Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

OBSESIÓN por Amaya Kurau

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

IV

Frío cálido 

 

Dejó el vaso sobre la barra y el suave tintineo de los cubitos de hielo al chocar entre si resonó en sus oídos. ¿Cuánto había bebido?, ya había perdido la cuenta. Sentía sus sentidos ligeramente embotados y cada uno de sus movimientos se percibían pesados. Nunca había bebido tanto. Por un momento tuvo ganas de reír, si alguien decidiera atacarlo ahora en definitiva tendría problemas. Su resistencia era diez veces mayor que un humano, pero estaba en un bar de vampiros, lo que allí se bebía no era para nada algo ligero.

De nueva cuenta desvió la vista al exterior y posó sus ojos en Zero. Aunque volvía a nevar seguía recargado en la pared del edificio de enfrente, en la misma posición y con los ojos cerrados, tal y como lo dejó hacía más de una hora; aun así, por lo ligeramente rígido de su posición sabía que estaba con sus sentidos más que alerta. Sonrió; hubiera podido ahorrarse eso si simplemente no fuera tan testarudo y hubiese aceptado acompañarlo adentro. Pero bueno, no podía culparlo, él también tenía parte de culpa de su rotunda negativa por traerlo aquí donde sólo había vampiros bebiendo. Pero ¿qué podía hacer?, estaba cansado y ansioso; tenía que relajarse o de lo contrario se hubiese lanzado sobre él.

Suspiró y vació el contenido de su vaso.

-    Otro más, por favor.

-    Claro Kuran-sama.

El bartender retiró su vaso y Kaname le miró con detenimiento. Le agradaba este hombre; era un vampiro de clase normal, que tenía el pelo entrecano y su rostro estaba surcado por ligeras arrugas que le otorgaban a su expresión cierta afabilidad. En todos los años que llevaba frecuentando el establecimiento no recordaba que emanara de él otra sensación diferente a la de un rio en calma. Vestía con pulcritud que incluso el doblez de las mangas de su camisa se veía perfecto al igual que la pajarita en su cuello o las cintas de su chaleco; además era bastante diestro en su labor y a diferencia de la mayoría de los clientes, sólo había visto una vez a Zero al llegar y no volvió a dirigirle la mirada.

El hombre depositó su bebida frente a él con una sonrisa en los labios.

-   Gracias.

-   Es un placer.

-   Kenzou-san ¿No te incomoda que un cazador se encuentre afuera?

-  No. No hemos hecho nada que amerite una sanción de parte de la asociación.

-    Pero puede ahuyentar a los clientes.

-  No puedo hacer nada contra eso. Supongo que él estará realizando su trabajo y si los clientes temen por algo y prefieren no ingresar; agradezco el poder evitar complicaciones al establecimiento -. Kaname sonrió y volvió a beber.

-   Pues no hay de qué preocuparse. Ese cazador mal encarado viene conmigo.

El hombre lo miró sin decir nada. Quizá evaluando si lo que había dicho anteriormente estuvo bien o no.

-    Comprendo. Debe confiar en él – dijo al fin.

-   ¿Lo dices por todo lo que he bebido?... –. El hombre no respondió – Pues sí, supongo que sí.  Ese chico no me tolera, pero es mi guardián y no dejaría que nada malo me sucediera; se toma muy en serio su trabajo, tanto que es molesto.

Sonrió y levantó su vaso nuevamente mientras volvía a mirar al exterior. Iba a beber, pero no llegó a hacerlo. Afuera Zero miraba a un joven vampiro que estaba muy cerca de él, y se veía molesto por lo que fuera que éste le estaba diciendo. Apretó su vaso y éste se fracturó sin llegar a romperse. ¿Quién era ese sujeto y por qué le sonreía de esa manera a Zero?

Dejó el vaso sobre la barra y se disponía a ponerse de pie cuando repentinamente la puerta del bar se abrió y por ella ingresó Zero seguido de cerca por ese vampiro que se tambaleaba ligeramente porque al parecer estaba ebrio; sin embargo, al ver hacia donde se dirigía el cazador, se detuvo en seco con una expresión de desconcierto en el rostro y de inmediato se dirigió hacia una mesa cerca de la ventana.

