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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Bueenaaas (^_^U) ehhhh.... Aquí se ha producido un error.

Veréis, hace cosa de un mes o así, actualicé la historia agregado este capítulo, tanto aquí como en wattpad, y estaba tan confiada en que ambos sitios se había subido, que o lo revisé, hasta hoy.

u_u Gomen por haceros esperar tanto tiempo inútilmente, de veras. Bueno, por ahora disfrutad del capítulo, que lo más seguro es que a lo largo de esta semana caiga otro.

Besitos <3 <3

Ciudadela… 10:37 am…

Los pasos apresurados, los susurros y preocupaciones por la falta de tiempo llenaban el palacio. Las doncellas corrían de un lado a otro sin ser vistas portando manteles, cubertería, velas y decoraciones dignas de tan especial ocasión, los mayordomos colocaban y detallaban los últimos preparativos, lampistas, fontaneros… todo el personal de palacio se apresuraba por ultimar las preparaciones para el evento de esa noche.

En las calles se respiraba un aire tenso y esperanzado a partes iguales, y los ciudadanos colgaban banderas, limpiaban aceras y comercios, y compraban tanto ropa como alimentos para la ocasión, ya que, con suerte, tal vez ese fuera el último día en que todos verían erguida la poderosa barrera emitida por el cristal.

Y los guardias redoblaron la seguridad en todos los puntos álgidos y estratégicos de la ciudad vestidos con sus mejores uniformes y armas para el combate, solo por precaución.

-¡Vamos, vamos! ¡¿A qué estáis esperando, chicas?!- gritó la cocinera mientras cortaba furiosamente unas cuantas hortalizas- ¡A este ritmo los imperiales llegarán y no tendremos hecho ni el aperitivo!-

“Ya está otra vez gritando” suspiró cansadamente Alba “Ni siquiera son las 11 de la mañana”

-¡Alba!- la joven enderezó la espalda al oír la furiosa voz de la anciana dirigida a ella- ¡Deja de mirar las telarañas y ve a hacer algo útil!- gritó dándole un cesto lleno de telas de seda blanca- Lleva estas fundas al salón de la Luna, Aragnor te estará esperando, y rapidito.-

-¡SÍ!- gritó antes de salir corriendo.- Ufff, por poco y no lo cuento- suspiró mientras atravesaba los pasillos interiores.- Creo que debería dejar de soñar tanto despierta.-

-Por tu bien te iría mejor, sí.- dijo una nueva voz detrás de ella.

-¡¡KYAAAA!! ¡Z-Z-Zero!- gritó al ver al culpable, el cual se tapaba los oídos ante tremendo grito, y ella hinchó los mofletes.-¡Zero, malo! Me has asustado, de seguro que me has quitado 30 años del susto.- se quejó antes de recoger las telas caídas.

-Culpa tuya por no estar atenta.- contestó el peli plata encogiéndose de hombros- Este caso demuestra que realmente eres demasiado soñadora para tu propio bien-

-¡Esto no tiene nada que ver! ¡Ha sido culpa tuya por asustarme!- bufó reanudando el camino.- A todo esto… ¿Qué haces aquí abajo? Como te expliqué en su día, los guardias de alto nivel no pueden pasar a los pasillos subterráneos.-

-No te preocupes, di tu nombre en la entrada y me dejaron pasar.- y sonrió de lado al ver la cara de pánico de la chica.

-¿Es broma no?- el más alto se encogió de hombros y siguió caminando.

-Quien sabe- suspiró- El castillo está demasiado acelerado para mi gusto, así que me escapé de Sapphire para dormir un rato en algún lugar silencioso, y hasta hace un momento lo estaba haciendo, pero tus murmullos en voz alta eran demasiado molestos como para ignorarlos.- Alba frunció el ceño.

-Pobre Sapphire, no le pagan lo suficiente por lo que tiene que aguantar contigo todo el día- lo miró con los ojos entrecerrados. Y Zero le golpeó la cabeza con el índice- ¡Ay! Sabes, desde que Noctis habló contigo ayer, estás de un humor de lobos, idiota- Zero soltó un bufido molesto antes de seguir andando, y al ver que el otro no le contestó, siguió.

-Pues me alegro de haberte despertado, idiota. Hmp- estuvieron un rato andando en silencio cuando Alba preguntó- Ne Zero ¿Qué opinas sobre lo de esta noche? -

-Que hay gato encerrado.- contestó sin rodeos- Según lo que conozco sobre el imperio, dudo que hiciera algo tan “humano” por otro país, sobre todo cuando dicho país tiene algo que ansía.- sus ojos se oscurecieron y Alba lo miró fijamente.- Los humanos son tan avariciosos o más que los vampiros.-

-Pareces saber mucho.-comentó de forma amena- Serías un buen estratega.-

-No aprendí por gusto estos estúpidos juegos de poder y control... y créeme, hay seres que son mucho mejores que yo analizando las acciones de los demás.- finalizó con un tono bastante oscuro al pensar en cierto hombre de cabellos castaños oscuros, alzó su mano y dijo.- Nos vemos esta noche.- y tras esa despedida, empezó a subir unas escaleras semi ocultas por la oscuridad y las paredes de piedra.

-¡Zero!- se detuvo- Si quieres, pásate esta noche a tomar algo conmigo en una de las bodegas, será nuestro secreto, eso sí, antes de que empiece la fiesta.- y antes de irse añadió- Y recuerda que hoy no está Noctis, así que no tienes excusa.- y sin darle tiempo a responder, se marchó.

-Qué diablos… ¿Qué son estas confianzas?- murmuró con una ceja alzada.

Esa misma noche… Casa de Sors… 20:01 pm (1 hora para la llegada del Imperio)

Toc, toc, toc…

-Adelante- la puerta se abrió en silencio, y Sors se deleitó con la vista frente a él, su joven hijo batallando frente al espejo contra una fina corbata negra, sonrió “Debería verse siempre así, acorde con su edad y no con esa pistola en la mano.”

