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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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XIV

EVOCACIÓN DE UN DESEO

 

Con una fuerte opresión en el pecho, Kaname buscó su ropa por el piso y se vistió en total silencio, pero sus dedos temblaban al intentar abotonar su camisa reflejando lo mal que estaba, por lo que desistió del intento y dando una última ojeada al muchacho, salió de la habitación.

En cuanto lo hizo, Zero dejó escapar su respiración contenida, cerró los ojos con fuerza y lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

—¿Por qué?, ¿Cómo fue que llegamos a esto?...






—Menos mal que estas aquí. Creí que tendría que ir a buscarte a esa mansión.

Zero se hizo a un lado y lo dejó pasar.

—¿Qué quieres?

—Veo que tus modales no mejoran, a pesar de ser tu senpai y hermano de armas no me tienes el más mínimo respeto.

—Jamás te ha importado en realidad; pero si estabas dispuesto a ir a la mansión Kuran, debe ser algo importante.

Kaito sonrió con sorna y sacó un sobre del interior de su gabardina y se lo mostró. Una ligera expresión de desconcierto se reflejó por un instante en el rostro de Zero.

—Es tu nueva misión.

—¿Misión?, ¿Quién se hará cargo de la seguridad de Yuuki?

—¿Qué sucede? Creí que estabas aburrido de ese trabajo, ¿no me digas que volviste a encariñarte con ella?

—No se trata de eso.

—Bueno, como sea, no te preocupes por eso, ya se solucionó. Tu concéntrate en esto.

Zero tomó el sobre y extrajo la asignación. Sintió una sacudida al leer su contenido. Eran pocas líneas, pero las releyó dos veces, entonces miró a Kaito.

—¿Kuran me solicitó como su guardián?

—Tal como ahí lo dice.

—¿Qué hay de esa mujer, Seiren?, hace un implacable trabajo...

—Por lo que sé ella se encargará de la seguridad de la princesita y tú de su hermano. No estás feliz ¿cierto?, lo digo por tu expresión. Si tienes dudas ve con Sensei, a él no le hizo más gracia que a ti.

—Entonces ¿por qué accedió?

—Yo que sé. Tuvo una reunión en privado Kuran y al salir giró la orden. Alégrate, aunque seguirás de niñera, al menos ahora tendrás más acción, digo, después de todo hay muchos que querrán deshacerse del líder de los vampiros que comulga con las ideas extravagantes de convivencia de Cross.

El joven no respondió a eso, simplemente miró nuevamente la asignación.

—Bien Zero, pues eso era todo, me voy. Como sabes últimamente el trabajo ha aumentado y no podemos andar perdiendo el tiempo. Me gustaría encontrar ya al maldito que está distribuyendo esas tabletas.

Zero lo miró iracundo y Kaito volvió a sonreírle.

—No me veas así, yo no tengo la culpa que los hermanitos tengan debilidad por ti...

—¿Qué diablos estás insinuando?

—O ¿es al revés?

—Oye...

—Ya, ya, solo bromeo. Toda la situación del aumento de ataques me tiene harto.

—¿En verdad están seguros de que son esas tabletas?

—Si no ¿qué?, su distribución es clandestina y no conocemos a fondo sus componentes, además lo ataques comenzaron a aumentar a raíz de su aparición, ¿tu crees que es una coincidencia?

Zero no respondió, así que Kaito se dirigió hacia la salida.

Cuando se marchó, Zero se dejó caer en la cama. Levantó frente a sus ojos la asignación y observó detenidamente el rostro de Kuran.

Todas las asignaciones eran parecidas, ya fuera investigación, caza o seguridad; todas tenían el rostro del objetivo.

—Tsk

Bajó el brazo y dejó caer la asignación al piso. Ya llevaba casi un año siendo el guardián de Yuuki y prácticamente viviendo en la mansión Kuran; pocas veces iba a su departamento y como decía Kaito, era bastante aburrido y no veía la hora de que le asignaran otra misión, sin embargo, pese a eso había logrado volver a entablar cierto trato amable con Yuuki. Claro que no olvidaba el hecho de que era una sangrepura, pero al menos se había olvidado de aquella promesa que se hicieron al despedirse hacia dos años.

