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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Tachaaan!! Lo prometido es deuda, aquí está la coontinuación del cap de ayer.

Espero que os guste mucho, mucho, mucho y si os anima haré un pequeño avance...

A PARTIR DEL PRÓXIMO CAPITULO APARECEN LOS PERSONAJES PRINCIPALES DE FINAL FANTASY XV Y SE CONVIENTREN EN DIARIOS

ZSR: Quiero decir que saldrán en cada capitulo a partir de ahora

Zero: Ya lo saben, no son tontos, baka.

ZRS:¡¡CALLATE ZE-CHAN!!

Y con esto, disfrutad del capítulo.

El sonido de las pisadas resonaban por los amplios y elegantes pasillos abandonados, en medio de la oscuridad de esa noche de media luna, cierto peli plateado paseaba vestido con unos pantalones negros y chaqueta militar negra (como la de Gladiolus en el anime brotherhood), zapatos del mismo color y su inseparable Bloody Rose enganchada en su cintura, sus manos estaban cubiertas por guantes negros y un suave tono rosado adornaba las mejillas del joven.

Se detuvo en medio del pasillo y tras comprobar qué en este tampoco hubiese nadie, alzó la vista por encima de los muros qué rodeaban la parte trasera del palacio y observó la creciente luna con el fondo de los sonidos de la capital inundando la noche.

“Esto me resulta familiar… parece que haya pasado una eternidad desde mi encuentro con la GN” pensó Zero recordando el momento exacto en qué todo volvió a empezar

(Flash Back)

La mano de Cor Leonis seguía extendida y Zero la miraba con reticencia, dudos de aceptarla o no.

-Si logras entrar en el cuerpo de la Guardia Real se te devolverá lo qué por derecho es tuyo, tu arma.- y con esas simples palabras logró qué Kiryuu agarrese su mano.- Buena elección, joven, cuando encontremos a esos asesinos y los llevemos ante la justi-

-Déjese de ese estúpido juego- le interrumpió Zero y lo miró con sus ojos brillantes de un odio frío y oscuro- Ustedes pueden jugar a los buenos de la policía todo lo qué quieran, pero yo soy un cazador, no arresto ni atrapo, yo cazo y elimino.- alzó la barbilla con arrogancia- Si soy yo el qué los encuentra, dudo qué lleguen a tiempo para encontrar nada más qué las cenizas de esos.- Cor abrió los ojos durante un imperceptible segundo antes de volver a su faceta estoica.

-No olvides, Kiryuu-kun, qué la Guardia Real trabaja unida- comentó.- Y si aceptas, deberás acatar las normas.-

-Yo no trabajo con idiotas y seguiré las normas si estas son buenas y de provecho, sino… - sonrió torcido antes de cambiar de tema- Espero que lo que haya dicho sobre Bloody Rose sea cierto.-

-Te doy mi palabra de qué así será. Ahora espérame abajo qué termine de recoger esta caja y te acompañaré a tus pruebas.-

-Las palabras se las lleva el viento- contestó Kiryuu antes de salir del despacho y dejando al hombre sin palabras.

“Este crío… es igual que pero… no, no puede ser…” pensó el general.

Cuando salió del edificio, Zero lo esperaba recargado contra la pared del edificio de enfrente, y Cor se dio cuenta del estado en el qué se encontraba el más joven, sus ropas le quedaban grandes a pesar de ser bastante ajustadas y por algunos lugares por donde podía verse su piel, esta estaba marcada por los huesos y vendas qué cubrían unas heridas qué deberían haber sanado hace un tiempo; el rostro hundido y con profundas ojeras denotaba la escasez de sueño y alimento qué padecía el joven, porque quisiera o no, y su piel pálida enfermiza solo remarcaba el pésimo estado de salud en el qué se encontraba el oji amatista.

-Vamos, entra.- dijo pulsando un botón frente a su coche, un Audi R8 de color negro, Zero montó en el asiento del copiloto y después de que Cor colocara la caja del despacho de Rogelius en los asientos traseros, arrancó el coche con destino a la Academia de la Guardia Real.

Zero mantenía sus ojos bien abiertos, a pesar del sueño que le provocaba el ronroneo del motor, pero sus orbes estaban fijas en el paisaje que pasaba por fuera de la ventana, las luces, las personas, la energía de una ciudad por la noche… era algo que encontraba maravilloso y de lo que no podía apartar la mirada.