Por su parte Zero, sin prestar atención a nadie, llegó hasta donde él y lo miró con el ceño fruncido. Lucía molesto, pero pese a eso pudo ver que un muy sutil carmín que ya estaba desapareciendo, teñía sus mejillas. Eso le provocó un nudo en el estómago. ¿Ese niño había ofendido a Zero? 

-   Kuran, ya has bebido demasiado, vámonos.

Aunque no dijo aquello en voz alta, el matiz que impregnaba la frase era imperativo. ¿Zero le estaba ordenando?, no pudo evitar sonreír.

-    ¿De qué hablas?, ¿Acaso te ha dado frio?

-   No digas tonterías.

-   Tienes el pelo lleno de nieve.

-    ¿Y eso que?, Yuuki debe estar preocupada. Vámonos

Yuuki… siempre Yuuki…

-           ¿No quiero? –. En vez de hacer lo que decía Zero o de ir por ese vampiro que aún continuaba mirándolo disimuladamente, se giró hacia la barra y se acomodó mejor en su asiento.

-    ¿Acaso eres un niño? – preguntó Zero sorprendido.

-   No, pero vine a beber algo y relajarme, no pienso irme sólo porque tú lo dices.

Aunque Zero se cuidaba de no hablar demasiado alto, Kaname se percató a la perfección que eran el centro de atención, no, más bien Zero era el centro de atención, a él por miedo ni siquiera lo miraban, pero… un cazador en ese lugar, y además uno bastante atractivo… y ese sujeto que lo había seguido seguía observándolo con descarado disimulo; al parecer no conocía su lugar, nadie lo hacía.

-    Por qué mejor no te sientas y bebes algo conmigo.

-    No bebo cuando estoy trabajando.

-     ¿Y si te lo ordeno?

-     No juegues conmigo Kuran. No estoy de humor -. Kaname volvió a sonreír.

-    ¿Es eso o es que acaso nunca has bebido?… - Zero lo fulminó con la mirada – oh, es cierto, lo olvidaba; aún eres un niño.

-    No soy un niño y claro que he bebido alcohol, pero ahora estoy trabajando…

-  Hmmp… ¿ni siquiera lo harías porque te estás muriendo de frio? –. Sonrió más ampliamente al decir esto y tomó un trago de su vaso.

-    ¡Que est…

Zero abrió los ojos desmesuradamente sin concluir su frase, el movimiento de Kaname fue rápido e imprevisto que para cuando se dio cuenta sus labios se encontraban sellados y aquel fuerte liquido se deslizaba hacia su boca y quemaba su garganta.

Kaname no le dio tiempo de reaccionar agresivamente ya que se alejó y volvió la vista al frente fijándola en los estantes con botellas y volviendo a beber de su vaso como si aquello no hubiese sucedido. Zero por su parte enrojeció por completo y rápidamente limpió sus labios; pero el desconcierto y la vergüenza lo habían dejado mudo.

Kaname se regodeó internamente. Zero no sabía cómo actuar. Así que el cazador no era tan impulsivo después de todo.

-    Sírvele lo mismo que a mi Kenzou-san.

El hombre sin mostrar algún interés en lo sucedido ni en su plática, de inmediato sirvió otro vaso y se lo acercó. Zero miró por unos segundos el líquido ámbar y en un brusco movimiento cogió el vaso, bebió de golpe y se puso en pie.

-    Bien… como quieras, yo me marcho –. Dicho esto Zero le dio la espalda y se dirigió hacia la salida. Kaname por su parte miró a los presentes que lo veían salir; así que dejó fluir su aura y al notarlo ellos, todos volvieron a lo suyo.

-   No debió beberlo de esa manera – dijo repentinamente el hombre tras la barra como si su aura no lo afectara. Kaname se tranquilizó y miró el vaso vacío sobre la barra y sonrió.

-  No, no debió – dijo, y sacando su cartera depositó algunos billetes sobre la barra – Bien, supongo que él tiene razón, ya he bebido demasiado. Hasta pronto Kenzou-san.

-    Hasta pronto Kuran-sama.

Apenas se puso en pie un ligero mareo lo embargo y supo que en verdad si había bebido demasiado. Dejando eso de lado, tomó su abrigo y se dirigió a la salida; sin embargo, antes de abrir la puerta se detuvo y sin mirar a aquel sujeto que había seguido a Zero, dejó fluir nuevamente su aura.

