Estuve diez minutos en el parque esperando mientras pensaba en lo que había pasado con mi padre, en eso siento como alguien respiraba agitado, levanté mi vista y vi a Angie respirando agitada mientras se acercaba a mí.
- Amber…- me levante y la abrace casi tirándonos al suelo en el proceso- ¿Amber? -Sentí como correspondía el abrazo de manera suave.
No quería soltarla, me siento insegura, no sé qué sentir.
-no me sueltes, por favor Angie… no me sueltes- me aferre con fuerza a ella.
-No lo hare… pero necesito saber que paso- sentía que me frotaba la espalda me separé un poco de Angie para mirarla y vi su preocupación.
-Lo siento…- Angie me miro- no pude cumplir mi promesa.
-Amber… -Angie se separo un poco y puso su mano en mi mejilla- dime que paso- asentí y la solté.
-Acabo de pelear con mi padre- ella me miraba seria esperando que siguiera- ellos quieren que vaya con ellos dentro de dos semanas, ellos creen que debo alejarme de ti y de mis abuelos- baje la mirada, Angie levanto mi mentón y me miro seria.
-Amber, dime ¿estás de acuerdo con eso? – negué- entonces dime ¿qué es lo que quieres tu? - sentí la opresión en mi pecho.
-Me dijeron que no tenia alternativa…yo…- desvié mi mirada.
-No me desvíes la mirada… la Amber que conozco no escapa de sus problemas- mire a Angie y estaba molesta- La Amber que conozco no es una cobarde- Angie me soltó y se alejo de mi haciendo que me sintiera ansiosa- No entiendo porque ahora tienes miedo… no lo tuviste al enfrentar a dos asaltantes, no lo tuviste cuando enfrentaste a tu abuelo para defenderme, no tuviste miedo de enfrentar a Susana… ¿Qué pasa contigo?- mire a Angie y cerré mis puños con fuerza.
-No lo sé…- Angie negó.
-Creo que si sabes lo que pasa… pero no quieres aceptarlo, ya que si lo aceptas tendrías que enfrentarte a algo a lo que no quieres- mire a Angie.
-No se que hacer… yo…- Angie negó.
-Amber he estado contigo mucho tiempo y se que tus padres son importantes para ti, pero debes enfrentarlos y aunque quiera yo no puedo acompañarte, puedo darte mi apoyo, pero es algo que debes hacer sola- baje la mirada.
-No se que quiero Angie- ella frunció el ceño.
-Entonces no puedo ayudarte… cuando sepas que es lo que quieres me avisas- levanté mi mirada y vi a Angie irse quise seguirla, pero mi cuerpo no se movía, sentí lagrimas en mi rostro, me volví a sentar en el banco, me sentía vacía, sentía las dudas en mi mente, quería gritar, pero no emití sonido alguno.
No se cuanto tiempo paso miraba a la nada aun con ese sentimiento de vacío en mi pecho, mire mi celular que marcaba las 18:28, vi que comenzaba a descender el sol, pronto estaría oscuro… pero no quería ir a casa, no quería tener que mirar a mis padres… tampoco quería ir con mi abuelo… de seguro que se enoja por haber escapado de mis problemas… ¿qué debo hacer?...
- ¿Amber eres tú? - levante mi mirada.
-Enfermera Ana…- ella me sonrió y se sentó a mi lado.
-Te vez como si el mundo se hubiera acabado- no pude sonreírle- ¿Qué ocurre?
-yo… soy una cobarde- ella me miro con confusión.
- ¿Quieres venir conmigo al hospital? Tengo turno y así de paso me dices que ocurre- asentí y me levante.
Camine en silencio a su lado, pero claro no duro mucho.
-Muy bien dime que es lo que te está molestando- suspire.
-yo… no pude enfrentar a mis padres- me miro con mirada de confusión- ¿recuerda que le conté de mi situación familiar? - ella afirmo- bueno, desde hace unos días no he sabido como sentirme, he estado confundida, y hoy me sentí muy frustrada mientras los esperaba-
- ¿Amber dime, ¿crees que has cambiado en este último tiempo debido a todo lo que ha pasado, Y que por eso ahora sientes inseguridad sobre tus padres? - Abrí mis ojos y me detuve- no quiero ser dura contigo, pero dime ¿crees que, si no fuera por el claro hecho de que te sientes sola, tendrías dudas sobre como sentirte? - la mire.
