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Eraser (¿Necesitas un borrador?) por Sakkura Princess Yaoi

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza, pero espero el capítulo sea de su agrado!

Saludos!!

 

IMAGEN STARKQUILL-STONY

Aquello era sencillamente divertido, adorable, y dulce, había tantos lindos adjetivos que Steve quería emplear para lo que pasaba. Se encontraba sentado en la cama de Tony, un sitio muy agradable, y habitual para él, en los últimos meses. Viendo al genio ir de un lado a otro, después de haberse cambiado ya cinco veces de ropa.

—Tony, babe… de verdad no tienes nada porque preocuparte. Estoy seguro de que todo irá bien.

—Eso crees tú, pero… ¿Qué tal si no les agrado? ¿Qué tal si piensan que soy muy… muy engreído? ¿O si creen que finjo demasiado?

—Apuesto a que la mayoría ha leído tus escándalos en internet, así que la primera impresión ya se perdió—Pronunció Steve, haciendo que Tony le observará con un genuino gesto de sufrimiento, causando que el Capitán se pusiera en pie riendo y lo abrazara con dulzura, antes de tomarle del rostro—Es una broma Tony, ellos van a adorarte, de verdad. Eres inteligente, divertido, fantástico.

—Soy maravilloso, eso lo sé, pero algunas personas se sienten abrumados por tanta perfección—Declaró recibiendo un beso apasionado en los labios.

—Vamos a quedarnos aquí—Propuso Tony envolviéndole el cuello con los brazos, dándole pequeños y chasqueantes besos. —en el cuarto, en la cama… vamos a desordenarla un poco, amo hacerlo cuando acabas de cambiar las sabanas.

Steve besó su mejilla y luego su cuello, mordiendo despacio—Si te hiciera caso, cada vez que propones eso, nunca saldríamos a ningún lado—Le dio un último beso en la punta del oído. —Vamos, te ves fenomenal.

—Algo que me deberías decir más seguido—Tony se soltó de él, caminando a ponerse uno de sus relojes caros, siguiendo posteriormente a su pareja a la salida. Esta vez irían en uno de sus lujosos autos.

 

—Tratas seguido con militares—Intentó calmarle Steve, al ver como este movía los dedos ansiosos en el volante, le gustaba que Tony se preocupara tanto, en cierta medida, era una cálida sensación de sentir que le importaba al genio.

—Sí, bueno, les vendo cosas, y si Rhodey es un militar, pero lo conozco desde hace años, eso no cuenta. E incluso a él no le agrado muchas veces.

—No puedo creer que Tony Stark sea tan inseguro. —Cambió su táctica en algo que fuera más reto hacía el genio.

—No soy inseguro, no de mí, sino de las otras personas.

Steve aprovechó que se pararon frente a una luz roja, para tomar la mano de este, y darle un dulce beso en los nudillos. —Relájate, todo irá bien.

Tony de verdad deseaba que así fuera, nunca se había sentido de esa manera, y no se refería a los nervios. Lo que sentía por Steve era algo nuevo para él, algo único, estaba enamorado, de verdad enamorado como un idiota. Sabía que era poco tiempo, y de verdad que no quería apresurar las cosas, pero estaba seguro que aquello que sentía, era más que un simple cariño o atracción. Era algo tierno, cálido, increíblemente reconfortante que se extendía por su interior, por cada músculo de su cuerpo.

Habían sido muchas las ocasiones en las que se había observado la muñeca, sabiéndolo, estaba casi seguro de que el nombre del militar aparecería allí, y estaba más que ansioso de ello. Quería esa seguridad, quería estar completamente seguro que lo que estaba sintiendo era lo correcto, que no había error, que no iba a terminar con el corazón roto.

Aunque de igual manera, Steve le brindaba una gran seguridad, le trataba como si fuera su mundo. Era un sexy caballero de brillante armadura, que sabía besarlo en los momentos precisos, y con la intensidad correcta. Sentía que incluso era demasiado perfecto para ser real, pero allí estaba a su lado, podía tocarle, podía sentirle, y darse cuenta que era su realidad, una muy dulce realidad.