-    No vuelvas a poner tus ojos sobre él – dijo con una voz fría. El vampiro se estremeció y no se atrevió a mirarlo ni dijo nada, pero él supo que había comprendido. Todos allí habían comprendido.

Al salir el frio golpeó de inmediato sobre su rostro, pero no solicitó el auto, sino que miró a ambos lados de la calle. Zero se alejaba por uno de los extremos y obviamente se tambaleaba ligeramente. Suspiró y fue tras él.

-    Hey Kiryuu-kun, espera.

-    ¿Qué diablos quieres? – fue la respuesta inmediata. Obviamente Zero sabía que él le seguía.

-    Lo siento, no debí hacer eso.

-   Te divertiste humillándome ¿no?, ahora no me sigas –. Zero estaba molesto. ¿Por qué siempre lo hacía enojar?

-    No fue esa mi intensión.

-    Déjame en paz.

-    No puedo dejarte así.

-     ¿Asi cómo?

-    Es claro que te afectó la bebida

-    Eso fue tu maldita culpa…

¿Su culpa?; mientras pensaba en eso Zero trastabillo. Él todavía logró ser lo suficientemente rápido que alcanzó a sostenerlo a tiempo para que no cayera, pero como también se encontraba ligeramente mareado, ambos quedaron recargados sobre la pared.

Kaname rio suavemente por lo divertido de su situación. Al escucharlo, Zero levantó el rostro hacia él y lo miró como si hubiese descubierto algo; pero tan pronto como lo hizo y como si repentinamente cayera en cuenta de algo, lo aventó para alejarlo.

-    Suéltame, puedo solo – le espetó con molestia.

Kaname lo miró detenidamente, Zero se veía adorable con los ojos vidriosos a causa del alcohol y con el rubor en sus mejillas. Sin poder evitarlo comenzó a reír con más fuerza.

-    En verdad hasta ahora sólo habías bebido vino, ¿no es así?

-  ¿Qué te importa?... y además, ¿qué hay de ti?, riendo de esa manera; en verdad el ebrio aquí eres tú.

Zero volvió a darle la espalda y se alejó por la acera con una mano extendida hacia la pared de las construcciones para hacer de ancla si fuese necesario. Él sonrió otra vez, ¿acaso el cazador lo estaba provocando?; porque si era así lo estaba logrando y en su estado no podía garantizar que se controlaría.

Zero volvió a trastabillar más adelante y se apoyó del muro para no caer. Él suspiró, no podía dejar que se convirtiera en una presa tan fácil para alguien más; le dio alcance y lo jaló hacia un callejón.

-   ¿Qué… ¿Qué haces?...

-    Tienes sed, ¿no es así?

-   ¿Qué?

-    Por eso esa bebida te afectó tanto.

-    No… no es así…

Kaname lo acorraló contra el muro y se aproximó más a él, demasiado; y acercó sus labios a su oído.

-    ¿O acaso fue la manera en que lo bebiste lo que te puso así?

-    ¿Eh?… estás ebrio… aléjate de mí…

No le hizo caso, capturó con sus dientes uno de sus piercings y jugó con él, luego sonrió.

-  Yo si tengo sed Zero, demasiada sed todavía… cálmala por favor…

-    No… Qué diablos… te digo que te alejes…

-    Tú también tienes sed… yo puedo saciarte.

-   ¡Ya te dije que no!… ¡quítate!...

Sin embargo, Kaname dejó de escuchar; sujetó sus brazos con fuerza y luego descendió hacia su cuello. Deslizó la punta de sus colmillos por la blanca piel y sin más lo mordió y comenzó a beber. Era tan deliciosa, la sangre de Zero era tan deliciosa. Su garganta dejó de estar seca. Quería más.

Soltó los brazos del cazador y se pegó más a su cuerpo llevando una mano hacia su cabeza y enterrando sus dedos entre los cabellos plateados; y con la otra lo abrazó por la cintura con posesividad.

Zero ya ni siquiera parecía tener fuerza para buscar su arma y pronto comenzó a jadear por lo que avergonzado escondió su rostro en el cuello del vampiro y se aferró a su abrigo.