- ¿crees que me siento sola? - ella me mira.
-Amber estuve contigo esa noche, y también durante poco mas de un mes, cuando hablabas de tus padres lo hacías con alegría, pero tus ojos reflejaban soledad, soledad que se iba cuando llegaban Angie o tu abuelo incluso cuando hablabas conmigo, la mayoría de los enfermeros lo notaron incluso el doctor- bajé la mirada.
- No sabia que era tan evidente- ella sonrió suavemente.
-Creo que no sabias que te sentías así, recuerdo cuando llegaste al hospital, Angie estaba asustada y no paraba de llorar, tu estabas llena de sangre, el doctor se sorprendió de la suerte que tuviste, pero también nos comento de lo indiferente que parecías a tus heridas o al hecho de que casi morías-
-supongo que estaba mas preocupada por Angie que por el hecho de que me habían hecho daño- ella asintió.
-Pero cambiaste, a medida que pasaban los días tu carácter indiferente fue cambiando gran parte de eso fue por Angie, querías cuidarla, por alguna razón ustedes dos se conectaron ese día ella se preocupaba por ti y tu por ella- yo asentí.
-Sabes, cuando hablaba con Angie yo… me sentía tranquila…-vi como se divisaba el hospital a lo lejos.
-Mas que tranquila, yo diría que eras feliz y sigues siéndolo, esa chica te hace feliz- baje la mirada.
-si… y no quiero perder eso- toque mi pecho donde sentía el vacío.
-Ahora bien, dime ¿por qué tienes tantas dudas? ¿qué es lo que te hace estar tan asustada? -negué.
-No lo sé- Ella sonrió suavemente, note que habíamos llegado a la entrada del hospital.
-de algún modo creo que si lo sabes- mire a la enfermera- ve al comedor iré a checarme- asentí y me fui a sentar al comedor.
Afortunadamente tenia mi billetera conmigo, así que compre algo para alimentarme mientras esperaba a la enfermera, termine de pedir y me fui a sentar mientras esperaba, vi mi celular ya eran las 19:09 y no tengo ninguna llamada, me molesto este hecho y deje mi celular a un lado, a los pocos minutos vi como me entregaban mi comida agradecí, me dispuse a comer algo, aunque no tenía mucho apetito.
-veo que conseguiste algo para comer- yo asentí.
-Aunque no tengo mucha hambre- ella asintió.
-Mira, hable con un compañero, creo que el te ayudara en esto más que yo- la mire sin entender.
-Amber, sé que eres valiente y tenaz pero eres una adolescente, has estado en este hospital dos veces y estas pasando por muchas cosas, debes hablar con alguien que sabe de este tema, tómalo como un favor de mi parte- yo asentí- bien entonces me retiro- vi como ella se iba y yo me quedaba sola de nuevo.
Paso media hora en la cual trataba de distraerme, comí un poco pero no me sentía con ánimos de nada.
-Tu debes ser Amber- mire a la persona delante de mí.
-Soy Héctor y soy uno de los psicólogos de este hospital- era un hombre alto de mediana edad con lentes y con una voz muy suave.
-sí, mucho gusto soy Amber Garrido- él se sentó delante de mí.
-El placer es mío- vi que tenía una carpeta con él.
-La enfermera Ana me dijo que usted podría ayudarme- el asintió.
-Puedo ver por qué me lo pidió, sabes leí un poco de tu expediente, me sorprende que no te hayan enviado conmigo antes- lo mire- sabes con solo ver tu mirada puedo ver que estas pasando un momento difícil, pero quiero saber que pasa dentro de tu mente, para que estés de esta manera- suspire.
Empecé contándole acerca de mis padres, el como me crie con mi abuelo y el cómo salvé a Angie en el asalto.
-Ya veo, no por nada tu doctor decía que eras algo especial- lo mire con confusión- sabes aun me sorprende que no te asustara morir- yo negué.
-Si tuve miedo, pero no deje que me controlara- el me miro.
-Puedo ver que no eres alguien que sienta miedo de manera constante, mientras me contabas todo el incidente vi tu seguridad y determinación, pero si eso es así, ¿por qué luces tan triste? – lo mire con confusión.