-Creía que los lazos ya no eran un problema para ti.- y tras esa frase, Zero lo fulminó con la mirada.- ¿Acaso los nervios te traicionan?-

-¿Quién está nervioso?- preguntó mientras se ataba de nuevo la corbata… y fallaba… otra vez- ¿Y bien? ¿Vas a ayudarme o te vas a quedar ahí mirando como una estatua?-

-Creo que, en este corto tiempo, te he educado mejor que eso.- contestó cruzándose de brazos. Y Zero gruñó.

-Podrías ayudarme con esta maldita, asquerosa, piojosa, sarnosa y maldita corbata, Sors ¿Por favor?- dijo al final con todo el sarcasmo que pudo reunir, el vampiro mayor se acercó lentamente y arregló el estropicio del peli plata en apenas unos segundos, casi como por arte de magia.

-Buen intento. La próxima vez acuérdate de no adjetivar tanto un objeto inanimado o la gente empezará a cuestionarse tu salud mental.- bufó mientras Sors ajustaba el lazo para que no molestara al menor.

-No habrá una próxima vez- contestó para volverse de nuevo al espejo.

-Me pregunto cuántas veces he oído esa misma frase- murmuró cuando su hijo no estaba escuchando. Sus ojos se oscurecieron por un breve segundo, y la atmósfera entre ellos pareció enfriarse, pero fue un instante tan pequeño que Zero se preguntó si solo habría sido su imaginación.

Las grandes manos de Sor estaban sobre sus hombros, y por un momento Zero sonrió ante la imagen frente a él, pero su reflejo en el espejo no le devolvía la mirada, sino que esta estaba dirigida al hombre tras él, y por primera vez en mucho tiempo sintió que no estaba solo, y que pasara lo que pasara, podría contar con él. Estaba a punto de comentarle sobre sus sospechas, deseando en lo más profundo de su alma que Sors le comentase lo estúpido que estaba siendo, cuando notó como el agarre de este sobre sus hombros se tensaba, como único signo de preocupación.

-¿Ocurre algo?- preguntó temeroso de la respuesta.

Zero iba vestido con un elegante traje gris oscuro, camisa negra y corbata del mismo tono- Un atuendo bastante oscuro para la ocasión ¿No crees?- dijo evitando completamente la pregunta del otro, con lo que un gran peso se instaló en el vientre del menor, Sors no quería hablar del tema porque sabía que algo iba a pasar, o como mínimo tenía las mismas dudas que él.

-Lo he elegido yo, claro que lo sé.- dijo mirando por encima del hombro, siguiendo el juego del mayor.

-¿Y no has pensado que los soldados y gobernantes del imperio podrían sentirse ofendidos por unos colores tan negativos?- Sors llevaba un traje de color granate, con una camisa blanca y una corbata negra

-Si se dan por aludidos por algo será- se encogió de hombros- Además, el negro también significa elegancia ¿No fue eso lo que tú me dijiste en la última fiesta cuando te pregunté lo mismo?- sonrió de lado.- Además, vamos conjuntados.-

-Al menos veo que me escuchas de vez en cuando- le revolvió los cabellos, para disgusto del peli plata y dijo- Trata de disfrutar un poco de la fiesta, incluso sin Noctis alrededor para sacarte a bailar.- sonrió al ver el sonrojo en sus mejillas- Y tampoco mates a nadie con Bloody Rose y Dark Moon-

-No sé de qué me hablas- contestó completamente serio.

-Supongo que la corriente de energía antivampiros que he notado en la mano al rozar con tu bolsillo izquierdo ha sido mi imaginación, y también el hecho de que la caja donde ambas armas deberían estar guardadas pese menos es solo otro de mis delirios de anciano.-

-Completamente.- volvió a contestar con la misma seriedad, y Sors solo asintió derrotado.

-Si te vas ya podrás entrar en palacio sin necesidad de ser chequeado por guardias ajenos al palacio, y si no conoces a ninguno, el tercer cristal de la cristalera Norte del jardín de rosas, empezando desde el punto este, está suelta, y deja un espacio perfecto para cualquier persona con un físico lo suficientemente ágil y delgado.-

-¿No vienes conmigo?- preguntó Zero entrecerrando los ojos al ver lo apurado que Sors quería echarlo de casa.

-Tengo un par de cosas que aclarar antes de ir.- Se dirigió a la puerta del cuarto- Nos vemos en la fiesta.- se despidió y Zero sonrió amargamente cuando la puerta de su cuarto se cerró, llevando su mano derecha instintivamente a su cadera.

Jardín de las rosas, cristalera Norte… 20:40 pm (20 minutos para la llegada de los imperiales)

“El tercer cristal empezando desde la zona Este… tercer cristal, tercer cristal…” Y sin pensarlo ni un segundo, sacó a Bloody Rose del pantalón mientras se daba media vuelta y apuntaba al intruso que lo había estado siguiendo durante un rato.- ¿Quién eres?- un extraño oculto bajo una capa blanca.

-Las armas no están permitidas en la fiesta.- contestó una voz suave y calmada, una mujer.- ¿Quién eres tú?-

-No soy de los que contestan a personas ocultas tras una capa, y menos a una sangre pura.- respondió sin bajar el arma, y la extraña se retiró poco a poco la capa, revelando un fino rostro aristocrático enmarcado por brillantes cabellos rubios, sus ojos azules brillaban en la oscuridad y sus labios se contrajeron en una pequeña sonrisa.

-Ahora ya puedes contestarme.- dijo la vampiresa

-Yo pregunté primero- rebatió el peli plata.

-Bueno, no voy a derramar mis secretos a un extraño del cual ni conozco su nombre.- le volvió a rebatir cruzándose de brazos.- Vamos, yo me he desenmascarado, ahora te toca a ti.- insistió cuando el otro se negaba a responder.

-Zero Kiryuu- y la sonrisa de la chica se amplió.

-Lunafreya- “Luna Freya ¿De qué me suena? Creo haberlo oído en alguna parte...”-¡Hey!- lo sacó la joven de su ensoñación.- ¿Qué hacemos aquí?-

-Tú no lo sé, yo entrar a palacio.-

-La puerta queda un poco lejos y hay guardias por todas partes.- dijo señalando a la pistola plateada.

-Por eso estoy aquí ¿Y tú?- dijo guardando el arma.

-Quería un poco de tranquilidad antes de la fiesta.- contestó mirando al cielo.- Un poco de calma antes de que se desate la tormenta. Sobretodo después de un viaje tan largo.- habló con la voz teñida de misterio.

