Según lo que Jeff sabía hasta el momento, Jack y Natanael eran hijos de dos hombres, el alfa era un hombre de negocios con bastante dinero quien se enamoró de su secretario, por supuesto este secretario era el omega quien luego de un tiempo de salir con el alfa y tener un lazo definido, decidieron casarse y fruto de su relación tuvieron dos hijos, el mayor fue un alfa con una discapacidad olfativa mientras que el menor un omega de exorbitante belleza, cosa que no le beneficiaba en nada.
Claro, nadie es perfecto y la preja lo sabía, esa era la principal razón por la que amaban a sus hijos. Y más en aquel momento en cuanto el hijo mayor mencionó que había encontrado a su destinado. Por supuesto que Jeff luego se encargaría de asesinar al alfa por decir aquellas palabras, no las quería escuchar por la vergüenza que le causaba o más bien por ese incómodo golpe de realidad en el hígado.
La familia de Jack claro que recibió con los brazos abiertos a Jeff, al padre omega de Jack le cayó de maravillas e incluso se sintió identificado con el chico, algo cohibido, algo incómodo, algo callado, ese sonrojo que dejaba ver una inocencia tremenda a pesar de estar embarazado y saber cómo sucedió.
—Me alegro tanto por ustedes dos —decía el omega mientras tomaba con fuerza las manos de Jeff y lo veía a los ojos—. Jeffrey, muchas gracias por hacer feliz a nuestro hijo, sabemos que es algo insistente a veces y eso es muy molesto, pero me siento feliz de que te hayas fijado en él.
¿"Algo insistente"? pensó, pero no dijo una sola palabra, se dedicaba a escuchar los consejos que un hombre omega experimentado le ofrecía. Lo triste era que ellos aún no sabían sobre la noticia y Jack había decidido junto con su pareja que debían decírselo. Debían hacerlo aunque eso termine con sueños rotos y lágrimas. Siempre había que ser honesto ante la adversidad y Jeff en ese momento se sentía mal por no serlo frente a su propia madre.
—Jeff y yo debemos decirles algo —Jack había tomado la mano de su pareja intentando darle el coraje que este no tenía. Jeff al instante instante observó con preocupación a los padres del alfa, sabía que no lo tomarían bien pues les ilusionaba bastante la idea de ser abuelos.
Aunque... Jeff tampoco quería ser pesimista en extremo, no debería serlo, no le haría bien a su pequeño y delicado bebé. Colocó una mano sobre su vientre, tenía casi cinco meses de embarazo y sabía que con ese tipo de embarazos es bastante raro llegar a término de gestación, eso estaba todo el tiempo golpeando al corazón del omega, porque, a pesar de todas sus dudas y de todas las veces que dijo que no quería un bebé ni un alfa, se sentía feliz con ese idiota a su lado y el pequeño ser dentro suyo, se sentía muy a gusto con la familia de su alfa y estaba tan feliz que podría echarse a llorar sobre los zapatos lustrados del padre de Jack, lloraría de felicidad y de tristeza por saber que no sería lo suficientemente fuerte como para soportar tanto dolor.
Jeff cerró los ojos cuando sintió leves movimientos bajo su piel, el bebé se movía muy poco y según el doctor era muy pequeño, eso preocupaba a Jeff, todo le preocupaba, le preocupaba cuando no se movía, cuando se movía en exceso o cuando el doctor le decía que era un feto muy por debajo de la talla media, porque no quería que nada afecte a su pequeño niño, porque hace apenas unos días le sorprendieron con la noticia de que sería un niño, Jeff se sintió tan feliz al saberlo juró que pudo verlo en medio de una epifanía instantánea, tan pequeño, tan débil y tan hermoso, incluso sabiendo que no estaría mucho tiempo en este mundo él deseaba que sea feliz, no quería que nada lo dañe, ni siqueira sus propios sentimientos. No supo cuándo, pero Jack ya tenía las palabras para decir aquello a sus padres, Jeff quiso hacerse de oídos sordos y solo sentir las ligeras patadas de su niño, sentirlo como si fuera que este le dé ánimos para seguir. Jeff derramó una lágrima y no sintió cuándo unos brazos lo tomaron con calidez.
No escuchó el llanto de Natanael ni del padre omega de Jack, solo podía escuchar su porpio palpitar mientras sentía los ligeros movimentos que se sintieron más lentos, porque pararon a los pocos segundos y él empezó a escuchar el llanto ajeno y a su alfa llamarlo mientras que sentía un horrible dolor en su vientre nacer. Rápidamente llevó las manos sobre él, mientras observaba con miedo a Jack, su mirada lo decía todo.
—A-algo malo está sucediendo —decía el omega, la preocupación pintada en su mirada, Jack no dudó un solo segundo y se dirigió a su padre.
—Me llevaré el auto —todos se habían alejado unos centímetros de Jeff, quien empezaba a hiperventilarse mientras que se sostenía el vientre y unas lágrimas querían escapar de sus ojos, no, no era posible.
—Manejaré yo —dijo el alfa mayor mientras preocupado su omega aparecía con las llaves del auto y Natanael con una manta, Jack agradeció y tomó a Jeff levantándolo por las piernas y la espalda.
—Jack... a-ayúda al bebé, por favor —decía Jeff con miedo mientras se sostenía el vientre, el alfa quería reconfortarlo con abrazos mientras que besaba su frente y su padre conducía como loco hacia el hospital más cercano, para Jeff las piernas del alfa se sentían cómodas a pesar de estar en tan mal momento, su pecho latía rápidamente mientras que sus piernas perdían sensibilidad y sentía sus párpados pesados ante una ligera capa de sudor que recorría su frente, unas contracciones azotaban a su vientre con vehemencia mientras que intentaba con caricias en su vientre aminorar el dolor, sabía que eso no funcionaría en nada y sabía también que eso no saldría nada bien.
Seguramente fue demasiado cruel al decir todas aquellas veces que no necesitaba una familia y que no deseaba un alfa ni ser una fábrica de bebés. Ahora solamente deseaba estar en paz con su alfa y su pequeño, no en esa situación.
—¡Aaahhh! —el dolor había inundado su sistema y sus manos se aferraban con miedo al brazo del alfa, temblaba, sudaba y estaba maldiciendo a gente que ya ni siquiera existe. Llegaron al hospital y Jack levantó a su pareja notanto un rastro de sangre en la sábana que su hermano le había dado, así como en los pantalones de su omega.
Lo atendieron de urgencias y sin dudar un solo segundo lo llevaron a un quirófano en donde a las puertas lo separaron de un Jack nervioso, el alfa sintió cómo un pedazo de su ser se rompía al separarlos de esa manera, había visto cuando revisaban su pulso y su presión, también habían visto ese cinturón que colocaron alrededor del vientre de Jeff mientras que una enfermera llegaba corriendo con un historial que detallaba su embarazo, todo era tan caótico y Jack solamente podía caminar de un lado a otro mientras que el suelo parecía poder desgastarse, tenía una idea de lo que harían a Jeff en aquel lugar, pero no quería si quiera pensarlo.
Su padre solo lo observaba a través de sus anteojos con tristeza, él era un alfa como su hijo y entendía esa extraña conección que una pareja se tenía a pesar de que el lazo no estuviera hecho aún, lo había sentido con su omega hace tantos años y ahora que veía a su hijo sentirlo tenía miedo de cómo podría reaccionar si algo malo le sucediera a su omega o a su hijo. Solo podía esperar.
Pero la paciencia es corta en muchos casos.
Más para un alfa quien está preocupado por su omega.