Con respecto a Kuran, a él lo veía solo lo necesario, en específico, cuando le entregaba sus reportes, aun así, había veces en que sentía su mirada sobre él, al principio era incomodo y molesto, pero ya se había acostumbrado.

¿Por qué había pedido que fuese su guardián?, de hecho, estaba seguro de que no lo necesitaba en lo mas mínimo. Era un sangrepura con experiencia a diferencia de Yuuki.

Se acostó de lado y se llevó una mano al cuello y cerró los ojos.






—¿Eres feliz?

—Si, lo soy, Kaname-oniisama es muy gentil y cuida de mi...

Zero dejó de escuchar e hizo un esfuerzo por no fruncir el ceño, no era aquello lo que esperaba escuchar de ella. No le molestaba el hecho de que hablara de Kaname, sino de las palabras que usaba para referirse a él: gentil, protector... ¿Por qué no simplemente decir que lo amaba?, era molesto lo considerada que seguía siendo, pero también era molesta aquella sensación en la boca del estomago cada que escuchaba hablar de ese sujeto.

—¿Zero?

—Dime.

Ella pareció dudar un poco, quizá se había dado cuenta que no la estaba escuchado del todo.

—Eh... ¿quieres cenar hoy con nosotros?

—Lo siento, tengo bastante que estudiar. Quiero alcanzar mi nivel y graduarme pronto.

—Ya veo.

—Será en otra ocasión.

—Si, por supuesto.

Ella pareció decepcionada, pero extrañamente él no lo lamentó. Ella podía comportarse como si nada hubiese sucedido, pero él no. Ya no podía ser el Zero dispuesto a hacer cualquier cosa por complacerla o para protegerla.

Sintió un ligero cosquilleo en la nuca y giró el rostro solo para toparse con la mirada de Kaname puesta sobre él desde uno de los ventanales. Su corazón pareció dar un salto.






Ya se había acostumbrado a ser como un mueble mas adornando el entorno de Kuran, que ya no era tan molesto estar cerca de él. Además, como había sugerido el vampiro, usaba los libros de los estantes. Había bastantes títulos interesantes y, además, la vista del exterior desde el alfeizar era hermosa y lo relajaba.

Sin embargo, hoy se sentía sutilmente ansioso y no sabia el motivo. Kuran no dejaba de revisar documentos y el continuo rasgar de la pluma solo paraba de vez en cuando, aun así, él trataba de ignorar la situación y al vampiro lo más que podía hojeando el libro entre sus manos o simplemente observando el exterior. No sabía a qué se debía esa sensación; quizá era porque su sed estaba aumentando, pero tampoco entendía eso, justo hoy había ingerido una gran cantidad de tabletas, pero en este momento pareciera que no fue así.

Mientras pensaba en eso, el repentino ruido de la silla lo sobresalto y le hizo girarse de inmediato. Kaname había abandonado el escritorio y se dirigía hacia la puerta, parecía molesto por algo, había incluso desatado los cordones de su camisa estilo mao.

—Hey Kuran. ¿Sucede algo?

—Saldré un rato.

—¿A dónde iremos? —Preguntó de manera automática, mientras dejaba el libro a un lado y se ponía de pie. Kaname ni siquiera lo miró.

—Tu no vienes —dijo en cambio.

La respuesta tajante le hizo fruncir el ceño a Zero.

—¿Qué?, ¿Por qué no?... soy tu guardián.

—No te necesito. Estaré bien. Continúa leyendo.

Esa fue toda su explicación y salió del estudio. Él miró la puerta sin comprender que había sucedido.

—Maldito vampiro caprichoso. —fue lo único que atinó a decir, sin embargo, una cosa es lo que ese idiota dijera y otra su trabajo; su misión era ser su guardián. Lanzando un chasquido de fastidio, tambien salió del despacho para darle alcance; sin embargo, mientras se acercaba al vestíbulo pudo escuchar la voz de Yuuki, aunque sonaba algo diferente.