-¿Acabas de llegar?- ella asintió- ¿Solo por el tratado?-

-Bueno, no solo por el tratado, también porque quería ver a alguien, pero he llegado demasiado tarde. Según me han llegado noticias, se ha marchado a Altissia.- suspiró- Mi “prometido” es un desconsiderado, y eso que, según sus cartas, ansiaba presentarme a alguien muy importante para él.- dijo mirando a Zero.

-Si que debe de tener poca vergüenza ese prometido tuyo si te deja tirada así como así, pero tratándose de un vampiro, no me extraña.- respondió mientras seguía buscando la obertura.- ¡Aquí estas!-

-¿El qué?-

-El motivo por el cual estoy aquí- dijo y le mostró la obertura. Luna se maravilló.

-He oido muchas historias sobre ti, Kiryuu Zero ¿No qué odias a los vampiros, sobre todo a los sangre pura?- La joven entrecerró los ojos, los cuales brillaban con curiosidad mal disimulada.- Si son ciertos… ¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?- y el peli plata rodó los ojos.

-Tienes razón, los rumores son ciertos, pero… Existe cierto vampiro arrogante, pomposo y prepotente que sería un incordio si se entera de que he dejado a una de sus invitadas fuera de palacio en medio de la noche.- la miró con una sonrisa de lado y señaló la obertura.- Entra tú primero- Ella asintió con una sonrisa divertida y tras darle las gracias, entró.

Una vez estuvieron dentro, Zero aseguró la ventana de forma estratégica, a primera vista parecía perfectamente soldada e impenetrable, pero con un suave golpe en el borde inferior izquierdo, se abría para poder escapar sin ser vistos entre los altos rosales.

-Hahahaha, hacía mucho que no me divertía así.- comentó riendo al salir del jardín de rosas, y Zero la miró sorprendido, preguntándose cómo podía ser tan divertido para ella el hecho de hablar con un extraño y saltar por una ventana.- Bueno, tengo que volver, ha sido un placer conocerte, Zero Kiryuu, nos vemos en la fiesta.-

“Sigo pensando que me suena de algo”

En una de las bodegas… 21:30 pm (30 minutos desde el inicio de la fiesta)

-¿Y la dejaste entrar así como así?- preguntó Alba sorprendida.-¡Zero! ¡Podría haber sido una enemiga espía!-

-No lo era- dijo dando un sorbo a su bebida.

-¿Cómo estás tan seguro?-

-Mis instintos me lo dicen- lo miró escéptica.- Además, me sonaba de algún sitio.-

-¿Cómo era ella?-

-Vampiro sangre pura, cabello rubio recogido, ojos azules, vestido blanco, un pequeño colgante en el cuello y se llamaba Luna Freya.-

-¡¿Lunafreya?!- gritó- ¡Oh por los Astrales Zero! ¡Era la princesa de Tenebrae Lunafreya Nox Fleuret, antigua prometida del príncipe y Oráculo de Eos! ¡¿Cómo no pudiste reconocerla?!- pero Zero ya tenía la mente en el recuerdo de esa joven, conectando los puntos y dándose cuenta de que su nombre era Lunafreya, no Luna Freya- Idiota…-

¡¡BOOOOM!! (sonido de terremoto) ¡¡BOOOOOM!!

-¡Kyaa! ¿Qué es eso?- preguntó Alba, agazapada en el suelo, y Zero, que también había caído, miró al techo, el cual temblaba y desprendía pequeñas piedrecillas.

-Viene de arriba- y dicho esto salió corriendo- Regresa a las cocinas y reúne a todas las camareras.

Los rápidos pasos del cazador lo llevaron hasta la planta principal de palacio, y en el momento en que abrió la puerta oculta, deseó estar soñando. Cuerpos tendidos en el suelo, heridos y ensangrentados esparcidos a lo largo del pasillo, así como los montículos de cenizas provenientes de vampiros caídos, dos soldados ataviados con una armadura negra y portando grandes armas lo localizaron, soldados , pero Zero también los había visto, y antes de que pudieran apuntar, Bloody Rose resonó dos veces.

Los cuerpos de heridos y muertos se acumulaban a medida qué avanzaba por los vastos pasillos, aquellos que una vez fueron imponentes y elegantes, los guardias que suponía era del imperio, por sus vestimentas, y lo habían enfrentado, habían acabado convertidos en polvo y carne destrozada, y ni una pizca de remordimiento manchó el alma de Zero al asesinar a aquel humano.

El impresionante salón de baile se había convertido en una carnicería, o peor, ya que de su interior provenían llantos, gritos de agonía, súplicas y disparos, sus puertas estaban siendo custodiado por varios soldados imperiales, los cuales las habían atrancado y al ver a Zero, le apuntaron con sus armas.

-¡¡FUERA DE MI CAMINO!!- gritó preso de ira al pensar en Sors, Regis y Luna atrapados allí adentro. No tuvieron oportunidad contra él, ni contra Bloody Rose.

Nada más abrir las puertas, una muchedumbre de gente, humanos y vampiros, salieron corriendo en todas las direcciones, presos del pánico. Y Zero, se abrió paso entre ellos hasta el interior, solo para contemplar la masacre que esos seres habían sembrado a su paso. Sangre, cenizas, carne y cuerpos creaban un cuadro propio de una película gore e infernal; los ojos sin vida de aquellos que no habían sobrevivido miraban a la puerta ahora abierta, y en el centro, los pocos guardias del imperio bien vestidos y armados, miraron con furia aquel que se había atrevido a detener su diversión.

Pero el detonante de la cordura del peli plata, fue la imagen de dos niños humanos de unos 9 años apoyados contra la pared, gemelos, agarrados fuertemente de la mano, mirando al frente con restos de lágrimas en los ojos y con al menos 10 disparos cada uno en el pecho, manchando sus pequeños trajecitos de un color rojo negruzco.

-Un sucio Nivel E.- comentó un joven noble de cabellos castaños.- Espero que seas consciente del grave crimen que has cometido.-

-Nos deleitaremos viendo como su vida escapa de su cuerpo- comentó otro, un hombre mayor armado con una gran pistola negra de una tecnología bastante avanzada, y los otros cuatro, solo rieron.