Llegaron al bar dónde Steve había quedado de verse con sus viejos amigos de división. Entrelazó su mano con la de Tony, otorgándole una serenidad que infló el pecho del castaño. Entraron, y enseguida un grupo de hombres, de aspecto bastante rudo, se levantó para saludarles.

Abrazaron a Steve con cariño, le saludaron palmeando su hombro, y luego este le presentó.

—Chicos… él es Tony, mi Tony—Señaló, haciendo que el grupo entero, fijara sus ojos en el castaño.

—Es un placer conocerles, voy a sonar tan estúpidamente cliché, y lo odio, pero… Steve me ha hablado mucho de ustedes—Pronunció con una pequeña sonrisa, sintiéndose tenso, y sintiendo que con esto volvía denso el ambiente.

—Eres más bajito que en televisión—Señaló un enorme sujeto de cabello pelirrojo, causando que los otros comenzaran a reír, incluido Steve, mientras le abrazaba por la cintura.

Tony rió con ellos, para luego empezar a saludarlos, cuando se fueron presentando por su nombre y rango.

—Si, en definitiva, hueles a dinero—Pronunció el soldado Morita de rasgos asiáticos.

—Y tú a arroz—Le respondió con una pequeña sonrisa cómplice.

Después de eso, y de las presentaciones, la conversación había fluido de mucha mejor manera, los nervios de Tony se fueron y disfrutó las pláticas, sobre cosas vergonzosas que a Steve le habían pasado tanto en el entrenamiento como en los campamentos, eran hombres realmente alegres y agradables, notaba el aprecio que le tenían a su pareja, y eso lo hacía sentirse bien, era comenzar a pertenecer al mundo de una persona que solo estaba rodeado de calidez, de buenos amigos, de hombres de honor y respetables….

 

---

—Vamos Quill, ¿No te estás muriendo o sí? —Rocket palmeaba la mejilla de su amigo, cuando este apenas logró abrir los ojos tosiendo, incorporándose en el sofá, mientras era observado por su par de amigos. —¿Ves? Te dije que no se había muerto. —Le señaló al grandote.

—Parecía muerto para mí—Pronunció este encogiéndose de hombros, mientras Quill se incorporaba despacio en el sofá, notando en las ventanas que debió haber pasado mucho tiempo desde que se quedó inconsciente.

—Groot estaba preocupado porque no despertabas desde que tomaste la pastilla, y tus mejillas se estaban poniendo un poco azules.

—¿Y no se les ocurrió llevarme a emergencias? —Preguntó indignado, llevándose ambas manos a tallar su rostro—Siento que me da vueltas la cabeza.

—Íbamos a hacerlo, si dejabas de respirar—Señaló Rocket, haciendo que este solo los mirará con un gesto de molestia.

—Esas pastillas son horribles, no podemos venderlas.

—Ah, yo creo que si Quill, si podemos. —Su amigo se sentó a su lado, y tomó su brazo, girándola un poco, para que viera la parte de su muñeca.

Los ojos de Peter se abrieron enormes ante lo que el otro le mostraba, y es que por primera vez en casi 14 años, esta se encontraba completamente vacía, no había nada allí, el nombre de la persona que tanto dolor le había causado se había borrado por completo. Delineó con su pulgar, comprobando si esto era real, y sonrió al darse cuenta que lo era.

—Aún tenemos que hacer la prueba del jabón—Señaló Rocket—Pero se ve bastante bien para mí—Tomó la muñeca de Quill—¿Qué dices entonces? ¿Crees que podamos hablar con Ronan para ver lo de la venta?

—¿Con Ronan? —El sólo nombre logró sacarlo de su mundo por un momento.

—Estuve pensando, y ya que nuestros otros clientes se echaron para atrás, quizá tu… ex quiera ayudar.

