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Idempotente por BackAck

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—Natanael, tengo que contarte algo —Jeff jugaba con sus dedos mientras que observaba a su rubio amigo quien estaba meciendo a su también rubio bebé. El omega observó a esa bola rosa de carne y sintió un poco de nostalgia, pero no dejaría que eso se apodere de su estado de ánimo, ese día había despertado extrañamente alegre. Natanael observó a Jeff y le regaló una sonrisa, ambos se encontraban en el departamento, Jack había ido a su trabajo de medio tiempo.


—Oh, como si no me hubiera dado cuenta —el rubio sonrió de lado a lado mientras que Jeff hizo una mueca de sorpresa.


—¿Lo notaste? —preguntó confundido, Natanael asintió y luego se acercó a Jeff hasta quedar al lado suyo, él estaba sonrojado hasta las orejas, no entendía cómo Natanael pudo notarlo y agradeció eso ya que no quería explicárselo.


—Oh, claro que noté que tú y Jack están saliendo —dijo con una mueca de complicidad. Jeff frunció el ceño y luego observó a bebé, debería explicárselo ya que no estuvo en lo correcto—. Oh, me hace tan feliz que mi hermano tenga a una persona tan buena a su lado, me alegraré el día en que formen el lazo.


Jeff casi podía ver un sonrojo en el rostro de su amigo, quien bajó la mirada hacia su hijo mientras que soltaba una sonrisa, el omega hizo una mueca y luego aclaró la garganta.


—Eso no era lo que quería contarte —dijo con delicadeza, Natanael inmediatamente levantó la cabeza para observar a su amigo con una expresión confundida y esperando a que este hable—. Natanael, serás tío.


—¡¿Qué?! —ese fue un buen balde de agua fría, Natanael observó a su amigo con sorpresa y lo notó, era cierto y estaba decepcionado de sí mismo por no haber notado antes ese brillo peculiar en los ojos del omega, además de que se veía un poco subido de peso, claro, estaba llegando ya a la semana número veinte de su embarazo, aunque él tenía suerte de que aún no se le notara el vientre cuando llevaba ropa holagada.


—Serás tío —repitió Jeff poniendo una mano sobre su vientre y dando una sonrisa de oreja a oreja, Natanael abrió la boca sorprendido para luego soltar un gritillo.


—¿Por qué no me lo dijiste antes? —dijo emocionado y casi gritando, cosa que hizo despertar a su hijo quien con un ligero llanto llamó a su madre para que se callase. Jeff rió ante el error del omega y Natanael se dedicó unos minutos a calmar el llanto de su hijo.


—Jack y yo estábamos pensando cuándo sería el momento indicado —explicó el omega quien solo sonrió cuando recordaba a Jack decirle que debían contarle a sus padres sobre el pequeño, pero Jeff tenía miedo ya que no conocía a los padres del alfa. Natanael no lo pensó demasiado y tomó su móvil poniéndolo en la cámara frontal.


—Vamos, muestra ese vientre —dijo posicionándose para tomar una selfie, Jeff negó con la cabeza mientras ocultaba una sonrisa— Hazlo Jeff o me enojaré contigo —decía haciendo un puchero, Jeff al final cedió y levantó el abrigo que estaba usando en ese instante, mostrando su pálida piel y aquella pequeña curvatura que se formaba con rapidez. Se paró de costado mientras que colocaba una mano sobre la pequeña curva y sonreía, Natanael también salió en fotografía, la cual luego de unos segundos envió a su papá.


—¿A quién envías eso? —preguntó Jeff mientras se acomodaba las ropas ya que el invierno estaba llegando.


—A mi papá, por supuesto —Natanael lo dijo tan relajadamente que Jeff casi se asfixia con su propia lengua, el rubio notó este cambio y sonrió—. Tranquilo, él es muy bueno al igual que mi padre, les fascinará que Jack al fin haya encontrado una vida.


Jeff se relajó por aquella tan bonita descripción y lo dejó ser, ya tenía suficiente con seguir deprimido y miedoso, ahora solo sonreiría porque era un omega feliz con su alfa y su pequeño en formación. Tomaron el té juntos y después de unos minutos y unas risas el móvil de Jeff empezó a sonar, las palabras de la pantalla dictaban un "Idiota", Jeff atendió la llamada entrante de Jack confundido, normalmente no lo llamaba cuando estaba en el trabajo.


—¿Jack? —dijo con preocupación.


—El chismoso de Natanael está contigo, ¿verdad? Mi padre me acaba de llamar solo para regañarme por haber ocultado al bebé, fue horrible —fingió un leve llanto—. Ahora mi papá quiere conocerte ¿estás de acuerdo?


—Emm... Claro, por qué no —dijo tranquilo, Jack suspiró del otro lado de la línea.


—Jeff, hablaremos de esto cuando llegue a casa ¿vale? Aún tenemos que decidir sobre el asunto.


Claro, ese asunto. La felicidad de Jeff se sintió efímera.


Se despidieron y a los pocos minutos Natanael empezó a notar que el ánimo de su amigo decayó bastante rápido. Culpó a las hormonas y decidió volver a su hogar, ya que debía estar ahí para recibir a su alfa. Jeff y Natanael se despidieron y el rubio no evitó acariciar el vientre donde su sobrino se formaba y luego abrazar a Jeff mientras le daba las gracias. Jeff no supo cómo responder, aún estaba esa triste realidad, se dijo que no dejaría que le siga afectando, pero era simplemente imposible.


Calmó esa venidera depresión y solo fue a tomar una siesta mientras esperaba a Jack, odiaba haber dejado su trabajo, en ese momento extrañaba a la insoportable de Margo y sus preguntas. Recuerda que ella lo acosó por casi una semana desde que el omega había decidido renunciar, Margo solo quería saber por qué pero Jeff no quería comentar su embarazo, decidió dejar el trabajo antes de que el vientre empiece a notarse y eso claro que no molestó a Jack, quien se sentía totalmente capaz como para mantener a Jeff y a sus crecientes antojos.


El alfa entró a su departamento e inhaló profundamente, le encantaba ese aroma, aunque era el único aroma que conocía no se cansaría jamás de él y menos de la persona quien lo poseía. Le encantaba que su hogar tenga aquel fresco aroma que según Jeff era parecido a la menta. Luego de eso el alfa quedó obsesionado con la menta por una semana. Llegó a su habitación encontrándose con un dormido Jeff quien reposaba una de sus manos sobre aquella hermosa curvatura. La calefacción había sido prendida y Jeff se dio el gusto de tomar aquella siesta sin alguna sábana, esto daba a Jack una preciosa vista de su mano que se posaba sobre aquel vientre que parecía odiar la camiseta del omega.


A Jack esto le pareció tierno, aunque aún así no permitía que su omega esté sin una sábana. Tomó una del clóset y se acercó a la cama, se quitó los zapatos y se permitió acostarse al lado de su omega mientras que la sábana cubría a ambos. Jack pasó las manos por el rostro dormido de Jeff y sonrió, tenía mucha suerte de tenerlo. Estrechó el cuerpo ajeno por el suyo y Jeff despertó al sentir el contacto del contrario. Se observaron un momento a los ojos y luego el omega sonrió.


—Bienvenido a casa —dijo en un susurro, Jack sonrió y abrazó el cuerpo de su omega, solo se acomodaron para poder terminar juntos abrazados bajo aquellas sábanas en ese frío día de invierno.


 

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