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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Tachaan!!! Aquí está el siguiente capítulo, o al menos un avance en la historia.

Para que veais que no soy tan mala yos hago esperar la semana entera, jejeje

Justamente esta semana que tengo repleta de exámenes se me ha llenado la cabeza de ideas nuevas para la historia, pero como no puedo redactarlas todas hasta el sabado, me las he apuntado en forma de esquemita.

Este cap viene de una de estas tardes que tenía que estar estudiando (que lo he hecho) pero mi imaginación va en sentido contrario al horario de mis clases y a dicho "Mira, ya que tienes tantas cosas te voy a dar varias ideas, así tienes más tarea que hacer"

Cabrona ¬¬

En fin, lo de siempre los personajes blablabla y espero que os guste mucho.

“Reconocía ese lugar, el plic, plic que hacía el agua al caer por las paredes de piedra, el intenso olor a moho y cerrado, el traqueteo agudo de las cadenas cuando movía sus brazos… sí, estaba de vuelta en la Academia, encerrado de nuevo en ese sótano tratando de controlar su sed de sangre.


Pero había algo diferente, el charco de sangre en el suelo, el cálido cuerpo sobre el suyo y ese familiar olor a menta y lilas…


“Por favor, que no sea lo que este pensando” rogó antes de abrir los ojos  y encontrar sus colmillos enterrados en el suave y pálido cuello de su hermano mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.


-Nii-san… te quiero…- susurró Ichiru antes de que se le escapara su último aliento y cayera en brazos de Zero.


Las lágrimas bañaban el rostro del peli plata mayor que abrazaba el cuerpo sin vida y cada vez más frío de su gemelo.


-Ichiru… Gomen…- susurró con los labios manchados de sangre antes de enterrar el rostro en las hebras tan iguales a las suyas.- Te he vuelto a fallar.-


Todo se tiñó de negro y la escena cambió...


El campo de batalla en completo silencio, los primeros rayos del amanecer asomándose por el horizonte… bajó la mirada a su regazo, allí estaba Takao, ensangrentado y herido de muerte, pero que a pesar de todo lo miraba con una tierna sonrisa, alegrandose de que él estuviese vivo.


-Zero…- susurró antes de abrir un poco los ojos, sonrió al ver a su amigo y a pesar del dolor y fatiga que sentía dijo- Hey… una vez alguien muy tozudo me dijo que no se llora en el campo de batalla… cof… cof- tosió escupiendo un poco de sangre.


-Shhh, no hables Takao, los refuerzos vendrán, ya casi están aquí, así que… así que guarda las fuerzas- intentó callarlo Zero mientras le limpiaba la sangre de sus mejillas.


-Tu y yo sabemos que eso no va a pasar… y que yo no voy a salir de aquí...- decía el peli verde con voz ronca e hizo que el peli plata ocultara sus ojos bajo su flequillo.- Zero… ¿Lo hemos logrado?- este lo miró extrañado- ¿Hemos completado la misión con éxito?-


-Sí Takao, no ha sido en vano... hemos ganado.- pequeñas gotas se deslizaron por las mejillas del caído.


“No otra vez, por favor…” pensó para sí el peli plata


-Eres un mentiroso horrible, Zero…- dijo en un susurro rasposo- Prometeme una cosa… -dejó su mano en la mejilla derecha del peli plateado y le dedicó una pequeña sonrisa dolorida.- Que vivirás sin culparte por esto Zero… no sé qué pasó antes de conocernos, pero debes dejar ir esa culpa, así que… prométeme… que vivirás… y si para hacerlo has de olvidarme, hazlo…-susurró antes de cerrar los ojos.


-¡¡TAKAOO!!- gritó antes de que todo se volviera negro.


Y en ese instante, unas orbes amatistas se abrieron de golpe.


El constante pip, pip, pip del electrocardiógrafo era lo único que se oía en la habitación cuando Zero recuperó la consciencia, cuando sus ojos se acostumbraron a la luz de la sala echó un vistazo a su alrededor.


Se trataba de la habitación de un hospital, completamente blanca, paredes, suelo, techo, cortinas… todo, estaba tumbado sobre la camilla cubierto por una sábana blanca y fina, en sus brazos distintas vías le proporcionaban suero y otros químicos para ayudar a su recuperación y en su rostro, una aparatosa mascarilla le llenaba los pulmones con aire fresco.


