Jeff al ver a aquel chico sintió que todo mundo se desmoronó, los ojos cristalizados por la emoción pasaron a llenarse de lágrimas de impotencia, claro, no podía hacer nada encontra de un omega quien obviamente estaba embarazado y se veía realmente feliz al lado de Jack, debía aceptarlo, debía ver la realidad y darse cuenta que Jack también tenía derecho a rehacer su vida. El hecho de que Jeff no quisiera rehacer la suya con otro alfa no significaba que Jack debería haber hecho lo mismo. Se sentía mareado y casi sintió su bilis llegar a su garganta, le daba asco ver a Jack con otro omega ¡él era su omega! Pero lo que más asco le daba es que este se atrevió a llamarlo por su nombre para luego mostrar una sonrisa ¡tenía a su nuevo omega a su lado! ¿por qué no lo respetaba?
—Jeff... realmente eres tú —una gran sonrisa se mostraba en el rostro del alfa, revelando aquellos blancos dientes y estrechando aquellos ojos azules como el cielo, se acercó a Jeff y este solo pudo alejarse con temor mientras observaba al omega que había quedado tras la espalda de Jack.
Cuando el alfa quiso tocar su mano, Jeff la apartó ¿qué se creía? Solo dio media vuelta y aún con el aroma a almendras en el ambiente, entró a su consultorio, no quería ver a Jack a pesar de haber dicho que estaría feliz por verlo una sola vez más, no quería ver como su alfa se iba con otro chico, Jeff quería estar con él, quería darle muchos y lindos bebés que ambos amarían porque serían una parte suya. No soportó, las lágrimas cayeron de sus ojos y un pequeño río salado se formó en su mejilla, cuando menos lo supo, ya estaba recostado por la puerta de su consultorio y con ambas manos puestas sobre el rostro, intentando no llegar a una horrible crisis en la cual no pararía de llorar.
—Jeff, ábreme la puerta —decía el alfa del otro lado, Jeff agradeció haber puesto la cerradura, no quería verlo a la cara—. Por favor, ha pasado demasiado tiempo y solamente quiero verte una vez más, saber que estás bien, ver esa sonrisa en tu rostro. Sé que no merezco tu perdón al encontrarnos de esta manera, cuando te fuiste todo en mí se destrozó y creí que no podría salir adelante, creí que ya me olvidaste completamente y que olvidaste a nuestro pequeño, incluso pensé que estabas feliz con otro alfa. Yo solo... quise intentarlo una vez más, no puedo oler a otros omegas, soy defectuoso, pero Harry siempre estuvo ahí cuando tú te fuiste, por eso yo ahora debo estar por él... Harry está pasan-
—Jack, si vienes a hablarme sobre otro omega, mejor lárgate, deberías haber sabido que yo jamás podría aceptar a otro que no sea tú ¿acaso dices conocerme? —su voz sonó cerrada y sintió que sus flemáticos ojos empezaban a arder—. Idiota, yo te amaba, yo te amo demasiado maldito infeliz.
No pensaba decirle esas palabras estando en aquella situación, Jack sintió su corazón estallar en emociones al escuchar aquellas palabras, miró a un lado y vio a Harry acariciando su vientre mientras que lo observaba con confusión, Jack le sonrió y le transmitió la calma que necesitaba, tomó una hoja de papel y escribió en ella unas cuantas cosas para luego pasarlas por la grieta bajo la puerta.
—Jeff, por favor llámame ¿vale? No somos críos como para pasar por esto otra vez, hablemos como adultos y resolvamos esta situación, podría ser un malentendido —dejó la nota y luego suspiró—. Nos vemos.
Luego de aquello, los pasos se fueron alejando, el olfato de Jeff empezó a deleitarse con el aroma que el alfa dejó, pero el aroma de ese omega lo molestaba demasiado. Suspiró y miró a su lado, aquella pequeña hoja azul que se colaba bajo la puerta, la tomó viendo unos números y luego, cuando giró la hoja, vio una pequeña nota:
"No todo es idempotente"
Y Jeff lo sabía, solamente quería ser fuerte al dejar aquella nota, hacer como si no le había dolido demasiado y solo olvidar el pasado con esas nuevas palabras, dejando de lado sus sentimientos, sus razones, las personas a quienes amó en demasía y seguía amándolas, colocó unas manos en su vientre, él podría ser ahora ese omega que se para al lado de Jack, tener a sus bebés y vivir con una sonrisa el recuerdo de su pequeño. ¿Por qué debía ser tan cobarde? Ni siquiera dejó a Jack explicar su situación y solamente lo alejó una vez más, decidió hacer lo que le convenga.
Cuando sintió que ese aroma estaba desapareciendo, se sintió vacío, como todos esos años en los que no tuvo aquel aroma a su lado, se sintió horriblemente solo. Quiso salir de aquel lugar que le hacía sentir claustrofóbico a pesar de ser grande, quería seguir los pasos a su alfa y abrazarlo con cariño para fundirse en su corazón y vivir en él el resto de su vida... Quería a Jack.
Se levantó y salió del consultorio, iba a hacer lo que su corazón le decía, ya sufrió demasiado, ya había vivido demasiado dolor y ya había mandado a la mierda tantas veces la oportunidad de estar con ese alfa, ahora solamente necesitaba estar con él, no por egoísmo, no por costumbre ni por ese sentimiento de pertenencia que le molestaba, no. Lo hacía porque lo amaba, lo amaba más que a cualquier recuerdo que hubiera tenido de él, lo amaba más que a sí mismo y tuvo que hacerle un daño tan grande para que su razón aceptara esa realidad.
Lo amaba y lo extrañaba, deseaba estar entre sus brazos una vez más, no quería solo huír de nuevo y dejar que lo único que le podría hacer feliz de marche. Ese omega solo sería un nuevo obstáculo en su relación con Jack, ellos debían estar juntos porque así lo decía el destino.
Y mientras caminaba por el pasillo su corazón no debaja de palpitar y su olfato no dejaba de ponerse más y más sensible al buscar aquel aroma en el ambiente, deseaba encontrarlo una vez más y disfrutar de ese aroma por el resto de su vida.
La próxima vez que vea a Jack, no se separaría de él.
Y lo encontró hablando con una enfermera, a su lado seguía aquel chico rubio quien parecía distraído con lo que el alfa estaba diciendo, Jeff sintió celos, sintió odio hacia aquel niño que estaba a su lado ¡Porque era un niño! ¡¿Acaso a Jack le iba la pederastia?! Se sentía enfermo, reemplazado y humillado, pero haría lo que se propuso, lo haría aunque eso incluya quizás un feo golpe por parte de ese omega embarazado.
Con los puños cerrados y una gran determinación, se acercó al alfa quien aún no dejaba de hablar y rodeó con sus brazos la espalda del mismo, este quedó pasmado por el contacto y luego se relajó al sentir ese fuerte olor a menta ¿Jeff estaba marcando su territorio? ¡Claro que sí! Y en ese territorio estaba incluído Jack.
—No me separaré de ti, nunca más —susurró el omega con un tono de determinación mientras intentaba ocultar su rostro en la espalda de Jack, esperaba un golpe, esperaba una queja e incluso esperaba que lo ignorara olímpicamente. Pero no esperó sentir esas manos sobre las suyas que se ceñían con fuerza al abdomen del alfa.
—Y espero que no lo hagas.