Un par de golpes en la puerta hicieron que un sonmiolento Jeff se levanrara con pocas ganas de su cama. Estaba cansado luego de más de dos días de solo masturbarse por culpa del aroma de aquel alfa llamado Jack. El dolor en la espalda baja era notorio para el omega, quien tuvo que tronarse los huesos antes de ponerse totalmente recto.
Doy asco, dijo. Cuando abrió la puerta se encontró con la tranquila mirada de aquel alfa e, inconscientemente, una sonrisa cruzó sus labios. La cual borró al instante.
-¿Qué quieres? -le dijo, era molesto.
-¿Has comido? -preguntó mientras que entre sus manos se encontraba una bandeja con comida. Jeff miró aquello y apartó la mirada. Había comido, una sopa instantánea, pero era comida al fin y al cabo.
-Sí, ya almorcé, gracias -dijo empujando la puerta hacia el contrario, pero Jack imprimió fuerza sobre ella empujándola hacia el chico.
-Ya que no almorzaste, hagámoslo juntos -dijo haciéndose paso en el departamento ajeno. Jeff estaba contento de que el alfa no tuviera sentido del olfato, si no, estaría perdido.
-¿Acaso no escuchas? -le dijo con molestia y el alfa rió pasando sus dedos entre el cabello oscuro.
-Wow, tu departamento es bonito -dijo ignorando al omega, quien refunfuñaba porque alguien se había metido en su privacidad.
-Vete -le dijo, apuntando la puerta.
-Yo que tú, cerraba aquella puerta con seguro, pues tu olor seguramente ha tomado todo el pasillo y los demás alfas no dudarían en venir -le aconsejó el mayor-. ¿Es por aquí la cocina? -dijo dirigiéndose hacia una habitación contigua al pequeño comedor. Jeff cerró la puerta con seguro y lo siguió apretando los puños con rabia.
-Así como tu, ¿verdad? -dijo el omega ya frustrado. Odiaba estar en aquella situación con ese chico. Su acosador desde hace ya bastante tiempo.
-¿Disculpa? -Jack lo observó al verse fuera de tema.
-Tú eres un alfa y no dudaste en venir a mi departamento, ¿Verdad? Eso te hace igual a todos los demás.
Jack dejó la comida en sobre el marmol y se giró levemente hacia Jeff, mirándolo con fingida rabia. Con pequeños pasos cortó el espacio entre ellos, mientras Jack se iba acercando amenazante con aquella mirada y liberando feromonas como loco, cosa que hacía al omega temblar. Odiaba ser tan sensible y aquel alfa era demasiado. Y, extraña y desgraciadamente, su cuerpo aceptaba aquel aroma.
-A-aléjate -dijo con los ojos cerrados y la cara más roja que nunca.
-Dime cuántos alfas harían algo como lo que te estoy haciendo -dijo demandante mientras que tomaba las manos del chico y las colocaba sobre su cabeza, apretando las muñecas ajenas.
-¡Eres una mierda! ¡Igual a todos esos alfas que intentan violarme! -gritaba Jeff mientras se retorcía intentando escapar-. Creí que eras diferente.
Y en aquella última frase, Jack sonrió "Lo soy..." susurró bastante cerca de los labios ajenos, se había acercado lo bastante como para poder rozar sus cuerpos, pero Jack no lo haría. Soltó al chico quien ya se encontraba totalmente rojo y empezó a buscar los cubiertos y platos a ciegas en la pequeña cocina.
-¡Almorcemos! -dijo el alfa con entusiasmo mientras que se dedicaba a servir lo que había preparado hace unos minutos en su departamento. Jeff aún se encontraba atontado en aquella esquina, con la ecimera de la cocina tras sus caderas y el corazón latiéndole a mil por hora. El aroma a almendras inundó el lugar por un momento y luego se detuvo. Aquel horrible aroma.
Realmente es un tipo asqueroso, pensó y se sentó al lado de su acosador. Suspiró y agradeció por la comida, llevándose un poco a la boca. Era desagradable estar con él, pero podía soportarlo.
Mientras, el alfa estaba contento de ver a su amigo comiendo como es debido. Porque él lo consideraba un amigo, aunque el omega no lo pensaba así y aunque el alfa siempre pensó que se debía considerar amistad cuando exista un aprecio mutuo. Jack estaba seguro de que admiraba a Jeff, su determinación al estudiar una carrera que fue exclusivamente para alfas desde hace tiempo y aquellas ganas de superarse.
Además, el recordar la orquesta de gemidos que sus oídos estuvieron disfrutando todo este tiempo era bastante agradable para su mente. No se arrepentía ni un poco de acosar a ese lindo omega, aunque sea ilegal.
-¿Y volverás a la universidad la semana que viene? -dijo Jack mientras que masticaba un morrón asado-. El Doctor Bowman está desesperado porque su mejor alumno no está asistiendo a clases -dijo en medio de una sonrisa.
-No entiendo por qué estaría de esa manera -susurró Jeff, intentaba mantener aquel silencio sepulcral, pero el idiota de Jack debía arruinar el incómodo ambiente.
-Pues porque te atrasarás si faltas por mucho.
-Luego lo recuperaré -interrumpió con tranquilidad.
-Oh, no te preocupes, he tomado notas de todas las clases a detalle -mostró una gran sonrisa-. Para que no tengas problemas con ello, te traeré mis apuntes más tarde.
Y Jeff bajó la mirada, con su flequillo ocultó sus brillantes ojos que destilaban felicidad y agradecimiento hacia aquel chico.
-Gracias -susurró, y Jack solo mostró otra de sus anchas sonrisas.
-Puedes pedirme lo que quieras -dijo con felicidad.
Lo que quiera, eh... La mente del omega se divagaba, pensaría bien las cosas antes de avanzar un paso a su, momentánea, paz.