-¿Crimen? ¿Deleitaros? He, qué risa- dijo Zero antes de alzar su cabeza y mostrar sus brillantes ojos lavanda- Me pregunto cuánto tiempo estaréis en pie antes de que me aburra, tch, es una verdadera pena, que no pueda reviviros una y otra vez para haceros ver como os mato uno a uno en un orden diferente cada vez.- alzó ambas pistolas y sonrió de forma psicótica.- Pero no os preocupéis, le dejaré a vuestro líder un mensaje muy claro pintado con vuestra sucia sangre en medio de este infierno.-

-Maldito- dijo el joven- ¡MUERE!- y no dio ni un paso, cuando un disparo lo convirtió en cenizas.

-¡Ups! Demasiado preciso, bueno, supongo que tendré que conformarme con la sangre de vosotros cuatro.- y se lanzó al ataque. Al final, logró reunir bastante sangre de cada uno como para escribir una frase, pero sintiendo ese remordimiento humano, pensó en otra cosa- Sabes, casi estoy por dejarte vivir.- le dijo a uno de esos vampiros, llorando en el suelo, ensangrentado.

-Mataste a mi hijo… ¡DEMONIO!-

-No, demonio no, Cazador de vampiros.- <Bang>

Los gritos se detuvieron, y por un momento, solo el silencio hizo compañía al cazador, hasta que una voz recientemente conocida llamó su atención. Venía del salón del trono, la sala contigua al de la fiesta.

-¡Rey Regis!- gritó entrando de golpe en la sala.

El rey estaba arrodillado frente a varios soldados de negra armadura brillante, los mismos niños gemelos que había visto en el campo de batalla próximo a la frontera cuando aún estaba en la GN, y un viejo vestido con una larga túnica blanca y roja, decorada con gemas y metales preciosos. Todas las miradas se dirigieron al joven peli plata, y este solo alzó ambas pistolas en sus manos cubiertas de sangre.

-Zero- suspiró Regis entre alivio y preocupación.- ¡Márchate esta no es tu batalla!-

-La convirtieron en mi batalla cuando hirieron y amenazaron aquellos que me importan.- dijo con voz neutra, a pesar de que sus ojos brillaban más que la sangre.

-¡Zero, no caigas en la ira y la venganza, ese camino solo te llevará a un oscuro final!- reprendió Regis.

-No se equivoque, su majestad. Simplemente estoy haciendo mi trabajo, uno que había olvidado hace demasiado tiempo.- retiró el seguro de Dark Moon y la alzó junto a su gemela por primera vez aquella noche

-Zero… no- ¡ugh!- gritó al recibir un impacto en su pierna mala por parte del anciano, cosa que provocó que Zero sacara los colmillos y le apuntara con ambas armas.

-Silencio, viejo, veamos de que es capaz este Nivel D.- sonrió- Zein, Niez, acabad con él.-

-Será todo un placer, señor.- dijo Zein con una sonrisa torcida, demasiado emocionado y moviendo con entusiasmo una gran espada negra y con el símbolo de una luna creciente con las puntas hacia abajo de color rojo.- Hace mucho que no nos veíamos ¿Cierto?- se miró las uñas- Creo que fue en el campo a las afueras de Insomnia, cuando intentabais detenernos, inútilmente, de llegar hasta aquí.-

-Y aquí estamos ahora- finalizó Niez, con una espada gemela a su gemelo, pero con el símbolo de la luna inversa en color azul- Todo tu esfuerzo fue inútil, y también la muerte de… ¿Cómo se llamaba? ¿Alfred, Tamago, Tando? Ah… ya recuerdo- sonrió- Takao.-

-La última vez me contuve demasiado, pero creo que hoy es el día en que os convierto en cenizas.- contestó Zero con el rostro impasible y alzando las pistolas con gesto amenazante, sonrió de lado, apretó el gatillo en apenas un segundo y el caos se desató.

Los gemelos se abalanzaron sobre él, tratando de golpearlo con sus armas, pero gracias a su agilidad, Zero era capaz de esquivar todos y cada uno de estos, bloqueándolos y propinando golpes de vuelta. Hasta que ambos decidieron atacarlo a la vez, se lanzaron en dirección recta con sus espadas en alto, Zero bloqueó el ataque con ambas pistolas, pero entonces, algo le golpeó la espalda, miró abajo y vio la punta de una tercera espada atravesándole el abdomen, el dolor no era insoportable, pero el calor que se extendió de la herida al resto de sus miembros le ardía como llamas azules. Fue entonces cuando ambos vampiros aprovecharon para empujarlo contra la pared e ir golpeándolo, por la izquierda, la derecha, apenas dejándole tiempo a reaccionar, en otras circunstancias, no hubiera sido difícil continuar con la batalla, pero ahora, con toda esa pérdida de sangre y ese fuego quemando en su interior, le desconcentraba, y por si fuera poco su visión empezaba a difuminarse.

-¡¡BASTA!!- gritó Regis tras ver como los gemelos volvían a lanzar al peli plata contra una pared.

-Espero que te guste nuestra versión mejorada- dijo Zein con una sonrisa torcida en su rostro.- El golpe de antes con la espada fue tu punto culminante, algo tan insignificante para un vampiro, no supondría ningún peligro, pero lo cierto es que nuestro señor ha logrado amplificar los efectos del veneno.- se acercó a Zero y se arrodilló ante él.- Verás, ese veneno provoca 2 horas después un dolor horrible en el cuerpo del afectado, mareos, pérdida de visión, inconsciencia, temblores… son algunos de los otros efectos, pero el principal, es que dentro de- miró su reloj de muñeca- 5 horas, te volverás un Nivel E violento y sediento de sangre, sin importar qué categoría de vampiro seas, C, noble, o sangre pura… todos acabarán igual.-

“5 horas… Debo sacar al rey de aquí, buscar a Luna y Sors, salir del castillo y de la ciudad en ese tiempo… ¿Pero cómo?” Las palabras que salían de la boca de Zein eran murmullos a sus oídos, en cambio, se concentró en su alrededor. El Rey seguía rodeado de guardias nuevos en la plataforma, arrodillado frente al canciller el cual solo sonreía malévolamente mientras disfrutaba del espectáculo, las puertas estaban cerradas, alzó la vista y entonces lo vió, su forma de escape.

