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A sky full of stars por Remiyaki

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Notas del capitulo:

 

¡Hola! ¿Cómo andan? He estado muy enferma y quiero publicar este cap lo más rápido posible para salir de él y poder dedicarme a tomar reposo por la migraña que tengo desde ayer. Entre la enfermedad y la universidad, creo que acabaré muy mal x-x.

Muchas gracias a Amankay, Tony19 y FictionLover por dejarme sus preciosos reviews en el cap y prólogo anteriores, los vi la semana pasada y me emocioné tanto que de ello surgió este cap. ¡Los quiero y a ustedes va dedicado!

--

 

Aclaración previa: No quiero dar muchos datos específicos de la jornada de su institución educativa, asignaturas y eso porque luego se me vuelve un lío con eso de que soy ULTRA olvidadiza, eso lo aprendí con la versión anterior de este fic. Pero aclararé ciertos puntos sencillos y de relevancia para el desarrollo de la historia, como el hecho de que aunque en Japón la mayoría de preparatorias tienen jornada doble (mañana/tarde) aquí para efectos prácticos tendrán jornada única con descanso a mitad de jornada de quince minutos y media hora de almuerzo a la 1 PM. Además que la descripción de sus clases será un poco “occidentalizada” para evitar complicaciones tontas y porque me da hueva investigar. Pienso que esta info es de vital importancia para que se ubiquen mejor en la historia. ^^

 

 

Al final del día, como por asuntos del destino, había quedado en pareja con Vegeta para realizar un extenuante trabajo relacionado con la Física, otra cosa con números la cual no le gustaba para nada a nuestro querido Goku.

 

No podía olvidar cuando le dieron la noticia…

 

 

 

Flashback I

 

 

—Joven Oujisama, la actividad que les dejé programada para mañana le toca en pareja con Son Kakarotto y NO voy a cambiar la organización por un simple capricho suyo —finalizó con una mirada severa detrás de sus lentes. El muchacho de cabellos oscuros en punta gruñó un par de veces, volviendo a su lugar. Todos habían salido, excepto cierto pelinegro de mirada tranquila y otro de mirada capaz de matar. Goku no se había ido esperando las noticias de cómo iban a realizar el trabajo.

 

No podía negar que la emoción invadía cada centímetro de su piel, no podía creerlo, pareciera como si el universo conspirara pero no sabía si en contra o a su favor.

 

—Hkk… Ahh… —exhaló calmándose un poco— Escucha bien, tarado —musitó ahora enfrente del más joven—, vas a ir a mi casa a las cuatro en punto de la tarde, realizaremos esta actividad con la mayor eficiencia posible, la entregamos mañana y listo. Como si nada hubiera pasado. SÓLO hablaremos del trabajo y nos dedicaremos a él. Quiero puntualidad, escoria. Si no llegas hoy a tiempo haré YO sólo el trabajo y lo entregaré individual. ¿¡Quedó claro?! —detalló cada palabra a su receptor, con el tono de voz más rígido posible. Grandes orbes negras miraron al otro con algo de timidez provocada por dicho semblante severo. Asintió levemente. El joven Oujisama dejó caer de golpe en el escritorio de Goku un libro del tema, una última mirada y se dispuso a salir de allí con ganas.

 

Uno de cabellera revuelta no pudo evitar mostrar un gesto triste al tiempo que fingía para sí mismo examinar el libro de física asignado para el trabajo.

 

Fin Flashback I

 

 

Y para completar su espléndido día, no podía faltar el idiota engreído que se había enamorado súbitamente de su persona momentos antes de finalizar la jornada escolar.

 

 

Flashback II

 

 

Sumido y confundido en sus pensamientos hacia el porqué de la brusca actitud de su compañero de pupitre, de repente sintió cómo en medio de la clase de microbiología le lanzaron lo que supuso era una bolita de papel a la cabeza.

 

Levemente sorprendido frunció un poco el ceño, colocó a un lado el microscopio que le tocaba compartir con Vegeta y buscó con la mirada a la fuente de esa bolita de papel que ahora yacía en el suelo.

 

No tardó mucho en descubrir a un muchacho de cabellos naranja que le sonreía de manera realmente molesta a su parecer, el tipo le hacía señas con una expresión “sexy” para que recogiera la bolita de papel, como para leerla. Goku algo indiferente inclinó su cuerpo y tomó la nota mal envuelta leyéndola mentalmente:

 

 

Hola lindo. Desde que te vi esta mañana realmente me pareciste muy bonito. Te gustaría compartir el almuerzo conmigo mañana? Tal vez podamos entablar una hermosa relación luego de eso.. y piénsalo, porque realmente te convendría que tu siendo evidentemente lo que ahora llaman “doncel”, tuvieras a un galán apuesto como yo cuidándote siempre de los que se quieran pasar de listos. No está de más resaltar que la tengo grande y puedo hacerte pasar noches maravillosas.. Pero bueno, todo eso sería mañana, si luego de comer decido si eres digno como para andar conmigo (y tu belleza apunta a que sí), entonces tendrías esos privilegios al aceptarme. Te espero en la mesa del comedor que queda junto a la máquina expendedora de bebidas. Ten mi numero, ya se que lo querias: 321-545-5678