Estaba tan concentrado en el paisaje que no se fijó en el edificio en el que habían entrado hasta que el coche se detuvo y Cor le indicó que bajara del auto.

Atravesaron varios pasillos completamente desiertos y subieron unos cuantos pisos en ascensor, el lugar contaba con una alta tecnología, pantallas holográficas, sistema IA de seguridad, drones de vigilancia, cámaras de alta seguridad… y la lista continuaba.

Llegaron frente a una puerta doble de cristal grueso y negro mate que se abrieron cuando ellos dos estaban apenas a medio metro de esta, el despacho qué había en el interior era mucho más elegante, moderno y espacioso que el que tenía el capitán Rogelius en el otro edificio.

Las paredes de cristal negro permitían tener una espléndida panorámica de todo el distrito Este y parte del Norte de la ciudad, los suelos de mármol negro complementaban con estanterías de madera oscura de alta calidad, la poca pared visible era blanca con algún que otro cuadro de paisajes para dar color a la habitación, en la zona derecha había varios sillones acolchados y tapizados con cuero negro que rodeaban una mesita de café de cristal transparente.

En el centro del gran despacho había un gran escritorio de cristal negro con un montón de papeleo perfectamente ordenado, dos ordenadores de última generación y varias fotografías que estaban colocadas hacía la enorme silla de oficina (también negra), la cual estaba girada hacia las cristaleras.

-Señor… ¿Qué hacemos aquí?- preguntó Zero sin perder detalle de todo lo qué le rodeaba.

-Te he traído hasta aquí para presentarte a alguien.- contestó el hombre mirándolo con una ceja arqueada.-Permíteme presentarte a su majestad, el Rey Regis Lucis Caelum CXIII de su dinastía.-

Fue entonces cuando la silla se giró y frente a Zero estaba el mismo hombre con el que se había reunido dos veces, una en la fiesta aquella noche, y la otra la noche en que esos dos matones lo secuestraron, su cabello canoso, el extraño artilugio en su pierna, vestido con un traje formal de color negro y una expresión neutra en su cara, estaba él, el Rey de Insomnia y del reino Lucis.

-¡¡¡¿TÚ?!!!- preguntó o más bien gritó Zero mientras lo señalaba impactado por la noticia y perdiendo toda la compostura neutra e indiferente que siempre lo había caracterizado.-¡¿Pero como-?!- ni siquiera sabía qué decir.

Regis esbozó una imperceptible sonrisa que solo fue vista por Cor, el rey se inclinó sobre el asiento y colocó ambos codos en la mesa, juntó sus manos y las llevó a su rostro.

-Es un placer volver a verte, Kiryuu-kun.- comentó con un tono jovial.- Espero que esta vez nadie te haya traído a la fuerza hasta aquí o bajo el efecto de cualquier anestésico, porque sino, me temo que tendré que decirle a Cor que lo encarcele.- le sonrió al hombre- Después de todo, no podemos tener a uno de nuestros miembros de la Guardia Real bajo cualquier peligro.-

-No, nadie me ha- se calló un momento, repasó las palabras del rey y- ¿Miembro de la Guardia Real? Pero si ni siquiera he hecho las pruebas.- el rey volvió a sonreír.

-Bueno, eso no es lo qué yo he visto aquí- pulsó el botón de un mando y una gran pantalla holográfica apareció ante los paneles de cristal, se encendió, y Zero vio su propia pelea contra Cor en el despacho de Rogelius, los movimientos en los que había fallado, las formas defensivas de su oponente… todo, hasta que el hombre lo venció con un sencillo movimiento.

-¿Ves?- dijo el rey volviéndose a la pantalla- Ningún recluta logra pelear de igual a igual con el jefe de mi Guardia, pero tú sí, y no solo eso, también ha habido momentos en esta pelea en donde Cor podría haber perdido.- se volvió a enfrentar a Zero- Si no fuera por tu estado, podrías haberlo derrotado.- concluyó.

-Es por este acto, Kiryuu Zero, qué yo Cor Leonis, te propongo como miembro de la Guardia Real de primer grado, con tus habilidades podrías aportar mucho a este equipo.- miró al rey qué asintió- ¿Aceptas tu nuevo puesto?- Zero miró al rey y frunció el ceño.