Peter  respiró, sintiéndose algo mareado, lo malo con esas drogas experimentales siempre habían sido los efectos que traían consigo, miró a Rocket y a Groot que cambiaba los canales a la televisión, estaba por decir algo, que Groot dejara de apretar el maldito control, o decirle a Rocket que si tanto lo quería, podía ir y negociar con Ronan el mismo, pero en lugar de eso, lo que vino a su boca no fueron palabras, sino una acida sensación.

Se puso de pie y salió corriendo al baño, llegando apenas, apoyando sus manos en el retrete, expulsando la comida china que había comido apenas hace unas horas.

—Malditos efectos secundarios. —Se quejó, sintiendo las horribles arcadas.

Girando apenas, para ver al rubio alto de brazos cruzados en la puerta del baño.

—Los efectos secundarios no importan, si los sufren por diversión al embriagarse. Los humanos son tan estúpidos que son capaz de soportar el dolor físico por no tener uno emocional.

Peter se puso de pie, limpiando su boca con un pedazo de papel, yendo a lavarse el rostro y enjuagarse la boca.

—No pude hablar mucho con los vendedores—Pronunció tomando un trago de enjuague bucal. —¿Te dijo cuanto duraría el efecto?

—No hay un tiempo exacto, pero que puede durar entre cinco y siete días.

—Eso es bastante—Declaró—Creí que cuando empezarán a lograrse estás cosas, se tendrías apenas horas.

—Hay algunas de horas, pero conseguimos buena mercancía—Respondió este. —Ahora ven, hagamos esto. —Rocket se sentó en la orilla de la tina que el otro tenía en el baño, y Peter le siguió.

El tipo miró atento la muñeca, tomando entonces jabón y una esponja, comenzando a tallar con verdadera fuerza, hasta el punto que hizo arder la piel de su amigo.

—¡Maldición, mapache! ¿Podrías tener más cuidado?

—Si no duele no sirve Quill, supéralo— le dijo este, sonriendo de una manera que le hacía honor a su apodo—No se va—declaró—o mejor dicho, no aparece, probemos con otra cosa.

Aquellas pruebas se hacían seguido en ese tipo de drogas, pues la mayoría solo causaban que se segregara una pintura paulatina sobre la piel, y estaba se borraba con un poco de agua y jabón, o a veces simplemente con pasar la mano.

Rocket trajo diferentes productos de limpieza, tallando la muñeca de su compañero, hasta que esta quedó roja.

—Parece que vamos bien—Pronunció, vertiendo un poco de cloro entonces, empezando a tallar, se logró ver una mancha obscura, pero aún no era visible el nombre, por más que Rocket talló. —El cloro le afecta un poco, pero no lo suficiente. —Miró a los ojos de Peter—Quill, lo tenemos.

El menor que se había estado quejando durante todo el proceso, sonrió enorme, y abrazó a su amigo. —Lo tenemos—Reconoció feliz.

No era algo permanente, y los efectos secundarios eran poco más que horribles, tanto para que no le quedarán muchas ganas de tomar otra pastilla, pero al menos tenían algo que se podía vender muy bien. Sólo faltaba que Gamora y Drax volvieran, no hacían tratos a menos que todo el equipo estuviera presente. De vez en cuando Rocket y Groot pre negociaban solos, pero como en ese caso, las cosas no salían siempre de la mejor manera.

—Entonces, ¿Se la… ya sabes serías el juguete de Ronan una vez más?

—No hablaré con ese tipo. —Declaró Quill, poniéndose de pie, saliendo del baño, siendo seguido por el otro rubio. —Groot, puedes informarle a tu amigo que no pienso hablar con Ronan, ni darle mi trasero para que nos compre la droga.

—Ronan—Pronunció el grandote, empequeñeciendo sus ojos en un gesto de odio.

—Sí, ya lo sé, él odia a Ronan, tú odias a Ronan, yo odio a Ronan, todos odiamos a Ronan, ese punto queda aclarado, pero hacemos esto por dinero, el maldito lo tiene, y tiene vendedores.

