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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí dejo otro capitulito para esas mentes entretenidas, jajaja.

Como siempre disfrutad de las locuras de nuestro peli plata y veamos en qué líos se mete ahora.

Disfrutad.

El ronroneo del motor fue lo primero que oyó Zero cuando su mente volvió a ser funcional, abrió los ojos y a medida que su visión se volvía más nítida se dio cuenta de que se encontraba en el asiento trasero de un coche, a través de la ventana vio la oscuridad de la noche, por lo que no debía de haber pasado mucho tiempo inconsciente.


Los dos hombres en la parte delantera hablaban tranquilamente con la cadena de música de fondo, desde su posición pudo ver que ambos hombres estaban ya bien entrados en la edad de los 40 y por su energía, ambos, eran vampiros nobles.


No habían ataduras ni en sus muñecas ni en sus piernas que le impidiesen moverse, por lo que, llevó sus manos a la cintura en busca de la Bloody Rose, pero no estaba allí.


“Claro Zero, dos hombres te secuestran y te dejan armado, obvio.”  pensó mientras soltaba un bufido.


-Vaya, ya estás despierto- dijo el hombre rubio en el asiento del copiloto.- Lamento lo de antes, pero sabiendo la aversión que tienen los de la Guarda Nocturna a la la Guardia Real, dudamos que nos atendieras civilizadamente.-


-Claro, porque amenazar a una persona que no sabes si es un civil o no en vez de saludar y que tu compañero tenga una pistola en la mano antes de presentarse es lo más civilizado del mundo- ironizó el peli plata.- Y por no hablar del truco del cloroformo, pero claro, que voy a saber yo que vengo de la GN, ¿no?- acabó con sarcasmo.


-Ante la duda opta siempre por la opción más segura, y en este caso teníamos las de perder si no actuábamos así.- contestó el rubio con una mueca.


-Sigfried, no hace falta que le contestes, nuestro objetivo está cumplido punto.- dijo el otro.


-Pero Weiss, el chico lo ha pasado mal y-


-Es solo un ex-humano que pronto caerá en la locura de Nivel-E, de lo único que tienes que preocuparte es de pegarle un tiro entre ceja y ceja si muestra algún signo de perder la cordura.-


-Pffff, claro, haz caso a tu otro amigo “civilizado”, estoy seguro de que él si será capaz de matar a alguien desarmado, sin importar que caiga en un Nivel-E o no, porque si me mata siempre podrá poner esa excusa.- Zero sonrió- Pero claro, que trato debía esperar de una sanguijuela que lo ha tenido todo en su vida.-


El rubio vio como su compañero tensaba su agarre en el volante y contestó.


-Ten cuidado con tus palabras, joven, no querrás que ocurra un accidente, y menos con tu arma, ¿Verdad?-


-Me sorprendería si pudieses siquiera acercarte a Bloody Rose, es más, apostaría mi vida que te ha costado horrores quitarmela de encima, sobretodo si esas quemaduras en tus manos tardan tanto en sanar.- dijo Zero con una casi imperceptible sonrisa de superioridad.


-¿De qué material está hecha?- preguntó el rubio.


-Eso a ti no te importa. Solo devuelvemela rápido.-


-He oído que la Guardia Nocturna es muy peligrosa, y tu aún eres menor de edad, ¿Saben tu padres que trabajas allí?- Ninguna respuesta -Porque si no lo saben, estás cometiendo un delito muy grave y-


-Esto es estúpido- interrumpió Zero al rubio- Puedes hacer todas las preguntas que quieras sobre mí y mi vida, pero te aseguro que esta pantomima de interrogatorio no te va a llevar a ningún lado. Así que o me dices dónde vamos y para qué o te callas hasta que lleguemos.-


Tras esas palabras ninguno de los tras componentes del vehículo volvió a hablar, por lo que Zero se dedicó a mirar por la ventana, todavía estaban en la ciudad, pero esta vez se dirigía a la zona del forum, justo donde se encontraba el palacio en el que residía la familia real de Lucis, pero lo raro fue que no lo vio, y no por falta de iluminación.