Con amor, Hiroshi. <3

 

 

—¿Huh? ¿Quién demonios se ha creído este? —fue lo primero que pensó el joven pelinegro antes de devolver el papel con su respuesta que rezaba así:

 

 

Hola. Quién te crees? Insinúas que yo TE merezco? En serio, espero que sea broma porque no llevo ni un dia acá y sales con tonterias como la que escribiste del lado atrás de este pedazo de papel. No me interesas, no quiero tu numero de teléfono, y no necesito de alguien a mi lado para poder defenderme solo. Suena muy generosa tu oferta pero no, gracias. Ah, y aléjate de mi de ahora en adelante, idiota.

Con amor, Goku. <3

 

 

 

Vegeta sólo asomó la mirada para leer muy rápidamente la ‘carta’ que le habían mandado a su compañero de mesa, no pudo negar que le hizo gracia la respuesta que escribió con muy mala caligrafía al otro sujeto, además que le agradó un poco el hecho que no fuera el típico prototipo de ‘jovencito lindo, sexy, de buen cuerpo pero idiota en todo aspecto y fácil de obtener’ que bien conocía. Igual lo anterior no cambiaría el hecho que desde que lo vio le cayó mal por alguna razón que aún no descubría. Su mirada volvió neutra como siempre, a observar cuidadosamente el proceso de división celular en la lentilla del microscopio.

 

Por su parte, Hiroshi sólo leyó la carta e hizo un gesto de victoria.

 

¡Lo sabía! ¡Me ama! —chilló mentalmente mientras Goku observaba con cuidado su reacción levantando una ceja ante la confusión que le generó el acto.

 

 Fin Flashback II

 

 

 

 

 

—Goku, ¿tomaste drogas? Ya sabes que son malas, papá y yo te lo advertimos… —habló Raditz como si nada, Bardock miraba curioso cómo su hijo menor daba vueltas con el tenedor a los Ravioli que había preparado.

 

—¿Ocurrió algo en el instituto hoy, hijo?  —preguntó con una ceja encarnada mirando al mencionado por encima del vaso de zumo que tomaba. Goku espabiló por un momento, sacudiendo luego su cabeza.

 

—¿Qué rayos te hace pensar que tomé drogas? —arremetió contra su hermano mayor, arrugó un poco su entrecejo enrollando de mala gana la pasta en su tenedor.

 

—Venías como si tuvieras flores en los ojos.

 

—Kakarotto, lo que quiere decir el tonto de tu hermano es que llegaste muy distraído, cosa que había pasado antes, pero no con una cara de idiota total como la que traías hace unos momentos.

 

—¡Papá! —su rostro titiló en rosa caliente—. Sólo venía pensando en algo, no más —gruñó.

 

—Ouuughh~ ¿No será… en “alguien” más..? —un gesto acosador surgió en el rostro del hombre de cabello largo.

 

—No molestes —se atoró en comida para evitar hacer gestos que considerarían tiernos aunque la intención de hacerlos fuera diferente— Yo no me meto en tu vida personal así sea muy evidente que tienes un fracaso absoluto en el amor, digo… no pasas de la primera cita y la primera “noche” —sonrió en victoria anticipada, realmente había dado en el blanco con la debilidad de su querido hermano mayor.

 

—¡E-ESO NO TE INTERESA! —pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos fruncidos al igual que su ceño, batió su melena ‘roquero-metálica’ para inmediatamente tomar su plato de comida y salir corriendo a terminar de comer en su habitación.

 

—…Bebé —Bardock mencionó con poca paciencia mientras trataba de comer tranquilo y en armonía con otra de las estúpidas peleas de sus dos únicos hijos— Ya crecerán  —la venita en su frente era muy resistente.

 

 

 

 

 

 

Media hora… —miró cansado el reloj digital en su mesa de noche, sabía que tenía pendiente realizar el extenso trabajo con Vegeta, debía apresurarse así que se dispuso a tomar una ducha corta para refrescarse y despejar la mente. Instantes anteriores sólo había estado pensando en ese sujeto, Vegeta, ¿por qué lo trató así? Es decir, no hizo nada malo, sólo saludar y tratar de ser amable, ¿acaso le molestaba su apariencia? ¿Qué había hecho mal?