—No me parece confiable—Declaró Peter negando con la cabeza, yendo a su refrigerador, ahora tenía un hambre tremenda.

—Ninguno de nosotros es confiable, ¿Groot eres confiable?

El aludido empezó a asentir con la cabeza, pero luego negó efusivamente.

—Exacto, no somos confiables, él no es confiable, es una…. Confiabilidad entre desconfiables.

—Eso no tiene sentido—Quill hizo un pequeño gesto, arrugando la nariz, llevando una mano a sujetar su cabeza, ya no se sentía tan mal, pero aún podía percibir cierta molestia en la base de su nuca.

—Quill vamos, está es nuestra oportunidad, conseguiremos más bolsas de ese oro azul, un par de meses, y…

—Seguiremos en lo mismo, porque no sabemos hacer otra cosa—Respondió este, riendo.

—Sí, pero con más dinero, quizá con un nuevo auto.

—¿Qué tienes en contra de mi “nave”?

—¿Aparte de ser vieja y anticuada?

—No tienes gusto alguno por los clásicos, ni respeto.

—Quill vamos, sólo habla con Ronan, consíguenos una oportunidad. Tú te quedas con tu vejestorio, nosotros nos compramos algo que de verdad funcione.

—¿Sabes porque le apodan Ronan el destructor, mapache? Destruye a todos sus socios, se impone, te quita los negocios, es complicado mantenerte en un trato estable con él.

—No necesitamos un trato estable —Respondió parándose frente a Quill. —Escucha, no necesitaremos que sea nuestro distribuidor siempre, le venderemos un par de bolsas, lo pondrá en el mercado, nos dará un respaldo, y será más sencillo conseguir otros proveedores.

Volteó a ver a Groot, que solo se encogió de hombros.

—De verdad odio que me hagan hacer esto. —Se giró al sofá, tomando de entre los cojines su celular, empezando a buscar entre sus contactos el número, suspiró antes de apretar el “llamar” mirando a Rocket con los ojos entrecerrados, llevándose el teléfono al oído, escuchando los tonos de marcado—Ronan, habla Quill.

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Steve sonreía viendo como Tony se despedía de sus amigos de manera alegre, este al final se había llevado bastante bien con estos, aunque lo habían hecho beber bastante, por lo que él sería quien conduciría esta noche.

Tony no estaba realmente ebrio, a Steve le sorprendía bastante su resistencia al alcohol, pero de todas maneras, prefería conducir él. Para prevenir cualquier percance.

Se despidió el mismo de sus amigos, abriéndole luego la puerta a su pareja, y tomando el su lugar en el asiento del conductor.

Mientras avanzaban, vio al mayor jugando en su celular, agregando a los chicos a Facebook, lo cual le hizo sonreír, era de esas pequeñas cosas en las que sentía que Tony estaba cada vez más dentro de su vida, que formaba parte de esta, no solo de manera superficial, y lo hacía sentir bien, porque era feliz con un Stark en ella.

—¿Qué? —Preguntó el millonario al levantar un poco la vista.

—Nada, es sólo que no quiero decir “te lo dije”, Stark, pero te lo dije, que todo iría bien, que te llevarías bien con ellos. Sabía que iban a adorarte como yo  lo hago.

El castaño sonrió, con las mejillas un poco sonrojadas, volteando a la ventana. —No estoy seguro si cómo tú, aunque Jaques me miraba…

—Stark…

Tony soltó una risa y se inclinó a besar su mejilla—Amo sus celos Capitán—Le susurró al oído. Steve pudo percibir la colonia masculina, mezclada con el olor a Whiskey, lo que le pareció demasiado sensual.

—Si no me lo dices, no me doy cuenta Tony—dijo con una pequeña risa.

—No lo hago a propósito, si es lo que insinúa Capitán. Es sólo que tiene un novio increíblemente sexy.

—De eso si me doy cuenta—Respondió, a sabiendas de que engrandecía el ego de su novio.

