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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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IX
 
ESPIRAL DE DESEO
 


 
 
 
No había bajado ahí en semanas, pero hoy una sensación extraña lo atrajo. El aura que emanaba del lugar era pesada y lo que en un principio le habían parecido simples murmullos, ahora se estaban convirtiendo en verdaderos gritos de súplica que oprimían su pecho provocándole una sensación creciente de ansiedad. 
 
Tragó un poco de saliva y continuó descendiendo lentamente; sin embargo, apenas pisó el último escalón, se detuvo horrorizado ante la visión. Las celdas ahora estaban repletas de humanos, humanos recién transformados.
 
− ¡Sáquenos de aquí, por favor señorita Sara!
 
− ¡Por favor, señorita Sara!
 
Se recargó sobre el muro; una sensación de nauseas lo invadía y se llevó una mano a la boca en un intento de contener las arcadas, repentinamente se sentía asqueado.
 
− Sara-sama, no puede seguir haciendo esto - susurró para sí mismo.
 
− ¿Takuma-san?
 
Una voz débil lo llamó desde las sombras, la reconocía. Se olvidó de su malestar y rápidamente se acercó a la celda de dónde provenía.
 
− ¿Presidente?
 
Un hombre de mediana edad yacía de rodillas aferrado a los barrotes de su prisión, era el presidente de la empresa farmacéutica que había rescatado su abuelo años atrás y donde ahora Sara estaba inmiscuida. El hombre se veía cansado, desaliñado y realmente parecía estar sufriendo. No cabía duda alguna, ya no era humano; destellos carmesís relucían de a momentos en sus ojos evidenciando que estaba en transición.
 
− No puede ser...
 
− Takuma-san, por favor, sáquenos de aquí.
 
− ¿Cómo es que...?
 
− Sé lo peligroso que es relacionarse con un vampiro sangrepura, pero... me he descuidado... ahora yo... yo eventualmente me convertiré en un vampiro, igual que todos los que se encuentran en este lugar; y me convertiré en una marioneta sin voluntad tambien. Takuma-san, tiene que detenerla, por favor detenga a Shirabuki Sara... E-ella está comenzando a usar toda la información que he recolectado para hacer cosas terribles con las tabletas y nos las está dando a todos aquí; de ese modo los otros prisioneros también se convertirán en vampiros obedientes y sin voluntad.
 
− Por supuesto que lo serán. - La repentina voz de Sara estremeció a Takuma que no la había sentido llegar, ella lo miró y sonrió. - Realmente no tenía por qué terminar de esta manera, pero el presidente no me dejó opción. Si simplemente hubiese accedido voluntariamente a ayudarme, todo hubiese resultado más sencillo.
 
− Jamás hubiera podido hacer eso - dijo el hombre mirándola con rencor - Se suponía que el trato era para beneficiar a ambas especies.
 
− Y en verdad lo es, pero como supuse que sus escrúpulos limitarían su visión, bueno, de más está decir que para mí ha sido mejor hacerlo cooperar de esta manera, ya que yo requiero de fidelidad absoluta, un solo rastro de duda no me sirve, ¿No es así, Takuma?;
 
− ¿De qué hablas?
 
− De la realidad que conoces a la perfección. Tu a pesar de que estas al tanto de muchos de mis secretos, no puedes dejarme. Aunque he dejado tu correa un poco larga, no podrás jamás alejarte lo suficiente ni tampoco podrás morder mi mano. - Takuma la miró sin responder. - Pero, volviendo a nuestro asunto; por cómo está todo actualmente, las piezas en el tablero tienen que comenzar a moverse. No soy la única sangrepura que piensa así, ni la única que intentará algo, incluso los intereses y promesas de cooperación con la asociación, algún día serán inciertas y se romperán.
 
− ¿Que buscas realmente?
 
− Algo muy sencillo, querido. Que todos los sangrepura y la asociación jueguen, romper los acuerdos sin consentimiento y hacer que se armen hasta los dientes; eso es lo que quiero. Porque tengo un ejército dispuesto a sacrificarse uno a uno por mí.
 
− Seré franco y como un patético observador al que le has arrebatado su voluntad, te diré que el crimen más pecaminoso en la historia de los sangrepura acaba de ser cometido por ti. La asociación pronto se enterará de esto, ¿te das cuenta de que hay gente ahí dentro, capaces de enfrentarse a ti?
 
− ¿Lo dices por ese cachorro?, hmmp - Sara se dio la vuela son una sonrisa enigmática en el rostro y comenzó a alejarse por el pasillo.
 
− Ya veo. Así que él también es una pieza, ¿huh?
 