Alzó las manos con dificultad y se retiró la mascarilla, se sentó a duras penas sobre el colchón y trató de recordar cómo había llegado hasta allí, lo último que recordaba era la misión fuera de Insomnia, el campamento, esos dos gemelos, los Niveles-E y… Takao…


Este último pensamiento le hizo querer ir a buscarlo, él seguía vivo cuando se desmayó, ya que no se había convertido en cenizas, por lo que también tendría que estar allí, retiró las sábanas como pudo y se levantó de la cama.


No contó con que sus piernas, débiles tras la pelea, cedieron ante la fuerza gravitatoria, cerró los ojos esperando el golpe pero este nunca llegó, en cambio unos fuertes y anchos brazos lo sujetaron por la cintura haciendo que cayese contra un duro pecho, abrió los ojos y levantó la cabeza.


El joven que lo había atrapado tenía el cabello negro azulado como el cielo nocturno, salvaje y despeinado que le daba un aire rebelde, el rostro afilado pero fuerte y atractivo, nariz recta y ojos de color zafiro, fríos y solitarios… ese rostro le sonaba de algún sitio...


“Estúpida memoria” pensó Zero sonrojado como un tomate por culpa de esos ojos que no se apartaban de su rostro.


Notó como esos brazos lo alzaban con extremo cuidado, casi con miedo de que pudiera romperse, y la calidez del otro cuerpo calmaba la tensión de sus músculos, lo dejó con cuidado en la cama de nuevo y se apartó, fue entonces que el peli plata pudo apreciar al otro, iba vestido con unas botas militares negras, unos pantalones tejanos oscuros metidos por dentro de las botas, una camiseta azul oscura de manga larga remangada y en sus manos unos guantes negros con la punta de los dedos cortados.


-Gracias…- dijo Zero con voz ronca por el desuso, pero el otro joven no contestó, simplemente frunció las cejas, chasqueó la lengua y se dio media vuelta- Oye, al menos podrías- cerró la puerta de un golpe- decir algo- acabó antes de fruncir el ceño.


“Ya recuerdo, es el tipo borde de la fiesta…” pensó cabreado “La próxima vez, se va a enterar”


Al cabo de unos minutos la puerta volvió a abrirse, Zero tenía preparados varios reclamos para ese chico, pero no dijo nada al ver que, quien había entrado era un doctor, no cualquiera sino el anterior médico al servicio de la GN, el Dr. Sors Aevum, un vampiro sangre pura de cabello castaño oscuro, casi negro, corto y peinado hacia atrás, cara cuadrada de mentón fuerte, ojos rojizos tras unas gafas cuadradas y nariz recta; 1’90 m de alto, musculoso y ataviado con un traje de pantalones negros y camisa blanca con una bata encima.


-Me alegro de ver que estás despierto, Kiryuu- comentó con alivio-cuando la Guardia Real te trajo, muchos pensamos que no lo lograrías, me alegro de que no haya sido así.-


-Aevum-san ¿Y los demás?- preguntó Zero, pero al ver que el hombre no contestó lo miró con el ceño fruncido.


-Lo lamento Kiryuu-kun, pero solo llegaste tú al hospital, y no en las mejores condiciones.- dijo antes de mirar las hojas que llevaba en las manos.- Llegaste con graves contusiones por todo el cuerpo, una profunda laceración en el muslo derecho hasta la rodilla, dos costillas rotas te atravesaron el pulmón izquierdo y una tercera te hizo una pequeña fisura en la arteria aorta provocando una gran hemorragia interna.- volvió a mirar al joven.- Cuando llegaste tus órganos habían pasado un rato funcionando sin la sangre suficiente, con lo que no sabemos si causará algún fallo en el futuro.- acabó un poco preocupado.


-¿Cuando puedo irme?- preguntó con voz neutra.


-Te trajeron hace ocho días con graves heridas, pasaste por una operación de 16 horas y has estado en estado de coma hasta ahora- apretó los puños.- Y por si fuera poco aún estás en shock por la pérdida de tus compañeros… creo que lo mejor es que te quedes aquí un par de días más.- concluyó con voz tensa.


-Me iré esta tarde.- contestó Zero.


-¡¡Kiryuu!! ¡¿Acaso no me has escuchado?!- preguntó enfadado el hombre de unos 40 años.- ¡Este es mi hospital y tú no saldrás de aquí hasta que yo lo diga!- ordenó.


-Aevum-san, usted sabe, lo que ocurre cuando alguien me mantiene encerrado y sabe que los resultados no son para nada buenos.- contestó con voz fría y dirigiendole una mirada de pura furia que el otro hombre le aguantó.


