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Nuevo comienzo por seirei

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Al llegar al aeropuerto un hombre uniformado se presentó ante él, al parecer lo estaban esperando, lo siguió por el aeropuerto y las miradas de las personas que se encontraban alrededor no se hicieron esperar ya que lo miraban sin disimular soltando tonterías por la boca he incluso algunos tomaron fotos con sus celulares. Esto lo molesto, pero que importaba saldría de ese lugar.

 

 

Le dio el pase a una chica que trabajaba ahí y esta le cedió el paso de manera amable. Al parecer era un jet privado muy lujoso por dentro, se sentó y los asientos eran muy cómodos, después de un rato se quedó dormido.

 

 

Un pequeño sonido lo despertó, al parecer habían aterrizado cerca de la academia, se levantó colocándose el abrigo y aparto el estorboso cabello, tendría que hacer algo con eso.

 

 

Al fin se encontraba de nuevo en casa, miro el lugar despejado y con forme avanzaba se podían ver los daños hasta llegar a la academia, no sentía la presencia de absolutamente nada cerca de ahí y agradeció el hecho de que ellos no hubieran vuelto antes que él.

 

 

Ingreso a su habitación notando lo fría y oscura que estaba. ¿Que se suponía que había cambiado en él? ¿Ya no caería al nivel E?

 

 

Se quitó el largo abrigo aventándolo a algún lugar y se dejó caer sobre la cama, se sentía cansado mentalmente y fue cerrando los ojos hasta dormirse.

 

 

 

 

Cabalgaba en un precioso caballo blanco que le recordaba a su preciada yegua Lily, por un campo despejado he iluminado por el atardecer tornándolo todo de un color cálido dorado, el viento pasaba moviendo las hojas de los árboles que caían lejos de estos de manera tranquila.

 

Sonrió al ver el paisaje, la vista era muy hermosa.

 

 

Escucho el galopar  furioso de un caballo acercarse, un hombre cabalgaba imponente sobre un semental negro de un lado a otro por el campo, lo miro y este se detuvo al verlo encabritando al caballo que se sostuvo en sus patas traseras alzándose de manera majestuosa para después acercase trotando tranquilamente hacia él.

 

 

El hombre vestía de negro al igual que su caballo y lo cubría una capa negra casi por completo. Lo miro fijamente y este sonrió levemente mirándolo.

 

 

Descendió del caballo y realizo una leve reverencia dejando ver por el movimiento la larga espada que portaba en su cintura.

 

-Es un placer conocerlo-

 

Zero asintió y descendió del caballo, el hombre frente a él, le ofreció su mano y este la tomo al caer de manera elegante al suelo.

 

 

El hombre aun sin soltar su mano la llevo a su boca y la beso ocasionándole un leve sonrojo y apartándola, lo miro fijamente frente a él.

 

-¿Quién es usted?-

 

 

El hombre era muy alto he imponente, vestía totalmente de negro y la capa cubría parte de su rostro solo dejando esa sonrisa a la vista.

 

 

-Espero verlo en el baile de esta noche joven rey-

 

Sonrió mostrando sus colmillos.

 

Aquel hombre lo ponía nervioso. Lo vio montar de nuevo a su caballo.

 

 

-Hasta esta noche-

 

Se despidió y galopo de manera rápida hasta perderse.

 

 

Acaricio la cabeza de su caballo preguntándose quien era ese hombre tan extraño que acababa de marcharse.

 

 

La hora llego, la fiesta y el baile en su honor comenzarían pronto. Era su cumpleaños número 17, había alcanzado la mayoría de edad en su país.

 

 

Sabía lo que eso significaba, pronto los consejeros al igual que los miembros de su familia intentarían conseguirle pareja.

 

 

Sus dos sirvientes en los que confiaba lo ayudaban a vestirse en ese momento. Uno le amarraba el largo cabello, mientras el otro le sujetaba una hermosa capa blanca sobre los hombros para después colocarle un collar dorado con el símbolo del escudo de armas que representaba a su país.