Disimuladamente tomó a Dark Moon de su espalda, Bloody Rose era demasiado evidente moverla frente a los ojos del vampiro más pequeño, su hermano estaba en el aire, observando toda la escena como un águila dispuesta a abalanzarse sobre la presa al más mínimo movimiento, con lo cual si se movía lo descubriría, pero cometía un error, cada ciertos minutos, los ojos del gemelo se desviaban al lugar donde estaba el canciller.

Fue en ese momento que Zero, haciendo uso de su fuerza, se impulsó de la pared y disparó, la bala rozó la oreja del gemelo e impactó con la cadena de metal que sujetaba una gran lámpara de araña, esta se rompió y el mastodonte de oro y cristal cayó en picado contra el centro de la sala, obligando a todos a moverse, y la cadena, suelta, pesada y descontrolada, golpeó repetidamente la pared hasta soltar una de las grandes estatuas situadas en las esquinas más cercanas a la puerta, la cual caería en cuestión de segundos; los soldados se lanzaron a proteger al canciller, Regis quedó solo y Zero aprovechó el desconcierto de ambos gemelos para alzarse, golpear a Zein con la culata de la pistola y  correr hasta el rey, lo alzó del brazo y disparó contra los guardias que lanzaron una ráfaga de balas contra ellos al poner a salvo al canciller.

-¡¡No escaparas!!- gritaron los gemelos dirigiéndose a toda velocidad hacia ellos, pero ya era tarde, la estatua cedió a la fuerza de la gravedad y cayó bloqueando la puerta de salida, justo cuando Zero y Regis habían salido milésimas de segundo antes.- ¡MALDICIÓN!-

Con Regis y Zero…

-No deberías haber venido- dijo Regis mientras corría con Zero por los pasillos, viendo sorprendido cómo el menor disparaba sin compasión a todo soldado enemigo, humano o vampiro.- Esta no era tu batalla, yo fui el que aceptó la entrada del imperio a Insomnia, yo soy el que debe aceptar las consecuencias de sus acciones... mi muerte estaba escrita y- no pudo seguir porque Zero le estampó un puñetazo en la mejilla derribándolo al suelo.

-¡BASTA YA! ¡Si todo esto es culpa suya! ¿Cómo no pudo ver que había gato encerrado en toda esta pantomima del tratado por parte del imperio? Pero no solo eso, ha arriesgado la vida de todos sus ciudadanos, ha jugado con sus sueños y esperanzas de libertad, paz y fin de guerra- respiraba agitado- Puede que usted crea que dentro de Insomnia todos son felices porque no viven la guerra qué se está librando fuera de las murallas, pero ellos… ellos tienen ganas de levantarse y no ver la barrera, poder viajar sin controles ni riesgo a sus vidas…- apretó los puños- Los ciudadanos de Lucis confiaban en usted, los sirvientes y guardias de palacio confiaban en usted, Sors confiaba en usted, Noctis confiaba en usted y por eso se marchó a Altissia, y yo…- apretó los dientes- Toda mi vida he crecido con un único modelo de gobernante sangre pura, pero estando aquí, por primera he podido comprobar que existe otro modelo, alguien honesto, justo y querido por sus ciudadanos, alguien que no emplea el terror y los castigos como forma para hacer obedecer.- lo miró a los ojos- Ese alguien es usted, un rey del que todos están orgullosos.- Regis lo miraba sorprendido.- Si de verdad quiere aceptar las consecuencias, hágalo, pelee por su reino como sus soldados hacen por usted, por sus ideales… pero no diga que su muerte está escrita porque eso es lo mismo que abandonar, que ceder su reino al enemigo y condenar a todos sus ciudadanos a las atrocidades que planea el imperio.-

-Lo lamento, Zero.- Dijo Regis antes de incorporarse se sacudió el polvo y dijo- Un rey nunca mira atrás- sonrió.

Zero le devolvió la sonrisa indeciso, cuando un pelotón de soldados los encontraron y se pusieron a disparar, Zero tiró al rey al suelo y se dio la vuelta para enfrentarse a ellos, pero alzándose como barrera, estaban los Kings glaive, con Cor en el centro de la formación.

-Majestad, nosotros nos encargamos desde aquí.- dijo el capitán de la guardia.

-Chico, será mejor que pongas al rey en un lugar seguro o cuando nos volvamos a ver te haré papilla.- amenazó Clarus Amicitia, guardaespaldas personal del rey y padre de Gladiolus.- Aquí solo estorban.-

Y tras esas palabras, Zero agarró al rey del brazo y lo sacó de allí, cruzaron pasillos desiertos, pasillos donde habían guardias imperiales y pasillos repletos de cadáveres, todos tan distintos y todos mostrando lo mismo, destrucción y muerte. Zero se hartó de dar vueltas por todo el palacio, con lo cual corrió junto al rey hasta la biblioteca.

-¿Qué pretendes Kiryuu Zero?- preguntó Regis extrañado sobre la sala escogida por el joven amante de su hijo.- Sería mejor ir a mi despacho personal, desde allí podría coger mis armas e incluirme en la batalla.-

-De poco serviría, el canciller no se encuentra en palacio.- respiró agitado Zero mientras levantaba libro tras libro, se giró y al ver la mirada de Regis empezó a explicar mientras seguía buscando un libro concreto.- Ese hombre de túnica blanca no era el canciller, es imposible, es demasiado débil y humano, además no se le veía convencido de lo que hacía, ni que pasos tomar. No sé su comportamiento antes de mi llegada, pero al verme atravesar las puertas pareció demasiado sorprendido, obvio que no lo tenía planeado, pero tardó demasiado en reaccionar, y yo también… si en ese momento no hubiera estado cegado por la venganza, hubiera visto la brecha mucho antes y habría encontrado alguna forma de salir de allí sin pelear.-

-Comprendo, solo espera un segundo- dijo Regis antes de separarse y perderse entre las altas estanterías antes de regresar con algo entre las manos.