- ¿Lusco triste? – El asintió.
-Si, Luces triste y solitaria- yo baje mi cabeza.
-No se porque tengo estos sentimientos, hace unos días estaba normal- el asintió.
-Sabes, las personas que suelen estar muy solas tanto tiempo como tú, muchas veces olvidan lo que es la tristeza o la soledad, se acostumbran tanto a esos sentimientos que los ven como algo normal, puedo ver que en tu caso es así, en tu caso tu soledad y tristeza la ocasionaron tus padres y en menor medida tus abuelos- mire con sorpresa a la persona delante de mí.
- ¿mis padres y abuelos?, es verdad que ellos no estaban tanto cuando era niña, pero…- el asintió.
-Amber, veo claramente tu duda, dime algo, ¿te has sentido feliz últimamente? – pensé en mi respuesta y lo primero que llego a mi mente fue Angie- no hace falta que respondas, tu sonrisa te delata.
-si, supongo que ella me hace sentir feliz- el psicólogo sonrió.
-ahí tienes la razón principal de tus dudas- mire sin comprender- Cuando las personas que han sufrido la soledad, encuentran la felicidad, al principio no la reconocen pero saben que el sentimiento es agradable, en tu caso los sentimientos son muy fuertes ya que están asociados a un hecho trágico, en este caso el que casi mueren Angie y tú, tu felicidad al saber que ella esta bien, tu felicidad al haber hecho una amistad con ella y el hecho de que ella es a quien tus emociones están arraigadas es la razón de que olvidaras la tristeza y soledad, tu vida cambio y ya no estabas sola, tu mente se adapto a que hubiera alguien además de tu familia para ti- mire con sorpresa al doctor.
- Sigo sin comprender- el doctor se rio.
-En pocas palabras, tu cerebro asocia a tus familiares con la soledad y tristeza, mientras que asocia a Angie como tu felicidad- mire al psicólogo.
-yo… no se- tome un poco de jugo que me quedaba.
-dime que paso recientemente- asentí.
Empecé a contarle sobre el segundo accidente, sobre la presidenta, sobre el hecho de que Angie me había estado cuidando, del hecho de saber que uno de los sujetos que trato de matarme estaba libre y sobre el que me sentía frustrada por el hecho de que mis padres regresaran solo por que mi abuela los había llamado.
-Dime Amber, crees que tus padres se han olvidado de ti o te has sentido dejada de lado- me puse a reflexionar.
-No lo sé… sé que me he sentido frustrada por el hecho de que no han estado y que se han perdido muchas cosas de mi vida, los quiero, no tengo duda, pero me enoja que vengan y quieran llevarme lejos solo para hacer callar a mi abuela…-Abrí mis ojos al darme cuenta de lo que dije.
-Amber, acabas de decir tus sentimientos verdaderos, sigue-
-yo… yo estoy enojada… estoy molesta…-sentí como mi respiración se agitaba- cuando hable con mi padre vi que el estaba serio y no me persiguió cuando me fui, no ha tratado de llamarme… a pesar de la hora… ellos… ellos no volvieron solo por mi… ¿verdad? - mire al hombre delante de mí y vi como negó, no necesite mas que eso para sentir como las lagrimas corrían por mi rostro aprete los puños y aprete la mandíbula, sentía como mi pecho se apretaba puse mis manos en mi pecho que dolía, jamás había sentido tanto dolor, mis lagrimas no se detenían, solté un grito desgarrador, el hombre delante de mi me miro triste y yo solo quería que Angie o mis abuelos estuvieran conmigo.
No se cuanto estuve llorando, pero cuando logré tranquilizarme vi que no solo estaba el psicólogo, sino que también mi doctor sentado frente a mí, no se cuando llego, pero se veía preocupado, yo trate de componerme.
-No trates de ocultar tu dolor, tienes que sacarlo, lo de recién solo fue el inicio- mire al psicólogo.
-Yo… en el fondo lo sabía, siempre que me llamaban era una rutina, me saludaban, preguntaban qué tal me estaban mis calificaciones, si necesitaba dinero y que volverían pronto, cuando estaban en casa siempre era lo mismo, salidas al mall o al parque de diversiones, me consentían, se mostraban felices… pero ya no habían abrazos, ya no habían conversaciones acerca de nada que no fuera el colegio y mis notas, se que no se daban cuenta de que cuando creían que estaba dormida los escuchaba hablar con sus jefes acerca de su próximo viaje…-Ahora me siento estúpida por creer que de verdad querían estar aquí, ellos no quieren estar aquí…-Saben mi abuela me dijo que si no fuera por que mi madre quedo embarazada de mí, mis padres no se habrían casado probablemente.