 

Llegaron al estacionamiento y Steve bajó a abrir la puerta de su pareja, para en cuanto lo hizo, tomarlo entre sus brazos, para besarle apasionado, atrapándolo entre su cuerpo y el auto.

—Planeabas esto desde hace rato—Le acusó Tony entre las intensas caricias.

—Algo así—Aceptó el rubio, llevándole de la cintura, sin dejar de besarlo, hasta el elevador, que iba desde el estacionamiento, hasta el departamento del genio en su torre.

Con manos apresuradas, Tony marcó el código, sintiendo los pequeños besos que el otro repartía en su cuello, y las manos acariciando su cintura. Se giró entre ellos, para revolverle las hebras rubias, mientras compartían un beso lento y húmedo.

Llegando así al departamento, por el que avanzaron a tropezones y entre pequeñas risas, dónde las prendas iban dejando su cuerpo.

Cayeron en la cama suavemente, con Tony encima del Capitán, las manos de este disfrutaban explorando la piel acanelada, que ahora estaba casi completamente expuesta él, conservando solo el ajustado bóxer, dentro del cual metió sus manos, para apretar el trasero con deleite, moviéndose de tal manera que sus miembros se friccionaban por debajo de la ropa interior, al tiempo que sus lenguas jugueteaban, sacando gemidos de ambos.

Stark empezó a bajar, besando la barbilla y el cuello de su pareja, haciendo un recorrido con sus labios, de allí hasta su bajo vientre, dónde delineó las líneas marcadas de su abdomen con la lengua, mirando al otro con unos ojos cargados de deseo, llegando entonces al objetivo de su viaje. Deslizó la ropa interior del soldado, para poder tomar libremente con su mano, el fuste que ya se erguía duro, pero que él se encargaría de hacer que creciera aún más.

Paseó su lengua por él, fascinado con el sabor y la textura, tomó la punta entre sus labios, dando pequeñas succiones, causando que este apretara su cabello, dando algunos jalones. Pero el playboy deseaba llevarlo al desespero un poco más, por lo que bajó hasta sus testículos, probándolos en su boca, lamiéndolos, volviendo loco a su novio.

—Stark….—Escuchó el gruñido, y fue entonces cuando hundió todo el miembro en su boca, dejando que la saliva le escurriera de las orillas de la boca, mientras comenzaba a subir y bajar por él, apretándolo contra su paladar, notando las venas saltadas con lengua.

—No quiero que sea así—Pronunció Steve, jalando un poco su rostro, para que este dejara su tarea, besando sus labios de una manera casi casta. —Gírate, Tony—Le pidió, siendo respondido por un beso igual de dulce que el anterior.

Como ordenó “su” Capitán, se giró, quedando en cuatro en la cama, con su trasero respingado, y las piernas separadas, dándole una visión maravillosa a este.

Steve tomó los condones y el lubricante que tenían en la mesita de noche. Se vertió una cantidad generosa del líquido azul entre sus falanges, besando la baja espalda de Tony, mientras los hábiles dedos, tentaban y acariciaban, buscando cada terminación nerviosa, para apretarla, y así ir internándose en el genio.

El moreno movía sus caderas al compás que los dedos se movían en su interior, evidenciando lo deseoso que se encontraba.

Cuando el Capitán le consideró listo, tomó uno de los condones, para abrirlo y colocárselo de manera adecuada. Se inclinó tras su nuca, dejando una feroz mordida allí, apretando con sus dientes, al tiempo que su sexo se habría paso en el estrecho pasaje.

Una de sus manos, la que aún seguía pegajosa por el lubricante, bajó hasta acariciar el miembro de este, para menguar un poco las posibles molestias, repartió besos en sus hombros, fascinado por el cálido y apretado recibimiento.

Tony tenía una manera hermosa de gemir y suplicar por más fuerza e intensidad, que le hacía obedecer al instante, agitando su cadera de tal forma, que los ya conocidos sonidos de sexo, inundaron la habitación. Se escuchaba los chapoteos algo acuosos de sus cuerpos al unirse, las respiraciones agitadas de ambos, los nombres repetidos en la boca del contrario.