Levantó un libro antiguo y polvoriento y se encajó en alguna especie de mecanismo, pues segundos después, el sonido de pequeñas ruedas girando y crujiendo invadió la habitación, polvo y estanterías moviéndose lo invadió todo, hasta que el sonido de algo pesado chocar contra el suelo dejó la habitación en silencio, y frente a ellos había una puerta oculta con escaleras que bajaban al subsuelo.

-Vamos- dijo Zero entrando rápidamente al túnel y seguido por Regis, la escalera era larga y oscura, no se vería nada de no ser por la excelente visión vampírica de ambos, llegaron hasta una puerta de madera y Zero picó tres veces seguidas, dejó esperar tres segundos y volvió a picar dos veces con el puño y una con la palma abierta, entonces se abrió.- Es una clave que usan los sirvientes en caso de ataque, para reconocerse unos a otros y no darle la entrada a un enemigo.- Explicó Zero.

La sala en la que entraron era pequeña y al igual que todo lo demás estaba a oscuras, Zero se dirigió a una pared y cogió una lámpara de aceite, la encendió y se dirigió a otra puerta, la cual estaba abierta, esta daba a un pasillo recto con varias salidas, puertas y escaleras qué bajaban o subían a otros niveles.

-Bienvenido al palacio de los sirvientes.- dijo Zero con un tono de broma.- Por aquí, iremos a la sala principal.- dio un paso y cayó al suelo- ¡Ugh!-

-¡¿Te encuentras bien, Kiryuu?!- preguntó Regis mientras se agachaba a su lado y al posar una mano en su vientre, notó una sustancia pegajosa, sangre, ese extraño y dulce aroma que lo había estado acompañando todo el camino era la sangre del peli plata, algo extraño en un vampiro Nivel D, pues su sangre no es muy apetitosa, ni por el olor ni por el sabor.- ¿Puedes levantarte?-

Se levantó tras un leve asentimiento y siguió caminando por el oscuro pasillo, esta vez con la ayuda del rey, pese a sus vanos intentos por ir él solo hasta llegar a una de las puertas que daba a la cocina, esta parecía estar atrancada, y dentro escucharon muchos murmullos, los sirvientes se habían refugiado allí abajo. Zero, harto de las restricciones de la puerta, la tiró abajo por pura fuerza bruta, creando una gran nube de polvo con la que aprovecharon para entrar.

-¡¿Se puede saber quién es el qué ha-?! ¡¡Rey Regis!!- gritó la jefa de las sirvientas en medio de aquella oscuridad, saliendo de entre los sirvientes más jóvenes que lloraban asustados- Majestad ¿Se encuentra bien? ¿Qué está pasando?- preguntó angustiada en nombre de todos, llamando la atención de aquellos que estaban con ella.

-Sí majestad ¿Qué está pasando?-

-¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?-

-¿Los soldados están bien? ¿Necesitan ayuda? ¿Estaremos bien?-

Y así surgieron miles de preguntas sobre la indecisa situación que ocurría en el reino en esos momentos, muchos de ellos, por no decir todos, estaban asustados ante los futuros eventos, deseando respuestas que, en esos momentos, el rey no tenía, fue en medio de esa multitud de preguntas y saltos del protocolo que una voz devolvió todo a la calma.

-Estoy seguro de que su majestad sabrá cuál es el próximo paso a seguir para mantener el reino a salvo y recobrar la paz.- todas las miradas se dirigieron a una nueva y poderosa aura, allí, entre medio de la multitud, un vampiro sangre pura de cabellos negros y ojos rojos se entretenía mirando la escena, o al menos esa era la sensación que daba, pues sus ojos estaban fijos únicamente en un individuo de ojos violetas.

-¡¡SORS!!- gritó el individuo de su estudio, y los murmullos de reconocimiento se extendieron por la sala, el nombrado se acercó hasta ambos y ambos, padre e hijo, se observaron fijamente comprobando el estado del otro, Zero dio un paso hacia adelante, y no cayó por pura fuerza de voluntad, pero a pesar de ello, Sors colocó una mano sobre su hombro, sosteniéndolo de forma disimulada, cosa que el menor agradeció. 

-Así es, desde aquí yo me encargaré de la situación.- dijo Regis captando la atención de todos, Zero lo miró extrañado, y el rey le devolvió la mirada con una cálida sonrisa en los labios- Gracias Kiryuu Zero, no tengo duda alguna, de que eres lo mejor que le ha podido pasar a mi hijo, y te pido, como padre, que a pesar de los muchos errores que pueda cometer, mies más allá de lo que puedes ver y no lo dejes escapar.-

-¡¿Qué-?!- pero sin poder acabar, el rey se dirigió a los encargados del personal.

-Señores, confío en que puedan evacuar del castillo, si pueden pasen por los pasillos del palacio para rescatar a tantos ciudadanos como puedan, y pónganse a salvo.- ambos asintieron y se pusieron a dar órdenes, entonces Regis se volvió a Sors.- Sors, viejo amigo, confío en que puedas ponerte a ti y a tu familia a salvo.- este se inclinó.

-Por supuesto, majestad.- dijo con sumisión y Regis asintió.

-Nunca olvides, que el tiempo que me has servido, para mí no has sido solo como mi médico, sino también como mi confidente, consejero y amigo, y sobre todo, como un miembro no combativo del cuerpo de Kingsglaive.-

-Para mí igual, majestad, ha sido un placer trabajar a tu lado, Regis, viejo amigo.- Zero supo inmediatamente por donde iba esta conversación, y no pensaba aceptarlo, el rey no se lo merecía, el reino no se lo merecía, Noctis no se lo merecía… pero apenas dio un paso en dirección al rey y Sors lo agarró por la cintura y el pecho, impidiéndole moverse.

-¡¡Suéltame Sors!! ¡Si no hacemos algo el reino entero caerá en-!- no pudo acabar la frase por culpa de un fuerte golpe en la nuca, la visión de Zero se oscureció mientras caía en los brazos de alguien, lo más probable es que fuera el alto vampiro que se hacía llamar su padre, y lo último que vio, fue cómo el rey salía de la estancia con una espada en la mano y gesto decidido.- No…- y la voz de su padre diciendo.