 

Odiaba el hecho de no poder sacárselo de la cabeza, era ridículo, sólo es una persona más en su vida, ¿o no? De cualquier forma, no dejaría de tratarlo bien a él, no encontraba razón para dejar de tratarlo de la manera correcta como lo criaron sus padres, si Vegeta lo odiaba, por lo que fuera que lo odiara, sería problema de él, no se amargaría la vida dándole vueltas al porqué el chico más atractivo que había visto en su vida de repente y sin conocerlo lo trataba como basura humana andante.

 

 

 

 

Para vestir se decidió por unos jeans algo sueltos de un azul opaco, una camisa blanca semi-ajustada, Converse clásicos y un buzo gris. Organizó de manera insatisfactoria su pelo, bufó y dejó de lado el espejo para bajar a paso rápido las escaleras hacia el recibidor de su casa.

 

—¡Voy saliendo, papá! —pronunció agitado.

 

—No llegues después de 6 PM —ordenó sin vacilar.

 

—¡Está bien! —culminó dando un portazo involuntario a la puerta principal. Bardock sorbió su café y continuó viendo su documental de vida salvaje favorito.

 

 

 

 

 

 

Luego de varios minutos eternos buscando la estación que le acercase lo más posible a la localidad donde residía su compañero de trabajo, exhaló desesperado observando el reloj de su teléfono móvil, sólo restaban diez minutos para que dieran las cuatro de la tarde.

 

—¿Hacia qué localidad vas? —una voz masculina le sacó de su oscura burbuja de desesperación, giró un poco la cabeza para ver a un joven de cabellos rubios y mirada tranquila señalando el mapa de rutas del metro.

 

—¿… Disculpa? —preguntó con ojos algo grandes ante la duda.

 

—Jaja, mi nombre es Beck, un placer —extendió con una cálida sonrisa la mano hacia el de cabellos oscuros; el joven era por lo menos diez centímetros más alto que Goku por lo que éste último levantó grandes ojos luminosos a encarar al sujeto, parpadeó y se sonrojó un poco, a veces tardaba en procesar algunas cosas en su mente.

 

—Hola, soy Goku —añadió una sonrisa amigable en devolución a la del más alto mientras tomaba la mano ofrecida. Pasó un momento de silencio entre ambos antes que el rubio de cabello ondulado rompiera el hielo.

 

—Y… ¿me dirás a dónde te diriges? —sonó algo jocoso.

 

—¡Uh! Pero, ¿vas a atacarme o qué?

 

—¿C-Cómo? Jajaja, ¡no! La cuestión es que te vi algo desesperado y confundido, te pregunto hacia dónde te diriges para guiarte con la estación que necesitas.

 

—Ah… Bueno, voy a la localidad del norte —sonrió pasando la mano por detrás de la cabeza en acto de disculpa.

 

—Genial, te sirve esta estación —señala en el mapa—, en metro será muy rápido, yo me bajo una estación después.

 

Goku no pudo evitar sonreír en grande, el joven a simple vista parecía muy amigable y con buenas intenciones, pasaron unos segundos cuando se dio cuenta que se había perdido en sus pensamientos.

 

—¡Mira, ya llegó el metro, lo perderemos! —el más bajo apenas espabiló cuando el otro le tomó de la mano para salir corriendo a toda velocidad hacia el transporte.

 

 

 

 

 

 

El día en sus últimas horas estaba sumamente calmado, cero lluvias, cero ventarrones y un ambiente templado muy agradable. El característico silencio del metro fue roto al tiempo en que los jóvenes empezaron con una amena conversación, conociéndose un poco más.

 

—Así que estudias en esa universidad… he escuchado que es una de las mejores en avances tecnológicos —la sonrisa no desaparecía del rostro aniñado del joven de grandes ojos.

 

—Sí, aunque apenas estoy en primer año, he aprendido a adaptarme muy fácilmente al entorno pesado de la academia, y dime, ¿de dónde eres?

 

—Vengo de-… ¿ésta no es la estación? —señaló a lo lejos quebrando de repente el ambiente.

 

—¡Mierda! —nuevamente tomó al otro de la muñeca para tirarlo y correr antes de pasarse de estación en el metro.

 

Una vez calmados Goku habló:

 

—Mmm… acaban de ser las cuatro de la tarde, supongo que voy bien de tiempo, ¡muchas gracias por todo! —ofreció una de sus más bonitas y sinceras sonrisas, el más alto formó una ‘o’ con su boca al notar cómo este chico iluminaba todo el lugar con sólo sonreír, pensó que sus mejillas rosadas se veían muy estrujables, se ruborizó y sacudió su cabeza reaccionando por fin a las palabras de Goku.

 

—¡Espera! ¿No me dirás de dónde vienes? —inquirió algo apenado.

 

—Lo siento, llevo algo de prisa, es importante… —su rostro hizo una expresión de pena.