-No soy un devoto a la familia real, ni siquiera me gusta muchas veces su manera de actuar; odio a los vampiros, a trabajar en equipo y soy muy malo siguiendo las órdenes sobre cómo comportarme de mis superiores.- enumeraba- Tampoco se callarme si veo algo qué no encuentro justo o apropiado y según mi antigua capitán, tengo la boca más sucia de todos los jóvenes de mi edad. ¿A pesar de todo eso me va a aceptar dentro de la Guardia Real? Porque soy todo lo opuesto a la imagen que dan.- dijo con los brazos cruzados sobre el pecho.

-Claro- contestó el rey enseguida.- es más, ya se cual será tu tarea dentro de la Guardia Real.- dijo con una sonrisa y ambos hombres lo miraron extrañados.

-¿Majestad?- preguntó Cor, Regis le dedicó una media sonrisa, desenredó sus dedos y alzó el índice antes de señalarlo.-Mañana te incorporarás en la guardia de palacio, y el día en que se anuncien los resultados de las pruebas, te diré cuál será tu labor.-

-Vamos, qué seré el chico de los recados.- murmuró bajito, pero a causa la gran capacidad auditiva de ambos vampiros lo oyeron.

-Yo no lo diría así, pero si lo prefieres, sí.- comentó el rey con una gotita en la sien mientras Cor lo miraba con un tic en la ceja- ¿Aceptas?-

-¿Me devolverán a Bloody Rose si acepto?- el rey sacó una maleta, la abrió y se la mostró, allí, en medio de un cojín de poliexpan negro estaba SU pistola plateada.- Acepto.- contestó.

El rey se puso en pie y se acercó a Zero, de sus manos sacó una pequeña insignia con el escudo de la casa real y se lo colocó en el pecho, lo miró y dando dos pasos atrás dijo.

-Bienvenido a la Guardia Real.-

(Fin Flash Back)

“Estúpido Cor, los pasillos están muertos por la noche. Y encima Sors me va a volver a regañar por saltarme la cena. Tks, estúpida Guardia Real.” pensó recordando la llamada de hacía unas horas, justo cuando Sors estaba en la ducha y había tenido qué salir a escondidas, sino, él castaño le hubiera obligado a comerse la cena antes de salir de casa.

La cálida sensación de Bloody Rose en su cadera vibró coincidiendo con su dueño, Zero sonrió ante la acción de su compañera, pero esta desapareció al sentir de nuevo esa presencia.

-Pensé que hoy le tocaba a Michi el ala oeste- dijo una voz profunda.

-Sí, pero me ha llamado esta tarde para cambiarme el turno de mañana- contestó el peli plata dando la vuelta sobre sus talones- Por cierto, buenas noches Amicitia.-

Un hombre musculoso con rastas castañas hasta los hombros, perilla y ojos marrones, fríos como el metal de su espada. Llevaba el mismo traje negro que Zero y una espada en la cadera, estaba con los brazos cruzados y mirándolo desde arriba, ya qué le sacaba unos 15 cm o algo más.

-Sabes, sigo sin entender como Regis-sama te ha permitido ser un miembro de la GR, y más uno de los guardias de palacio.- dijo el castaño- Pero lo que más detesto de ti, es esa indiferencia ante todo, como si nada te importara y tu trabajo aquí fuera más una carga qué no un orgullo.-

-Hmm, tal vez es porque sí es una carga.- contestó Kiryuu.

-No juegues conmigo Kiryuu- te acercó hasta quedar separados por unos centímetros- puede que la mayoría te haya aceptado, pero yo no me creo tu historia del niño prodigio.- lo estampó contra la pared y Zero le apuntó con la Bloody Rose entre las cejas.-Ni se te ocurra acercarte a Noctis.-  le advirtió.

-Gladiolus Amicitia, Kiryuu Zero, espero que la escena qué estoy viendo no sea lo que creo que es.- vino una voz desde el fondo del pasillo, Horacius, el jefe de la guardia de palacio y otro de los tres hombres más fuertes de la ciudad junto con Cor.

-No se preocupe, Horacius-sama- contestó Gladiolus soltando a Zero y alejándose por el pasillo.- Solo nos estábamos conociendo.- Zero miró una última vez la figura de ese hombre antes de marcharse él también por el otro lado del pasillo.