—No... no quiero nada de eso...

—¿No?, ¿entonces?

—Sé que tienes demasiado trabajo que casi no hemos estado juntos. Pero en verdad deseo que nos tomemos unos días los dos solos.

Escuchar esas palabras le hizo detenerse de golpe justo al final del pasillo, una sensación de vacío se formó en su estómago y miró a la pareja sin saber si volver sobre sus pasos, quedarse o simplemente salir del lugar.

—Yuuki, creo que...

—Has estado tan ocupado que no había encontrado el momento oportuno para sugerírtelo.

Yuuki parecía avergonzada y no miraba directamente a Kaname mientras hablaba, sin embargo, éste levantó la vista y lo vio a él, eso hizo que su corazón diera un vuelco y se sintió repentinamente como un intruso. Lo mejor era marcharse rápidamente sin prestarles más atención.

—Yuuki... el vestíbulo no es el lugar indicado para hablar de eso. Si...

—¡¿Entonces cuál es?!, ¡¿A qué hora?!, ¡hace meses que...

La voz exaltada de Yuuki hizo detenerse a Zero nuevamente, y pudo verla apretar los puños conteniéndose.

—Lo siento... yo...

—Está bien Yuuki, hablemos más tarde...

Fue entonces que ella también se percató de la presencia de Zero, giró el rostro y lo vio. Sus mejillas se tiñeron de rojo y sin decir nada más se dio la vuelta y se marchó por un pasillo en sentido contrario, sin saludarlo siquiera. En cuando a él, volvió la vista hacia Kaname, la expresión en el rostro del vampiro, aunque fugaz, lo estremeció, pero no dijo nada. Kaname se dio la vuelta y subió las escalaras rápidamente sin dirigirle la palabra. 




Zero detuvo el auto donde Kaname le indicó. El trayecto había sido algo incómodo. Kaname se mantuvo serio y no dijo nada a parte de indicarle el camino; quizá estaba molesto porque vino con él o quizá por la situación con Yuuki que presenció. Aunque no era como que hubiese podido hacer algo al respecto, no recordaba haberla visto así antes, era obvio que algo no andaba bien entre ellos; no podía sacarse de la mente la expresión de Yuuki al recriminarle a Kuran, como tampoco la expresión de Kuran antes de subir las escaleras. Pero, tampoco era de su incumbencia, no tenía que serlo. Sin embargo... Kuran tampoco había reaccionado como esperaba. Simplemente había subido, se cambió de ropa y al cabo de un rato volvió a bajar, pero estaba seguro que no fue a buscarla ya que ella simplemente los vio marcharse desde los ventanales de su habitación.

Apretó con fuerza la mandíbula antes de bajar del auto siguiendo a Kuran.

Apenas cerró la puerta, un joven vampiro, algo nervioso, vino hasta ellos.

—Bu-buenas noches, bienvenidos.

Kuran parecía ausente que no respondió.

—Buenas noches. Puedes hacerte cargo.

Zero le extendió las llaves. El muchacho tuvo un ligero estremecimiento al tomarlas, sin duda lo reconoció como un cazador.

Kaname se dirigió hacia la entrada del establecimiento; sin embargo, Zero se paró en seco. Ahora que prestaba más atención, lugar estaba atestado de vampiros, sus sentidos se lo decían.

Kaname se detuvo al percatarse y volvió el rostro.

—¿Qué sucede?

—No entraré allí.

—Creo que dijiste que eras mi guardián.

—Lo soy, pero puedo vigilar desde afuera. Esperaré a que salgas.

Kaname lo miró unos segundos para luego finalmente ingresar sin insistir. Él se quedó parado en frente de la entrada del bar, pero al cabo de unos segundos resopló con fastidio. Sería algo estúpido quedarse justo allí, se apresuró a cruzar la calle y se situó donde podía ver a Kaname a través de la ventana.

Por lo que podía ver, el lugar era bastante elegante con los muebles de madera fina, las lámparas de luces tenues y la música proveniente del piano y saxofón que alcanzaba a escuchar. Bueno, ¿Qué más podía esperar de ese tipo?