 

—Pero… ¿me darías tu número? Descuida —levantó las manos en sinónimo de defensa—, no soy un acosador, pervertido o esas cosas, sólo que me caíste muy bien y me llamaste la atención, quisiera conocerte mejor —miraba a otro lado protegiéndose de un posible rechazo, su tono de voz siempre se mantuvo suave. Goku no le dio muchas vueltas al asunto, mostró otra linda sonrisa para luego sacar del bolsillo exterior de su mochila un marcador permanente de punta delgada.

 

—¿Me prestas tu brazo? —se mantuvo encantador. Beck algo confundido obedeció arremangándose la camisa roja que llevaba puesta. El más bajo talló un poco al escribir su número móvil en el antebrazo del rubio para sorpresa de este último— ¡Adiós! —soltó a correr mientras su figura se desvanecía en la luz naranja del sol que iluminaba a lo lejos los últimos momentos del día en Japón. Beck miró su brazo formando una curva en sus labios antes de volver a acomodarse la manga y proseguir con su camino.

 

 

 

 

 

 

Por fin había dado con la dirección exacta de la casa de su compañero Vegeta, el sudor corría por su frente casi a cascadas, confirmó nuevamente la dirección del papel con la de la tablilla de la casa. Jadeaba como animal literalmente, pero se apresuró al presionar el botón del timbre de la casa, sabía que no le esperaba un cálido saludo, y menos al llegar tarde a una ‘cita’ de trabajo académico. Da igual, pensó, estaba muy cansado por la ‘caminadita’ hasta ese lugar, lo único que quería ahora era un vaso de agua, reposar y terminar el condenado trabajo para luego regresar a la cálida comodidad de su camita.

 

Tarde. —una voz grave y carrasposa retumbó en los oídos del expectante Goku, ahora supuso que debería esperar a que el dueño de esa conocida voz bajara de la casa a abrir la puerta, por lo que se recostó en la entrada principal, pero no contaba con que la puerta se abriera de repente dejando ver a un muchacho de pelos en punta y ceño silenciosamente fruncido. Goku, por supuesto, cayó de nalgas al suelo provocándose un terrible dolor en la punta inferior de su columna vertebral.

 

—¡AY! —fue lo único que alcanzó a exclamar antes de girar su cabeza y encontrar a un asombrosamente sexy Vegeta en pantalones sueltos, pies desnudos y camiseta sin mangas, de pie detrás de él con los brazos cruzados  debajo de su pecho y la mirada muy rasgada. Parpadeó y se colocó en pie por sí solo, ya sabía que ese tipo no le iba a ayudar así se rompiera por accidente el brazo enfrente suyo.

 

—Pasa de una vez, no hay que perder más tiempo del que me hiciste perder desde que te estoy esperando —empezó a avanzar hacia la casa, la puerta exterior se cerró automáticamente asustando un poco a Goku— ¿Quién te crees? Son las cuatro y media, perdimos media hora de trabajo, tarado —eso último despertó un poco al de ojos grandes, casi de inmediato frunció el ceño algo molesto.

 

—Ya sé que fue mi error no haber calculado bien el tiempo, lo siento, ¿pero es necesario que me trates así? —su voz denotaba BASTANTE la molestia. Vegeta paró en seco, en el lugar se escuchó un chasquido de lengua, prosiguió con su camino ignorando olímpicamente la queja del más joven.

 

 

 

 

 

 

El interior de la casa era muy pulcro, toques renacentistas mezclados con algo de modernidad; Goku estaba sorprendido, la casa por dentro se veía mucho más grande, no sabía si porque casi toda estaba pintada de color blanco o porque en efecto así de amplia era. Vegeta paró en seco, el más joven aún distraído, chocó levemente con la espalda del otro.

 

—Espérame en esa mesa —señaló la elegante mesa que supuso Goku, era la del comedor— Voy a buscar mis apuntes y la computadora.

 

—Okay —devolvió aun tratando de procesar el ambiente tan sobrio en el cual se encontraba, ojos grandes recopilaban toda la información posible para su propietario quien ahora procedía a ubicar su material de trabajo en el lugar que le asignó su compañero de clase.

 

 

 

 

No pasó mucho cuando los pasos aparentemente calmados de Vegeta se escuchaban bajando de regreso las escaleras que dirigían al segundo piso del gran hogar, mientras, un característico sonido de notificación de teléfono móvil captó la atención de Goku inmediatamente. Con la cara aún apoyada en la palma de su mano, perezosamente tomó el aparato deslizando un dedo en la pantalla para dejar ver la razón de la notificación.

 

 

“(1) mensaje nuevo de xxx-xxx-xxxx”

 

 

Curioso, no tardó en leer que se trataba del nuevo amigo que había hecho el día de hoy, Beck, sonrió para sí tratando de redactar un respuesta breve y coherente para el muchacho, sólo respondió

 

 

“Ah!, hola! Bueno, ya guardé tu número, luego te escribo cuando llegue a casa, ahorita estoy en casa del compañero que te mencioné para hacer la tarea. Adiós!”