Deseosos de probarse de nuevo, cambiaron de posición, Tony quedó boca arriba, enredando las piernas en la cintura masculina, sosteniéndose los poderosos antebrazos, mientras su cuerpo se agitaba por las embestidas, y su boca era demandada por una feroz lengua que conocía aquel territorio de memoria.

Poco a poco los movimientos y las respiraciones se volvieron erráticas, sus frentes estaban pegadas y perladas en sudor, Tony se masturbaba, con la mano del capitán sobre la suya, llenando su miembro de un calor abrazador. Pudo percibir el orgasmo bajando desde el centro de su estómago, hasta explotar húmedo, manchando el abdomen de ambos, aunque los escalofríos llenaron su cuerpo, lo que lo hizo sollozar, y arañar los brazos de los que se sostenía, fueron las embestidas que no cesaron, invadiendo por completo su cuerpo, hasta que vio en los ojos azules el auténtico éxtasis, Steve le besó furioso, moviéndose un poco más, hasta que tuvieron que quedarse quietos, gozando de los deliciosos calambres que venían después, y como sus músculos se volvían laxos.

Stark besó la frente del soldado, antes que este abandonara su cuerpo, viéndolo quitarse el condón, anudándolo para tirarlo a un bote de basura cerca de la cama,  usualmente lo tiraban en el baño, pero a Tony no le gustaba que Steve se levantara de la cama tan rápido, por lo que había colocado uno cerca.

Se abrazaron, prodigándose dulces caricias, sonriéndose con cariño, prometiéndose futuras rondas, en cuanto tuvieran fuerzas, hasta que el sueño les venciera.

 

Eran las cuatro y media de la madrugada aproximadamente, cuando Tony decidió levantarse al baño, se movió completamente descalzo y desnudo hasta este, bostezando, pensando que ese día no planeaba levantarse hasta después de las 12 del día, mínimo.

Aún dormido se inclinó al lava manos, para enjuagarse la cara un poco, echando su cabello hacía atrás, mirándose los ojos, pese al desvelo, se sentía realmente bien, seguro, confiado, era algo estable que nunca había podido conseguir en su vida agitada.

Sonrió, bajando su vista al agua, pero cuando estaba por enjuagar sus manos, notó algo en su muñeca, la volteó, mirando con atención, dibujando una enorme sonrisa en su rostro, sentía ganas de llorar, pero eso no era propio de él, aunque debía reconocer que su alegría fue mucha. Quería gritar, festejar…

“Steven Grant Rogers” Marcaba en su piel, con unas bellas letras, que parecían manuscritas, como si se hubieran hecho desde hace siglos, como las de esos pergaminos viejos que estaban en los museos.

No sabía qué hacer, ¿Cómo se lo diría a Steve? Quería correr a la cama y saltarle encima para decirle.

Pensaba en ello, cuando un sonido familiar, el del celular de este, lo sacó de sus pensamientos, se asomó viendo a Steve hablando por celular de espaldas a él, lo que le permitió ir a buscar entre sus cosas, una especie de muñequera, con el logo de industrias Stark.

Deseaba mostrárselo de una manera muy romántica. Aunque también sentía curiosidad si en la muñeca del otro ya habría aparecido, estaba casi seguro de que era así, y quería ver como Steve se lo decía.

Se acercó a él con sigilo, pero el tono serio con el que el rubio hablaba, lo desconcertó un poco. Cuando colgó y se giró a verlo, sus ojos estaban brillantes, y tenía un gesto melancólico y de alegría, complicado de describir. Apenas iba a preguntar algo, pero Steve se le adelantó.

—Bucky está vivo—Declaró tomándole entre sus brazos, para darle un abrazo fuerte que el otro correspondió, sabía lo que su amigo significaba, sabía lo que había sufrido por creerle muerto, y compartía la alegría por su regreso, sin duda, era un maravilloso día. 

Notas finales:

Comentarios críticas, todo es bien recibido!

Saludos! :D


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