-Y tú bien sabes, Zero, que nunca has podido evitar mis tratamientos, así que, o lo hacemos por las buenas o por las malas- Zero lo miró a los ojos sin ese brillo característico suyo, sus hombros caídos y el poco espíritu que le quedaba solo le daba una imagen derrotada. El hombre suspiró.- Si te doy el alta, quiero que vengas a vivir conmigo, así podré tenerte controlado.-


-Pero- intentó protestar el peli plata.


-Tienes hasta el domingo, si no, te buscaré y te ataré a esa cama hasta que me asegure que TODAS tus heridas han sanado y que comes con regularidad hasta recuperar el peso que te toca.- lo miró por encima del hombro- ¿He sido claro?- Zero resopló, pero eso fue respuesta suficiente para el doctor.


Horas más tarde…


Frente a él se alzaba el bloque de apartamentos que pertenecía a Takao, el sol se ponía por el oeste dando las 19:10 pm, tras un suspiro agarró bien ambas muletas y entró en el edificio hasta llegar a su puerta.


El suave clic de la puerta al abrirse dio la bienvenida al joven cazador que entró poco a poco en el que los últimos meses había considerado algo cercano a un posible hogar, pero ahora… ahora solo era una cáscara vacía llena de recuerdos inútiles.


Se acercó a la ventana y volcó las fotografías donde salían sus seres queridos y se sentó de espaldas a esta. Cualquiera en su situación lloraría de pena, pero él solo se sentía… vacío.


No sentía nada, ni tristeza, ni rabia… nada, y eso lo asustaba bastante, tal vez su vida debería haber acabado en ese campo de batalla y por culpa de la GR no lo había logrado, se mordió el labio inferior y cerró los ojos con fuerza, tal vez estaría bien fingir que no pasaba nada… seguir con su vida ordinaria lejos de la acción de la guerra…


“Sí… tal vez solo deba vivir como uno más… sin peleas, sin vida…”


El ir y venir de los días se estableció en una rápida rutina que consistía en despertar, vestirse, desayunar (a veces), ir al trabajo, pasar el día, volver a casa, ducharse, cambiarse e irse a dormir sin cenar.


Llegó el sábado y ese día empezó como los demás, el despertador sonó a las 06:00 am, Zero recogió el futón, se vistió y salió del piso con apenas una taza de café en el estómago. Esperó al tren que lo llevaba cada día hasta la plaza Astrum y se dirigió directamente a la cafetería, se cambió y se dedicó durante todo el día a servir cafés y pastas a los distintos clientes que entraban a casi cada minuto.


-Zero- era Mikeyl- Ese hombre de la ventana quiere que le sirvas tú- dijo con voz neutra.


Zero, que estaba ordenando los alimentos en el mostrador suspiró, cogió su libretita de pedidos y se dirigió hasta el hombre oculto tras un gran periódico.


-¿Qué va a tomar- fue la escueta y aburrida pregunta.


-Me sorprende que conserves el puesto si le hablas en el mismo tono a todos los clientes.- contestó una voz de barítono muy conocida para Zero, el hombre dobló el periódico y le dedicó una burlesca sonrisa al peli plata.- Buenos días, Zero-


-Sors…- contestó desganado el más joven. El hombre iba vestido con una camisa gris, corbata verde oscura y pantalones marrón claro, sus zapatos oscuros  de negocios reflejaban la luz del sol de lo limpios que estaban y su americana del mismo tono que los pantalones estaba colgada de la silla contigua; su cabello peinado hacia atrás y gafas realzaba su porte elegante típico de los de su especie.


-Han pasado seis días, Zero.- comentó el hombre.


-Aún tengo hasta mañana ¿no? Pues esperate a mañana.-


-Ni siquiera has pensado en ello- dijo la verdad- lo cierto es que no me sorprende, pero Zero- el joven fijó su vista en los ojos rojizos tras las gafas que lo observaban con seriedad.- no me voy a conformar con un no.- volvió su vista al periódico- Tráeme un café negro, un zumo de naranja natural, y dos bocadillos vegetales, uno con jamon york y el otro con atún.-


Zero refunfuñó algo pero marchó a por la orden de ese tipo, al volver dejó los platos sobre la mesa y fue a retirarse cuando Sors le agarró de la muñeca.