 

 

Una vez listo fue presentado por uno de los miembros del consejo. Al entrar al enorme salón las personas lo reverenciaban mostrando una sonrisa, hasta que llego a su trono y se sentó en este. Todos los invitados lo miraban emocionados y la fiesta comenzó.

 

 

Unos cuantos de los miembros del consejo se acercaron a él y lo rodearon, este los miro extrañado.

 

 

-Mi rey, el consejo ha dado su decisión y  hemos llegado a un acuerdo respecto a su mayoría de edad-

 

Hablo uno de ellos y Zero lo miro esperando que hablaran los demás.

 

 

-Creemos que ha llegado el momento de unirlo a una pareja, mientras más pronto mejor y nos servirá para formar alianzas con ese país y los países que estén en tratado de paz con este. Uniéndonos para que el nuestro crezca de esta manera, al igual que lo harían nuestras tropas de guerra y la economía del país.-

 

 

-Anticipándonos a su aprobación hemos invitado al baile a las personas que entran en esta categoría a fin de que usted escoja el mejor candidato posible-

 

Estaba sorprendió, si bien sabía que eso pasaría en algún momento después de cumplir la mayoría de edad no se esperaba que fuera el mismo día, se apartaron dejándole la vista libre y colocándose a un lado de él.

 

 

Las trompetas sonaron y las personas en el baile se apartaron dejando espacio cerca del trono. Zero descendió algunos escalones y trago duro esperando. No podía negarse, era por el bienestar de su país.

 

 

Uno de los consejeros se le acerco.

 

 

-Como es la tradición, a fin de que usted pueda encontrar el amor a pesar de que el compromiso es obligado, los pretendientes se le presentaran enmascarados, ellos no podrán decirle su posición ni su nombre, esperamos que usted haga una buena elección por su país, si usted no toma esta decisión, el consejo nos veremos obligados a tomarla de acuerdo a lo que observemos en este baile-

 

Zero se mordió levemente el labio.

 

 

-De acuerdo-

 

Soltó con esfuerzo y el hombre que le hablo se colocó atrás de el para quitarle la capa y después la espada, dejándolo solo con su elegante traje blanco.

 

 

Espero parado en ese lugar con la mirada expectante de los invitados nobles de su país sobre él.

 

 

Se encontraba ansioso y en una situación difícil que no podía evitar por más que quisiera.

 

 

Las trompetas se volvieron a escuchar y la enorme puerta del salón se abrió dando paso uno a uno a los candidatos.

 

 

Los miro fijamente acercarse. 

 

Hombres vestidos de manera muy elegante con antifaces y medidos movimientos.

 

Todos ellos parecían excéntricos.

 

 

Estos se situaron frente a él y realizaron una reverencia cada uno a su modo. Todos ellos parecían sonreír mientras lo miraban penetrantemente, haciendo que su cuerpo dudara un poco y temblara imperceptiblemente ante la imagen de esos hombres frente a él.

 

 

-Ilustres invitados, cada uno de ustedes tendrá el honor de tener un vals con el rey de nuestro país. Recuerden que no pueden revelar su cargo como dicta la tradición. Se les comunicara en un periodo de tiempo la decisión que se tome.-

 

- Nosotros los fieles consejeros del rey les deseamos suerte y que la paz se mantenga entre los aliados.-

 

Finalizaron los consejeros para después retirarse a observar. Uno de ellos se acercó a los invitados y le cedió el paso al primero cuando los integrantes de la orquesta comenzaron a tocar una suave melodía.

 

 

Este se acercó sonriendo, vestía un traje negro con azul y cinturón de seda blanco con adornos en oro y plata, su cabello ensortijado y oscuro caía por su espalda, los ojos verdes lo miraron para después realizar una reverencia y tomar su mano besándola.