 

 

—¿Esa cara tan estúpida por qué? —levantó la mirada para encontrarse con la de Vegeta, siempre indescifrable, neutra. Una vez bloqueó la pantalla de su móvil vio el reflejo de su rostro, en efecto, estaba sonriendo como un idiota; su cara ardió en rojo ofreciéndole al otro joven una sonrisa apenada a modo ineficiente de disculpa.

 

       —Okay, ¿manejas este tema, no? —enseñó al de piel pálida el libro abierto de física en un capítulo específico, su voz se notaba bamboleaba entre fastidiada y cansada, Goku se apresuró a decir:

 

—N-No… —realmente se había asustado al ver tantas letras juntas con tantos números y símbolos extraños para sí, y, bueno, no tenía la culpa, se supone que apenas iniciaban último año, no tenía por qué saber a la perfección ese tema.

 

—Eso supuse —afirmó seco— Entiende una cosa, voy a explicarte esto simplemente porque necesito que sepas manejar el tema para que no me hagas sacar una nota baja al no tener ni la más remota idea al momento de exponer el trabajo que logremos de esta tarde, NO soy tu tutor, NO soy tu maestro auxiliar. ¿Bien?

 

—Bien —el más joven resopló para sus adentros con expresión cansada, por qué este sujeto tenía que ser tan… ¿frío? ¿seco?... ¿formal? Ya estaba comenzando a pensar de que no lo odiaba exclusivamente a él, simplemente esa debía ser su forma de ser, valga la redundancia. Sí, eso era, ¡qué tonto era por tomarse el asunto tan personalmente!

 

Diez minutos posteriores a la explicación de Vegeta y los constantes movimientos positivos de cabeza por parte de Goku, finalmente concluyó la sesión de aclaración previa al trabajo.

 

—¿Entendiste? —preguntó severo.

 

—S-Sí… —miró hacia arriba rascándose la parte anterior de la cabeza.

 

—Bien, entonces resuelve los ejercicios del 1 al 10 y yo los restantes.

 

¿E-Eh? —abrió grandes sus orbes oscuras ante la inminente respuesta. En realidad sí había comprendido la parte teórica que le explicó el otro, pero… él solito se había asustado al ver los primeros diez ejercicios, ¡¿qué se supone que haría con tantas letras y números juntos?!

 

No era el momento para rendirse, decidido a tal punto de presionar sus labios formando una delgada línea, tomó tembloroso su lápiz dirigiéndolo a la hoja en blanco de su libreta, su frente aun cubierta por espeso flequillo, brillaba en reflejo de las gotas finas de sudor que ahora relucían en desesperación.

 

Desvió un poco la mirada para ver cómo la prodigiosa mente de su compañero ordenaba a sus manos gruesas escribir a paso rápido, números, fórmulas y letras con perfectamente entendible caligrafía. Goku sólo pudo pensar: “Wow”. Regresó a su hoja en blanco, preocupado porque sabía que recibiría una reprensión  por perder el tiempo. Su expresión se distorsionó a realmente desesperada, su mano temblaba y sus ojos sólo posaban viendo la hoja en blanco con el eco de los trazos firmes de Vegeta en su cabeza.

 

—¿E-Estás llorando? —rompió la burbuja de sus pensamientos, súbitamente levantó la mirada, descubriendo de manera más clara las lágrimas delgadas que su flequillo esponjoso casi no dejaba ver. Llevó una mano a su mejilla sólo para sentirla un poco húmeda, contuvo la respiración y giró a ver a su compañero con ojos llenos de terror.

 

Vegeta no demostraba una emoción superior, a pesar de su característico ceño arrugado y mirada distante y desinteresada, se podía notar de lejos que estaba sorprendido. Ninguno de los dos vocalizó palabra alguna, Goku sólo talló su rostro con su propia camiseta.

 

—N-No es lo que crees… —musitaba al tiempo que terminaba de limpiar los rastros salinos de su cara. Bajó el rostro, ensombreciendo gran parte de su mirada.

 

—Ya terminé, ahora debo hacer cada uno de los diez primeros ejercicios y explicarte detalladamente para que comprendas, maldición —arrebató bruscamente la libreta de las manos del más joven logrando sobresaltarlo levemente, la expresión de éste cambió repentinamente.

 

¿Eh? —no fue ni remotamente capaz de ocultar la pequeña curva cóncava que formaron labios carnosos en su boca pequeña, era alguien caracterizado por la expresividad por lo que se le complicó la situación, sin embargo, pudo contenerse lo suficiente como para que Vegeta no recogiera sus emociones, así que sólo se dedicó a mirar con ternura la mano hábil del mayor deslizarse por su propio lienzo mientras pronunciaba con firmeza y decisión en su voz grave, cada parte de la explicación que ahora, por alguna razón, brindaba al más joven.

