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A sky full of stars por Remiyaki

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Notas del capitulo:

¡¡Hola!! ¿Qué tal la han pasado? Aquí vengo a reportarme con el capítulo de este fic, aunque ya lo había subido en la otra cuenta, igual toca pasarlo por aquí como el definitivo... Sin más, a leer.

 

1

 

Grandes ojos ahora pasivos gozaban sus últimos segundos de descanso antes de empezar con la nueva rutina que llevaría el resto del año. Un momento, a quién engaño, ¡es Son Goku! No lleva rutinas. ¡Siempre impredecible!

 

El pitido constante y agudo del despertador no se hizo esperar, pronto acabó taladrando los tímpanos dormilones de su dueño. Gruñó bajito, pateó con rabia el edredón y asomó de manera muy tierna su cabeza llena de cabellos en cualquier dirección que te puedas imaginar.

 

Gimoteó al ver la hora en el aparato, sólo tenía una hora para bañarse, vestirse y desayunar.

 

—¡Goku…! ¡No me hagas decirlo…! —pronto se escuchó la voz grave y fuerte de su padre indicándole que en breve se le enfriaba el desayuno. Bueno, ya tenía una razón por la cual levantarse con ganas: ¡el desayuno!

 

—¡S-Sí, papá! —devolvió tallándose el ojo, sus comisuras subieron un poco en lo que se despojaba de su pijama extra-suave de cuerpo entero con motivo de panda. Conocer nuevos amigos, nuevos ambientes, su nueva escuela preparatoria…

 

 

 

 

—¿Este uniforme tan feo? —hizo una mueca graciosa mientras se colocaba sus calcetines negros, sólo tenía puesta la ropa interior y una camisilla delgada.

 

—Así es, no te quejes, Goku. Esto no es Estados Unidos, acá la cultura es muy estricta con respecto al orden y educación, procura tener modales una vez socialices. —mencionó Bardock casual al tiempo que organizaba los uniformes de color negro en el armario de su hijo.

 

—Okay, okay… —aún mantenía su ceño fruncido y puchero posados en su rostro aniñado.

 

 

 

 

—…Y por eso no entiendo, no por nada tomé clases de defensa personal… ¡Tres años! —protestó formando un mohín con su boca. Raditz rio un poco.

 

—No sigas insistiendo, Kakarotto, sabes bien por todo lo que hemos pasado, debes intentar comprender un poco a papá y su sobreprotección. —comentó mientras aparcaba finalmente el auto. Los ojos del más joven de ambos se llenaron de inmediato recopilando todo tipo de información nueva.

 

Raditz bajó una vez colocada la alarma del auto, Kakarotto tomó su mochila negra y siguió con su hermano a los pasillos dentro de la institución, en milisegundos sonó el timbre de inicio de clases.

 

—Muchas gracias, señor Raditz. Joven Kakarotto-

—Goku. —corrigió con amabilidad.

 

—Joven Goku… —el secretario levantó una ceja curioso—. Está bien, ya puede seguirme a su salón de clase. —terminó de ordenar unos papeles.

 

—Bueno hermanito, suerte en tu primer día, debo ir a hacer mis asuntos. —se despidió colocándose unos lentes de sol negros.

 

—Jaja, te ves guapo. —picó su lado con el codo provocando una cosquilla en el mayor.

 

—Lo sé. —presumió orgulloso batiendo su cabello ‘metálico-roquero’.

 

 

 

 

—Buenos días estudiantes, en esta primera clase de su último año escolar nos dedicaremos a la presentación y ese tipo de asuntos que se supone deben hacerse el primer día de clase y eso… —habló desganado el profesor de la clase mascando chicle de forma fastidiosa.

 

—Uhm… —irrumpió una mata de cabello alborotado asomando primero su cabeza por la puerta, luego entró completamente cerrando la puerta detrás de sí con una sonrisa nerviosa.

 

—Oh, debes ser el estudiante de nuevo ingreso, por fin algo interesante en esta triste preparatoria… —posó su mirada aguamarina ahora interesada en el doncel.

 

Asintió con entusiasmo mientras avanzaba unos pasos enfrente de sus compañeros.

 

—B-Buenos días —esbozó una pequeña sonrisa suficientemente encantadora como para ganarse la atención de todos los presentes—. Soy Kakarotto, pero prefiero que me digan Goku. —toda la clase murmuraba cosas, varios quedaron impactados ante la preciosidad que se exponía enfrente de ellos. Grandes ojos emocionados trataron de captar todo lo que  ocurría.

 

—¿Nada más que decir? —ajustó sus lentes mirando fastidiado al jovencito.