Al final el coche estacionó en el parking de alguno de los altos edificios que rodeaban el forum, salieron del vehículo y entre ambos hombres agarraron a Kiryuu, el cual pudo ver que el grandullón calvo y de ojos castaños, Weiss según lo había llamado su compañero, llevaba en su mano derecha un maletín plateado de donde Zero notaba salir la energía de Bloody Rose.


Lo condujeron hasta un ascensor, el edificio tenía 85 plantas según el tablero, y tras pulsar el último botón el ascensor cobró vida.


Con un suave <tzing> el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron mostrando un largo pasillo con el suelo de mármol negro y flanqueado por varias oficinas acristaladas hasta desembocar en una espaciosa sala de espera, la paredes eran placas de grandes cristales tintados desde donde se podía ver el exterior del edificio, pero no el proceso inverso; la sala estaba amueblada con varios sofás y sillas de cuero negro que combinaban con el ambiente oscuro, pero elegante, del piso. Lo único que daba algo de color a la estancia eran las diversas plantas que también habían por allí estratégicamente colocadas.


Los hombres se detuvieron justo en medio de la sala, y frente a ellos unas grandes y sólidas puertas negras que separaban esa pequeña estancia de la que se suponía, que era la oficina del jefe de la empresa.


Weiss se acercó hasta la puerta y tras dos toques un suave murmullo le dio permiso para entrar dejando solos a Zero y al agente rubio, Sigfried, este miró a Kiryuu y con una pequeña sonrisa temblorosa le deseó buena suerte antes de que las puertas volvieran a abrirse y saliera Weiss, pero esta vez sin la maleta.


-Tú, entra.- fue lo único que le dijo a Zero, cosa que le hizo fruncir el ceño.- No me mires así, ex-humano, antes me has pedido tu pistola, ¿no? Pues si la quieres, ve a buscarla.- acabó antes de llevarse a Sigfried por el pasillo.


Solo cuando las puertas del ascensor se cerraron Kiryuu miró en frente suyo, las puertas volvían a estar cerradas, pero él sabía que fuese quien fuese el que estaba allí adentro, lo estaba esperando y él no se marcharía sin su Bloody Rose en sus manos.


Así que con paso firme se dirigió hacia la barrera que lo separaba de su “secuestrador”, y sin pedir permiso entró abriendo dichas puertas.


La oficina era enorme, más que la sala anterior, tenía el mismo suelo y ventanales que el resto de la planta, y apostaría que todo el edificio, pero a diferencia de las otras esta sala estaba dividida en dos zonas, la más grande que abarcaba toda la zona izquierda estaba repleta de estanterías llenas de libros, planos, y varias tablets y aparatos electrónicos del mismo tipo; en el centro de la sala un amplio escritorio (negro) con un gran ordenador (también negro) y apenas separado unos metros de los paneles de cristal desde donde se apreciaba una fascinante panorámica de la ciudad de Insomnia.


La otra zona, estaba situada en la parte derecha, cerca de las puertas de entrada donde habían dos grandes sofás de cuero negro como en la otra sala y varias sillas acolchadas del mismo material rodeando una pequeña mesa de café (como no, negra).


En una de esas sillas estaba sentado un hombre de cabello corto castaño oscuro corto y ataviado con el uniforme de la Guardia Real, pero a diferencia de los miembros regulares, este tenía varias insignias, medallas y como no, la katana, un arma que no estaba en el reglamento de la GR. El hombre, entrado en los 40, lo miraba fijamente, tal vez analizando si era un peligro o no.


-Ejem- dijo otra voz, y Zero apartó la mirada del hombre para fijarlo en otro sentado en uno de los sofás, abrió los ojos al ver de quién se trataba, no había duda, el aparato mecánico en la pierna, la capa negra cubriendo sus hombros… Era el anciano de la fiesta.- Buenas noches, Kiryuu-san.- fue el saludo cordial del hombre que lo miraba de forma afable, como un padre miraría a su hijo al llegar a casa.