− Una pieza avanza y toma a la otra, y al final, la última que quede, gana. Así es como los aburridos sangrepura juegan al juego de poder, y yo sé que esa pieza en especial, es una sumamente valiosa.
 
 
 
[...]
 
 
 
Zero no había vuelto a la mansión desde que se machara antes del anochecer del día anterior; y él tampoco lo había ido a buscar como tampoco había podido dormir realmente. Por horas había luchado contra el deseo de dejar todo de lado e ir a buscarlo, pero temía que su presencia lo presionara o que esta vez en verdad lo asustara, así que se obligó a controlarse y a ocupar su mente en otros asuntos como los referentes al senado, o al menos eso había intentado, aunque en vano está de más decir.
 
Aun así, a pesar de no verlo sabía que el muchacho se encontraba ahora mismo en el Chalet. El hecho de haber sido mordido por él parecía haber aumentado el rango en que podía sentir su presencia; de hecho, gracias a eso lo había visto salir muy temprano rumbo a sus clases en la universidad y también lo había visto llegar. 
 
Ahora era tan consciente de Zero como nunca lo había sido y eso era algo tan extraño como fascinante dado que no le sucedía lo mismo con alguien más, ni siquiera con Yuuki. Ella había bebido de él en varias ocasiones como él de ella; y sin embargo, a pesar de eso no era tan sensible a ella como lo era al muchacho. Sonrió y se llevó una mano al cuello. Amaba y deseaba tanto a Zero que por primera vez experimentaba lo que era un verdadero vínculo entre vampiros debido al amor y al deseo; era una sensación demasiado intensa y excitante. Sabía que era demasiado pedir, pero en verdad anhelaba que el muchacho se sintiera igual que él en este momento.
 
Cerró los ojos y rememoró de nueva cuenta lo sucedido el día anterior. Se tocó los labios y un cosquilleo recorrió su espalda. Tal vez debería dejar de posponer lo inevitable e ir a buscarlo de inmediato; porque ahora sabía que el cazador lo deseaba, no sabía si tanto como él a él, pero sí. En la partida los movimientos de sus piezas habían sido los correctos. Había tenido deslices, pero finalmente había logrado atraerlo e irlo atrapando poco a poco; y aunque no había contado realmente con lo sucedido anoche, ahora estaba seguro que era momento de comenzar a planear como hacerlo suyo. 
 
Sí, iría al Chalet y lo afrontaría de una vez. Se apartó decidido de la ventana y se giró hacia la puerta, pero justo en ese momento, el repentino y el suave sonido proveniente de ésta atrajo su atención. Conocía la presencia, pero no se había dado cuenta cuando llegó, sin duda estaba algo distraído por todo lo referente a Zero.
 
− Pase - ordenó.
 
− ¿Kaname-sama?, buenas noches.
 
El padre de Aidou, con su acostumbrada expresión amable, apareció en el dintel. Se veía algo agotado y traía una carpeta consigo.
 
− Aidou-dono, que gusto verlo.
 
− Igualmente, Kaname-sama.
 
− Adelante, tomé asiento por favor. ¿Cómo se encuentra?
 
− Bien, gracias. - El hombre ocupó la silla frente a su escritorio - Hice lo que me solicitó y le traigo una respuesta.
 
− Me gustaría escucharla.
 
− Logramos reunirnos con los miembros de las casas nobles de mayor prestigio y de viva voz lo reconocen a usted como nuestro líder y le ofrecen su lealtad.
 
− ¿Ah sí?, ¿y usted qué opina al respecto?
 
− ¿Eh...yo?, bueno, lo siento, pero ya sabe cómo es esto; aunque lo digan, la realidad es que, si se da un enfrentamiento entre vampiros sangrepura, la lealtad de la mayoría se inclinará por el más fuerte.
 
− Me lo imaginaba, le agradezco su sinceridad; sin embargo, era necesario hacer ese movimiento.
 
− Lo comprendo. También está esto. - El hombre le extendió una carpeta a Kaname, él la tomó y comenzó a revisar su contenido - Las cosas no están nada tranquilas desde el asesinato de Ouri-sama, pero como puede ver, se ha complicado un poco más y ahora Shirabuki-sama no es la única que ha comenzado a moverse. Se ha observado más movimiento entre los nobles de la región perteneciente a Hanadagi-sama. Si bien su líder estaba en buenos términos con la asociación, con la reciente infiltración de vampiros desconocidos a su territorio, están comenzando a prepararse. Lo mismo sucede con el clan Touma y Saitou donde también han aumentado los ataques a humanos. Y como siempre, está Shoutou-sama que es el único que se mantiene como observador, pero al ser uno de los sangrepura más antiguos, no dudamos en que no tardaran en buscar una alianza con él.
 