Después de concentrarse lo suficiente, pudo darse cuenta de que en el lugar solo había unos cuantos vampiros de clase noble, el resto eran de nivel regular, y por supuesto, el único sangrepura era Kuran. Después de comprobar eso, se relajó un poco. No parecía haber alguien que pudiese lastimarlo, y además, tampoco parecía que quisieran acercarse a él ya que de manera disimulada se alejaron de la barra que era donde justamente él estaba. Darse cuenta de eso, lo incomodó un poco, aunque a Kuran no parecía importarle, pero es que fue demasiado evidente, al menos para él, que se alejaron apenas lo vieron ingresar. Sabía a la perfección que muchos respetaban a los sangrepura y otros les temían, pero esto...

Solo el barman parecía estar tranquilo, secando sus vasos y copas o preparando las bebidas que los meseros trasladaban, todo con total calma sin inmutarse por el sangrepura, al parecer no era la primera vez que éste visitaba el lugar. Sin embargo, Kuran si parecía algo intranquilo, bebió el contenido ambarino de un vaso de golpe y de inmediato pido otro mas e hizo lo mismo, eso hizo a Zero fruncir el ceño, esa actitud no parecía propia de él; aun así, ver que el tercer vaso lo bebió con más calma lo tranquilizó.

Levantó la vista al cielo, desde la tarde había estado encapotado y el viento que corría era frio. Sin duda comenzaría a nevar esa noche. Como en respuesta a esos pensamientos, los copos de nieve comenzaron a caer copiosamente. Eso lo hizo sonreír con ironía.

Volvió la vista al frente. Por un instante se quedó mirando al sangrepura, pese a lo elegante del local, no parecía encajar con él.

—Oye... disculpa.

Zero desvió la vista hacia un lado. Un joven más bajo que él lo llamaba; era un vampiro.

—¿Qué quieres?

—Eh.. Tu... tu eres Kiryuu Zero, ¿cierto?

El vampiro sonrió ligeramente, eso lo descolocó. Era joven y castaño, con ojos claros pero vidriosos a causa del alcohol. ¿En serio?, ¿Cuánto alcohol debería tomar un vampiro para embriagarse hasta este punto?

—¿Qué hay si lo soy?

—Lo sabía, eres tal y como te describen.

—¿Qué es lo que quieres?

—Invitarte una copa.

Zero lo miró sorprendido al tiempo que el muchacho se acercaba un poco más a él.

—¿Qué diablos dices?

El joven vampiro solo sonrió de manera tonta.

—No me interesa que seas cazador, sé que eres vampiro tambien; y eres bastante hermoso.

—No digas estupideces, estoy trabajando, así que piérdete.

Se aparto de la pared y cruzo la calle nuevamente con un sutil carmín en sus mejillas. Sin dudarlo ingresó al establecimiento y se dirigió hacia la barra.

—Kuran, ya has bebido demasiado, vámonos.

Kaname lo observó un tanto sorprendido y sonrió.

—¿De qué hablas?, ¿Acaso te ha dado frio?

—No digas tonterías.

—Tienes el pelo lleno de nieve. -Kaname hizo un ademan de querer llevar una mano a su cabeza, así que retrocedió un paso automáticamente.

—¿Y eso qué?, Yuuki debe estar preocupada. Andando.

—¿No quiero?  —En vez de hacer lo que le decía, el vampiro se giró hacia la barra y se acomodó mejor en su asiento. Eso exaspero a Zero.

—¿Acaso eres un niño? —preguntó sorprendido.

—No, pero vine a beber algo y a relajarme, no pienso irme sólo porque tú lo dices.

Zero frunció el ceño. ¿Qué le pasaba a este idiota?, no se daba cuenta que los estaban viendo, incluso ese tipo lo había seguido dentro, aunque se había quedado en una mesa al lado de la puerta.

—Por qué mejor no te sientas y bebes algo conmigo.

—No bebo cuando estoy trabajando.