-Lamento haberlo hecho venir tan tarde, pero realmente quería tener unas palabras con usted desde la noche de la fiesta- señaló la silla frente a ellos- Por favor, tome asiento.- dijo como si fuese una opción, pero el tono de su voz exigía obediencia inmediata.


Zero miró desconfiado a ambos hombres, como si esperase que en cualquier momento todo se viniese abajo y alguien lo atacara, como si toda esa situación fuese una trampa preparada especialmente para él; pero aun así se acercó hasta la silla y se sentó en ella con todos los sentidos alertas.


-Bueno, permítame que nos presente, ese hombre de allí es el capitán de toda la Guardia Real y uno de los tres hombres más poderosos y leales al reino Lucis, Cor Leonis, la mano derecha del rey- presentó el anciano- Y a mi puedes llamarme Regis.- concluyó.


-Y supongo que no hace falta que yo me presente porque ya me ha llamado usted por mi apellido antes ¿no?- dijo Zero serio, se cruzó de brazos y dijo- ¿Qué quieren de m?-


-Directo al grano, ya veo.- dijo el hombre “Regis”- Lo cierto, Kiryuu-san, es que me llamó mucho la atención su forma tan tranquila de actuar el el ataque de la otra noche, y también su rápido análisis de la situación, la facilidad con la que trazó un plan y sorprendentemente el hecho de que ese plan funcionó a la perfección.-


-¿Acaso por ser un Nivel-D no puedo tener buenas ideas?- preguntó con voz enfadada, pero sin levantar el tono.


-No, no quería que sonara así- se defendió Regis alzando las manos para aplacar la furia que veía en los ojos del chico.- Solo queríamos saber cómo logró que una situación tan delicada como aquella se solucionara tan rápido y de forma tan sencilla.-


-Fácil, entrenamiento y práctica, y si hemos acabado me gustaría recuperar lo que es mío.- dijo señalando el maletín abierto en la mesa.


-Este es otro punto que tratar, es un arma hecha por cazadores de vampiros, pero nunca antes habíamos visto un arma como esta.- comentó el anciano- Pero por favor, antes de esto, ¿Podría contestarnos la otra pregunta?- otra vez esa orden camuflada.


-Simple, estudié la teoría antes del examen- contestó con una falsa y socarrona sonrisa, pero al ver la mirada afilada de Cor, explicó.- Los Niveles-E son humanos convertidos por un sangre pura, pero estos nunca han bebido de la sangre de su creador, esto los convierte en máquinas sedientas de sangre, lo único en lo que piensan es “Quiero sangre, necesito sangre…” y ese es su punto débil. Al no pensar en otra cosa no les permite defenderse de un ataque planificado y ni siquiera hace falta que este sea muy elaborado.-


-Lo único que hay que hacer es eliminarlos, no tratar de razonar con ellos, ya no son seres racionales, su parte humana murió y ellos solo son engendros con mucha sed de sangre.- los miró.- Mi comportamiento es otra cosa, estoy acostumbrado a encargarme de grandes grupos de esas cosas yo solo, sé cómo piensan y actúan, por tanto me es muy fácil leer sus movimientos y anticiparse a ellos- dijo encogiéndose de hombros.- Esa noche tenía a mis hombres en diferentes plantas, sabía lo que pasaba en cada piso de ese edificio, no fue complicado elaborar un plan factible.-


-Para ser tan joven hablas como un militar muy bien entrenado.- dijo el hombre llamado Cor con voz grave mientras lo miraba profundamente.


-Cazador.- ambos hombres lo miraron.- He sido un cazador de vampiros desde antes de nacer, y pienso seguir siéndolo.-


-Kiryuu…- dijo Regis pensativo, pero al ver al chico apretó los labios y preguntó.- Eres un vampiro, y a pesar de eso, tu arma anti-vampiros… ¿Como puedes cogerla sin quemarte?.-


-Bloody Rose me ha reconocido desde siempre como su amo, es tan simple como eso, el que sea vampiro o no da igual, soy el único al que obedece.-


-Ya veo…- contestó pensativo, Regis miró a Cor, por unos momentos parecía que ambos compartieron una larga conversación sin palabras, entonces el castaño, tras negar varias veces con la cabeza, asintió resignado.