-El rey debe cumplir con su deber, ahora todo depende de él…-

Sors miró el cuerpo inconsciente de su hijo, su respiración era pesada y su frente brillaba por las numerosas gotas de sudor, estaba ardiendo, la herida en su abdomen seguía sangrando y la palidez de su cuerpo iba en aumento. El sangre pura respiró profundamente tratando de calmar todas sus emociones, pero era muy complicado ante la visión de su hijo tan malherido, si no fuera porque necesitaba sacar a Zero del castillo cuanto antes y tratar sus heridas, no dudaría en buscar y exterminar aquel que se había atrevido hacerle eso al peli plata. Lo acomodó entre sus brazos y colocó la cabeza del menor sobre su pecho, una vez listo, salió de la cocina siguiendo a la sirvienta.

El camino fue largo y silencioso, Alba deseaba preguntarle a Sors por la condición de Zero, pero el imponente y amenazante aura que despedía el moreno le hacía permanecer callada, pues no quería enfrentarse a un sangre pura, y menos cuando este tenía aquello que más apreciaba herido y en sus brazos. Tras bajar dos tramos de escaleras, atravesar un largo pasillo a oscuras y subir unas escaleras curvadas hacia la derecha, la joven se paró al escuchar los numerosos disparos que tronaron de repente en la planta superior.

-No tengo tiempo para esto, dime por donde tengo que salir e iré yo solo, tú vuelve a resguardarte con los demás en las cocinas.- dijo con voz apática, a lo que la joven solo se estremeció.

-Con-continúe por las escaleras hasta llegar a la planta superior, allí, donde s-se oyen los disparos, hay una salida subterránea de palacio, es la misma por la que ha entrado usted, Aevum-sama.- Sors asintió y se marchó- ¡Por favor!- gritó de repente- ¡Haga que se ponga bien!- pero Sors ya había subido las escaleras.- Cuídate Zero… - y retornó corriendo por donde había venido al escuchar una segunda carga de balas.

Las escaleras no fueron nada para el sangre pura, sin embargo, iba con cierta lentitud para no empeorar aún más las heridas del cazador, llegó a la puerta segundos después de que cesaran los disparos, mala señal, pues eso significaba que las fuerzas enemigas habían acabado con todos los que se encontraban allí, apretó los dientes mosqueado por la falta de control que tenía en esta situación tan peligrosa para el peli plata, y con diversos planes recién formados en su cabeza, abrió la puerta con su telequinesis.

Los disparos no llegaron, ni tampoco los gritos de batalla o los zumbidos procedentes de las máquinas de los soldados, solo el silencio, una nube de polvo y el olor a sangre, miedo y pólvora, Sors asomó la cabeza comprobando, efectivamente, que los sirvientes que habían estado antes ahí, ahora solo eran montículos de ceniza, y para su sorpresa, los soldados imperiales descansaban inertes en el piso, ampliando la larga lista de cadáveres que apenas empezaba esa noche.

-Ni se te ocurra dar un paso más, sanguijuela.- dijo una voz profunda nada más entrar en la estancia a la vez que un cañón de metal, aún caliente, se apretaba contra su sien.- Un paso en falso y te unirás a esos montículos en el suelo.-

-Te aseguro, asqueroso humano, que yo no me convertiré en cenizas.- amenazó Sors cansado de todo lo ocurrido hasta ahora.

-Entonces tendré cuidado de cortarme con los cristales.- contestó de vuelta con chulería, remarcando el hecho de que sabía que era un sangre pura.

-Eres más estúpido de lo que creía, sobretodo sabiendo que no estás apuntando contra un vampiro cualquiera, sino contra un sangre pura.-

 -No eres el primero que me lo dice, ni tampoco el primer chupa sangre de alto cargo del que me encargo.- refunfuñó, y a Sors le invadió los sentidos el fuerte e insoportable olor del tabaco.- Ahora, por tu bien, será mejor que sueltes al chico que llevas en brazos.-

-No pienso hacerlo- Contestó serio, apretando su agarre en el más joven, y notó como el cañón en su sien se apretaba a la vez.- ¿Sabes que no supones ningún problema para mí, humano?-

-Ahí es donde te equivocas, chupa sangre, no soy un humano. Soy un cazador de vampiros, y mira por donde, tú eres uno de ellos, una de mis presas.-

“¿Cazador?” su mirada se centró en Zero, su indomable cazador, y entonces se acordó “-Los cazadores son muy comunes de donde yo vengo- sonrió- Sobre todo mi Shishou, él es uno de los mejores cazadores de la historia, un segundo padre para mí, como tú ahora, su nombre es-” -Yagari Touga.- y recibió un golpe producido por el cañón del arma al estamparse más fuerte contra su cabeza.

-¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó el hombre saliendo de las sombras. El hombre coincidía perfectamente con las fotos de Zero, y a la vez no se parecía en nada; era un hombre alto y musculoso para el promedio humano, seguramente le llegara por la mejilla; tenía el cabello negro ondulado y solo se veía uno de sus ojos azules, llevaba unos pantalones tejanos junto a una camisa blanca grisácea bastante desgastada bajo una chaqueta de cuero marrón claro, la cual hacía juego con su sombrero de ala ancha estilo vaquero, y en sus manos, protegidas por unos guantes negros, una gran escopeta, y como, de su boca colgaba un cigarrillo, el cual era el causante de tan nauseabundo olor.- Contesta.- Apremió molesto y Sors sonrió con superioridad, ya no tenía de qué preocuparse.

-Mi hijo me habló de ti.- dijo e hizo un gesto al cuerpo en sus brazos, pero cuando Yagari iba a protestar enfadado, si el brillo peligroso de sus ojos era alguna indicación, comentó- Me encantaría discutir la custodia de MI hijo, pero si no nos apresuramos en salir de aquí, te aseguro que nunca tendremos la agradable oportunidad de volver a hablar.-

-Muy bien, suéltalo y dáselo a Kaito, nos iremos, y no nos volverás a ver más, pero al menos salvarás el pellejo.- dijo Yagari. Y tras esas palabras Sors notó la presencia del otro cazador, hasta ahora oculta, sorprendido, miro al joven castaño de ojos marrones-verdosos, el cual también le apuntaba con dos pistolas.