− Ya veo - Kaname hojeaba lentamente y con expresión tranquila el contenido de la carpeta - Gracias por proporcionarme toda esta información, Aidou-dono, la analizaré con calma y tomaré cartas en el asusto.
 
− No tiene nada que agradecer Kaname-sama - el hombre se puso de pie - por favor, no olvide que cuenta con mi familia y la de mi cuñado Akatsuki. Nosotros realmente creemos en sus ideales y lo apoyaremos en cualquier situación. Mi hijo muchas veces deja en vergüenza a mi familia ante usted, pero sé que él hará todo lo posible para protegerlo también.
 
− Lo sé y se los agradezco.
 
− Bien, me retiro. En cuanto tenga más información, se la haré llegar. Con su permiso.
 
El hombre después de hacer una reverencia, se marchó. Kaname se acomodó en su asiento y miró nuevamente los papeles que tenía en frente: mapas marcados e informes. La situación comenzaba a complicarse, lo mejor sería cortar todo de raíz, pero la pregunta era, ¿Cómo protegería a Zero y a Yuuki para que no se vieran involucrados?, Zero era muy fuerte y si bebía su sangre con regularidad, aunque no fuera un sangrepura, su poder aumentaría considerablemente, tanto que podría llegar a considerarlo su igual; pero eso tomaría tiempo y eso era algo con lo que no contaba por ahora. ¿Cómo cuidar entonces de él y mantenerlo a su lado al mismo tiempo?
 
− Zero...
 
Se inclinó sobre el respaldo de su silla y se llevó una mano al rostro cubriendo sus ojos. No tenía caso intentar pensar en una solución ahora. Se incorporó y comenzó a juntar los documentos sobre la mesa y a meterlos dentro de la carpeta nuevamente, los revisaría después de ir a hablar con él. 
 
Pensaba en esto cuando repentinamente sintió su presencia. Se detuvo para percibirla mejor, si, era Zero y se acercaba a la mansión. 
 
Sin proponérselo se encontró sintiéndose ansioso. Antes de la llegada de Aidou-dono había decidido ir a buscarlo, incluso sabía que no podría concentrarse en toda la maldita situación política actual si no hablaba con él primero, pero ahora era Zero quien venía a él. Decidió que lo esperaría y evaluaría su proceder. Volvió a sonreír abiertamente, su corazón comenzaba a latir más aprisa.
 
Los minutos que tardó Zero en llegar hasta el despacho se le antojaron eternos, pero tuvo paciencia, debía esperar.
 
No pasó mucho hasta que el sonido de la puerta le hizo estremecer, su corazón le dio un salto y su estómago pareció encogerse repentinamente. Una débil sonrisa se formó en sus labios y se descubrió a sí mismo, nervioso.
 
− Adelante.
 
La puerta se abrió y Zero ingresó. Fingiendo estar ocupado, le dedicó una mirada rápida y volvió a los papeles que tenía en frente sobre su escritorio; aun así, ese instante le bastó para darse cuenta que el cazador se veía hermoso, pero algo tenso. Conocía a la perfección la causa o al menos eso creía, y aunque pensó que Zero tardaría más que querer verlo o que por lo menos tendría que ser él el que fuese a buscarlo primero, estaba justo ahí, ante él.
 
− Hola Kiryuu-kun - dijo sin saber realmente como actuar ni que decir exactamente, pero tampoco pudo mirarlo. Decidió que actuaría como si nada hubiese sucedido en día anterior, quizá sería más cómodo para Zero si lo hacía. Sin embargo, Zero no se sentó, solo se quedó parado frente a su escritorio. Él fingió no darse cuenta de eso también, mientras revisaba los documentos. - Hoy saldré, pero será más tarde, espero que no tengas inconveniente; por lo pronto...
 
− Sobre eso... - Zero habló por primera vez interrumpiéndolo; su voz sonaba fría. Kaname levantó entonces la vista hacia él y lo miró a los ojos, un nuevo estremecimiento lo embargo.
 
− ¿Qué sucede?
 
Zero le entregó un sobre sellado, él lo tomó y lo observó, tenía el sello de la asociación. Un desagradable presentimiento lo embargó.
 
− ¿Qué es esto?
 
− Mi trasferencia.
 
− ¿Qué?, ¿De qué hablas?, ¿Cuál transferencia?, yo no he solicitado nada.
 