-Amber dijiste que tus padres querían llevarte con ellos ¿verdad? – asentí- ¿Qué sientes respecto a eso? -sonreí y los mire con decisión.
-yo… quiero quedarme en mi hogar-sentía como las lágrimas volvían a caer.
Tanto el doctor como el psicólogo asintieron.
-Amber se que esto es duro, pero debes hablar con ellos y ser honesta, debes saber que es lo que sienten ellos y decirles tu decisión, puedo ver que dejaste de ser una niña…o mas bien no te dejaron serlo… el hecho de que no supieras como afrontar la realidad es una clara muestra de que jamás te enseñaron que era sentir miedo, alegría o dolor me indica que hubo carencia de cariño en ti, tus padres probablemente si lo mostraban al principio y por eso tu no querías decepcionarlos, y el hecho de estar sola no te afectaba por que lo veías como algo común y necesario, pero a medida que crecías y tus responsabilidades aumentaron, enfocaste más tu atención hacia eso olvidando lo que era el cariño de tus padres y olvidando lo que era ser un niño común- asentí.
-Cuando me mude de casa de mi abuelo y empecé a vivir sola, pagar las cuentas y demás, no note que la relación con mis padres era cada vez mas fría… como usted dijo lo encontraba normal… y no quería decepcionar a mis padres, pero en estos últimos días he convivido con Angie y sus padres… era muy diferente, mi vida antes era yo y mis responsabilidades- ellos asintieron.
-Habrías seguido así… de no ser por el asalto- sonreí.
-Amber eres mi paciente y se tu historial medico y parte de tu historia familiar, en parte gracias a tu abuelo, creo que el jamás habría imaginado que alguien como Angie hiciera que tu cambiaras tanto, ese día que lo enfrentaste, el me dijo que nunca lo habías enfrentado y se sintió feliz y orgulloso- mire al doctor.
- ¿Mi abuelo está orgulloso de mi…? - El doctor asintió.
-Tuviste el valor para demostrar tus valores e ideales, me dijo que siempre habías sido muy tranquila y que nunca había visto indicios de que fueras a contradecir a nadie- me reí.
-supongo que he cambiado bastante- vi como asintieron.
-Es bastante tarde ya, quédate aquí esta noche y reflexiona sobre que es lo que harás mañana, nosotros estaremos en nuestras salas si nos necesitas- yo asentí y vi como ellos se marchaban suspire, me sentía agotada, mire la hora en mi celular vi que eran las 23:47, pensé en llamar a mi abuelo así que fui al jardín del hospital y marque a mi abuelo.
- ¿Amber? – sonreí.
-Abuelo… yo… te quiero…-me sentí feliz por decírselo.
-yo también a ti- sentía mis lagrimas caer- volverás a casa mañana supongo- me seque las lágrimas.
-No preguntare como sabes que no estoy ahí, pero si… mañana hablare con mis padres- sentía la brisa fría.
-Angie me llamo hace un rato, esta preocupada por ti- sonreí.
-Mañana iré con ella, debo disculparme- sentí su risa.
-Veo que vuelves a ser la misma-
-Abuelo… siento no haberme dado cuenta antes de todo lo que estaba mal en nuestras vidas- sentí que suspiro.
-Amber quiero que después de que soluciones las cosas vengas a mi casa quiero que conversemos- espero que no sean más problemas.
-Está bien, dile a la abuela que la quiero- sentí su risa.
-se lo diré, se que talvez no duermas nada, pero aun así no te canses mucho- me reí suave.
-está bien, buenas noches- corte y mire el cielo nocturno.
-Parece que ya no tienes dudas- miré atrás y vi a la enfermera Ana sonreírme.
-No, ya no tengo, no diré que no me siento triste, pero el dolor sanara- sentí como me abrazaba a ella.
-Me alegro de que vuelvas a ser la misma- sonreí.
-Yo también me alegro- correspondí el abrazo suavemente.