-Kiryuu Zero, como jefe de la Guardia Real te ofrezco un puesto entre mis miembros, porta el uniforme Real con orgullo y protege a la família Real y al reino de todo enemigo que atente contra su seguridad.- hinchó el pecho con orgullo ante sus propias palabras- Únete a nosotros.-


-Me niego- fue la respuesta contundente, cosa que solo sorprendió a uno de esos hombres, aunque no lo demostrara.


-Te lo dije- contestó divertido Cor a Regis, entonces se volvió al peli plata- ¿Por qué? Al menos dame una respuesta más larga.-


-Te puedo dar tres motivos: 1, pertenezco a la GN y le voy a seguir con ellos o bien hasta que caigan o hasta que yo muera, la primera que se de; 2, odio a la familia Real, lo sé, no la conozco, pero ya he tenido experiencias pasadas con otras monarquías y no quiero arriesgarme a repetir esa vomitable experiencia y 3, no se me da la regalada gana, si me uno a vosotros significará que no puedo actuar por mi cuenta, no más misiones en solitario ni actuaciones sin planificar, en la GN tengo esa libertad limitada que me permite alejarme de todos, a mi me gusta trabajar solo, no en equipo.- acabó. -¿Ahora sí me puedo ir?-


Cor miró a Regis antes de asentir a Zero, este se levantó de la silla, cogió a Bloody Rose de aquel maletín notando ese familiar cosquilleo que siempre hacía cuando estaba en sus manos, como si ese fuese su saludo, y marchó hacia la única entrada/salida que había en ese cuarto.


-Kiryuu-san- fue la voz de Regis la que hizo que se detuviera cuando estaba por salir- Espero que sepa que la oferta seguirá estando en pie, por si cambia de opinión.- comentó.


-Lo tendré en cuenta.- contestó- Señor, ¿no se supone que Gladiolus Amicitia es el jefe de la Guardia Real?- preguntó para sorpresa de ambos hombres y dicha pregunta hizo reír a Cor de forma descarada y al anciano de una forma elegante y disimulada.


-¿Quién te ha dicho eso, mocoso? Ah, espera, Rogelius ¿no?- preguntó Cor y ante el asentimiento de Zero rió más fuerte- ¡Jajaja!-


-Gladiolus es un buen guerrero, pero no es el Jefe de la GR- contestó calmado Regis, a diferencia de su amigo que seguía riendo ya más calmado.


-Hey chico, dile a ese viejo de tu capitán que echo de menos esos días en la Academia donde nos pasábamos toda la noche en el pabellón 15B- contestó Cor con una gran sonrisa burlona.


Zero no dijo nada, salió por la puerta dejando que esta se cerrara sola y andó a paso rápido hasta el ascensor, una vez allí pulsó el número -2  y esperó impaciente a que las puertas se abrieran. Cuando lo hicieron corrió por todo el parking hasta salir fuera del edificio y respiró profundamente, la extraña sensación de ser vigilado había estado bajo su piel desde el momento en que había entrado en ese despacho, pero por suert, a medida que se alejaba esta disminuía.


“Mierda, por lo menos ese par de cabrones podría haberme esperado y llevarme hasta la cafetería de nuevo.” maldijo al no ver a esos dos agentes que lo habían traído hasta aquí, y gracias a ello, tenía mínimo dos horas antes de poder llegar a su cama de nuevo.


A la noche siguiente…


-Hola Petrorus- dijo un sonriente Zero recargado en el marco de la puerta de entrada del edificio y vestido con su típico atuendo de cuero negro que no coincidía con los otros uniformes.- ¿Me has echado de menos?- detrás de él Takao intentaba ocultar su risa tapándose la boca.