 

—Bueno… pasé casi toda mi vida en Estados Unidos, pero nací aquí en Japón. —acomodó un mechón rebelde detrás de su oreja. Expelía rosas, brillos y aroma a dulces desde el punto de vista de los hombres que le veían cautivados.

 

—Sí, sí, ya elije un lugar en la clase y empecemos. —Goku arqueó una ceja ya que él fue quién le pidió comentar algo más. Ahora la decisión que lo acompañaría todo su año escolar. Era malo tomando decisiones así que tardó un poco más de la cuenta, tanto, que no notó que sólo quedaban dos lugares en la esquina izquierda del aula.

 

—Niño, sólo quedan estos dos lugares —señaló lo indicado—. Aunque también queda uno libre justo en mis piernas… —comentó malicioso un muchacho de cabellos naranja, el profesor estaba muy ocupado revisando sus redes sociales como para prestarle atención alguna a ello.

 

—Eres un cerdo. —protestó con su típica mueca enojada que inevitablemente lo hacía lucir aún más tierno. Los compañeros del ‘cerdo’ se burlaron de éste en voz baja, provocando su sonrojo. Goku, mientras tanto, caminó un poco hasta llegar al pupitre doble, iba a colocar su maletín en la silla junto a la pared cuando…

 

—¡Hola! —murmuró un chico, a simple vista doncel, de cabello castaño largo y ojos esmeralda en forma de almendra. Obtuvo de inmediato la fácil atención del aludido—. ¿Estás seguro de querer sentarte ahí?

 

—Mmm… —pensó un poco la repentina alusión.

 

—Dese prisa, señorito. —gruñó el profesor  mirando por encima de sus lentes.

 

—Soy Hiruma, has caso omiso a eso, no me gusta, prefiero ‘Hiru’. —sonrió con amabilidad. Goku tomó asiento obedeciendo al profesor.

 

—Hola, Hiru. —devolvió el gesto—. ¿Por qué dices eso de sentarme aquí? —no pudo evitar poner un tono gracioso de voz al sonar curioso.

 

—Es que… —se inclinó hacia su nuevo compañero—. El chico que se sienta allí es un ogro… —susurró clandestino, pero casi de inmediato se sentó aparentando ser un angelito al ver llegar a la clase al muchacho del cual esparcía tan mala fama con el nuevo.

 

—¿Ogro? ¿Uh-? —giró súbitamente la cara, avanzando como si fuera en cámara lenta. Cabello despótico al igual que su mirada, facciones dignas de un dios griego, cuerpo perfectamente esculpido, tanto que se podía notar debajo de la fina ropa que estaba usando, el aura de rosas y brillantina que lo rodeaba le iba de maravilla; bueno, o al menos todo eso pasaba por la mente de Goku. Llegó finalmente enfrente del joven de ojos con pupilas sumamente dilatadas y mejillas pálidas ligeramente rosas que aún  no superaba el trance.

 

—Oye… ¡Oye!

 

—¿E-Eh? —parpadeó un par de veces aleteando sus pestañas, cosa que estremeció al joven de pie quien frunció el ceño más—. ¿Q-Qué pasa? —sus grandes y brillantes ojos redondos enfocaban fijamente al tiempo que penetraban al personaje de pelo en punta.

 

—Me estorbas. —susurró cortante al tiempo que agudizaba su mirada hacia el chico.

 

—¿Por qué? —casi lloriqueó—. Pensé que podía sentarme aquí, además que no habían más lugares disponibles en todo el aula… —el de mirada fría decidió ignorarlo con un gruñido.

 

—Bueno clase, el día de hoy bla bla bla… —el maestro comenzó con su trabajo.

 

Goku hizo una mueca parecida a un puchero al sentirse evidentemente ignorado por su compañero de clase.

 

—Jeje, hola, soy Goku, espero que podamos ser muy buenos amigos. —extendió su mano buscando contacto  visual con el otro. Nuevamente, fue cruelmente ignorado.

 

—Esto… —recogió lentamente su extremidad—. ¿Cómo te llamas? —trató de sonar cortés; como pocas veces de su vida, se ruborizó ligeramente.

 

—… —frunció más el ceño, se empezaba  a notar una vena resaltada en su sien.

 

—… —observó la libreta del muchacho de mal humor,  alcanzó a leer una palabra antes de que el propietario se percatara y cerrara de golpe el cuaderno—. Vegeta, ¿eh? Es un nombre interesante. ¿Sabes? Me recuerda a un personaje de un cuento que me contaba mi abuelito antes de dormir, realmente me gustaba, era de un chico que-

 

—¡¿Podrías cerrar la maldita boca!? —gritó sin poder contenerse llamando la atención a toda la clase, Goku se congeló en su lugar sintiendo como la sangre abandonaba su rostro. Puso un gesto triste y decidió contenerse un poco y ser  prudente por primera vez en su vida.

