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Idempotente por BackAck

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Unos delgados dedos pasaban por su cuerpo, haciendo al omega estremecer mientras que cerraba los ojos y se dejaba someter, el cuerpo del alfa estaba embriagado del aroma del contrario, recorriendo su cuerpo mientras inspiraba aquella hermosa fragancia que desprendía el chico. Había pasado más de un mes desde que el omega había tenido aquella plática y en ese momento se encontraba una vez más sumido en sus pensamientos mientras hacía de almohada al alfa.


Jack se había pasado cada día de ese mes pidiendo a Jeff que lo dejara inhalar su aroma, solo un momento y él sería feliz. Pero Jeff era muy orgulloso y no dejaría jamás que alguien haga algo como eso, menos luego de aquella conversación que tuvo con Inés, pero no supo cuándo cedió a las palabras del contrario, quizás luego de aquel día lleno de tareas de las que quería desestresarse, por débil terminó en una cama ajena, acostado boca arriba mientras otro chico se hundía en sus hombros y sus clavículas, inhalando aquel único aroma que percibió en toda su vida.


-Jack -el omega lo llamó y este levantó la cabeza, tenía su oscuro cabello despeinado y un ligero sonrojo en las mejillas, mientras que el omega lo observaba sin expresión alguna-. Has estado así por más de una hora, ¿en serio no te cansas? -preguntó, la situación dejó de parecerle bochornosa a los quince minutos de que eso había comenzado y solamente se dedicaba a aburrirse como loco mientras que sentía las ligeras caricias que el contrario ofrecía con sus suspiros y sus manos. El alfa levantó la cabeza y se sujetó con ambos brazos a cada lado de la cabeza de Jeff, el cuerpo del menor había perdido toda sensibilidad de la cabeza para abajo, o al menos eso quería pensar.


-Es algo que no he hecho en veinticuatro años, no creo que me aburra muy rápido -una sonrisa atravesó los labios del alfa, luego suspiró-, pero si no te gusta, no tendré más que detenerme.


Y dejó de apoyarse sobre sus brazos para caer de súbito sobre el cuerpo del menor, Jeff simplemente sintió cómo el aire a andonaba a sus pulmones mientras que era aplastado por aquel idiota quien solo reía como demente.


-¡Ah...! ¡Jack...! No p-puedo -susurró con un tono de ahogado, el alfa solo rió y se hizo a un lado mientras que aún reía-. Eres un gran idiota -dijo Jeff mientras que se levantaba enojado del lecho del alfa, pero este no se lo permitió, lo tomó por las caderas y lo tiró nuevamente sobre las sábanas.


-Soy tu idiota -dijo Jack con una gran sonrisa, Jeff simplemente abrió los ojos como platos y observó con extrañeza a aquel chico, no supo cuándo esa línea que los separaba había desaparecido, convirtiéndose en algo íntimo. Eso era lo último que Jeff pensaba pero lo primero que pasaba por la mente del alfa. El omega frunció el ceño.


-Tú no eres nada mío -siseó molesto mientras se liberaba de los brazos de aquel alfa y se dirigía hacia la puerta de la habitación ajena-. Esta fue la primera y última vez que hacemos esto, ¿vale? Espero que estés satisfecho.


Jack se acomodó en su almohada para observar al omega salir. Sonrió de lado mientras que tomaba una manta que se encontraba a su lado y la inhalaba para percibir la fresca esencia que el omega había dejado allí. Definitivamente no será la última vez, se dijo mientras permitía a un suspiro escapar.


•§•


—¡Bue-nos dí-as! —unos cálidos brazos agarraron a Jeff, quien solo quedó estático al abrir la puerta de su departamento y encontrarse con su madre y toda su... felicidad.


—Mamá, ¿qué haces? —Jeff tomó de la cintura a la omega y la empujó levemente.


—No trates así a tu madre que se ha tomado la decencia de viajar por media cuidad para visitarte —ella formaba un puchero exagerado, era cierto que aquella mujer era muy alegre y activa a pesar de todo lo que había pasado, estaba segura de que no quería ir por la vida con una cara amarga por haber perdido a su esposo, lo recordaría con amor.


—Solo es extraño que vengas —Jeff besó la mejilla de su madre y la invitó a pasar dentro, la mujer se sorprendió, pues el chico tenía todo muy ordenado a pesar de que cuando vivía con ella era todo un vagabundo.