-Kiryuu… Veo que no te han despedido por aquel bochornoso incidente- dijo con una falsa sonrisa de cortesía, aunque por dentro quería gritar cosa muy impropia de alguien de su nivel.- Felicidades-


-Sí, el capitán lo consideró una falta leve por haber salvado a todos aquellos invitados sin ninguna baja, - continuó- ah, pero tranquilo, aún conservo mi puesto como tercero al mando y espero que todos los informes de estas 2 semanas estén encima de mi mesa dentro de una hora.-


-Por supuesto- contestó el de ojos verdes con los dientes apretados antes de despedirse.- Si me disculpas, me retiraré a mis funciones.-


Tan pronto como giró por el pasillo, Takao estalló en risas mientras palmeaba el hombro de Zero, el haber visto esa mirada de asombro en los ojos de Petrorus, como si se le hubiese aparecido un fantasma, no tenía precio y eso era algo que el peliverde había deseado ver desde su ingreso en la GN, Zero por el contrario, ya había vivido alguna de estas escenas, pero nunca estaba de más ver otra.


-Takao, espero que tus informes también hayan sido entregados a tiempo.- con eso dicho, la risa del más alto paró en seco.- Porque te digo lo mismo que al comandante del Sur, en mi mesa en una hora.- acabó y se marchó antes de que el otro le pudiera contestar.


Su siguiente parada fue la oficina del capitán, que ya lo esperaba con unos papeles en sus manos y el ceño fruncido.


-¡Kiryuu! Esa maldita manía tuya de usar esas ropas me va a matar algún día.- fue lo primero que recibió, cosa que le hizo rodar los ojos.


Iba vestido con sus botas militares negras, unos pantalones también negros algo anchos pero que marcaban sus piernas con un montón de bolsillos y agarrado a su estrecha cintura con un cinturón también negro, y una camiseta negra de manga larga y cuello alto con los hombros descubiertos, era ajustada y marcaba todas sus curvas y músculos, esto contrastaba con su piel clara, su rostro de apariencia delicada e inocente, con esos grandes ojos amatistas y ese cabello plateado rebelde le daba un aspecto sensual y este, era reforzado por los distintos pendientes en sus orejas y postura confiada y arrogante.


-Buenas noches a usted también, capitán, si estas dos semanas me han ido muy bien, y no, no pienso usar el uniforme de la GN, es muy incomodo y no me deja moverme como yo quiero- dijo de carrerilla y con voz neutra.


-Espero que estas dos semanas te hayan servido para enfriar la cabeza.- dijo negando con la cabeza- Espero que Gladiolus no me reporte ningún suceso extraño de estas dos semanas y que tú estés involucrado.- le señaló con un dedo amenazante.


-La suspensión no hace milagros, capitán- dijo encogiéndose de hombros pero con el mismo tono.- Por cierto, dudo que Gladiolus le vaya a comentar algo, ya que él no es el jefe de la GR.- puso pose pensativa antes de sonreír con malicia-¡Ah, sí! me comentó que le dijera que él echa de menos los tiempos que pasaban juntos en la Academia haciendo no sé qué en el pabellón 15B- su sonrisa se amplió al ver la palidez en el rostro de su capitán. -Bueno, nos vemos.- dijo antes de salir del despacho.


-¡¡¡KIRYUUU!!!- fue el grito que resonó por todo el edificio en respuesta al comentario del más joven.


“Como se nota que Kiryuu está de vuelta” fue el pensamiento colectivo.


-¿Qué diablos le has hecho ahora, Zero?- preguntó Takao mientras dejaba los informes en la mesa de Zero.


-Yo, nada. Solo saludarlo con efusividad después de dos semanas sin verle.- contestó con una falsa (pero muy falsa) sonrisita inocente.


-Sabes que, no quiero saberlo.- contestó resignado el peliverde con varias gotitas en su cabeza.


-Ara, ¿Y eso?- pinchó el más joven.


“Sí, definitivamente ha vuelto con las pilas cargadas” pensaron los pocos miembros que estaban en la planta y veían la escena, con cientos de gotitas como Takao e internamente rogaban a cualquier deidad que estuviese allí arriba que les protegiese del torbellino llamado Kiryuu Zero.

Notas finales:

Creo que aún no he de comprarme el ataúd, jejeje... creo

¡¡Y con el siguiente capítulo... Secreto!!

Espero que os haya gustado.

¡Hasta la próxima!


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