 

-Encantado de conocerte mon amour-

 

Parecía un noble francés, bastante obvio por su acento, se limitó a asentir el hombre frente a él  lo tomo delicadamente por la cintura para comenzar el vals. Zero simplemente cedió a pesar de la molestia que intentaba no demostrar en su rostro.

 

 

Al terminar la música se detuvieron, ambos realizaron una pequeña reverencia y el hombre bastante feliz se retiró del lugar.

 

 

Zero miro sin interés al siguiente acercarse, un hombre alto con cabello algo largo y rubio, tenía un aspecto delicado pero fuerte, vestía un traje azul oscuro pegado al cuerpo con adornos y un cinturón de oro, el antifaz negro resaltaba sus ojos grises, la sonrisa boba que mostraba se ensancho al estar frente a él y sucedió lo mismo que con el otro hombre, sin embargo este no dejaba de mirarlo pervertida mente así que decidió ignorarlo. Parecía ser parte de un ejército posible mente un noble al que le gustaba participar en guerras.

 

- Ein Vergnügen rey Zero-

 

Al terminar el baile se despidió con una reverencia sin dejar de sonreír y se marchó con pasos firmes.

 

 

Y así fueron pasando uno tras otro cada vez más extraños que el anterior, con diferentes acentos que denotaban el país del que provenían, aunque no supiera sus cargos sabía que todos ellos eran de altos cargos en su país.

 

 

El ultimo se presentó, noto que era el mismo que había visto esa tarde, sus ropajes elegantes y totalmente negros, con botones dobles recorriéndole  el pecho hasta la cintura de su abrigo largo de donde colgaba una espada larga la primera vez que lo vio, ahora esta no estaba, sus botas de montar café oscuro y sus movimientos seductores y arrogantes que lo atraparon por un segundo conforme caminaba hacia él. Su cabello tan negro como la noche lucia aún más largo por su cuerpo alto y  perfectamente formado.

 

 

Frunció el ceño un poco al verlo detenerse frente a él, y la mirada azul profundo lo atrapo de inmediato, pero la sonrisa perversa que tenía lo hacía querer retroceder y estar a la defensiva.

 

 

El hombre frente a él se acercó y Zero quiso retroceder un paso, pero recordó en donde se encontraba y su situación no le permitía hacerlo, se regañó mentalmente y permaneció firme.

 

 

El hombre sonrió aún más sin perderlo de vista en ningún momento, realizo una leve reverencia, la música comenzó a escucharse inundando el gran salón.

 

 

El hombre lo tomo de la mano delicadamente y sintió el tacto frio, caminaron al centro del salón, Zero sintió la mano de aquel hombre posarse firmemente en su cintura atrayéndolo hacia su cuerpo y al no poder apartarse coloco la otra mano en el hombro de este para guardar un poco la distancia.

 

 

Comenzaron a moverse suavemente como si flotaran al caminar, intentaba desviar la mirada pero solo podía alzar el rostro mirando al otro hombre que le miraba con los ojos entrecerrados disfrutando la vista de aquellas joyas amatistas, podía sentir como si la penetrante mirada azul frente a él viera dentro de su mente.

 

 

El hombre acerco su rostro más a él y sintió su aliento cerca  de su oído haciendo que se sorprendiera y se estremeciera un poco.

 

-Nos encontramos de nuevo rey de Austria.-

 

Se separó mirándolo a los ojos y sintiendo su aliento frio rosar su cara, la mano del hombre que sostenía la suya la dirijo hasta su boca y la beso, acaricio su rostro tomando entre sus dedos unos de los mechones plateados.

 

-Simplemente perfecto-

 

Susurro.

 

Zero intento alejarse pero el hombre con la sonrisa levemente torcida lo acerco a él por la cintura pegando sus cuerpos, para plantarle un beso profundo frente a todos los invitados quienes comenzaron a hablar entre ellos emocionados al ver la escena. Zero se enfadó, sus manos apretaron los hombros del hombre apartándolo no podía golpearlo por su estatus y la situación no se lo permitía, así que simplemente se marchó molesto dejando el salón y al otro hombre sonriendo mientras lo veía marcharse.