 

 

 

 

 

 

La explicación y, consecuentemente el taller habían acabado, dieron las 6:30 PM cuando el joven de cabellos negros miró asustado la pantalla de su móvil.

 

—¡M-Mierda! Estoy en problemas… —dijo para sí mismo captando la atención del otro joven que ahora se disponía a levantar la mesa.

 

      —¡Estaba tan distraído conversando con Beck que ni siquiera presté atención a la estación donde bajamos y en cual nos subimos! Si llamo a mi padre… ¡NO NO! ¡Raditz! —no perdió tiempo tocando varias veces la pantalla de su móvil para así llamar a su hermano quien era su última esperanza.

 

—¿Raditz? —su voz temblaba un poco.

 

                              —¿S-Sí?, ¿Goku?

 

—¿¡Estás borracho!?

 

                              ¡O-Obvio que no, tontito! –hic-

 

 

Una venita surgió en su frente, Bardock Son no iba a estar para nada contento. Pero bueno, si el retraso se debía al trabajo de física del día siguiente, él entendería, ¿no? Imposible. No podía razonar con alguien tan sobreprotector como su padre.

 

Oficialmente éste era el fin de la buena relación con su progenitor; tomó su cabello en puñados gruñendo y gritando bajito a la vez, no sabía qué hacer, y pagar un taxi personal saldría demasiado costoso teniendo en cuenta el tiempo y el trayecto que se supone debe recorrer hasta su casa.

 

—¿Qué rayos te pasa? —lo miró con cansancio evidente, aunque algo molesto.

 

—Esto… Como sea. No recuerdo la estación del metro, mi hermano está ebrio y mi padre probablemente muy molesto. Así que en resumen, no sé cómo regresar a casa —una gotita de sudor resbaló su sien mientras rascaba la parte trasera de su brazo con la mano. De Vegeta sólo pudo observar un movimiento de comisura y una desviación de mirada en un gesto aparentemente pensativo.

 

—Voy a comprar unas cosas al centro, así que puedo dejarte cerca de alguna estación del metro —habló sin dubitación con una mano en la barbilla y mirando hacia cualquier punto al azar.

 

—¿Qué?

 

 

 

 

 

 

—No te confundas. Simplemente quiero sacarte de mi casa lo más rápido posible —mencionó como si nada mientras se abrochaba el cinturón y se ajustaba al timón de su auto, Goku apenas estaba entrando al asiento del co-piloto del aparato cuando casi se cae de espaldas ante la súbita afirmación.

 

—¿Huh? —frunció el ceño mientras su rostro se encendía en una mezcla entre vergüenza y furia— ¡Eso fue malvado! —terminó de ajustar el cinturón y aún no borraba de sus facciones el mohín tierno que formó desde que Vegeta expresó la verdadera razón por la cual se ofreció a llevarle a su casa. Giró en su asiento una vez explicada su dirección al piloto, sus mejillas estaban algo infladas ante la molestia; el otro simplemente conducía a velocidad moderada, en su cara una expresión algo serena pero muy seria y concentrada al tiempo, sólo unos breves segundos vio el reflejo en la ventana del joven que ahora le daba la espalda.

 

—¿Candy Crush? ¿En serio? Baja de mi auto —frenó intempestivamente, Goku se sorprendió algo emocionado, sin embargo, notó que el otro tenía una mirada con la que se podría decir estaba divertido al notar los gustos infantiles del otro.

 

—¡¿Y?! —titubeó abrazando su teléfono móvil, ruborizando a tope su piel pálida una vez más en el día.

 

—Quién diría que además de idiota serías sumamente infantil, ¿quién diablos juega esa mierda en estos días?

 

—¡C-Cállate, es un buen anti-estresante! Se nota que no sabes nada, el idiota eres tú, ¡Y YA DEJA DE DECIRME ASÍ! —encaró sin miedo al mayor.

 

—¿¡Huh!? ¡Retráctate!

 

—¡NO!

 

—… ¿Te das cuenta que el auto es mío y quien conduzco soy yo y que puedo dejarte aquí tirado si quiero? —Goku reprimió un insulto en su boca al observar el lugar de la ciudad en el que se encontraban, estaba algo solitario para ser tempranas horas de la noche y varios hombres le miraban con morbo del otro lado de la ventanilla del auto en el que se desplazaban. Un gruñido poco usual en el más joven surgió, cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado que no fuera el sujeto que tenía al lado. Ofreció silencio a modo de disculpa falsa para evitar que el otro lo sacara de su auto, y en lo que apenas conocía de él, era muy probable. Vegeta sonrió pedante y volvió a poner en marcha el auto, habían transcurrido 15 minutos desde que salieron de la casa del mencionado; por lo que Goku con su entrecejo levemente apretado notaba, ya estaban muy cerca.

 

—… Igual te hubiera denunciado con la policía.