− Lo sé, pero míralo por ti mismo - dijo señalando el sobre - Son ordenes de la asociación.
 
− ¿Fue por lo que sucedió ayer? - preguntó Kaname directamente mirándolo a los ojos, en cambio, el cazador se ruborizó y desvió la vista.
 
− No. Me han enviado a una misión fuera.
 
− ¿Por qué a ti?
 
− Porque soy uno de los mejores cazadores y al parecer la situación se está complicando en algunos territorios debido al actuar de algunos sangrepura.
 
− Pero eres mi guardián. Kiryuu, si tu pediste márchate por lo que pasó ayer, debes tener en cuenta que no lo pudiste controlar, bebías de un sangrepura y...
 
− Eso no tiene nada que ver, ya te lo dije; no fue mi decisión, sino una orden directa y enviaran a alguien más para encargarse de tu seguridad. Sobre lo que pasó ayer, m-me disculpo.
 
Kaname no pudo más y se puso de pie de golpe. La desesperación comenzaba a abrirse paso en su interior nublando su razonamiento y no pudo controlarse más.
 
− Me dan lo mismo tus disculpas, no te las he pedido, y yo no solicité a otro cazador como mi guardián, desde un principio te pedí explícitamente a ti.
 
− ¿Qué?
 
− Honestamente, eres el mejor cazador ¿no?
 
− Pues una orden es una orden y no puedo negarme. El cazador que te enviaran sin duda hará un buen trabajo. Eso era todo, adiós Kuran.
 
Dicho esto, el cazador le dio la espalda y salió del despacho. Entonces Kaname, que se había quedado en shock, reaccionó y salió tras él. Al llegar a las escaleras, el cazador ya estaba en el vestíbulo de camino hacia la puerta principal. Sin pensarlo dos veces, bajó las escaleras en un veloz movimiento y para sorpresa de Zero, lo abrazó por la espalda.
 
− ¿Qué...
 
La frase de Zero quedó inconclusa porque Kaname sin más buscó su cuello y lo mordió con fuerza y comenzó a beber de él con desesperación. Por un instante Zero no pareció comprender lo que estaba sucediendo, pero la adrenalina comenzó rápidamente a recorrer su sistema y de inmediato reaccionó e intentó apartar al vampiro mientras buscaba tomar su arma, sin embargo, Kaname fue más rápido que él y lo abrazó de tal manera que se lo impidió.
 
− ¡¿Q-qué crees que estás...?!, ¡Su-suéltame! - gritó
 
Pero Kaname no pensaba dejarlo. Empleando su fuerza como vampiro, lo sujetó con más firmeza y continuó bebiendo su sangre con avidez.
 
Guiados por el aroma tan intenso a sangre, al instante aparecieron Aidou seguido de Akatsuki y Yuuki. La castaña abrió los ojos desmesuradamente al ver lo que sucedía y de inmediato corrió hacia ellos.
 
− ¿Qué...?, ¡S-suéltalo Kaname-nii...!, ¡Suelta a Zero, lo estás lastimando!
 
Kaname no le hizo caso, al contrario, aun con sus colmillos incrustados en el cuello de Zero, levantó la vista hacia ella y Yuuki tuvo que detenerse en seco al ver sus ojos. Estos relucían en carmesí intenso y la miraba de manera amenazadora como si se tratara de un animal salvaje que no está dispuesto a que le arrebaten a su presa.
 
Zero estaba asustado, el vampiro lo sujetaba de una manera tan posesiva que por primera vez en muchos años estaba realmente asustado. Intentaba alejarse, pero se estaba debilitando demasiado rápido y su fuerza lo estaba abandonando.
 
Yuuki por su parte no pudo moverse, al igual que ninguno de los nobles. Kaname estaba dejando fluir su aura de tal manera que se imponía sobre ellos y los obligaba a permanecer en su sitio aun si la orden no era verbalizada. 
 
Después de unos segundos, Kaname finalmente soltó al cazador y éste se desvaneció inconsciente en sus brazos. Lo miró un instante inexpresivamente, como si intentara comprender lo que acababa de hacer, pero entonces con sumo cuidado lo atrajo más contra su cuerpo y lo cargó. 
 
Mientras soportaba la pesada aura del sangrepura, Yuuki lo miraba incrédula pero no fue capaz de decir algo, solo miraba sus labios que estaban manchados de la sangre de Zero y como sus ojos continuaban brillando en carmesí.
 
− Lo siento Yuuki... - dijo fríamente - Ya me cansé de jugar a ser un vampiro amable...
 
Dicho esto, se desmaterializó junto con Zero en una nube de murciélagos y se marchó.
 


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