 

—¿Qué pasa, joven Vegeta? —preguntó el profesor mirando encima del libro con el cual dictaba la clase. El interrogado miró al profesor luego de romper un aterrador contacto visual con el muchachito molesto y escoria de su nuevo compañero.

 

—Nada, maestro. —contestó seco.

 

 

 

 

La clase transcurrió normalmente, a excepción del muchacho molesto (aunque inofesivo, gracias al cielo) que se dedicó a mandarle cartas de ‘amor’ durante toda la mañana; en todas firmaba con el nombre ‘Hiroshi’. Desde lo más profundo de su ser deseaba que ese chico raro dejase de acercársele. Ahora se encontraba solo con la bandeja de su almuerzo, mirando hacia todas partes, no sabía dónde y no tenía con quien sentarse, suspiró mirando su bandeja repleta de comida.

 

—¡Hola! —saludó de manera efusiva un conocido pelicastaño, Goku devolvió el gesto muy alegre al saber que el chico amable se acordó de él.

 

—¡Hola! —sonrió muy ampliamente.

 

—¿Te gustaría sentarte con nosotros? Él es Mike. —le señaló.

 

—Hola, soy Mike. —Goku sonrió más. Van dos amigos. Mike, por su parte, era un joven de la misma estatura que Hiru, sólo que tenía los ojos de color maderoso y el cabello de un verde muy oscuro.

 

—Goku. —se presentó—. ¿Dónde suelen sentarse?

 

—Allá, en la mesa que queda justo enfrente del ‘lago de los enamorados’. —sonrió jocoso.

 

—Okay.

 

 

Una vez cómodos con su almuerzo, el trío se dispuso a hablar y conocerse más, todo era risas, bromas y diversión, definitivamente esas personas eran justo para Goku.

 

—Oigan… ¿por qué le dicen ‘el lago de los enamorados? ¿Por lo bonito? —masticaba un sándwich.

 

—Jaja, sí, es lindo, pero su nombre se debe a que acá las parejitas de nuestra clase es donde vienen a tener relaciones… —soltó una risita mientras susurraba, Mike hizo lo mismo. Goku, cual bombilla nueva, se encendió en un ardiente rojo al escuchar eso. Para disimular, pasó la mano por su nuca y soltó una risa mal fingida.

 

—Ahh… ya… jejeje…

 

—Mira, ésos dos… —señaló a un doncel de cabellos dorados y ojos rasgados azules, y a un tipo muy alto, moreno e hipermusculado. Ambos iban tomados de la mano—. …tienen sexo todos los miércoles acá. Lo gracioso es que el rubito ese sólo quiere al otro por su pene, jajaja… —rió con malicia.

 

—Sí, se especula que ese tipo tiene veinticuatro centímetros de herramienta fálica… —especuló Mike con la misma malicia. Goku intentó seguirles el hilo del asunto y también rió. ¿Por qué de repente se encontraban hablando de penes?

 

—Jajaja… Sí, eso… —miró a otra parte avergonzado.

 

—Oye Goku, a propósito, ¿por qué ese uniforme tan ancho? Pareces una bolsa de basura, sin ofender, amigo. —inquirió suavemente Hiru.

 

—Ahh, esto. Es que mi papá es muy sobreprotector… Es que, soy, ya saben, algo ‘grande’, entonces… El lema de mi papá es ‘mejor pasar desapercibido’… Así sea uno… —hizo un mohín.

 

—Bonito, no estamos en ningún país musulmán. —pronunció Mike fingiendo delicadeza con gracia, Hiru rio detrás de su palma.

 

—¡Mostrar algo de piel no hace mal! —guiñó su ojo esmeralda. Goku sonrió nuevamente incómodo.

 

—Pero… igual me gusta mi ropa ancha…

 

—Los tipos de acá te respetarán si te ves bien, experiencia propia. Jaja… —expresó Hiru con modestia cómica.

 

—Lo consideraré… —le devolvió la modestia.

 

 

<To Be Continued=[ 

xD

Notas finales:

 

¿Les va gustando o no? Tranquilos que apenas estos dos apenas descubran lo bonito del amor, vendrá toda la caca de unicornio y toda la dulzura rosa y sosa de la versión anterior de este fic. ñ_ñ

Voy corta de tiempo, así que besos, abrazos, saludos, y mucha buena vibra de aquí hasta donde estés. <3

Sueñen con Goku desnudo bañado en salsa de Hershey's.

¿Me dejan su review del cap? <3

Remiya


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