 

—Ajá, ay, sí tú. JAJAJAJAJA. ¿Es aquí, insecto? —pronunció de buen humor ante la estupidez, según él, del jovencito de orbes oscuras; aparcó enfrente de una casa de dos pisos sencilla pero agradable a la vista, con un gran roble en el patio delantero cubriendo de manera atractiva el hogar, dándole aires de calidez.

 

—Sí… —tragó duro al ver a un hombre alto y fornido frunciendo el ceño a tope a la vez que mantenía cruzados los brazos debajo de su pecho, su padre; Vegeta, por su parte, miraba y predecía entretenido la escena que estaba a punto de formarse.

 

—¡KAKAROTTO! —exclamó al divisar la figura esbelta de su hijo bajar del vehículo que compartía con OTRO HOMBRE. El aludido mordió su labio, caminando de inmediato y con algo de temor hacia la casa, Bardock chistó la lengua una vez tuvo a menos de medio metro al jovencito.

 

—Papá… antes que nada, tranquilízate-

 

—¡OYE TÚ! ¡PEQUEÑO BASTARDO COMO DESCUBRA QUE TOCASTE SIQUIERA UN MILÍMETRO DE LA PRECIOSA E IMPOLUTA PIEL DE MI HIJO, VERÁS! —usó toda su capacidad pulmonar para dejar claro el punto que buscaba exponer con toda racionalidad al muchacho que acababa de traer a su hijo en quién sabe qué condiciones; ignoró la llama encendida que ahora era su hijo gracias al bochorno que sufría producto de la escena que supuso desde un principio, montaría su padre.

 

—¿Huh? —arqueó una ceja con pura petulancia apresurándose a vociferar—: ¡Para su información no me tiré a su hijo! ¡Y si lo hubiera hecho, ÉL NO HUBIESE PODIDO CAMINAR HACIA USTED! —arrancó rápidamente el potente motor de su auto deportivo antes que las igualmente poderosas piernas del hombre maduro le alcanzaran con el gigantesco palo “destruye buitres” que cargaba para proteger a su hijo menor. Goku quedó furiosamente ruborizado y con la mandíbula por los suelos.

 

—HKKK… Tú entra, Kakarotto —exhaló, el joven obedeció de inmediato.

 

 

 

 

 

 

 

—Papá, ¡ya te dije que no pasó absolutamente nada! ¡Estás siendo histérico!

 

—Primero —se dejó escuchar severo—, te dije que regresaras antes de 6PM, ¡llegaste a las 7 en punto de la noche! ¡¿Cómo quieres que no me ponga histérico si ni siquiera llamaste para avisar que te retrasarías con el trabajo!? Segundo, un tipo que hasta ahora ni siquiera conocía, ¡te subió en su coche por media hora de trayecto! ¡Sabes todo por lo que hemos pasado y no quiero pasar por eso otra vez! —su voz naturalmente grave se resquebrajó un momento al mencionar las últimas palabras.

 

—Yo… —no se reprimió más, se lanzó a los brazos tibios de su padre, fundiéndose en un emotivo y reconfortante abrazo— Comprendo. Lo siento, pá’… —musitó sin separarse aún— Pero aunque no lo creas, él fue muy… diplomático por así decirlo… hicimos el taller y luego me trajo porque ‘no quería que estuviera en su casa’… más bien el acosador parecía yo —soltó una risa irónica sentándose en la mesa para apreciar mejor la expresión del adulto.

 

—Ya veo… El chico o tiene pésimos gustos para con los donceles o simplemente es un raro espécimen respetuoso y monocromático —analizó— Dejando esto ya de lado, ¿vas a cenar? Hice lasaña con cuatro tipo de carnes —insinuó sabiendo la debilidad del menor por la comida, de inmediato Goku sintió un fuerte ruido proveniente de su estómago, casi llora de la felicidad al ver a su padre dirigirse hacia la cocina y sacar un gran plato con lasaña recién horneada, si los ojos del joven no eran lo suficientemente grandes, ahora lo son. 

 

—¡TE AMO, PÁ’! —sentado en la mesa del comedor, prosiguió a devorar el delicioso platillo no sin antes agradecer por el alimento brindado en esta tranquila noche. Bardock se regocijó como todo padre, al ver feliz y sano a su hijo menor, el favorito aunque no le guste admitirlo. Sacó el bote sirviendo algo de zumo de frambuesa al pequeño glotón y sentándose a su lado.

 

—Me pregunto dónde estará ese Raditz… —sorbió de su propio vaso de zumo.

 

—¡Gracias! —acabó rápidamente como era de esperarse, limpió su boca con una servilleta antes de recoger lo que expresó su padre— Mmm… papá, promete que no te enfadarás… —murmuró dudoso mirando hacia el suelo.

 

—¿Sabes algo? Dime hijo, no me enfadaré. —sonó creíble.