Quería gritar, Kaname podía sentir como en verdad Zero quería hacerlo y también sabía que la manera en que se aferraba a él delataba que se debatía entre alejarlo o atraerlo más. Eso lo excitó, por lo que sin más comenzó a mecer su pelvis contra él y eso hizo enrojecer a Zero por completo y que volviera a luchar por alejarse.

Pero su intento fue en vano, Kaname era más fuerte.  Su vista estaba nublada y no sabía si era por lo que había bebido o por esa extraña sensación de recorría su cuerpo.

-    De… detente… Kuran…

Zero cada vez luchaba menos y, al contrario, se aferraba más y más desesperadamente a él. Así que, en un brusco movimiento lo levantó haciendo que sus piernas abrazaran sus caderas y continuó simulando embestidas contra él.

El cazador podía sentir el miembro duro de Kaname golpeando contra él y su entrepierna comenzaba a doler también. Sin poderlo evitar nuevamente dejó escapar varios jadeos reprimidos y se abrazó con fuerza al vampiro mirando la entrada del callejón que cada vez era más borrosa.

La fría nieve caía sobre ellos contrastando con el calor de sus cuerpos. Era un frio tan cálido.

Kaname no hacía nada por succionar, sólo pasaba su lengua por la piel recogiendo la sangre que brotaba de la mordida inicial, la cual fluía a la misma velocidad en que latía el corazón del joven; y embestía con esa misma velocidad. Estaba tan excitado, quería tomarlo en verdad allí mismo, igual que en sus fantasías. Al diablo su plan, al diablo todo, podía llevárselo ahora mismo…

-     Zero… Zero…

Se alejó de su cuello y lo miró sin dejar de moverse, fantaseando que no había prendas que lo separaran. Perdiéndose en esos hermosos ojos amatista con destellos carmesí.  Mirándolos, amándolos. Sin poder más, en el punto máximo del éxtasis, elevo a Zero con fuerza y se liberó.

Para cuando su mente se aclaró, el muchacho se había desvanecido y respiraba tranquilamente entre sus brazos. Al parecer había bebido demasiado de él. Lo atrajo más contra sí y entonces se desmaterializó junto con él.

 

 

Cuando volvió a materializarse, lo hizo frente al chalet en que se hospedaba Zero. Se adentró y lo llevó hasta su habitación; una vez allí lo recostó en la cama. Zero estaba comenzando a removerse; pero él se acercó e irradiando energía lo hizo dormir de nuevo. Luego lo miró detenidamente. Era tan hermoso. Entonces cayo en cuanta de lo que había hecho. Zero estaría muy molesto. Lo recordaba luchar para alejarlo, pero él no lo hizo, al contrario. No era así como quiera que fuese suyo.

Se acercó a él nuevamente. Le retiró la gabardina y los zapatos, y lo cubrió. Luego comenzó a irradiar nuevamente energía.

-  No recordarás nada de lo sucedido. Después de que saliste del bar yo te seguí y te dije que no me sentía apto para manejar, así que tu molesto regresarte y condujiste hasta la mansión. En el camino te pedí disculpas por mi broma del beso, pero tu solo me fulminaste con la mirada. Al llegar me ayudaste a bajar del auto, pero resbalamos en la nieve juntos, entonces molesto me dejaste allí y te marchaste. Una vez llegaste a tu habitación, agotado te recostaste en tu cama y te quedaste dormido.

Al terminar, volvió a besarlo. No se trataba de sólo tomarlo u obligarlo a estar con él. Zero estaría con él por voluntad propia, se entregaría a él, únicamente a él y se quedaría a su lado por siempre.

Como fuera, lo que sucedió en verdad fue delicioso, increíblemente delicioso… y ahora sabía que tampoco le era indiferente al cazador. Deslizó sus dedos por el cuerpo de joven hasta posarlos en su entrepierna. Al igual que con él, estaba húmeda, Zero también se había venido. Una sonrisa de lado surgió en sus labios.

 

Un movimiento más en el tablero… un poco más cerca.

 

 

 

Notas finales:

Hola, les pido una disculpa por la larguisima espera. Deseo hayan disfrutado el capítulo. Muchas gracias por leer y hasta pronto. Espero que no sea tanto tiempo esta vez


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).