Desde el palacio hasta la nueva casa de Zero no habían más de 30 minutos en tren y 10 más a pie, así que cuando llegó a la gran mansión con jardín en la zona Norte de la ciudad eran las 23:40 pm, estaba cansado y lo único qué quería era tumbarse en su cama, entró por el portón de hierro y atravesó el camino de piedra hasta llegar a la puerta principal, sacó las llaves de su bolsillo y fue a abrir con cuidado cuando la puerta se abrió de golpe.

Frente a él estaba Sors, vestía con un pijama de seda verde oscuro, su cabello normalmente peinado hacia atrás, engominado ahora caía por su rostro con algunos mechones cubriendo sus ojos rojizos, ojos que miraban con enfado tras las gafas al adolescente de pie en la puerta.

-Buenas noches, Zero.-

-Sors…- tragó duro y se encogió ante el aura oscura que desprendía el vampiro- ¿Que haces despierto? ¿No tienes reunión a primera hora mañana?-

-No voy a decir casualidad porque no creo en ella, pero cuando salí antes de la ducha y esperaba ver a mi hijo sentado en la mesa del comedor, donde las doncellas habían dispuesto una buena cena, me encuentro con la ausencia del niño y ni una nota, ni un mensaje, ni una llamada… nada.- su ceño fruncido se profundizó.- ¿Tienes algo que alegar en tu defensa?-

Zero se mantuvo callado, con Sors era inútil defenderse, por lo que solo bajó la mirada culpable al saber qué el anciano tenía razón. Este se subió las gafas y dijo.

-Bien, en vista de qué reconoces tu culpabilidad, solo te quedaras un mes con el toque de queda a las 23:00 pm, me da igual qué te cambien el turno o asesinen a la familia Real- señaló un gran reloj de cuco antiguo- si suena la última campanada de ese reloj a esa hora y tu no estás aquí, desearás no haberte levantado de tu cama esa mañana ¿Queda claro?-

Solo pudo asentir antes de tragar duro, sabía lo peligroso qué era Sors y lo serio que decía las cosas, esa semana bajo su cuidado lo había comprobado, y no quería volver a ver al castaño enfadado, era mucho peor que Yagari en sus días malos.

-Ah, y otra cosa- dijo cuando ambos ya estaban dentro de la casa y subía las escaleras para ir a su cuarto- Mañana no te llevarás a Bloody Rose.-

-¡¡¿QUÉ?!! ¡¡¿POR QUÉ?!!- preguntó sorprendido, el vampiro sabía perfectamente lo unido que estaba a su pistola y nunca se la había quitado, así qué no entendía el por qué ahora no se la dejaba llevar. El castaño se sentó en un amplio y lujosos sofá acolchado de cuero blanco.

-Por puro sentido común. Eres un joven impulsivo Zero, mañana se anuncian los resultados de las pruebas, y muchos vampiros son hijos de poderosos nobles y sangre puras qué darán su vida por el rey, vampiros que han sufrido para pasar las pruebas.- suspiró- Nunca antes en toda la historia de Lucis ha habido un cazador de vampiros convertido en Nivel-D que haya formado parte de la Guardia Real. Muchos se sentirán con el orgullo herido y tratarán de hacer qué pierdas el control frente al rey para qué te expulsen, y no quiero arriesgarme a qué le pegues un tiro a alguno de ellos por mucho qué se lo merezca.-

-¿Y qué hago? ¿Me quedo callado y recibo todos los insultos?- preguntó frustrado.

-Se más listo que ellos- llevó su índice a la cabeza y golpeó su sien.- devuelveles el golpe de otra forma, hazlos quedar por debajo de ti, que sepan que eres tan o más peligroso que ellos y que no no inclinarás tu cabeza ante ellos solo por ser lo que son.- dijo con una sonrisa

-Entonces Bloody Rose…- se quejó un poco.

-Dejala en la mesa, te la entregaré en el ágape que se celebrará una vez termine la ceremonia.- Zero, a regañadientes y con reticencia, dejó la pistola sobre la mesa y subió a su cuarto a cambiarse.- Te espero en el salón para comer, así qué date prisa.- dijo antes de irse en esa dirección.