 

 

Estaba furioso. ¿Cómo se atrevía aquel hombre a semejante falta de respeto hacia él y frente a los invitados?

 

 

El antiguo amigo de su padre y consejero, lo alcanzo poco después mientras caminaba por los largos pasillos.

 

-Mi rey-.

 

Volteo a verlo.

 

-No regresare a la fiesta si es lo que estás pensando-

 

-Entiendo. ¿Ha pensado en la decisión? Tiene poco tiempo para darnos su respuesta o los miembros del consejo escogerán por usted-

 

Zero lo miro molesto.

 

-Lo sé-

 

-Por favor piense cuidadosamente en su respuesta-

 

Se retiró haciendo una reverencia.

 

No podía hacerlo, odiaba esa situación. Llevo una de sus manos hasta su boca y acaricio con los dedos sus labios. Ese hombre como se atrevía. Definitivamente no sería el.

 

La fiesta termino después de unas cuantas horas.

 

 

 

Pocos días después y en los que, los miembros del consejo lo seguían a sol y a sombra para sacarle la decisión, puesto que pronto terminarían los días de espera.

 

 

Se encontraba en el enorme comedor con una copa de vino y papeles regados por la mesa con los miembros del consejo a un lado de él.

 

-Por favor rey necesitamos una respuesta-

 

Zero lo miro fastidiado.

 

-¿A quién elegirá? Solo díganos cual prefiere y haremos los arreglos necesarios.-

 

-Suficiente, ya se los dije no he tomado una decisión todavía-

 

Miro unos papeles frente a él y los consejeros soltaron un suspiro cansado.

 

-Entonces ¿Por qué no acepta nuestra decisión? Nosotros elegimos al más poderoso de ellos y nos asombra que allá asistido a este tipo de evento ya que es muy difícil verlo.-

 

-¡Ese tipo!...Me niego, escojan a otro-

 

Recordó la escena del beso y frunció la boca con desagrado.

 

-No escogeremos a otro. Él es el más poderoso de los vampiros que se hayan conocido. Nuestro reino sin duda se verá beneficiado.-

 

-Le recuerdo mi rey, que ese hombre unifico el solo a toda Rumania con un poder que arrasaba todo a su paso, es un hombre muy peligroso y al tenerlo de nuestro lado unificaríamos Austria y Rumania, ellos tienen tratado de paz con muchos otros países que le temen y es alentador para nuestras tropas unirnos a las de él, ya que su fuerza es devastadora.-

 

-Lo entiendo perfectamente-

 

Apretó los puños levantándose de la mesa y se retiró.

 

Los consejeros se miraron y asintieron entre sí.

 

La decisión fue anunciada a los mensajeros, quienes la comunicaron a los miembros de la realeza que eran posibles candidatos.

 

Solo esperaban la confirmación del hombre que sería el nuevo rey que gobernaría junto a su joven rey.

 

Un mensajero llego y la respuesta hizo feliz al reino. Rumania y Austria se unificarían.

 

 

Zero estaba fastidiado y enojado,  pero no iría jamás contra su país y si era lo mejor para este lo aceptaría, habían pasado pocos días después de que se diera a conocer la decisión del consejo. Lo había pensado una y otra vez, tendría que aceptarlo en algún momento.

 

 

Se encontraba viendo el atardecer en aquel campo, realmente amaba aquel paisaje cuando el sol cubría todo de dorado, pronto seria anunciado el compromiso.

 

 

Suspiro y se sentó recargándose en un gran árbol bajo su sombra. Poco después fue entrecerrando los ojos hasta quedarse dormido.

 

 

Un leve movimiento y el relinchar de un caballo lo despertaron y de inmediato abrió los ojos al ver la cara de aquel vampiro frente a él, intento moverse pero fue detenido por los brazos que se encontraban a su alrededor, notando que sujetaba las riendas del caballo con una mano mientras la otra lo sujetaba por la espalda para evitar que cayera.