-Es tu hora del almuerzo, siéntate y come.- fue lo único que dijo. Zero abrió los ojos sorprendido, cómo era posible que este supiera sus horarios, miró el reloj de la pared, las 14:00 pm, si, su hora de descanso empezaba ahora, suspiró y se encaminó a la barra.- Te espero aquí.-


El peli plata informó a Mikeyl sobre su situación para ver si el otro lo ayudaba, pero solo rió y le dijo que disfrutara, no tuvo éxito en su plan de escape, lástima, así que volvió a la mesa donde estaba Sors, él lo esperaba para comer y solo cuando se sentó en frente suyo dejó de remover el café para tomar un pequeño sorbo.


-¿Qué quieres Sors? Dudo que hayas venido aquí solo para pasar el tiempo conmigo.-


-Qué cruel, pero en parte tienes razón- volvió a beber- Quería saber tu respuesta antes de tiempo, para preparar tu cuarto.-


-Lo vas a preparar diga lo que diga, así que ¿Para qué molestarse?- respondió antes de mirar por la ventana y Sors suspiró.


-Zero, has vivido demasiadas desgracias a lo largo de tu corta vida, lo menos que puedo hacer por tí es darte un lugar donde vivir.-


-Sors… siempre me has caído bien, pero no me gusta que la gente sienta lástima de mí, así que déjalo estar.-


-Lo siento, muy tarde, y no das lástima si no rabia, tienes mucho talento Zero, y no voy a dejar que lo desperdicies.- el peli plata suspiró.


-Esta bien, ¿A qué hora mañana?- el más alto sonrió.


-Te pasaré a buscar sobre las 09:00 am, recoge tus cosas y esperame en el piso.- respondió- y ahora come- un gruñido fue todo lo que recibió antes de que el más joven empezara a comer.- Si no supiera que eres un vampiro, juraría que eres un gato disfrazado de humano.- bromeó.


-Y si yo no te conociera, pensaría que eres una estátua de piedra sin emociones.-


-Aah Zero, me hieres el corazón con tus palabras.- se llevó una mano al pecho.- Y yo que te veo como a un hijo.- dijo con una suave sonrisa en el rostro, cosa que hizo que Kiryuu se sonrojara.


-Déjate de cursilerías y lárgate a trabajar.- farfulló provocando que una profunda y atractiva risa saliera del pecho de Sors, ciertamente el médico adoraba esa parte rebelde del joven y el verlo recuperar un poco de ese espíritu, aunque fuera breve, era muy bien recibido.


Hora del cierre… (20:34 pm)


Zero cerró su macuto antes de salir al aire frío de la noche, la luna estaba a medias y daba un tenue brillo junto a las estrellas que, a pesar de las luces que iluminaban la ciudad, podían verse en lo alto del firmamento, suspiró y emprendió el camino a la estación.


-Vaya, vaya, vaya, pero miren a quién tenemos aquí… Si no es otro que el tercero al mando, oops perdón, quería decir ex-tercer al mando.- comentó una voz socarrona desde el oscuro callejón que estaba a la derecha del peli plateado.


-No puede ser…- susurró Zero- estás vivo…-


-Sí y tú también, así que no me mires como si estuvieras viendo un fantasma Kiryuu.-


-Pero… yo te vi… estabas en el suelo… tenías… tenías una herida en el pecho… yo…- no sabía qué decir, estaba conmocionado.


Frente a él, recargado en la pared del callejón estaba Petrorus Lumina, ex-comandante del distrito Sur vestido como el vampiro de la clase que era, un noble, llevaba un traje negro que destacaba sus ojos verdes y el cabello blanco que le empezaba a crecer en esa cabeza rapada.


-Al parecer tú y yo somos los únicos que quedamos con vida- comentó como quien habla del tiempo- pero parece que tu has preferido olvidar lo que ha ocurrido y esconderte entre los civiles- suspiró- me decepcionas Kiryuu, tenía más fe en ti.- miró a la lejanía- supongo que ya no te importará lo que están haciendo con el edificio que una vez fue nuestra base.-


-¿De qué hablas?- preguntó extrañado y con la voz neutra (había recuperado la compostura).


-¿Por qué no vas a verlo tu mismo?- contestó al salir del callejón y pasar por su lado en dirección a la carretera, allí lo esperaba un lujoso coche negro con el chofer abriéndole la puerta- Por cierto, toma- le lanzó una bola de papel- Por si decides volver al escenario.- y tras esas palabras se metió en el auto y se fue.