 

—…Cuando acabamos el trabajo de física, me di cuenta que se me había hecho tarde, así que por temor a encontrarte enfadado del otro lado de la línea… —disminuyó progresivamente el volumen de su voz.

 

—Espera, Kakarotto… Sabes que me molesto en el momento por obvias razones, pero nunca, NUNCA dejes de acudir a mí como primera opción cuando necesites ayuda, me preocupa que no confíes en mí —se notó preocupado.

 

—¡S-Sí confío en ti, papá! Es sólo que pensé que con Raditz sería más rápido y ‘discreto’ por así decirlo… Jajaja… —rascó su nuca apenado.

 

—Bueno, ahora cuéntame porqué Raditz no fue la opción correcta.

 

—Esto… verás, papá, ¡no estoy seguro! Pero cuando lo llamé por teléfono lo sentí ebrio, digo, lo escuché… tenía hipos por el alcohol y al parecer estaba muy relajado y ‘desubicado’, además que se escuchaba mucho ruido en el fondo, como música o algo parecido…  —terminó bajito.

 

—Ya veo… Bueno hijo, si quieres ya puedes subir a tu habitación, voy a esperar aquí abajo a que llegue tu hermanito… Dulces sueños —culminó depositando un beso insonoro y casto en la frente cubierta de grueso cabello suave de Goku, este último por su lado, sabía que detrás de esa extraña tranquilidad que acababa de demostrar su padre, había MUCHA furia y mil infiernos ardiendo, pero decidió que el loquillo de su hermano se las apañaría solo, después de todo, es su culpa y debe asumir las consecuencias de cometer actos erróneos con el señor Bardock Son.

 

 

 

 

 

 

Luego de estar explayado una hora en su cómoda cama sin siquiera desatarse un zapato, Goku decidió que había sido suficiente procrastinación, por lo que acudió al baño al final del pasillo donde estaban las habitaciones, una vez allí no tardó mucho en cepillarse y orinar para luego satisfacer sus ansias de descanso nocturno, sus párpados realmente pesaban y en esos momentos llegó a desear con placer casi sexual, las cobijas y su amada almohada; por suerte el baño quedaba a unos poquísimos pasos de la puerta de su habitación, eso descomplicaba mucho las cosas.

 

 

 

 

Optó por un blusón muy ancho de color blanco y letras negras que le regaló su hermano en su último cumpleaños, era endemoniadamente cómodo y fresco, más con esas mangas largas que lo harían parecer un alma en pena si no fuera porque la prenda no sobrepasa su largo más allá del medio muslo de su dueño; adicional al blusón usó unas medias de peluche celestes, nada más; si te toparas con el joven Goku en estos instantes, probablemente habrías muerto de un coma diabético por exceso de ternura/dulzura tal cual como yo.

 

—Por fin, a dormir… ¡Aghhh! —bostezó con placer mientras se refundía en sus muchas cobijas pachoncitas, justo en el momento previo a desvanecerse por el cansancio del día, un sonido de notificación proveniente de su móvil en la mesita de noche le distorsionó la mirada, recogiendo de mala gana el aparato, despidiéndose así por un momento, de la comodidad casi ilegal de sus cobertores.

 

—Quién demo-… —su expresión cambió— ¡Cierto! ¡Olvidé a Beck! —pensó, una pizca de emoción despertó un poco su ser, ahora se disponía a enviar un mensaje a su nuevo amigo para así no parecer descortés y poder por fin dormir en total tranquilidad. Sólo uno…

 

 

 

 

 

…¿No?

 

Notas finales:

¿Qué tal me quedó? Espero que les haya gustado nuevamente, como verán hay algunos cambios sustanciales de la versión anterior, como Beck y, si recuerdan, había un tal Bryan Cooper en 'Sí vales la pena', bueno, Beck cumplirá su papel en reemplazo ya que el personaje en sí no me terminó de convencer en pleno 2017.

Si tienen alguna sugerencia para ayudarme a crecer como pseudo-escritoria ocasional, no duden en dejármela en la cajita de los comentarios, eso me haría muy feliz y probablemente me haría escribir tan rápido como esta vez ^^.

También, si les interesa que no cambie algún punto en específico de la versión anterior 'Sí vales la pena', les agradecería que me lo hicieran saber, antes que fuese demasiado tarde y de pronto cometa un error, me interesan sus opiniones, así creo que la reforma de este fic en proceso será más exitosa sabiendo lo que piensan ustedes al respecto de cómo va yendo el fic, al fin y al cabo escribo por y para mis amados lectores. <3

Puaaajj, me siento terriblemente mal, lo peor es que se acercan los finales del semestre y debo aprovechar al máximo el tiempo estudiando, y ni siquiera me puedo levantar de la cama ;-;...

Espero sus comentarios, los responderé apenas tenga tiempo, pero los responderé. <3

 

Besos y gracias nuevamente, xoxoxoxo

Remiya


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