—¿Y si te lo ordeno?

—No juegues conmigo Kuran. No estoy de humor —. Kaname volvió a sonreír.

—¿Es eso o es que acaso nunca has bebido? —. Zero lo fulminó con la mirada, ¿a qué diablos estaba jugando? —Oh, es cierto, lo olvidaba; aún eres un niño.

Zero en verdad se estaba molestando.

—No soy un niño y claro que he bebido alcohol, pero ahora estoy trabajando...

—Hmmp... ¿ni siquiera lo harías porque te estás muriendo de frio? —. Kaname sonrió más ampliamente al decir esto y tomó un trago de su vaso. Zero miro de soslayo al resto de vampiros y justo cuando iba a mirar nuevamente a Kaname sintió un fuerte jalón de su gabardina

—¡¿Qué est...

Sus ojos se abrieron desmesuradamente, sus labios se encontraban sellados con los del vampiro y pudo sentir como un fuerte líquido era depositado en su boca. Un líquido que quemó su garganta.

Apenas fueron unos segundos y Kaname se alejó y volvió la vista al frente como si nada hubiese pasado. Zero sintió como el calor subió hacia su rostro y rápidamente limpió sus labios; pero por el desconcierto y la vergüenza no pudo decir nada. Podía sentir la vista de todos puestas en él y por primera vez en su vida no sabía que hacer, solo pudo escuchar a Kaname decir:

—Sírvele lo mismo que a mi, Kenzou-san.

Cierto, tambien el hombre de la barra estaba allí. Eso le hizo sentir que la sangre le hervía.

Tal y como pidió Kaname, el hombre acercó un vaso. Zero miró por unos segundos el líquido ámbar y en un brusco movimiento cogió el vaso, bebió de golpe y su garganta volvió a quemar.

—Bien... has lo que quieras, yo me marcho —. Dijo con la voz ligeramente enronquecida mientras depositaba el vaso sobre la barra haciendo tintinear los cubos de hielo. Luego se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida. Sus mejillas estaban ardiendo, se sentía ligeramente mareado y su corazón latía fuertemente. No quería ver a nadie ni que lo vieran. Salió del lugar y comenzó a andar por la calle a paso rápido aunque se sentía cada vez mas mareado.

—Maldita sea... imbécil...

—Hey Kiryuu-kun, espera.

La voz del vampiro lo estremeció y sintió un hormigueo recorrer su cuerpo.

—¿Qué diablos quieres?

—Lo siento, no debí hacer eso.

Apretó la mandíbula con fuerza y siguió caminando.

—Te divertiste humillándome ¿no?, ahora no me sigas.

—No fue esa mi intensión.

—Déjame en paz.

—No puedo dejarte así.

—¿Así, cómo?

—Es claro que te afectó la bebida

—Eso fue tu maldita culpa...

¿Por qué diablos me está siguiendo?

Mientras pensaba en eso, piso mal y trastabillo, pero de pronto tenia a Kaname sosteniéndolo para evitar que cayera recargándose contra la pared. Se sorprendió por eso, pero de pronto la suave risa de Kaname lo hizo estremecer nuevamente y que su corazón le diera un vuelco en el pecho. No pudo evitar mirarlo, jamás lo había visto reír así, completamente relajado. Sintió que el calor volvía a sus mejillas y en acto reflejo lo aventó para alejarlo de sí.

—Suéltame, puedo solo —espetó con molestia.

La risa de Kaname se volvió más fuerte.

—En verdad hasta ahora sólo habías bebido vino, ¿no es así?

Que molesto.

—¿Qué te importa?... y además, ¿qué hay de ti?, riendo de esa manera; en verdad el ebrio aquí eres tú.

Volvió a darle la espalda y se alejó por la acera con una mano extendida hacia la pared. La cabeza le daba vueltas. ¿Qué diablos había bebido?, volvió a trastabillar pese a que intentaba tener cuidado. Se apoyó contra el muro. Entonces sintió un tirón. Kaname lo había tomado del brazo y comenzó a jalarlo

—¿Qué... ¿Qué haces?...