 

 

Lo miro y sus miradas se conectaron azul profundo y amatista. Ese hombre poseia un rostro bastante atractivo y lo miro acercarse dándole un beso en la boca, suave y frio. Le gustaba y paso sus brazos alrededor de su cuello siendo sostenido en un abrazo.

 

Reacciono poco después separándose y sintiendo sus mejillas arder.

 

El hombre lo miro sonriendo.

 

 

-Sujétate, pronto llegaremos al castillo.-

 

Miro hacia el frente y el castillo se veía cada vez más cerca. 

 

 

No sabía qué hora era, pero sabía que pronto empezaría la fiesta donde anunciarían su compromiso. ¿Por qué se había dejado besar? ¿Acaso solo era por el bienestar de su país? No lo sabía.

 

 

Había algo en aquel hombre que lo atraía y a la vez le molestaba su actitud. Se regañó mentalmente y al llegar a la entrada del castillo el hombre descendió del caballo para después sujetarlo de la cintura para ayudarlo a bajar de este. Zero no se resistió, que caso tenia estaban a punto de anunciar que se casaría con él.

 

 

Los consejeros se acercaron a ellos y los separaron llevándolos respectivamente a sus habitaciones correspondientes para arreglarse, el evento estaba por comenzar.

 

 

Sus sirvientes escogieron su ropa y lo ayudaron a vestirse, llevaba unos pantalones ajustados blancos con botas negras, camisa elegante blanca con botones de oro y holanes y sobre esta una chaqueta larga de atrás color azul con bordados en negro. Uno de ellos le trenzo el cabello dejando que este callera sobre uno de sus hombros y nuevamente le colocaron aquel collar con el escudo de armas y símbolo de su país.

 

 

Fue escoltado por su consejero hasta el gran salón, las puertas de este se abrieron mostrando a los invitados alegres y con miradas excitadas que lo observaban sonriendo conforme caminaba hasta colocarse frente a dos grandes tronos de oro que se erguían frente a él.

 

 

Aquel hombre entro por donde momentos antes había entrado el, todas las miradas de las personas excitadas que aguardaban ver el rostro de su nuevo rey lo veían sorprendidas y alegres pues no esperaban que fuera tan atractivo.

 

 

Recorría el lugar hasta donde se encontraba Zero, sus movimientos cautivantes lo hicieron estremecer un poco conforme este se acercaba, su mirada azul profundo, su piel pálida y su largo cabello negro que caía por sus hombros en una espesa melena oscura, portaba un abrigo largo que le llegaba a las rodillas, negro de cuello alto que por dentro era rojo dejándose ver por el movimiento, se encontraba desabrochado hasta la cintura dejando ver una camisa blanca con holanes en el cuello bastante elegante, sus botas café oscuro y su pantalón negro ceñido al cuerpo. Lo hacían ver demasiado…

 

 

La sonrisa del vampiro lo hizo reaccionar y darse cuenta que lo había observado durante mucho tiempo así que volteo el rostro mirando hacia cualquier lugar nervioso.

 

El vampiro se posó junto a él.

 

Su consejero camino al frente y las trompetas se escucharon.

 

 

-Queridos invitados y miembros de la familia real que se encuentran presentes, con orgullo nosotros los miembros del consejo anunciamos hoy el compromiso real entre El Rey de Rumania Vlad Tercero Draculea con nuestro Rey Zero Harker Zafirus Luciel.-

 

 

Se acercó a ellos y tomo la mano de Zero entregándosela a Vlad quien la tomo sonriendo y besando su mano mientras los invitados aplaudían fascinados por la imagen.

 

 

Zero lo miro sin poder evitar el nerviosismo que lo invadía y Vlad volteo a mirarlo mientras le sonreía haciéndolo estremecer.

 

 

 

 


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