Zero deshizo la bola de papel mientras andaba, era un panfleto de propaganda sobre la Guardia Real, la Academia tendría las pruebas de acceso esa misma semana, de lunes a miércoles, y los resultados saldrían el sábado.


Lo volvió a arrugar en el tren y lo tiró en la primera papelera que vio nada más bajar de este. La iluminación eléctrica era mucho más tenue en las afueras de la ciudad, por lo que sus pasos resonaban en medio de la oscura calle ante la falta de personas.


Giró la esquina y frente a él, el edificio que una vez había sido el centro de la GN, ahora estaba siendo desamueblado por varios grupos de mudanza; se acercó al edificio y entró por la puerta principal a pesar de las protestas de los trabajadores.


Atravesó los pasillos repletos de cajas y hombres ajetreados, las oficinas vacías con los muebles a medio desmontar y las escaleras donde resonaban los ecos de las voces de esos hombres de mudanza; llegó hasta el que hace apenas dos semanas antes era el piso donde estaba despacho del capitán, la planta estaba en completo silencio, a oscuras y desprovisto de todo mueble. La puerta del despacho estaba entreabierta, entró poco a poco sin hacer ruido y allí, en medio del ahora vacío salón, estaba Cor Leonis, el capitán y máximo exponente de la Guardia Real.


-Kiryuu-kun, veo qué Lumina-san ya te ha contado lo ocurrido.-


-En verdad solo me dijo que viniera aquí, que soy un debilucho y que era una lástima que no hubiera muerto.- comentó el peli plata encogiéndose de hombros, cosa que casi hizo sonreír al hombre.


-Ya veo, entonces querrás saber ¿Qué ha pasado?-


-Pues sí, pero antes quiero saber donde está Bloody Rose- contestó cruzándose de hombros.


-Está bajo la custodia de la Guardia Real y me temo que seguirá así hasta que haya sido analizada en profundidad.- contestó con voz neutra.


-¡¡¿QUE?!!- lo miró enfadadisimo.-¡¡¿PERO CÓMO SE ATREVE?!! ¡¡NO TIENE NINGÚN DERECHO HA HACER ESO!!-


-Son órdenes del Rey y- pero no pudo acabar la frase.


-¡¡ME IMPORTA UNA PUTA MIERDA!! ¡¡DEVUELVEME A BLOODY ROSE!!- gritó lanzándose hacia adelante, ni siquiera se detuvo cuando Cor sacó su espada y paraba los ataques del oji amatista que, ni corto ni perezoso empezó a atacarlo con los movimientos de lucha que había aprendido a lo largo de su vida como cazador.


-He de reconocer que eres muy bueno en esto- comentó Cor esquivando los ataques del más joven.- ¿Has pensado en unirte a la Guardia Real? Las pruebas acaban mañana, aun tienes esta noche hasta las 00:00 am.-


-¿Para qué?- preguntó- ¿Para abandonar a otros en el campo de batalla? ¿Para llegar cuando solo queda uno vivo? o espera… mejor esperar a cuando estén todos muertos.- dijo con sarcasmo y veneno en cada letra.


-Tienes mucho rencor acumulado… y eso no es sano para alguien tan joven como tú.- y entonces sentenció- Pero esto se acaba aquí.-


Con un rápido movimiento tiró a Zero al suelo y lo inmovilizó usando su fuerza vampírica, Zero forcejeó en un inútil intento por liberarse, pero tras darse cuenta de qué el hombre no lo soltaría dejó de forcejear.


-Puede que para un chupasangre como tu no signifique nada qué todos los de la GN hayan muerto, pero para mi…- apenas pudo acabar- para mi, ellos eran mi nuevo comienzo.-


-Para nosotros no es ninguna broma, sus muertes serán recordadas en el corazón de mis hombres y en el de sus familias.- cerró los ojos pensando en cierto pelirrojo- Por ello te lo vuelvo a decir...- lo soltó y se puso de pie, Zero se giró y arqueó una ceja antes de levantarse también.-Únete a la Guardia Real y defiende este reino con tu sangre, esfuerzo y cenizas, si lo haces te será más fácil conseguir información sobre los culpables qué masacraron a la Guardia Nocturna y cuando llegue la hora, podremos atrapar a los culpables y juzgarlos como se merecen.- lo miró y le extendió una mano.- ¿Qué me dices?-

Notas finales:

Nos vemos en el proximo capitulo, puede que lo tenga para mañana por la tarde, sino, el sabado fijo que sí.

Besitos


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