Kaname lo condujo dentro de un callejón y lo arrojó contra uno de los muros.

—Tienes sed, ¿no es así?

Zero sintió un hueco en el estómago.

—¿Qué?

—Por eso esa bebida te afectó tanto.

—No... no es así...

¿Cómo diablos...?

Kaname lo acorraló contra el muro y se aproximó más a él, demasiado; y acercó sus labios a su oído.

—¿O acaso fue la manera en que lo bebiste lo que te puso así?

Su corazón volvió agitarse.

—¿Eh?... estás ebrio... aléjate de mí...

Kaname no le hizo caso, capturó con sus dientes uno de sus piercings y jugó con él, una descarga eléctrica recorrido su espalda y sintió sus piernas temblar. ¿Qué le estaba pasando?

—Yo si tengo sed Zero, demasiada sed todavía... cálmala por favor... —Abrió los ojos desmesuradamente al escuchar eso.

—No... Qué diablos... te digo que te alejes...

—Tú también tienes sed... yo puedo saciarte.

¿Qué?... ¿Qué está diciendo?

—¡Ya te dije que no!... ¡quítate!...

Zero intentó alejarlo, pero sus brazos fueron sujetados con fuerza y colocados sobre su cabeza. Kaname descendió hacia la curvatura de su cuello y pudo sentir la punta de sus colmillos rozando su piel. Intentó decir algo, pero apenas salió un sonido gutural de su boca, Kaname había incrustado ya sus colmillos y comenzaba a beber. La descarga eléctrica que recorrió su cuerpo fue aplastante, su cabeza le daba mas vueltas, sus piernas temblaban. Estaba a punto de perder el equilibrio, sin embargo, Kaname lo sujeto de la cintura con fuerza y lo atrajo contra su cuerpo aún más. Un jadeo escapo de su boca, podía sentir los latidos de su corazón desaforado, estaba asustado, pero tambien había otra sensación que estaba creciendo en su interior al sentir como su sangre era tomada. Avergonzado escondió su rostro en el cuello del vampiro y se aferró a su abrigo. Quería alejarlo, pero en cambio lo atraía más. Fue entonces que sintió el ligero balanceo de la pelvis de Kaname contra él, eso lo hizo enrojecer por completo y que volviera a luchar por alejarse.

Pero su intento fue en vano, Kaname era más fuerte. Su vista comenzó a nublarse y no sabía si era por la pérdida de sangre o por las sensaciones que recorrían su cuerpo ante los movimientos del vampiro.

—De-detente... Kuran...

No podía luchar más, quería más, más de esas sensaciones. Se aferró más desesperadamente a Kaname y entonces este de un brusco movimiento lo levanto; él solo pudo abrazarse a sus caderas con sus piernas mientras Kaname seguía embistiendo contra él al tiempo que bebía su sangre.

Podía sentir el miembro duro de Kaname golpeando contra él y su entrepierna comenzó a doler también. Sin poderlo evitar dejó escapar varios jadeos reprimidos y se abrazó con fuerza al vampiro mirando la entrada del callejón; si alguien los veía... su vista se hacía cada vez más borrosa ... si alguien los veía... no, eso ya no importaba.

Levantó el rostro hacia el cielo, la nieve caía sobre él, pero se derretía al instante.

Podía sentir la lengua de Kaname paseándose por su piel recogiendo la sangre que brotaba de la mordida inicial. Su corazón latía tan fuerte y rápido y Kaname embestía con esa misma velocidad. Estaba tan excitado, tan extasiado.

—Zero... Zero...

En medio de la bruma del placer que estaba sintiendo, pudo escuchar su nombre y se estremeció. Kaname se alejó de su cuello y lo miró a los ojos, él no apartó la vista pese a que estaba nublada. ¿Desde cuándo?, ¿Por qué?

Una embestida más y Kaname elevó con fuerza sus caderas. Su vista se volvió completamente borrosa mientras una fuerte descarga recorrió su cuerpo haciéndolo liberarse.

Después no supo más de si...

 

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