Zero sonrió mientras subía las escaleras de mármol hasta el segundo piso, este era amplio y con un pasillo qué hacía un cuadrado sobre el recibidor de la casa protegido por una baranda de cristal, las paredes de esta especie de rotonda estaban repletas de libros publicados recientemente, en la esquina situada a la izquierda de las escaleras había un pasillo que llevaba a un estudio, una sala de música con un piano y el laboratorio personal de Sors.

En la esquina derecha, la opuesta a la anterior se abría otro pasillo que daba a cuatro puertas en la pared izquierda que eran habitaciones, una de ellas la de Zero, y dos más en la derecha que eran dos amplios baños.

Justo enfrente de donde se encontraba Zero, en el lado opuesto de la rotonda cuadrada, había otra escalera que subía a un tercer piso, en este estaba la habitación de Sors, su propio baño y el gran vestidor del vampiro.

Zero se metió por el pasillo de la derecha y entró en la última puerta del pasillo, esta era una amplia habitación de suelo de mármol blanco, las paredes pintadas de un color azul claro y una gran ventana con cortinas azul oscuro; el mobiliario consistía en un “pequeño” vestidor empotrado en la pared izquierda (lleno de ropa que Sors le había comprado contra su voluntad), un amplio escritorio de madera de cerezo claro repleto de libros y material de estudio, estanterías colgadas en las paredes de color blanco con libros y diversas cosas qué le iba dando Sors como: material quirúrgico, para tratar de que entrase en el mundo de la medicina; figuritas que, según el vampiro, le recordaban a Zero… y en el fondo de la habitación, situada en el centro de la pared, una enorme cama de colchón esponjoso y cubierto con sábanas blancas y un mullido edredón negro con diseños de burbujas plateadas. (El contorno, no el interior de la burbuja.)

Zero se duchó rápidamente y se vistió con unos pantalones grises suaves y anchos que usaba para dormir junto con una camiseta de manga corta blanca con el estampado de Totoro en negro que decía “Hug me” se secó el cabello con la toalla y bajó corriendo al salón donde Sors le esperaba sentado en la mesa, estaba leyendo unos informes hasta qué él entró y se sentó a su izquierda.

-Ya tardabas.- comentó antes de chasquear los dedos y que varios sirvientes entraran con la cena aún caliente.- Espero que esta vez te lo comas todo.- dijo antes de comerse su propio plato.

-Podrías haber cenado antes, mañana tienes reunión.- comentó Zero y el vampiro dejó de comer para mirarlo fijamente.

-¿Y arriesgarme a que no te comas tu cena? Prefiero pasar sueño antes que dejarte solo para comer.- dijo con tono arrogante, pero Zero sonrió, sabía que era la forma de Sors para decirle que no estaba solo, y eso le gustaba, desde el primer día ambos hombres habían compartido todas las comidas, no importa que uno u otro llegara más tarde, siempre se esperaban y Zero no podía dejar de comparar todas las acciones de Sors con las que hacía Cross.

“Son tan diferentes… Ellos nunca me esperaban para cenar, incluso si sabían que volvería esa noche de una misión, nunca esperaron ni una hora más. En cambio Sors… es como el Shishou… un padre, mi tercer padre.” Fue el último pensamiento de Zero antes de empezar a comer e iniciar una amena charla con el anciano.

Una vez terminada la cena, ambos se retiraron a su cuarto, Zero se tumbó en su cama con una sonrisa antes de mirar a su mesita de noche donde tenía todas las fotografías de sus seres queridos, solo que ahora había una más.

Él y Sors frente a la casa, el vampiro vestido con un traje gris oscuro y corbata azul clara y él con unos tejanos negros y camisa blanca de manga corta y pulseras de cuero negro, Sors con una mano sobre su hombro y una mirada seria, y él mirando al frente con una mueca de cansancio pero en sus labios, si uno se fijaba atentamente, podía verse una suave sonrisa.

Zero apagó la luz y se acurrucó bajo las mantas recordando ese día...

Ese primer día en la casa del médico, el día en que el vampiro firmó unos papeles que lo reconocían como padre del peli plata delante de todo el mundo de Eos.

Notas finales:

Me acabo de dar cuenta de que hay un montón de faltas de ortografía con los "qué" lo he revisado y es un error del corrector que tengo en el Word, lo siento, trataré de corregirlo para el próximo capítulo.


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