a su querido amigo.


—¿Hola? —su voz se escuchaba cansada a pesar de haber dormido lo suficiente, se preguntaba por qué su amigo lo llamó de madrugada.


—Oh, Jeff ¿te desperté? Lo siento —decía una voz un poco emocionada del otro lado, la emoción era opacada por la preocupación del chico rubio.


—No, tranquilo —dijo despabilándose un poco, no quería preocupar a su amigo—. ¿Por qué llamas a estas horas?


—¿Jack no te ha contado? —la duda se escuchaba en su voz y Jeff frunció el ceño con violencia al darse cuenta que su amigo creía que Jack y él tenían algún tipo de relación.


—Yo no hablo con Jack —sentenció, Natanael rió con ahínco.


—Sí, claro —dijo con sorna—. Oye, deberías venir a ver a tu lindo sobrino al hospital —eso sorprendió a Jeff.


—¿Ya ha nacido? ¿Fue prematuro? —preguntó pues sabía que su amigo solo tenía unos siete meses y medio de embarazo, un suspiro se escuchó del otro lado de la línea.


—Emm... yo caí de las escaleras —dijo en tono de disculpas, Jeff inhaló aire de la sorpresa e inmediatamente se tocó el vientre, temiendo de que eso le suceda a él, al instante despegó su mano al darse cuenta de lo que acababa de hacer, en ese momento no podía querer a aquel niño que estaba dentro suyo.


—¿Pero estás bien? ¿El bebé está bien? —pronunció preocupado y Natanael soltó una risa.


—Tranquilízate, estoy bien, solo un tengo par de huesos rotos y el bebé es precioso, deberías venir. Recién te lo aviso porque aquí no me dejan usar el móvil y lo puedo hacer solo cuando las enfermeras no me miran —bufó con molestia—. Pero debes venir a visitarme o me deprimiré.


Jeff rió incómodo, aún así estaba preocupado por su amigo y más que nada enojado con el idiota de Jack quien no le había contado nada sobre lo que sucedió con Natanael.


Ese mismo día por la tarde Jeff se encontraba en la sala de espera de aquel hospital, no le desagradaba el ambiente, al contrario, lo sentía algo acogedor. Se había puesto un abrigo marrón para cubrirse del frío y dentro de aquel edificio estaba prendida la calefacción, así que llevaba aquel abrigo en su mano mientras que cómodamente se recordaba en los respaldos del sillón. Jeff observó a cierto alfa entrar a la sala de espera junto con otro omega, al menos Jeff decía que ese chico era omega por lo menudo que se veía.


¡Y eso le daba rabia! No entendía cómo Jack pudo llegar hasta esas circunstancias, lastimando a Jeff y haciendo que lo odiara en tan poco tiempo. El omega pensó que quizás sería mejor que el alfa jamás sepa que esperaba un hijo suyo, desaparecer y no volver jamás, pero sus pensamientos se detuvieron cuando sus miradas se cruzaron.


Y el tiempo se detuvo.


Jeff estaba en una lucha consigo mismo, entre ir hacia aquel alfa y abrazarlo o ir hacia él y golpearlo, lo odiaba demasiado pero supo en ese instante que no podía dejar de quererlo, porque todas aquellas insistencias que el alfa daba sobre él solo era nuestra clara del aprecio que este le tenía.


Y Jeff se sentía enfermo de que Jack esté siendo insistente con otro omega, porque todos los pedidos y acosos del alfa solo debían ir dirigidos a Jeff ¡Solo a él! No a un idiota que vino a tomar su lugar. El omega estaba seguro de ello, más cuando se levantó del asiento y fue casi tambaleándose hacia el alfa, quien lo agarró con ambos brazos para ambos hundirse en un abrazo.


Jeff se acercó al oído del contrario mientras que susurraba sobre la cálida piel del contrario. Jack sostuvo el pequeño cuerpo de su violencia andante y supo que su ira se había tranquilizado con aquel íntimo toque. No sabía dónde fue Noah o todas las personas que estaban ahí, para su alma solo se encontraban Jeff, él y aquellas palabras que el omega dijo en un susurro.


—Mírame solo a mí —el corazón de Jack se derritió y estrujó aún más el cuerpo del contrario, jurando haber escuchado la voz de aquel omega embotada del llanto. Jeff tenía gruesas lágrimas en los ojos ¿por qué lo necesitaba? ¿por qué a aquel alfa?


 

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