-Me parece que no llegaremos a un acuerdo, como queráis, no tengo tiempo que perder. Pero si queréis seguir jugando a ver quién intimida más, preguntaros una cosa ¿Vale la pena mi muerte por la de Zero?-

-¿A qué te refieres?- Preguntó Kaito, y cuando Sors descubrió el cuerpo malherido del peli plata, ambos cazadores se paralizaron un breve segundo antes de volver a apuntar, ahora furiosos, al cuerpo del sangre pura.- ¡Maldito!-

-Niño, piensa en esto ¿Por qué intentaría salvar a alguien que yo he herido? ¿No me hubiera sido más fácil matarlo y ya?-preguntó cansado mientras daba un paso hacia adelante, momento en el cual un soldado imperial apareció por la puerta, pero incluso antes de poder hacer nada, un disparo lo derribó, Sors no necesitó mirar atrás para saber quién había sido, pues el culpable se le adelantó.

-¿Adónde piensas ir, sanguijuela?- dijo Yagari dándole una calada al cigarrillo.

-Para empezar a un sitio seguro lejos de Insomnia donde pueda curar las heridas de Zero.-

-Grrrr, demasiadas confianzas con mi hermano, vampiro.- comentó Kaito por detrás de él sin dejar de apuntarle.

-¿Puedes dejar de apuntarme?- preguntó molesto por la falta de respeto de esos dos hombres.

-Claro, cuando los vampiros brillen a la luz del sol y se vuelvan vegetarianos.- dijo Yagari- El coche está afuera. Vamos.- y salieron sin demorarse más.

La salida del castillo daba a un antiguo jardín ya en desuso, no abandonado por los sirvientes pero si olvidado por los residentes, césped y estatuas de mármol blanco destruidas o cubiertas de sangre y ceniza, pasaron el jardín repleto de cuerpos y montículos hasta llegar a las verjas de entrada, las cuales no tuvieron más remedio que saltar, tarea bastante fácil para los tres y continuaron corriendo por la calle hasta llegar a un Aston Martin Rapide de color plateado, Sors colocó a Zero con cuidado en uno de los asientos traseros y Kaito se apresuró a subirse a su lado, Yagari se acercó a Sors y extendió su mano pidiéndole las llaves.

-He, ni en tus sueños, cazador. Esta bestia solo puedo controlarla yo, tu solo eres una presa más.- lanzó con gesto arrogante, y Yagari arqueó su única ceja visible.

-No sé si te has enterado, sanguijuela, pero solo estás con nosotros porque Zero necesita tu ayuda. Y si conduces tú, carcamal, no llegaremos al punto de encuentro en siglos, momia.- Sors perdió su sonrisa burlona.- ¿Acaso he herido tu orgullo? No sabes cuánto me alegro.-

-Sube al coche, ahora.- y dicho eso se subieron, por mucho que Yagari quería replicarle por llamarle así- Mejor abróchate el cinturón, porque estás a punto de ver cómo conduce un vampiro en una noche de cacería.- y arrancó el auto con una gran sonrisa, mostrando sus poderosos y afilados colmillos.

El potente rugido del motor se escuchó por toda la zona, alertando a múltiples guardias que vigilaban la zona, y nuevos que bajaban de los recién llegados furgones blindados, Sors no esperó ni a asegurarse de que sus pasajeros estuvieran asegurados con el cinturón, menos Zero, y emprendió un brusco viaje a través de las calles.

El sol empezaría a salir en breve desde detrás de las altas montañas, y la ciudad se convertía poco a poco, en un campo de batalla a ojos del imperio, o una carnicería, según los ciudadanos, pues apenas los agentes iban armados, y el pequeño ejército de Insomnia no era rival para las legiones magitec del imperio. El humo, los gritos y los disparos se apoderaron de la capital de Lucis, y solo aquellos que hubieran sido lo suficientemente rápidos en huir o esconderse, se salvarían de esa última noche bajo la bandera de la familia real.

-¿Adónde vamos?- preguntó Sors una vez pasaron la zona donde se alzaba orgullosa la puerta de entrada a Insomnia.

-¿No lo sabes? ¿Y por qué conduces?- preguntó Yagari.

-A pesar de ser yo el que lleva el auto, tu manejas la dirección, un movimiento en falso por mi parte y creo que ese cañón acabará muy caliente.- dijo refiriéndose al hecho de tener al azabache apuntándole con la escopeta, a pesar de saber que, si quisiera, podría librarse tranquilamente.

-Dirígete al bosque del oeste, a 35 Km de aquí- fue la única orden que dio Yagari durante todo el viaje, en el cual solo se escuchaban los jadeos y gemidos de Zero, y cuando no, su entrecortada respiración.

Al llegar a la entrada del bosque, Yagari empezó con las indicaciones, al parecer era un camino más bien rural, pero que, con Zero en el estado en que estaba, era mejor no arriesgarse a ir andando, llegaron a un claro y fue ahí, donde el azabache menor le indicó frenar el auto. Sors pudo distinguir unos extraños símbolos en el suelo, casi como una especie de runa, pero en ese momento no supo cuál era, pese a todo se quedó con la imagen para buscarla más tarde, tras unas indicaciones y unos minutos, Yagari lo alentó a posicionar el auto encima del símbolo, y una vez aparcado, entró.

-¿Y ahora?- preguntó Sors curioso.

-Y ahora te callas o te vuelo los sesos.- amenazó Yagari, para enfado de Sors y diversión de Kaito, pues era la primera vez que veía a su maestro tan interactivo con otro ser vivo desde hacía mucho tiempo, y bastante animado desde que desapareció Zero.

-Tienes un carácter aún peor que los lobos, Yagari. Mucho peor incluso que los Niveles E, creo que ahora sé de dónde sacó Zero su carácter.- y como respuesta obtuvo un bufido, o tal vez gruñido, molesto.

Y apenas con los rimeros rayos de sol, rojos como la sangre, bañaron la runa, esta se iluminó para sorpresa de Sors y desagrado de Kaito.

-Increíble.- fue lo último que dijo antes de que una fuerte luz blanca los invadiera a todos.

Notas finales:

Bueno, espero que os haya gustado, que intriga, que emoción... ¿¿Qué pasará ahora??

Hasta la próxima ^_^


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