—Wow, realmente has cambiado —dijo mientras se dirigía a la cocina y dejaba sobre la mesa de la misma unas bolsas que no pudo evitar comprar, le encantaba ayudar a su hijo, pero algo extraño sintió—. Jeff... —el aludido solo dirigió la mirada a su madre—, este lugar huele a alfa —dijo y Jeff abrió los ojos como platos. Ese maldito idiota.


—E-esto no es lo que piensas —dijo nervioso mientras daba unos pasos alejándose y su madre se acercaba a él con rapidez para tomarlo de la camisa y ver su cuello, era cierto, ninguna marca se encontraba ahí y la mujer debía admitir que se decepcionaba un poco.


—¡Ay! Yo que creía que ya tendría nietos —dijo en medio de una broma y volvió a la mesa para guardar la comida que trajo a su hijo. Jeff rió con nerviosismo y empezó a ayudar a su madre hasta que alguien tocó la puerta con delicadeza—. Iré a ver —dijo la mujer, pero Jeff la detuvo.


—Iré yo, mejor quédate a guardar todas las cosas —estaba seguro de que quien tocaba era Jack y ese fastidioso hombre no dejaría de hacerlo hasta que Jeff vaya a recibirlo. Entreabrió la puerta para mostrar solo el rostro al alfa, quien se encontraba con una enorme sonrisa—. ¿Qué quieres? —susurró, Jack solo quitó su sonrisa para permitirse sonreír de lado.


—Solo me estoy aburriendo un poco en casa, así que vine a visitarte —Jeff abrió los ojos como platos, odiaba que él sea de esa manera, tan... tan desesperante.


—Jack, ahora mi madre está aquí, no puedo atender-


—¡Jeff, ¿por qué tardas tanto?! —se escuchó un grito que provenía de la cocina.


—Lo siento, Jack -—¿por qué se disculpaba?—. Ya veremos qué hacer otro día.


—Por supuesto —claro que Jack entendía esa situación, él a pesar de ser una persona un poco pegajosa con las demás, entendía perfectamente que debía respetar a la familia de aquellas personas—. Nos vemos luego, Jeff —una sonrisa tranquila cruzó los labios de aquel alfa, pero justo en ese momento se escucha unos pasos viniendo hacia ellos. Era la madre de Jeff.


—Jeff, sé un poco más educado e invita a pasar a tu amigo, no deberías dejarlo ahí —su madre fingía un tono molesto, pero en realidad había detectado aquel aroma extraño que en la cocina estaba. Era el mismo chico quien estaba cortejando a Jeff, eso le hizo sentir inmensamente feliz.


—Mamá, él ya se iba —dijo el omega aún sin abrir la puerta en su totalidad, la mujer rodó los ojos y se acercó a la puerta para abrirla y observar a aquel hombre alto y de cabellera negra con unos ojos azules que parecían brillar de vivacidad. Por supuesto que la omega no dejó pasar el detalle de sus ojos.


—Adelante, por favor —dijo mientras daba paso a Jack, el alfa notó a la mujer, era baja con el cabello castaño y corto y aquellos ojos oscuros que pertenecían a Jeff, él era la copia exacta de su madre—. Me alegra que Jeff tenga un amigo —decía la mujer mientras se dirigía al lado de Jack hacia la sala.


—Yo estoy encantado de conocerla —decía Jack demostrando los buenos modales que poseía, la omega casi se sonroja al verlo hacer una leve reverencia—. Ya sé de dónde Jeff quitó tanta belleza.


Y ese comentario hizo que Jeff explotara de vergüenza, se sonrojó y solo deseó que la tierra lo trague, pero su madre estaba encantada con el alfa, era una gran joya y Jeff debía estar muy contento de haberlo encontrado. Pero no, el chico solo llegó hasta Jack y lo empujó hacia la salida.


—Madre, yo creo que deberíamos pasar juntos solos, hace demasiado que no nos vemos, ¿verdad, Jack? —remarcó su nombre, el alfa notó que la había cagado y solo asintió.


—Es cierto, lamento haber molestado. Creo que es mejor que me vaya —respondió, Jack fue hacia la puerta y de disculpó nuevamente, Jeff estaba harto de que demuestre tanta educación. Le molestaba. Cuando se fue, la mujer giró hacia su hijo.


—Realmente no me molestaría ver esos ojos azules en algun nieto mío —dijo ella con una sonrisa pícara,  Jeff abrió los ojos como platos.


—¡Ni si quiera lo pienses! —dijo casi ofendido, pero la mujer solo rió, le encantaba aquel hombre de ojos azules que estaba detrás de su hijo.


El único problema era Jeff, tan testarudo y comprometido con realizar su futuro. La omega sabía que el futuro se su hijo estaba del otro lado de esa puerta.


 

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